El verdadero objetivo de la normalización de relaciones entre Baréin e Israel es salvar a Trump y Netanyahu de las crisis que les acucian.
Tanto el presidente de EE.UU., Donald Trump, como el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, necesitan logros para superar los desafíos internos que les inquietan para mantenerse en el poder.
El inquilino de la Casa Blanca, que aparece de forma consistente en las encuestas por detrás del aspirante presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden, necesita una carta para ganar los comicios del próximo noviembre.
La normalización de nexos de algunos países árabes con Israel puede ser un as en la manga de Trump para ganar el voto del lobby sionista en EE.UU. Mientras Netanyahu necesita este acercamiento de los países árabes para sacar al régimen del aislamiento.
Para Baréin y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) esta normalización de nexos con Israel no es una victoria, al contrario puede ser una derrota desestabilizadora, a pesar de que en esta medida recibieron la luz verde de Arabia Saudí.
La influencia de Arabia Saudí
Aunque Arabia Saudí ha alegado que no está listo para reconocer a Israel, los analistas dicen que los acuerdos recientes no se habrían producido sin su apoyo.
Baréin, el pequeño país del Golfo Pérsico, perdió gran parte de su autonomía hace casi una década, cuando sus líderes recurrieron a su vecina saudí para salvarlos de un levantamiento popular, el llamado “Despertar Islámico” en 2011.
En 2011, durante el inicio de los levantamientos populares contra el régimen de los Al Jalifa, Arabia Saudí envió tropas militares para reprimir las protestas antigubernamentales en este pequeño país del Golfo Pérsico. Muchos de los que se manifestaron contra el monarca eran de la mayoría chií del país, que se ha quejado durante mucho tiempo de la represión.
Por lo tanto, unirse al tren de normalización, liderado por Estados Unidos, también puede proporcionar a la monarquía bareiní una “protección continua contra su propio pueblo”.
Si Riad se hubiera opuesto, Baréin nunca hubiera normalizado los lazos con Israel. Hay indicios de que Arabia Saudí se está moviendo en la misma dirección para hacer la paz con Israel.
Arabia Saudí es, sin duda, el premio final en la búsqueda de Israel del reconocimiento de los Estados árabes. Con vastas reservas de petróleo y lugares de peregrinaje islámicos, el reino árabe es el Estado más influyente del mundo árabe.
Los cálidos lazos de los países árabes con Israel también son un golpe grave para los palestinos en su lucha contra la ocupación israelí. Si los árabes normalizan sus relaciones con Israel sin conseguir nada significativo, entonces podemos asumir con seguridad que no habrá ningún incentivo para que Israel avance hacia la creación de un Estado palestino o ponga fin a su ocupación.
Hablando bajo condición de anonimato, funcionarios de la Administración Trump involucrados en presionar a los saudíes para que legitimen a Israel, reconocen que la posibilidad de que Riad se una al acuerdo de paz con Israel sigue siendo remota.
Reacciones al pacto de vergüenza de Baréin con Israel
El primer ministro de Palestina, Muhamad Shtayeh, anunció que se está preparando una recomendación para proponerla al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, a fin de reconsiderar las relaciones con la Liga Árabe por su “silencio” frente a la “flagrante violación de las decisiones” de este ente regional.
Saeb Erekat, secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) alertó que la normalización de los lazos con Israel jugará en contra y es un factor importante para socavar la seguridad de los países árabes.
A su vez, el jefe de la dirección política del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), Ismail Haniya, alertó que su movimiento no pasará por alto tal medida y promete defender Palestina “con pólvora y balas”.
Hanan Ashrawi, miembro del Consejo Ejecutivo de la OLP, dijo que el hecho de que Baréin normalice sus relaciones con Israel no soluciona la causa palestina y señaló que tal medida “forzosa no traerá paz” a la región.
Mientras, el movimiento popular yemení Ansarolá afirmó que los regímenes árabes que han normalizado sus lazos con Israel no representan a sus pueblos y sentenció que, llegado el momento, tendrán que pagar el precio de su traición a la causa palestina.
