12/6/21

"EL DIA QUE MENEM DIJO SI"



La historia secreta de cómo el presidente Carlos Menem dijo “si¨ a la propuesta de Washington a involucrarse en la crisis que luego terminó con la Guerra del Golfo





Han pasado largos 30 años desde que la Argentina se involucro en “guerra” que sería el germen de la realidad geopolítica que hoy marca los destinos del Medio Oriente y del mundo entero. En aquel entonces, el presidente argentino Carlos Saúl Menem y el estadounidense George W. Bush, jamás imaginaron que tan pronto asomaba la nueva década, tendrían tantos y profundos contactos que irían más allá de lo protocolar y de los temas de estado.


Era inimaginable, que un “peronista” le abriera las puertas de par en par a los EEUU al país y mucho menos, que le sirviera como el gobierno menemista le sirvió en sus planes geoestratégicos enmarcados en el proyecto de un “nuevo orden mundial” oficialmente declarado por el mismo George W. Bush el 11 de septiembre de 1991 ante el Congreso estadounidense. Como olvidar aquellos momentos en que el mundo se sacudía con la caída del muro de Berlín, el derrumbamiento de la URSS y una crisis interna china sofocada a sangre y fuego en “Tian An Min”, fueron los argumentos centrales para lanzar una política de unilateralismo intervencionista que ha causado estragos de notorio conocimiento.


Sin dudas que Menem fue consciente de que no había otra opción para poder sobrevivir en el poder, que colgarse al poderoso de turno y en ese lugar, los EEUU emergían como el poder único tras una larga de siglo bajo la amenaza de la llamada “ Guerra fría ”. Siendo generosos, Menem podría ser calificado como un gran pragmático para no decir que fue un detestable traidor que se paso los idearios del movimiento peronista por las suelas de los zapatos.


Pero más allá de estos escabrosos asuntos de estado y de la política partidaria, documentos que se encuentran encontrados como clasificados en los archivos de la NSA y del servicio secreto de la Casa Blanca, muestran que el presidente George W. Bush tenía una estimación desde su par argentino e incluso podríamos interpretar, una cierta consideración al momento de tratar de entender los esfuerzos que realizaba la Casa Rosada por impresionarle a él ya los círculos del Stablishment en Washington. Quién vivió aquellos años, no puede olvidar a un Menem casi pueblerino que tras la visita de Bush en Diciembre de 1990 llevaba tímidamente pero, con la típica picardía argentina., A un Bush que mascando chicle y mirando para todos los lados, trataba de impresionar al “Cowboy venido del norte”.


Pero la relación entre Menem y Bush había comenzado temprano a comienzos de 1990 con llamadas telefónicos entre La Rosada y La Casa Blanca, en momentos en que desde el gobierno argentino, acorralado por los desaciertos económicos y una situación social que parecía estallar en variadas expresiones, se buscaba captar la atención de Washington. Según algunos de estos documentos, a Bush y su círculo de republicanos no les agradaba y menos aún confiaban en un gobierno justicialista que históricamente había sido una ideología hostil a los intereses norteamericanos en el país. 

Es más, según algunos informes de la CIA operando en Buenos Aires, señalaban que Menem estaba conectado a varios sectores altamente peligrosos –especialmente los nacionalistas-para los proyectos económicos y políticos que se implementarían en la región, por lo cual, se hacía necesario trabajar sobre sus planos y opciones de gobierno. Era indudable que Bush fue puesto al tanto de estos pormenores y viejo zorro del mundo de la inteligencia - porque fu el jefe de la CIA- decidió encarar el objetivo “Menem” en persona y sacar sus propias conclusiones.




A comienzos de 1990 Washington seguía manteniendo muy buenas relaciones con Iraq e incluso la CIA seguía operando con el mukhabarat iraquí para obtener informes de inteligencia sobre cómo se re establecía militarmente el Irán de Khomeini. A la par de ello, los roces entre Iraq con sus vecinos del Golfo especialmente con Kuwait, no parecían atemperarse y también entre medio, la CIA seguía de cerca hasta donde llegaría Saddam para que Kuwait y Ryad cumplieran con sus compromisos. Y según algunas fuentes, fue la misma CIA la que acercó a Bagdad, las pruebas de que los kuwaitíes estaban robando crudo desde una perforación inclinada en los campos petroleros de Rumailah del sur. Al mismo tiempo, la misma agencia comenzó a sembrar dudas en la familia real de Kuwait sobre las intensiones de Bagdad y las posibles acciones que “el malvado Saddam” podría encarar en su contra.


Según se ha sabido, todas las llamadas que se hacen desde y hacia la Casa Blanca son meticulosamente grabadas y archivadas en los bancos de información de la National Security Agency, algo que el otrora George Bush sabía muy bien, como parte de un protocolo de seguridad interna que tiene EEUU.


Fue en medio de esta oscura y secreta circunstancialidad que el presidente Menem y su par, George Bush, fueron tejiendo una amistad que llevaría a que -seguramente ganado por el entusiasmo- Menem comprometiera al país más allá de lo que cualquier otro estadista argentino lo había hecho en beneficio de los intereses de otra potencia extranjera. Fue sin dudas una llamada que partió de la Casa Rosada a la Casa Blanca efectuada a finales del mes de agosto de 1990 en tempranas horas de la madrugada, la que definió la lealtad del gobierno menemista con el proyecto que Washington llamaba “Una Argentina democratizada y con una economía líder ”.


Eran momentos en los que Washington estaba limpiando los vestigios de los gobiernos que en las décadas de los setentas y ochentas había apoyado con entusiasmo para contrarrestar las influencias de la Cuba Castrista aliada a la URSS.
 

Recordemos lo que sucedió con Panamá y el gobierno de Manuel Noriega en 1989, que pese a la cercanía que hubo con la Casa Blanca y con la CIA, George Bush ordenó sin miramientos la invasión y el derrocamiento del gobierno militar liderado por aquel viejo amigo. Sin dudas que ello fue una advertencia para el resto. Fue por ello, que Bush inició una agenda agitada de visitas a los países de la región para que, los nuevos gobiernos, se plegaron a las nuevas directivas que perseguían como principales objetivos, instalar “democráticas y economías neoliberales” descaradamente adictas a EEUU.



En Argentina la clase política poco o ningún interés tenía en resistir la oleada y Menem no dudo en montarse en la cresta. Fue de ese modo que en aquella llamada realizada desde la Quinta de Olivos y que fue recibida por el mismo Bush, el mandatario argentino - obviamente con traducción simultánea- le comunicó su intensión de querer participar en la crisis que se había desatado en el Golfo Pérsico a comienzos de mes, por lo cual comenzó diciendo: “¡Hola, señor presidente! Espero no haberte importunado con esta llamada.

Se habrá enterado de que la comitiva de defensa estuvo por ahí justo en momentos que estalló la crisis de Kuwait y como usted tuvo que salir inmediatamente del país, tuvieron una charla con Dan Quayle y quería saber qué le ha parecido nuestra propuesta ”. Sobre la marcha Bush repuso: 

“Hola mi amigo! He estado al tanto de dicha visita y debo decirte que ha causado muy buena impresión en mí y en mis colaboradores; debo decirte que personalmente me ha felicitado porque ha sido el único representante de tu región que ha expresado un ferviente y abierto deseo de colaborar con el serio problema que ha surgido en aquella región ”. A esto, Menem respondió: “George, es un compromiso que decidió encarar para acompañar en el proceso para instaurar el desarrollo y la paz mundial y del cual como presidente de la república Argentina, no voy a eludir ”. 

