2/12/25

𝐏𝐑𝐔𝐄𝐁𝐀 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐑𝐙𝐀𝐒 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐋𝐀 𝐂𝐔𝐀𝐋 𝐒𝐄 𝐑𝐄𝐒𝐔𝐄𝐋𝐕𝐄 𝐔𝐍 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐋𝐈𝐂𝐓𝐎

 



La Política Exterior Argentina ante conflictos internacionales: los casos de la Guerra del Golfo Pérsico y del showdown estadounidense en Afganistán:

            El final del siglo XX quedará grabado para siempre en la historia de la humanidad por los vertiginosos cambios políticos y sociales que se sucedieron en el transcurso de tres años: 1.989, 1.990 y 1.991.El imparable ciclo de sucesos comienza con la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1.989, sigue con el derrumbe de los socialismos en Europa de Este, pasa por la crisis y Guerra del Golfo Pérsico en 1.990 y 1.991, y se cierra con el desmembramiento de la Unión Soviética el 25 de diciembre de 1.991.Culmina así el orden mundial de Guerra Fría que tuvo en vilo al planeta durante cuarenta y cinco años. Estados Unidos resultó la única superpotencia victoriosa de esta contienda.

 

En la República Argentina, se producía en 1.989 el primer traspaso del poder presidencial de un presidente constitucionalmente elegido a otro desde 1.973, cuando Lastiri  pasase a Perón los atributos de mando. Menem, y su grupo de asesores más cercanos, estaban decididos a desplegar una accionar exterior que reinsertase a la República Argentina en una posición destacada en el sistema internacional. Para ello, encaró una serie de reformas políticas y económicas estructurales tanto en el ámbito interno, como en el exterior. Menem se vio claramente influido por los sucesos del contexto internacional. Siendo Estados Unidos el único poder hegemónico que se erguía en el mundo en la década que se iniciaba, el mandatario argentino resolvió firmemente alinearse en lo político con el país del norte, superando definitivamente una larga historia de desencuentros en las relaciones bilaterales.

 

La Guerra del Golfo fue el test case por excelencia que demostraría hasta qué punto llegaría la adhesión de Argentina al orden impuesto por Estados Unidos. El proceso de toma de decisiones al respecto, se caracterizó por su alto grado de concentración en la figura del Presidente de la Nación y de algunos de sus ministros más emblemáticos, como el Canciller Domingo Cavallo y el Ministro de Defensa Humberto Romero. En otras palabras, se dio un proceso decisorio que puede encuadrarse teóricamente dentro del Modelo I descrito por Graham Allison en su libro “La Esencia de la Decisión”:

 

                        "El intento de explciar los acontecimientos internacionales a través del

                        recuento de los propósitos y cálculos de naciones o gobiernos constituye

                        la marca distintiva del Modelo de Actor Racional.(Allison, 1.987:31).

 

 Prácticamente no se dio cabida ni al Parlamento ni a la opinión pública en el proceso. La decisión fue tomada por el gobierno, realizando un cálculo racional de costos y beneficios. Argentina envió finalmente fuerzas armadas al Golfo para integrar la coalición multilateral que liberó Kuwait aún sin haber contado nuestro país con el pedido de ayuda militar de Estados Unidos. El contexto internacional en esta oportunidad se mostró lo suficientemente flexible como para permitirle a nuestro país semejante jugada. La presencia de una nación sudamericana en la coalición era funcional a las necesidades de los protagonistas de la contienda de legitimar internacionalmente una operación de la envergadura de Tormenta del Desierto de tal manera que no fuese vista por los estratégicamente imprescindibles aliados árabes como una incursión imperialista de Estados Unidos.

 

Luego del discurso del presidente George Bush del 11 de septiembre de 1.990, en el que el presidente estadounidense hizo referencia al surgimiento de un Nuevo Orden Internacional, Menem percibió claramente que el sistema estaba ante una instancia excepcional de redefinición de sus reglas de juego futuras. Se trataba de un momento en el que había dos alternativas dicotómicas de opción estratégica: 1) neutralismo absoluto como rasgo general de su política exterior (respondiendo a una de las más constantes variables de la política exterior argentina que subsistía aún en esa época); o bien 2) adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington y participación activa dentro del mismo (aún sin la solicitud expresa de la potencia del norte). De esta actitud, se obtendrían claros beneficios, y se minimizarían los costos en todo sentido. Los beneficios, como bien lo expresó Escudé tiempo después de las operaciones, implicarían:

 

“a) entrenamiento  gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina; b) buenos sueldos para los hombres que participaron de la operación (cosa que escasea en esta época de bancarrota del Estado argentino); c)importantes negocios en la  reconstrucción de Kuwait en el campo de barrido de minas y en la extinción de incendios de pozos petroleros; d)un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes han quedado descartadas”. (Escudé, 1.989:39).

 

Los costos, medidos en términos económicos no habrían de producirse, dado que se acordó con los países directamente afectados por la crisis, que serían éstos los principales financistas de la participación de nuestras tropas en la coalición libertadora. En efecto, cuando el ministro de energía y agua de Kuwait visitó Argentina a mediados de septiembre de 1.990 para solicitar oficialmente la participación de nuestras fuerzas en la coalición libertadora, la condición fue el compromiso del Emirato de depositar 22 millones de dólares en un banco londinense para financiar las operaciones. En septiembre de 1.990, las arcas de la República se veían absolutamente imposibilitadas de costear las operaciones de la Armada, a pesar de la voluntad política demostrada por el gobierno.

 

En el caso concreto que estoy estudiando, el representante del Ejecutivo que más actividad desplegó después del presidente para la implementación de la decisión y su posterior defensa, fue sin dudas el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo. Apenas se produce la invasión iraquí de Kuwait, Menem comenta a su Canciller que tiene intenciones de mandar tropas a la zona; dado que avisoraba la formación de una coalición internacional contra el régimen de Saddam Hussein, de la que no quería quedar fuera. De la misma manera, adhiere sin demora a la resolución 661 del Consejo de Seguridad de la ONU, que preveía sanciones económicas y comerciales contra el o iraquí. Sin embargo, Cavallo  no se mostraba demasiado convencido al comienzo del envío de fuerzas al Golfo. Específicamente porque calculaba que tal determinación acarrearía costos políticos internos, según lo demostraban las opiniones de otros funcionarios que había consultado. Menem, con todo, exhortó a su ministro a literalmente “no escuchar a nadie que se opusiese a su iniciativa”.

 

Cavallo considera que Argentina debería actuar adhiriendo a las medidas que las Naciones Unidas tomasen con relación a Irak, pero consideraba exagerado el envío de tropas a la región. A pesar de esto, el presidente envió a su ministro a sondear opiniones al exterior para que se convenciera por sí mismo de lo acertado de su decisión. Así se entrevistó en Italia con el demócrata cristiano Primer Ministro Andreotti; con el socialdemócrata presidente Craxi y con su Canciller De Michelis, de la misma extracción partidaria. Los tres políticos se mostraron interesados en la participación argentina en las operaciones de algún modo, dado que la presencia de un Estado latinoamericano contribuiría a legitimar diplomáticamente las acciones de las naciones Unidas (embargo total, según la resolución 661/90 del Consejo de Seguridad) ante el resto los países árabes, que no verían detrás de todo una acción estadounidense tendiente a agredir al Islam, como proclamaba Hussein.

 

En los mismos términos se pronunciaron el presidente egipcio Mubarak, y su entonces Canciller Boutros Galhi. Ante estos argumentos, Cavallo se convenció definitivamente que Argentina debía participar no solamente de las sanciones, sino que también debía mandar tropas en caso de conformarse una coalición militar multinacional para apoyar tales medidas. En virtud de ello, instruye a su jefe de gabinete, Guillermo Seita, para que consulte al Consejo Superior de Embajadores - órgano que según el artículo 26 de la Ley de Servicio Exterior fue creado para asesorar al Canciller en materia de política exterior – para que se elaborase un plan para el envío de fuerza al Golfo. A partir de ese momento, aunque de manera subordinada a la férrea voluntad presidencial, entra a jugar en este proceso decisorio el segundo actor de este proceso decisorio: la Cancillería argentina.

 

Es destacable el hecho que Cavallo, a diferencia de su sucesor Guido Di Tella, consultaba frecuentemente al Consejo Superior de Embajadores, además de a sus asesores privados. En esta ocasión, en le mencionado órgano, todos, salvo el Embajador Lucio García del Solar se pronunciaron a favor de la medida. Sin embargo, otros sectores del Palacio San Martín se manifestaron en desacuerdo con el posible envío de tropas. Desde el punto de vista de los funcionarios encargados del área de política exterior del ministerio, se adujo que el involucramiento argentino quebraría la larga tradición argentina de neutralidad en los conflictos bélicos extrarregionales.

 

Este argumento fue decididamente desechado por el presidente, dado que su visión era que la posición neutral de la República en las dos conflagraciones globales había ocasionado dificultades para la posterior inserción exitosa del país en los sistemas internacionales surgidos de ambas posguerras. Menem estaba convencido, según lo manifestó en reiteradas oportunidades a lo largo de septiembre de 1.990, que la participación argentina en el bando aliado en la crisis del Golfo Pérsico, facilitaría el ingreso del país en el sistema económico mundial de la posguerra fría, logrando de esa manera un incremento instantáneo del flujo de inversiones extranjeras al país.

