11/4/17

GUERRA DEL GOLFO PERSICO

VETERNOS DE AYER DE HOY Y DE SIEMPRE




Mas claro imposible, acá se trata de todo, bien contado por especialistas en Derecho y Política Internacional. y las dos Resoluciones clara de la ONU que ordeno la Guerra.

Publicado el 13 de feb. de 2017


“CUESTIONES SEMÁNTICAS”




"VETERANOS DE AYER HOY Y DE SIEMPRE"

 USS Wisconsin 1991

Alouette III embarcado en el Golfo, 1991 buque EE.UU
Buque de Primeros Auxilio



Consecuencias de la guerra y Pozos de Petroleo prendidos



La ruta de la muerte. 
Miles de iraquíes asesinados en su retirada



Según un análisis desde el punto de vista jurídico sobre la participación argentina en la guerra del Golfo no deja lugar a dudas sobre la naturaleza de su misión

En realidad nadie puede decir lo que allí sucedió sino solo quienes fueron protagonistas directos de la guerra. Esto ante las continuas manipulaciones e inexactas informaciones que dan cuenta de las acciones que llevaron a cabo las dos naves de la fuerza de tareas T.88.0 compuesta por el destructor “ARA Alte Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, actores principales y testigos directos de lo que fue aquella guerra a miles de kilómetros de su patria que muchos continúan erróneamente denominando “operaciones de paz”.

Contextualicemos la intervención de esta “fuerza de combate”. Primeramente veremos que lo que desató la crisis en el golfo fue la invasión de Iraq sobre el vecino Kuwait, cuestión que no nos avocaremos a analizar como lo hemos hecho anteriormente. En ese mismo instante el mundo estaba cambiando. El equilibrio geoestratégico de la bipolaridad existente entre EEUU y la Europa de oeste y la URSS se había roto con la disgregación de éste último.

El gobierno argentino al tener conocimiento de dicho evento, no tardo en expresar su apoyo irrestricto a Washington y recién después adherir a los supuestos mandatos de Naciones Unidas. En ese sentido el gobierno de Carlos Saúl Menem vio la oportunidad de colgarse de uno de los episodios con trascendencia internacional que catapultaría a su gobierno a los altos niveles de la política internacional y que a su vez, lo pondría a la vista de la Casa Blanca.

De este modo podemos ver como los acontecimientos se desarrollaban por dos carriles políticos diferentes. Uno iba por la preocupación de la ONU expresada con la resolución 660 del 2 de agosto de 1990, mediante la cual condena a Iraq por la invasión y ocupación de Kuwait y unos días después, el 6 de agosto la resolución 661 que estableció un embargo económico sobre la república árabe de Iraq siendo para la Casa Rosada, motivos suficientes para argumentar su intervención. El otro carril iba por la vía de los preparativos netamente militares y los cuales estaban liderados por los EEUU, preparativos que no estuvieron exentos de ciertas curiosidades que los historiadores militares –especialmente norteamericanos- tratan de obviar.

Desde el punto de vista jurídico, las resoluciones de Naciones Unidas no son vinculantes por lo cual, no tenían fuerza para “obligar” a la Argentina a intervenir. Por otra parte y como veremos, nunca hubo un mandato para el establecimiento de paz.

Sin meternos en asuntos políticos y centrándonos en la mera cuestión operativa de las unidades argentinas, vamos a esclarecer algunos puntos oscuros que han sido aprovechados para confundir a los legos en la materia y en especial con lo que tiene que ver con el derecho internacional.

Mucho antes de que Naciones Unidas tratara en profundidad lo que había desatado la crisis en el Golfo Pérsico, Washington ya había desplegado una fuerza militar a Arabia Saudita y gestionaba tratativas con Ankara para utilizar su país para desplegar tropas norteamericanas en la frontera norte de Iraq. La familia real saudita llamó a Washington urgente notificando lo que pasaba y como respuesta el mismo presidente estadounidense George H. Bush y su general del estado mayor Collin Powell fueron transportados inmediatamente a Arabia Saudita en las horas posteriores al 2 de agosto.

En ese mismo momento, en Washington (el 2 de agosto de 1990) se hallaba una comitiva del Ministerio de defensa encabezada por Humberto Antonio Romero quienes por estos motivos, no pudieron ser recibidos por el mismo presidente Bush debiendo contentarse con el recibimiento del vice Dan Quayle quien estaba a cargo del Consejo Nacional de Seguridad. Igualmente el momento fue oportuno para que –consultas telefónicas mediante- se le expresara a Washington que “la Argentina colaboraría con lo indispensable en esta crisis”, recibiendo el agradecimiento de Quayle y que luego serían reforzadas con misivas personales del mismo Menem dirigidas a su par George H. Bush.

A partir de ese momento y sin que Naciones Unidas ni el Consejo de Seguridad se expidieran sobre algún “mandato” de cómo se procedería en este caso, el gobierno argentino se puso a la par de los procedimientos que Washington estaba impulsando por su propio carril sin interesarle si aquellos órganos internacionales se expedirían por legalizar una intervención bajo la bandera de Naciones Unidas. Recordemos que George H. Bush utilizó el incidente para justificar una escalada alegando que “Iraq había agredido a un país vecino”, “que había violentado la ley internacional” y una serie de argumentos que le sirvieron para ordenar la creación de una Coalición militar sin el aval de Naciones Unidas.

Importante también tener en cuenta, que los comandantes a cargo de la “Coalición” y del Comando de operaciones que se monto en la capital saudita y en Darham estuvo compuesto por oficiales de alta graduación dirigidos por una plana de generales y almirantes norteamericanos quienes a su vez estaban liderados por el general del ejército de los EEUU Norman Schwarzkcopf; comando al que se subordinaría luego el grupo de tareas “ALFIL I”.

Al mismo tiempo y calcando la posición norteamericana, el 16 de septiembre Menem alega que “Argentina enviará tropas al golfo sin ningún tipo de consulta” y agregó que sus decisión estaba justificada “si el objetivo perseguido es consolidar la paz”. El 18 de septiembre tras haber comprometido su colaboración a Washington, alego públicamente que se enviaría una fuerza “para restablecer la paz y evitar una tragedia de imprevisibles consecuencias en la zona del conflicto”. Un día después el mismo Menem reconoce que el gobierno kuwaití le requirió unilateralmente –y obviamente por consejo de Washington- colaboración, asimilando el pedido como si “la misma ONU lo hubiera hecho”. Pero una de las cerezas que decoran este pastel, es que el 24 de septiembre se reunieron en Buenos Aires, el Subjefe del estado Mayor Conjunto de los EEUU el Almirante Jeremiah y el embajador norteamericano en Buenos Aires Terence Todman con el ministro de defensa Humberto Romero y con el Jefe del Estado Mayor de la Armada el Vice Almirante Emilio Osses en donde se ultimaron los detalles técnicos y se concluyó con la participación argentina en la “Coalición”.

Un día después, el 25 de septiembre y tras agotar todos los repuestos de los pañoles de Puerto Belgrano, zarpan con sus bodegas de armas y municiones completas las dos naves argentinas rumbo al Golfo Pérsico.

No olvidemos que a esa fecha en Naciones Unidas no se había expedido sobre la “autorización para el uso de la fuerza y ultimátum” para que Iraq se retirara de Kuwait (Res. 670/678) y menos aún, esbozó el proyecto de un “mandato” para sí, evitar la guerra y hacer prevalecer la paz.

Precisamente sobre el tema de un “mandato”, sin más rodeos hay que dejar en claro que Naciones Unidas jamás otorgó entre agosto de 1990 y marzo de 1991 mandato alguno para involucrarse como organismo en la conformación de una “fuerza de paz”, dando un paso al costado y dejando a que fuera EEUU y sus aliados quienes conformaran una fuerza en forma de Coalición que tuvo su Comando de operaciones en Riad, Arabia Saudita.

El último argumento esgrimido por el presidente argentino fue expuesto el 19 de septiembre cuando afirmo que “Argentina no puede darse el lujo, en este momento que estamos emergiendo de una crisis, de quedar aislados del resto del mundo”, culminando con la aseveración de que “no son tropas intervencionistas sino para consolidar la paz, para evitar consecuencias de un enfrentamiento”, había señalado con énfasis, quedando en claro que esto último nunca se cumplió y que ante el inevitable involucramiento en las hostilidades, el Congreso sanciono a las apuradas en enero de 1991 la ley 23904 autorizando a la fuerza T.88 a responder el fuego.

Antes de seguir hay que dejar en claro que Argentina al apoyarse en la Res. 661 que impuso un embargo a Iraq, puso en marcha la primera medida políticamente hostil contra otra nación soberana que luego ampliara con su participación activa en su aplicación mediante el bloqueo marítimo (Acto hostil).

Como vemos al no haber habido un “mandato” no hubo representación ni menos aún involucramiento operativo de Naciones Unidas en esta Coalición armada. Lo que si existió fue una “autorización” (Cf. Art. 42 Carta de N.U.) del Consejo de seguridad para el uso de la fuerza, que fue el desencadenante de la guerra –y no de operaciones de paz- que se abrió a las 00hs del 16 de enero de 1991 y que recién culminó con terribles consecuencias para la población civil el 27 de febrero del mismo año.