A lo que Bush repuso: “Mira mi amigo, tengo aquí en mi despacho las notas que se tomaron de la entrevista de tu comitiva con el vicepresidente y…. (pausa) ahora mismo las hare revisar y yo mismo enviare un despacho al Departamento de la Defensa y al Pentágono para que tomen en consideración las propuestas que figuran en el memo ”. A lo que Menem respondió: “George, no dudes ni por un momento que mi gobierno pondrá a disposición de la causa de la paz y la seguridad internacional, los medios que sean posibles para estar lado a lado en este desafío”.Para lo cual entre sonrisas Bush, repuso: “

 Muy bien colega, tómalo como un hecho. Mañana me reuniré con el Jefe del Estado Mayor y todo su Staff para comunicarle que tenemos un aliado confiable en el sur y que por los canales correspondientes comiencen los contactos con tu Estado mayor para que evalúen tus propuestas y las que hagan tus comandantes, ok? " A lo que Menem respondió: “ Ok George, ahora inmediatamente informare al Estado Mayor Conjunto para que se pongan a trabajar en el tema y estén pendientes de ustedes. Desde ya te mando un abrazo George ”, y Bush le respondió:“ Muy bien colega, no te preocupes seguiremos en contacto, adiós ” .




Según algunas fuentes contemporáneas, hasta ese momento George W. Bush no tenía mucha idea - más allá de los informes de la CIA- de quién era Carlos Menem ni de eran sus orientaciones políticas, pero fue ésta llamada la que impresiono muy positivamente al mandatario norteamericano quien en una reunión en el salón Oval con el entonces jefe del USSOUTHCOM y el presidente del Estado Mayor Conjunto el general Collin Powell quién dijo " I like this guy!"mientras entre comentarios y algunas chanzas, analizaban la credibilidad de Menem y su gente. 

Esta llamada movió a Bush a que realmente pidiera informes sobre lo que se había charlado tras la visita del Ministro de defensa argentino y su comitiva que justo estado, en momentos que él y su equipo partía hacia Arabia Saudita. Incluso esta fuente agrego que Bush repuso categóricamente: “ me gusta este tipo y quiero que tomen enserio su propuesta para conformar la fuerza de tareas” , algo que Collin Powell asintió con una leve morisqueta en su rostro.



Sin dudas, el paso del tiempo y todo lo que ha pasado tras aquellas decisiones, han convertido a estas situaciones en meras anécdotas políticas que, pueden o no pueden ser creíbles pero algo es cierto; y que George W. Bush hizo mucho por proteger al gobierno de Carlos Menem por el simple hecho de que le caía muy bien.

5/6/21

"GOLFO PERSICO TEATRO DE OPERACIONES (T.O)"

 


PALABRAS DEL CAPITAN DE FRAGATA ROBERT SKINNER (EE.UU): 1990/1991
-SE CONSIDERAN A TODOS VETERANOS DEL GOLFO PERSICO, MAS ALLA DE TENER UNA "MISION DE COMBATE O LOGISTICA" SIENDO ACREEDORES A TODOS LOS TITULOS, HONORES Y COMPESACIONES , QUE COMO TAL LE CORRESPONDE"

HOY EL Gral. de la Fuerza Aérea de EE.UU. Gen. Robert Skinner, comandante adjunto del Comando Espacial de la Fuerza Aérea, habla en el ciberespacio Simposio 2018 Rocky Mountain en Colorado Springs, Colorado, 6 de marzo de 2018. Skinner examinó los esfuerzos del comando para mejorar procesos, desarrollo personal, y la tecnología de inserción hacia adelante en el campo de la seguridad cibernética. El simposio es un foro nacional para la industria y el Gobierno a colaborar para ayudar a enfrentar los desafíos de la seguridad cibernética, cyber dispuestos, y la defensa nacional.
Detalles sobre los límites y preocupaciones del entorno espacial en el que se llevaron a cabo las Operaciones Escudo y Tormenta del Desierto (1990/91)


George H. Bush habló al público estadounidense acerca de la crisis creada por la invasión del emirato de Kuwait en agosto de 1990 y la necesidad de restablecer el orden internacional rota por esa acción, fue sólo la parte política de la historia.


"El USNS Comfort BUQUE HOSPITAL Y EL CLASE PROTECTEEUR CANADA"


Para los generales y asesores de defensa del Pentágono y del Departamento de Defensa, quedaría al esbozo de la estrategia llevar a cabo una operación militar que garantice un éxito rápido y con la menor cantidad de bajas. Está muy claro que la guerra siempre estuvo sobre la mesa como única opción.

Se dedicaron a esta tarea desde la primera hora en que llegó el primer fax al Departamento de Estado informando de la situación en Kuwait y la frontera saudí. No nos meteremos con la información secreta que la CIA y las diversas agencias de inteligencia habían recopilado con mucha antelación. Aquí veremos aspectos puramente militares de cómo los generales y asesores de Bush diseñaron y ampliaron el Teatro de Operaciones (TO) para llevar a cabo las Operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto.

En cuanto al Teatro de Operaciones (TO) establecido en 1990 y que tuvo sus operaciones de combate del 17 de enero (0300 hora local) al 9 de abril de 1991, su complejidad es un aspecto a destacar considerando las potencialidades que representaban las fuerzas. Iraquíes, las armas involucradas (particularmente los misiles de mediano alcance) y los desafíos que esto suponía para la fuerza multinacional que debía enfrentarlos.



Técnicamente, el concepto de Teatro de Operaciones implica un espacio geográfico bien determinado (porción del territorio) en el que se desplegarán las fuerzas y se llevarán a cabo los combates con el enemigo según una Estrategia Operativa. Más técnicamente, es un área geométrica con volumen limitado de espacio bajo una autoridad militar estratégica (CENTCOM) que opera en conjunto con un Comando de Operaciones Conjunto (CINCCENT, NAVCENT, MARCENT). Para ello, se consideraron espacios de concentración, zonas y vías de comunicación, el espacio necesario para el desarrollo del combate, evacuación para la atención de la salud y consideraciones estratégicas secundarias.

En una explicación bastante didáctica y buscando la brevedad explicativa, los diseñadores de las campañas tenían como principales intereses concebir una "Zona de Combate" en la que se cumplieran los requisitos técnicos topográficos, geográficos y militares necesarios para hacer frente a las fuerzas iraquíes desplegadas en Kuwait.
Dentro de esta área geográfica se ubicaron los espacios necesarios para el desarrollo de la logística operativa, logística de materiales y logística personal para brindar apoyo de combate y logístico ubicado inmediatamente a la segunda área.

De esta manera, la Zona de Guerra fue denominada "Teatro de Operaciones de Kuwait" (KTO) que se extendía concéntricamente alrededor de 124 millas por tierra, mar y aire para ser continuada por la amplia Zona de Comunicaciones en la que se realizaban múltiples tareas tácticas. destinada a garantizar la sostenibilidad y la seguridad de las operaciones de profundidad (especialmente las aeronaves navales), las cercanas y también las necesarias en la retaguardia todo esto para garantizar el éxito del plan general estratégico que se dirigió desde el Comando Central en Ryadh .

