31/8/22

QUE CAMBIO EN KUWAIT EN LOS 31 AÑOS DESDE LA INVASION

 


Qué cambió en Kuwait en los 30 años desde la invasión de Irak comandada por Saddam Hussein






Jóvenes celebrando la liberación de Kuwait en 1991.


Ha sido catalogado como "uno de los errores más grandes" de Saddam Hussein.


El 2 de agosto de 1990, el ejército iraquí, comandado por el entonces presidente de la República de Irak, cruzó la frontera hacia Kuwait, matando a cientos de personas que se resistieron a la invasión y obligando al gobierno kuwaití a exiliarse en Arabia Saudita.


Es una fecha que para muchos marcó el comienzo de una larga y turbulenta etapa en la historia de Medio Oriente.


La invasión tomó por sorpresa al pequeño país petrolero, que no se esperaba tal acción, pero sobre todo a la comunidad internacional.


Tras múltiples advertencias y una resolución del Consejo de Seguridad de ONU, una coalición -la más grande desde la II Guerra Mundial- liderada por EE.UU. y apoyada principalmente por Arabia Saudita y Reino Unido, emprendió una misión para expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait el 17 de enero de 1991.



Después de semanas de intensas batallas aéreas, navales y finalmente una incursión terrestre, Irak se rindió a finales de febrero y aceptó restituir la soberanía de Kuwait poco después.


Desde Bagdad, la invasión fue descrita como "una de las decisiones más terribles" de Saddam Hussein por el excanciller iraquí Hoshyar Zebari.



Y desde Kuwait es vista como un desafortunado episodio que causó disrupciones económicas, políticas y sociales.


"Hussein incluso se disculpó con Kuwait en un momento, muchos años después de la invasión. Creo que él mismo lo vio como un error", dice a BBC Mundo ‪Nayef Al-shammari, profesor de Economía de la Universidad de Kuwait.


31 años después, la invasión a Kuwait sigue siendo una herida abierta en la región, pero, ¿qué ha cambiado en el pequeño país de la península Arábiga desde aquella incursión militar?

Una mayor presencia estadounidense


La invasión a Kuwait fue un evento que puso en evidencia la vulnerabilidad de los países más pequeños del golfo Pérsico y resaltó la importancia de que mantuvieran una relación estrecha con Estados Unidos y otras grandes potencias.


"Es una región del mundo muy volátil, con países muy pequeños rodeados de otros mucho más grandes", explica en conversación con BBC Mundo Kristian Ulrichsen, experto en Medio Oriente del Instituto Baker de la Universidad Rice, en Houston, Estados Unidos.


Presencia militar estadounidense en Kuwait



13.000 Militares estadounidenses en Kuwait.Fuente: Servicio de Investigación del Congreso (CRS).


"Hasta la década de los 80, EE.UU. no estaba realmente presente en el Golfo, como lo está ahora, y esta fue una decisión en parte tomada por los mismos pequeños Estados de la región, que se dieron cuenta de que necesitaban un garante de la seguridad en la zona, un papel que Reino Unido ejerció hasta 1971".


Desde la Guerra del Golfo, EE.UU. ha instalado un amplio número de bases militares en los países del golfo Pérsico y en la actualidad Kuwait alberga alrededor de 13.000 tropas estadounidenses en su territorio, según informes del Servicio de Investigación del Congreso de EE.UU. (CRS, por sus siglas en inglés).

Madurez política


En 1986, el entonces emir de Kuwait, Jaber al-Ahmed al-Sabah suspendió el parlamento argumentando que la seguridad del país estuvo "expuesta a una feroz conspiración extranjera que puso en riesgo vidas y casi destruyó la riqueza de la patria", refiriéndose a un incidente derivado de la guerra entre Irán e Irak y la amenaza que este conflicto representaba para el pujante país petrolero.


No era la primera vez que el mandatario kuwaití disolvía la Asamblea Nacional: también la había suspendido por cinco años entre 1976 1981.


Estado de Kuwait

Capital: Ciudad de Kuwait

Población4 millones de habitantes


Superficie17.818 km2


Idioma oficialÁrabe


ReligiónIslam


PIB Per cápita US$32.032


Esperanza de vida74 años (hombres), 76 años (mujeres)Fuente: ONU, Banco Mundial.


Ulrichsen sostiene que Kuwait, a diferencia de otros países del Golfo, ya contaba con un importante parlamento y un paisaje político en la época.


"Hubo cierto grado de 'tire y empuje' donde los políticos obviamente querían poderes, pero el gobierno y la familia gobernante no necesariamente querían dárselos".


A principios de 1990, un grupo de exparlamentarios comenzó a presionar al gobierno para que restaurara el parlamento y esto ocasionó una crisis política en la que el emir trató de crear una nueva Asamblea Nacional, más débil que la antigua, en lugar de restaurar la que se había suspendido. Esta movida fue boicoteada.


"Ya había tensión en Kuwait antes de la invasión, pero lo que pasó después fue que muchos kuwaitíes abandonaron el país y se refugiaron en Arabia Saudita, donde luego hubo un gran reencuentro en octubre de 1990 en el que inicialmente la familia gobernante pensó que todos sus ciudadanos se unirían y le jurarían lealtad", señala el especialista en Medio Oriente.




Kuwait es uno de los países con la renta per cápita más alta del mundo.


Pero lo que realmente pasó fue que hubo negociaciones entre el gobierno, sus ciudadanos y los políticos de la nación petrolera.


"Dijeron: 'Si vamos a jurarles lealtad, queremos garantías de que la Asamblea será restaurada'. Hubo una especie de toma y dame", prosigue.


En octubre de 1992, habiendo ya recuperado su soberanía, Kuwait organizó unas elecciones generales que tuvieron una participación de más del 80% de la población votante.


Desde entonces, las funciones del parlamento han continuado sin interrupciones mayores.


"Hasta cierto punto, la invasión contribuyó a la restauración de la vida política y parlamentaria en Kuwait".



Sabah Al-Ahmad Al-Yaber Al Sabah ha gobernado Kuwait desde enero de 2006.


El economista kuwaití ‪Nayef Al-shammari concuerda con que la participación de la gente en la vida política y en las elecciones ahora es mayor: "Esto también se debe a la llegada de las redes sociales".

División entre los que se fueron y los que se quedaron


La invasión iraquí creó divisiones sociales en Kuwait, entre los que permanecieron en el país durante los casi siete meses de ocupación y los que decidieron refugiarse en el extranjero.


Se estima que cerca de 400.000 kuwaitíes huyeron después de la invasión, una cifra que representaba cerca de la mitad de los ciudadanos de Kuwait en 1990. En ese entonces el país tenía una población de poco más de 2 millones de habitantes de los cuales alrededor del 60% era extranjera.


"En Kuwait hubo una resistencia muy activa y esta se sintió marginada. Hubo mucha tensión entre los que se fueron inmediatamente y aquellos que se quedaron en el terreno poniendo su vida en riesgo, pues ayudaron a esconder a ciudadanos occidentales, por ejemplo, a recolectar información sobre el paradero de las fuerzas iraquíes, que luego le pasaban a miembros de la coalición occidental, etc.", subraya Kristian Ulrichsen.




Una buena parte de los kwaitíes abandonó el país, pero muchos se quedaron y ayudaron a las fuerzas de la coalición internacional.


Los que se quedaron no esconden el resentimiento que sintieron por los que abandonaron el país por una cómoda vida en Arabia Saudita, Egipto, Estados Unidos, Francia o Reino Unido, que fueron los principales destinos.


Según reportes, el gobierno de la rica nación petrolera le transfería a la mayoría de sus ciudadanos exiliados montos superiores a los US$1.000, una cantidad que podría duplicarse o triplicarse dependiendo del tamaño de la familia y del costo de vida local.

Aunque con el pasar de los años esa herida dejada por la invasión ha ido sanando sobre todo en las nuevas generaciones, todavía un sector de la población recuerda y juzga aquel éxodo.

Un país más conservador


Sus enormes reservas de petróleo lo han convertido en uno de los países más ricos del mundo y también, comparado con otras monarquías del Golfo, cuenta con un sistema político más abierto.


Pero a pesar de su riqueza y de contar con el parlamento más antiguo y más influyente de los seis Estados que conforman el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, Kuwait todavía sigue siendo un país "muy" conservador.


Kristian Ulrichsen, de la Universidad Rice, señala que este aspecto de la sociedad kuwaití se ha acentuado y ha perdurado 30 años después de la invasión.


"Creo que el trauma social fue tan grande que los kuwaitíes se volvieron más islamistas y en cierto modo más conservadores".




"Nuestro profeta es más preciado que nuestra vida", se lee en una pancarta en una protesta en Kuwait en contra del semanario satírico Charlie Hebdo, luego de la publicación de una caricatura en la que se mostraba al profeta Mahoma en llanto.


Este conservadurismo abarcó incluso las relaciones con otras naciones de la región.


"Antes Kuwait ofrecía ayuda económica a otros países en Medio Oriente, luego se dieron cuenta en 1990 que algunos países que se habían beneficiado de la ayuda kuwaití, como Jordania y Yemen, respaldaron a Saddam Hussein o trataron de ser neutrales durante la invasión. Por lo que los kuwaitíes dejaron de confiar tanto en sus vecinos".


En las últimas décadas, la nación de mayoría musulmana sunita ha visto ciertos progresos sociales como la introducción del voto de la mujer en 2005 y de un dictamen para que las mujeres obtengan pasaportes sin el consentimiento de sus esposos en 2009.


