21/10/20

BALANCE DE LA POLITICA EXTERIOR E INTERNACIONAL DE LA ARGENTINA

EX-PRESIDENE MENEM CON CLINTON

  En torno al debate revisionista que se viene dando en algunos medios y sobre todo en las redes sociales durante los últimos días respecto del menemismo, es interesante también echar un poco de luz sobre su política exterior. 

Una política que va más allá de las “relaciones carnales” con la que inmediatamente se la asocia. Desde 1889, año de la Primera Conferencia Panamericana celebrada en Washington, la Argentina se constituyó en antagonista de los Estados Unidos en diversos foros diplomáticos. 

Nuestro país fue neutral durante las dos guerras mundiales y después de 1945 promovió una “tercera posición” entre los dos grandes bloques dominantes del período. Uniéndose eventualmente al Movimiento de los Países No Alineados, del cual recién saldría en 1991 cuando el entonces canciller Guido Di Tella lo calificaría de "un movimiento nostálgico y del pasado" buscando de esta manera un mayor acercamiento a los Estados Unidos y continuando las políticas de alineamiento con la potencia del norte comenzadas dos años antes al asumir el gobierno de Menem. 

En “El fracaso del proyecto argentino: educación e ideología” publicado por Carlos Escudé en 1990 se describe la preocupación que sentían a principios del Siglo XX numerosos miembros de la clase dirigente ante la babel de idiomas y costumbres en los que se estaba convirtiendo el país a causa del constante flujo migratorio. 

Por lo cual consideraban necesario impartir una educación para dotar de sentimiento patriótico y uniformar al “crisol de razas” que era la Argentina de comienzos del Siglo XX. Pero a finales de ese siglo, con el recuerdo fresco de la derrota en Malvinas, con la Guerra Fría terminada y la clara consolidación definitiva de los Estados Unidos como hegemón en el plano internacional ya no quedaba margen para enfrentamientos. La política exterior argentina en su laberinto. 

 En la verdad no hay grieta: el único compromiso es con vos El gobierno argentino envió tropas de la Armada a la primera Guerra del Golfo, en 1991, en lo que se denominó como “Operación Alfil”. Estados Unidos no necesitaba de un par de buques de guerra y dos helicópteros argentinos para darle una lección a Saddam Hussein, pero se trató de una operación de grandes proporciones simbólicas. 

La bandera argentina encabezó los desfiles de victoria en la ciudad de Nueva York, una vez finalizada la guerra. El país rompió la tradición de neutralidad en conflictos internacionales. El alineamiento con el país vencedor y hegemónico ya era completamente total. 

Al mismo tiempo se restablecieron relaciones con el Reino Unido, Argentina se convirtió en aliado de Washington extra OTAN, y se concretó la creación del MERCOSUR. La política exterior de los años noventa incluso se basó en una teoría de Relaciones Internacionales creada y desarrollada en Argentina: el realismo periférico del mentado Carlos Escudé. 

El académico ha escrito que su teoría es una “política exterior al servicio del pueblo”. Ya que el fin último es el desarrollo del Estado que la implementa. Para esta teoría son fundamentales los conceptos de inversión y consumo de autonomía. Es decir, entender muy bien en qué momentos se “puede” contradecir al hegemn y en cuáles no. 

 A su vez, no ata su teoría a ningún tipo de modelo económico. Crítico del neoliberalismo económico del gobierno de Carlos Menem, Escudé defiende fervientemente su política exterior. 

Tras el final de la Guerra Fría, el grueso del establishment político argentino estaba convencido de que plantear una lucha de poder con los Estados Unidos en defensa de los intereses nacionales no se podía sostener. Había que hacer un giro copernicano en materia de política exterior, acercándose a los vencedores del conflicto. 

Según Escudé, esto bien podía significar dejar de defender cierto orgullo patriota producto de la educación impartida por la elite gobernante durante todo el Siglo XX. La política exterior no debe analizarse sin tener en cuenta no sólo la política interna sino también el contexto que la crea. 

Las “relaciones carnales” fueron parte de una política exterior articulada, pensada y ejecutada por el gobierno argentino acorde al clima político de aquellos años. Es imposible pensarla sin entender también el panorama internacional donde tuvo que desenvolverse.

ARGENTINA, GRAN ALIADO EXTRA -OTAN



La democracia no se ejerce solo con el voto, sino también en la calle Lealtad a la traición Educación y planificación tienen que ser prioridad tras siete meses de cuarentena El peronismo y la oposición carecen de liderazgo. 

 El estatus de gran aliado extra-Organización del Tratado del Atlántico Norte otorgado a la Argentina en 1997 fue un reconocimiento al compromiso y la contribución argentina a la paz y la seguridad internacional, hecho materializado a raíz del envío de naves al golfo Pérsico en 1991 y por la participación en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

Tradicionalmente, los aliados extra-OTAN (Israel, Corea del Sur, Australia, entre otros) son beneficiarios de la adquisición, el financiamiento y el acceso a material bélico estadounidense, así como la transferencia de tecnología, insumos y repuestos de países aliados. 

