26/6/25

EVALUANDO UNA CLARA DERROTA





¿Por qué el cese al fuego de último minuto de Trump fue en realidad una tirada de toalla para un arrinconado Israel?





Pese al anuncio de Netanyahu de una supuesta victoria de su “Operación León Ascendente” en realidad esconde una gran frustración que le traerá consecuencias políticas que sabe no podrá detener. Brevemente, Netanyahu con la ayuda de EEUU pretendía descabezar al gobierno iraní y crear las condiciones para reeditar una situación similar a la del Líbano. De haberlo logrado, el genocidio de los palestinos sería tapado con la complaciente participación de los medios que responden al lobbie sionista.

Para Netanyahu el alto al fuego era tan esperado como sus atemorizados ciudadanos quienes acostumbrados a burlarse de la capacidad de los cohetes artesanales palestinos, han conocido como nunca tener que sufrir lo que sus FDI le han causado a los gazaties, a los libaneses y los sirios. La presión interna sobre su gobierno para el alto al fuego era mucho más intensa de lo que la censura permite saber y prueba de esto es el creciente éxodo de sus ciudadanos.

Ante esta circunstancialidad Netanyahu y su régimen supremacista quedan expuestos ante los ojos de la opinión pública los atroces y cobardes crímenes contra palestinos que acudían a buscar comida y agua. Solo para mencionar uno de estos casos fue el cometido por fuego de obuses de tanque contra un grupo de personas en su mayoría niños cerca de la escuela Al-Hashimiya en el barrio de Al-Tuffah, al este de la ciudad de Gaza.

Un caso más y que se pudo individualizar es el del joven Ammar Mutaz Hamayel, de 13 años, quien recibió disparos esa misma tarde y fue detenido por fuerzas israelíes quien luego, posiblemente por torturas, aparecería muerto, nada nuevo. Pero enfrentar a la resistencia o un ejército bien armado como el iraní ya es otra cosa y fue por eso, como siempre, atacaron de forma artera…pero les salió muy mal.

A pesar de esta nueva acción trapera, Israel no logró ninguno de sus objetivos incluso con la esperable asistencia estratégica de EEUU, Netanyahu no pudo destruir las capacidades nucleares y menos aún, derrocar al gobierno iraní. El ataque aéreo estadounidense con sus bombas antibunker GBU-57 no tuvo el efecto esperado y ello por dos motivos puntuales: Los iraníes advertidos por información estratégica proporcionada por satélites chinos, horas antes sacaron todo el material sensible (las centrifugas y el uranio) de cada una de las instalaciones; y las bombas no causaron los daños esperados. Las evidencias de su fracaso están marcadas en los edificios gubernamentales y residencias de algunos personeros en Tel Aviv, sus bases aéreas e instalaciones estratégicas en el puerto de Haifa (Jaffa en árabe) y muy especialmente en un Irán de pie.



Las consecuencias puertas adentro del gabinete israelí no pueden ocultarse y las disonancias entre quienes suspiran por el alivio del alto al fuego con los extremistas talmúdicos están resquebrajando la ya muy difícil convivencia en una administración desastrosa. Netanyahu con su agresión notoriamente violatoria del derecho internacional, le ha sumado otra oscura mancha al estado de Israel que por este fracaso no podrá ocultar.

Pero las marcas de esta clara derrota no solo se ven en los maltrechos edificios y escombros en varias zonas de Tel Aviv, sus bases aéreas con aviones destruidos en sus pistas o la pérdida de vidas, también se ven en sus reveladas y anuladas redes de alcahuetes tanto en Irán como los que operaron desde ciertos organismos internacionales para propiciar la artera agresión ordenada por Netanyahu.

El Mossad no solo perdió sus redes en Irán, sino que muy seguramente ha visto comprometidos sus activos en Iraq en especial a sus estaciones en el Kurdistán. A las pocas horas de la agresión israelí, las autoridades iraníes localizaron a varios de los implicados en detonar los coche-bomba en Teherán y otros fueron atrapados por la FARAJA (Policía Nacional) cuando se movilizaban en camionetas donde llevaban bien ocultos explosivos y micro Drones para continuar con los planes de Tel Aviv. Uno de estos activos era el ciudadano iraní Majid Masibi quien había sido reclutado por el Mossad en Emiratos Árabes y que tras su captura (arrojando información clave para desarticular las células) y ser sometido a un juicio sumario fue ejecutado por traidor.

Otra marca imborrable para el orgullo han sido los múltiples golpes directos contra la infraestructura de la inteligencia israelí como han sido la destrucción por el impacto directo y preciso de un misil hipersónico sobre su edificio del cuartel general en Tel Aviv, la destrucción de otras sedes administrativas en otras ciudades y la muerte de varios subalternos inmediatos jefe del Mossad David Barnea tras ser alcanzados en uno de estos ataques.

Pero estas solo han sido una parte de las bajas para la inteligencia israelí. La puesta en evidencia del papel pro-israelí y malicioso del argentino Rafael Grossi como director de la OIEA no solo ha sumado más descredito a esta agencia internacional sino que lleva a preguntar cuáles fueron los beneficios que obtuvo por su participación en esto. Si realmente funcionan las instituciones, como mínimo ya debería haber una investigación administrativa en marcha sobre esto y de esa manera salvar la imagen de esta agencia internacional.

No es una casualidad que este funcionario argentino haya cooperado con Israel en esta agresión ya que, no olvidemos que el presidente Javier Milei además de ser un entusiasta sionista, tras su visita a Israel se alineo muy decididamente en favor de la agresión contra Irán.

Por último, si hay alguien además de Israel que ha perdido mucho con esta aventura es sin dudas, EEUU y puntualmente Donald Trump quien ya debe haber sido debidamente informado del craso error de prestarse a los deseos de Benjamín Netanyahu.

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