 

Es necesario destacar que a pesar del optimismo presidencial, el mismo embajador estadounidense ante Argentina, Terence Todman, aún habiendo expresado el beneplácito de su gobierno por la iniciativa nacional, se encargó de dejar en claro que la ayuda militar de nuestro país al suyo ante la emergencia en cuestión no sería algo que cambiaría las relaciones económicas bilaterales; que no implicaría un aumento automático del flujo de inversiones del país del norte; y que no supondría un cambio de fondo en el tratamiento de la deuda externa. Otro sector que no se declaró enteramente favorable al envío de tropas nacionales al Golfo, fue la secretaría legal de la Cancillería.

 

 En efecto, el 29 de agosto de 1.990, cuando de hecho Menem ya había tomado su decisión, Horacio Basabe, consejero legal del Palacio San Martín, elaboró un memorando secreto en el que especificaba que el Poder Ejecutivo debería consultar al Congreso Nacional para la salida de fuerzas nacionales en caso de solicitud de los países citados en el párrafo 1 de la resolución 665 del Consejo de Seguridad de la ONU. La Carta de San Francisco es ley de la Nación. En su capítulo VII, más concretamente en su artículo 43 queda establecida la obligación de los miembros de la organización de colaborar con la ayuda necesaria para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Lo cierto es que de una u otra manera, el Consejo de Seguridad no demandó oficialmente la participación argentina en una fuerza de paz.

 

Por esto, una iniciativa como la que se proponía Menem, debería contar con la anuencia legislativa correspondiente. A pesar de lo acertado del memorando de chancillería, Menem ordenó la elaboración de otro documento un día después del anuncio del envío de las fuerzas argentinas al Golfo, rectificando el precedente. En este último texto constaba que la secretaría legal del ministerio no había hecho un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se había limitado a responder la pregunta planteada. Finalmente, llegó el momento de la decisión. Menem estaba totalmente seguro del paso que estaba dando. Y el 19 de septiembre de 1.990 se firmó el decreto correspondiente. De esta manera, el Destructor Almirante Brown, la Corbeta Misilística Spiro fueron enviados junto a dos helicópteros al Golfo. Violando las disposiciones del artículo 67 (actual artículo 75 inciso 28) de la Constitución Nacional, no pidió la autorización del Congreso para la salida de nuestras fuerzas. El presidente justificó su decisión en términos políticos en reiteradas oportunidades a partir de esa fecha

 

      Es muy clara la postura interesada, racional (en términos de cálculo frío de costos y posibles beneficios) del entonces presidentes. Además de esto, realiza un habilísimo manejo discursivo retomando las ideas del Perón de 1.946, quien creía que en caso de estallar una Tercera Guerra Mundial, Argentina saldría beneficiada por tener la posibilidad de vender sus productos alimenticios a todo el mundo; justamente en el mismo momento que más se alejaba de los postulados tradicionales del justicialismo en materia de política exterior; como lo eran la Tercera Posición o el no – alineamiento. Claro que los beneficios por la participación en la Guerra del Golfo no pasaron más allá de la participación de nuestras tropas en un desfile conjunto con las tropas vencedoras.

 

Esta verdadera sobreactuación de nuestra política exterior no ayudó a borrar la mala imagen argentina en la memoria histórica estadounidense. Prueba de ello son las palabras del embajador Todman comentadas algunos párrafos más arriba y el hecho que, años más tarde, Washington siguió comportándose hacia la región pensando en términos de balance de poderes. Porque si bien otorgó a la Argentina el rango de principal aliado extra OTAN; apoyó a Brasil en su candidatura a miembro permanente del Consejo de Seguridad (aspiración argentina) – siendo que Brasil no se alineó con Estados Unidos en la crisis del Golfo; y permitió la compra de aviones de combate sofisticados a Chile. Además, jamás dejó de presionar a nuestro país por cuestiones económicas, comerciales o de seguridad cuando algún lobby interno  así lo exigía.

 

El 11 de septiembre de 2.001, el mundo se estremeció ante los atentados que destruyeron el Centro Comercial del Mundo en Nueva York y parte del Pentágono en Washington. Por primera vez desde los sucesos de Pearl Harbor, el territorio de Estados Unidos sufría un ataque. Y por primera vez desde las guerras por la independencia contra Gran Bretaña, el territorio continental del país se veía claramente agredido. Lo nuevo de este episodio, es que las hostilidades no provenían de una nación antagonista, sino de un enemigo sin rostro claramente definido. Sin embargo, la administración de George W. Bush,  en poco tiempo, realizó un retrato del responsable de los hechos: Osama Bin Laden, y su grupo terrorista Al Qaeda. Así nace la doctrina Bush: “O están con nosotros o con los terroristas”. De esta manera, de forma similar a la que se hiciera en los momentos iniciales de la Guerra Fría, se lanza una lucha global contra el enemigo. Sólo que esta vez el objetivo no era contenerlo, sino destruirlo.

 

Como consecuencia de los ataques a Estados Unidos, se abre un debate acerca de la respuesta argentina ante el evento. En esta ocasión, a diferencia de lo sucedido en 1.990 ante la crisis del golfo, el número de actores que participan en el proceso decisorio se multiplica. El Parlamento, los ministros, los diputados, el ex – presidente Menem, las fuerzas armadas, la opinión pública, son todos protagonistas, con sus intereses personales u organizacionales, de los tiras y aflojes de esta decisión. En otros términos, se trató de un proceso decisorio del tipo descripto por Allison como Modelo III, EN “La Esencia de la Decisión”:


"En contraste con el Modelo I, el Modelo de la Política Gubernamental o Burocrática) no considera a un actor unitario, sino a varios actores como jugadores, jugadores que no solo atienden cuestiones estratégicas específicas, sino también diversos problemas internacionales;     

 jugadores que actúan no con base a un conjunto consistente de objetivos estratégicos, de acuerdo a variadas concepciones relativas a fines nacionales, organizacionales y personales; jugadores que toman decisiones gubernamentales no a través de una elección única y racional, sino a través del tira y afloja característico de la política". (Allison, 1.987:213). 

                       

 

 La intención del gobierno, es imitar la decisión menemista, aunque procurando salvar todas las apariencias legales nacionales e internacionales para diferenciarse del estilo autoritario de la administración anterior. En virtud de ello, la decisión de un eventual envío de tropas para una coalición punitiva fue consultada con el Parlamento, así como con los vecinos regionales. De allí la resurrección del TIAR. Pero el gobierno del presidente De la Rúa, plagado de contradicciones evidentes, se echó atrás en su objetivo inicial. Desistió de mandar tropas al showdown[1] estadounidense contra el Estado Asiático en el que presumiblemente se refugiaban los terroristas. Si bien no contó con el pedido formal de ayuda Estados Unidos, Menem tampoco lo había tenido, y sin embargo actuó. El motivo de la actitud es simple. Indecisiones del gobierno, peso de los actores participantes del proceso decisorio; pero por sobre todas las cosas, los estrechos márgenes de acción impuestos por el contexto externo.

 

            En el caso del año 2.001, la figura de la Alianza que primero se manifestó en contra del envío de tropas argentinas al showdown en Afganistán fue un hombre que a pesar de nos estar desempeñando funciones legislativas en ese momento, era un político relevante en la estructura de la coalición. Estoy haciendo referencia al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quien declaró que el país debía comprometerse con la paz; que debía contribuir a poner una cuota de racionalidad para evitar que los sucesos del 11 de septiembre se convirtieran en una espiral de violencia. Afirmó asimismo

que el país debía sí comprometerse con cualquier medida preventiva de refuerzo a la seguridad, aunque decididamente no a cualquier definición de guerra, sea ésta convencional o no.

Alfredo Bravo del ARI y Carlos Raimundi del FREPASO, se manifestaron contrarios al alineamiento a acrítico de la potencia global; y hasta cuestionaron al presidente De la Rúa por decir que se sintió agredido por los atentados sufridos por Estados Unidos. Elisa Carrió, líder del ARI, denunció que sería un acto irresponsable si el gobierno nacional decidiese sumarse a Estados Unidos en una expedición militar punitiva contra Afganistán. Horacio Pernasetti, jefe del bloque de diputados radicales fue más allá aún, situando el debate de la posible resultante política en los términos de una discusión más profunda que se dio a lo largo de toda las etapas de evolución de nuestra política exterior: neutralismo o participación. Este diputado, contrariamente a las tendencias demostradas por el Poder Ejecutivo conducido por un hombre de su partido, dijo que De la Rúa debería respetar la tradición del radicalismo en el ámbito de la política exterior y mantener a nuestro país neutral del conflicto que se preparaba.