GRUPO A



En un segundo anillo contiguo, se diseñó una "Zona de Comunicaciones" sobre la cual se basaron los puntos de apoyo para brindar servicios y administración de los recursos necesarios para llevar a cabo las operaciones de las fuerzas de la Coalición Aliada en el frente con la mayor eficiencia. batalla. Con una extensión geográfica que iba desde el borde donde culminaba la Zona de Combate hasta el Estrecho de Ormuz (gráfico A), esta zona era un espacio geográfico estratégico y vital para el mantenimiento de las operaciones de inteligencia táctica, naval, logística y cobertura de la retaguardia. Dentro de esta extensa área operaban los grupos de trabajo de diferentes armadas, cada uno a cargo de una determinada Área de Responsabilidad (Documento del Congreso de Estados Unidos "Informe Interino") asignado por el Comando Central (CENTCOM).

GRUPO B




Dentro de esta composición, las “Áreas de Responsabilidad” implicaron varias tareas que fueron cambiando con el paso del tiempo, pasando de ser tareas de mera interdicción y bloqueo del tráfico marítimo comercial hacia y desde puertos iraquíes (gráfico B; Mapa de Interdicción Resolución UN 661) a tareas logísticas y Tareas de apoyo al combate en el marco de las hostilidades de la Operación Tormenta del Desierto.
La delimitación de este espacio fue un tema central para mantener una organización coherente, coordinación y eficiencia administrativa de las operaciones que se verían complicadas por el lenguaje y los dispares sistemas de comunicación involucrados. En este diseño una Zona depende de la otra, ya que sin Zona de Comunicaciones no podría haber Zona de Combate y eso, quedó muy claro en la planificación del Teatro de Operaciones para ejecutar "la Tormenta del Desierto" que debe cubrir los aspectos terrestres, navales y aéreos con una dificultad adicional como el abastecimiento continuo y seguro de las fuerzas de la Coalición Multinacional en un escenario geopolítico altamente complejo y riesgoso (con la República Islámica de Irán al este) siendo vital para ello, trazar una ruta rápida , Logística segura y estable que garantizará un resultado aceptable a medio plazo. Esto último se resolvió con el diseño de una extensa ruta marítima que ingresando por el Golfo de Omán y luego de cruzar el Estrecho de Ormuz tuvo que penetrar por la Zona de Comunicaciones hasta los estratégicos puertos sauditas "Al Jubail", "Daharan" y "Al Dammam". . " (Los únicos con instalaciones modernas y suficientes para cubrir las necesidades de montaje) donde, además de los tanques "M-1Abrams", vehículos blindados ligeros de la Infantería de Marina y contenedores con sus repuestos, gran parte de los vehículos materiales (camiones grandes ),

Fue precisamente uno de los objetivos importantes a tener en cuenta en la concepción de la KTO, diseñar un sistema de seguridad marítima que asegurara el tránsito logístico protegiendo el flanco marítimo oriental (costa iraní) que se extiende desde la Península de la FAO hasta el Estrecho. de Ormuz, tarea que no pudo ser absorbida por los recursos navales de NAVCENT que debían concentrarse en operaciones de combate y que hizo que la participación de 30 armadas extranjeras que conformarían la Fuerza de Coalición Multinacional estratégicamente necesaria para hacerse cargo de esta área estratégica de Responsabilidad.

RUTA DE DIVISIONES PARA CERRAR EL CIRCULO





El despliegue que se tenía que planificar tenía que abastecer por tierra a través de una Ruta de Suministro Principal (MSR) puntos estratégicos como las bases aéreas de Rafha al noroeste, Qaisumah, King Khalid en el centro norte y Ras Mishab en la costa 30 millas al sur de la ciudad de "Khafji" que sería el objetivo de una ofensiva iraquí. Cerrar el triángulo hacia el sur en una segunda ruta principal de abastecimiento (MSR) hasta el centro de abastecimiento de "Hafar Al Batin" desde donde abastecería las bases aéreas de Buraydah, Al Artawiyah, King Abdul Aziz y King Fayd en las que se recibirían aviones de transporte C5B Galaxy y en el que se concentraban las unidades militares aliadas que conformaban los principales emplazamientos para lanzar la ofensiva Tormenta del Desierto.

En el diseño de este Teatro se incluyó el puerto de Manamah en Bahréin, un punto altamente estratégico para brindar protección al tráfico naval que se desplaza desde la entrada al Golfo hacia el norte.

En el diseño de los estrategas, la "Zona de Comunicaciones" era parte del Teatro de Operaciones, ubicado inmediatamente detrás de la Zona de Combate (la parte trasera del Teatro de Guerra JP 1-02 Departamento de Defensa de los Estados Unidos) que se extiende hasta el OCUS (Fuera de Contiguous United Estados Unidos), siendo necesario considerar un fuerte dispositivo de seguridad aérea naval que se extendiera desde el Estrecho de Ormuz sobre todo el espacio marítimo del Golfo en vista de las posibles capacidades materiales y humanas del enemigo para alcanzar, interceptar y sabotear la comunicación. líneas. En este sentido, uno de los factores que más preocupaba al Comando Central era el posible uso de armas químicas que, debido a las capacidades iraquíes, muy probablemente afectarían más allá de la Zona de Combate, incluida la parte trasera de la Zona de Comunicaciones.

Dentro de esta área en su sector marítimo, se desarrollaron diversas operaciones tácticas vitales para la seguridad del transporte logístico y el apoyo a los grupos de batalla que conformaban los seis portaaviones involucrados en las operaciones, fue asignado a diferentes grupos de tareas a cargo de esa misión. con roles rotativos que los implicaban en las hostilidades en curso.

De esta forma quedó muy claro que la Zona de Comunicaciones de este Teatro de Operaciones era tan amplia o mayor que la Zona de Combate y esto, debido a la cantidad de fuerzas aliadas aglomeradas en la región, las que los iraquíes habían desplegado en Kuwait y el frontera con Arabia Saudita y debido a la versatilidad y alcance de los sistemas de armas presentes tanto en un lado como en el otro.

Así, considerando todos estos factores en el terreno, el Teatro de Operaciones en la Guerra del Golfo tuvo una dimensión considerable que se extendió desde Turquía al norte, las costas iraníes al este, el Mar Rojo al oeste y el Golfo de Omán al norte. Sur. En lo que fue la Zona de Combate con límites volubles, especialmente al norte, extendiendo las acciones en territorio iraquí.

22/5/21

DESPLIEGUE DE LA ARAMDA ARGENTINA EN EL MUNDO

 

ACA NO MUESTRA LA QUE FUE GUERRA, SOLAMENTE LA DE LA PAZ. DONDE ESTA EL GOLFO PERSICO !!!



En efecto, el 29 de agosto de 1.990, cuando de hecho Menem ya había tomado su decisión, Horacio Basabe, consejero legal del Palacio San Martín, elaboró un memorando secreto en el que especificaba que el Poder Ejecutivo debería consultar al Congreso Nacional para la salida de fuerzas nacionales en caso de solicitud de los países citados en el párrafo 1 de la resolución 665 del Consejo de Seguridad de la ONU.


 La Carta de San Francisco es ley de la Nación. 

En su capítulo VII, más concretamente en su artículo 43 queda establecida la obligación de los miembros de la organización de colaborar con la ayuda necesaria para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.

 Lo cierto es que de una u otra manera, el Consejo de Seguridad no demandó oficialmente la participación argentina en una fuerza de paz.