La Cancillería de Irán condenó, a su vez, en duros términos, el “vergonzoso” pacto entre Baréin y el régimen de Israel, y enfatizó que tanto el pueblo palestino como la comunidad islámica nunca aceptarán la normalización de lazos con el régimen invasor y agresor de Israel.
El Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán advirtió que, sin ningún lugar a dudas, el régimen de los Al Jalifa recibirá la respuesta que se merece de manos de la Resistencia.
¿Qué pasará con Emiratos y Baréin si Trump pierde en las elecciones?
Los expertos en relaciones internacionales creen que una revisión de la experiencia de Egipto en mantener lazos diplomáticos con el régimen de Tel Aviv demuestra que el pueblo egipcio se volvió más pobre, y ya no goza de seguridad ni estabilidad tal y como había tenido antes de firmar el acuerdo de paz, llamado Acuerdo de Camp David.
El comercio entre Israel y sus vecinos Jordania y Egipto nunca floreció a pesar de la normalización. Se espera que eso también ocurra con Manama y Abu Dabi. Por lo tanto, según una antigua experiencia, la normalización no mejorará la economía ni la seguridad de los Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
La experiencia libanesa con la normalización es otro ejemplo fallido de los esfuerzos árabes para hacer la paz con Israel. El 31 de agosto de 1982 fue electo presidente de El Líbano, Bashir Gemayel, gran aliado de Israel, pero un mes después de su elección Gemayel fue asesinado por la detonación de una bomba en el edificio de su partido por buscar mantener relaciones diplomáticas con el régimen de Tel Aviv. Y así fue como Gemayel pagó caro por sus pretensiones traicioneras hacia la causa palestina.
En 1993, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) firmó una serie de acuerdos con Israel, auspiciada por los Estados Unidos. En el marco de los acuerdos, que se daban un plazo de 5 años para buscar una solución permanente al conflicto, Israel transfirió la administración de la ocupada Cisjordania y la Franja de Gaza a la ANP.
El resultado de los Acuerdos de Oslo; Israel aumentó la construcción de los asentamientos ilegales en Cisjordania, destruyó miles de las casas palestinas, lanzó varias agresiones contra Gaza, lleva casi 13 años manteniendo un bloqueo contra el enclave costero de Palestina y asesinó a miles de civiles palestinos.
Yasser Arafat, expresidente palestino quien firmó los Acuerdos de Oslo, murió envenenado con la implicación directa de los servicios de inteligencia israelíes (el Mossad).
Los expertos señalan que la medida de Baréin para normalizar nexos con el régimen israelí no fue sorprendente.
El líder del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), Seyed Hasan Nasralá, afirmó que “es bueno que se caigan las máscaras. La normalización está en curso desde hace mucho, pero parece que este anuncio responde a una agenda estadounidense, ya que Donald Trump necesita un éxito en el plano internacional antes del fin de su mandato”.
Nasralá aseguró que el acuerdo de paz “muestra igualmente hasta qué punto ciertos dirigentes del Golfo Pérsico están al servicio político y personal de Trump y Netanyahu”.
Por otro lado, los políticos enfatizan que el régimen de Al Jalifa ya se encuentra en un gran dilema luego de que la oposición rechazara la normalización, y quemara la bandera israelí y las fotos del rey bareiní, Hamad bin Isa Al Jalifa, durante las manifestaciones en apoyo a la causa palestina.
Los analistas agregaron que los Al Jalifa buscan salvarse de la ira del pueblo de Baréin y su revolución, normalizando lazos con el régimen de la ocupación, y que el eje de la Resistencia saldrá victorioso ante el eje diabólico, que lideran EE.UU. y el régimen sionista.
Teniendo en cuenta la experiencia de los países árabes con la normalización, se puede decir que los regímenes reacciones árabes del Golfo Pérsico les salió mal la apuesta de paz con Israel para conseguir el apoyo de Trump y Netanyahu como forma de crear prosperidad y seguridad en sus países.
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