12/12/15

“CUMBRE DE MERCENARIOS EN ARABIA SAUDITA”



Signos de desesperación de Washington ante el fracaso para derrocar al gobierno sirio y por la imparable maquinaria rusa


Por Pepe Beru



En lo que va del siglo, muchos podrían decir que aún no se ha visto todo por venir, pero con acontecimientos como los que sacuden al Medio Oriente y en especial los que vienen castigando a Siria e Iraq, pareciera que ello no sería tan así. Asombrosamente y bajo los auspicios del Departamento de Estado norteamericano y según la semántica de los medios anglosajones, desde el miércoles 9 de diciembre se celebra en Arabia Saudita una cumbre de “grupos rebeldes” que han aceptado empezar conversaciones con el gobierno legítimo en Damasco.


En ese sentido el portavoz del Departamento de Estado John Kirby (1) ha dejado entrever que las conversaciones directas entre las partes comenzarían en el mes de enero, lo que para Washington representa buenas expectativas para el logro de un acuerdo político en el cual y –como conditio sine quanon- Bashar Al Assad debe dejar el poder. Como se puede ver, el llamado acuerdo poco tiene del mismo ya que esta previamente condicionado a los lineamientos que esperan ver concretados desde Washington, Riad y Tel Aviv (2).


Para entender lo inusitado de esta situación –y que engloba a todo el conflicto-debe dejarse de lado la falsa percepción instaurada desde los medios anglosajones, los regionales del golfo y levantada tontamente por las repetidoras latinas que han venido pintando el origen de esta sangría como parte de un “conflicto sectario”, eso es totalmente falso no solo por las pruebas que se fueron evidenciando desde la intervención en Libia en 2011 sino también por las últimas y escandalosas revelaciones que ha propiciado la intervención rusa. Si de algo se trataba todo esto era de negocios y poder, nada más. La tarea de los medios, es de pintar una realidad que cubra estas incongruencias y deje a Damasco como el gran culpable.



Para lograr aquello y en medio de la necesidad de buscar una unión entre todos los complotadores, se da a publicidad la realización de lo que artificiosamente llaman “cumbre” que en realidad es –tal como lo calificó Moscú y Teherán- una reunión de terroristas.


Según las fuentes de diarios anglosajones, los asistentes a dicha “cumbre” realizada en Riad, solo fueron llamados los denominados “rebeldes moderados” y que se nuclearían en unos quince grupos cada uno con sus propias insignias y denominaciones muchos de los cuales tienen sus cuarteles generales en Estambul.


Pero otras fuentes, han destacado que a la capital saudita habían llegado unos cientos de representaciones y entre las cuales -y presuntamente sin invitación-estaban los correspondientes a subsidiarias de “Al Qaeda” como es el caso de “Jabbat Al Nusra” y los del “Estado Islámico”, organizaciones mejor financiadas y poderosas en actividad. Por supuesto que esto no es difundido por los anfitriones sauditas y norteamericanos, “aquí solamente están los opositores moderados” rezaría un cartel. Esto fue denunciado especialmente por fuentes iraníes y rusas, que además de constatar dicha presencia, claramente no aceptan las dicotómicas denominaciones que EEUU usa para tratar de legitimar a esos grupos criminales.


En medio de la “Babel” creada por esta insólita cumbre de grupos responsables por la violencia y los millares de sirios muertos, el gobierno de Arabia Saudita se encargo de establecer como primera condición para que éstas negociaciones prosperen, la renuncia sin condiciones del presidente Bashar Al Assad, lo que a su vez, es uno de los objetivos que se han programado desde Washington y la UE hace bastante tiempo atrás.



Entre los no invitados, estuvieron los grupos kurdo-sirios, que han venido siendo atacados por los medios del Golfo por ser aliados del gobierno de Assad en la lucha contra las bandas armadas que casualmente se hallaban representadas en dicha cumbre. Sobre la situación de los kurdos en el norte de Siria, ha sido un tema ríspido y lleno de controversias entre los mismos kurdos dado que, con el constante operar de los estadounidenses y de los israelíes –proporcionando dinero, armas, equipos e inteligencia- en búsqueda de comprar su lealtad para que se unan a un proyecto de un “Kurdistán” extendido al que maneja la mafia del Clan Barzani en Iraq, no son pocos los grupos kurdos que rechazan colaborar en dicho proyecto y se niegan a caer en ese engaño que persigue en última instancia, el desmembramiento de la nación siria. Uno de los más conocidos e influyentes grupos que se oponen a estos proyectos es el Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK, que como premio a esta posición, Washington le dio carta blanca a Turquía para que pueda atacarle en Siria e Iraq (3) .


En apariencias, la situación apremiante para estos grupos en el terreno ha hecho que Riad y Washington hayan elaborado esta instancia como una forma de tratar de conformar un frente político que logre establecer una posición unificada que de un marco de “legitimidad” y que logre frenar los imparables avances del gobierno sirio en el terreno. Esto es muy difícil de que sea posible, no solo por la pléyade de grupos que hoy se disputan el poder en Siria sino también, por la condición a la que responden que es la de meros mercenarios de intereses que tienen sus oficinas en Washington, Londres y Tel Aviv.


Como parte de estos convocados están los grupos con directa colaboración de Arabia Saudita y Qatar, entre ellos y el más representativo el “Jaysh Al Islam” que cuenta en sus filas a mercenarios de varias nacionalidades –incluidos latinos como colombianos- pero con una estructura fija de elementos salafistas y wahabistas, principales elementos radicales e intolerantes contra la existencia de otras corrientes islámicas.


En definitiva, solo estamos ante una desvergonzada convocatoria de criminales ajenos al Islam y que para peor está avalada por los que dicen combatir al terrorismo.

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