20/2/25

EL ESTADO DE KUWAIT CELEBRA EL ANIVERSARIO 34° DE SU LIBERACION Y EL 64° DIA NACIONAL DE KUWAIT 2025

 CUANDO LA LIMOSMA ES GRANDE, TODOS LLEGAN AL ALMACERO, HE AQUI CUANDO TODO SE QUIERE RESOLVER POR LOS CAMINOS DE LA LEGALIDAD, ESTOS SEÑORES PRESENTES OFICIALES BUSCAN POR DONDE NO DEBE SER, MAS ALLA QUE ESTOS FEUDALES NO SON FACILES DE PAGAR POR QUE SI ALGO TE DAN ASI TE SACAN. 

ELLOS PAGARON U$D 22.000.000 PARA EL GASTO DESDE EL 25 DE SEPTIEMBRE DE 1990 AL 15 - 01 - 1992 Y DE AHI EN MAS LA "ARGENTINA PUSO OTROS U$D 20.000.000 PARA SOBREVIVIR HASTA EL 28 DE FEBRERO 1992.
A LOS RESPOSABLES SON EL JEFE DE ESTADO MAYOR DE LA ARMADA, EL JEFE DE ESTADO MAYOR CONJUNTO Y EL EMBAJOR DE RELACIONES INTERNACIOLES Y CULTO. NI QUE HABLAR EL EX(F) PRESIDENTE CARLOS MENEM  SE LAVO BIEN LAS MANOS Y NOS DEJARON EN BANDA O AL AZAR.
UNA PENA PERO YA LLEGARA LO QUE CORRESPONDE HACER JUSTICIA.








El Embajador S.E. Abdulaziz Albisher destaco las siempre excelentes e históricas relaciones diplomáticas que unen al Estado de Kuwait con la amiga República Argentina



El Día Nacional del Estado de Kuwait (يوم الكويت الوطني) se celebra cada año el 25 de febrero, está considerado el día más notable en el mundo árabe. Los kuwaitíes celebraron su primer Día de la Independencia el 19 de junio de 1962. En esta oportunidad celebran el 34º Aniversario de la Liberación y el 64º Aniversario del Día Nacional del Estado de Kuwait.


Las personas se reúnen en lugares como parques, playas y restaurantes o centros comerciales de la ciudad. Los más populares son la playa de Messila y el parque de ocio Al-Sha’ab, que son los principales lugares de interés en este día.


La gente decora sus casas con luces de colores, banderas e incluso velas encendidas a la hora de la cena. Los lugares históricos como el “Museo Nacional de Kuwait, Al Bahhar Entertainment Historical Village, Mirror House, Kuwait Towers” están decorados con luz y los fuegos artificiales también se instalan por la noche. Las banderas se colocan en los edificios y se muestran en los puntos principales como muestra de patriotismo. Todo el país sale a las calles para participar en una variedad de eventos emocionantes. Desde conciertos en vivo hasta fuegos artificiales y experiencias culinarias tradicionales, las calles están vivas hasta las primeras horas de la mañana siguiente cada año.




En la República Argentina, 

el Embajador del Estado de Kuwait, Su Excelencia, Abdulaziz Albisher, 
lo celebró en un Hotel céntrico SHERATON de la Ciudad BS AS


A la misma acudieron distinguidas personalidades, cuerpo diplomático acreditado 
en Argentina e invitados especiales; destacándose la presencia
del Jefe de Gabinete de Ministros de la Nación Argentina, Sr. Guillermo Francos.

En la ocasión, el Embajador Albisher destaco las siempre excelentes 
e históricas relaciones diplomáticas que unen al Estado de 
Kuwait con la amiga República Argentina desde hace 56 años 
y espera seguir por estos pasos para tener sus frutos próximamente, 
lo que contribuirá para elevar el nivel de las relaciones bilaterales 
entre nuestros países amigos.


Asimismo resalto que en las relaciones kuwaití – 

Argentinas, abundan los puntos brillantes destacando 

la cooperación en el desarrollo vigente entre
 el Fondo Kuwaití de Desarrollo Económico Árabe y la República Argentina, 
que se considera el país mas beneficiado de las contribuciones 

del fondo en América Latina. El Estado de Kuwait aspira a fortalecer su asociación 
con los países amigos alrededor del mundo, 
y sin duda considera a la República Argentina 
uno de los países amigos mas importantes del 
Estado de Kuwait en América Latina.

Por último, resalto los notables cambios económicos

 en la República Argentina durante la actual administración, 
la cual ha empezado a sacar los frutos de estas reformas autónoma de Buenos Aires.








17/2/25

“¿REGRESO AL GOLFO?”

 

OTRO DELIRIO PENSADO PARA CONSEGUIR DINERO, DONDE UN PAIS, COMO LA ARGENTINA SUMIDO EN LA CORRUPCION BUSCA SACAR BENEFICIO QUE NO SERAN, LO MISMO QUE PASO EN LA "GUERRA DEL GOLFO PERSICO".
 
LOS COMPONENTES DE LA NACION ARGENTINA, PARECIERA NO ENTENDER QUE LAS FF.AA ESTAN DESTRUIDAS Y ADEMAS EL PRESIDENTE MAS EL MINISTRO DE DEFENSA Y TODA LA CADENA DE MANDO PARA ABAJO, NO ENTIENDE DE DERECHO INTERNACIONAL PARA EL EXTERIOR Y SUS LEYES PRESEDENTES. PODRA HABER OTRO REGRESO AL GOLFO COMO EL TITULO DICE ?

Rumores y especulaciones sobre la posible participación naval argentina en la actual crisis con Irán ¿Delirancia o una posibilidad latente?

Portaaviones Ingles

Caminando por la dársena de la Base Naval de Mar del Plata puedes darte cuenta que la Armada Argentina tiene una gran carencia material que deja sentado a los ojos de cualquiera, que no podría operar ante una situación de crisis bélica que demande una inmediata acción defensiva y mucho menos para concretar un objetivo ofensivo. Fue de éste lugar donde zarpo el siniestrado submarino “ARA San Juan” y de cuyas circunstancias aún se ignora la verdad ¿Pero a cuento de qué viene este comentario? Si es lo que usted esta pensando.


Los últimos acontecimientos en el Golfo Pérsico han vuelto a poner en la mesa, la posibilidad de que La Casa Blanca requiera formar una nueva Coalición naval en la que Argentina podría ser convocada para lanzar una nueva campaña militar esta vez contra la república Islámica de Irán. Como dije la carencia material es inocultable por lo cual usted se pregunta, ¿Cuál es el activo que entonces podría aportar? Pues nada menos, que la experiencia de sus hombres adquirida durante la “Tormenta Del desierto” que a juicio del Pentágono –y pesar de las Armadas de Brasil y Chile- son los únicos en el Cono sur que estarían a la altura de participar en una nueva operación de semejante envergadura.