Las naves argentinas no se interpusieron en el medio de los contendientes (Como hubiera supuesto un mandato de mantenimiento de paz) ni menos aún enarbolaron la bandera de Naciones Unidas; por el contrario fueron parte del bando aliado contra Iraq.

En conclusión, con estos antecedentes que están muy bien documentados y conjugados con la normativa del derecho internacional aplicable a la participación naval argentina, en especial a la referente al “Derecho de la guerra Marítima” que se elaboro a partir de las Conferencias de la Haya y de las previsiones de la “CONVEMAR 1982”, las dotaciones argentinas participaron en acciones bélicas y no en operaciones de mantenimiento de la paz.

7/4/17

Para Menem, hay que alinearse "inmediatamente" Esto decia...




Desfile en la 5 Avenida Nueva York


17 de Septiembre de 2001 

El ex presidente Carlos Menem aseguró ayer que el Gobierno de Fernando de la Rúa debería "alinearse inmediatamente con los Estados Unidos" en una eventual acción internacional de represalia contra el terrorismo tras los atentados perpetrados en Washington y Nueva York.

Menem fundamentó, en declaraciones a radio Diez, que el alineamiento argentino con los Estados Unidos se deriva de la designación de nuestro país como "aliado extra OTAN", la alianza militar más poderosa del mundo.

El ex presidente justicialista, que permanece detenido en una quinta de la localidad bonaerense de Don Torcuato por la causa de la venta de armas, sostuvo en la misma línea que la colaboración argentina con los Estados Unidos podría ser a través de tropas militares o de "ayuda humanitaria".

"Son decisiones que debe tomar un Presidente. Tienen que ver con su forma de ver, con su personalidad", dijo Menem cuando le preguntaron por el camino que elegirá De la Rúa ante un posible conflicto internacional tras los atentados del martes en Washington y Nueva York.

Menem, que en 1990 envió dos naves de la Armada Argentina a la guerra del Golfo Pérsico sin consultar previamente al Congreso, dijo además que la Argentina debe "en este momento demostrar la solidaridad con los países agredidos por el terrorismo".

"No podemos permanecer neutrales ante agresiones de esta magnitud. Nadie está exento de que le ocurran estas cosas en su propio territorio", enfatizó el ex primer mandatario desde Don Torcuato.

Menem argumentó en favor de la posibilidad de enviar tropas a Medio Oriente -los Estados Unidos planean una intervención en Afganistán, donde se refugiaría el terrorista Osama bin Laden-, al asegurar "las Fuerzas Armadas son totalmente profesionales y están aptas para la defensa de la paz y la guerra".

El ex presidente relativizó, en tanto, que un jefe de Estado deba tomar una determinación siguiendo el resultado de las encuestas, que por estos días reflejan que la mayoría de los argentinos no quiere que el Gobierno envíe tropas a Medio Oriente.

"Si hubiésemos tenido en cuenta las encuestas, no habríamos enviado las naves al Golfo Pérsico. Y la bandera argentina no hubiera desfilado luego, junto a la de otros 27 países, por la Quinta Avenida de Nueva York", dijo Menem.

El ex presidente justicialista señaló, en la misma línea, que para tomar este tipo de decisiones el Presidente "escucha a su conciencia" y debe tener "en cuenta su poder de mando".

6/4/17

EL SÍNDROME DE LA GUERRA DEL GOLFO PÉRSICO






Jerry Phillips tiene 48 años de edad, mide 1 metro con 80 centímetros y pesa 110 kilos. En su antebrazo izquierdo tiene un tatuaje donde aparece un diablo y la frase Nacido para crear problemas .

Su profesión es la de camionero, pero desde hace bastante tiempo tiene problemas tratando de conducir su vehículo. Ni siquiera tolera estar cerca de uno y hace seis años que Philips no trabaja. Sufre de una enfermedad misteriosa, caracterizada por dolores de pecho, dolores de cabeza, mareos, náusea, confusión y olvidos. En ocasiones, le cuesta respirar; en otras, se encuentra tan agotado que tarda días en recuperarse.

Jerry Phillips es una víctima de lo que ha sido calificado de Síndrome de la guerra del Golfo .

La guerra del Golfo Pérsico duró poco más de un mes: desde el 16 de enero al 27 de febrero de 1991. Cuando las tropas estadounidenses retornaron, algunos soldados fueron afectados por fatiga, diarrea, dolores en los músculos y en las articulaciones, pérdida de la memoria, dificultades para respirar y problemas gastrointestinales.

Hasta la fecha, más de 110 mil veteranos han ingresado en hospitales aquejados de lo que ahora se conoce como el Síndrome de la guerra del Golfo . En varias audiencias del Congreso estadounidense se ha investigado la desconcertante enfermedad. Pero en lo que respecta al Pentágono, o al Departamento de Defensa, no existe tal cosa.

Cuando se envía a una gran cantidad de jóvenes sanos a luchar en un medio ambiente muy peligroso y lleno de tensiones, algunos de ellos retornan con una variedad de enfermedades , dice Stephen Joseph, subsecretario de defensa para asuntos de salud pública. Entre esas enfermedades, dice Joseph, hay algunas que podían haber afectado a las tropas en cualquier parte del mundo , y ciertas condiciones sicológicas , como resultado de los peligros corridos.

Jerry Phillips no está de acuerdo con esto. Tampoco los millares de veteranos que han quedado enfermos. Ellos se consideran víctimas de algo más siniestro: la exposición a productos químicos tóxicos.

Los productos químicos que podrían haber afectado a los soldados son los siguientes: - Petróleo y subproductos como el kerosén, combustible diesel y gasolina con plomo empleados en vehículos y para humedecer la arena. Las tropas en Kuwait y en el este de Arabia Saudita también estuvieron expuestas al humo de pozos petroleros incendiados.

- Pesticidas y repelentes de insectos, cuyo uso fue muy extendido, y sin control alguno sobre todo el Golfo Arábigo.

- Medicinas y vacunas. Una de ellas es el bromuro de pyridostigmina. Se trata de una droga que protege el organismo de los efectos de un gas que ataca el sistema nervioso. La droga ha sido empleada durante décadas en pacientes afectados de myasthenia gravis, una enfermedad que se caracteriza por una fatiga aguda y por debilidad de los músculos. Esa medicina nunca ha sido aprobada para su uso general.

Durante la guerra del Golfo se administró esa droga a tropas que corrían peligro de un ataque con armas químicas. Las tropas también fueron vacunadas contra enfermedades infecciosas comunes y contra dos agentes de la guerra biológica, el ántrax y el botulismo, después de cada comidas.

Finalmente, había también armas químicas y biológicas en el campo de batalla. Todavía se ignora qué tipo de exposición a esas armas sufrieron los soldados.

A comienzos del año pasado, presionado por investigadores del Congreso estadounidense y por denuncias de grupos de veteranos, el Pentágono efectuó una serie de exámenes e informó que alrededor de 400 soldados estadounidenses habían estado expuestos a armas químicas entre ellas el mortífero gas sarin , que ataca el sistema nervioso luego del bombardeo de un depósito iraquí de municiones, algunos días después de concluir la guerra.

En septiembre de 1993 la cifra aumentó a más de 5 mil soldados. En octubre, el Pentágono brindó un nuevo estimado: 20 mil efectivos militares habrían estado expuestos a armas químicas. En marzo de este año, la Agencia Central de Inteligencia sugirió que posiblemente cientos de miles de soldados estadounidenses habían sido afectados por armas químicas.

Esas revelaciones confirmaron las sospechas de muchos veteranos de que las Fuerzas Armadas sabían desde el comienzo que había existido una peligrosa exposición a armas químicas y no lo revelaron para proteger su propio descuido o complicidad en el asunto.

Puedo afirmar sin lugar a dudas que el Departamento de Defensa ha mentido acerca de la exposición sufrida por las tropas , dice James Tuite, ex empleado del Senado, quien encabezó las primeras investigaciones del Congreso sobre el Síndrome de la guerra del Golfo y ahora continúa su labor a manera independiente.

Pero la pregunta que sigue pendiente es: Cuál fue el efecto de la exposición a las armas químicas experimentado por las tropas estadounidenses durante la guerra del Golfo? Guerra en el laboratorio El epidemiólogo Robert Haley, del Centro Médico del Suroeste de la Universidad de Texas, en Dallas, junto con su equipo, efectuó un estudio para tratar de determinar la relación entre la exposición a ciertos productos químicos y el Síndrome de la guerra del Golfo .

En abril de 1996, en colaboración con investigadores del Centro Médico de la Universidad Duque, el equipo anunció las consecuencias de la exposición a productos químicos usados en la guerra del Golfo. Los investigadores emplearon gallinas en su estudio, pues reaccionan ante los productos químicos de manera similar a los seres humanos.

Cuando se dio a los animales dosis de un solo producto químico no se detectaron síntomas de enfermedad. Pero cuando combinaron dos de ellos, las gallinas comenzaron a perder peso, y fueron afectadas por diarrea, debilidad general y temblores.

Al ser expuestos a tres productos químicos combinados, los animales enfermaron aun más. Algunos sufrieron de parálisis general y murieron.