 

Darío Alessandro, jefe del bloque del FREPASO en diputados reclamó firmeza contra el terrorismo que mata gente inocente en el mundo, pero proclamó que la Argentina debe actuar dentro del derecho internacional y en el marco de las decisiones que tomen las Naciones Unidas y los países de la región; salvo que esto implique ir a la guerra. El ex Ministro del Interior Federico Storani, en una posición similar a la de 1.990, se manifestó contrario a un presunto despliegue de tropas nacionales en el exterior por considerar que no existía ninguna guerra. Destacó, sin embargo, que el país debía colaborar con la lucha contra el terrorismo, pero desde los organismos internacionales. Argumentó, asimismo que en 1.990, con el envío de tropas al Golfo la Argentina no había ganado nada. Que se había vulnerado la Constitución al no haber consultado el gobierno al Congreso en la participación de un bloqueo que de acuerdo al derecho internacional público es un acto de guerra

 

En general, se puede decir que en el año 2.001, la actitud de los legisladores radicales – con algunas excepciones -, fue similar a la de los justicialistas en 1.990, sólo que más prudente. Los legisladores del FREPASO fueron los que más enérgicamente se manifestaron en contra del envío de tropas argentinas a Afganistán, aún si las Naciones Unidas así lo solicitasen. Los peronistas, dominados por los sectores menemistas, volvieron a pronunciarse a favor de una intervención de las tropas nacionales apoyando a las estadounidenses. Justamente aunque fuera ya del ámbito parlamentario, desde su arresto domiciliario en Don Torcuato, Menem, expresó su posición.

 

             El ex presidente argentino sugirió que nuestro país debería alinearse inmediatamente con Estados Unidos y mostrar una actitud mucho más firme. Inclusive llegó a recomendar a De la Rúa que no espere la autorización parlamentaria; así como él hizo lo propio en 1.990. Además, en una reunión que sostuvo Lincoln Bloomfield, subsecretario de Acción Política y Seguridad del Departamento de Estado, Miguel Ángel Toma, legislador justicialista curiosamente titular de la comisión de Defensa al igual que en 1.990, dijo que el país debería mantenerse coherente con la línea instalada en 1.991, y manifestó su incondicional apoyo a Washington y destacó que estaba de acuerdo con el envío de tropas nacionales. Adujo como defensa de su argumento, que una respuesta militar estadounidense sería un acto en defensa propia, no de agresión. José L. Fernández Valoni, diputado por Acción por la República, partido de Domingo Cavallo, también adhirió al envío de fuerzas.

 

Luego del entusiasmo inicial del gobierno, los debates parlamentarios, la negativa receptividad de la opinión pública de los argumentos oficialistas, la ausencia de pedido concreto de asistencia de parte de Estados Unidos o de la ONU y la propia y crónica indecisión presidencial sobre todo, entre otros factores, fueron elementos  que influyeron en la desconcertante resultante. El gobierno, algunos días antes del inicio de las operaciones bélicas estadounidenses y británicas sobre Afganistán, emite un documento en el que apoyaba decididamente las acciones que se llevan a cabo con el propósito de erradicar el flagelo mundial del terrorismo, pero que no estaba planteado el envío de tropas.

 

            Al día siguiente, el vocero presidencial Juan Pablo Baylac declaró en un programa radial que el país había ingresado en un debate llamativo; ya que nadie había estado pidiendo tropas; por lo que la participación argentina no sería enviando contingentes armados. El Ministro de Relaciones Exteriores Rodríguez Giavarini, resumió en una sola frase la posición final de la política exterior argentina ante los acontecimientos, que es una síntesis de la clásica indecisión de la gestión delarruísta: “ni un paso atrás, ni un paso adelante”; lo que significaba que no se retacearía la colaboración con Washington, aunque no se pretendía aparecer ante la opinión pública como más belicista que Estados Unidos.

 

            A comienzos de octubre se conoció el pedido oficial de Estados Unidos: que Argentina enviara cascos azules a los Balcanes para reemplazar a sus pares estadounidenses que irían a prestar servicio en Afganistán. La primera década del siglo XXI, muestra un sistema en transición hacia un nuevo concepto de seguridad global, en el cual es la potencia hegemónica agredida aquella que determinará de qué manera habrán de colaborar los aliados. Y en este caso, Condoleeza Rice, principal asesora de seguridad nacional estadounidense, se encargó de aclarar la postura de su país respecto del apoyo argentino y regional: agradeció la iniciativa diplomática de resucitar el TIAR, pero exigió que Argentina, Brasil y Paraguay, se dediquen a custodiar mejor la zona de las tres fronteras...

 

            Nuestro gobierno se limitó entonces simplemente a ofrecer que tropas argentinas reemplacen a los cascos azules estadounidenses en los Balcanes, a fin de que éstos puedan cumplir sus obligaciones en Afganistán. Los deseos y las motivaciones personales y organizacionales de los jugadores endógenos pesaron sin lugar a dudas en la resultante de este proceso de toma de decisiones. Sin embargo, en este nuevo sistema que está naciendo, el contexto externo se impuso con todo su peso sobre nuestro país para demostrar que independientemente de las buenas intenciones, en el siglo que se inicia es la potencia hegemónica y no un Estado subordinado el que determinará el nivel de alineamiento aceptable.

 

Por todo lo expuesto, concluyo que la política exterior de la República Argentina de la última década, al menos en el aspecto de toma de decisiones, no ha presentado características de modernidad. En otras palabras, a pesar de la mayor apertura del proceso decisorio de la primera administración nacional del siglo XXI, respecto de la precedente; las decisiones tomadas en los casos de prueba seleccionados, constituyeron simplemente respuestas reactivas a estímulos de variables contextuales tanto internas como externas y no un producto de una iniciativa autónoma y cuidadosamente estudiada de los actores participantes del proceso.



[1] El Diccionario "Webster" de la lengua inglesa define la palabra showdown como: "The final settlement of a contested issue or the test of strength by which it is settled". En castellano se traduce como "La resolución final de un asunto disputado o la prueba de fuerzas mediante la cual se resuelve". (Webster's Third New International Dictionary of the English Language, Unabridged, Merriam - Webster inc. Publishers, Springfield, Massachusetts, U.S.A., 1.993, page 2106). El diccionario castellano - inglés; inglés - castellano "Simon and Schuster", define showdown como: "Confrontación decisiva,arreglo de cuentas, prueba definitiva de fuerzas". (Simon and Schuster's International Spanish Dictionary, Second Edition, Macmillan, New York, 1.997). Escogí este término de la lengua inglesa porque me pareció el que más concisa y apropiadamente define las características que tuvieron las acciones bélicas estadounidenses sobre Afganistán posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2.001.        

 


22/11/25

𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐁𝐔𝐒𝐇 - 𝐌𝐄𝐍𝐄𝐍 1990/1991

 


La invasión de Irak a Kuwait: la Guerra del Golfo y el pacto Bush-Menem



En la noche del 26 de septiembre de 1989, en una sala majestuosa de la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, se celebraba la tradicional cena de gala de apertura de la Asamblea General. A la mesa principal, presidida por el Secretario General de la ONU y el Presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, asistían líderes de casi todos los rincones del planeta. Faltaba una silla para ocupar junto al Presidente Bush, el anfitrión. En un gesto audaz y espontáneo, el recién asumido presidente argentino Carlos Menem -aún desconocido para muchos líderes internacionales y apenas unas semanas en el cargo tras la salida anticipada de Raúl Alfonsín- caminó resuelto hacia el asiento vacío junto al mandatario estadounidense y se sentó.

“Bienvenido”, le dijo Bush con una sonrisa que mezclaba sorpresa y simpatía. Y fue entonces, en ese momento que parecía social, casi ceremonial, que se iniciaba uno de los virajes más sorprendentes de la diplomacia latinoamericana de fines del siglo XX.

Según relató Menem, luego de cortesías de rigor, miró directamente a los ojos a Bush y a través de su traductora, Ana Braun, le preguntó: “Presidente, ¿en qué puede ayudarle Argentina?” Bush le pidió a su propia traductora que repitiera la frase. Quería verificar si había entendido bien (era de suponer que Bush estaba informado de las dificultades de Argentina). Finalmente respondió: “Gracias Presidente. Por supuesto que Argentina puede ayudar, y mucho. Necesitamos a los soldados argentinos en las misiones de paz de la ONU”. Y Menem, sin vacilar, replicó: “Presidente, cuente con ello”. (Conversación del autor con el Presidente Menem).

A partir de ese momento, Argentina inició una masiva participación en los Cascos Azules, en diversas misiones de mantenimiento de la paz en zonas de conflicto en el mundo, donde los miembros de todas las fuerzas armadas y de seguridad tuvieron actuaciones destacadas, generando luego que se inaugure en Argentina el CAECOPAZ, el centro de entrenamiento conjunto para operaciones de paz, encargado de preparar a los militares de las tres fuerzas armadas de Argentina. Las tropas argentinas, incluyendo a la Gendarmería, desde 1989 a 1999 participaron en 23 misiones de mantenimiento de la paz en Angola, Centroamérica, Sahara Occidental, Camboya, El Salvador, Mozambique, Chipre, Haití, Ruanda, Croacia, Macedonia, Bosnia, Guatemala y Timor Oriental. Las misiones de Cascos Azules argentinos incluyen a personal femenino desde 1994.