La oportunidad esta tratando de ser aprovechada desde varios frentes. Para la Armada sería otra magnifica oportunidad de perfeccionarse y actualizarse en el conocimiento de su arma. Pero el momento político es adverso aunque, el poder real (quienes realmente manejan el dinero y las tierras) sigue en manos de quienes están interesados en ahondar la crisis contra la república Islámica de Irán. Quienes sino, los sustentadores de las políticas de Washington y en particular las de Israel, con gran interés por dañar a Irán.


Para ello los sionistas argentinos, entre ellos los que acostumbradamente desinforman desde los medios, han comenzado a operar con persistencia en torno a divulgar versiones delirantes referidas a supuestas injerencias del asesinado Qassem Soleimani en el atentado de la AMIA en 1994; esta última, una afirmación que parte de una premisa falsa.


¿Cuál es la finalidad para tratar de vincular el asesinato de Soleimani con el atentado de la AMIA? Sin más rodeos, es la de construir un argumento político, una justificación de este asesinato y a la vez que permita el involucramiento de Argentina y más precisamente al estado argentino en una posible campaña militar contra la República Islámica.


"USS-Tritón" cruzando el Canal de Panamá el 6 de enero 2024



Las probabilidades de que EEUU esté planificando una acción bélica luego de la respuesta iraní, se hace muy factible. Mientras Donald Trump lanza bravuconadas en público sobre la remisión de bombarderos “B-52” y el refuerzo de sus tropas en Kuwait, algunas fuentes han revelado que silenciosamente el Pentágono esta moviendo una sorpresa letal. El 6 de enero fuentes confiables reportaron haber visto cruzar por el Canal de Panamá al submarino nuclear “USS-Tritón” (SSNR-586) con dirección al Oriente Medio lo que, además de confirmar los rumores de estos planes, suscita una seria preocupación no solo para la seguridad de Irán sino del mundo.


Las capacidades de éste aparato son contestes con estas preocupaciones ya que porta a bordo 24 ojivas nucleares con las cuales podría destruir por completo a Irán y complicar la estabilidad de Asia. Por supuesto que ello no sería políticamente factible, pero si lo sería que usara un par de ellas para enviar un mensaje de fuerza que obligue a Teherán a obedecer las políticas que Washington pretende imponerle.


En medio de esta escalada no han faltado los lobistas dentro del gobierno argentino para persuadirlo de “prenderse” en esta aventura que además de ser abiertamente contraria a la ley internacional y contraria a los preceptos de la Carta de Naciones Unidas podría terminar con pésimas consecuencias para todo el mundo. Por fuera, los medios y algunos periodistas –en especial los que blanden la pura verdad- juegan su parte mediante informes parciales y alejados de la realidad tratando de conectar la actual crisis con los atentados en Buenos Aires e incluso –para la delirancia total- con la muerte del fiscal federal Alberto Nisman. Esto último no puede ser otra cosa que una descarada operación en favor de los intereses geopolíticos de Washington y Tel Aviv.


Pero dejando de lado lo meramente político, desde lo geográfico y estratégico, una posible acción directa contra Irán no sería tan fácil como la que EEUU junto a la Coalición en la que participo Argentina pudo llevar adelante contra Iraq allá por comienzos de 1991, cuando las fuerzas de Saddam Hussein se hallaban en su plenitud. En aquella campaña, la fuerza naval combinada de treinta países sirvió para ocupar y asegurar las aguas del Golfo Pérsico como ruta estratégica de apoyo y abastecimiento para las tropas de tierra pero también, para mantener el control del paso por el estrecho de Ormuz. En esos momentos EEUU tenía la secreta preocupación que la extensión de la guerra pudiera comprometer el flujo de petróleo que salía por el estrecho. De haber sido así, los mercados de Wall Street habrían acabado con la carrera política de Bush.


Tras los embustes de los ataques a los petroleros en los meses pasados en las aguas emiratíes, Washington argumento la formación de una Coalición naval denominada “Sentinel” con base en Bahrein que dicho sea de paso, fue resistida por muchos de sus aliados europeos ¿La razón? Porque sabían que había sido una maniobra sucia orquestada con la ayuda de mano de obra de la región. A pesar del intento, el truco no surtió efecto y La Casa Blanca –más allá de un video trucado presentado por el Pentágono- nunca pudo probar la acusada autoría iraní en esos ataques.


Defensa misilistica antibuque de Irán



El actual escenario presenta a un Irán con un amplio frente costero con muchas irregularidades topográficas que domina todo el Golfo. Esto no fue un problema con Iraq en 1991 que apenas presentaba una estrecha costa muy bien controlable en la provincia de Basora y un par de islas en disputa con Kuwait. Iraq casí no tenía una armada mientras que Irán actualmente tiene una flota respetable que cuenta con apoyo de sistemas de defensa costera aún no conocidos.


En las actuales circunstancias, para la “Quinta” flota estadounidense sería una tarea imposible de controlar, aún con las ventajas tecnológicas propias y la que les ofrece su aliado Israel, toda la actividad naval de la Guardia Revolucionaria que se lanzara contra sus buques. Es ahora y con otros propósitos que EEUU necesitaría de una Coalición naval semejante a la de 1990/1991. En honor a la síntesis, la finalidad de ella sería para que sirva como cebo o escudo contra las retaliaciones provenientes de sus variados sistemas antibuque costeros.


Las acciones navales más importantes y cruentas podrían desarrollarse casualmente en torno a las aguas del Golfo de Oman y el Estrecho Ormuz, posición martitma por la que regularmente operaron los buques argentinos del “Operativo Alfil” durante las campañas “Escudo y Tormenta del Desierto” hace ya 33 años atrás.



Y volviendo por último al estado actual de la Armada Argentina, puede concluirse que lejos esta en capacidad operativa para poder prestarse a semejante situación (salvo que el gobierno busque sacrificar a sus tripulaciones en aras de algún beneficio), máxime si vemos que en las últimas horas Teherán no ha dudado en responder a la afrenta de EEUU poniendo en evidencia que tiene la determinación y las armas para hacerlo.

10/2/25

“EL VIRUS DE BABILONIA”

 

Un misterio que no lo era tanto. 

La historia de uno de los crímenes de guerra más graves de la época que se quiso encubrir con cuentos y superstición.



“El calor era insoportable y el solo llevar el casco y una remera camuflada se sentía una pesadilla”. Así lo vivió y comento uno de los tantos marines que tras la invasión de 2003 fueron destinados al norte de Bagdad. Había pasado un año y medio de la supuesta finalización de las operaciones de combate pero los ataques contra las posiciones estadounidenses se incrementaban día a dia. Sumado a esto, la populación detestaba su presencia y ello quedo más que claro con el apoyo que le proporcionaban a la resistencia que se movía sin problemas por las diferentes localidades de Iraq.


Cuando la Fuerza Expedicionaria de la Infantería de Marina de los EEUU se movilizó al sur más precisamente a la gobernación de “Babilonia”, nuestro comentarista y sus colegas creían que estarían un poco más aliviados del duro clima y la hostilidad de los habitantes de “Falluja” y “Tikrit” donde habían estado desde el inicio de todo. Su capital “Hilla” mostraba el sufrimiento de sus habitantes tras los bombardeos y al mismo tiempo su ira contra su presencia. La ciudad antigua de “Babilonia” y sus monumentos acusaban las marcas de las bombas de la Fuerza Aérea y la Naval que le daba otra excusa a los iraquíes de ese lugar para odiarlos y desconfiar de ellos. Pero eso no era el único motivo del encono. El robo y zaqueos de material arqueológico por parte de efectivos norteamericanos y de algunos oficiales polacos, fue otra gota de un vaso que ya había rebalsado muchos años antes.