Pruebas de laboratorio mostraron daños en diferentes zonas del sistema nervioso de las gallinas. La conclusión de los investigadores fue que una combinación de dos o tres productos químicos como a los que estuvieron expuestos los soldados aliados habrían causado el Síndrome de la guerra del Golfo .

Según los investigadores, la razón de que un solo producto químico no pueda causar esa afección y sí en cambio dos o más de ellos, es la acción de la enzima Buche en el torrente sanguíneo. Esa enzima se encarga de eliminar productos químicos del organismo. Cuando hay una combinación de productos éstos agotan la provisión de la enzima y el organismo se ve invadido por sustancias tóxicas que rápidamente atacan el cerebro y el sistema nervioso.

Irónicamente, las mismas medidas recomendadas por las autoridades militares a las tropas para que se protegieran del peligro, habrían intensificado sus problemas una vez concluido el conflicto bélico.

Luego de la investigación efectuada con animales, el equipo de Haley decidió analizar a 249 miembros de un batallón de la reserva naval de Estados Unidos que participó en la guerra del Golfo. Los investigadores encontraron tres categorías de enfermedades, todas ellas resultado de daños neurológicos asociados con la exposición a productos químicos.

La primera de ellas se caracteriza por problemas de memoria, distracción, depresión, insomnio y fatiga. La segunda, por confusión mental, y la tercera por dolores en los músculos y en las coyunturas, dificultad para levantar objetos de cierto peso, y cosquilleo y adormecimiento de los miembros.

Cuando los veteranos fueron sometidos a exámenes sicológicos, se determinó que sus problemas no eran de índole mental sino física.

El Pentágono no puede seguir alegando que el síndrome de la guerra del Golfo es resultado de tensiones de orden sociológico , dice Haley. Si insiste en esa postura es porque ignora los síntomas del stress post traumaticos.

3/4/17

Veterano tiene que ir a firmar cada año para explicar que no tiene piernas; no lo pensionan





Si todos los gobiernos esperan esto, creo que todos seriamos unos linyeras, borrachos, delincuentes, es mas si te mandan a una guerra en que terminas siempre peleando con la obra social, con los jefes, con el gobierno y las FF.AA se lavan las manos: aquí un resultado de lo mas cruel para una persona que debe vivir para firmar papeles para poder cobrar una pensión....Como siempre las FF.AA se lavan las manos.

Relato de este Veterano de Canadá.

Veterano tiene que ir a firmar cada año para explicar que no tiene piernas; no lo pensionan

Paul Franklin es un Sargento retirado del ejército canadiense desde 2006, cuando una bomba impactó el vehículo que conducía en Afganistán. El resultado: perdió las dos piernas, de la rodilla para abajo. Y ahora, después de 11 años sigue llenando un formulario, año con año, para explicarle al gobierno de su país “que todavía le faltan las piernas”…

El problema es que si algún veterano, aunque, como en su caso, han sufrido una lesión permanente, tiene que llenar una increíble cantidad de solicitudes y formularios a varios organismos, incluyendo compañías de seguros, si es que quiere acceder a pensiones por su discapacidad.

“Mi problema con todo esto es que si tienes a alguien que sufre un trastorno de estrés post-traumático o algún tipo de lesión cerebral, o una combinación de ambos y están en la calle, en drogas o alcohol, o lo que sea, la oportunidad de llenar las formas correctamente es mínima en el mejor de los casos”.

El ministerio ha mejorado en algunos aspectos en los últimos años: ha actualizado el Programa de Independencia de Veteranos a una aplicación cada tres años, en lugar de cada año. Pero para su pensión general, Franklin dijo que sigue enviando un conjunto anual de formularios.

Además, el gobierno también ha pasado de una pensión mensual estándar para los veteranos a un sistema que paga a la gente por la pérdida de ingresos en función de su lesión, poniendo una prima para cada rango.

Por ejemplo, si alguien tiene una discapacidad que se considera que disminuye sus ingresos en un 25 por ciento, obtiene el 25 por ciento de los ingresos que hizo en las Fuerzas Armadas. De tal manera, las personas con mayor rango terminan recibiendo más por sus lesiones.

“El problema es que la lesión de un cabo vale menos que la lesión de un capitán”, dijo Franklin. “Eso, para nosotros, es brutal.”. Dado que su lesión le hace elegible para el 100 por ciento de incapacidad a largo plazo, técnicamente no está perdiendo ingresos. “Porque gano demasiado dinero, no me dan la pérdida de ingresos. Es una tontería. Todo este papeleo y tiempo desperdiciado a lo tonto, solo para que yo no obtenga nada. Esa es la parte más divertida”.

A este militar retirado le gustaría ver un sistema donde los veteranos cuyos trabajos están estadísticamente vinculados a ciertas lesiones -problemas de espalda en paracaidistas o pérdida de audición para la artillería, por ejemplo – se reciba el apoyo sin un largo y costoso proceso de solicitud.

Dijo que ha tenido largas conversaciones con la exministra de Asuntos de veteranos Erin O’Toole, pero no ha escuchado mucho de parte del nuevo gobierno federal.

“Han pasado 10 años y todavía no han descubierto que soy un amputado… No quiero que esto sea un obstáculo para que alguien reciba la atención que necesita.”

Militares en acción

La portavoz de los Asuntos de los Veteranos, Janice Summerby, dijo que:

“el ministro ha recibido el mandato de trabajar con el Ministro de Defensa Nacional para reducir la complejidad, revisar la prestación de servicios y fortalecer las alianzas entre las dos instituciones. Esto significa una orientación clara, un acceso oportuno a beneficios y servicios y una gestión coordinada de casos entre ambos departamentos”.

Dijo que la Defensa Nacional y Asuntos de los Veteranos “están trabajando estrechamente para asegurar que el proceso del apoyo y la atención militar, proporcionada por los Asuntos de los Veteranos, sea lo más racional posible.

Ojalá así sea…



Paul Franklin


          Sargento Paul Franklin en                      silla de rueda

























1/4/17

1 de Abril a 35 años de mi 2° Guerra


Mi guardia antes del Desembarco




Glorioso ARA Santísima Trinidad 



Como se distribuyo la Operación de Desembarco en Malvinas



Un día como hoy ya estábamos listos a desembarcar en la Islas Malvinas, y ya pasaron 35 años Gracias a Dios que estoy vivo y puedo contar..y vos pensaras por que la N°1 Guerra fíjate en la parte superior donde crisis en el Beagle año 1978, y después N° 3 año 1990/91 Guerra del Golfo Persico...


La Operación Rosario (anteriormente Operación Azul) fue la primera de las operaciones tácticas programadas por la Argentina con el objetivo de retomar el control de la capital de las islas Malvinas, que posteriormente se llamó Puerto Argentino.

La Operación Rosario consistía en una serie de acciones de intensidad creciente encaminadas a la recuperación argentina de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, que se conseguirían en sentido inverso (de Este a Oeste y de menor a mayor relevancia política), iniciándose de la manera más discreta posible y culminando con la toma del archipiélago de las Islas Malvinas y de su capital, mediante un asalto directo, pero sin causar bajas al enemigo para evitar una futura reacción militar británica.


El 30 de marzo de 1982 la Junta militar ordenó la puesta en marcha del operativo, fijando como fecha de ejecución el 1 de abril. Los efectivos que tendrían a su cargo la ejecución de este plan eran la Flota de Mar, la Aviación Naval y el 2° Batallón de Infantería de Marina de la Armada Argentina; el Regimiento de Infantería 25 del Ejército Argentino y aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, bajo el mando del Almirante Carlos Büsser.

La capital colonial Stanley, rebautizada tras la recuperación Puerto Argentino, estaba defendida por un destacamento de unos setenta infantes de marina además de al menos 25 milicianos de la Falkland Defence Force; la toma se llevó a cabo rápida y efectivamente, aunque uno de los oficiales que lideraban las tropas, el capitán de corbeta Pedro Edgardo Giachino, fue la única baja mortal del enfrentamiento.

29/3/17

La historia jamás contada sobre el crédito de Kuwait



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE





100 MILLONES DE DÓLARES....


Señores como no nos van a dar bola, Legisladores, Ministros y Gobierno Nacional sigo encontrando cosas inadmisibles para con los esfuerzo hechos para saber que vas a una guerra, y la bronca que me da, que a los Sres./as Diputados que consulte hicieron "Silencio Radio" nadie me contesta y eso que les dije ojo que la Sra. Nilda Garre les para todo....y aparte ella dijo que la Argentina fue en una misión de Paz....Fijensen como lucraron los Kirchneristas en el año 2014 junto con el ex ministro de Economía.
Las gestiones empezaron por otra obra, antes del acueducto Gran Tulum. Luego hubo una traba por efecto de los fondos buitres. Por Daniel Tejada.

jueves, 04 de diciembre de 2014


La historia jamás contada sobre el crédito de Kuwait En Economía. Fue el 21 de noviembre pasado. Nación firmó la garantía para San Juan.

Aún con el "Griefault" a cuestas, San Juan se hizo de un crédito internacional en dólares, a largo plazo y a bajísimo interés con el visto bueno y la garantía de Nación, para construir el acueducto Gran Tulum. Para llegar a ese resultado hubo que recorrer un largo camino jamás revelado hasta ahora.