Pero también ha habido episodios en los que se ha acusado al gobierno de coartar libertades, como cuando se le prohibió a varios canales de televisión emitir informaciones sobre un supuesto complot contra el sistema de gobierno en junio de 2014 o cuando el líder opositor Mussallam al-Barrak fue sentenciado a cinco años de cárcel en 2013 por "socavar la autoridad del emir".

Una economía más dependiente del petróleo


Todo conflicto bélico trae consecuencias económicas y esta invasión generó pérdidas multimillonarias para la región y muy especialmente para Kuwait.


La industria petrolera fue la más golpeada tras la quema de cientos de pozos petrolíferos kuwaitíes por el ejército iraquí a principios de 1991, pero desde entonces el sector se ha recuperado.



Kuwait es uno de los mayores exportadores de petróleo en el mundo.


"En 1990, justo antes de la invasión, solíamos producir 1,5 millones de barriles diarios (mbd), y actualmente estamos en los 2,8 mbd, por lo que se puede decir que la producción ha mejorado considerablemente", ‪asegura Nayef Al-shammari, profesor de Economía de la Universidad de Kuwait. ‬


En aquella época los ingresos generados por la explotación de petróleo representaban casi el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, recuerda el economista, y ahora rodean el 60%.


"Ahora dependemos mucho más del petróleo, pese a que siempre se está hablando de planes para diversificar la economía".


Actualmente el país se sostiene gracias a las multimillonarias exportaciones de petróleo que aportan más del 90% del total del presupuesto nacional, un porcentaje también superior a la preguerra.


Al-shammari juzga que una invasión como la de 1990 debió haber fomentado mejoras estructurales, pero esto, según dice, no pasó en Kuwait.


"Hubo mejoras sociales y un cierto progreso político, pero las distorsiones

4/8/22

ARGUMENTOS LEGALES DE LA GUERRA DE 1991



A 32 años de la llamada Guerra del Golfo Pérsico algunos entretelones jurídicos y políticos de su inicio





Una cuestión que sigue estando guardada en los polvorientos anaqueles del estado argentino es el asunto de la misión “Alfil 1” que participo en la llamada “Tormenta del desierto” allá por inicios de 1991 cuando el mundo entraba en una nueva era geopolítica dominado por una visión hegemónica y expansionista de una superpotencia sin rival.

El desconocimiento que se advierte en los estamentos del estado sobre este hecho de la historia contemporánea no es casual. Más bien deberíamos verlo como un intento vano por esconder la cuestión, no tanto por un compromiso político y diplomático con el actual Iraq o con los mismos EEUU a quien brindo apoyo, sino más bien para despistar, cansar y desalentar los reclamos de quienes participaron en aquella misión.

Y esto no es una mera suspicacia. Desde hace un tiempo hasta aquí los formales pedidos de información cursados a la Armada para que abra sus documentos referentes a los detalles de la misión, se han visto retrasados por resoluciones contradictorias que no asombran. Hay claramente una intensión por dilatar y dificultar el libre acceso a dichos plexos informativos que son posibles de consultar sin restricciones más allá de la actual excusa de la pandemia.

Precisamente la aparición de la pandemia del SARS-COV2 por finales del 2019 y posterior decreto presidencial del 20 de marzo de 2020 ordenando el Aislamiento Preventivo y Obligatorio interrumpieron las consultas presenciales en los archivos de la Armada Argentina. Desde ese entonces el acceso a dicha dependencia en la Ciudad Autónoma ha sido restringida a esporádicos y pocos contactos por mail.

Cuando inicie esta investigación sabía que se debía canalizar por los carriles y formas administrativas correspondientes algo que, no obsta a el acceso a dicha información histórica. Cualquiera con un interés legítimo o un derecho subjetivo tiene la posibilidad de reclamar que se abran los archivos y a su costa, recabar lo que sea de su interés siempre y cuando la información requerida no sea calificada de secreta, confidencial o reservada algo para lo cual deberá hacérselo por intermedio de un juez.

En el caso de esta información solicitada, la misma más allá de la calificación arguída por la Armada estaría disponible al solicitante (Cfr. Art. 8 inc. a Dto. 206/17)

Lo referente a la misión naval argentina en el Golfo Pérsico es parte de la historia y como tal, debe ser accesible al conocimiento de cualquier ciudadano, máxime si es la ley la que prevé esta posibilidad (Cfr. Ley 27.275 y su Dto. Reg. 206/2017 de acceso a la información pública). Con esto, el acceso a dicha información no debería ser un problema máxime cuando es posible su acceso vía digital (Cfr. Art. 5 y 6 del Dto. 206/17).

Pero con lo experimentado por quien escribe, estos requisitos no parecieran ser suficientes para la burocracia de la Armada como gran parte de la administración pública del estado, bajo la excusa del Aislamiento Obligatorio (ASPO), ponen trabas al efectivo acceso a la documentación de esa campaña naval.

Contrariamente a esta situación, en EEUU su acceso (pese a sus propias restricciones administrativas) es viable de obtener. Consultando sus fuentes oficiales y de asociaciones civiles que se avocan a trabajar por la transparencia gubernamental fue que tome conocimiento y acceso a la información de cómo se llevaron adelante los preparativos y las acciones para llevar adelante las operaciones “Escudo del Desierto” y “Tormenta del desierto” que surgen de documentos oficiales del Departamento de Defensa, de la Armada y de la misma Casa Blanca.

Entrando en tema y para entender el marco normativo veamos cual era el marco fáctico en el Golfo Pérsico después del 2 de agosto de 1990. Primero de todo, la invasión iraquí no pareció tomar por sorpresa a la Casa Blanca no solo por la reacción del mismo presidente George Bush sino por el exageradamente rápido despliegue de tropas sobre Arabia Saudita. Apenas unos días después de la toma de Kuwait desde su base en Alemania llegó a Arabia Saudita la 82º Aerotransportada que casualmente unos meses antes venía realizando aprestos y una exhaustiva revisión de sus equipos.

Con esta primera pista podemos intuir que algo se sabía en Washington. Pero ¿Era posible eso?

Para la Casa Blanca y en particular para el presidente George H. Bush el evento no había sido una sorpresa y mucho menos una situación imprevista. Muchos documentos de meses previos a que se produjera la crisis en Kuwait, arriman elementos que dan cuenta de una estrecha incumbencia que Washington, sus estamentos militares y de inteligencia mantenían en los asuntos internos no solo en Kuwait e Iraq sino de todo el Golfo (tras la guerra de Irán e Iraq).

Solo como ejemplo recordemos las estrechas y promiscuas relaciones preexistentes y simultaneas en el área de inteligencia entre Washington, Bagdad y Teherán en el marco de la guerra de aquel entonces que fue motivo de un escándalo épico (Fuente: S. Rept. No 100-216, 100th Congress, 1st Session Report of The Congressional Committees Investigating The Iran-Contra Affair, Apendix A: Vol 1 (Washington DC, 1988).

Pero no necesitamos irnos a consultar documentos clasificados o de alto secreto del gobierno norteamericano para dilucidar estas incumbencias. Los reclamos de Bagdad a Kuwait y Arabia Saudita por deudas generadas por la guerra con Irán y la intercesión de la CIA en toda esta circunstancialidad puso de manifiesto que La Casa Blanca no podía mostrar sorpresa en el desencadenamiento de la crisis, mucho menos con lo visto tras la entrevista (unos días antes) entre la embajadora April Glaspie y Saddam Hussein.

El paso del tiempo ha permitido que varios documentos de diversa entidad que circunscriben la intervención estadounidense, hayan sido liberados al conocimiento público gracias a las asociaciones civiles y de investigadores particulares que bregan por la efectiva libertad de información que en EEUU están legitimados para solicitar todo aquello que haga los actos de su gobierno federal.

A través de estas fuentes informativas veremos cómo se engarzó la llamada “Coalición Aliada” que fue la fuerza militar multinacional en la que la Argentina participó desde su etapa previa hasta las hostilidades que se extendieron desde el 17 de enero al 28 de febrero de 1991 (Cfr. Consta en el listado de un informe del Congreso). Una cuestión debe quedar clara y ella es que más allá de las tratativas y las resoluciones de Naciones Unidas (en especial la 678) La Casa Blanca y sus estamentos de la defensa produjeron de forma paralela sus correspondientes herramientas legales para poner en marcha el despliegue masivo y la justificación político legal de concentración de fuerzas militares en lo que sería el Teatro de una acción bélica.

Para ello el presidente estadounidense maneja ciertas herramientas legislativas que hacen a su potestad como “comandante en jefe” de las Fuerzas Armadas. En ese carácter tiene la facultad de emitir ordenes ejecutivas y Directivas con las cuales George H. Bush puso en marcha el temprano y presuroso despliegue militar que bajo la excusa de montar una defensa de Arabia Saudita -contra una supuesta intensión expansiva iraquí- (Op. Escudo del Desierto) que tras asegurar los campos petrolíferos de ARAMCO. OIL más tarde pasaría a mostrar su fase ofensiva (Op. Tormenta del Desierto).

Sobre esto algunos analistas israelíes -con mucho interés en el caso- ya concluían que la fase del Escudo del Desierto había sido una fase de preparación para el lanzamiento de las hostilidades del 17 de enero, ratificando así el desencadenamiento de los hechos.

Lo primero que hizo George H. Bush fue firmar el mismo 2 de agosto una Orden Ejecutiva ordenando congelar las cuentas bancarias y las transacciones provenientes de Kuwait e Iraq instruyendo a que el Departamento del Tesoro y la Secretaría de Estado lleven adelante todas las acciones necesarias a dicho fin. Como podemos ver, el embargo unilateral comenzó mucho antes de que Naciones Unidas emitiera sus resoluciones destinadas a trabar embargo y bloquear sus rutas comerciales, las cuales constituirían acciones hostiles contra Iraq.