Luego del discurso del presidente George Bush del 11 de septiembre de 1.990, en el que el presidente estadounidense hizo referencia al surgimiento de un Nuevo Orden Internacional, Menem percibió claramente que el sistema estaba ante una instancia excepcional de redefinición de sus reglas de juego futuras. 

Se trataba de un momento en el que había dos alternativas dicotómicas de opción estratégica:

 1) neutralismo absoluto como rasgo general de su política exterior (respondiendo a una de las más constantes variables de la política exterior argentina que subsistía aún en esa época); o bien

 2) adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington y participación activa dentro del mismo (aún sin la solicitud expresa de la potencia del norte). 

De esta actitud, se obtendrían claros beneficios, y se minimizarían los costos en todo sentido. 

Los beneficios, como bien lo expresó Escudé tiempo después de las operaciones, implicarían: 

“a) entrenamiento gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina;

 b) 3 buenos sueldos para los hombres que participaron de la operación (cosa que escasea en esta época de bancarrota del Estado argentino); 

c)importantes negocios en la reconstrucción de Kuwait en el campo de barrido de minas y en la extinción de incendios de pozos petroleros; 

d)un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes han quedado descartadas”. (Escudé, 1.989:39). 

Los costos, medidos en términos económicos no habrían de producirse, dado que se acordó con los países directamente afectados por la crisis, que serían éstos los principales financistas de la participación de nuestras tropas en la coalición libertadora. 

En efecto, cuando el ministro de energía y agua de Kuwait visitó Argentina a mediados de septiembre de 1.990 para solicitar oficialmente la participación de nuestras fuerzas en la coalición libertadora, la condición fue el compromiso del Emirato de depositar 22 millones de dólares en un banco londinense para financiar las operaciones.

 En septiembre de 1.990, las arcas de la República se veían absolutamente imposibilitadas de costear las operaciones de la Armada, a pesar de la voluntad política demostrada por el gobierno. 

Si gusta leer mas abajo el link tenes mas:👇

PDF 

COMO PODES VER, TODO DIGITADO DESPUES DE LA GUERRA...






PARA QUE VEAS QUE FUE UNA GUERRA DONDE ESTUVIMOS, Y EL PODER EJECUTIVO DE ESE TIEMPO MINIMIZO ESTO PARA NO PAGAR COMO "VETERANOS DE GUERRA" Y ACLARO SIGUE EN PIE QUE EXISTE UNA LEY, DONDE PREVALECE LO QUE ESTOY DICIENDO. SI LO QUERES LEER COMPLETO TE DEJO EL LINK Y DECIME QUE ABOGADO SE ANIMA A ESTO, TODO SE EDITO DESPUES DE LO QUE PASO:

https://www.argentina.gob.ar/2020-misiones-de-paz-de-la-armada-argentina/golfo-persico

*Origen de las Reglas de Empañamiento en la República Argentina.
Las RDE* se emplearon en nuestro país, por primera vez, con tal acepción cuando el entonces Presidente de la República Argentina, en su carácter de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó, el 18 de septiembre de 1990, el alistamiento de medios navales para apoyar la operación Desert Shield (“Escudo del Desierto”). 

El operativo a cumplir fue llamado “Alfil” por la Armada Argentina. Hasta el 15 de enero de 1991, la misión era de control del tránsito marítimo y aplicación del embargo de materiales, mercadería y carga hacia o desde Irak o Kuwait. Desde esa fecha la misión se amplió al mantenimiento de las líneas de comunicaciones marítimas para las fuerzas de la coalición, patrulla área en apoyo de dichas fuerzas y escolta del tren logístico desde Omán hasta la costa kuwaití, donde estaban en estación permanente los buques capitales (portaaviones, cruceros, portahelicópteros) de la coalición.

Esta ampliación de la misión original fue permitida por la Ley 23.904/91 del Congreso de la Nación, que facultó al Poder Ejecutivo para que las fuerzas desplegadas prestasen el apoyo apropiado a las acciones que pudieran emprenderse en aplicación de la Resolución 678/90 del Consejo de Seguridad de la ONU, no pudiendo realizar las acciones bélicas directas a las que aludía el párrafo 2 de la citada resolución.
Ello fue confirmado, años más tarde, en el "Libro Blanco de la Defensa Nacional", edición 1998, donde se citan como ejemplos de la aplicación real de este instrumento por parte de la Argentina:

> Las órdenes impartidas con carácter permanente a las Fuerzas Armadas propias en relación a las fuerzas militares británicas con asiento en y/o en tránsito a las Islas Malvinas, desde 1982 hasta el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con el Reino Unido en 1990.

> Las incorporadas a los acuerdos de Madrid II, que formalizaron dicho restablecimiento de relaciones, mediante las cuales se busca prevenir desinteligencias indeseadas en el campo militar que pudieran afectar el proceso político-diplomático de normalización de las relaciones.

> Las incorporadas -a partir de instrucciones emanadas de la Cancillería- a las órdenes de operaciones de las fuerzas navales argentinas las cuales, brindando apoyo
logístico, integraron la coalición internacional que bajo mandato de la ONU, actuó en la guerra del Golfo Pérsico en 1991.

Ley N° 23.904/91: Sancionada: 24 de Enero de 1991
Promulgada: 31 de Enero de 1991

El Senado y Camara de Diputados de la Nacion Argentina reunidos en Congreso, etc., sancionan con fuerza de Ley:

ARTICULO 1°.-Autorizase al Poder Ejecutivo Nacional a que a partir de la fecha de vigencia de esta ley pueda disponer las medidas adecuadas para que, de conformidad con la solicitud formulada por el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a todos los estado, contenida en el párrafo 3 de su Resolución N° 678/90 adoptada el 29 de noviembre de 1990, la fuerza Argentina en el Golfo Pérsico preste el apoyo apropiado a las acciones que pudieran emprenderse en aplicación del párrafo 2 de la citada Resolución, no pudiendo realizar las acciones bélicas directas a las que alude este último párrafo.

ARTICULO 2°.-El poder Ejecutivo Nacional informará al Congreso de la Nacíon de las medidas que adopte en virtud de la presente Ley.

ARTICULO 3°.-Comuniquese al Poder Ejecutivo Nacional.

73. “Libro Blanco de la Defensa Nacional”, Parte V: La conducción de la Defensa; 3. El funcionamiento del sistema: Los niveles de decisión y actuación, edición 1998, p. 104.

20/5/21

UN POCO DE HISTORIA NO REVELADA POR EL ESTADO ARGENTINO



KUWAIT: LA GUERRA DEL "MUNDO NUEVO"

OSCAR RAUL CARDOSO (Periodista especializado del Diario "CLARIN")

                                    

BUHS GEORGE


MENEN SAUL




SADAM HUSEIN

PARA LOS POLITICOS DE LA NUEVA ERA QUE DICEN NO SABER DE ESTA GUERRA, ES MAS LA DESISTIMAN COMO MISION DE PAZ, PERO E AQUI HUBO UNA GUERRA QUE LA ARGENTINA HIZO DE APOYO LOGISTICO, Y VOS SABES QUE ES HACER APOYO LOGISTICO EN UN GUERRA !!!!