Desde hace años ningún gobierno nacional ha usufructuado los beneficios que ofrece esta distinción, hoy vigente. La persistente negativa a la hora de profundizar la cooperación militar con Estados Unidos y sus aliados, si bien ha pasado indiferente frente a nuestra clase dirigente, no lo fue para EE.UU., que logró reacomodar las prioridades acercándose a Brasil y Colombia. Argentina y EE.UU. han sabido construir intereses convergentes en la agenda de seguridad internacional, aunque, también vale decir, existieron disensos metodológicos. 

Las diferencias son obvias: EE.UU. es una potencia con intereses globales, mientras que Argentina es un país intermedio y mantiene su condición periférica. Sólo una mirada desprevenida podría creer en desinterés por parte de EE.UU. para cooperar con Buenos Aires. 

Hoy el contexto internacional demanda la necesidad de cooperación con nuestro país en cuestiones relacionadas con los asuntos hemisféricos, el Atlántico Sur, la seguridad nuclear, las inversiones y el comercio, entre otros. 

El paso del tiempo nos dice que ya no se trata de evaluar ideológicamente la conveniencia o no de mantener vínculos y cooperación con los países centrales, sino de hallar mecanismos conducentes al interés nacional. 

Tal como ocurre con la participación del país en el Foro del G20, abocado a las reformas de la arquitectura financiera internacional, o en la reciente Cumbre de Seguridad Nuclear 2016, destinada a la no proliferación nuclear. Desempolvar el acuerdo de gran aliado extra-OTAN ayudaría a evitar el atraso y la obsolescencia tecnológica-militar que hoy nos asisten, con el consiguiente riesgo de quedar rezagados en el esquema de defensa que propone la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), ámbito en el que se torna imperiosa la necesidad de reducir las asimetrías en torno a capacidades, medios y esfuerzo bélico de nuestro país respecto de los de Brasil y Chile. 


En este sentido, Argentina debería recrear sinergias en el campo estratégico-diplomático que actúen como soportes del crecimiento y el desarrollo sustentable. En el pasado, la defensa tuvo su lugar. Hoy tiene una nueva oportunidad si renueva la búsqueda de ventanas de oportunidad sopesando los deseos en materia militar con las genuinas posibilidades. 

ACA NO EXISTE NINGUN REPRESENTANTE DE LA ARGENTINA.


TORMENTA DEL DESIERTO OLVIDADA POR EL EX-PRSIDENTE MENEM




Desde octubre de 1990 a enero de 1991, Argentina, por instrucciones del presidente Carlos Menem, participó de la primera guerra contra Irak tras su invasión a Kuwait, como parte de las naciones aliadas a los Estados Unidos. Al frente del denominado Operativo Alfil, el rol que le tocó a la Argentina fue el bloqueo naval.

Cuya tropa realizó unas 900 intercepciones y perdió un helicóptero, pero no fue una baja de guerra precisamente, sino que está registrado como un accidente. 


Fueron cuatro las oportunidades en que se dio orden de "fuego" contra el enemigo en una guerra que había iniciado en forma espectacular y CON TRANSMISIONES EN VIVO DE CNN QUE PASARON A LA HISTORIA.

Los datos de la época dan cuenta que nada menos que el 95% de la gente rechazaba enviar fuerzas militares al Golfo Pérsico, e igual el Poder Ejecutivo lo decidió. 


Allí surgió la figura de un opositor de entonces, Luis Zamora, que se embanderó en contra y una frase que todavía sirve de excusa para muchas cosas en cualquier gobierno: Domingo Cavallo, por entonces ministro de Defensa, dijo que había que ir porque eso "atraerá inversiones extranjeras".

12/10/20

PARTICIPACIÓN DE UNIDADES NAVALES

Cuando personas pertenecientes a la Armada Argentina, se encuentran en el exterior se creen que se la saben a todoas, y no es asi, primero estudiar y despues hacer declaraciones que llevan a confucion. 
Y que pasa ahi donde se equivocan que les comento mas abajo.

Considerando que el país aún no ha participado con unidades navales en una operación de paz, el presente trabajo analiza la experiencia de Argentina, en aquellas operaciones de paz en las cuales su Armada ha comisionado buques de guerra, en cumplimiento a exigencias de la política exterior de su país. 

Para ello, se han utilizado algunos textos bibliográficos del Capitán de Fragata Juan Carlos Neves de la Armada de Argentina, quien habiendo sido Comandante de las unidades ARA Intrépida y ARA Almirante Brown, fue asignado a la Academia de Guerra de EE.UU. 

Contralmirante Retirado.Veterano de Guerra de Malvinas, Lic en Sist Navales, Master en RRII, Master en Management. Presidente del partido Nueva Unión Ciudadana.


Entre 1991 y 1993, inicialmente como alumno y posteriormente como investigador en el Centro de Estudios de Guerra Naval de dicho establecimiento, publicando posteriormente sendos artículos sobre las experiencias de su armada en las operaciones de paz del golfo de Fonseca y de la crisis y guerra del golfo Pérsico. 

Hasta el año 1990, las operaciones de paz se habían efectuado principalmente con medios terrestres y aeronaves, para las cuales las Naciones Unidas habían obtenido bastante experiencia en el despliegue de esa clase de fuerzas, sin dimensionar realmente los beneficios que se podían obtener al incorporar unidades navales para cumplir con los objetivos de las misiones de paz. 

La participación de unidades navales argentinas en este tipo de operaciones internacionales, se materializó durante los primeros dos años de la década de 1990, siendo interesante su conocimiento, por tratarse de las primeras experiencias de esta naturaleza para una armada sudamericana.