Pero aún antes de estos eventos, Washington y en particular la CIA estaban al corriente del diferendo existente entre Kuwait y Bagdad por los campos petrolíferos del sur. Incluso más. Un año y medio antes de que comenzaran estos reclamos, el Pentágono por intermedio del General Norman Schwarzkopf en su por entonces carácter de jefe del Comando Central de los EEUU (USCentCom) participaba como observador en las maniobras conjuntas con el ejército iraquí, el cual era una ficha estratégica de Washington contra la amenaza soviética y un peón sacrificable para frenar a Irán.

En ese marco de estrechas relaciones con Bagdad y en previsión de un cambió que se daría con el colapso de la URSS fue que tejieron los argumentos legales.

Estos entretelones nunca fueron conocidos por los responsables políticos y militares argentinos, algo que, de haberlo sabido, lo habrían pensado mejor.

La movilización militar al Golfo Pérsico se fue incrementando al paso de las semanas llamando a que otras naciones se plegaran a sus esfuerzos como una condición sin la cual no podrían haber ejecutado lo que devendría.

Entre quienes establecieron un contacto temprano (y por una casualidad) fue precisamente el gobierno argentino, que por intermedio de la delegación del Ministerio de defensa encabezada por el entonces ministro Humberto Romero que se hallaba en visita en los EEUU, ofreció a sus anfitriones en el Pentágono su abierta cooperación material (mucho antes de que Naciones Unidas expidiera la resolución 678).

Entre tanto, los informes de la CIA y demás fuentes de inteligencia de orden militar fueron dando a La Casa Blanca un panorama diario de como evolucionaban los eventos en la región y en base a ellos La Casa Blanca tomaba sus decisiones ejecutivas. Estas solo son las principales piezas legislativas (de orden ejecutivo) de una maraña de memorandos internos y ordenes que pusieron en marcha la iniciativa norteamericana.

El 20 de agosto de 1990 George H. Bush emite la Directiva 45 por la cual entera a todo su Staff (entre ellos al Secretario de Defensa) los intereses que lo movieron a su redacción y los propósitos a lograr. Es precisamente allí donde se exponen los fundamentos y los objetivos para intervenir en el asunto sin que entre los principales se cuenten “el derecho internacional”, “la busqueda de la paz y la seguridad” o a lo menos, colaborar con algún esfuerzo de Naciones Unidas.

El primer párrafo de esta directiva (lo que demarca su importancia) reza “Los intereses estadounidenses en el Golfo Pérsico son vitales a la Seguridad Nacional” y “el riesgo de los intereses vitales de EEUU”, dejando bien en claro que EEUU va a la región -ante todo- a velar por sus intereses que para ese entonces se reflejaba en el control y la seguridad de la producción y transporte de crudo.

Subsidiariamente y como otros argumentos para justificar la masiva remisión armada invoca el Capitulo VII y su art. 51 de la Carta de Naciones Unidas y a una respuesta a la “solicitud de Arabia Saudita” con quien expone un compromiso que extiende a “otros estados amigos de la región del Golfo” ante una inminente -pero nunca cumplida- expansión iraquí.

En lo diplomático ante todo se menciona el interés por proteger a Arabia Saudita y solo se hace una mera y concisa mención a las resoluciones del foro sin darles una entidad decisiva. La mención de alguna “fuerza de paz” de Naciones Unidas brilla por su ausencia y ello por el simple motivo de la naturaleza de las operaciones que se iban a ejecutar. Es por ello que durante años este documento y otros de la misma clase estuvieran alejados del conocimiento público bajo los caracteres de CLASIFICADO o ALTO SECRETO.

Otro documento legal clave fue la Directiva 54 del 15 de enero de 1991 por la cual se hacen precisiones sobre el alcance de las operaciones militares que se enmarcarían en una “agresión iraquí en el Golfo”; esto es importante de tener en cuenta ya que con ello Washington justificaba y delimitaba el alcance geográfico del teatro de operaciones. Aquí también deja expreso que las acciones serían encabezadas por las fuerzas de EEUU en coordinación con las fuerzas de “nuestros socios de la coalición” -entre ellos Argentina- haciendo una enumeración de propósitos a lograr que claramente exceden los objetivos sugeridos por Naciones Unidas.

En el punto 4 se especifican dos objetivos a cumplir en tanto se desarrollaran las acciones que eran, minimizar las bajas propias y recudir el colateral damage entre la población civil iraquí que tal como extensamente se ha documentado, no se cumplieron.

En el punto 5 dejo en claro que EEUU “buscaría la máxima participación de sus socios de la Coalición en todos los aspectos de las operaciones”, determinando el involucramiento que tuvieron en las hostilidades.

A su vez remite a la NSD 26 del 2 de octubre de 1989 y la NSD 45 previamente citada para argumentar la apertura de las hostilidades contra Iraq. En ambas piezas legales el centro radica en la protección de los intereses estadounidenses haciendo puntual incapié en su preocupación por los recursos petrolíferos.

En lo que hizo a la navegabilidad de una flota de guerra como la que se conformó para estas acciones, Washington se aseguró de contar con el permiso de libre tránsito de los estados rivereños occidentales árabes cuidando a su vez no violar las aguas territoriales de Irán (200 millas, Convemar).

En lo que hizo a los argumentos legales de Argentina para ingresar a la Coalición multinacional poco importan dado que, tal como los hechos históricamente lo demostraron, su grupo de Tareas “Alfil 1” se subordinó a una planificación, dirección y ejecución del Comando de operaciones liderado por los EEUU en Riyadh, todo ello enmarcado en las directivas y las ordenes ejecutivas que aquí hemos revisado por arriba.

26/7/22

TRAS DE 32 AÑOS DE LA GUERRA A IRAK HOY LE DICE QUE LO QUIERE AYUDAR, VAN POR EL PETROLEO ???



VIENDO ESTE TESTAMENTO LA FALSEDAD DE LOS EE.UU AL OFRECERLE SEGURIDAD MARITIMA DEL GOLFO PERSICO, CUANDO LOS YANQUES LE HICIERON LA GUERRA DONDE NUESTRO PAIS AYUDO CON CONVOYES DEL TREN DE BARCOS LOGISTICOS. Y EN MALVINAS ESTABAN A LADO DE LOS INGLESES, SIN PALABRAS...
Mejorando la Cooperación Marítima: Una Declaración Conjunta entre la Armada de Irak y la Quinta Flota de EE. UU.

DE NAVCENT

El siguiente es el texto de una declaración conjunta de la Marina de Irak y la Quinta Flota de EE. UU.: El Vicealmirante Brad Cooper, comandante del Comando Central de las Fuerzas Navales de EE. UU., la Quinta Flota de EE. UU. y las Fuerzas Marítimas Combinadas, se reunió con el Vicealmirante de Estado Mayor Ahmed Jasim Maarij Al -Zayed, comandante de la Marina de Irak, el 25 de julio, en Bagdad, Irak, para discutir oportunidades futuras para 
la cooperación en seguridad marítima en el Golfo Arábigo.

El siguiente es el texto de una declaración conjunta de la Marina de Irak y la Quinta Flota de EE. UU.:

El Vicealmirante Brad Cooper, comandante del Comando Central de las Fuerzas Navales de EE.UU., la 5ª Flota de EE.UU. y las Fuerzas Marítimas Combinadas, se reunió con el Vicealmirante de personal. Ahmed Jasim Maarij Al-Zayed, comandante de la Marina de Irak, el 25 de julio en Bagdad, Irak, para discutir oportunidades futuras para la cooperación en seguridad marítima en el Golfo Arábigo.

Los dos líderes compartieron sus visiones para la seguridad marítima regional y acordaron continuar fortaleciendo las relaciones a través del intercambio de información de inteligencia y experiencias para brindar oportunidades de capacitación que mejorarán la competencia de los miembros de la fuerza naval iraquí como oficiales y alistados, y continuar la patrullas navales de todos los países regionales en el Golfo Arábigo para mantener la seguridad marítima y promover el libre flujo del comercio y la estabilidad en aguas regionales e internacionales.



24/7/22

DOMINGO CAVALLO ANUNCIA NAVES ARGENTINA EN EL GOLFO PERSICO 1990



 
Bs. As.: Conferencia de prensa del canciller Domingo Cavallo donde habla del inicio de las operaciones de ataque a Irak contra los objetivos precisados y las funciones que cumplen las naves argentinas en el Golfo Persico. 

Imagen del ministro Guido Di Tella junto a Domingo Cavallo. Luego los periodistas le formulan las siguientes preguntas:

 -¿Puede establecer que otras nacionalidades son las que se han evacuado, que otros países latinoamericanos, gente de otros países? 

-¿Canciller, si nuestras naves están en operaciones a pesar de que están a kilómetros de distancia, en el departamento de Estado hay un comunicado y dijo que forman parte del grupo que ha empezado la operación "Tormenta del Desierto", concretamente es tarea de apoyo logístico, esta dentro de la guerra mismo el que alcanza la bomba como el que la tira? 

-¿Por qué no se determino que esas fuerzas volviesen? Fecha: 29/12/1990




Domingo Cavallo, en su rol de ministro de Relaciones Exteriores y Culto, comunica el envío de tropas argentinas al conflicto bélico desarrollado en el Golfo Pérsico. De esta manera, a un mes y medio de producida la invasión al Emirato de Kuwait (operación militar llevada a cabo por Irak), Argentina se convierte en el primer país latinoamericano en participar del bloqueo militar (como primera medida) contra el país invasor, acorde a la estrategia esgrimida por la fuerza de coalición liderada por los Estados Unidos. 

