23/12/22

“LOS OLVIDADOS DE 1991”


El resultado de una ardua investigación financiada por el Departamento de Defensa y la Agencia de Asuntos de Veteranos de los EEUU ha confirmado lo que durante años se había estado negando: La presencia en el aire de agentes neurotóxicos como el Sarín ¿Cómo afectó esto a las tripulaciones argentinas?
Por Dr. Carlos H. Castia
La zarpada desde la base naval Puerto Belgrano de los buques “ARA Almirante Brown” y el “ARA Spiro” de la Armada Argentina en la primavera de aquel 25 de septiembre de 1990, fue sin dudas un evento para sus protagonistas imposible de olvidar. También lo sería para el gobierno que por aquel entonces se puso a tono de la geopolítica unipolar estadounidense surgida del inminente colapso de la URSS.
Ya en aquel entonces seguían vivos en el recuerdo de muchos que conocían de las capacidades de las armas existentes, la aterradora posibilidad de ser borrados de un solo golpe, dado que era algo que ya venía especulándose desde los años de la guerra fría.


FORMACION DE GUERRA EN EL GOLFO PERSICO
Hace treinta años atrás, las capacidades de daño y destrucción de las armas que se involucrarían en la guerra que se desataría en el Golfo en enero de 1991 impactaron de forma brutal sobre la vida de millones de personas y claramente también en la psique de muchos de quienes fueron enviados a participar. Fue una guerra en la que el alcance y potencia de las armas fueron mucho más allá del rango de fuego de los cañones, los misiles guiados y los sofisticados aviones “invisibles”. El empleo de otras armas invisibles y silenciosas por tanto tiempo negadas por los aliados (en especial por EEUU), tuvieron una parte importante en aquel escenario. Hoy ya se puede asegurar que lo que por tanto tiempo el Pentágono y los gobiernos estadounidenses habían negado, en realidad había sido cierto.
Me refiero al uso en el teatro de operaciones de las tan temidas armas de destrucción masiva (ADM) y la afectación que produjeron tanto en los civiles y militares iraquíes como también en las fuerzas de la Coalición Aliada. Los veteranos estadounidenses lucharon durante décadas por el reconocimiento sobre esto y las consecuencias que causaron sobre su salud hasta que el gobierno ante las evidencias de tantos casos creo una entelequia que llamo “Síndrome del Golfo” a la cual -y para tapar la causa real- le asignaban su origen en los residuos del Uranio empobrecido de las municiones empleadas en combate, las vacunas aplicadas a los efectivos (incluidos a los argentinos) y/o al humo negro de los centenares de pozos de petróleo que ardían en Kuwait.
Sus colegas británicos también sufrieron lo mismo pero recibiendo un mayor destrato de las autoridades gubernamentales y hasta en la mayoría de los casos, sus reclamos fueron cajoneados por improcedentes. Para el Ministerio de Defensa y toda su cadena de mando militar aquello era una tontería aunque en realidad, seguramente estaban siguiendo las estrictas políticas de mutismo seguidas por Washington. Pese a ello, los veteranos estadounidenses no se detuvieron y pese al rechazo inicial, los obstáculos burocráticos, las presiones gubernamentales y hasta la burla de algunos, fueron obteniendo evidencias para que se les tomara enserio.
Esto cambio radicalmente tras el último informe del epidemiólogo Dr. Robert Haley[1] quien según los estudios genéticos que llevó a cabo sobre una franja de veteranos, concluyó que los síntomas que presentaban los afectados por el Síndrome del Golfo se condicen con la exposición a un agente neurotóxico como el Sarín.
Sobre cuál es el porcentaje de efectivos afectados por esta exposición sin discriminar sus nacionalidades y bandos, solo se pueden hacer estimaciones ya que parece seguir siendo un tabú político profundizar en eso.
De los 50.000 efectivos británicos que operaron allí unos 33.000[3] presentaron síntomas de diversas afecciones que deterioraron progresivamente su salud causando variadas incapacidades hasta en algunos casos causarles la muerte. El porcentaje de afectados es abrumador. Algunos casos particulares ponen en evidencia que la exposición a ese neurotóxico debió ser muy grande ya que las unidades de la Coalición en todo momento estaban provistas de trajes y máscaras personales “QBN” que debió protegerles de la más mínima partícula de Sarín. El caso de un médico asignado a “JNCO Medic” en una base de la RAF en Arabia Saudita para participar de la “Operación Granby” crea muchas preguntas muy difíciles de responder ¿Cómo llegó el Sarín a ese punto?, ¿Hay pilotos de la RAF que a la vuelta a Gran Bretaña reportaron sufrir estas afecciones? Con el informe concluyente del Dr. Haley se ha podido determinar que estos efectivos británicos habían sido expuestos al mismo agente neurotóxico como el gas Sarín, altamente venenoso que en momentos de aquella “crisis/guerra” poseía el ejército iraquí en sus arsenales y que podía lanzarlo (y que según algunos fueron usados) en ojivas de artillería o incluso mediante los misiles “S-Scud B”.
Más allá de cómo fue que el Sarín tomo contacto con las tropas – según el Dr. Haley por el bombardeo de un depósito iraquí-, esta revelación sirvió para que el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña se viera obligado a avocarse de forma seria y decidida a estudiar todos los casos que se le habían presentado y a evaluar a todos los que se le presenten.


Dr. Haley 
Recién estamos conociendo una punta de la verdad de lo que ocurrió en aquel entonces y es sabido que la letalidad de este tipo de armas se vincula muy estrechamente con el curso de los vientos y las precipitaciones, situaciones siempre presentes en aquella región. La posibilidad de que una nube de Sarín haya sido transportada por efecto del viento a la atmosfera más allá de las áreas de combate terrestre (que involucraron suelo saudita), revela la potencialidad a la que las tripulaciones de los buques argentinos estuvieron expuestas. Ante esto hoy las preguntas obligadas son ¿Qué hay de los marinos argentinos que participaron?, ¿Es posible que hayan sido afectados por este agente neurotóxico?, ¿Estaban provistos de elementos como son los trajes “QBN” para protegerse? Y ¿Qué tan al tanto estaba y está el gobierno argentino sobre esta situación?
La última pregunta seria ¿Se ha hecho algún censo médico sobre la sobrevivencia de cada uno de ellos?
La situación de aquellos marinos de la Armada aún hoy día se encuentra en un limbo jurídico ya que, todos los gobiernos que han pasado desde que regresaron de aquella guerra, no han concedido el reconocimiento de su veteranía y la correspondiente compensación por los servicios que prestaron que dejemos bien aclarado, no fue a la patria ni a la paz mundial.
La difusión de este descubrimiento médico podría ser un punta pie para que el gobierno argentino ponga manos a la obra para abandonar su amnesia y desempolvar los archivos del Ministerio de Defensa y establecer cuáles fueron los riesgos a los que sus hombres se vieron expuestos por su participación en el grupo de tareas “ALFIL 1” que opero dentro del Teatro de Operaciones hasta el final de las hostilidades, máxime ante la confirmación de que en ese conflicto, se liberó a la atmósfera nada menos que este agente nervioso como el Gas Sarín.
CUANDO YO ESCRIBI AL MINISTERIO DE DEFENSA, ME CONTESTARON CON UN EXPEDIENTE ASI DE SIMPLE, ES MAS LO TIENEN CAJONEADO Y COMO SON TODOS MENOS DE 45 AÑOS NADIE ENTIENDE NADA DE NADA .....ACA LA CONTESTACION:








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