Nada menos que 100 millones de dólares a devolver en 20 años con 4 años de gracia y una tasa de interés del 3%. Así lo anunció el gobernador José Luis Gioja el pasado 19 de noviembre al lado del emisario de Kuwait, país árabe concedente del crédito para la obra de infraestructura.

Dos días después, con el mismo enviado kuwaití, pero en Buenos Aires, Gioja logró que el ministro de Economía Axel Kicillof estampe la firma y Nación aparezca en el contrato en calidad de garante.

Hasta aquí, la historia oficial. Pero detrás de esta apretada crónica hay una secuencia de gestiones y trabas por efecto de los fondos buitres.

Lo primero que cabe preguntarse es: ¿a quién se le ocurrió pedirle dólares a Kuwait? La posible fuente de financiamiento era, cuanto menos, exótica e infrecuente para estas latitudes.


Pero una alta fuente reveló a Tiempo de San Juan que el ministro de Infraestructura, José Strada, supo de un fondo de inversión de Kuwait para obras de infraestructura en Argentina, de unos 300 millones de dólares.

Para entender las razones de la generosidad kuwaití con nuestro país hay que remontarse en el tiempo un par de décadas. Entre 1990 y 1991, durante la Guerra del Golfo Pérsico, el entonces presidente Carlos Menem dispuso el envío de tropas para participar en el bloqueo militar contra Irak. Dato anecdótico al margen: el anuncio lo hizo el entonces canciller Domingo Felipe Cavallo. Así Argentina se convirtió en el primer país latinoamericano que intervino en el conflicto, a pedido de Kuwait.


Recompuesto del conflicto bélico, el país árabe se acordó del gesto criollo y estableció el fondo de financiamiento. Enterado de ello, Strada armó valijas y viajó al país árabe con un proyecto debajo del brazo, pero se lo rebotaron.

No, no era el acueducto, sino otro plan ya en ejecución: Solar San Juan. Allá le contestaron que las iniciativas energéticas no calificaban para este fondo de financiamiento, pero que "era una pena” que hubiera hecho un viaje tan largo en vano. Le sugirieron un listado de rubros que sí podían considerar. El ministro volvió a la provincia, puso manos a la obra, reunió antecedentes, y tres meses más tarde volvió a Kuwait con una idea nueva.

Cuando vieron el proyecto del acueducto, inmediatamente levantaron el pulgar. Ya en diciembre de 2013 se dio a conocer la buena noticia. Pero faltaba un detalle no menor: conciliar la letra fina del crédito, en plena batalla judicial resumida en el eslogan "Patria o Buitres”.

Los kuwaitíes pretendían que el préstamo quedara bajo jurisdicción judicial de Nueva York o Londres, en caso de que la provincia no cumpla con los pagos comprometidos. Un término inaceptable para Argentina, por razones obvias. Un equipo de colaboradores de Kicillof acompañó a Strada a Kuwait para discutir el asunto, en el máximo de los Secretos.

Hasta que hubo humo blanco: acordaron someterse, en caso de conflicto, a un tribunal tripartito, donde un juez lo pone Argentina, el otro Kuwait, y el tercero la Corte Internacional de La Haya.

Así las cosas, el visto bueno de Kicillof para que Nación fuera garante de San Juan estaba cerrado mucho antes de lo que se presentó públicamente. Lo del 21 de noviembre en el Ministerio de Economía fue tan sólo una formalidad. Una necesaria y esperada formalidad.

Una obra estratégica

El acueducto Gran Tulum es una instalación que permitirá duplicar el abastecimiento de agua potable para todo el Gran San Juan, al tomar agua subterránea del Estero de Zonda para complementar y hasta sustituir la toma del dique de Ullum.

La obra, valuada en unos 100 millones de dólares que toma la provincia como crédito de Kuwait, permitirá proyectar el crecimiento poblacional a 50 años sin inconvenientes.

Además, al tratarse de agua subterránea, se terminará el problema que provocan las crecientes por tormentas en el dique de Ullum, que saturan con material de arrastre la planta potabilizadora de Marquesado. Los sanjuaninos conocen el efecto inmediato cada vez que pasa: turbidez en el surtidor de casa e incluso restricción del servicio durante las horas que demanden las tareas de limpieza. En la foto todos los que intervinieron en robo llamaría yo por que alguien se quedó con 200.000.000 u$D.

26/3/17

Menem se alineó contra Saddam




Señores esto pasaba, cuando todo era ya inminente una Guerra, se tuvo que consensuar con Países aliados y no aliados. Asesorando que hacían los de demas paises que conformaban la OTAN, UN y Consejo de Seguridad.

Afirmó que la Argentina respalda las acciones de Estados Unidos o de las Naciones Unidas.

SÁBADO 07 DE FEBRERO DE 1998


"Si hay conflicto con Irak, la Argentina estará al lado de las medidas que tomen los Estados Unidos o las Naciones Unidas."

Esta definición, que el presidente Carlos Menem le formuló ayer al Diario de las Américas, en Miami, es quizá la muestra más clara de la política de alineamiento incondicional con los Estados Unidos.

Menem ya había acompañado la ofensiva militar que el entonces presidente George Bush desplegó contra Saddam Hussein en 1991: dos naves argentinas viajaron al Golfo para sumarse a una fuerza multinacional, cuya conformación había sido autorizada por el Consejo de Seguridad de la UN.

La nueva crisis se disparó por la negativa de Saddam a permitir el trabajo de los inspectores de la UN. A diferencia de lo que sucedió con la invasión de Irak a Kuwait, esta vez no existe un apoyo unánime de los integrantes del Consejo de Seguridad a la salida militar que impulsan los Estados Unidos y Gran Bretaña.

En ese debate, Menem fijó su orden de prioridades: primero los EE.UU., después la UN. La declaración del Presidente se produjo después de un esfuerzo realizado por la diplomacia norteamericana para cosechar apoyos a su postura entre los países latinoamericanos.

El embajador de los Estados Unidos ante la UN, Bill Richardson, viajó al Brasil, país que ocupa por dos años el asiento no permanente que le corresponde a la región en el Consejo de Seguridad.

El canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia anticipó anteayer, tras un encuentro con Richardson, que Brasil votaría en la UN a favor de una acción militar, si fracasan las gestiones diplomáticas.

Un paso adelante

Pero Menem fue un paso más allá: comprometió el respaldo de la Argentina aún en el caso de que Bill Clinton decida atacar a Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad, donde le resultaría difícil, sino imposible, imponer su criterio, ya que tres miembros permanentes con derecho a veto (Rusia, Francia y China) manifestaron su oposición a la salida militar.

El primer ministro británico,Tony Blair, es el único líder de peso mundial que hasta ahora apoyó en forma incondicional la ofensiva de Clinton contra Saddam (de lo que se informa en la página 3) El propio Menem había adoptado una posición más cautelosa la semana última, cuando se ocupó de suavizar una frase del canciller Guido Di Tella.

"Seguramente, la Argentina acompañará una intervención militar en el GolfoPérsico", dijo Di Tella. " La Argentina no asumió todavía una posición definitiva", lo corrigió Menem horas más tarde.

El Presidente estaba en Davos,Suiza, y la siguiente escala de su gira era el Líbano.

Un informe de inteligencia, avalado por la Cancillería, le había recomendado no pisar Beirut porque la crisis en MedioOriente podía importar un peligro para la seguridad de un mandatario alineado con los Estados Unidos.

Mientras permaneció en el Líbano y en Egipto, a donde viajó enseguida para inaugurar un reactor nuclear, Menem eludió definirse sobre la situación planteada en Irak.La liga de países árabes se había alineado con los miembros del Consejo de Seguridad que resisten la solución militar.

"O Saddam Hussein se allana a vivir civilizadamente y acepta las reglas del juego o estaremos frente a una nueva batalla, una nueva guerra", se soltó el Presidente apenas pisó Estados Unidos, para cumplir con la última etapa de su gira por el exterior.

En la misma entrevista, Menem reiteró sus críticas a Fidel Castro, a quien señaló como responsable de las dificultades económicas que atraviesa Cuba. Luego ponderó la reciente visita de Juan PabloII a la isla y dijo que el embargo debe ser reconsiderado, tal como pidió el Papa. Pero remarcó que "Cuba es la que tiene que abrirse primero, porque la única salida es la democrática".

"Puro seguidismo"

Durante el desayuno que ayer compartió con los editores del Diario de las Américas, Menem hasta se permitió criticar a Bush por no haber seguido "hasta el final" la Guerra del Golfo.

El ex presidente de los Estados Unidos cometió "un error de táctica", opinó Menem. No aclaró a qué se refería, pero los más extremistas postulan en los Estados Unidos que no habrá solución a la crisis mientras Saddam gobierne en Irak.

"Esto es puro seguidismo con los Estados Unidos. El Presidente se equivoca más que con la Guerra del Golfo", afirmó el ex canciller Dante Caputo, cuando La Nación consultó su opinión sobre las declaraciones de Menem.

La diferencia con lo que sucedió en 1991 -según Caputo- es que entonces "por lo menos existía unanimidad en occidente" sobre la represalia que merecía Saddam por haber invadido a Kuwait.