Aquella oferta del Presidente Menem al pedido del Presidente Bush selló un acuerdo entre caballeros, que definiría una década de cooperación estratégica entre Washington y Buenos Aires.
Del salón de la ONU al salón oval

Al día siguiente, ya en Washington DC, Menem cruzó las puertas de la Casa Blanca. Lo recibió el propio Bush con su gabinete económico y diplomático: Nicholas Brady (Secretario del Tesoro), Brent Scowcroft (Consejero de Seguridad Nacional) y el embajador Terence Todman. Del lado argentino, la delegación estaba encabezada por el canciller Domingo Cavallo, el secretario de relaciones internacionales Lucio García del Solar, y otros funcionarios clave.

La agenda de la cumbre Bush-Menem fue extensa, con temas sensibles como la situación de Medio Oriente, el álgido tema del misil Cóndor, el estatus de la relación con el Reino Unido, las cuestiones macroeconómicas de Argentina. Además, Menem incluyó el tema del avión Pampa, fabricado en Argentina, transmitiendo su deseo de que participara en las adquisiciones de Estados Unidos. También se discutió sobre la problemática política de Panamá y otros temas regionales que planteó Bush.

Dentro de los temas de Oriente Medio, Bush pidió a Menem ayuda con un caso humanitario: soldados israelíes capturados en territorio sirio cuyas familias no podían visitarlos. Menem, que había designado a su hermano Munir como embajador en Damasco, se comprometió de inmediato. Días después, las gestiones diplomáticas argentinas lograron el objetivo: las visitas familiares fueron permitidas.

Estos diálogos de los Presidentes y sus equipos, recientemente desclasificados por los archivos de la Casa Blanca, fueron clave para consolidar la confianza personal entre ambos gobiernos.


Transcripción de la conversación telefónica Bush-Menem, archivo desclasificado por la Casa Blanca

Una nueva política exterior: el fin del aislamiento

Con la llegada de la Administración Menem, la política exterior argentina encaró un histórico cambio. El acercamiento a Estados Unidos, la búsqueda de relaciones estrechas con Europa, la apertura a la Federación Rusa, China y Japón y una diplomacia activa en América Latina, demostraron el esfuerzo argentino por posicionarse en el nuevo orden mundial post-guerra fría.

Menem, que asumió el poder en medio de hiperinflación, levantamientos militares y fragilidad institucional, comprendió que la inserción internacional podía ser un eje de estabilización interna y proyección global.

En ese marco, también Argentina consolidaba su relación con Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Bolivia, los países vecinos y amigos, con los cuales llevó adelante diversas acciones políticas y comerciales. Luego, con la constitución del Mercosur, solidificó los vínculos comerciales y diplomáticos.El Canciller Domingo Cavallo anuncia por cadena nacional el envío de fuerzas argentinas al Golfo. TVP
Irak invade Kuwait: la llamada a la acción global

El 2 de agosto de 1990, el dictador iraquí Sadam Hussein invadió Kuwait. La conmoción fue inmediata. En una acción diplomática sin precedentes, Estados Unidos y la URSS coincidieron en repudiar el ataque. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 661, que autorizó una coalición internacional para restaurar la soberanía kuwaití.

Bush logró convocar a 34 países. Para sumar naciones árabes, se disuadió a Israel de participar para que no sea obstáculo de la participación de países integrantes de la Liga Arabe . La coalición incluyó a Egipto, Siria, Arabia Saudita y otros países , además de la participación de Francia, Italia, España, Bélgica, Australia, Países Bajos, Corea del Sur. La entonces URSS apoyó diplomáticamente las sanciones contra Irak desde su rol de integrante permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. La clave era mostrar que no se trataba de una guerra de Occidente contra el Islam, sino de una defensa multilateral de la legalidad internacional.

Argentina fue el único país latinoamericano en sumarse con tropas. Más adelante se agregó Honduras.


Argentina toma partido: apoyo del Congreso y discurso del Canciller Cavallo anunciando el envío de las tropas

La decisión fue tomada por el Presidente Menem, como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. El Congreso aprobó la ley 23.904 y el Ejecutivo firmó el Decreto 1871/90.

El 18 de septiembre de 1990, el Canciller argentino Domingo Cavallo dirigió un mensaje a la Nación: “Con la misión de asegurar la paz en el Golfo, y en cumplimiento de resoluciones de Naciones Unidas, el señor Presidente, en su condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y en el ejercicio pleno de sus facultades constitucionales, ha ordenado la movilización de oficiales y suboficiales del Ejército, de la Fuerza Aérea y de la Armada Argentina”.

Se daba inicio formal al envío de las tropas argentinas, que tuvieron una destacada actuación en el teatro de operaciones de la Guerra del Golfo. Siendo Argentina el único país de Latinoamérica,a ese momento, contribuyó a que la misión encabezada por Estados Unidos y muchos otros países lograra una amplitud geopolítica. Eso hizo ganar también la gratitud de Arabia Saudita, Egipto, Siria e Israel además de Estados Unidos, por las implicancias geopolíticas que hubiera generado el hecho de que Hussein se apoderara de Kuwait. De hecho, con el retiro del Movimiento de los Países No Alineados y la construcción de una relación empática con Estados Unidos, los más relevantes países árabes y los principales países europeos, Argentina avanzaba a ser un actor relevante de la política internacional de los 90.

Naves argentinas camino a participar en la Guerra del Golfo

La misión militar argentina: Operación “Alfil”




Argentina organizó su contingente bajo la denominación “Misión Alfil”. La Armada desplegó la “Operación Bishop” con los buques ARA Almirante Brown, ARA Spiro, ARA Rosales y el transporte ARA Bahía San Blas. La Fuerza Aérea colaboró con aviones Hércules C-130, Boeing 707 y helicópteros Alouette II.

Participaron 478 efectivos. Se realizaron 570 interceptaciones, 17 escoltas, y cuatro acciones de fuego directo. Fue la operación militar más significativa de Argentina en el exterior desde la Guerra de las Malvinas. Los militares argentinos que participaron demostraron un enorme profesionalismo y una actitud valiente en medio de una cruenta guerra en la que estaba en juego la paz de una región clave para el mundo, como siempre es Medio Oriente.
Diplomacia en medio del fuego: Buenos Aires, Camp Davis, Israel y Siria

Durante la guerra, Menem mantuvo contacto telefónico directo con el Presidente George Bush para recibir informes sobre el desarrollo del conflicto. Bush se encontraba en Camp David, (la “otra Casa Blanca”) e intercambiaron información sobre el desarrollo del conflicto. La llamada, realizada desde Camp David a la residencia de Olivos, tuvo lugar el 8 de febrero de 1991. Fue transcrita por la Casa Blanca y archivada como «secreta», hace unos años liberada para el análisis público. Algunos extractos de esa conversación (fuente: archivos desclasificados de la Casa Blanca):

“Memorando de Conversación Telefónica con el Presidente Carlos Menem de Argentina

El Presidente informa al Presidente Carlos Menem sobre la situación actual en el Golfo

Presidente Bush: “Quería ofrecerle un informe de progreso sobre la situación en el Golfo. La campaña aérea va bien. Tenemos supremacía aérea total, y ahora mismo la estamos usando para golpear a la Guardia Republicana y reducir su maquinaria militar” … “Un punto sobre el que quería tranquilizarte: que no estamos apuntando intencionalmente a civiles ni a lugares sagrados. El bombardeo ha sido muy preciso, la mayoría de las personas a quienes hemos pedido que controlen esto entienden que ha sido así”.

Presidente Menem: “Espero que esta guerra sea lo más breve posible. Sería maravilloso si después de la guerra pudiéramos trabajar para iniciar conversaciones para abordar los otros problemas de Oriente Medio que involucran a Israel, Siria y Jordania. Sabes que Argentina y yo estamos dispuestos a ayudarte de la forma que creas conveniente”.

También Menem se comunicó con el primer ministro israelí Isaac Shamir, solidarizándose ante los ataques de misiles iraquíes, provocación del dictador Hussein para obligar a Israel a responder militarmente y desestabilizar la coalición que había organizado Bush , lo cual fue recordado con gratitud por el líder israelí en sus Memorias “Summing Up” (HarperCollins, 1994). Menem luego realizaría una histórica visita a Israel, siendo el primer presidente argentino en visitar ese país.

Por otra parte, el presidente sirio Hafez al-Assad envió a uno de sus principales consejeros políticos a reunirse con Menem en Buenos Aires. Confirmó la condena de Siria a la invasión a Kuwait y anunció el envío de tropas sirias a Arabia Saudita para proteger su frontera con Kuwait. Menem también luego visitaría Siria, la tierra de sus ancestros, y se reuniría con el presidente Hafez al-Asad en una visita de estado.El Presidente Menem con autoridades de la embajada de Kuwait en Buenos Aires, celebrando el aniversario de la liberación.



Desfile de la victoria en Broadway, Nueva York

La guerra concluyó el 11 de abril de 1991. El 10 de junio, Nueva York, sede de la ONU, organizó un desfile de los países vencedores. Argentina encabezó la formación militar. El desfile partió desde Battery Park y finalizó cuatro horas más tarde en Worth Street.

La población estadounidense vitoreó la presencia argentina. El New York Times destacó en su edición del 11 de junio de 1991: “La presencia de una nación latinoamericana con tropas propias marcó un gesto inédito de compromiso hemisférico con la paz”.