11/10/20

30 AÑOS PASARON DE LA TORMENTA DEL DESIERTO Y LA INTERVENCION ARGENTINA...





La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 - 28 de febrero de 1991), o simplemente guerra del Golfo, fue una invasión librada por una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait.

Esta guerra también fue llamada (por el líder iraquí Sadam Husein) como «la Madre de todas las batallas», y comúnmente conocida como Operación Tormenta del Desierto por el nombre operacional estadounidense de la respuesta militar.

El inicio de la guerra comenzó con la invasión iraquí a Kuwait, el 2 de agosto de 1990. Irak fue inmediatamente sancionado económicamente por las Naciones Unidas.



Posiblemente, la invasión de Kuwait por parte de Irak, estuviese relacionada en un principio con el petróleo, pero en realidad hay más. En meses anteriores, ambos países habían tenido una serie de disputas; Irak alegaba que desde 1980, Kuwait había estado robándole petróleo desde su yacimiento de Rumaylak (situado bajo ambos territorios). Por otra parte, Irak, que dependía del valor del combustible para pagar su deuda externa contraída en la guerra contra Irán (casi 40.000 millones de dólares, con intereses de 3.000 millones por año), se sentía afectado por la superproducción de Kuwait y otros países del golfo, que mantenían un precio bajo del insumo.



Al amanecer del 2 de agosto de 1990, las tropas iraquíes cruzaron la frontera de Kuwait con vehículos armados e infantería, ocupando puestos y puntos estratégicos en todo el país, incluyendo el Palacio del Emir. Este movimiento se había planeado con todo cuidado para evitar las sospechas de los servicios de inteligencia de occidente y kuwaitíes. Antes del ataque, los iraquíes comenzaron a moverse desde Basora hacia Kuwait, levantaron grandes campamentos de municiones y logísticos, pero llevando a cabo medidas de engaño, para ello mandaron importantes órdenes por tierra y evitaron el desplazamiento de depósitos de municiones.

El ejército de Kuwait fue rápidamente vencido, aunque lograron dar el tiempo necesario para que la mayoría de las fuerzas aéreas de aquel país lograsen huir a Arabia Saudita.

Después de que un breve gobierno títere liderado por Saddam Hussein fuese instalado, Iraq anexó Kuwait. Hussein instaló entonces un nuevo gobernador provincial, describiendo lo acaecido como la "liberación" del pueblo de las manos del Emir; esto fue usado principalmente como propaganda de guerra.


Apenas se tuvo noticia de la invasión de Kuwait, el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, condenó este acto a través de una serie de resoluciones, de la misma forma que lo hizo la Liga Árabe. Los dictámenes fueron: Resolución Nº 660, que condenó el ataque e invasión iraquí; luego siguieron varias más entre las que se contaban las resoluciones Nº 661 del 6 de agosto de 1990, que imponía sanciones económicas; la Nº 665 del 25 de agosto, acerca del embargo marítimo; la Nº 670 del 25 de septiembre acerca del bloqueo aéreo, y finalmente, la que autorizaba el empleo de la fuerza o resolución Nº 678 del 29 de noviembre. Esta última exigió a Irak que saliera de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Si se incumplía el plazo y no había respuesta favorable, todos los países participantes podrían poner en práctica la resolución Nº 660 y atacar a Irak.

Como respuesta a estos sucesos, el 16 de enero de 1991 una coalición internacional de 34 países liderada por Estados Unidos y bajo mandato de la ONU, inició una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait, atendiendo a la resolución Nº 660 de la ONU.


Argentina
Arabia Saudita
Australia
Bangladés
Bélgica
Canadá
Checoslovaquia
Corea del Sur
Dinamarca
Egipto
Emiratos Árabes Unidos
España
Estados Unidos
Francia
Grecia
Hungría
Italia
Kuwait
Marruecos
Países Bajos
Níger
Nueva Zelanda
Noruega
Omán
Pakistán
Polonia
Portugal
Catar
Reino Unido
Senegal
Siria


Para la batalla, la coalición había logrado reunir un ejército de 959.600 hombres, 2.000 carros de combate y una flota de 100 barcos de guerra entre los que había seis portaaviones, además de un impresionante despliegue aéreo de al menos 1.800 aviones.



Los iraquíes disponían de un ejército de 545.000 soldados, 4.500 blindados y 700 aviones de combate entre los que había MiG-21, MiG-23, MiG-25, MiG-29, Mirage F-1, Su-24 y algunos bombarderos Tupolev Tu-22K (de todos estos modelos, el más útil era el Su-24 Fencer, por su capacidad multifunción y de operar en todo tiempo). También contaban con un buen número de misiles Scud-B de alcance medio y algunas plataformas móviles con las cuales era posible dispararlos desde cualquier zona en Irak. Todo esto sin mencionar un importante arsenal de armas químicas y biológicas que los iraquíes habían desarrollado durante la guerra contra Irán.




La campaña inició el 17 de enero con una serie de bombardeos en los que se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde barcos estacionados en aguas del Mar Rojo y el Golfo Pérsico.

Durante la primera semana de ataques aéreos, la coalición anunció que se había logrado la destrucción de al menos 350 aviones enemigos, mientras que los iraquíes afirmaban haber derribado 60 aviones aliados.