"Ahora no hay consenso, puede haber un conflicto con Rusia (que se opone a la salida militar) y la Argentina asume esta postura cuando no tiene intereses vitales en la zona", siguió el ex canciller de RaúlAlfonsín.

El costo -según Caputo- puede ser el de "llamar a los demonios, porque, aunque difíciles de probar, son atendibles las tesis que vinculan la participación argentina en el Golfo" con los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA.

En 1991, cuando dispuso el envío de dos naves al Golfo,Menem lo hizo por decreto. La oposición sostuvo entonces que le correspondía al Congreso autorizar la participación argentina en la fuerza multinacional.

El Presidente declamó ayer su respaldo político a una eventual intervención militar de los Estados Unidos, pero no aclaró si piensa acompañarla con naves y soldados.

En este último caso, Menem debería pedir autorización al Congreso porque así lo dispone la Constitución, insistió ayer Caputo, aún en el caso -hipotético- de que fuera una ofensiva amparada por el Consejo de Seguridad.

El argumento que entonces esgrimieron en el Gobierno para justificar el decreto fue que la Argentina, como miembro de la UN, está obligada a cumplir con las disposiciones del Consejo de Seguridad.

Pero la resolución que dio inicio a la Guerra del Golfo "autorizó" el uso de la fuerza, y no todos participaron de la coalición liderada por los Estados Unidos, aunque tenían la obligación de cumplir con las sanciones económicas que se le impusieron al régimen de Saddam.

Por María O´Donnell

Advertencia

Menem contó ayer que, durante la Guerra del Golfo, le advirtió a George Bush que era conveniente "seguir hasta el final" con la ofensiva militar contra Saddam. "Dentro de poco tiempo vamos a tener nuevos problemas y, si no se va hasta el final, esto no acabará nunca", dijo Menem que le comunicó a Bush en 1991.Pero la ofensiva se detuvo cuando Irak aceptó retirarse de Kuwait.

Hoy finaliza la visita

En el segundo y último día de su gira por los Estados Unidos, el presidente Carlos Menem será recibido hoy, en Nueva York, por dirigentes de la comunidad israelíta local, quienes aguardaban con expectativa la llegada de la comitiva argentina.

Es que el jefe del Estado dijo el miércoles último, en la ciudad de El Cairo, que en los próximos días se conocerán novedades en las investigaciones que la justicia argentina lleva adelante para esclarecer los atentados contra la embajada de Israel y contra la AMIA.

Luego, Menem asistirá al Metropolitan Opera House, donde se realizará una función de gala en honor de la Argentina, en lo que será el primer reconocimiento de este tipo, y por parte de Estados Unidos, a un país de América latina por sus contribuciones al arte.

Los compromisos acordados con antelación en Nueva York trajeron más de un dolor de cabeza a los organizadores de la gira presidencial, ya que fueron canceladas dos de las actividades previstas: la reunión con el alcalde de la ciudad, Rudolph Giuliani, artífice de un plan que redujo los índices de la delincuencia, y con la cúpula de la policía local.

24/3/17

La Política Exterior Argentina ante conflictos internacionales



Las idas y venidas de un gobierno democrático que no definía en que posición quedarse ya que llevamos años fuera del la órbita a nivel Mundial o casualidad solamente nos conocían por la Selección Argentina de Fútbol..
Pero llegó el momento de decidir cuando se ponen con ayudas y después veremos cómo se comportan si siguen robando... Por fin se deciden cuando viene el Kuwaití y dice ponemos 2 millones de Dólares, ahí se puso la maquinaria en funcionamiento de la Partida al Golfo Pérsico...ARA BROWN Y ARA SPIRO. No termina acá quien se quedó con ese vuelto y pregonado por una ley, que reconozcan como Veteranos de Guerra del Golfo Pérsico.
Recorda estas caras;

 Pte. Menem y D. Cavallo Canciller 1990


Pte. Menem con el Ministro de Energía de Kuwait


El final del siglo XX quedará grabado para siempre en la historia de la humanidad por los vertiginosos cambios políticos y sociales que se sucedieron en el transcurso de tres años: 1.989, 1.990 y 1.991.El imparable ciclo de sucesos comienza con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1.989, sigue con el derrumbe de los socialismos en Europa de Este, pasa por la crisis y Guerra del Golfo Pérsico en 1.990 y 1.991, y se cierra con el desmembramiento de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1.991.Culmina así el orden mundial de Guerra Fría que tuvo en vilo al planeta durante cuarenta y cinco años.

Estados Unidos resultó la única superpotencia victoriosa de esta contienda. En la República Argentina, se producía en 1.989 el primer traspaso del poder presidencial de un presidente constitucionalmente elegido a otro desde 1.973, cuando Lastiri pasase a Perón los atributos de mando. Menem, y su grupo de asesores más cercanos, estaban decididos a desplegar una accionar exterior que reinsertarse a la República Argentina en una posición destacada en el sistema internacional.

Para ello, encaró una serie de reformas políticas y económicas estructurales tanto en el ámbito interno, como en el exterior. Menem se vio claramente influido por los sucesos del contexto internacional. Siendo Estados Unidos el único poder hegemónico que se erguía en el mundo en la década que se iniciaba, el mandatario argentino resolvió firmemente alinearse en lo político con el país del norte, superando definitivamente una larga historia de desencuentros en las relaciones bilaterales.
La Guerra del Golfo fue el test case por excelencia que demostraría hasta qué punto llegaría la adhesión de Argentina al orden impuesto por Estados Unidos.

El proceso de  toma de decisiones al respecto, se caracterizó por su alto grado de concentración en la figura del Presidente de la Nación y de algunos de sus ministros más emblemáticos, como el Canciller Domingo Cavallo y el Ministro de Defensa Humberto Romero.

En otras palabras, se dio un proceso decisorio que puede encuadrarse teóricamente dentro del Modelo I descrito por Graham Allison en su libro
“La Esencia de la Decisión”: "
El intento de explicar los acontecimientos internacionales a través del recuento de los propósitos y cálculos de naciones o gobiernos constituye la marca distintiva del Modelo de Actor Racional.(Allison, 1.987:31).
Prácticamente no se dio cabida ni al Parlamento ni a la opinión pública en el proceso. La decisión fue tomada por el gobierno, realizando un cálculo racional de costos y beneficios. Argentina envió finalmente fuerzas armadas al Golfo para integrar la coalición multilateral que liberó Kuwait aún sin haber contado nuestro país con el pedido de ayuda militar de Estados Unidos.


El contexto internacional en esta oportunidad se mostró lo suficientemente flexible como para permitirle a nuestro país semejante jugada. La presencia de una nación sudamericana en la coalición era funcional a las necesidades de los protagonistas de la contienda de legitimar internacionalmente una operación de la envergadura de TORMENTA DEL DESIERTO de tal manera que no fuese vista por los estratégicamente imprescindibles aliados árabes como una incursión imperialista de Estados Unidos.
Luego del discurso del presidente George Bush del  11 de septiembre de 1.990, en el que el presidente estadounidense hizo referencia al surgimiento de un Nuevo Orden Internacional, Menem percibió claramente que el sistema estaba ante una instancia excepcional de redefinición de sus reglas de juego futuras.
Se trataba de un momento en el que había dos alternativas dicotómicas de opción estratégica:

1) neutralismo absoluto como rasgo general de su política exterior (respondiendo a una de las más constantes variables de la política exterior argentina que subsistía aún en esa época); o bien
2) adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington y participación activa dentro del mismo (aún sin la solicitud expresa de la potencia del norte). De esta actitud, se obtendrían claros beneficios, y se minimizarían los costos en todo sentido. Los beneficios, como bien lo expresó Escudé tiempo después de las operaciones, implicarían:
a) entrenamiento gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina;
b)  buenos sueldos para los hombres que participaron de la operación (cosa que escasea en esta época de bancarrota del Estado argentino);
 c) Importantes negocios en la reconstrucción de Kuwait en el campo de barrido de minas y en la extinción de incendios de pozos petroleros;
d) un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes han quedado descartadas.

Los costos, medidos en términos económicos no habrían de producirse, dado que se acordó con los países directamente afectados por la crisis, que serían éstos los principales financistas de la participación de nuestras tropas en la coalición libertadora

En efecto, cuando el ministro de energía y agua de Kuwait visitó Argentina a mediados de septiembre de 1.990 para solicitar oficialmente la participación de nuestras fuerzas en la coalición libertadora, la condición fue el compromiso del Emirato de depositar 22 millones de dólares en un banco londinense para financiar las operaciones. En septiembre de 1.990, las arcas de la República se veían absolutamente imposibilitadas de costear las operaciones de la Armada, a pesar de la voluntad política demostrada por el gobierno.



En el caso concreto que estoy estudiando, el representante del Ejecutivo que más actividad desplegó después del presidente para la implementación de la decisión y su posterior defensa, fue sin dudas el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo. Apenas se produce la invasión iraquí de Kuwait, Menem comenta a su Canciller que tiene intenciones de mandar tropas a la zona; dado que avizoraba la formación de una coalición internacional contra el régimen de Saddam Hussein, de la que no quería quedar fuera.