Kuwait y su agradecimiento a Argentina

El Emirato de Kuwait consideró a Argentina como una nación aliada y libertadora. En 2001, a 10 años de su liberación, las autoridades de Kuwait invitaron al Presidente Menem a participar de las celebraciones por ese aniversario. El país del Golfo envió el avión especial del Emir, jefe de estado de Kuwait, para trasladar a Menem, acompañado por el ex canciller Guido Di Tella. Allí, junto al Presidente George Bush y a líderes de los países aliados de Kuwait, fueron agasajados en su condición de “Libertadores” de esa pequeña pero poderosa nación.

Ese mismo año, en testimonio de gratitud a la decisión de Menem de participar en la guerra de liberación, Argentina fue incluida como beneficiaria del Fondo Kuwaití para el Desarrollo Árabe. Desde 2000, este fondo ha financiado diversas obras de infraestructura de Argentina como el megaproyecto Gran Tulum en San Juan y el acueducto Santa Fe-Córdoba, que llevará agua potable a importantes zonas de la Provincia de Córdoba. Kuwait destinó aproximadamente 50 millones de dólares anuales desde ese año 2000 en adelante con condiciones inigualables por los años de gracia, la tasa de interés y el periodo de devolución. Algunas provincias lo aprovecharon y otras claramente “no la vieron”.

El legado: Argentina como Aliado Principal Extra-OTAN y libertador de Kuwait

La participación argentina en la Guerra del Golfo, sumada a su liderazgo en misiones de paz, consolidó un nuevo estatus internacional. En 1998, el presidente Bill Clinton otorgó a Argentina el título de “Major Non-NATO Ally”. Fue el primer país latinoamericano en recibir ese reconocimiento.

Fue un reconocimiento diplomático enorme, ganado a fuerza de credibilidad de la inserción internacional y de acciones afirmativas de cooperación con la paz del mundo, la confianza generada en las naciones más poderosas de la tierra y los logros de acciones y misiones con los Cascos Blancos, los Cascos azules argentinos y eventos como la Misión “Alfil” para liberar Kuwait .

Una silla vacía, un lugar en la historia

Lo que comenzó con una silla vacía en la ONU terminó con la participación de Argentina en una coalición internacional sin precedentes. Fue la diplomacia de la iniciativa, la empatía y la audacia. Una apuesta que convirtió a un país no central en un actor visible en el nuevo orden global.

Menem comprendió -como lo señaló Thomas Friedman- que “el mundo ya no premia a los neutrales, sino a los que se comprometen con reglas claras”. La estrecha relación de Bush con Menem, que se transmitió a Bill Clinton, su sucesor demócrata, fue la base de una sólida y estrecha relación de cooperación win-win. Argentina en las grandes ligas, como se merece.

Fuentes y documentos citados:

Resolución 661 (1990), Consejo de Seguridad de la ONU.
Decreto 1871/90 del Poder Ejecutivo Nacional.
Ley 23.904 del Congreso de la Nación Argentina.
Discurso del Canciller argentino Domingo Cavallo, cadena nacional, 18/09/1990.
“Desfile en Nueva York”, The New York Times, edición 11/06/1991.
Archivo de conversaciones desclasificadas entre Bush y Menem (White House Archives, 1990-1991).
Testimonio de Menem al autor, Anillaco, 2003.
Fondo Kuwaití de Desarrollo Económico Árabe (www.kuwait-fund.org) .
Shamir, Isaac, “Summing Up”, HarperCollins, 1994.
“El día que Menem ayudó a Bush en la Casa Blanca y le dijo que eran del mismo palo”, Juan Bautista Yofre (Infobae, 20 de febrero de 2020).
“48 horas en diciembre: del intento de golpe carapintada a la visita de Bush”, Mariano Caucino (Infobae, 2 de diciembre de 2020).

𝐄𝐌𝐈𝐑𝐀𝐓𝐎𝐒 𝐀𝐑𝐀𝐁𝐄𝐒 𝐘 𝐀𝐑𝐆𝐄𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐓𝐈𝐄𝐍𝐄𝐍 𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐌𝐔𝐍



Argentina y los Emiratos Árabes Unidos comparten una relación bilateral que ha crecido significativamente desde que establecieron sus lazos diplomáticos en 1974, marcando en 2024 el 50º aniversario de este vínculo. 

Aunque históricamente no han mantenido una relación de privilegio, en los últimos años ambos países han profundizado sus lazos como parte de una estrategia de diversificación de relaciones externas y fortalecimiento con actores emergentes.




Esto se acrecentó cuando la Argentina presenta un grupo de Tarea de Guerra  para defensa de Kuwait en la Guerra del Golfo Persico 1990/1991, y toda esta plata donde esta ingresada a la Argentina por convenios y salidas por exportación.

Ambos países han suscrito más de treinta acuerdos bilaterales y memorandos de entendimiento que abarcan cooperación en seguridad alimentaria, ciberseguridad, fomento de inversiones y protección de inversiones mutuas, con un acuerdo para evitar la doble imposición también en discusión. En el ámbito económico, el comercio ha experimentado un crecimiento notable, pasando de 633 millones de dólares en 2020 a aproximadamente 1.800 millones en 2022, con un fuerte impulso en los primeros nueve meses de 2024. 

Las exportaciones argentinas a los Emiratos Árabes Unidos incluyen productos agropecuarios como subproductos de alfalfa, nueces, cerezas, leche en polvo, frutas, carne aviar, miel y aceite de girasol, mientras que las principales importaciones argentinas son hidrocarburos, productos químicos y máquinas eléctricas.

La cooperación se extiende a proyectos de infraestructura financiados por el Fondo de Desarrollo de Abu Dhabi (ADFD), con inversiones por unos 124 millones de dólares en proyectos en Córdoba, Santa Fe y Neuquén, como el Acueducto Desvío Arijón y la central hidroeléctrica Nahueve, con un préstamo adicional de 100 millones de dólares en negociación. Además, ambos países participan en la declaración conjunta sobre el Corredor Bioceánico junto con Brasil, Paraguay y Chile, lo que impulsará el desarrollo logístico en la región. 

Las negociaciones para un Acuerdo Integral de Asociación Económica entre Mercosur y los Emiratos Árabes Unidos avanzan favorablemente, con la tercera ronda de negociaciones concluida con significativos avances, y se espera su firma en la próxima cumbre del G20 en Río de Janeiro.

En el ámbito cultural y diplomático, ambos países promueven el intercambio a través de eventos, festivales y exposiciones, y mantienen misiones diplomáticas: Argentina tiene una embajada en Abu Dabi, mientras que los Emiratos Árabes Unidos tienen una embajada en Buenos Aires, que también representa a Uruguay y Paraguay desde 2016. 

La participación de Argentina en la COP 28 celebrada en los Emiratos Árabes refleja su colaboración en temas globales como el cambio climático. Asimismo, la selección argentina de fútbol venció 5-0 a Emiratos Árabes Unidos en un partido amistoso en Abu Dhabi en 2022, marcando el primer enfrentamiento entre ambos equipos.

17/11/25

𝐑𝐄𝐒𝐄Ñ𝐀 𝐇𝐈𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐂𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐆𝐎𝐋𝐅𝐎 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐈𝐂𝐎 1991




En 1991, tras la invasión de Kuwait por parte de Irak, se conformó una coalición internacional bajo mandato de la ONU para restaurar la soberanía kuwaití. Argentina se convirtió en el único país latinoamericano en participar militarmente en la operación, marcando un hito en su política exterior y en el compromiso con la seguridad internacional.

La Armada Argentina desplegó dos unidades navales:




Ambos buques zarparon desde Puerto Belgrano y participaron en tareas de patrullaje, control marítimo y apoyo logístico en el Golfo Pérsico. Su presencia fue parte de la Operación Escudo del Desierto, en coordinación con fuerzas de 30 países.

Esta participación, avalada por la Resolución 678 del Consejo de Seguridad de la ONU, no solo reafirmó el compromiso argentino con la paz y el derecho internacional, sino que también dejó una huella indeleble en la memoria de sus veteranos, quienes aún luchan por el reconocimiento institucional y simbólico que les corresponde.

6/11/25

𝐒𝐈𝐃𝐑𝐎𝐌𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐆𝐎𝐋𝐅𝐎 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐈𝐂𝐎 𝐘 𝐋𝐀𝐒 𝐂𝐎𝐍𝐒𝐄𝐂𝐔𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀𝐒


El síndrome del Golfo Pérsico se caracteriza por síntomas inexplicables que afectan a veteranos de la guerra de 1991, como fatiga, dolores musculares y articulares, dolores de cabeza, problemas de memoria y concentración, y erupciones cutáneas. También pueden presentarse trastornos gastrointestinales y respiratorios, e hipersensibilidad a productos químicos. No hay una definición médica única, y los síntomas pueden variar y agruparse de manera diferente en cada persona.

Síntomas comunesFatiga crónica: Cansancio persistente que no mejora con el descanso.

Síntomas musculoesqueléticos: Dolor en músculos y articulaciones.
Deterioro cognitivo: Problemas de memoria, concentración y claridad mental.
Síntomas gastrointestinales: Indigestión y otros problemas estomacales.
Síntomas respiratorios: Dificultad para respirar o problemas respiratorios.
Dolores de cabeza: Cefaleas frecuentes e inexplicables.
Problemas de piel: Erupciones cutáneas y sensibilidad.
Trastornos del sueño: Dificultad para conciliar o mantener el sueño.