En un intento por romper la coalición y provocar la salida de Egipto, Siria, Arabia Saudita y otras naciones árabes del conflicto, Saddam Hussein dio la orden de bombardear Israel usando misiles Scud-B para obligar al estado hebreo a entrar en la guerra. La táctica no funcionó y los israelíes se abstuvieron de realizar represalias, pero estos ataques obligaron a la coalición a modificar sus planes. A partir de ese momento, las plataformas móviles con las cuales los iraquíes disparaban contra Israel serían el objetivo principal de los ataques. Para ello se destinaron gran cantidad de F-15 E que gracias a su muy perfeccionado radar APG-70, cumplían con los requisitos para rastrear y destruir las tan escurridizas plataformas de lanzamiento de Scud. En total unos 41 misiles Scud con carga convencional impactarían sobre las ciudades israelíes de Tel Aviv y Haifa.



La campaña aérea comenzó casi inmediatamente después de la invasión a Kuwait el 2 de agosto de 1990. Apenas cinco días después de este hecho, el presidente George Bush anunció que EE.UU. enviaría fuerzas armadas a Arabia Saudí. La 1ª TFW (ala táctica de caza) del mando táctico aéreo de la base aérea de Langley, Virginia, había sido notificada 36 horas antes acerca del despliegue de sus 3 escuadrones, como primera fase de la Operación Escudo del Desierto. Al día siguiente del discurso del presidente, los cazas comenzaron a llegar a Arabia Saudí (a la base aérea de Dhahran), y a su segundo día en el país árabe, comenzaron las misiones CAP (patrulla aérea de combate), junto con aviones F-15C y Tornado ADV de la Real Fuerza Aérea Saudí.



Los ataques iniciales estaban compuestos por misiles de crucero Tomahawk lanzados desde buques de guerra situados en el Golfo Pérsico, aviones de ataque furtivos F-117A Nighthawk armados con bombas inteligentes guiadas por láser, y aviones F-4G Wild Weasel armados con misiles antirradar HARM para supresión de defensas aéreas enemigas.7 Estos primeros ataques permitieron a los cazabombarderos F-14, F-15, F-15E, F-16, y F/A-18 lograr la superioridad aérea sobre el país y entonces continuar el lanzamiento de bombas guiadas por láser y por televisión.



Los aviones de ataque A-10 Thunderbolt II, armados con potentes cañones automáticos y misiles aire-superficie Maverick, bombardearon y destruyeron las fuerzas blindadas iraquíes, apoyando el avance de las tropas terrestres de Estados Unidos. Los helicópteros de ataque AH-64 Apache y AH-1 Cobra dispararon misiles Hellfire y TOW que eran guiados hacia los tanques marcados por observadores en tierra o helicópteros de reconocimiento. La flota aliada también hizo uso de los AWACS E-3 Sentry y una flota de bombarderos estratégicos B-52.




La Fuerza Aérea Iraquí efectuó algunas salidas en un intento por defender al país, pero no había mucho que pudiera hacer ya que la coalición contaba con aviones de última generación como el F-15 Eagle, el F-16 Falcon, el F-14 Tomcat, el Panavia Tornado, el F-117 Nighthawk y otros más que eran apoyados por aviones de contramedidas electrónicas como el EA-6P Prowler de la armada estadounidense y el EF-111A de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (por aquella fecha, considerado como probablemente el mejor avión de guerra electrónica del mundo), además del E-3 AWACS, al que se le debe gran parte del éxito de la campaña aérea.



En los combates aéreos, los iraquíes perdieron 39 aviones de los cuales 30 derribos fueron causados por los F-15 Eagle. Se calcula que unos 127 aviones de Irak fueron destruidos durante el conflicto, entre estos se contaban cinco de los seis bombarderos Tupolev Tu-22K con que contaba la nación árabe.



Durante los encuentros sucesivos sobre los cielos de Irak, los F-15 Eagle estadounidenses lograron abatir 5 MiG-29, 8 MiG-21, 2 Su-25, 4 Su-22, 1 Su-7 y 8 Mirage F-1. También reseñable fue el derribo de un Mirage F-1 iraquí por un EF-111 estadounidense, el cual le hizo colisionar contra el suelo con maniobras y contramedidas electrónicas. Todavía el 19 de enero un MiG-29 consiguió derribar un Tornado británico, pero pronto se hizo evidente que no había forma de competir con el poderío de la coalición y los mejores pilotos iraquíes decidieron huir en sus aviones hacia Irán.



Privados de fuerza aérea y acosados por intensos bombardeos, las fuerzas terrestres de Irak optaron por proteger sus tropas y su equipo blindado bajo tierra con lo que perdieron toda movilidad. En esta fase se destinaron gran cantidad de F-16C a destruir blindados cuyos chasis se encontraban enterrados en posición de tiro. El objetivo era, una vez alcanzada la supremacía aérea, obtener un equilibrio de fuerzas aceptable para el futuro ataque por tierra. Con el dominio del aire, la coalición incrementó sus ataques a fin de que Saddam Hussein diera la orden de retirarse de Kuwait y aceptara rendirse.