En su discurso, Cavallo explica la decisión histórica de la presencia de las Fuerzas Armadas argentinas en el Golfo, en cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y argumenta que es en favor de una paz verdadera y duradera para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

18/7/22

"32 AÑOS DESPUES"





Casí treinta años después de la campaña naval al Golfo Pérsico, uno de sus protagonistas argentinos nos cuenta las intimidades de las horas previas al inicio de la guerra.









Así como lo dice el titulo de éste artículo, pasó ese tiempo de aquella intervención naval de la Argentina en la crisis y posterior guerra del Golfo Pérsico de 1991 y pese al tiempo transcurrido no hay avances de parte de su gobierno sobre alguna determinación por reconocer los méritos de los miembros del Grupo “ALFIL 1”. 

Pero esto es algo que no sorprende si vemos como se han manejado otros temas de trascendencia en los que la responsabilidad estatal se ha visto involucrada.

Casi treinta años de aquella campaña naval que representó para el país y para la Armada en particular una experiencia extraordinaria en lo que hizo a una de las operaciones militares más complejas de finales del siglo XX. Pero aunque la historia que ha documentado aquella crisis (nacida por la invasión de Iraq a Kuwait) que terminó en una guerra abierta entre Iraq y una Coalición de treinta y un países liderada por los EEUU es muy escueta en detallar las reales consecuencias que acarreó para todos los participes, siguen quedando como los mejores documentos los testimonios de sus protagonistas.

Si le preguntásemos al actual gobierno argentino o a una de sus direcciones gubernamentales (incluyendo a la Armada por supuesto) ¿Cuáles fueron las implicaciones y los detalles operativos de aquel entonces?, encontraremos miradas absortas en algunos, explicaciones simplistas en otros un total silencio en otros que demuestran en parte, un absoluto desconocimiento de aquella misión.

 En parte ello es entendible ya que no podríamos acusar de ignorancia a los nuevos funcionarios y empleados gubernamentales que tenían dos años de edad o incluso no habían nacido cuando se produjeron aquellos eventos. Igualmente (y es de suponer) que por cuestiones de capacidad e idoneidad para ocupar el cargo deberían estar preparados para los puestos que ocupan. Como diría alguien “la ineficaz burocracia en todo su esplendor”.

Pero las vivencias de los marinos argentinos del grupo (G.T.88) compuesto por la corbeta “ARA Spiro” y el destructor “ARA Almirante Brown” viven en cada uno de ellos aún, cuando la mayoría las calle por ese estúpido temor reverencial que muchos se ellos siguen albergando hacia una superioridad que ya no existe. Incluso ya varios han dejado este mundo sin haber plasmado sus testimonios de aquellas jornadas.

¿Dónde estaba el grupo “ALFIL 1” en aquel día “D” que dio comienzo a las hostilidades? La respuesta del gobierno que se apega a la historia escrita por los documentalistas norteamericanos dirá que las unidades navales del grupo se hallaban operando en cumplimiento de un mandato que impuso sanciones económicas a la república de Iraq determinadas por resoluciones de Naciones Unidas. Hoy sabemos que ello fue una falacia ya que, no existió ningún mandato de la organización y aquellas resoluciones nunca fueron obligatorias para los países miembros, en especial para la Argentina que ingreso a la Coalición por un estricto interés político.

Igualmente eso fue lo que se le vendió al personal militar interviente y a la opinión pública en general.

Pero así estaban las cosas por ese entonces. Una década se inauguraba y con ella nuevas circunstancias geopolíticas se avizoraban en el horizonte y con ellas, las consecuencias para el futuro. La URSS se derrumbaba y los EEUU no tardarían en clamar por la necesidad de un Nuevo Orden Mundial que casualmente, fue oficialmente inaugurado por George H. Bush tras esta guerra. Pero las vivencias en primera persona de quienes participaron en la “crisis y guerra” en el golfo siguen siendo irremplazables para conocer que fue lo que sucedió realmente.

Así nos lo comenta uno de ellos en un mail llegado a mi oficina el 8 de enero pasado en cual nos cuenta: “Unos días antes de que se desatara el conflicto, se caraterizaron por intensos movimientos y operativos militares en toda el área que se podían advertir con los desplazamientos de los buques de ataque norteamericanos, británicos y franceses que pasaban por el Golfo de Omán en dirección al norte. Otro indicio era el nerviosismo que flotaba en el aire y que se palpaba en la rigidez de los oficiales a cargo de la misión. También lo fue el estar constantemente checkeando el funcionamiento de los cañones automáticos, el sistema de “Chaf” antimisiles y el armamento de abordo. En esos momentos lo que se sabía de lo que estaba ocurriendo en las tratativas que se llevaban en Naciones Unidas por distender la situación, era lo que CNN y sus repetidoras publicaban por TV, es decir nunca supimos lo que realmente ocurría”.

Nos queda claro que nuestro camarada a se hallaba junto a sus compañeros operando en el Golfo de Omán, que se hallaba a cargo del ARCENT que dependía en ultima instancia del CENTCOM el cual era para ellos el “Comando Operacional Superior” (Resoluciones EMGA n° 155/96 y 328/13). Y nos continuó relatando:

“Los estadounidenses y sus socios mostraban la seguridad de que habría guerra. Las municiones y el combustible ingresaban a granel algo que llevaba a dicha conclusión. Quienes estaban operando en donde nosotros estábamos eran los del Cuerpo de Ingenieros de la Armada (U.S. Army Corps of Engineers) quienes bajo el SUPCOM (Abastecimientos subordinado al CENTCOM) proveerían el apoyo logístico y soluciones técnicas a las unidades de batalla. Un dato que jamás supimos era que estos mismos tipos habían estado aquí mismo participando en el mes de noviembre de 1989 en unos ejercicios conjuntos denominados “OPLAN 1002-90” que se mejorarían para julio de 1990 mediante otro ejercicio informático, una simulación en computadora denominada “INTERNAL LOOK-90” que casualmente tuvieron como hipotésis de conflicto, defender al reino de Arabia Saudita de una supuesta invasión por parte de Iraq”.

“Todo eso obviamente era ignorado por quienes cumplíamos ordenes y (viéndolo a la distancia) no me quedan dudas de que incluso que ni siquiera el gobierno de Menem y Caballo estaba al tanto de estas circunstancias, por lo pronto nosotros cumplimos con nuestras tareas”.

El destructor que había perdido uno de sus helicópteros “Aluette” en maniobras sobre el Mar Rojo allá por octubre de 1990, debía ser reemplazado por otro que llegaría por un transporte aéreo desde Buenos Aires. Sobre esto nos relata diciendo: “La fecha límite del ultimátum de las 00hs del 16 de enero estaba próxima y era imperioso reponer uno de los “Aluette”a su llegada. Sin ese aparato, las tareas del grupo podrían haberse visto seriamente limitadas comprometiendo incluso la seguridad del grupo. Por suerte el día 14 de enero los aeronáuticos “la Brown” fueron a recibir al avión Hercules C-130 de la Fuerza Aérea que llegó al Aeropuerto de “Fuyeira” (Emiratos Árabes Unidos) trayendo el helicóptero de repuesto; eso nos levantó el ánimo”.

“Recuerdo que el tiempo estaba inestable y solo unos días antes tuvimos fuertes tormentas que de haber continuado habrían retrasado llegada del avión e incluso el inicio de las operaciones. Una vez que embarcaron el Aluette “3H115”, los mecánicos lo acondicionaron para que estuviera listo para comenzar sus salidas”.

“Me acuerdo que fue un jueves. Como voy a olvidarlo. El día 16 de enero fue el último de un periodo de expectativas e incertidumbre y quienes pudieron bajar a tierra para estirar las piernas antes de zarpar lo hicieron. Yo no pude bajar así que no me quedo otra que revisar el equipo. Las comunicaciones se volvieron más constantes y las instrucciones para nuestro grupo caían como catarata, el momento se acercaba y la tensión aumentaba. La presión se hacía sentir con cada hora que pasaba”.

“La noche llego y nos aprestábamos para lo peor. En la madrugada del 17 de enero, cerca de las 2.30 hs algunos helicópteros volando en cercanías del puerto donde estábamos me movilizaron a prenderme un pucho y esperar el relevo. La hora clave se acercaba y con ella el silencio de una falsa calma se fue haciendo cada vez más imperante. Asiífue hasta que somos informados de que han comenzado las operaciones de interferencia electrónica de las comunicaciones en toda la zona con la finalidad de anular los sistemas de defensa antiaérea y de mando y control iraquíes. Tan potentes fueron las interferencias electromagnéticas que nuestras propias comunicaciones abordo estuvieron inhabilitadas hasta un tiempo después del inicio de los ataques aéreos”.

Y así fue. En medio de excitación, nervios y mucha incertidumbre tomamos conocimiento que a las 0400hs de la madrugada del 17 de enero daba inicio a la Operación Tormenta del Desierto. Los leves truenos que se escuchaban a lo lejos eran los misiles “TomaHawk” que comenzaron a ser lanzados desde los buques en el horizonte dejando el rastro de humo blancuzco detrás. Me di cuenta que la paz se había terminado y de ahora en adelante estábamos en medio de una guerra. Inmediatamente comenzamos con nuestras tareas de apresto para iniciar nuestra parte en las operaciones para lo cual, cada sección debía estar alerta en los objetivos asignados. Las órdenes fueron zarpar y establecernos en las aguas próximas a “Fuyeira” para iniciar las operaciones de aseguramiento de la zona. Todo podía pasar y no queríamos ser sorprendidos. Y fue así que salimos del puerto a las 10:30hs de ese mismo 17 de enero y cumpliendo con el entrenamiento para combate nos fondeamos en las aguas próximas”.