Posibles causasExposición a compuestos tóxicos: La exposición a compuestos inhibidores de la colinesterasa, presentes en pesticidas y pastillas de pretratamiento para el gas nervioso, podría estar relacionada con el síndrome, afectando las mitocondrias celulares.

Múltiples factores: Existe la hipótesis de que una combinación de factores, como la piridostigmina (un medicamento profiláctico), la exposición a pesticidas, repelentes de insectos, y el estrés postraumático, podría ser responsable.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT): Los síntomas del TEPT, como el miedo y la depresión, también se han asociado con el síndrome.

Notas importantesEl síndrome es un grupo de síntomas persistentes y a menudo mal entendidos que afectan a los veteranos de la guerra de 1990-1991.
No existe una definición consensuada, lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento.
Se ha observado que algunos veteranos que sirvieron en la Guerra del Golfo tienen un mayor riesgo de padecer algunas enfermedades neurológicas a largo plazo, como esclerosis lateral amiotrófica y esclerosis múltiple.

𝐒𝐈 𝐑𝐄𝐂𝐈𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐒 𝐌𝐈 𝐁𝐋𝐎𝐆, 𝐄𝐍𝐓𝐄𝐑𝐀𝐓𝐄 𝐏𝐎𝐑 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐀 𝐀𝐑𝐆𝐄𝐍𝐓𝐈𝐍𝐀 𝐏𝐀𝐑𝐓𝐈𝐂𝐈𝐏𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀 𝐈𝐑𝐀𝐊 𝐄𝐍 1991

EL CONGRESO TUVO UN ROL FUNDAMENTAL MAS LAS NACIONES UNIDAS


La Argentina participó activamente en el conflicto del Golfo Pérsico en 1991 a través del Operativo Alfil, una misión naval realizada en el marco de una coalición internacional liderada por Estados Unidos, con el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tras la invasión iraquí a Kuwait en agosto de 1990. 

El envío de fuerzas fue ordenado por el presidente Carlos Menem mediante decreto el 25 de septiembre de 1990, sin consulta previa al Congreso, aunque posteriormente fue aprobado por este en enero de 1991. La operación se desarrolló entre septiembre de 1990 y agosto de 1991, con dos fases distintas.


En la primera fase, el grupo de operaciones (GT 88.0) estuvo compuesto por el destructor ARA Almirante Brown y la corbeta ARA Spiro, que zarpó el 25 de septiembre de 1990 y regresó en abril y mayo de 1991 respectivamente. Durante su despliegue, se realizaron más de 39.000 millas navegadas. 

En la segunda fase, el GT 88.1 fue relevo por la corbeta ARA Rosales y el buque transporte ARA Bahía San Blas, que partieron el 20 de febrero y 21 de marzo de 1991 respectivamente, y regresaron en agosto de 1991 tras cubrir más de 31.000 millas. El buque transporte llevó ayuda humanitaria, incluyendo leche en polvo, trigo y productos medicinales.

La participación argentina se centró en el bloqueo naval y la interdicción marítima, con el objetivo de controlar el tráfico marítimo y hacer cumplir las sanciones económicas contra Irak. Las unidades argentinas operaron en el área de operaciones, principalmente cerca del estrecho de Ormuz, hasta el inicio de las operaciones, y asi fuimos entrando al centro del Golfo Persico tras de la linea de los Portaaviones de EE.UU y fu  ofensivas el 16 de enero de 1991. 

Durante la misión, se interceptaron y capturaron más de 500 naves, y se registraron bajas, incluyendo un helicóptero estrellado y un herido. La Armada Argentina también recibió apoyo logístico de buques franceses y australianos.

La intervención tuvo consecuencias políticas significativas: marcó el fin de la tradicional neutralidad argentina y consolidó una nueva relación estratégica con Estados Unidos, culminando en la designación de Argentina como "Gran Aliado Extra OTAN" (Major Non-Nato Ally). 

Sin embargo, la decisión generó críticas por parte de la oposición y sectores sociales, que argumentaron que Menem violó la Constitución al actuar sin autorización parlamentaria, y que la participación pudo haber sido un factor en los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA en 1992 y 1994. Aunque la misión fue considerada un éxito por la coalición, su legitimidad se basó en el mandato de la ONU, a diferencia de posibles futuras intervenciones que no contarían con ese respaldo internacional.

23/10/25

𝐏𝐀𝐒𝐀𝐑𝐎𝐍 35 𝐀Ñ𝐎𝐒 𝐘 𝐀𝐋𝐆𝐔𝐍𝐎𝐒 𝐇𝐀𝐂𝐄𝐍 𝐍𝐎𝐓𝐀𝐒 𝐏𝐈𝐃𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐈𝐓𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐌𝐁𝐀𝐓𝐄 ???



CUANDO EL PAIS OLVIDA A LOS HEROES, ESTOS NO EXISTEN TE USARON POLITICAMENTE.


El Operativo Alfil también llamado Operación Alfil (en inglés: Operation Bishop) fue la participación de la Armada Argentina y la Fuerza Aérea Argentina en la ejecución de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irak en 1990, siendo estas la N.º 661 (embargo total), 665 (uso de la fuerza para imponer sanciones económicas) y 678 (uso de la fuerza para liberar Kuwait), en el marco de la Operación Escudo del Desierto.​

Tales determinaciones fueron consecuencia de la invasión por parte de las tropas iraquíes de Saddam Hussein al Emirato de Kuwait el 2 de agosto de 1990, anexando este país a su territorio.

La información disponible no especifica la cantidad exacta de dólares que Argentina invirtió en sus naves de guerra para la misión en el Golfo Pérsico en 1991. 

Sin embargo, se sabe que el país participó en la Operación Escudo del Desierto enviando dos fragatas misilísticas, el ARA Spiro y el ARA Brown, con un contingente de 450 marinos bajo el nombre de Operativo Alfil. El costo de esta participación no se detalla en los resultados proporcionados.

 Lo que sí se menciona es que Kuwait, como país beneficiario de la coalición, pagó al menos 25.280 millones de dólares a sus aliados, incluyendo a Argentina, como compensación por los gastos militares. 

Específicamente, se indica que Kuwait depositó un cheque de 22 millones de dólares en un banco de Inglaterra para Argentina, aunque solo se retiraron 20 millones de dólares mientras el Senado argentino deliberaba sobre la misión.


10/10/25

𝐇𝐎𝐘 𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐌𝐈𝐑𝐀𝐍𝐓𝐄 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐀𝐋𝐋𝐈𝐄𝐕𝐈 𝐍𝐎 𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐍𝐀𝐃𝐀 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐆𝐎𝐋𝐅𝐎 𝐏𝐄𝐑𝐒𝐈𝐂𝐎 1990 - 1991



MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIOR Y CULTO DE LA NACION.



SEGURAMENTE EL DEBE PENSAR QUE LA ORDEN DEL PRESIDENTE DE TURNO Y EL JEFE DE ESTADO MAYOR DE LA ARMADA, DEFINIERON COMO "AYUDA HUMANITARIA", SIN SABER QUE HACIAN LOS DOS BUQUES EN EL GOLFO PERSICO?

Y COMO SE RETIFICA ESTO, CUANDO CAMBIA LA FORMA, LA LOGISTICA DEL REAL COMBATE EN QUE NOS ENCONTRAMOS, ES MAS EN SEGUNDA LINEA DESPUES DE LOS PORTAAVIONES, QUIEN NOS DIRIGIO DESDE ARGENTINA NADIE... NI APUNTES TOMARON QUE HICIERON;

 EL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO DE LA NACION ARGENTINA:

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación Argentina, bajo la presidencia de Carlos Menem, jugó un papel fundamental en la decisión de enviar buques de guerra al Golfo Pérsico en 1991. Esta medida fue una parte clave de la política exterior de "alineamiento con los Estados Unidos", con la cual Argentina buscaba restablecer relaciones de cooperación internacional y recuperar prestigio en el escenario global.

Acciones diplomáticas del MinisterioJustificación de la intervención: La Cancillería argentina argumentó que la participación en la coalición internacional, liderada por Estados Unidos y autorizada por la ONU, se basaba en el cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad que condenaban la invasión iraquí de Kuwait.
Alineamiento con Estados Unidos: 

El envío de la flotilla fue una señal de la reorientación de la política exterior argentina. Abandonando el tradicional no alineamiento, el gobierno buscó un acercamiento a las potencias occidentales, especialmente a Estados Unidos, para obtener beneficios diplomáticos y económicos.

Argumentos para la comunidad internacional: El ministerio justificó la acción como una contribución al mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, actuando bajo el amparo del derecho internacional y en cooperación con las Naciones Unidas.
Ruptura de relaciones con Irak: 

La participación en la coalición provocó la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argentina e Irak, un paso que la Cancillería gestionó como parte de su estrategia política.

Implementación y coordinación con Defensa

Si bien la decisión política fue del Ministerio de Relaciones Exteriores, la coordinación militar y el despliegue de las fuerzas navales estuvieron a cargo del Ministerio de Defensa. La Armada Argentina envió un destructor y una corbeta, que se unieron a la coalición internacional en la operación "Escudo del Desierto".