Los resultados de la campaña aérea fueron abrumadores para las fuerzas iraquíes y mermaron terriblemente su capacidad de combate por no hablar de su moral. Se estima que al terminar la guerra unos 2 435 tanques, 1 443 blindados y 1 649 piezas de artillería fueron destruidos o inutilizados como consecuencia directa de los demoledores ataques aéreos. Cabe destacar que el A-10A Thunderbolt II estadounidense dio buenos resultados en sus acciones contra los blindados iraquíes.




Se demostró la efectividad y se justificó la enorme inversión hecha en aparatos como el F-117A, y el E-3 Sentry. Si bien el caza Stealth ya había sido puesto a prueba en Panamá, este fue su examen de graduación, en el que no sufrió daño alguno, y sin embargo produjo grandes estragos en puntos vitales de comunicación e inteligencia iraquíes donde ningún sistema antiaéreo pudo detectarlo.




Otros aviones como el C-5 Galaxy y el C-130 Hércules demostraron su incalculable valor para la Fuerza Aérea al transportar un porcentaje considerable de la carga bélica necesaria en el teatro de operaciones. Cabe destacar que el C-5 fue el que transportó la mayoría de los misiles Patriot en su despliegue inicial.



Cerca de 350.000 hombres con 4.200 carros de combate, 3.000 piezas pesadas de artillería, y otros 3.000 vehículos acorazados se trasladaron a Kuwait o al sur de Irak para prestar apoyo a las unidades de vanguardia. Las 10 divisiones que habían quedado libres en el frente iraní gracias al acuerdo de paz de 1990, se dirigieron también a Kuwait. Las divisiones del ejército regular se desplegaron a lo largo de las fronteras con las divisiones acorazadas pesadas detrás de ellas. Los iraquíes construyeron bermas para ocultar los carros, e inmediatamente después de la línea exterior de defensa se encontraba la infantería y bunkers dispuestos a menudo en forma triangular, los que además eran apoyados por carros con sus chasis enterrados en posición de tiro. En total eran unas 20 divisiones las que desplegaron como primer escalón desde la costa kuwaití hacia el oeste a unas 50 millas, las cuales provenían de los cuerpos de ejército II, III y VII.

Desde un principio los altos mandos occidentales que se encargarían de planificar y llevar a cabo las acciones terrestres en el teatro de operaciones, sabían que la mayor amenaza iraquí era su gran número de carros de combate y vehículos acorazados, independiente de si eran avanzados o no. Se distinguen dos etapas globales en los despliegues que hicieron los aliados en la Operación Escudo del desierto y Tormenta del Desierto.




Las primeras tropas en desplegarse fueron el XVIII Cuerpo Aerotransportado y la 82 División Aerotransportada. Luego le seguirían los contingentes del Ejército de EE. UU. algunos de los cuales estaban cubiertos por apoyo aéreo propio en forma de AH-64 Apache, sistemas MLRS, carros de combate pesados y defensa antiaérea (proporcionada por los misiles antiaéreos Patriot de la 11 Brigada, y Hawk), las fuerzas especiales del Ejército de EEUU, y el destacamento Delta de Operaciones Especiales.




Paralelo a los movimientos de tropas norteamericanos, los demás países hacían los suyos propios. Los británicos, a través de la Operación Granby 1 desplegaron las primeras tropas de tierra para apoyar inicialmente a la RAF y a los aliados. Se envió a la 7ª Brigada Acorazada, unidades especializadas en guerra NBQ, apoyo sanitario provisto por algunos Reales Regimientos de Ingenieros, comunicaciones, etcétera.




Los franceses, por su parte cooperaron desplegándose en septiembre de 1990, luego de un altercado diplomático en unas de sus embajadas en Kuwait. Sus elementos eran la 6ª División Ligera Acorazada de la Fuerza de Acción Rápida francesa, apoyados por helicópteros Gazelle.

Por parte de los árabes, hubo una muestra muy dispar de poderío. Los saudíes mostraron su gran arsenal mayoritariamente occidental, con su Guardia Republicana como los mejores exponentes en cuanto a adiestramiento militar se refiere. Egipto aportó unos 35.000 hombres, con oficiales muy experimentados, constituyendo el mayor contingente proporcionado por un país árabe a la causa; el resto de las contribuciones fue una mezcla de unidades de combate de diverso estado de preparación bélica.



Antes del inicio de la operación "Sable del desierto" -nombre con el cual se conoció la ofensiva terrestre masiva aliada sobre Kuwait- ya se habían estado ejecutando misiones secretas tras las líneas enemigas, con el objeto de destruir ciertos elementos vitales de los iraquíes. Famosas llegaron a ser las unidades del escuadrón B de las fuerzas SAS británicas llamadas en nombre clave, Bravo One Zero, Bravo Two Zero y Bravo Three Zero. Estos grupos de ocho hombres cada uno, cruzaron las frontera a fines de enero con órdenes de proporcionar información acerca de emplazamientos de misiles Scud escondidos, destruir dichos misiles, líneas terrestres de comunicación del ejército y fuerza aérea iraquí. Su principal objetivo eran los TEL de los Scud, dado el peligro de que Israel entrara en el conflicto. Algunos de estos hombres fueron asesinados o capturados por los iraquíes.