Desde ese momento las salidas de aviones desde los portaaviones yankis, especialmente el “USS Midway” se hicieron incesantes. Con el pasar de los días fuimos avanzando y adentrándonos en las aguas del Golfo Pérsico donde llevábamos adelante las misiones de escolta y vigilancia de los convoyes logísticos que iban ingresando al Teatro de operaciones algo que nos puso en la mira de cualquier potencial ataque enemigo o de tropezar con algunas de sus minas”.

17/7/22

EL GENERAL NORMAN SCHWARZKOPF CONDECORADO POR LA REINA ISABEL








Norman Schwarzkopf, el general que cambió la forma de hacer la guerra
El general que tuvo un papel central en el conflicto contra Sadam Husein en 1991 Ha fallecido a los 78 años en Tampa




Schwarzkopf, en una imagen de 1990.

Artífice de una de las mayores victorias de la historia militar norteamericana, el general Norman Schwarzkopf falleció el jueves a los 78 años de edad, en su residencia de Tampa, en Florida, según confirmó el Pentágono. La causa fue una neumonía, que había contraído de forma reciente. Al mando del Comando Central de Estados Unidos, en 1991 orquestó la liberación de Kuwait de las fuerzas invasoras iraquíes en la llamada Guerra del Golfo, inaugurando una nueva forma de hacer la guerra, menos dependiente de las operaciones terrestres de infantería al uso.

Schwarzkopf (Trenton, 1934) emergió en los años 90 del siglo pasado de una relativa oscuridad para liderar a las fuerzas norteamericanas en un tipo de conflicto muy diferente a los que EE UU había visto hasta aquel punto en el siglo XX. La primera Guerra del Golfo la decidieron una serie de operaciones aéreas que debilitaron notablemente al enemigo iraquí, con un número muy reducido de bajas entre las filas aliadas. Sólo murieron en operaciones directas de combate 147 soldados norteamericanos. Atrás quedaban los 58.156 estadounidenses fallecidos en el largo conflicto en Vietnam.

El general conocía bien las lecciones de Vietnam, porque allí había servido en dos ocasiones. Primero, como capitán. Luego, como teniente coronel y comandante de brigada. En su segunda misión en el país asiático fue herido en tres ocasiones y ganó tres Medallas de Plata a la valentía en el campo de batalla. Un episodio muy citado, de 1970, es aquel en el que varios de sus hombres quedaron atrapados en la península de Batangan, en un campo sembrado de minas. El general ya había sido evacuado, en helicóptero, pero decidió regresar y apearse, para permanecer con sus soldados y liderarles en aquel trance.

Schwarzkopf avanzó en los rangos castrenses y en 1988 fue ascendido a general, y jefe del Comando Central de EE UU. En agosto de 1990, Irak invadió Kuwait. Después de recorrer y agotar las vías diplomáticas, EE UU, al frente de una coalición de una treintena de naciones, pasó al ataque, en la madrugada del 17 de enero de 1991. La llamada Operación Tormenta del Desierto quedó inaugurada con una serie de misiones aéreas que diezmaron rápida y notablemente a las fuerzas iraquíes. Aquello dio paso a una operación de infantería, por la vía terrestre, que en 100 horas quebró al ejército iraquí e impuso un alto el fuego. El conflicto acabó el 28 de febrero.

El general, dado a hablar frecuentemente con los medios y a expresarse con una franqueza al borde de la brusquedad, era un soldado hecho de una madera como no se había visto desde los tiempos de Dwight Eisenhower o Douglas MacArthur, en los lejanos años de la Segunda Guerra Mundial. Cuando representantes iraquíes se disponían a reunirse con él y otros norteamericanos, días después de su derrota, el general declaró a la agencia Associated Press: “Esto no es una negociación. No estoy aquí para ofrecer nada”.

Hubo algo que George Bush padre y el general Schwarzkopf no hicieron en 1991: marchar sobre Bagdad y derrocar a Sadam Husein. De ello se encargaría el segundo Bush, en una guerra iniciada en 2003 que se cobraría las vidas de 4.400 soldados norteamericanos. En aquella segunda guerra de EE UU en Irak, el presidente Bush tardó sólo 44 días en proclamar victoria a bordo de un portaaviones, cuando quedaban aun más de ocho años para que el último soldado norteamericano abandonara el país, por orden de Barack Obama.



El general Schwarzkopf, que había apoyado la candidatura a la presidencia de Bush hijo, fue muy crítico con la forma en que se planificó y se ejecutó la segunda guerra iraquí. “Desde muy temprano en la misión se asumió que la ciudadanía iraquí estaría esperando a que llegáramos allí”, dijo en una entrevista en el canal MSNBC en 2004. “Cabe recordar que en algún punto alguien dijo que se lanzarían flores a nuestro paso según legaríamos a Bagdad. Aquello mostró una falta total de entendimiento de la cultura con la que tratamos allí”.

“Con el fallecimiento del general Norman Schwarzkopf hemos perdido a alguien genuinamente americano”, dijo el presidente Obama, en un comunicado, el jueves. “Desde el servicio por el que se le condecoró en Vietnam a la histórica liberación de Kuwait, y su liderazgo al frente del Comando Central de EE UU, el general Schwarzkopf defendió orgulloso al ejército al que amaba”. El secretario de Defensa, Leon Panetta, le calificó, por su parte, de “uno de los grandes gigantes militares del siglo XX”.

Schwarzkopf había nacido en Trenton, Nueva Jersey, en 1934. Se licenció en ciencias por la universidad militar de West Point. Posteriormente obtuvo un máster en ingeniería mecánica por la Universidad de Southern California, especializándose en tecnología de misiles guiados. Bush padre le concedió la Medalla al Honor, una de las condecoraciones civiles más altas que se otorgan en EE UU. Le sobreviven su mujer, Brenda Holsinger, con quien se casó en 1968, además de dos hijas y un hijo.

7/7/22

“OPERATIVO ALFIL 1, HACE 30 AÑOS”




Cómo al paso de 30 años de aquella guerra internacional sigue siendo una batalla sin concluir para los veteranos argentinos






Hace 30 años atrás, para estos días, las dos naves argentinas del “Operativo Alfil I”, se encontraban en pleno de las operaciones militares de apoyo táctico y estratégico a la campaña militar contra las fuerzas iraquíes que se hallaban en Kuwait. A finales de enero de 1991, el destructor “ARA Ate. Brown” y la corbeta “ARA Spiro” terminaban una quincena infatigable de tareas de escolta y protección de las líneas logísticas que abastecían a los portaaviones que estaban lanzando los principales ataques aéreos sobre Kuwait e Iraq.


Eran momentos de mucha tensión. El ambiente era tan denso que como dice el dicho “se podía cortar con un cuchillo”. Las presiones que la misma situación de guerra en la que se encontraban las tripulaciones, se agregaban las que surgían de las relaciones jerárquicas ya no solo entre los mismos argentinos sino incluso, debiendo estar atentos a las órdenes y maniobras que disponían los cerebros navales desde el cuartel general del NAVCENT en Arabia Saudita, desde donde se coordinaban las acciones en una gran mesa de estrategia.


Aunque no se les comunicó a ningún miembro de las tripulaciones argentinas, todos –sin distinción entre oficialidad y suboficiales- estaban siendo observados y evaluados por los atentos ojos de los elementos norteamericanos que permanecían en el área de comunicaciones y que hacían de enlace con el Comando general. Aquellos tres marinos yanquis que el NAVCENT había enviado para instalar las antenas para comunicaciones en la “Brown”, eran también los ojos y los oídos de los encargados de la inteligencia de la campaña. Y es que los motivos eran tan importantes como determinantes; además de mantener los canales fluidos de comunicación, debían asegurarse de cuál era la moral y la disciplina de las tripulaciones y prevenir posibles inconductas que hubieran hecho fracasar las operaciones.


Sin dudas que fueron momentos muy duros; los minutos parecían horas y las horas semanas; y no solo los argentinos se vieron sometidos a estos extremos que crispaban los nervios. Sus mismos colegas norteamericanos, británicos y canadienses, cayeron en muchos casos, rendidos al poder de la presión que destruía los nervios de los hombres más firmes y preparados.


Desde la cubierta de la Brown



Hoy a 30 años y a lo lejos, se puede evaluar con mucha precisión, lo que represento esa posición de las tropas argentinas operando dentro de aquel letal teatro de operaciones y en una situación que solo aquellos hombres conocieron de primera mano. Justamente e 1º de febrero de 1991 desde las cubiertas de la “Brown” y la “Spiro”, los marinos argentinos contemplaban atareados como iban y venían los aviones de combate norteamericanos que despegaban del portaaviones “USS Midway”, punta de lanza que dio inicio a las operaciones de bombardeo contra Kuwait e Iraq y al cual asistieron hasta el final de la campaña.


Fueron testigos de cómo los aviones norteamericanos “A-6 Intruder” preparaban sus miras lanzado sus bombas en blancos remolcados por el “USS Kansas City”, que se hallaba navegando junto a ellos. O como podrían olvidar como aquellos gigantescos helicópteros “Chinook” de la naval estadounidense maniobraban por encima de la cubierta del destructor “Brown” para trasladar personal de un buque a otro; sin dudas que eso fue una experiencia profesional inédita, inimaginable y a l vez imborrable para los argentinos.