La única preocupación y consternación que se oyeron en aquellos momentos fue la de los arqueólogos y empresarios británicos del tráfico de antigüedades, que como el londinense Tim Shadla Hall y John Curtis del Museo Británico mostraban espanto por estos irreparables daños materiales pero un total silencio por las brutalidades que aquellos mismos profanadores habían causado sobre la humanidad de los habitantes del lugar. Pero ¿Qué diablos estaba sucediendo?


Los invasores tan pronto se asentaron en la ciudadela antigua, comenzaron a desembarcar, trasladar y acopiar material bélico dentro de los templos y edificios que nacieron junto a la humanidad. Pertrechos, armamento y municiones de alto poder fueron depositados en varios de estos recintos. Sin el minimo cuidado y hasta con un notable desprecio, demolieron muros y pasaron con sus vehículos blindados por los pisos con más de 2600 años de historia, despedazando sus imágenes y grabados. Sin dudas, una gran contribución de EEUU a la historia.


Aquello solo fue una anécdota con el zaqueo que los altos mandos estaban llevándo en el Museo Nacional de Bagdad y sus Universidades. La cancina excusa para esto fue que “sus tropas protegerían el lugar de los saqueadores”, sin dudas, una ocurrencia que a los iraquíes poca gracia les hizo.


Pero el daño a las piedras no se compararía con el causado a los pobladores de la provincia. Igual que en Al Anbar y más puntualmente en ciudades como “Falluja” y “Al Ramadi” (donde causaron masacres inolvidables), el sufrimiento y la muerte por variados tipos de cáncer y los nacimientos de niños con horribles deformaciones, era la marca y el legado que habían dejado las bombas y misiles con cabeza de Uranio pobre que habían caído tanto en 1991 como en las primeras etapas de la invasión de 2003.

“El miedo era la señora de todos”, nos recuerda este comentarista. Sabían que no estaban seguros aún cuando disponían de más de 2000 hombres, bunkers donde cobijarse por las noches y de todo tipo de armas. El entorno del lugar parecía acecharles. No faltaron los supersticiosos entre la tropa quienes advertían de las malas vibraciones que les trasmitía el lugar. La antiquísima y omnipresente estatua de “Pazuzu” –mujer demonio con alas- parecía augurarles muchas desgracias por venir. Tal vez una premonición, tal vez solo el efecto del miedo y el estrés al que se veían constantemente sometidos por las sorpresivas incursiones de los que ellos denominaban “insurgentes” pero que los pobladores llamaban en árabe “Moqawama” (resistencia). Lo cierto fue que su estancia en Babilonia fue mucho más aterradora que eso.


Había otro enemigo invisible que les acechaba y sin que se dieran cuenta, les estaba matando lentamente. Era ni más ni menos que una extraña enfermedad que hacía que cientos de marines fueran cayendo en la enfermería mostrando síntomas variados e inexplicables, al menos para ellos. Incluso la gravedad de algunos casos obligo a trasladarles a Alemania. Algunos presentaban fiebre y cansancio, otros brotes psicóticos, síntomas de PTSD y neurosis atípicas; muchos otros una progresiva degradación de su sistema inmunológico como si estuvieran afectados de neumonias. El cuerpo médico mantenía un total hermetismo y fue entonces que a muchos se les paso por la mente el “Sindrome del Golfo” y afecciones similares que el Pentágono y la Casa Blanca encubrieron durante años.


La situación no podía ser más horrible. Nuestros comandantes cerraban la boca y hacían como si no pasara nada; era algo irreal. “Si no eran los morteros y las emboscadas de la insurgencia, era esta afección que estaba matándonos”, recuerda nuestro comentarista. Como fuera había que salir adelante y mejor no hacer cuestionamientos ya que los altos mandos estaban tan irritados como sus subalternos y ello se volvía un círculo vicioso que afectaba a la moral de toda la unidad.


“Mejor que las plegarias eran las drogas” nos recuerda éste amigo, tratando de explicar que si alguien manejaba la situación en la que su gobierno los había metido, no eran precisamente ellos. No había otra forma de mantenerse en pie. Salir de la ciudadela y atravesar la provincia por la carretera 8 era una ruleta; los vehículos Hummer y Humvis eran presa de los llamados IED (Explosivos Improvisados) que colocaban los grupos de la resistencia que les vigilaban día y noche.


Muchos de los que estuvieron destacados en Babilonia, a su regreso, presentaron graves síntomas y muchos de ellos quedaron incapacitados o terminaron muriendo de “enfermedades no identificadas”.

Niños iraquies afectados por el Uranio pobre


Lo que los jefes militares y el gobierno ocultaron a sus hombres fue, que lo que desinformadores al servicio de Washington llamaron como el “Sindrome de Babyl” era en realidad un envenenamiento ambiental producto de los gases y residuos de Uranio (UE) y de otras sustancias químicas que habían sido utilizadas por sus propios camaradas en sus bombardeos en la zona. Algunos casos testigos salieron a la luz como el del ingeniero Josh Neusche que pertenecía al 203° Batallón de Ingenieros de la Guardía Nacional de Misouri quien a pesar de su excelente estado de salud antes de entrar en Iraq, moriría un tiempo después por una “enfermedad desconocida” según los reportes sanitarios del Ejército estadounidense.


Pero la lista de casos ha seguido en aumento. Otro caso es el de la capitana Sheila Frankeifield y su esposo quienes tras haber estado destacados en “Balad”, a su regreso presentaron síntomas de cáncer. Actualmente ella presenta cáncer de mama y su marido cáncer de vejiga.


Las estadísticas de la primera guerra además de terroríficas, las mismas escondían una verdad mucho más inquietante. De los 600.000 hombres desplegados en el Golfo Pérsico entre 1990 y 1991, se especulo que solo estaban afectados por el envenenamiento unos 200.000 los cuales estuvieron directamente implicados en las batallas terrestres pero, informes posteriores revelaron que esa atmósfera viciada y tóxica habría afectado al 75% de la totalidad de las tropas desplegadas sin discriminar entre efectivos de la aviación y la Armada. Con lo cual, el Pentágono terminó envenenando y matando lentamente tanto a civiles y militares iraquíes como a sus propios hombres.


Según las investigaciones, lo mismo sucedió en 2003 pero a una escala mucho peor. El territorio iraquí fue severamente radiado por los residuos radiactivos del UE y de otras sustancias venenosas que componían sus municiones de bombas y misiles crucero, haciendo que no solo enfermara a los habitantes locales sino también a sus propias tropas que, como las destacadas en Babilonia, respiraron y se expusieron a éste ambiente venenoso que persistirá por los próximos mil años.