El 13 de febrero de 1991, algunas unidades de la 1ª y 2ª División de Marines desplegadas en la frontera con Árabia Saudita realizaron algunas incursiones de tanteo dentro de Kuwait con el objetivo de medir el peligro con vistas a iniciar un ataque por tierra. Una de estas unidades estadounidenese fueron las fuerzas especiales (F.A.S.T.)las cuales penetraron en Kuwait para destruir las fuerzas enemigas y los depósitos de tanques y artillería emplazadas en el centro de la ciudad y al mando del primer teniente Martin Villanueva sometieron a las fuerzas enemigas causándoles más de 176 bajas y la captura de todos los depósitos ahí pertrechados , siendo una de las batallas mas sangrientas y de alta recistencia por la fuerza enemiga , fue una gran victoria para los Marines y sus fuerzas especiales.



El siguiente paso de la coalición fue movilizar el grueso de sus fuerzas hacia el Oeste, en dirección a la línea Wadin al Batin donde las defensas Iraquíes consistían en meros montículos de arena, dispersos y no guarnecidos además de zanjas y campos minados. Las fuerzas estadounidenses estuvieron acompañadas por la 6ª División acorazada, Daguet francesa, y la 1ª británica, con las célebres Desert Rats. Los franceses ocuparon todo el tiempo la posición más occidental funcionando como un escudo protector para el resto de las fuerzas aliadas. El plan recibió el nombre de Hail Mary y consistía en rodear a las fuerzas enemigas a través de un flanco para envolverlas, sorprenderlas y al mismo tiempo cortarles la retirada.



A los dos días de haber iniciado el asalto terrestre, unos cien mil soldados iraquíes se rindieron en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaban sin ningún problema. Incluso uno de los oficiales estadounidenses mencionó que atravesaban las pocas líneas iraquíes que encontraban como "cuchillo en mantequilla". La única batalla por tierra de cierta importancia fue denominada "73 Easting" en la que carros de combate del séptimo cuerpo se toparon con la división Tawakalna de la Guardia Republicana, con más de 3000 blindados, que se retiraban y comenzaron un enfrentamiento que duró seis horas y que se convirtió en la mayor batalla de blindados de la historia reciente, por detrás de la batalla de Kursk. Cabe destacar en esta batalla el hecho de que 9 M1 Abrams y 2 M2/M3 Bradley 2 desbandados abatieron a más de 300 tanques T-72 y T-80 de la división Tawakalna mientras buscaban al grupo principal.



El 28 de febrero de 1991 Irak se rindió y aceptó las condiciones impuestas por las Naciones Unidas.





Operativo Alfil





Destacado a las órdenes del Capitán de Navío Eduardo Alfredo Rosenthal, estuvo compuesto por el destructor ARA Almirante Brown (D-10) y la corbeta ARA Spiro (P-43), más dos helicópteros Alouette III (matrículas 3-H-109 y 3-H-112).

En el escaso tiempo de una semana se alistaron ambas unidades, y el 25 de septiembre de 1990 zarparon. Para llegar al área de operaciones se eligió una ruta prima facie más larga, a través de la costa africana y el mar Mediterráneo, pero que permitió tener cerca puntos de eventual apoyo logístico. A su vez, permitió incorporar equipos de comunicaciones de la US Navy en la base de Rota (España) y efectuar el degaussing (medición y calibrado de firma magnética para la guerra de minas) en el polígono de La Spezia (Italia).

Durante la Operación Escudo del Desierto (hasta el 15 de enero de 1991), la misión era de control del tránsito marítimo y cumplimiento del embargo de materiales, mercadería y carga que fuesen a o proveniesen de Irak o Kuwait. 

Desde el 15 de enero de 1991, la misión se amplió al mantenimiento de las líneas de comunicaciones marítimas para las fuerzas de la Coalición, patrulla de área en soporte de dichas fuerzas y escolta del tren logístico desde Omán hasta la costa kuwaití, donde estaban en estación permanente los buques capitales (portaaviones, cruceros, portahelicópteros) de la coalición.

 Esta ampliación de la misión original fue permitida por la Ley 23904 del Congreso de la Nación Argentina, que facultó al Poder Ejecutivo Nacional para autorizar una participación más activa en las operaciones.

Las estadísticas totales de misión dejan un total de 570 interceptaciones y 17 misiones de escolta, cubriendo escolta de 29 naves de la coalición. Estas misiones implicaron que el GT abriese 4 veces fuego. En cuanto a la sección destacada de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, ésta realizó 67 vuelos.

Destacado a las órdenes del Capitán de Navío Rodolfo Hasenbalg, estuvo compuesto por la corbeta ARA Rosales (P-42) y el transporte ARA Bahía San Blas (B-4).

La corbeta P-42 cumplió misiones de patrullaje y escolta, agregada al comando naval multinacional. Dicha nave logró unas 326 intercepciones. Posteriormente, realizó maniobras combinadas con las Armadas Española, Inglesa y Estadounidense. La Rosales recibió apoyo logístico de buques franceses y australianos.

El "Bahía San Blas" transportó elementos de ayuda humanitaria, como víveres, agua, trigo, etc.

En julio, el GT 88.1 regresó a la Argentina, concluyendo su misión.

LAS DOS FRAGATAS DE MENEM

EXTRA- OTAN

Plenamente alineado con los Estados Unidos y al principio de su década de gobierno, el ex presidente Carlos Menem decidió involucrar a la Argentina en la Guerra del Golfo. 