Nadie puede asegurar que la crisis del Golfo Pérsico no haya devenido en este final de 1990 en una ruleta global sobre cuyo paño tanto Saddam Hussein como George Bush realizaron sucesivas apuestas de alto riesgo, embarcando en ellas al resto del planeta en forma tan masiva como no se presenciaba desde la II Guerra Mundial. Menos aun, nadie -esté de un lado o del otro de la cuestión- puede hoy, con un grado mínimo de seriedad, vaticinar en cual casillero se detendrá la bolilla.

Toda decisión humana se mide por sus resultados y a esta regla no escapan las que adoptaron hasta aquí, y deberán seguir adoptando, los jefes de estado de los Estados Unidos e Irak. Es bueno tener presente también que la historia enseña que la instancia de los resultados suele, muy frecuentemente, dejar espacio solo para el lamento. Desde que Descartes formuló su contribución al desarrollo del pensamiento occidental se sabe que, antes de conocer aquellos resultados, las decisiones se hacen fuertes o débiles en los argumentos que las informan y en el hilo conductor que une a estos. La primera prueba de cada acción humana es la de la razón.

Hussein y Bush transformaron al mundo en un gran escenario en el que el pie para la intervención de cada actor proviene del exterior. El mismo carácter de la crisis global hace que las distancias se desvanezcan y que intereses naciónales diversos den la ilusión de ser repentinamente homogéneos.

A esta altura del desarrollo de los hechos parece haber espacio solo para esperar que la destrucción de las armas diseñe el escenario sobre el cual podrá comenzar a ensayarse un balance con aspiración de ser definitivo. Pero el modo en que se desarrollo hasta aquí la crisis, los cien días que median desde la invasión de Kuwait por parte de Irak, hace que las pruebas parciales de la razón solo puedan aplicarse a las primeras decisiones políticas y económicas.

La propia blietzkrieg iraquí del pasado 2 de agosto constituyó poco más que un desfile de doce horas(1), con algunos disturbios. Esto la convierte más en una acción política que militar. En un sentido que no pretende pecar en la ironía, y teniendo en cuenta solo las acciónes cotidianas, sr. decirse que la ocupación iraquí se encuadra mejor en un marco delictivo de escala gigantesca (saqueo, secuestros extorsivos, crisis de rehenes, etcétera) que en una operación militar.

Por lo demás, el despliegue militar de Occidente y, en especial, el masivo emplazamiento de tropas norteamericanas en la región del Golfo Pérsico solo puede ser juzgado hasta ahora en términos políticos.

Sobre la capacidad bélica norteamericana existen grandes interrogantes. Algunas de las polémicas más intensas que hoy se registran en Estados Unidos están referidas precisamente a la eficacia real de esa demostración de fuerza, si la confrontación se vuelve inevitable.

Uno de los interrogantes mayores que debe despejar el conflicto es aquel referido a la inteligencia del elefantiásico programa armamentista norteamericano de la pasada década, El billón de dólares(2) invertido en el fortalecimiento militar norteamericano por Ronald Reagan está por rendir su primer examen de magnitud y algunos expertos advierten que no es seguro, ni mucho menos, que lo pase con las mejores calificaciones.

Es interesante apuntar aquí, sin embargo, que más allá de los resultados estrictamente militares que arroje en acción el aparato bélico renovado y multiplicado en los años 80, éste aportó ya a Washington un significativo rédito político al enfrentar a la superpotencia socialista y a su antiguo bloque de influencia con una creciente tensión en la carrera armamentista que en mucho contribuyó al colapso de la economía comandada de estos países.

En forma independiente del resultado final de la crisis del Golfo, lo cierto es que la decisión de Hussein ha tenido ya un impacto determinante en las relaciones internacionales y transformo en verdad inapelable el lugar común que vaticina que nada volverá a ser igual que antes.

Como la crisis está en pleno desarrollo y varios de sus protagonistas viven hoy en ascuas por el nivel de incertidumbre -notoriamente Bush y Hussein están jugando su suerte personal y política en esta confrontación-, el presente papel se limitará a examinar solo aquellos aspectos políticos del conflicto sobre los cuales sea total la certeza de su potencial transformador para el sistema de relaciones globales de poder.

Aunque Hussein no sobreviva en el poder, ni logre conservar el territorio que tomó por asalto y aun cuando Bush no pueda articular -tal y como lo imagina hoy- un nuevo perfil para la hegemonía norteamericana en aquellas relaciones, el escenario político internacional ya ha sido modificado.

La crisis del Golfo Pérsico no es solo una guerra potencial. Si se acepta la, premisa -proclamada por el propio Bush después de su última cumbre con Mijail Gorbachov(3)- de que hay un nuevo orden internacional en gestación, éste aspirará a ser convalidado por todas las regiones del globo. El problema de Bush no es entonces solo jurídico, militar y económico, sino también -y muy especialmente- uno de construcción de legitimidad política capaz de perdurar en el tiempo.

Este proceso de cambio es aun más poderoso que los ejércitos que intentan conducirlo. Supone la reformulación de dogmas viejos y aceptados durante generaciones y de otros mucho más nuevos que, sin embargo, habían comenzado a ser convalidados por ese malentendido que se llama sabiduría colectiva.



II

El primer efecto del conflicto del Golfo Pérsico fue el de despertar a Occidente de su fantasía poshistórica. Para ponerlo en las palabras uno de los editorialistas de The Economist en el primer análisis tras la invasión:

"Todo era un poco demasiado ensoñador. La guerra fría había terminado, el dividendo de la paz estaba camino del banco. Todo lo que restaba era un poco de desprolijidad en la periferia. En trozos del Cercano Oriente, de Africa y de Asia aun era necesario ganar unos cuantos conversos más para las grandes ideas de la paz, los mercados libres y la democracia. Aquí y allá -y especialmente en el mundo árabe- pervivían pequeñas y medianas dictaduras. Pero no retrasarían mucho más la inevitable marcha de la historia. Despierta, mundo, después de tus festejos pos-guerra fría y enfrenta tu resaca."(4)

¿Qué sostenía la fantasía poshistórica según su principal téorico, Francis Fukuyama(5)? La idea de Occidente -la organización política según la democracia y la económica según las leyes de propiedad privada y del mercado- había derrocado a sus tres grandes enemigos en este siglo: los restos del absolutismo, el fascismo y el marxismo. Lo que el mundo enfrentaba, luego de la caida del muro de Berlin y lo que este derrumbe encarnó, era según Fukuyama el límite de la posibilidad de desarrollo ideológico de la humanidad. Enarbolando las ideas que Hegel había desarrollado en su Fenomenología del Espíritu, luego del triunfo de Napoleón sobre Prusia, Fukuyama arribó hace un año en Washington a la misma conclusión que pensador alemán extrajo de su realidad en lena en 1806: la historia, entendida como la evolución de las ideas, había llegado a su fin.

Fukuyama vaticinó un mundo en el que generales y filósofos serían apenas un remanente curioso -y ahora ocioso- del pasado, un mundo en el que no habría causas por las cuales pelear o morir. Los soldados que hoy cavan trincheras en el desierto parecen estar haciendo añicos con sus palas el impecable razonamiento de este teórico nipo-americano al cual, quizá por su posición como planificador del Departamento de Estado, muchos identificaron como un intento por racionalizar la era Bush.

Fue 1989, al que muchos comentaristas coincidieron en bautizar con el pretencioso título de annus mirabilis(6), el año que trajo consigo la promesa del triunfo definitivo de la idea de Occidente. Esta promesa es la que se derrite hoy bajo el sol de la región del mundo conocida como el Golfo Pérsico.