8/2/25

“GOLPE AL PRINCENTON

 ESTABAMOS A PUNTO DEL CIRCULOS QUE SE HABIA TRAZADO EL DIA ANTERIOR EN EL CUARTO DE COMBATE DE LA ARA SPIRO, EL CTE. NO DURMIO ESA NOCHE YA QUE   ESAS  MINAS LOCALIZADAS, ENVIADAS POR IRAK A LA DERIBA, PELIGRABA LA NAVEGACION.


Cuando la sofisticación no puede con lo más barato. Minas explosivas de bajo coste que dejaron fuera de combate al más sofisticado buque de contramedidas de la Armada estadounidense.

USS TRIPODE, CHOCA CON UNA MINA DE IRAK


Sigue siendo un sinsentido como la Argentina no reconoce a sus dotaciones navales del grupo “Alfil” enviadas al Golfo Pérsico en 1990, el mérito de haber servido en los esfuerzos de la Coalición contra Iraq; aunque no hay que hacer mucho esfuerzo para desentrañar cuales son los obstáculos que lo impiden.


Los altos mandos de la Armada Argentina pareciera que se niegan con empeño a reconocer la situación a la que sus hombres estuvieron expuestos en aquel Teatro operacional. Su empeño comenzó desde el mismo día que regresaron al puerto Belgrano. Como dejar de lado sino, las negativas de la Jefatura del Estado Mayor de la Armada de hasta hace 15 años atrás sobre contar con algún antecedente en sus archivos referido a esta campaña.


En el minuto después de las cero horas del 17 de enero de 1990, las tareas de todos los grupos de tareas que operaban en el marco del “Escudo del Desierto” incluyendo a los canadienses (UNREP Sierra) y los argentinos (ALFIL 1) cambiaron automáticamente de vigilancia pasiva a operaciones de apoyo logístico a las fuerzas de combate de la Coalición.


No es necesario señalar que había una fuerte presión política (interna y externa) para que ello no tome fuerzas sin dejar de mencionar la falta de impulso por parte de los mismos protagonistas. No hemos visto una sola historia –salvo la de un par de marinos aeronavales- que cuenten abiertamente sus experiencias dentro de aquella guerra. Pero creo que se irán animando a medida que sepan la entidad de la aventura en la que participaron.


Aquí hay una historia de la cual los marinos argentinos (consciente o inconscientemente) tuvieron protagonismo e incluso, estuvieron tan cerca de los hechos tanto que se podría decir que casi se tocaban las mangas de los buques.

EL BOQUETE QUE LE DEJO AL TRIPODE


Así comienza el relato de un veterano marino del “USS-Princeton” que operaba entre el centro y el norte del golfo en aquel agitado mes de febrero de 1991. Fue así que en la madrugada del 18 de febrero en pleno de las operaciones de combate y cumpliendo con sus funciones de cobertura con misiles crucero sobre blancos en Iraq y Kuwait, nuestro testigo tomaba la guardia del puente. Navegando en la zona del grupo de tareas liderado por el portaaviones “USS-Midway”, el buque que venía de un periplo entre el puerto de Vladivostok y su base naval en Long Beach, transitaría bajo la custodia de unidades navales canadienses y argentinas que operaban en la zona centro norte del golfo.


El “USS-Princeton” debía también garantizar la seguridad del portaaviones “USS-Midway” pero ¿Quién garantizaría su propia seguridad? Pese al sofisticado equipamiento de radares Aegis para contra restar ataques con misiles “tierra-aire” y anti buque que protegía a la flota en el golfo, en tempranas horas de la mañana del 18 de febrero reciben el frenético informe de que el “USS-Trípoli” que operaba a 10 millas más lejos de su posición, había recibido el “impacto” de algún arma enemiga ¿Qué diablos había pasado? ¡Alerta de combate! Fue la orden insistente que junto al timbre de las sirenas de ataque comenzó a sonar por los altoparlantes del buque. Ahí (tarde) se dieron cuenta de que estaban rodeados por decenas de minas baratas que en el mercado no costaban más de US$ 500 dólares.



Después de leer esta historia, usted verá que nuestro amigo tuvo la distinción única de haber servido a bordo de uno de los dos barcos que fueron golpeados por minas durante la Guerra del Golfo en 1991 mientras participaba en la Operación Tormenta del Desierto. Su barco era el “USS Princeton” (CG-59) y el otro barco que chocó una hora antes con una mina fue el porta helicópteros “USS Tripoli” (LPH-10). Esta historia le dará al lector la perspectiva en primera persona de lo que fue operar un barco de manera "perjudicial", que es para lo que la Marina de los EE. UU que en ese entonces estaba y sigue estando diseñada para defender la seguridad nacional de nuestro país.


La misión de la Marina de los Estados Unidos es "... mantener, entrenar y equipar fuerzas navales preparadas para el combate capaces de ganar guerras, disuadir la agresión y mantener la libertad de los mares", comento entusiasmado. Una aplicación de esa misión tuvo lugar durante la Guerra del Golfo en 1990- 1991 justamente en momentos que se hallaban visitando el puerto ruso de Vladivostok. Nuestro barco era uno de los últimos cruceros Aegis de la clase Ticonderoga en ese momento, y tan pronto se hizo presente en el Teatro de Operaciones se le asignó el delicado papel de Comandante de la Guerra Aérea en el norte del Golfo Pérsico en apoyo de la guerra terrestre pendiente con Iraq.

RAJADURA DEL USS PRINCETON


En particular, tanto el “USS-Princeton” como el “USS-Trípoli” estaban dotados de lo mejor de los sistemas de guerra electrónica de la época y fue por ello que debían situarse en proximidades de las costas kuwaitíes para lanzar sus barridos de interferencia electrónica que deshabilitaría los sistemas de defensa SAM y radares iraquíes.


Así este veterano continuo diciendo: “También durante esta fase de la Guerra Aérea de las operaciones en el Golfo, nuestro barco recibió la orden de lanzar tres misiles crucero “Tomahawk” sobre Iraq. Hubo informes de inteligencia que indicaban que algunas baterías de misiles de superficie de fabricación china se habían activado en las costas kuwaitíes y debíamos estar muy alerta. Eso nos hizo ver que los iraquíes a pesar de los devastadores bombardeos seguían manteniendo equipo en servicio. Estábamos expuestos a ser pasto de misiles antibuque “C-601” chinos o los “MM-38, Exocet” franceses y eso era angustiante”.


“Esa mañana en particular, descubrí consternado que el “USS Trípoli” (LPH-10) un portaaviones de clase “Iwo Jima” –Insignia de los barreminas-, golpeó una mina a las 4:36 a.m. La explosión sacudió todo el buque de proa a popa que había sido golpeado por una mina amarrada sumergida justo debajo de la línea de flotación perforando un agujero en su casco que lo dejo a la deriva. Ello causo el apagón de todo el sistema eléctrico y 30 heridos de baja consideración. El oficial ejecutivo dijo que se creía que media docena de minas estaban en el agua delante del barco minas sumergidas de fabricación italiana "manta". Este tipo de mina no se dispara por contacto, sino por la presión típica de una hélice de hundimiento u onda de proa causada por un barco que se mueve a través del agua. Nuestro testigo confeso que “fue una situación muy estresante al punto que sabíamos que éramos vulnerables”.