Inmersos en sus tareas de agitadas rutinas de combate, los argentinos debían estar listos para cualquier contingencia que por un mínimo descuido, podía ser fuente de un desastre. Las aguas del golfo estaban pobladas de problemas que podían llegar a ser letales y solo ellos, pudieron ser testigos de varios de aquellos. La fuerza de la Coalición naval no solo debió estar al pendiente –y bajo una total desinformación- de las amenazas militares que “Saddam” tenía apuntando hacia el Golfo, sino también de los varios peligros que ni siquiera tenían idea que existían.


Sin dudas de que fueron protagonistas de la última y más portentosa guerra naval que el siglo XX vio antes de finalizar. El poder destructivo de las armas empleadas y la cantidad en toneladas que se movieron por las peligrosas aguas del golfo pérsico para que los arsenales de las tropas terrestres y las “Santa Bárbara” de los buques como el “USS Midway” no detuvieran el fuego, sigue siendo uno de los temas que se atienden con mucha importancia en las cátedras de apoyo de combate y logística –entre otras- en la Academia Militar de West Point, ubicada en estado de New York, Estados Unidos.


El brazo logístico fue primordial para el éxito de la campaña “Tormenta del desierto” ya que sin el desarrollo de las operaciones de control, vigilancia y custodia de los transportes que entraban al Golfo por el estrecho de Ormuz, seguramente se habrían registrado graves incidentes, que acometidos por células extremistas dispersas en la región, hubieran causado una demora en el abasto para las tropas que debían mantener un fuego coordinado y constante, si no querían que las Brigadas mecanizadas iraquíes los aplastaran con algún contra ataque. Como dijo el diseñador de éstas operaciones logísticas, “debemos funcionar como un reloj de precisión; si no podemos garantizar eso, le diré Schwarzkopf que no inicie nada”.


Un Chinook sobre la Brown



Entre las tareas que el operativo “Alfil I” tenía que cumplir, era las de asegurar el paso de los buques tanque que debían aprovisionar a la flota que se hallaba en operaciones. Esto que los norteamericanos denominan “refuelling” o reaprovisionamiento de combustible, que en la situación de guerra en la que se encontraban, representaba un riesgo potenciado no solo por la posibilidad de ser sorprendidos por un misil –ej. Misiles costeros Frog- en medio de la operación de alije, sino también por la presencia de todo tipo de minas explosivas. Precisamente sobre esto último, a pesar de la operatividad de varios buques “barreminas” y de los incesantes vuelos de helicópteros que exploraban las zonas para detectar entre otras cuestiones, posibles minas flotantes, existían en ese momento otros tipos de estos ingenios que estaban en el fondo del lecho del golfo y operaban en una manera más sofisticada.


Si tan solo una de esas minas hubiera tocado a un buque en momentos del reaprovisionamiento, se hubiera desatado un infierno sobre el agua dejando muy pocas probabilidades de que hubiese supervivientes.


Lo mismo con los buques que trasladaban municiones, bombas y misiles para los aviones que estaban embarcados en los siete portaaviones que encabezaban las operaciones navales de apoyo a la ofensiva que se realizaría por las tropas en Arabia Saudita. El arribo sin pausa y con seguridad era primordial para garantizar eficacia en las operaciones que se delineaban desde el cuartel general en Riad, desde donde los generales y almirantes coordinaban con minucia los movimientos de cada operativo desplegado en el golfo.


Ninguna embarcación estaba desligada de la cadena de mando que provenía desde el NAVCENT enclavado en Riad, base estratégica que coordinaba y planificaba el desarrollo de las operaciones en los diversos sectores que comprendieron el Teatro. En esas planificaciones y en medio de las hostilidades, los argentinos demostraron profesionalismo y un entusiasmo poco esperado por algunos mal pensados coordinadores de la campaña que, dicho sea de paso, supieron cometer errores que demostraban estar alterados por la presión.


Se había formado una comunidad en la zona, aunque para nada relajada; en el Teatro de operaciones que se extendía desde la entrada del estrecho de Ormuz hasta el norte del Golfo, los buques podían verse las siluetas recíprocamente y a veces supieron estar tan cerca unos de otros, que lograban verse como sus camaradas norteamericanos corrían con el culo entre las manos ante situaciones que habían quedado consignadas a quedarse y no salir de allí. 

Recuerden sino aquel incidente del “USS Midway” que en apariencias y sin que se esperara, recibió un duro ataque con misiles que teóricamente –y según los expertos militares- no podían estar allí. ¿Qué hubiera sucedido si uno o esos misiles pasaban de largo y llegaban a una de las embarcaciones argentinas que estaba tan cerca? Solo para que el lector se haga a la idea de lo que podía haberle hecho un misil “Frog-7” a un buque como el Alte Brown o peor aún, a la pequeña corbeta Spiro, solo considere que al ser un vector de 9.1 metros de largo y con una cabeza armada de 550 kilogramos que ha ganado velocidad con un alcance de 75 kilómetros (mucho más que la distancia que patrullaban las naves), el solo imaginarse que uno de esos monstruos impactase por debajo de la línea de flotación en alguno de estos navíos, hoy estaríamos hablando de “bajas” y para el gobierno argentino, un dolor de cabeza para el cual no hay aspirina.



Ante la inminencia de los peligros que poblaron aquel cajón de aguas llamado “Golfo Pérsico” que lo asemejaba a un polígono acuático y pese a los informes del Departamento Naval estadounidense –en especial el director de la ONI- que concluyeron como destacable a la invalorable actividad de las dotaciones argentinas en las operaciones “Escudo del desierto” y “Tormenta del Desierto” , muchos se preguntan ¿Qué espera el gobierno argentino para reconocer a estos hombres su derecho bien ganado a ser reconocidos como VETERANOS?

6/7/22

“LA IMPORTANCIA DE LA FASE NAVAL”




¿Por qué la Campaña del Golfo Pérsico de 1990-1991 no pudo haber sido concretada con éxito sin la fuerza naval?




Como ha sido una costumbre en la historia de occidente y en la del mundo anglosajón en particular, solo los resultados favorables son dignos de contar y aún así, recién cuando ellos sean debidamente retocados a conveniencia de su historia política. Incluso, aquellos episodios desfavorables, serán contados de una forma amañada que los disfrase de epopeyas. Es por ello que los sucesos importantes y trascendentes de la humanidad tienen dos caras y solo una ha sido contada a las posteridades ¿Por qué? Pues porque se trata de seguir manteniendo un estado de cosas que importa al poder establecido.


Es de ese modo que manipulando a las generaciones venideras con falacias y mentiras, se puede perpetuar una idea, una política y con ello una historia determinada.


La guerra del Golfo Pérsico en 1991 como parte de la historia contemporánea y desde su más estricta fase militar, ha sido abordada desde una perspectiva acotada y reducida centrándose solamente en mostrar dos fases: La campaña aérea y la campaña terrestre dejando de lado arbitrariamente a la que proporciono el factor vital para poder desarrollar aquellas dos, la naval.


Este reduccionismo arbitrario se ha debido a una clara intensión de obviar los entretelones (políticos, económicos, diplomáticos etcetc) que rodearon al conflicto y a darle al evento un resultado efectista del triunfalismo estadounidense. Tal como un cuento para niños.


Pero la realidad de como ocurrieron las cosas es muy diferente a lo que un documental de la “History Channel” lo cuenta. Llendo al punto diremos que ni la Fuerza aérea ni las fuerzas terrestres reunidas en aquel momento no habrían logrado sus objetivos sin la existencia de un poder naval que hubiera contribuido y respaldado su presencia. Las razones de esta conclusión se basan ante todo en las características geográficas que presentaba aquel teatro de operaciones y la importancia geopolítica y estratégica del mismo.


Como se verá, el tema es mucho más complejo y enredado de lo que EEUU ha documentado y es necesario explicar por qué la fase naval fue preponderante para la eficacia de la Operación “Desert Storm” de 1991.

Desde el punto de vista geopolítico, el control de los espacios marítimos aledaños al objetivo planteado, era fundamental para garantizar la continuidad del flujo comercial del petróleo mundial. George H. Bush no habría podido impulsar aquellos planes sino le aseguraba al poderoso emporio petrolero (del cual participaba con “Arbusto Energy Oil Co”.), que el mercado del petróleo seguiría fluyendo sin inconvenientes desde el Golfo.


En momentos que se desato la crisis el 70 % de los recusos petrolíferos extraíbles se hallaban en la región del Oriente Medio, de los cuales dependían en diversos porcentajes Europa, Japón y los EEUU.


Recordemos que la administración de George H. Bush llegaba al poder con una Armada (US NAVY) materialmente mejorada gracias a la multimillonaria inversión de su predecesor que bajo la llamada “Doctrina Reagan”, puso en marcha –entre otras- la estrategia de Air land Battle que entre otros objetivos, tenía la de llevar adelante intervenciones en otros países siendo la marina la punta de lanza de las operaciones.


Pero si usted aún se esta preguntando cómo EEUU pudo organizar tan rápidamente su intervención en el Golfo en 1990 y golpear militarmente como lo hizo después, sepa que nada estaba abandonado al azar. Más allá de las ventajas que Washington saco de las circunstancias geopolíticas imperantes (caida de la URSS) y de su estrecha relación con el gobierno de Saddam Hussein durante la guerra con Irán, los asesores de Seguridad Nacional y sus cerebros tenían desde hacía mucho un plan de contramedidas para la región.


A mediados de la década de los setentas mientras Washington coqueteaba diplomáticamente con el gobierno del joven Saddam Hussein y su Departamento de Estado nominaba al Irán del Sha Reza Palevi como uno de los pilares estratégicos del Oriente Medio, en 1977 el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) aprobo la Decisión Directiva Presidencial n° 18 del presidente Jimmy Carter –Desclasificado el 1/06/1992- recomendando una estrategia que incluyera el uso de la fuerza en situaciones “no-OTAN” dentro del Oriente Medio en general y del Golfo Pérsico en particular.