El Golfo Pérsico (233.100 km2) es una extensión de poca profundidad del Mar Arábigo conectada con el Golfo de Omán a través del Estrecho de Ormuz. Entre sus muchas islas, Bahrain es la más extensa. Su importancia geopolítica se originó como antigua ruta comercial. Las primeras conquistas europeas y las rivalidades de las potencias del viejo continente en la región datan del siglo XVII, específicamente con la captura de la ciudad portuguesa de Ormuz por parte de tropas británicas.

El denominado Tratado Marino Perpetuo de 1853, celebrado entre británicos y árabes formalizó la superioridad del Reino Unido en la zona y obtuvo una suerte de reválida internacional en 1907, a través de un nuevo acuerdo. El descubrimiento de ricos depósitos petroleros en los años 30 dio al Golfo la relevancia que posee hasta el presente. Luego de la declinación británica y su retiro de la región, tras la II Guerra Mundial, solo los Estados Unidos y la Unión Soviética quedaron sobre el escenario del Golfo Pérsico como competidores extraregionales. Las décadas del 60 y del 70 con sus guerras entre árabes e israelies, disturbios fronterizos y disputas por los derechos petroleros dieron al área un perfil de conflicto del cual el iniciado por Bagdad en agosto pasado es apenas la confirmación.

Es llamativo que sea un pequeño país como Kuwait (apenas 16.058 kilómetros cuadrados de superficie, dos millones de habitantes y una densidad considerable de 125 personas por km2), aunque inmensamente rico (casi U$S 14.000 dólares de ingreso per capita estimado para 1990 antes de la crisis del Golfo Pérsico), el que halla actuado como detonante de la amenaza de un derrumbe anticipado del orden posguerra fría en gestación.

Hasta la invasión iraqui, el Emirato de Kuwait era, más que un estado nacional en la definición clásica, una empresa transnacional que asignaba a sus habitantes la nacionalidad o la residencia según un criterio muy similar al que las corporaciones manejan para distinguir entre su personal de planta o permanente y el temporario. Al igual que muchas empresas transnacionales, la política de Kuwait era la de mantener una planta lo más reducida posible y la de apelar a personal temporario en gran cantidad. Solo el 41 por ciento de los habitantes del reino gozaba derechos generales y del total de residentes solo poco más del 9% tenía el uso pleno de derechos, entre ellos el de la propiedad.

Este antiguo y otrora paupérrimo asentamiento de beduinos, pescadores y nadadores de profundidad en busca de perlas, ubicado en el extremo occidental del Golfo Pérsico fue fundado como entidad estatal feudal -bajo soberania del Imperio Otomano- a mediados del siglo XVII por la dinastía al-Sabah que lo gobernó hasta el pasado 2 de agosto en forma continuada.

La familia al-Sabah cultiva una larga tradición de apelar, y de su subordinarse, a la protección de potencias extranjeras(7). En 1899 cedió el manejo de sus asuntos exteriores al Reino Unido a cambio de la protección por parte de este de su territorio. La independencia plena de Kuwait, que llegó en 1961, es un antecedente importante del presente conflicto. Poco tiempo después de haberla proclamado, Irak reclamó formalmente el territorio kuwaití. Fueron entonces tropas británicas -cuya presencia se fundamentó en aquel acuerdo del siglo pasado- las que cumplieron el rol de limitar en los hechos las aspiraciones iraquíes.

A lo largo de toda su historia, Kuwait ha conocido solo el totalitarismo en su versión árabe, particularmente opresiva, y el gobierno de una dinastía que se ajusta más a la identidad tribal que al molde occidental de monarquía. David Pryce-Jones, un autorizado experto, explica este fenómeno tan característico de la región en los siguientes términos:

"Convertido por un tratado en el gobernante de un nuevo estado, la cabeza de una familia beduina, o un sheik tribal, se descubre a si mismo como un anacronismo, acostumbrado a prácticas que no ofrecen ayuda alguna para enfrentar las urgentes cuestiones políticas, sociales y económicas del presente. La autoridad despótica no es substituto para las demandas técnicas del gobierno moderno. Pero la vida tribal no provee otra forma de institución de gobierno. Arabia Saudita, Bahrain, Kuwait, las siete pequeñas entidades que conforman a los Emiratos Arabes Unidos del Golfo son tribus y aun familias agrandadas y estados solo en el más tenue de los sentidos que da el poseer un nombre, una bandera y un voto en las Naciones Unidas. De estos estados solo Kuwait y Bahrain han experimentados con alguna forma no tribal de legislatura y en ambos casos sin éxito y brevemente."(8)

Uno de los signos más claros de la tradición de poder de los al-Sabah ha sido el nepotismo, disfrazado de prerrogativas reales. Lo sigue siendo aun hoy en que la dinastía carece de territorio nacional fuera del que le presta un Hotel Sheraton de Arabia Saudita al cual el rey Fahd le concede las prerrogativas de la Convención de Viena, en materia de inmunidad. En este Sheraton hay un piso sumamente importante para el gobierno de Kuwait en el exilio, que no es el piso en el cual reside el Emir. Es el quinto piso que está completamente dedicado a la administración financiera de los depósitos que tiene Kuwait fuera de su territorio.

Kuwait es mencionado -desde las crisis petroleras de los años 70- como la tierra dorada del ingreso per capita más alto del mundo. Puede que se incurra en verdades de perogrullo cuando se sostiene que no todo el brillo proviene del oro y que también es posible medir por estadística. Es interesante entonces comprobar como, según el Indice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Kuwait ocupa un lugar inferior al de la Argentina según esa suerte de patrón internacional que mide la forma en que la riqueza y el progreso de los países efectivamente alcanzan a los individuos que los habitan.

El ingreso per capita kuwaití contrasta con fuerza con los de Egipto, U$S 650, Turquía, U$S 1200, y Jordania U$S 1500, desigualdad que le ha dado a Hussein una de las herramientas propagandísticas regionales más poderosas.

La inserción internacional de Kuwait puede establecerse comprobando que es miembro de los principales organismos internacionales, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas que lo tiene reconocido como miembro pleno, y en el marco regional pertenece al Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, una suerte de embrión de OTAN del Golfo Pérsico creada, a impulso de Arabia Saudita, en febrero de 1981(9). Es además fundador y destacado integrante de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP).

El Consejo debía ser el ámbito para gestar un esquema regional de seguridad pero todos los intentos fracasaron hasta el presente. Los mismos motivos que llevaron a su creación -el avance del fundamentalismo islámico a fines de los 70 y la guerra entre Iran e Irak (1980-1988)- resultaron los principales impedimentos para concretar aquel esquema en forma operativa, confirmando el impedimento histórico de los árabes para integrar y actuar en organizaciones colectivas. La Liga Arabe de 1945, un catálogo de frustraciones, es quizá el mejor ejemplo histórico de esta imposibilidad árabe.

Lo único que el Consejo pudo crear en materia de esquema de seguridad es una institución de ejercicios militares conjuntos, realizados hasta el momento de la invasión del que participaba el pequeño ejército kuwaití(10) y una fuerza de despliegue rápido- o el embrión de una futura fuerza de esas características- cuyo asiento es Arabia Saudita, país que ha aportado el grueso de sus integrantes y también de los fondos necesarios para su manutención.