TAN PRONTO FUE REPARADO EL USS PRINCETON


Tan pronto se pusieron en marcha para auxiliar a sus colegas del “USS Trípoli” caen en cuentas de que están rodeados por minas y serán dos de ellas las que detonaran causando serías averías en el casco. Tras la violenta sacudida, el espeso humo grisáceo subió desde bajo cubierta dando cuenta de que les habían pateado el culo. El reporte oficial consignaría “al amanecer del lunes, una mina nos golpeó abriendo un agujero de 16 pies por 25 pies 10 pies debajo de la línea de flotación”. Horas después llegaría la ayuda del buque de salvamento “USS-Beaufort” que con el apoyo del “USS Android” nos remolcaría seguro hasta Bahrein. También fue valiosa la asistencia del buque canadiense “Athabaskan” que estaba dotado de equipamiento de sonar para detectar minas. “Antes de ello, los nervios carcomieron nuestra existencia –comento tenso- y lo único que teníamos para defendernos de una posible incursión eran las ametralladoras manuales 12.70mm y los fusiles automáticos de la bodega”.


La marcha fue lenta y llena de adrenalina. Pese a que los altos mandos de USCENTCOM nunca lo quisieron reconocer, aquellas unidades estuvieron en serio peligro de ser el blanco de un ataque furtivo de algunas de las baterías iraquíes que seguían operativas en las costas kuwaitíes.


Mientras helicópteros estadounidenses y británicos sobrevolaban el área para marcar las minas, los remolcadores aseguraban los enganches y sus capitanes discutían la ruta de salida. Parte del trayecto fueron acompañados por aquellos helicópteros hasta que tras ser relevados por los argentinos y los canadienses, pudieron pasar protegidos por el centro del golfo ya con rumbo a la base naval norteamericana en Bahrein. “Afortunadamente, fuimos remolcados sin peligro y finalmente tras hacer las reparaciones suficientes en Bahrein continuaron su viaje más al sur primero a “Jebel Ali” para descargar nuestras armas y luego a Dubai, Emiratos Árabes Unidos a un dique seco para reparaciones adicionales durante 8 semanas adicionales”, comento nuestro testigo.



Era claro que para todos los riesgos eran altos, por lo que solo nos movíamos a un mínimo de 3 nudos para evitar la deriva y al mismo tiempo nos brindaba la máxima oportunidad de detectar otras minas debajo de la superficie similares a las que golpearon al “USS Trípoli”. Aquello dejo en claro que una operación de desembarco anfibio hubiera sido difícil de concretar. Por lo pronto, aquel incidente fue el boleto de salida para las dotaciones del Princeton y del Trípoli quienes serían recibidas como héroes y condecorados con la “Cinta de Acción de Combate”.

7/2/25

“LAS CONFERENCIAS DE DHAHRAN”


ARA SPIRO

Una prueba más de que la Crisis de 1990 entre Iraq y Kuwait tenía un final previsto y bien planificado del cual Buenos Aires no tenía la más mínima idea ¿Estuvieron presentes representantes navales argentinos en aquellas conferencias?

Cuando George Bush y Collin Powell fueron notificados de lo que había ocurrido en Kuwait, ninguno expreso sorpresa por lo sucedido y con una metódica parsimonia, cada uno por su parte, comenzaron a telefonear a sus respectivos asesores. Como lo hemos dicho anteriormente, la crisis entre Iraq y Kuwait de 1990 se había venido gestando silenciosamente con mucha paciencia desde el final de la guerra contra Irán en 1988 y su desenlace buscaba cortar definitivamente los lazos con Bagdad.


Eso en lo político, pero en el resto de las áreas que más involucradas estuvieron en la preparación del desarrollo de la crisis, tuvieron una intensa actividad hasta llegar a concretar lo que ya estaba planificado desde hacía tiempo y ello era, entrar a la región. El inducido fracaso de las conversaciones en “Jeddah” de julio de 1990 fue el detonador de los eventos por venir. Que a nadie le queden dudas de que la crisis sirvió magníficamente a dicho propósito y a la distancia queda también claro que Arabia Saudita fue parte (al menos sus núcleos vinculados a la inteligencia) en este plan. En realidad la familia real “Al Saud” siempre fue parte del Establishment político de Washington y haría cualquier cosa que se ajustaran a los intereses de la geopolítica del momento.


Cuando se comenzaron a esbozar las primeras sugerencias de lo que Washington debería hacer para tratar de contrarestar una potencial (o más bien imaginaria) expansión del ejército de Saddam Hussein sobre los campos petroleros sauditas, muchos ingenuamente susurraron -incluyendo por supuesto al estamento político argentino- “los árabes no toleraran que los infieles cristianos, y mucho menos los demonios estadounidenses, pisen el suelo donde se asientan las dos principales ciudades santuario del islam”. Ciertamente que el mundo árabe islámico se sacudió con la masiva llegada de tropas angloestadounidenses (y ello fue muy bien censurado por la prensa occidental) pero, no en Arabia Saudita que curiosamente tiene la responsabilidad de custodiar La Meca y Medina.


En aquellos momentos, el gobierno peronista de Carlos Menem trataba de congraciarse con Washington y con esta crisis encontró la oportunidad de oro. Con una gran ingenuidad, creían que con esto enmendarían el vergonzoso papel adoptado antes de finalizar la Segunda guerra mundial y pasarían sin pausa a ser parte de la OTAN. Desde la distancia, una muestra de candidez política imperdonable que reflejo en parte, el grado de improvisación de sus decisiones. Pero lejos de haberse asesorado con tiempo y compromiso y mucho menos contemplar todas las instancias que un compromiso semejante podrían producirse, los funcionarios (políticos y militares) argentinos se dejaron guiar por las versiones oficiales de la Casa Blanca que los medios norteamericanos difundían día y noche por satélite a todo el globo.


La campaña mediática de demonización del gobierno de Saddam Hussein y de Iraq fue una canallada que Washington y sus aliados reiterarían en otros complots por venir. Ciertamente que Iraq había ocupado Kuwait pero las motivaciones que estuvieron detrás de ello y las propuestas para la resolución pacífica de la cuestión fueron despreciadas por Washington y deliberadamente ocultadas a la opinión pública en general (incluyendo claro, a la Argentina). Lo imperdonable de esto no es solo la tendenciosa –pero entendible- propaganda televisiva de la CNN o de los medios gráficos como “The Washington post” y “The New York Times”; eso era esperable.

Lo que no puede esperarse y mucho menos explicarse es que un gobierno (en este caso el argentino) se haya dejado llevar de las narices por toda esta intoxicación informativa y por medio de ella haya metido a su país en una guerra completamente ajena a sus intereses soberanos.