De la misma manera, adhiere sin demora a la resolución 661 del Consejo de Seguridad de la ONU, que preveía sanciones económicas y comerciales contra él o iraquí. Sin embargo, Cavallo no se mostraba demasiado convencido al comienzo del envío de fuerzas al Golfo.

Específicamente porque calculaba que tal determinación acarrearía costos políticos internos, según lo demostraban las opiniones de otros funcionarios que había consultado. Menem, con todo, exhortó a su ministro a literalmente “no escuchar a nadie que se opusiese a su iniciativa”. Cavallo considera que Argentina debería actuar adhiriendo a las medidas que las  Naciones Unidas tomasen con relación a Irak, pero consideraba exagerado el envío de tropas a la región.

A pesar de esto, el presidente envió a su ministro a sondear opiniones al exterior para que se convenciera por sí mismo de lo acertado de su decisión. Así se entrevistó en Italia con el demócrata cristiano Primer Ministro Andreotti; con el socialdemócrata presidente Craxi y con su Canciller De Michelis, de la misma extracción partidaria. 

Los tres políticos se mostraron interesados en la participación argentina en las operaciones de algún modo, dado que la presencia de un Estado latinoamericano contribuiría a legitimar diplomáticamente las acciones de las naciones Unidas (embargo total, según la resolución 661/90 del Consejo de Seguridad) ante el resto los países árabes, que no verían detrás de todo una acción estadounidense tendiente a agredir al Islam, como proclamaba Hussein.

En los mismos términos se pronunció el presidente egipcio Mubarak, y su entonces Canciller Boutros Galhi. Ante estos argumentos, Cavallo se convenció definitivamente que Argentina debía participar no solamente de las sanciones, sino que también debía mandar tropas en caso de conformarse una coalición militar multinacional para apoyar tales medidas.

En virtud de ello, instruye a su jefe de gabinete, Guillermo Seita, para que consulte al Consejo Superior de Embajadores - órgano que según el artículo 26 de la Ley de Servicio Exterior fue creado para asesorar al Canciller en materia de política exterior – para que se elaborase un plan para el envío de fuerza al Golfo. A partir de ese momento, aunque de manera subordinada a la férrea voluntad presidencial, entra a jugar en este proceso decisorio el segundo actor de este proceso decisorio: la Cancillería argentina.

Es destacable el hecho que Cavallo, a diferencia de su sucesor Guido Di Tella, consultaba frecuentemente al Consejo Superior de Embajadores, además de a sus asesores privados. En esta ocasión, en el mencionado órgano, todos, salvo el Embajador Lucio García del Solar se pronunciaron a favor de la medida. Sin embargo, otros sectores del Palacio San Martín se manifestaron en desacuerdo con el posible envío de tropas. 

Desde el punto de vista de los funcionarios encargados del área de política exterior del ministerio, se adujo que el involucramiento argentino quebraría la larga tradición argentina de neutralidad en los conflictos bélicos extra regionales.

Este argumento fue decididamente desechado por el presidente, dado que su visión era que la posición neutral de la República en las dos conflagraciones globales había  ocasionado dificultades para la posterior inserción exitosa del país en los sistemas internacionales surgidos de ambas posguerras.

Menem estaba convencido, según lo manifestó en reiteradas oportunidades a lo largo de septiembre de 1.990, que la participación argentina en el bando aliado en la crisis del Golfo Pérsico, facilitaría el ingreso del país en el sistema económico mundial de la posguerra fría, logrando de esa manera un incremento instantáneo del flujo de inversiones extranjeras al país.
Es necesario destacar que a pesar del optimismo presidencial, el mismo embajador estadounidense ante Argentina, Terence Todman, aun habiendo expresado el beneplácito de su gobierno por la iniciativa nacional, se encargó de dejar en claro que la ayuda militar de nuestro país al suyo ante la emergencia en cuestión no sería algo que cambiaría las relaciones económicas bilaterales; que no implicaría un aumento automático del flujo de inversiones del país del norte; y que no supondría un cambio de fondo en el tratamiento de la deuda externa.

Otro sector que no se declaró enteramente favorable al envío de tropas nacionales al Golfo, fue la secretaría legal de la Cancillería. En efecto, el 29 de agosto de 1.990, cuando de hecho Menem ya había tomado su decisión, Horacio Basabe, consejero legal del Palacio San Martín, elaboró un memorando secreto en el que especificaba que el Poder Ejecutivo debería consultar al Congreso Nacional para la salida de fuerzas nacionales en caso de solicitud de los países citados en el párrafo 1 de la resolución 665 del Consejo de Seguridad de la ONU. La Carta de San Francisco es ley de la Nación. En su capítulo VII, más concretamente en su artículo 43 queda establecida la obligación de los miembros de la organización de colaborar con la ayuda necesaria para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.

Lo cierto es que de una u otra manera, el Consejo de Seguridad no demandó oficialmente la participación argentina en una fuerza de paz. 

Por esto, una iniciativa como la que se proponía Menem, debería contar con la anuencia legislativa correspondiente. A pesar de lo acertado del memorando de chancillería, Menem ordenó la elaboración de otro documento un día después del anuncio del envío de las fuerzas argentinas al Golfo, rectificando el precedente. En este último texto constaba que la secretaría legal del ministerio no había hecho un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se había limitado a responder la pregunta planteada.

Finalmente, llegó el momento de la decisión. Menem  estaba totalmente seguro del paso que estaba dando. Y el 19 de septiembre de 1.990 se firmó el decreto correspondiente. De esta manera, el Destructor Almirante Brown, la Corbeta Misilística Spiro fueron enviados junto a dos helicópteros al Golfo. Violando las disposiciones del artículo 67 (actual artículo 75 inciso 28) de la Constitución Nacional, no pidió la autorización del Congreso para la salida de nuestras fuerzas.

El presidente justificó su decisión en términos políticos en reiteradas oportunidades a partir de esa fecha Es muy clara la postura interesada, racional (en términos de cálculo frío de costos y posibles beneficios) del  entonces presidentes. Además de esto, realiza un habilísimo manejo discursivo retomando las ideas del Perón de 1.946, quien creía que en caso de estallar una Tercera Guerra Mundial, Argentina saldría beneficiada por tener la posibilidad de vender sus productos alimenticios a todo el mundo; justamente en el mismo momento que más se alejaba de los postulados tradicionales del justicialismo en materia de política exterior; como lo eran la Tercera Posición o el no – alineamiento. Claro que los beneficios por la participación en la Guerra del Golfo  pasaron más allá de la participación de nuestras tropas en un desfile conjunto con las tropas vencedoras. Esta verdadera sobreactuación de nuestra política exterior no ayudó a borrar la mala imagen argentina en la memoria histórica estadounidense. Prueba de ello son las palabras del embajador Todman comentadas algunos párrafos más arriba y el hecho que, años más tarde, Washington siguió comportándose hacia la región pensando en términos de balance de poderes.

 Porque si bien otorgó a la Argentina el rango de principal aliado extra OTAN; apoyó a Brasil en su candidatura a miembro permanente del Consejo de Seguridad (aspiración argentina) – siendo que Brasil no se alineó con Estados Unidos en la crisis del Golfo; y permitió la compra de aviones de combate sofisticados a Chile. Además, jamás dejó de presionar a nuestro país por cuestiones económicas, comerciales o de seguridad cuando algún lobby interno así lo exigía. El 11 de septiembre de 2.001, el mundo se estremeció ante los atentados que destruyeron el Centro Comercial del Mundo en Nueva York y parte del Pentágono en Washington. Por primera vez desde los sucesos de Pearl Harbor, el territorio de Estados Unidos sufría un ataque. Y por primera vez desde las guerras por la independencia contra Gran Bretaña, el territorio continental del país se veía claramente agredido. Lo nuevo de este episodio, es que las hostilidades no provenían de una nación antagonista, sino de un  enemigo sin rostro claramente definido.
Sin embargo, la administración de George W. Bush, en poco tiempo, realizó un retrato del responsable de los hechos: Osama Bin Laden, y su grupo terrorista Al Qaeda. Así nace la doctrina Bush: “O están con nosotros o con los terroristas”. De esta manera, de forma similar a la que se hiciera en los momentos iniciales de la Guerra Fría, se lanza una lucha global contra el enemigo. Sólo que esta vez el objetivo no era contenerlo, sino destruirlo. Como consecuencia de los ataques a Estados Unidos, se abre un debate acerca de la respuesta argentina ante el evento. En esta ocasión, a diferencia de lo sucedido en 1.990 ante la crisis del golfo, el número de actores que participan en el proceso decisorio se multiplica.