Desde 1986 el emir Jamir al-Ahmad al-Jabir al-Sabah -una personalidad poco respetada en el mundo árabe- gobernaba Kuwait con la suma del poder público, dado que ese año disolvió la Asamblea Nacional de 50 miembros que, en la letra constitucional, debía compartir el poder. Una vez que la tentación parlamentaria fue dejadas atrás, el emir pudo volver a cogobernar solo con su gabinete de dieciséis miembros de los cuales por lo menos la mitad pertenecía a la familia real. En cuanto a los restantes, muchos de ellos estaban unidos a aquella por razones matrimoniales.

Aunque el Consejo fracasó en sus diseños globales, encontró en Saddam Hussein una suerte de estado-escudo contra la expansión del islamismo shiita -el que subordina la autoridad temporal del estado a la religiosa -que desveló, y aun desvela, a los gobiernos de la región desde el derrocamiento del Sha de Iran en 1979. Durante los ocho años de enfrentamiento entre los ejércitos de Bagdad y de Teherán y aun cuando el Consejo de Cooperación del Golfo intentó mantener una posición de aparente neutralidad, sus miembros aportaron fuerte en asistencia financiera al dique de contención iraquí. Solo Kuwait concedió en créditos sin intereses, diez mil millones de dó1ares a Hussein cuya condonación lisa y llana exigió hasta horas antes de la invasión.

La cifra impacta -es casi una sexta parte de la deuda externa argentina- pero, hasta donde están contabilizadas las inversiones extranjeras de Kuwait, estas suman 100.000 millones de dólares. Otros 50.000 millones de la misma divisa que también están invertidos en Occidente, generalmente en empresas productoras de alta tecnología y vinculadas con el turismo (hoteles, líneas aéreas), pertenecen a la familia al-Sabah.

La ocupación iraquí de Kuwait ha retirado del mercado mundial de petró1eo cuatro millones de barriles -aproximadamente la misma merma que produjo las crisis de 1973 y 1979-, generando incertidumbre y una consecuente escalada de precios pero, ese mercado ha cambiado mucho desde entonces y las posibilidades de una disrupción prolongada son remotas.

El cálculo hecho por Hussein parece haber sido errado. Ignora los cambios estructurales en los intereses, domésticos e internacionales, del principal aliado iraquí, la Unión Soviética; los intereses norteamericanos en la región -de los cuales el libre acceso a petróleo barato es el exponente más acabado- y la existencia de garantías explícitas de Washington a estados como Arabia Saudita(11), cuya seguridad se vería seriamente amenazada si Bagdad tuviese éxito en retener el territorio de Kuwait y el control del 20 por ciento de la producción de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el 25 por ciento de las reservas petroleras mundiales comprobadas.

Entre los motivos para el escalofrío de Occidente está la posibilidad de que Hussein emerja como un nuevo Saladino -el heroico paladín árabe del siglo XII- de una derrota militar en la que enfrentó y resistió hasta el final a la fuerza más poderosa acumulada en la historia de la humanidad contra una única nación. Este es un lujo que la nueva pax americana global que está en gestación desde el colapso del socialismo no puede permitirse.



III



En términos de derecho constitucional y derecho internacional público, la decisión que adoptó el Gobierno argentino respecto del Golfo Pérsico casi puede reducirse a un juego de ingenio político para elegir cuáles artículos se aplican. Un orden mundial en estado de convulsión desaconseja esa ligereza porque lo que está en juego es la forma de insertar al país en un sistema global de seguridad aun en proceso de elaboración.

La Argentina no escapó -no era razonable esperar que lo hiciese- a la tendencia global de modo que su situación es en esta crisis tan complicada como la de, por ejemplo, Japón. El Japón pertenece a una región distante y diferente, cuyo poder nacional acumulado es infinitamente mayor y cuya dependencia energética del golfo Pérsico es real (importa de esa zona el 64% del petróleo que consume).

América Latina dio una respuesta compleja al desafío. Respaldó, sin fisuras, a la razón y al derecho condenando la agresión iraquí, pero no llegó a ofrecer aun el testimonio que en realidad más interesa a los forjadores de aquel nuevo orden: el concurso -aun simbólico- al esfuerzo bélico.

Los gobiernos de los grandes, como México y Brasil no están convencidos de que ese camino sea el mejor. Los protagonistas de la crisis y las circunstancias históricas de la Argentina concurrieron para elegirlo como el primer país de este subcontinente que cruzaría la linea de la historia, sumándose a la nueva coalición pos guerra fría.

Carlos Saúl Menem será juzgado -en algún momento futuro- por la claridad para identificar intereses nacionales y por la eficiencia para servirlos, con la decisión que adoptó. Como gobernante demandó al país el riesgo de vidas y patrimonio. Nadie en su circunstancia puede pedir más y -lo quiera o no- enfrenta el riesgo de convocar a un sacrificio inútil.

Una vez que se comprende que esta es su esencia, puede analizarse el marco formal de la decisión. Sus elementos centrales son:

* El Consejo de Seguridad de las Naciónes Unidas legalizó el bloqueo naval -que se extenderá seguramente al espacio aéreo- contra Irak aplicado. También autorizó a los estados participantes a solicitar ayuda a otros países recomendando -sin demandar- una respuesta favorable.

* La Carta Orgánica de la ONU es ley de la Nación Argentina. Las obligaciones que fija -en especial las referidas al mantenimiento y restablecimiento de la paz internacional (Capítulo VII)- son de vigencia plena para el país. El artículo 43 establece con claridad que los miembros del sistema de la ONU se obligan a proveer al organismo la ayuda necesaria.

* Pero el Consejo no ha demandado -según los términos de la Carta de la ONU- tal contribución ni a la Argentina, ni a ningún otro país. No ha decidido la integración de fuerza de paz alguna y sigue invocando en sus resoluciones la acciones y previstas en el artículo 41, que son no militares. Solo abrió la puerta para el uso de la fuerza para hacer cumplir las sanciones sin mencionar explícitamente la posibilidad y aplicando la limitación de un criterio de razonabilidad.

* Para que una solicitud de contribución bélica tuviese fuerza plena el Consejo debería haber hallado justificación -hasta ahora no lo hizo- para invocar el artículo 42 (empleo de la fuerza) y aun así la obligación de contribuir estaría condicionada a la elaboración de uno o más convenios especiales. El Comité de Estado Mayor (artículo 47) sigue sin ser convocado desde la guerra de Corea y Washington parece ser el más interesado en dejarlo dormir su sopor histórico, porque no quiere transformar en multilateral una cadena de mando que ahora le es exclusiva en esencia. Uno de los motivos que llevó ayer a Bush a relevar al jefe de su fuerza aérea fue que éste decidió sincerar la intención de su país de no compartir el mando.

* La fuerza multinacional desplegada en el golfo no es una fuerza de paz y no todas las posibilidades de acción al alcance de su comando se inscriben en el marco de la ley internacional. Puede convertirse, en un abrir y cerrar de ojos históricos, en una fuerza beligerante.

* Si existiese una solicitud del Consejo de Seguridad, formulada de acuerdo a derecho, o si la fuerza del golfo se inscribiera en la caracterización denominada de paz la Argentina estaría obligada y el Poder Ejecutivo debería dar cumplimiento. Propios y ajenos en el Congreso no podrían reclamar participación. Pero como ninguno de esos requisitos se cumplen en este caso los legisladores tienen las facultades plenas que les concede la Constitución Nacional para autorizar el ingreso a territorio argentino de tropas extranjeras o la salida de efectivos propios al exterior.