Fue en setiembre de 1990 y por decreto.






Se trató de dos fragatas misilísticas y 450 marinos que estuvieron lejos del foco de conflicto para apoyar el bloqueo naval impuesto al régimen de Saddam Hussein. Menem dijo que se trataba de una tarea "logística" y no "operativa". 

( SIN NO SON OPERATIVA QUE HACIAMOS AHI)

Las acciones comenzaron el 16 de enero de 1991 y concluyeron el 2 de marzo.

(INCOHERENCIA ESTUVIMOS EN PLENA GUERRA)

HAY DOCUMENTOS FIRMADOS POR EL CONGRESO, TANTO DIPUTADOS COMO SENADORES......AUTORIZADOS A LA GUERRA, UTILIZAR MEDIOS DE FUERZA QUE ES ???? ESTAR MIRANDO ???? 


A diferencia de la actualidad, en aquella ocasión se trató de una operación plenamente avalada por la ONU, que dispuso el bloqueo luego que las tropas iraquíes invadieron Kuwait en agosto de 1990. En total fueron 22 países los que estuvieron presentes en el Golfo Pérsico.

La decisión de Menem generó el rechazo de la oposición ya que no fue consultada al Congreso, que finalmente la aprobó, aunque ya con los hechos consumados, el 24 de enero.

Pero las peores críticas vendrían después, tras los atentados en 1992 contra la Embajada de Israel y en 1994 contra el edificio de la AMIA, sede de la mutual de la comunidad judía en la Capital. 

El saldo fue de 115 muertos y más de 200 heridos. El cuestionamiento se refería a que los atentados podían ser represalias de terroristas árabes por el apoyo argentino a los Estados Unidos en el Golfo.

2/10/20

5 CLAVES PARA ENTENDER LA INVASION DE IRAK A KUWAIT Y SUS CONSECUENCIAS.



El 2 de agosto de 1990, el Ejército de Irak invadió Kuwait. Esta acción dio inicio a una de las guerras más cruentas en Medio Oriente que involucró a Estados Unidos y a sus aliados, tanto occidentales como a vecinos del país gobernado por Saddam Hussein



Soldados franceses del regimiento de infantería de la Legión Extranjera visten equipo para guerra química el 26 de octubre de 1990 en el desierto de Arabia Saudita. 




Tropas británicas usando trajes contra agentes químicos en el desierto saudí durante la Operación Tormenta del Desierto de agosto de 1990. 



En esta foto de archivo tomada el 28 de agosto de 1990, los tanques del Ejército de EE.UU. De la 24 División de Infantería participan en maniobras militares en Arabia Saudita.


Un caza de la marina parte del portaaviones USS Independence, el 6 de septiembre de 1990, en el área del Golfo. 



Soldados del ejército francés forman junto a sus vehículos blindados, el 23 de agosto de 1990 en Yibuti. 



Los soldados franceses del primer regimiento de paracaidistas entrenan con equipos antimicrobianos en el desierto de los Emiratos Árabes Unidos, el 9 de septiembre de 1990.


Los marines franceses con máscaras antigás y detectores de veneno químico toman la posición de disparo durante ejercicios militares, el 23 de agosto de 1990 en Yibuti. 



En esta foto de archivo tomada el 28 de agosto de 1990, helicópteros tipo Puma de las fuerzas armadas francesas aterrizan en la cubierta del portaaviones francés Clemenceau.


Un recluta voluntario de los Emiratos Árabes Unidos escucha las indicaciones sobre el funcionamiento de un lanzador de misiles el 25 de agosto de 1990 en Abu Dhabi.



Fotografía tomada el 28 de agosto de 1990 que muestra a soldados estadounidenses de la 24a división de infantería descargar tanques en una base de Arabia Saudita unos días después de que el ejército iraquí ingresara a Kuwait. 



Foto tomada el 23 de agosto de 1990 que muestra a soldados estadounidenses del 4to Regimiento de Marines simulando un contraataque durante una operación de entrenamiento en el desierto de Arabia Saudita. 



Foto tomada el 23 de agosto de 1990 que muestra a los soldados estadounidenses del 4to Regimiento de Marines ayudarse mutuamente a vestirse con equipos anti-químicos durante un entrenamiento en el desierto de Arabia Saudita pocos días después de que el ejército iraquí ingresó a Kuwait.



Un oficial saudí se pone un traje de guerra anti-químico durante un entrenamiento el 29 de agosto de 1990 en Dhahran.



Fotografía tomada el 5 de setiembre de 1990 en el campamento de refugiados "Km 15", cerca de la frontera entre Jordania e Irak, que muestra a los refugiados esperando la distribución de alimentos proporcionados por organizaciones humanitarias internacionales. 



Esta foto tomada el 17 de agosto de 1990 muestra una vista general del puesto de control fronterizo Irak-Jordania abarrotado de automóviles y autobuses mientras miles de extranjeros huyen de la guerra en Irak y Kuwait. 



Foto tomada el 28 de agosto de 1990 que muestra a soldados estadounidenses transfiriendo un misil a un carro para armar a 15 aviones de combate en una base de Arabia Saudita unos días después de que el ejército iraquí ingresara a Kuwait. 



El presidente de Irak, Saddam Hussein (izquierda), el 28 de enero de 1990 en El Cairo junto a su homólogo egipcio egipcio Hosni Mubarak. 