Consecuencias y análisis políticoDebate político interno: La decisión generó un intenso debate en el país, con críticas de sectores que cuestionaban el abandono de la política de no alineamiento y el riesgo de involucrar a Argentina en un conflicto lejano.
Evaluación de resultados: La participación permitió a las Fuerzas Armadas argentinas establecer relaciones con fuerzas de otros países, modernizando su rol tras los conflictos internos de la década de 1980.
Discusión sobre los atentados: Algunos analistas han debatido si la participación en el Golfo tuvo relación con los atentados terroristas sufridos en Argentina durante los años 90, aunque esta conexión es controvertida y no hay consenso.

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El Artículo VII de la Carta de las Naciones Unidas no aborda la Guerra del Golfo de 1991, ni ningún otro conflicto específico, ya que solo establece los órganos principales de la ONU. 

La confusión se debe a que el Capítulo VII de la Carta es el que faculta al Consejo de Seguridad a tomar medidas coercitivas para mantener la paz y la seguridad internacionales.

Durante la Guerra del Golfo, la ONU aplicó las facultades de este capítulo, no del artículo VII. A continuación, se detallan las acciones relacionadas:

El Capítulo VII y la Guerra del GolfoAutorización de la fuerza: 

Tras la invasión de Kuwait por Irak en 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la Resolución 678, que invocaba el Capítulo VII. Esta resolución autorizó a los Estados miembros a usar "todos los medios necesarios" para obligar a Irak a retirarse de Kuwait, tras un plazo de 45 días.

Acciones coercitivas: La Resolución 678 permitió a una coalición militar internacional, liderada por Estados Unidos, intervenir militarmente para restaurar la paz y la seguridad en la región, lo cual ocurrió en 1991.

Precedente histórico: Esta fue la primera vez, después del fin de la Guerra Fría, que las grandes potencias actuaron de manera unánime para aplicar las disposiciones del Capítulo VII, sin que se ejerciera el veto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

Diferencia clave: Artículo VII vs. Capítulo VII

Es importante distinguir entre ambos conceptos para entender el marco legal de la ONU:

Artículo VII: Describe la estructura de la organización, enumerando sus órganos principales: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría.


Capítulo VII: Titulado "Acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión" (Artículos 39 al 51), faculta al Consejo de Seguridad a tomar medidas coercitivas, como sanciones económicas o el uso de la fuerza, para mantener o restablecer la paz internacional.

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4/10/25

𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐑𝐄𝐂𝐄𝐌𝐎𝐒 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐎 𝐄𝐄.𝐔𝐔 𝐋𝐄𝐄 𝐋𝐀 𝐍𝐎𝐓𝐀..

 

CONTRAALMIRANTE J. A. K TAYLOR, USN



[ FELICITACIONES DEL CONTRAALMIRANTE J. A. K TAYLOR, USN

Esperamos volver a trabajar con ustedes en cualquier momento y en cualquier lugar. Los mejores deseos de bueno vientos y mar calmos cuando comiencen su regreso a casa hacia una bien merecida reunión con sus seres queridos.]


LOS MILITARES QUE FUERON A LA GUERRA DEL GOLFO PERISO EN 1991

Sí, Estados Unidos considera a los miembros de su coalición en la Guerra del Golfo de 1991 como veteranos de guerra, y Argentina también tuvo una participación significativa, siendo el único país latinoamericano en enviar personal militar y ser reconocido como parte de esa fuerza multinacional.

La participación argentina:

· Argentina fue el único país latinoamericano en participar en la coalición liderada por Estados Unidos contra Irak tras la invasión de Kuwait en 1990.

· El presidente Carlos Menem anunció el alineamiento de Argentina con Estados Unidos, lo que llevó al envío de tropas argentinas al Golfo Pérsico.

· En junio de 1991, la Armada argentina desfiló en Nueva York como parte del desfile de celebración por el triunfo de la coalición.



Reconocimiento como veteranos:

· La participación de Argentina en esta operación militar internacional es un hito en su política exterior, y los miembros de su fuerza que estuvieron en el Golfo son reconocidos por esa experiencia.

· La participación de Argentina fue en apoyo a las fuerzas de la ONU, que autorizaron el uso de la fuerza contra Irak.

En resumen, mientras que EE.UU. reconoce a sus soldados como veteranos, Argentina también está incluida en ese contexto de experiencia de guerra, ya que su participación fue reconocida a nivel nacional e internacional.

El problema fue que nadie de la Armada y El Estado Mayor Conjutno y Relaciones internacionales y culto de la Nacion no tomaron nota de lo que decia la ONU que se cumplieran.

Es mas el EX Pte. (F) Carlos Menem dijo que los mandaba como cooperacion humanitaria y nos encontramos con un Guerra. Nadie sabia de esto ??? Aca se cumplieron las Resolusiones de la ONU NI SE PINTO EL BUQUE DE BLANCO, NI SE ARREO EL PABELLON DE GUERRA.

COMENTARIOS EL (F) ALMTE MOLINA PICO.

El empleo en el Golfo fue una compleja acción naval, posible debido a una realidad: la expedición desde el punto de vista naval usó la "renta" del capital invertido por el país durante años, los buques tripulados por hombres profesionalmente de primer nivel no se improvisan, podemos decir que pese a los inconvenientes económicos y socio-políticos que enfrentaron hasta ese momento las FF.AA., la Marina pudo recibir la orden y cumplirla de una manera que como argentinos debe enorgullecemos, nuestro país puso dos buques y luego otros dos en un área de operaciones distante 11.000 millas, los integraron a una fuerza internacional y operaron con éxito fuera de su zona 8, 7 y 6 meses.





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https://drive.google.com/file/d/1HxsApJWNZI02YJC_p77cwTOHy0Z8WX28/view?usp=drive_link














27/9/25

𝗦𝗘 𝗖𝗨𝗠𝗣𝗟𝗘𝗡 35 𝗔Ñ𝗢𝗦 𝗤𝗨𝗘 𝗙𝗨𝗜𝗠𝗢𝗦 𝗔 𝗟𝗔 𝗚𝗨𝗘𝗥𝗥𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗚𝗢𝗟𝗙𝗢 𝗣𝗘𝗥𝗦𝗜𝗖𝗢


35 Años de Silencio y Firmeza: El Relato de los Argentinos que Fuimos a la Guerra del Golfo.

Treinta y cinco años pasaron desde que partimos al Golfo Pérsico, enviados por la República Argentina en una misión internacional que nos marcó para siempre. Éramos jóvenes, disciplinados, comprometidos con el deber, y llevábamos en el pecho la bandera celeste y blanca. No fuimos por gloria ni por medallas: fuimos porque nos lo pidió el país. Y cumplimos.

Durante meses enfrentamos condiciones extremas, amenazas reales, tensión permanente. Navegamos aguas hostiles, operamos en zonas de conflicto, y representamos a la Argentina en una coalición internacional que combatía la invasión iraquí a Kuwait. Fuimos parte de la historia mundial, aunque nuestra propia historia quedó relegada al pie de página.

Volvimos. Pero no volvimos iguales.

Lo que siguió fue el silencio. El Estado nos dio la espalda. No hubo reconocimiento oficial, ni beneficios, ni siquiera el respeto institucional que merecen quienes arriesgaron su vida en nombre de la Nación. Mientras otros veteranos eran honrados, nosotros fuimos olvidados. Como si no hubiéramos existido.

Y sin embargo, existimos. Resistimos. Nos organizamos. Tocamos puertas, escribimos notas, presentamos proyectos. Luchamos en tribunales, en despachos, en medios. No pedimos privilegios: exigimos justicia. Porque la memoria no se negocia, y el olvido no puede ser política de Estado.

Hoy, a 35 años, seguimos de pie. Con las cicatrices visibles e invisibles. Con la dignidad intacta. Con la convicción de que nuestra causa no es solo personal: es colectiva, histórica, nacional. Somos veteranos de una guerra que Argentina decidió enfrentar. Y merecemos que lo diga en voz alta.

Este relato no es solo nuestro. Es de todos los que creen que la justicia tarda, pero no debe faltar. Es de quienes entienden que la memoria se construye reconociendo a los que estuvieron, no escondiéndolos. Es de quienes saben que servir a la Patria no puede ser sinónimo de ser descartado.

Treinta y cinco años después, no pedimos que nos miren con lástima. Pedimos que nos miren con verdad.

20/9/25

𝐇𝐎𝐘 20 𝐃𝐄 𝐒𝐄𝐏𝐓𝐈𝐄𝐌𝐁𝐑𝐄 2025 𝐅𝐀𝐋𝐋𝐄𝐂𝐄 𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐓𝐄. 𝐌𝐎𝐋𝐈𝐍𝐀 𝐏𝐈𝐂𝐎



UN DETALLE:

ESTE SEÑOR NOS POSICIONO EN EL GOLFO PERSICO EN EL AÑO 1990/1991 PARA EL CONFLICTO DEL GOLFO PERSICO, UNIENDOSE A LA MARINA DE EE.UU, SIENDO EL  AGREGADO NAVAL EN LA EMBAJADA EN LOS EE.UU. APARENTEMENTE NADIE TOMO NOTA DE LA GUERRA, DIGO ESTO POR QUE LOS QUE ESTAN HOY EN EL EMGA NO TIENEN NI IDEA DE LO QUE PASO. CULPABLES HAY VARIOS Y LAMENTABLEMENTE VAN MURIENDO TODOS LOS QUE HICIERON POSIBLE QUE FUERAMOS A UNA GUERRA SIN PENA NI GLORIA. HOY SE SIGUE PELEANDO PARA SER RECONOCIDOS.