La decisión de enviar tropas argentinas al golfo Pérsico recorrió un sendero jurídico sinuoso como lo demuestra un memorando de la Consejería Legal de la Cancillería que afirma que "por tratarse de una medida facultativa para el Gobierno argentino, el Poder Ejecutivo debería recabar la autorización del Congreso para la salida de fuerzas nacionales que se destaquen en caso de producirse una solicitud de los Estados mencionados en el párrafo 1 de la resolución 665/90 del Consejo de Seguridad.(12)

Hubo luego un ensayo de cura en salud. En otro documento distribuido el jueves 20 del mismo mes la Cancillería, para atenuar el hostigamiento político a que fue sometido el envío, se sostiene que en el primer texto, al que se alude pero no se identifica, la Consejería Legal "no hizo un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se limitó a responder a la pregunta que le fue planteada." Tampoco aclara cuál fue ese interrogante.

En los dos momentos las necesidades de la conducción política de la diplomacia parecen haber sido sustancialmente distintas. En la primera se reclamó a la Consejería Legal un asesoramiento, en tanto en que en la segunda se le instruyó para que construyera una lógica jurídica que respaldara la decisión política de enviar tropas al golfo.

Una fuente diplomática cercana al canciller admitió al autor de este papel que "tenemos media biblioteca a favor y media en contra... Usamos la que está a favor. Una situación similar se produce en casi cada instancia decisiva trascendente del Gobierno, pero este contraste motivó también críticas señalando que los organismos del Estado no pueden producir dictámenes que "sirvan tanto para un fregado como para un cocido", según la gráfica descripción de otro veterano miembro del servicio exterior.

Las normas legales que se consideraron en este proceso fueron muchas -constitucionales y de derecho público internacional- y no pueden sintetizarse con facilidad. Pero es útil pasar revista a algunas definiciones centrales de ambos documentos.

El primero sostiene entre sus argumentos que:

* Un análisis de la resolución 665/90 que lleva al autor a la conclusión de que "introduce la posibilidad concreta que la República Argentina reciba un pedido de ayuda en virtud del punto 3 de la resolución citada. Esto plantea -agrega- interrogantes fundamentales relacionados, por una parte con la naturaleza del compromiso internacional (..) y por la otra con las competencias respectivas de los Poderes Legislativo y Ejecutivos (...)

* Afirma también que la resolución "no (...) pretende imponer a los Estados la obligación de contribuir con fuerzas militares, lo que exigiría (...) la celebración de los convenios especiales descritos" en el artículos 43 de la Carta de las Naciones Unidas, uno de los que regula el empleo de fuerza militar para la preservación y restablecimiento de la paz. Esos convenios son mandatorios en el caso de que la ONU decidiera la intervención. Una de las corrientes de análisis de la crisis del golfo considera que la actual fuerza está realizando ya una intervención militar.

* El memorando menciona un pronunciamiento anterior -numerado como 122/90 de la Consejería en el que se dictaminó que el Poder Ejecutivo sr. disponer el envío de tropas sin la participación del Congreso si el Consejo de Seguridad lo realizara invocando -algo que no ha hecho- el citado artículo 43.

La forma en que se llega a esta conclusión es compleja pero alcanza con decir aquí que la Carta de la ONU es ley de la Nación y por lo tanto el Poder Ejecutivo estaría en este caso dando cumplimiento a las obligaciones que la Organización impone a los estados miembros. Los legisladores no podrían reclamar porque como puntualiza el documento "el Congreso habría implícitamente autorizado la salida de tropa al aprobar la Carta de las Naciones Unidas".

Pero aun en ese caso, agrega, "el Congrcso debía intervenir para establecer la: modalidades, número y tipo de tropas, a través de la aprobación de convenios especiales" ya que la propia Carta establece que estos "estarán sujetos a ratificación por los Estados signatarios de acuerdo con sus respectivos procedimientos constitucionales" (artículo 43).

* El primer documento afirma que "el análisis anterior no parece aplicable, sin embargo, al requerimiento formulado en los términos de la Resolución 665/90" y en consecuencia "no se está en presencia de los mecanismos colectivos de cumplimiento obligatorio". Reconoce finalmente que "resulta (...) abusivo pretender que existió una autorización anticipada del Congreso para la salida de tropas".

El texto más reciente -que tiene el mismo origen- desautoriza implícitamente al anterior y sostiene , en cambio, que "la decisión que el Gobierno adoptó poco tiene que ver con esta variante de 'maxima' ya que no se pretende contribuir con un eventual uso de la fuerza e la región."

En esto el nuevo ensayo de argumentación legal también se da de bruces con la posición política explicada por el presidente Menem quien afirmó que "si hay que tirar se tira". O de su canciller, Domingo Cavallo, que suele reconocer, por ahora en privado, que si la guerra estalla el Gobierno buscará mantener sus tropas en la región del conflicto.

Más que estas formalidades -por importantes que ellas sean- está la sabiduría de sumarse con mayor o menor reflexión a un orden internacional aun incompleto y sobre cuyo contenido se consulta poco, si acaso algo, a quienes deben contribuir a forjarlo.



NOTAS

(1) Ver los relatos de las invasión en las ediciónes número 33 de TIME (IRAQ on the March) y NEWSWEEK (Bagdad's Bully) del 13 de agosto de 1990 y The New York

Times del 4 y 5 de agosto de 1990.

(2) Estimación del Departamento de Defensa de Estados Unidos-.

(3) Ver ediciónes No. 38 y 39 de TIME y NEWSWEEK de septiembre 17 y 23 de 1990.

(4) Who will stop Saddam? The Economist agosto- 4 de 1990

(5) Fukuyama, Francis The End of History- The National Interest No. 16 septiembre de 1989.

(6) Un análisis interesante de las implicancias de 1989 para las relaciones

internacionales puede encontrarse en From Cold War Towards Trusting Peace de

McGeorge Bundy en Foreign Affairs- Anuario America and the World- Vol 69 No.1

(7) Ver Shimoni, Yaacob Political Dictionary of the Arabe World- The Jerusalem

Publishblg House Ltd. 1987.

(8) Pryce-Jones, David The Close Circle (An interpretation of the Arabs) - Grafton Books- Londres 1990.

(9) El Consejo de Cooperación del Golfo tiene su sede en Riad y pertenecen al mismo Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrain y Oman. Irak no integra el organismo. Sus objetivos declarados son promover el desarrollo de la cooperación económica, política, militar, social, y cultural.

(10) Kuwait gastaba el 5.2% de su PBN (estimado en u$s 28.832.000.000 para 1990) en la defensa.

(11) Un antecedente importante es la carta de 1950 enviada por el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman al Rey Saud de Arabia.

(12) El documento lleva fecha del 29 de agosto pasado, el No. 125/90, la firma del

Consejero legal, Horacio Basabe y fué calificado como "secreto". Describe una realidad jurídica diferente de la que sirvió para informar la determinación final. El gobierno adujo que la inclusión de un contingente argentino en la fuerza multinacional que bloquea a Iraq y Kuwait ocupado no implica intervención militar y por tanto no está sujeto a la jurisdicción legislativa establecida por la Constitución.