Detrás de todo el telón mediático de aquel entonces, los estrategas y asesores de defensa del Pentágono trabajaron día y noche para poner en movimiento una campaña que de no haber sido planificada décadas antes, hubiera sido imposible de montar en unos meses como lo hicieron. En razón de verdad la planificación para desplegar una monstruosa fuerza militar como la vista en aquel entonces, había sido concebida para la hipótesis de enfrentamiento con el Pacto de Varsovia en épocas de la Guerra Fría. Pero esta planificación no servía en su concepción original y hubo que remozarlo a las necesidades políticas y estratégicas de la ocasión y adaptarlo para hacer frente a un enemigo mucho más geográficamente limitado y pequeño.


Las fuerzas estadounidenses por si solas no podían afrontar el desafío de una operación militar tan compleja, incluso con el apoyo de sus aliados británicos. Fue por el ello que a instancias del Comando en jefe del Comando Central de los Estados Unidos USCINCCENT a la par de que desde La Casa Blanca se distraía a la opinión pública con supuestas gestiones de paz y esfuerzos de Naciones Unidas por distender la situación, los asesores y generales del Pentágono que ya estaban en Arabia Saudita preparaban las operaciones para el movimiento de un gigantesco ejército compuesto por los más variados sistemas de armas de varios países. En dichas planificaciones no estuvieron invitados los representantes de Naciones Unidas o alguna delegación de “Cascos Azules” de la UNPROFOR o unidad similar por el simple motivo de que quienes dirigirían las operaciones sería el USCENTCOM y respectivos comandos de operaciones tácticas a determinar en dichas conferencias.


No solo había que justificar la conformación de una Coalición internacional con una capacidad ostensiblemente ofensiva, algo para lo cual Naciones Unidas colaboro escandalosamente sino que había que armarla, coordinar sus operaciones y determinar objetivos dentro del TOK. Para ello y a instancias de EEUU se llevaron adelante dos conferencias importantísimas para establecer el grado de participación, capacidades, roles y objetivos a cumplir. Dichas reuniones se efectuaron entre el mes de octubre y noviembre de 1990 bajo un total hermetismo y lejos de la prensa en la ciudad saudita de Dhahran donde acudieron los representantes de cada fuerza armada que se había plegado a la iniciativa norteamericana ¿Acudieron representantes navales argentinos? No hay ninguna referencia o documento que dé cuenta de esto, no al menos que se conozca oficialmente.


Lo cierto que en la primera de estas reuniones, realizada a mediados del mes de octubre se discutió cuál debía ser la entidad de la fuerza para proteger a Arabia Saudita y al resto de los emiratos ante una hipotética ofensiva iraquí. Aunque Saddam no tenía la mínima intención de hacer algo así, el rumor servía a los propósitos de Washington. La primera conferencia denominada MAPEX realizada el 4 de Octubre en la ciudad de Dhahran, se discutió junto a los jefes de varias Armadas, como se desplegaría una defensa aérea, terrestre y naval sobre la región. Allí se determinó que dichas operaciones se denominaría “Escudo del Desierto” dejando en claro que se requerían de más fuerzas para llevar adelante otra fase que no era otra que la que luego se conocería como “Tormenta del Desierto”. Haberlo dicho públicamente en ese momento habría sido contraproducente e incluso podría haber espantado a varios de sus “espontáneos aliados” que como Argentina solo buscaban una mera participación figurativa.


Recordemos que para esos momentos, las naves argentinas que conformarían uno de los grupos de tareas de las operaciones, no habían llegado al Golfo Pérsico y se desconoce si oficiales o agregados del Estado Mayor de la Armada Argentina haya asistido las conferencias que aquí estamos tratando y mucho menos que hayan producido documentos referentes a dicho evento.


Para el 14 de noviembre se llevó a cabo la segunda conferencia en la cual solo asistieron los comandantes de las armadas de los países más relevantes (en la cual no estuvieron con seguridad los argentinos), donde se les revelo los planes y objetivos para una operación ofensiva posterior. Allí se definieron los grupos operativos (Task Forces) roles de combate, orientación y resolución de asuntos que durante las operaciones podrían sucederse y por supuesto, definir la protección, asistencia y apoyo de las rutas y vías de abastecimiento para una de las fuerzas militares desplegadas más grandes desde finales de la segunda guerra mundial. Recién para comienzos del mes de diciembre, EEUU y el Reino Unido comienzan a informar a sus principales aliados (en particular a Egipto) de cuáles serían los planes reales.


Sin dudas que esto demuestra que en Buenos Aires y mucho menos en la Casa Rosada, estaban al tanto de lo que implicaba su participación en aquella “fuerza multinacional. A la luz de esto, queda en evidencia que nadie sabía que esto iba mucho más allá que una operación de bloqueo naval a instancias de Naciones Unidas. Fue por ello que cuando vence el ultimátum para que las tropas iraquíes se retiraran de Kuwait y ya sin poder un paso atrás, la misión naval del grupo de operaciones T.88 quedo atrapada y sometida a los lineamientos de estos planes operativos que habían sido concertados en dichas conferencias.

5/2/25

“ROLES TÁCTICOS” DE LA FUERZA ARGENTINA EN EL GOLFO PERSICO



¿Cuál fue el marco de acción del grupo argentino “ALFIL 1” en la compleja logística de la Guerra del Golfo?



A casi treinta años de la participación argentina en la Guerra del Golfo Pérsico, aún persiste el silencio y la desinformación oficial sobre el servicio prestado por las unidades del grupo “ALFIL 1” [1] a los esfuerzos de campaña que culminaron con la liberación de Kuwait. Asimismo, su misión ha sido reconocida como “grupo de combate” tanto por las autoridades kuwaitíes como por sus compañeros de los demás ejércitos participantes. Las anécdotas que se acumularon por aquellas largas y agotadoras jornadas de campaña son tantas y tan jugosas que ni siquiera los mismos marinos argentinos que allí participaron saben que existen.


No podemos acusar a los marinos argentinos de ser apáticos ante su propia experiencia. Sería injusto que cargáramos sobre sus hombros las inconsistencias a las que se han tenido que acostumbrar a lo largo de los años. Son fruto de sus propias circunstancias, de la doctrina en la que se formaron, de su propio carácter colectivo y claro, de los gobiernos a los que han servido.


En un nuevo análisis de las operaciones realizadas en ese momento, se destacan las importantes, sensibles y peligrosas amenazas a las que estaban expuestos los grupos que operaban más allá del paralelo 25 norte dentro del Teatro de Operaciones (incluidas las alertas de ataque del BNC [2] ).


Tal vez sea necesario dejar clara una cuestión. En aquel momento el Mando de Operaciones Conjuntas CINCCENT dirigido por el general Norman Schwartzkopfs se rompió la cabeza al darse cuenta de que antes de pasar a la acción directa, había un grave problema que resolver y era el logístico. Este asunto estaba lejos de estar resuelto para la Marina estadounidense en aquel momento, pese a que la OTAN contaba con los recursos para apoyar a la compañía; pero no eran suficientes. Tal vez esta carencia se debía a la doctrina de la disuasión nuclear [3] surgida de la “Guerra Fría” que no hacía previsible el despliegue masivo de tropas para una guerra convencional en un escenario tan exótico como el mesopotámico.