Varias disputas enfrentaron a ambos países, incluyendo la delimitación de fronteras, un tema espinoso que había quedado en suspenso desde la independencia de Kuwait, en 1961.


Además, Irak acusaba al emirato de “inundar deliberadamente” el mercado petrolero, provocando que los precios bajaran.

Irak reclamó que el emirato anulara la deuda que había contraído durante su guerra contra Irán (1980-1988) al considerar que, al librar ese conflicto, había defendido a Kuwait y al resto de países del Golfo.

El 20 de julio, la Liga Árabe y Arabia Saudita iniciaron mediaciones para desatascar la crisis, pero estas fracasaron y los diálogos entre Irak y Kuwait quedaron suspendidos el 1 de agosto.




Un refugiado egipcio y su familia huyen de la invasión iraquí de Kuwait el 9 de agosto de 1990. 
2.- Invasión -

El 2 de agosto llegó la invasión: “Las tropas iraquíes empezaron a las 02H00 (23H00 GMT) a violar nuestras fronteras norte, a penetrar en el territorio kuwaití y a ocupar posiciones en el interior” del país, anunció Radio-Kuwait.

Más tarde, la radio instó a los kuwaitíes a “defender su tierra, su arena y sus dunas”.

Las unidades kuwaitíes y el ejército iraquí se enfrentaron con armas pesadas en el centro de la ciudad de Kuwait.

Pero, frente a los 100.000 soldados iraquíes y sus 300 tanques, el ejército kuwaití, de 16.000 efectivos, se vio desbordado. La capital fue ocupada durante la madrugada y el emir, Jaber al Ahmed al Sabah, huyó a Arabia Saudita. Su hermano Fahd fue abatido durante la toma del palacio.

En Bagdad, se anunció el fin del “régimen traidor”, “cómplice” de un “complot estadounidense-sionista” que buscaba impedir la recuperación de la economía iraquí.

Por la noche, el ejército iraquí se dirigió hacia los puertos petroleros de Al Shuyaba y de Al Ahmadi (al norte y al sur de la capital, respectivamente).



En esta imagen del el 23 de agosto de 1990, Saddam Hussein aparece en la televisión iraquí junto a Stuart Lockwood, un niño británico de 6 años, en un intento por disipar los temores sobre el tratamiento a los rehenes occidentales detenidos en Irak.

3.- Estados Unidos envía tropas -

La comunidad internacional condenó firmemente la invasión, mientras que los precios del petróleo se disparaban.

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió con carácter de urgencia y exigió “la retirada inmediata e incondicional de las fuerzas iraquíes”.

Washington congeló todos los haberes de Irak en Estados Unidos y en las filiales en el extranjero, así como los haberes kuwaitíes, para evitar que los retomaran kuwaitíes al servicio de Bagdad.

La Unión Soviética, proveedora del 80% del armamento iraquí, interrumpió sus entregas de armas.

El 6 de agosto, el Consejo de Seguridad impuso un embargo comercial, financiero y militar a Irak.

El 8, el presidente estadounidense George Bush anunció el envío de tropas a Arabia Saudita, y los primeros soldados de la operación “Escudo del desierto” llegaron al día siguiente.

Irak cerró sus fronteras a los extranjeros. Varios miles de civiles occidentales, árabes y asiáticos fueron retenidos contra su voluntad en Irak o en Kuwait, y durante más de cuatro meses, unos 500 fueron utilizados como “escudos humanos” en sitios estratégicos.
4.- Anexión -

El 8 de agosto, Irak proclamó su fusión “total e irreversible” con Kuwait.

A finales de mes, anunció una nueva división administrativa en Kuwait, haciendo de la capital y sus alrededores la 19ª provincia iraquí e incorporando el resto del emirato a la provincia de Basora (sur de Irak).

“Kuwait forma parte de Irak”, sostuvo Saddam Hussein.




El general estadounidense Norman Schwarzkopf (izquierda), comandante de las fuerzas estadounidenses en Arabia Saudita y quien dirigió la operación Tormenta del Desierto, habla con el general estadounidense Colin Powell, presidente del Estado Mayor Conjunto, el 23 de diciembre de 1990 en Dahran. 

5.- Tormenta del Desierto -

El 29 de noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó a “los Estados miembros [...] a usar todos los medios necesarios” para obligar a Irak a salir de Kuwait si no lo hacía antes del 15 de enero de 1991.

El 17, tras múltiples iniciativas diplomáticas infructuosas, empezó la operación “Tormenta del Desierto” con una intensa campaña aérea.

El 24 de febrero comenzó la campaña terrestre y en solo unos días las tropas aliadas pudieron liberar el emirato.

El 27, George Bush anunció que “Kuwait fue liberado [y] el ejército iraquí, derrotado”. Un día después, Bagdad aceptó todas las resoluciones de la ONU.

Los iraquíes dejaron tras de sí un país devastado, saqueado y más de 750 pozos petroleros ardiendo.

La crisis dividió a los árabes. Los ejércitos egipcio y sirio participaron en la coalición, denunciada por los otros países árabes.

En marzo de 2003, Kuwait sirvió de puente para la invasión estadounidense de Irak, dirigida por George Bush hijo y que condujo al derrocamiento de Sadam Husei