Según algunas fuentes no oficiales, en este documento se prevé en los párrafos casualmente entintados (Censurados) un capitulo bajo el título “Middle East Contingencies” a los países estratégicos (Iraq e Irán) y el modo de intervernirlos en caso de que los intereses de EEUU se vieran en riesgo. Esta censura sobre dichos párrafos no fue casual ya que si Bagdad o Teherán se hubieran enterado de estas previsiones muy seguramente Washington no habría podido maniobrar como lo hizo durante toda la década de los ochentas.


Para occidente (EEUU y la Europa Occidental) las rutas marítimas de ingreso y salida del Golfo Pérsico eran y siguen siendo de importancia estratégica vital para las comunicaciones y el comercio. Es por ello que no hay que esperar que los portaaviones estadounidenses salgan del área. Incluso si en algún momento Washington considerase que ya no tienen propósito de operar allí, existen otros intereses en la región que no permitirán que se retiren, siendo uno de ellos los israelíes.


En 1979 la excusa para penetrar en el Golfo fue el hipotético peligro de una extensión del extremismo islámico iraní sobre la península árabiga y cuando ello dejo de ser funcional a sus objetivos, los cerebros en Washington pasaron a crear otro enemigo sacrificando a uno de sus socios como lo fue Iraq. Siempre habrá una excusa para que estas fuerzas de tareas flotantes (como el caso de la VII Flota) se encuentren allí (Al Qaeda, ISIS y el terrorismo es una de ellas). Estos fueron precisamente uno de los elementos preponderantes para desarrollar las fases tácticas que culminaron con el cese de las hostilidades en febrero de 1991.


El control de las líneas marítimas revistió –y actualmente sigue revistiendo- una importancia estratégica central para el desarrollo, preparación y ejecución de la “Tormenta del Desierto”, factor que al mismo tiempo fue torpemente desdeñado por los estrategas de Bagdad. Si Saddam Hussein y sus comandantes hubieran valorado en su debida medida el factor naval como un pilar estratégico para defenderse de una agresión externa, ciertamente que el resultado de la crisis de 1990 y su desenlace hubiera sido otro e incluso Iraq no habría sufrido la calamitosa invasión de 2003.


Se puede asegurar que el pilar naval fue decisivo para el desenlace de la guerra de 1991. Igualmente, su sola valoración no sería suficiente para lograr los objetivos tácticos y estratégicos que se pusieron en marcha contra Iraq. Las consideraciones sobre los medios para llevar la confrontación a ese escenario fueron exhaustivas y muy bien meditadas. Fue allí donde radicó como primer objetivo a concretar la “necesidad estratégica” de conformar una Coalición naval que asegurara el control total de las aguas territoriales árabes del Golfo Pérsico.


El componente de dicha Coalición estaba políticamente condicionada. La sola participación de buques de países miembros de la OTAN era no conveniente aunque ello no hubiera bastado para lo planeado. Igualmente señalemos que en aquel entonces había fuertes resistencias de varios socios de la alianza en participar de ésta aventura.


Pero ¿Cuál fue la primera señal de que habría una guerra? Precisamente, el esfuerzo diplomático de Washington ante Naciones Unidas por imponer un bloqueo marítimo.


En la guerra uno de los objetivos estratégicos primordiales es privar al enemigo de sustento y provisiones siendo necesario para ello cortar sus vías de comunicación comercial. A pesar de la pequeña costa iraquí, ampliada con la anexada kuwaití, era por donde salía una parte importante de su producción petrolera. El bloqueo naval era la táctica por excelencia para dicho fin aunque, se requería una justificación política de peso para desplegarla ex ante y que mejor para ello, que hacer participar a terceros países apoyándose en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas mediante una muy aún discutida interpretación del Capitulo VII de la Carta Orgánica.


En el caso de Iraq, cortar las ganancias de sus exportaciones petroleras y sus importaciones de bienes por mar fue el primer acto de beligerancia de EEUU y de la UEO (obviamente encubierto) como prolegómeno al ataque que se llevaría a cabo el 16 de enero de 1991. No olvidemos que entre medio de estos preparativos, los estadounidenses hicieron fracasar todas las conversaciones desestimando cualquiera de las propuestas de Bagdad y de otros países. En resumen ganar tiempo era el objetivo. Fue a instancias de la aquella funcionalidad de Naciones Unidas como Washington, con el apoyo de armadas de terceros países, que Washingotn logró establecer este primer objetivo estratégico de ahorcar el sustento económico de Iraq.


Asimismo la importancia de controlar el espacio marítimo no solo radicaría en la necesidad de establecer una ruta de aprovisionamiento logística segura para las tropas terrestres que irían acumulándose sino también, una política de control estratégico de todo el espectro más amplia y compleja, que se extiende hasta nuestros días. En ese marco, toda la ayuda posible era bienvenida e inestimable ya que la ocupación marítima era la plataforma sustentatoria de las acciones aéreas y terrestres por venir.


Amen a ello, hasta ese entonces no se tenía plena información de las capacidades antibuque de los sistemas iraquíes quienes en apariencia contaban con misiles costeros (Chinos y franceses) y baterías costeras fijas que podrían complicar en alguna medida las tareas de la Armada de EEUU. En lo referente a la capacidad de la Armada iraquí, poco había para considerar como una amenaza real aunque si, con los buques capurados a la pequeña armada real kuwaití que se hallaba compuesta por lanchas misilisticas modernas (Lanchas “Lürssen FPB-57”) que además de veloces, tenían montados misiles MM-40 “Exocet”.


VII Flota camino al Golfo Pérsico 1990

Con anterioridad y hasta 1990, EEUU tuvo límites en el control marítimo del Golfo Pérsico dedicándose a custodiar a los superpetroleros de los ataques iraníes. El confuso incidente del “USS-Stark” en 1987 dejo en claro los riesgos existentes. Solo Arabia Saudita proveía una cooperación apática y limitada a los movimientos estadounidenses, justificados en su interesado apoyo a Iraq contra Irán. 

Y no hay que perder de vista que dicho apoyo no estaba centrado en el “peligro del chiismo” o la “virulencia revolucionaria” de Khomeini promocionado con entusiasmo por los medios occidentales, no nada de eso. Lo único que querían los monarcas de la Casa real Hachemita era continuar gozando de sus privilegios y opulencia que proveía las ganancias del negocio del petróleo del cual participaban las Corporaciones y empresas estadounidenses entre las que se contaba “Arbusto Oil Energy.Co”.


Para cuando el 2 de agosto de 1990 estalló la crisis, la flota estadounidense en la zona bajo el comando COMMIDEASTFOR, no estaba a la altura de las circunstancias y hasta tanto se trasladara la VII Flota al Golfo Pérsico, convocar a una Coalición naval multinacional cubriría el vacío que se sumaría junto aquella a las primeras instancias de las operaciones tácticas de bloqueo contra Iraq. Hasta tanto llegara la VII Flota, la flota del “Miedio Oriente” realizaría las tareas de interceptación junto a los aliados que iban llegando.


Como puede verse, el celo de EEUU por centrar sus esfuerzos en consolidar un pilar naval en aquella oportunidad, estaba preconcebido. Fue por ello que Washington permitio a Iraq el acceso irrestricto de armamento terrestre y aéreo pero casualmente nunca alentó el crecimiento y modernización de su pequeña flota. Seguramente bajo el argumento de que la Armada de EEUU protegería su litoral contra las amenazas iraníes, convenció a Bagdad de no preocuparse por construir un poder naval propio. Como vimos, ello fue un error fatal para Iraq.


Pero fue este paulatino dominio del mar en el Medio Oriente y en particular del Golfo Pérsico que permitió a los EEUU, establecer el primer escalón de sus objetivos geopolíticos y estratégicos en la región, como hemos visto planificados con antelación siendo la Armada el factor gravitante para concretarlos.

1/7/22

DE MALVINAS AL GOLFO PERSICO


ARA SPIRO

ARA BROWN




Considera el articulista las posibles, y lejanas, similitudes entre la guerra del Golfo y las de las Malvinas. La capitulación total de los perdedores y el resurgir del nacionalismo son aspectos coincidentes en los dos conflictos.

La civilización no suprime la barbarie; la perfecciona. (Oscar Wilde).El 31 de marzo de 1982, millares de argentinos convocados por las organizaciones sindicales se congregaron en la plaza de Mayo para repudiar la dictadura. El régimen militar estaba en crisis absoluta y todo hacía pensar que no tardaría en caer. Más fuertes que el miedo, la furia, la desesperación y la esperanza, empujaron a la gente hacia la plaza. Dos días después, sin embargo, una multitud más numerosa aún se reunió en el mismo sitio para expresar su apoyo incondicional al general Galtieri. Los militares acababan de recuperar las islas Malvinas.

Unas semanas después, mientras la flota inglesa se dirigía al Atlántico Sur, apareció en París, en el diario Le Monde, una declaración firmada por varias decenas de exiliados. Condenábamos la invasión porque nos oponíamos al principio de resolución de conflictos por la fuerza, y sobre todo porque negábamos a la dictadura militar el derecho a ejercer cualquier acto en nombre del pueblo. También reivindicábamos el derecho argentino sobre las islas, condenábamos el neocolonialismo británico y el envío de su armada, por considerar que las potencias occidentales, en particular Estados Unidos, disponían de los resortes necesarios para obligar a los militares argentinos a dar marcha atrás.