Incluso las fuentes consultadas en el Pentágono, revelaron que en ese momento CINCCENT no contaba aún con un plan aprobado para enfrentar las necesidades de un despliegue masivo como el que requería esa situación. Los antecedentes de la última gran guerra mundial (1936-1945), demostraban la urgente necesidad de una logística eficiente. 

Sin una logística adecuada y rutas bien protegidas, el fracaso de la misión estaba asegurado. Tal era la preocupación que existía en ese momento, que el General del Cuerpo de Marines (USMC) Harry W. Jenkins comentó en una reunión que la logística fue el problema número uno durante los primeros tres meses del inicio de las operaciones que en un primer momento se denominaron “Escudo del Desierto”.


"La estrategia y la táctica proporcionan el modelo para llevar a cabo operaciones militares, logísticas y mediáticas", Teniente Coronel George C. Thorpe, Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, 1917


Nunca antes se había requerido un plan logístico militar complejo y nuevo, visto después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. El desafío de enfrentar a Irak lo hacía necesario. La complejidad de la región donde se establecería el Teatro de Operaciones, la limitación en el acceso de posibles rutas terrestres y aéreas para satisfacer la acumulación de suministros que había que trasladar, requerían de ideas audaces que podían ser un gran éxito o conducir al desastre. 

Fue entonces que acudiendo al experto en logística el Teniente General William “Gus” Pagonis y su equipo de trabajo, se diseñó un plan de operaciones para trasladar la mayor cantidad de suplementos, suministros y combustible a lo largo de una ruta marítima para el mantenimiento de lo que en agosto de 1990 Schwartzkopfs y sus generales auguraron una larga lucha.


Pagonis estudió la situación y elaboró ​​informes a petición del general John Yeosok, comandante de ARCENT, y fue allí donde determinó un plan logístico basado en los datos recopilados por la inteligencia recopilada hasta ese momento, incluida, por supuesto, la inteligencia que existía de tiempos en que Washington era “amigo” de Bagdad. 

Uno de los recursos que también se utilizó para determinar la ruta de abastecimiento fue la información satelital y los primeros UAV de reconocimiento “Pioneer” que realizaban vuelos de espionaje a gran altura. Turquía mostró fuertes reticencias a la operación, haciendo evidente la imposibilidad de utilizar su territorio como ruta alternativa. 

Además, el suministro que podían obtener de Arabia Saudita era limitado y no resolvía cuestiones sensibles como el combustible refinado para vehículos, municiones en todo el espectro de sus calibres y armamento.Documentos exclusivos de la época revelan cómo y dónde se extendía la ruta de abastecimiento marítimo diseñada por Pagonis y cuáles eran los puntos estratégicos de desembarco de los pertrechos (por ejemplo, Puerto Al Jubail), que ante el peligro de un ataque sorpresa debían ser trasladados rápidamente mediante una gigantesca flota de camiones hasta bases de recogida en el desierto que serían vitales para el desarrollo de las operaciones terrestres de la "Tormenta del Desierto".



Uno de los puntos críticos que debían cubrir las líneas de abastecimiento era el agua potable. El transporte de toneladas de paquetes de agua embotellada para el consumo de las tropas terrestres se hizo necesario para satisfacer las necesidades de hombres y mujeres que, además de no estar adaptados para soportar las altas temperaturas de la región, eran sensibles al agua de la red saudí que solía provocarles cólicos y en muchos casos graves averías.


Esto dejó más que claro que (más allá de las resoluciones de Naciones Unidas) habría preparativos para una guerra. La principal excusa para movilizar esa fuerza logística sería “proteger a Arabia Saudita” de una supuesta invasión de Saddam Hussein, aunque esto resultó ser una estratagema. Así fue y bajo ese argumento se puso en marcha la llamada “Operación Escudo del Desierto” con la presunta misión de proteger los yacimientos petrolíferos del norte.


Dentro del desarrollo de esta operación, comenzó la participación de los dos buques argentinos, en la que sus tripulaciones convencidas de actuar en un marco de legalidad internacional pasaron desde realizar tareas de bloqueo económico a buques que entraban y salían de puertos iraquíes, hasta desarrollar acciones de vigilancia y protección de aguas sauditas y de los Emiratos (EAU) ante posibles incursiones de comandos iraquíes a instalaciones portuarias y terminales petroleras.


Al igual que todas las fuerzas navales que formaban parte de la Coalición y que estaban bajo el mando del Almirante Stanley A. Arthur, el grupo “ALFIL 1” tuvo un papel táctico sumamente importante tanto en la etapa de la operación “Escudo del Desierto” como dentro de la etapa bélica denominada operación “Tormenta del Desierto”. El grupo integrado por el destructor “Admiral Brown” (buque Clase MEKO 360 H) [4] y la corbeta misilística “Spiro” (buque Clase MEKO 140A) [5] , de acuerdo a sus capacidades operativas y antecedentes, formaba parte de la Fuerza de Interdicción Marítima (MIF) comandada desde el buque “USS-La Salle” [6] (AGF 3 clase Raleigh) que dependía de las órdenes CINCCENT que a su vez estaban subordinadas al Comando USNAVCENT en Riad que atendía las operaciones navales dentro del Golfo.

Una vez iniciadas las hostilidades a las 00:00 horas del 16 de enero de 1991, el grupo argentino comenzó a desarrollar roles más activos dentro de las operaciones navales que a partir de ese momento y bajo la denominación “Tormenta del Desierto” fueron claramente de apoyo al combate.


Para su desempeño en los roles tácticos asignados, las dotaciones estaban subordinadas a una serie de directivas operativas que como se les conocía como “Reglas de enfrentamiento” (ROE) que les facultaban, entre otras cuestiones, a abrir fuego ante contingencias en el desempeño de sus tareas.

En este contexto, en las labores de interdicción, el grupo “ALFIL 1” daba cobertura a la detención y abordaje de buques sospechosos de violar el embargo comercial contra Irak. Equipados con helicópteros embarcados “ALOUETTE-III” (el mismo modelo utilizado por la Marina Francesa), realizaban misiones de reconocimiento y vigilancia ante posibles amenazas a los convoyes de abastecimiento, siendo las más comunes las minas flotantes. Entre estas acciones también estaba la de brindar apoyo para permitir la actuación de “Piezas de Visita y Búsqueda” que eran grupos de hasta diez hombres que, tras interceptar y detener un buque, debían abordarlo para registrar sus cargamentos. También existían grupos especiales (MEU-SOC) de la Marina estadounidense que dotados de armas ligeras y equipados con modernos visores infrarrojos “NIGHTSCOPE”, podían tomar por asalto aéreo o desde buques asignados, una embarcación que se negase a ser registrada.


Como todos los buques que ingresaban en las aguas del norte del Golfo -hasta 300 km de la costa kuwaití- los buques argentinos corrían los riesgos ciertos de colisionar con los misiles aire-mar (magnéticos, acústicos y de presión) “EXOCET”, las múltiples defensas costeras [7] con instalaciones de misiles antibuque “Skilworm” y “FROG-7” [8] (de origen ruso pero Irak mejoró su precisión y alcance) que podían hundir una corbeta de un solo impacto.
Algunas curiosidades que los argentinos pudieron haber encontrado en el variado e imaginativo arsenal del ejército iraquí fue un avión civil “Dassault Breguet Mystere Falcon 50” que llevaba camuflado en su vientre un misil “Silkworm” con la evidente misión de un ataque kamikaze.