El Parlamento, los ministros, los diputados, el ex – presidente Menem, las fuerzas armadas, la opinión pública, son todos protagonistas, con sus intereses personales u organizacionales, de los tiras y aflojes de esta decisión. En otros términos, se trató de un proceso decisorio del tipo descrito por Allison como Modelo III, EN “La Esencia de la Decisión”: "En contraste con el Modelo I, el Modelo de la Política Gubernamental o Burocrática) no considera a un actor unitario, sino a varios actores como jugadores, jugadores que no solo atienden cuestiones estratégicas específicas, sino también diversos problemas internacionales; jugadores que actúan no con base a un conjunto consistente de objetivos estratégicos, sino de acuerdo a variadas concepciones relativas a fines nacionales, organizacionales y personales; jugadores que toman decisiones gubernamentales no a través de una elección única y racional, sino a través del tira y afloja característico de la política.
La intención del gobierno, es imitar la decisión menemista, aunque procurando salvar todas las apariencias legales nacionales e internacionales para diferenciarse del estilo autoritario de la administración anterior. En virtud de ello, la decisión de un eventual envío de tropas para una coalición punitiva fue consultada con el Parlamento, así como con los vecinos regionales. De allí la resurrección del TIAR. Pero el gobierno del presidente De la Rúa, plagado de contradicciones evidentes, se echó atrás en su objetivo inicial. Desistió de  mandar tropas al showdown1 estadounidense contra el Estado Asiático en el que presumiblemente se refugiaban los terroristas. Si bien no contó con el pedido formal de ayuda Estados Unidos, Menem tampoco lo había tenido, y sin embargo actuó. El motivo de la actitud es simple. Indecisiones del gobierno, peso de los actores participantes del proceso decisorio; pero por sobre todas las cosas, los estrechos márgenes de acción impuestos por el contexto externo. 

En el caso del año 2.001, la figura de la Alianza que primero se manifestó en contra del envío de tropas argentinas al showdown en Afganistán fue un hombre que a pesar de no estar desempeñando funciones legislativas en ese momento, era un político relevante en la estructura de la coalición.
Estoy haciendo referencia al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quien declaró que el país debía comprometerse con la paz; que debía contribuir a poner una cuota de racionalidad para evitar que los sucesos del 11 de septiembre se convirtieran en una espiral de violencia. Afirmó asimismo que el país debía sí comprometerse con cualquier medida preventiva de refuerzo a la seguridad, aunque decididamente no a cualquier definición de guerra, sea ésta convencional o no. Alfredo Bravo del ARI y Carlos Raimundi del FREPASO, se manifestaron contrarios al alineamiento a acrítico de la potencia global; y hasta cuestionaron al presidente De la Rúa por decir que se sintió agredido por los atentados sufridos por Estados Unidos. Elisa Carrió, líder del ARI, denunció que sería un acto irresponsable si el gobierno nacional decidiese sumarse a Estados Unidos en una expedición militar punitiva contra Afganistán. Horacio Pernasetti, jefe del bloque de diputados radicales fue más allá aún, situando el debate de la posible resultante política en los términos de una discusión más profunda que se dio a lo largo de todas las etapas de evolución de nuestra política exterior: neutralismo o participación.

Este diputado, contrariamente a las tendencias demostradas por  El Diccionario "Webster" de la lengua inglesa define la palabra showdown como: "The final settlement of a contested issue or the test of strength by which it is settled". En castellano se traduce como "La resolución final de un asunto disputado o la prueba de fuerzas mediante la cual se resuelve". (Webster's Third New International Dictionary of the English Language, Unabridged, Merriam - Webster inc. Publishers, Springfield, Massachusetts, U.S.A., 1.993, page 2106). El diccionario castellano - inglés; inglés - castellano "Simon and Schuster", define showdown como: "Confrontación decisiva, arreglo de cuentas, prueba definitiva de fuerzas". Escogí este término de la lengua inglesa porque me pareció Es mass concisa y apropiadamente define las características que tuvieron las acciones bélicas estadounidenses sobre Afganistán posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2.001. 

El Poder Ejecutivo conducido por un hombre de su partido, dijo que De la Rúa debería respetar la tradición del radicalismo en el ámbito de la política exterior y mantener a nuestro país neutral del conflicto que se preparaba. Darío Alessandro, jefe del bloque del FREPASO en diputados reclamó firmeza contra el terrorismo que mata gente inocente en el mundo, pero proclamó que la Argentina debe actuar dentro del derecho internacional y en el marco de las decisiones que tomen las Naciones Unidas y los países de la región; salvo que esto implique ir a la guerra. El ex Ministro del Interior Federico Storani, en una posición similar a la de 1.990, se manifestó contrario a un presunto despliegue de tropas nacionales en el exterior por considerar que no existía ninguna guerra.
Destacó, sin embargo, que el país debía colaborar con la lucha contra el terrorismo, pero desde los organismos internacionales.

Argumentó, asimismo que en 1.990, con el envío de tropas al Golfo la Argentina no había ganado nada. Que se había vulnerado la Constitución, al no haber consultado el gobierno al Congreso, en la participación de un bloqueo que de acuerdo al derecho internacional público es un acto de guerra. 

En general, se puede decir que en el año 2.001, la actitud de los legisladores radicales – con algunas excepciones -, fue similar a la de los justicialistas en 1.990, sólo que más prudente. Los legisladores del FREPASO fueron los que más enérgicamente se manifestaron en contra del envío de tropas argentinas a Afganistán, aún si las Naciones Unidas así lo solicitaren. Los peronistas, dominados por los sectores menemistas, volvieron a pronunciarse a favor de una intervención de las tropas nacionales apoyando a las estadounidenses. Justamente aunque fuera ya del ámbito parlamentario, desde su arresto domiciliario en Don Torcuato, Menem, expresó su posición.

El ex presidente argentino sugirió que nuestro país debería alinearse inmediatamente con Estados Unidos y mostrar una actitud mucho más firme. Inclusive llegó a recomendar a De la Rúa que no espere la autorización parlamentaria; así como él hizo lo propio en 1.990. Además, en una reunión que sostuvo Lincoln Bloomfield, subsecretario de Acción Política y Seguridad del Departamento de Estado, Miguel Ángel Toma, legislador justicialista curiosamente titular de la comisión de Defensa al igual que en 1.990, dijo que el país debería mantenerse coherente con la línea instalada en 1.991, y manifestó su incondicional apoyo a Washington y destacó que estaba de acuerdo con el  envío de tropas nacionales.
Adujo como defensa de su argumento, que una respuesta militar estadounidense sería un acto en defensa propia, no de agresión. José L. Fernández Valoni, diputado por Acción por la República, partido de Domingo Cavallo, también adhirió al envío de fuerzas. 

Luego del entusiasmo inicial del gobierno, los debates parlamentarios, la negativa receptividad de la opinión pública de los argumentos oficialistas, la ausencia de pedido concreto de asistencia de parte de Estados Unidos o de la ONU y la propia y crónica indecisión presidencial sobre todo, entre otros factores, fueron elementos que influyeron en la desconcertante resultante. El gobierno, algunos días antes del inicio de las operaciones bélicas estadounidenses y británicas sobre Afganistán, emite un documento en el que apoyaba decididamente las acciones que se llevan a cabo con el propósito de erradicar el flagelo mundial del terrorismo, pero que no estaba planteado el envío de tropas.

Al día siguiente, el vocero presidencial Juan Pablo Baylac declaró en un programa radial que el país había ingresado en un debate llamativo; ya que nadie había estado pidiendo tropas; por lo que la participación argentina no sería enviando contingentes armados. El Ministro de Relaciones Exteriores Rodríguez Giavarini, resumió en una sola frase la posición final de la política exterior argentina ante los acontecimientos, que es una síntesis de la clásica indecisión de la gestión delarruísta: “ni un paso atrás, ni un paso adelante”; lo que significaba que no se retacearía la colaboración con Washington, aunque no se pretendía aparecer ante la opinión pública como más belicista que Estados Unidos. A comienzos de octubre se conoció el pedido oficial de Estados Unidos: que Argentina enviara cascos azules a los Balcanes para reemplazar a sus pares estadounidenses que irían a prestar servicio en Afganistán. La primera década del siglo XXI, muestra un sistema en transición hacia un nuevo concepto de seguridad global, en el cual es la potencia hegemónica agredida aquella que determinará de qué manera habrán de colaborar los aliados. 

Y en este caso, Condoleezza Rice, principal asesora de seguridad nacional estadounidense, se encargó de aclarar la postura de su país respecto del apoyo argentino y regional: agradeció la iniciativa diplomática de resucitar el TIAR, pero exigió que Argentina, Brasil y Paraguay, se dediquen a custodiar mejor la zona de las tres fronteras... Nuestro gobierno se limitó entonces simplemente a ofrecer que tropas argentinas  reemplacen a los cascos azules estadounidenses en los Balcanes, a fin de que éstos puedan cumplir sus obligaciones en Afganistán. Los deseos y las motivaciones personales y organizacionales de los jugadores endógenos pesaron sin lugar a dudas en la resultante de este proceso de toma de decisiones.

Sin embargo, en este nuevo sistema que está naciendo, el contexto externo se impuso con todo su peso sobre nuestro país para demostrar que independientemente de las buenas intenciones, en el siglo que se inicia es la potencia hegemónica y no un Estado subordinado el que determinará el nivel de alineamiento aceptable.
Por todo lo expuesto, concluyo que la política exterior de la República Argentina de la última década, al menos en el aspecto de toma de decisiones, no ha presentado características de modernidad. En otras palabras, a pesar de la mayor apertura del proceso decisorio de la primera administración nacional del siglo XXI, respecto de la precedente; las decisiones tomadas en los casos de prueba seleccionados, constituyeron simplemente respuestas reactivas a estímulos de variables contextuales tanto internas como externas y no un producto de una iniciativa autónoma y cuidadosamente estudiada de los actores participantes del proceso.