El mismo día de la aparición del comunicado, muchos de los firmantes recibimos llamados insultantes o amenazadores. No provenían, como podría pensarse, de amigos de la dictadura, sino de exiliados o proscritos súbitamente presos de: un fervor nacionalista tal que les había hecho olvidar la naturaleza del régimen, el derecho a. disentir y hasta el sentido de la amistad. En el interior del país ese sentimiento fue mucho más poderoso. 

Atrapados entre la razón de sus convicciones y el estigma de traidores a la patria, los sectores más lúcidos y progresistas se vieron desde el principio reducidos a un impotente silencio y al aislamiento. Un par de años después, ya de regreso, me di cuenta de que desde dentro y en plena guerra la doble y equidistante razón del comunicado parisiense perdía su equilibrada polaridad y se tornaba en magma confuso. Que quizá en la marea emocional de una guerra de esas características, en la alternativa de elegir entre dos males, no es posible otra cosa que mentir callando y colaborar por simple omisión. Que en cualquier caso el estallido de la primera bomba pone automáticamente a todo el mundo en la misma trinchera.Intransigencia



Aunque muy distinta, la guerra de las Malvinas tuvo algunas similitudes con la actual. En primer lugar, la sospechosa indiferencia de Estados Unidos y del Reino Unido ante una invasión inminente y conocida. Luego, la intransigencia: el Reino Unido no quiso entrar a discutir en ningún momento no ya la soberanía, sino siquiera la reivindicación argentina sobre unas islas ocupadas en el siglo pasado en un acto de piratería, con lo que los invasores fueron obligados a elegir entre el suicidio y la guerra. Noam Chorrisky ha reseñado con precisión (véase EL PAÍS del 12 de enero de 199 1) no sólo los antecedentes coloniales de la crisis del golfo Pérsico, sino incluso una propuesta de Sadam Husein de abril de 1990 (más de un año antes de la invasión de Kuwait), en la que éste propuso a George Bush la destrucción de sus armas convencionales si Israel aceptaba otro tanto. 

Paul Balta, por su parte, recuerda que en 1969 el joven Arafat defendió la idea de "un Estado palestino democrático en el cual coexistirían cristianos, judíos y musulmanes", rechazada de plano por Israel (véase EL PAÍS del 31 de enero de 1991). Teniendo en cuenta tc1os los antecedentes, la propuesta de Sadam de ligar su retirada de Kuwait con el caso palestino debió ser tomada en consideración, aun sin creer en absoluto, como es lógico, que ése fuera su objetivo al invadir. En cualquier circunstancia, esa concesión hubiera sido mínima comparada con los daños de la guerra que ahora se están poniendo en evidencia, sobre todo cuando existe acuerdo general en que después habrá una conferencia sobre Oriente Próximo.

La guerra de las Malvinas (en la que los británicos atacaron con ferocidad, aunque no hubiese explotación petrolera) concluyó en que allí donde -sólo había pastores y ovejas ahora haya una superbase militar británica. En cuánto a la reivindicación argentina, el asunto está cerrado: a los derrotados, ya se sabe, no les asisten derechos. ¿No ocurrirá ahora que después de la eventual derrota iraquí el golfo Pérsico quede bajo control militar de Estados Unidos y el pueblo palestino "empujado a una desesperada alianza con Irak- despojado de sus derechos por mucho tiempo?



El otro elemento similar entre las Malvinas y el Golfo es una de sus consecuencias: el resurgir del sentimiento nacionalista. Aunque el Estado es confesional, la sociedad argentina es perfectamente laica, moderna en el sentido occidental. No existe nada comparable al formidable elemento místico unificador que representa el en el mundo árabe. Sin embargo, aquella aventura militar tuvo el apoyo inmediato de los más dispares Gobiernos latinoamericanos, y después de la guerra no hay en Argentina partido político con posibilidades electorales que no incluya en su programa la reivindicación nacional sobre las Malvinas. Los siniestros militares carapintadas son hijos directores de esa guerra y el presidente Menem es considerado en ese punto como un traidor, por asumir con realismo la recomposición de los vínculos diplomáticos y comerciales con el Reino Unido. 

En la medida en que las democracias del Tercer Mundo no hacen hasta ahora más que ampliar y profundizar la miseria con sus medidas de ajuste dictadas -no hay que olvidarlo- desde el Norte, el peligro de un nacionalismo exacerbado aumenta. Basta comprobar en este momento el multiplicado vigor de los sectores integristas islámicos en el mundo árabe e imaginar el embarazo de un musulmán moderado y progresista aliado, por ejemplo, de la Internacional Socialista. Cualquier integrista le diría, no sin razón en este caso, que De Gaulle era mejor que Mitterrand.

Los defensores de Occidente ponen al acento en que esta guerra la empezó el invasor iraquí e 2 de agosto, en que Sadam Husein es un tirano y criminal indefendible y en que están en juego intereses vitales, con el agregado de que pararle los pies ahora a Sadam será en cualquier caso menos costoso y sangriento que hacerlo dentro de unos años.

Analistas que reconocen los hechos pero que rehúsan embarcarse en la aparente lógica, de esta guerra subrayan por su parte que fueron los principales miembros de la alianza occidental y de la URSS quienes armaron a Sadam incluyendo las armas químicas y bacteriológicas, que este conflicto tiene origen en el arbitrario e interesado orden poscolonial impuesto por las potencias oceidentales y que no es el derecho internacional ni la democracia lo que se defiende en el Golfo, sino sencillamente el petróleo, la seguridad de Israel y la estabilidad de las monarquías petroleras árabes aliadas de Occidente.Vieja patraña

EL QUE SE PUSO DE ACUERDO PARA LA GUERRA



Todo esto se ha dicho ya bastante aunque es notable que los prooccidentales a ultranza eviten la polémica en el terreno histórico, concreto y se sirvan de la vieja patraña maniquea civilización o barbarie. Los nuevos cruzados no se aventuran en lo que Ítalo Calvino llamaba "el mar de la objetividad", mucho más complejo y menos reconfortante. De cualquier modo, la discusión parece centrarse ahora -descontando la victoria militar aliada, más tarde o más temprano- en qué clase de nuevo orden internacional será el que surja después del conflicto.

 Los optimistas -Savater, Timerman, por citar a algunos de esta misma página opinan, grosso modo, que esta guerra ha dado por fin el protagonismo a la ONU y que en el futuro sólo habrá -si las hay guerras por consenso y en defensa del Derecho Internacional; que la derrota de Irak abrirá las puertas de una conferencia sobre todos los problemas de Oriente Próximo y que por fin el mundo civilizado tendrá el horizonte libre de comunistas y mesiánicos líderes tercermundistas para difuminar su bálsamo bienhechor. Hasta hay especialistas que pronostican que "Europa regirá la economía mundial" y proponen "un Plan Marshall europeo para los países del Este y los del Magreb" después de la guerra (véase EL PAÍS del 2 de febrero de 1991), lo que supone un mundo liderado por un capitalismo democrático y social a la europea.

El pesimismo parece, sin embargo, más razonable. El papel de Europa en la constitución de un nuevo orden jurídico mundial está resumido en el programa de posguerra de Henry Kissinger: ninguno (véase EL PAÍS del 29 de enero de 1991). En cualquier caso, será mínimo e intrascendente, como lo fue antes y durante su influencia política y militar. El país que desde hace al menos una década está imponiendo al mundo un Plan Marshall de proporciones descomunales es Estados Unidos. Una simple Ojeada a su déficit presupuestario y de comercio exterior, a su deuda externa y a la crisis de su sistema financiero basta para augurar que la presión que ejerce sobre el resto del mundo se redoblará en el futuro, desde una posición más prepotente y hegemónica. 

No habrá capitales para los países del Este ni para el Tercer Mundo después de esta guerra, al menos por bastante tiempo. Habrá, en cambio, rebrote nacionalista y sed de venganza en el Sur, por no hablar de una eventual. involución grave de la perestroika. Habrá, por tanto, demanda armamentista, nuevas guerras en el horizonte y un más que probable rebrote del terrorismo internacional. Si la guerra se prolonga, o si la crisis consecutiva es seria, hasta es previsible una descomposición de la Comunidad Europea y el ingreso de la socialdemocracia en un cono de sombra. El nacionalismo xenófobo, regresivo y musculoso no es un invento árabe, y los que comparan a Sadam con Hitler no caen en la cuenta de que el espejo de la historia les devuelve su propia imagen.


FALLIDO RECONOCIMIENTO A NUESTROS PEDIDOS





478 argentinos veteranos de guerra golfo persico 1991



MARIO LUIS OVIEDO JUNTO AL EMBAJADOR EN LA ARGENTINA DE KUWAIT, lanzó esta petición dirigida a CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION ARGENTINA.
HOY ESTE CAMARADA POSTRADO EN SILLA DE RUEDA POR UN ACV DESPUES DE COVID-19


Un Gobierno Democratico argentino nos envio a una Guerra en el Golfo Persico Año 1991 y luego que participaramos en dicha Guerra ahora sostiene que fue una Mision de Paz, si realmente asi fuera deberiamos tener un Distintivo de Misiones de Paz que otorga la Organizacion de Naciones Unidas ( ONU ) y no lo tenemos si tenemos una Condecoracion de Kuwait y otra Condecoracion de Arabia Saudita.

Con esto se logro que Kuwait abriera una Embajada en nuestro Pais, que tuvieramos un gran apoyo de dicho Pais y que Estados Unidos nos nombrara Miembros Extra OTAN.

Pero a 30 años no nos han otorgado los Titulos, Honores y Compensaciones que nos corresponden.