Aunque no contaba con apoyo logístico propio, el “ALFIL 1” demostró gran versatilidad y profesionalismo en el cumplimiento de las tareas asignadas a cada uno, manteniendo las operaciones navales del grupo de batalla liderado por el portaaviones “USS-Midway” y su línea de suministro para que municiones y combustible estén disponibles en todo momento, cumpliendo el objetivo de sostenibilidad bajo la denominación “TACLOGS” [9] .

Pese a todo esto, el Estado argentino ha mantenido una cortina de niebla que ha ido cubriendo con cuidadoso reconocimiento las actividades de servicio que este grupo cumplió y que propiciaron el exitoso desarrollo de estas tareas tácticas.


.......................................
[1] Denominación táctica asignada por el USNAVCENT al grupo argentino en apoyo logístico a las líneas de abastecimiento.
[2] Según fuentes no oficiales, en los archivos del Ministerio de Inteligencia iraquí saqueados por Estados Unidos en 2003 se registraron registros detallados del lanzamiento de varios misiles S-SCUD especialmente adaptados con cabezas cargadas con agentes químicos y biológicos.
[3] LA DOCTRINA NUCLEAR DE ESTADOS UNIDOS DESDE EL FINAL DE LA GUERRA FRÍA. Por Alberto Guerrer.http://www.seguridadinternacional.es/?q=es/content/la-doctrina-nuclear-de-estados-unidos-desde-el-final-de-la-guerra-fr%C3%ADa


[7] Según estimaciones de inteligencia, se desplegaron 68.000 tropas iraquíes, 190 tanques y 342 unidades de artillería para la defensa costera entre la ciudad de Kuwait y Mina Saud. *
[9] Término que proviene del Sistema conocido como JMCIS que tuvo sus orígenes en el Sistema Táctico Operacional Conjunto (JOTS) creado en 1980 por el Vicealmirante Jerry O. Tuttle.

3/2/25

GOLFO PERSICO CLIMA ANOMALO EN LA ARGENTINA


Guerra del Golfo

Las ciudades argentinas se acostumbraron a observar en las paredes de sus edificios, leyendas alusivas a sucesos que registrándose en tierras lejanas, no dejaban de afectarnos directa o indirectamente. Dieron testimonio en nuestros muros, la Segunda Guerra Mundial, la guerra de Corea, la invasión norteamericana a Santo Domingo en 1965 y otros episodios de magnitud internacional. 

La guerra del Golfo Pérsico que en 1991 involucró a Irak, Kuwait, Arabia Saudita, y a las principales potencias occidentales, también introdujo a la República Argentina en ese conflicto.

El gobierno presidido por Carlos Menem, ordenó el envío de naves de guerra para colaborar en el bloqueo que la flota aliada mantenía contra Irak en el Golfo Pérsico y también brindar apoyo a las fuerzas que desembarcarían en las costas kuwaitíes.

En 1990, el pequeño emirato árabe de Kuwait era uno de los principales productores mundiales de petróleo, cuya explotación estaba en gran medida, en manos de empresas inglesas y norteamericanas. En agosto de ese año, su vecino Irak, gobernado desde 1979 por Saddam Hussein, invadió el emirato y lo anexó después de una breve campaña militar. 

Las Naciones Unidas (ONU) intimaron al gobierno de Bagdad para que abandone Kuwait, sin resultados. Acto seguido, EE.UU. gobernado por George Bush (padre), lideró la coalición que en enero de 1990 con el denominado operativo Escudo del Desierto, desembarcó en Arabia Saudita para preparar la recuperación de Kuwait. Días más tarde, con el nombre de Tormenta del Desierto, desde distintos puntos comienza la invasión aliada a Kuwait e Irak. 

Argentina se suma a esa movilización militar de Occidente con el modesto aporte de un par de naves, que si bien tienen escaso peso bélico, la repercusión política interna es importante, ya que nuestro país rompe una larga tradición neutralista en ese sentido.


Av. Mitre al 1400 – Avellaneda – Provincia de Buenos Aires – Crónica – 18-01-91

Mientras se desarrollan las operaciones militares en el Golfo, las calles de Buenos Aires registran la opinión de algunos de sus habitantes:

“Fuera yankys del Golfo – Que vuelvan las tropas.”

Reclaman unas letras de trazo grueso en un muro porteño. En Villa Crespo, donde conviven desde muchos años atrás las colectividades árabe y judía sin mayores problemas, otra leyenda proclama sus simpatías:

“Aguante Israel- Bagdad caerá.”

Pero a pocas cuadras y siempre en el mismo barrio, otra pared parece desafiar el mensaje anterior:

“Hussein se la banca contra todos.”

Mientras la resistencia del ejército irakí se derrumba ante el empuje aliado, las opiniones argentinas siguen divididas: unos creen que Saddam Hussein es un nuevo Hitler. Otros sostienen que el objetivo único de la invasión aliada, es apoderarse del petróleo que generosamente fluye en el territorio irakí. Paralelamente, las paredes siguen expresando odios y simpatías. En villa Crespo, el delgado trazo de un aerosol estampa un pensamiento categórico:

“Muerte a Saddam”

Por esos mismos días las calles céntricas de la ciudad bonaerense de Quilmes, vieron aparecer en muchas de sus paredes una prolija imagen estampada con aerosol y grabada con una plantilla. La misma contiene el rostro del líder irakí y debajo decía:

“Aguante Saddam”

Finalmente la guerra terminó, Kuwait fue abandonado por los irakíes, Saddam Hussein continuó en el poder y las naves argentinas regresaron sin novedad.

Pero como en una extraña vuelta de la Historia, en 2003 George Bush, presidente de los EE.UU. de Norteamérica e hijo del anterior presidente norteamericano que combatió a Hussein en 1991, también impulsa una nueva guerra contra Irak. 

Ese segundo conflicto, que arrastró además de EE.UU. a Gran Bretaña y otros países europeos, se fundamentó en la sospecha de que Irak poseía armas de destrucción masiva. Luego de la invasión aliada, Irak perdió su potencial militar y su soberanía, Hussein fue tomado prisionero y el país ocupado por las tropas de la coalición. Las armas de destrucción masiva que motivaron la invasión, nunca fueron encontradas.


Uriburo y Bartolomé Mitre – Caba – Diciembre 2003

Se registraron elecciones presidenciales, que en un clima anómalo y viciado por la violencia, dieron la victoria a una de las tendencias políticas y religiosas opuestas a Hussein, mientras las tropas aliadas sufrían una sangría diaria a manos de la resistencia irakí.

En su oportunidad, nuestro país bajo el gobierno provisional de Eduardo Duhalde mantuvo su neutralidad. A diferencia del conflicto de 1991, las paredes porteñas se hicieron eco débilmente del conflicto que ya se llamaba Segunda Guerra del Golfo.