El Almirante VGM Enrique Molina Pico ingresó a la Armada en enero de 1954, cerrando su servicio activo al entregar a fines de 1996 el cargo de Jefe de Estado Mayor General de la Armada, pasando a integrar con todos los ex–Jefes el Consejo Asesor.


A lo largo de su carrera, además de la Jefatura máxima de la Armada, se desempeñó como Comandante de Operaciones Navales, Comandante de la Flota de Mar, de la División Corbetas, del destructor “Hércules”, del buque hidrográfico “Comodoro Rivadavia” y del Minador armado con motivo del enfrentamiento con Chile, así como Agregado Naval a la Embajadas Argentinas en los Estados Unidos y en Canadá y en su momento Jefe de Medios y de Política y Estrategia en el Estado Mayor General de la Armada, a lo largo de su carrera prestó servicios en las Armadas de Brasil, Francia e Italia.

Es de destacar que como comandante del destructor “Hércules” le tocó el honor de intervenir en la guerra de Malvinas y que durante su titularidad de la Agregaduría Naval en los Estados Unidos se desempeñó como coordinador de la fuerza naval argentina que actuó en el Golfo Pérsico y fue el organizador de la fuerza naval de paz de las Naciones Unidas, constituida exclusivamente por unidades argentinas, que actuó en el Golfo de Fonseca en Centroamérica de 1990 a 1992.

Es Ingeniero en Mantenimiento y Licenciado en Sistemas de la Armada, así como graduado de la Escuela Superior de Guerra de Francia, de la Escuela de Guerra de nuestro país y del Curso Superior de la Marina de Italia.

En el campo civil sus actividades académicas lo llevaron a obtener el título de Doctor en Ciencias de la Administración y el de Licenciado en Relaciones Internacionales, ambos de la Universidad de Belgrano, y a aprobar el doctorado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina.

Actualmente se desempeña como Presidente del Consejo de Regencia del Instituto Tecnológico de Buenos Aires, (ITBA), del cual ha sido Rector entre 1999 y 2012, es Académico de Número de la Academia del Mar, integra el Consejo Argentino de Relaciones Internacionales y la Fundación Escuela Nacional de Náutica, es consultor en temas navales y marítimos y es Perito del Tribunal Administrativo de la Navegación.

Ha producido trabajos en el campo de la estrategia, analizando las situaciones derivadas del terrorismo internacional, de la guerra en el Medio Oriente y en Irak, la acción de las fuerzas de paz, las amenazas modernas, como así también trabajos relacionados con el campo marítimo como los análisis referidos al puente Buenos Aires- Colonia y a las nuevas amenazas.

Entre las órdenes, distinciones y condecoraciones que ha recibido se destacan la Medalla por la Campaña de Malvinas y la Condecoración otorgada a los combatientes por el Congreso de la Nación.

Es casado y tiene tres hijos y cinco nietos.

Contribuciones AcadémicasEl Conflicto Irak – Kuwait. A 30 años de la intervención Argentina En La Guerra Del Golfo: 1990-2020. Una visión testimonial (Anales 2020)
“Razones ideológicas y necesidades políticas, armas para anular la justicia militar”: el caso de la República Argentina 1983-2017 (Anales 2018)
Guía para la exposición. La defensa Nacional y su marco regulatorio: ayer, hoy y mañana (Anales 2017)
El legado del Almirante Storni un siglo después (Anales 2016)
Piratería marítima empresarial, ¿una nueva amenaza del siglo XXI? (Anales 2015)
Ser Militar en la Argentina de hoy (Anales 2013)





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5/9/25

𝐀 𝐏𝐎𝐂𝐎𝐒 𝐃𝐈𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐎𝐓𝐑𝐎 𝐀𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐀𝐑𝐈𝐎 35 𝐀Ñ𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐃𝐈𝐀 𝐃𝐄𝐋 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐃𝐎 𝐍𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐋/𝐌𝐈𝐍𝐈𝐒𝐓𝐄𝐑𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐅𝐄𝐍𝐒𝐀

 

ARA SPIRO

ARA BROWN


La falta de reconocimiento oficial por parte del Estado argentino hacia quienes participaron en la Guerra del Golfo Pérsico en 1990-1991 se debe a una combinación de factores históricos, políticos y legales que han dejado a esos veteranos en una situación de invisibilidad institucional.

Participación Argentina en la Guerra del Golfo
Argentina participó en la Guerra del Golfo a través del Operativo Alfil, enviando unidades navales para colaborar con la coalición internacional liderada por Estados Unidos, en cumplimiento de resoluciones de la ONU contra Irak.
Esta misión fue una decisión política del entonces presidente Carlos Menem, y marcó un giro en la política exterior argentina hacia una mayor alineación con EE.UU..

❌ Falta de Reconocimiento Oficial

A diferencia de los veteranos de Malvinas, los participantes del Golfo no fueron reconocidos como “veteranos de guerra” por el Estado argentino.

La legislación vigente en Argentina define como veterano de guerra exclusivamente a quienes participaron en el conflicto de Malvinas, dentro de un perímetro específico.
No existe hasta hoy una ley que reconozca formalmente a los participantes del Operativo Alfil como veteranos de misión internacional, a pesar de haber cumplido funciones militares en zona de conflicto.

📜 Debates y Obstáculos

Hubo debates parlamentarios en su momento, pero no se tradujeron en una política clara de reconocimiento. Las discusiones se centraron más en la inserción internacional del país que en el reconocimiento a los soldados.
El Ministerio de Defensa no ha emitido una certificación oficial que los incluya como veteranos, lo que impide el acceso a beneficios, pensiones y homenajes que sí reciben otros grupos.


4/9/25

¿𝐃𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐓𝐄𝐍𝐂𝐈𝐀 𝐒𝐄 𝐀𝐋𝐈𝐀𝐑𝐎𝐍 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋𝐀𝐑 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐂𝐈𝐅𝐈𝐂𝐎?

Rusia, China y la disputa por el océano Pacífico


La tensión geopolítica global se recrudece. En este marco, los ejércitos de China y Rusia hicieron una fuerte alianza para realizar una misión de patrullaje en el océano Pacífico. El despliegue incluyó submarinos de última generación de ataque de tipo diésel-eléctricos.



La Flota del Pacífico de Rusia y la Armada Naval de China realizaron una inspección de forma conjunta. Este procedimiento incluyó además maniobras de navegación por el Mar de Japón y el Mar de China Oriental con submarinos de ataque.




SUB RUSO VOLKHOV B 603

A partir de este escenario, se utilizó el poderoso submarino ruso Volkhov B-603, del Proyecto 636.3, de clase Kilo, el cual recorrió más de 3.200 kilómetros desde su base en Vladivostok.

El fuerte poderío militar del submarino ruso

Dicho sumergible cuenta con misiles de crucero de ataque terrestre Kalibr y torpedos de gran potencia y está preparado para misiones de combate tanto en superficie como en el océano.
El despliegue de Rusia y China en el Océano Pacífico

Los submarinos rusos y las unidades desarrolladas por la Armada china operaron de manera coordinada con la corbeta rusa Gromkiy y el buque antisubmarino Almirante Tributs. Además, brindaron servicios los destructores chinos Urumqi y Shaoxing, con buques auxiliares de apoyo.



Dos potencias militares se aliaron para controlar el Pacífico y tener una posición estratégica en la Tercera Guerra Mundial

La misión, por su parte, se planteó como un despliegue táctico y estratégico en el Mar de Japón, lo que se conoce como una zona de una importante influencia militar por la presencia de naves estadounidenses en la región.

La agencia de noticias rusa TASS señaló que el patrullaje con submarinos tiene como propósito reforzar la cooperación naval entre ambos países, contribuir a la paz y la estabilidad en la región Asia-Pacífico, vigilar las zonas marítimas y proteger las instalaciones económicas de Rusia y China.

Por su parte, la misión se enmarca en las operaciones conjuntas que los dos ejércitos desarrollan desde 2021, cuando comenzaron a desplegar de manera coordinada una flota compuesta por diez buques de guerra de cada nación.

Los patrullajes aéreos de Rusia y China

En 2023 comenzó a operar una alianza entre las fuerzas armadas de China y Rusia para realizar patrullajes y controles aéreos en distintas zonas del Pacífico. Como parte de esa cooperación, un escuadrón de bombarderos estratégicos Tu-95MS de las Fuerzas Aeroespaciales rusas llevó a cabo recientemente una misión sobre aguas neutrales del mar de Japón.



Dos potencias militares se aliaron para controlar el Pacífico y tener una posición estratégica en la Tercera Guerra Mundial

En el marco de las misiones conjuntas, se desarrolló el patrullaje Joint Sea-2025, en el que las fuerzas de China y Rusia sobrevolaron la zona próxima a Vladivostok, operación que contó además con el respaldo de la Flota del Pacífico rusa.