ACA NO HUBO CASCOS AZULES FUIMOS A UNA GUERRA

21/3/17

Kuwait pagó 2,5 billones a sus aliados en la guerra del Golfo


VETERANOS DE AYER, HOY Y SIEMPRE

PARA EL GOBIERNO, DIPUTADOS Y SENADORES ACA SE PUEDEN SACAR LAS DUDAS, DE CUANTO RECIBIÓ LA ARGENTINA POR LAS NAVES DE GUERRA ORDENADAS A LA GUERRA DEL GOLFO PÉRSICO....DONDE EL SR. CAVALLO FUE EL RECEPTOR DE ESE MOMENTO NI QUE PENSAR QUE HIZO EL SR. EXPTE. MENEM. VARIAS MONEDAS DEBERÍAMOS TENER SIN ANDAR PIDIENDO LIMOSNA NI ESCRIBIENDO PARA MENDIGAR QUE NOS RECONOZCAN...SAQUEN LA CUENTA SI A ESPAÑA LE DIERON 100 MILLONES DE DÓLARES POR DOS BARCOS DE GUERRA QUEDA CLARO CUÁNTO LE DIERON A LA ARGENTINA EN FIN...QUIEN DESCUBRE EL MUERTO.GRATIS ES NO FUE !!!









PARA EL GOBIERNO, DIPUTADOS Y SENADORES ACA SE PUEDEN SACAR LAS DUDAS, DE CUANTO RECIBIÓ LA ARGENTINA POR LAS NAVES DE GUERRA ORDENADAS A LA GUERRA DEL GOLFO PÉRSICO....DONDE EL SR. CAVALLO FUE EL RECEPTOR DE ESE MOMENTO NI QUE PENSAR QUE HIZO EL SR. EXPTE. MENEM. VARIAS MONEDAS DEBERÍAMOS TENER SIN ANDAR PIDIENDO LIMOSNA NI ESCRIBIENDO PARA COMO MENDIGAR QUE NOS RECONOZCAN...SAQUEN LA CUENTA SI A ESPAÑA LE DIERON 100 MILLONES DE DOLARE POR DOS BARCOS DE GUERRA QUEDA CLARO CUANTO LE DIERON A LA ARGENTINA EN FIN...QUIEN DESCUBRE EL MUERTO.


Kuwait pagó 2,5 billones a sus aliados en la guerra del Golfo
Los ejércitos de Estados Unidos, Reino Unido y Francia recibieron 1,7 billon

El gran misterio que siempre ha rodeado las finanzas de Kuwait comienza a desvanecerse. Documentos confidenciales del Emirato, aportados en el juicio que se celebra en Londres contra su ex gestor en España, Javier de la Rosa, arrojan nueva luz sobre los acontecimientos ocurridos en torno a la guerra que tuvo lugar en enero de 1991 en el golfo Pérsico y ayudan a calibrar el papel en las finanzas internacionales de este pequeño Estado principesco de la península Arábiga, poblado por menos de dos millones de personas y con una de las rentas per cápita más altas del planeta. Aunque el volumen de dinero generado por su riqueza petrolífera es impresionante, los datos apuntan a que el mito superó la realidad

El Emirato de Kuwait ha reconocido que los pagos oficiales realizados a los Gobiernos aliados como consecuencia de la guerra del golfo Pérsico de enero de 1991 contra Irak alcanzaron por lo menos los 25.280 millones de dólares (2,52 billones de pesetas al cambio de la época, que era de unas 100 pesetas por dólar).

El conflicto en el Golfo se inició el 2 de agosto de 1990 con la invasión del pequeño Emirato de Kuwait por Irak. Tras cinco meses de preparativos, la guerra comenzó el 17 de enero de 1991, y duró oficialmente 42 días, hasta el 28 de febrero, aunque las tropas iraquíes ya habían sido desbaratadas bastantes jornadas antes.

Los más de 2,5 billones de pesetas que las autoridades de Kuwait reconocen haber gastado se dividen en tres grandes bloques. El primero se refiere a las compensaciones por los gastos militares de los países que participaron en la Operación Tormenta del Desierto, nombre que recibió la ofensiva contra Irak.

En el Ejército aliado, encabezado por Estados Unidos (150.000 soldados), participaron también tropas del Reino Unido (9.000), Francia (13.000), Canadá (450), Marruecos (6.200), Egipto (20.000), Siria (4.000), Pakistán (5.000), Bangladesh (2.000). Otros, como España, Bélgica, Holanda, Alemania y Argentina, aportaron buques de guerra para imponer el bloqueo militar a Irak.

Los mayores receptores

El principal receptor de fondos de Kuwait, con 13.500 millones de dólares, fue Estados Unidos, en consonancia con su papel preponderante en el Ejército aliado. El Reino Unido, con el que las autoridades del emirato del Golfo mantienen una histórica relación dado su carácter de antigua potencia colonial en la zona y que siempre ha sido un destino privilegiado de sus inversiones en Occidente, recibió otros 1.400 millones de dólares.A continuación figura Turquía, que en diferentes plazos fue compensada con al menos otros 1.400 millones de dólares. Este país puso a disposición de los C-15, C-130 y Awacs norteamericanos la base aérea de Incirlik, desde la que se bombardearon posiciones militares en Irak. Otro de los grandes receptores fue Egipto, con 970 millones de dólares. Zaire fue compensado con 20 millones de dólares.

La segunda partida se invirtió en armas. Entre ellas, 40 aviones de combate F-18, valorados en unos 2.000 millones de dólares, cuyo contrato fue firmado antes de la invasión, aunque gran parte de los pagos, 500 millones de dólares, se realizó en esa época.

Más extraño es el reconocimiento de que se adquirieron carros de combate a Yugoslavia, país que por aquellas fechas comenzaba a desgarrarse. Otros contratos se refieren a la compra de artillería y munición a Francia, en este caso por 250 millones de dólares. Sobre otros 350 millones en contratos del mismo tipo los documentos no reflejan el nombre del país vendedor.

La tercera gran remesa, que en total suma 6.890 millones de dólares, se refiere a gastos extraordinarios y de emergencia, sin más detalle, aunque fuentes consultadas apuntan a que podrían incluir pagos, no reconocidos oficialmente, a países occidentales y a ejércitos del área, como el de Siria, y que en caso de hacerse públicos podrían implicar problemas políticos, tanto en los países receptores como en el emirato.

La información sobre los pagos de guerra figura en los documentos aportados por las autoridades de Kuwait a la Corte Comercial de Londres, que juzga la demanda presentada por la empresa española Torras, propiedad de la Kuwait Investment Office (KIO), agencia pública del Estado de Kuwait, contra sus ex gestores, encabezados por Javier de la Rosa.

En relación con los pagos a los aliados, la documentación no incluye referencias a España, que aportó buques de guerra y permitió el uso de bases en su territorio. De la Rosa afirmó en su momento que 100 millones de dólares pagados al empresario Manuel Prado y Colón de Carvajal tenían ese carácter. Esa versión también es la defendida ante la Corte de Londres por el ex presidente de KIO, el jeque Fahd al Muhammad al Sabaj.

Los documentos de Kuwait incorporan actas de reuniones de la cúpula de la Kuwait Investment Authority (KIA), organismo encargado de gestionar las inversiones de Kuwait en el mundo. Bajo su paraguas estaba el otro gran brazo inversor de Kuwait, KIO, a través del cual el emirato realizó sus ruinosas inversiones en España. A consecuencia de ello, KIO está desmantelado.

Desde 1976, KIA gestiona dos grandes partidas de fondos: la Reserva General del Estado de Kuwait y el Fondo para las Futuras Generaciones. Este último está destinado a asegurar el futuro de las nuevas generaciones de kuwaitíes independientemente del futuro del petróleo. La Reserva General fue creada por ley en 1960 y se financia con los superávit presupuestarios y de él forman parte todas las inversiones del Estado. Desde principios de los ochenta apenas ha crecido, pues el presupuesto de Kuwait es deficitario desde entonces.

Uno de los secretos mejor guardados era la dimensión de esa reserva. En plena guerra del Golfo, sus activos totales eran de 12,5 millones de dinares kuwaitíes, unos 41.200 millones de dólares (4,12 billones de pesetas de la época). De ellos, 11.550 millones de dólares estaban materializados en compañías públicas kuwaitíes, como la Kuwait Airways, la Kuwait Oil Company o el Credit and Savings Bank. Las inversiones, créditos y depósitos en bancos árabes y países en desarrollo sumaban otros 14.850 millones de dólares. El resto, otros 14.850 millones, estaba colocado en deuda pública norteamericana y otros activos en el mundo.

El Fondo para las Futuras Generaciones fue creado en 1976, al mismo tiempo que KIA, y se compone del 50% de los activos de la Reserva General más el 10% de los ingresos anuales del Estado de Kuwait. Es decir, que el gasto directo en pagos de guerra realizado durante 1990 y 1991 representó más de la mitad de la Reserva General del Estado de Kuwait y casi el 100% de su PIB anual

* Este articulo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de noviembre de 1998