29/9/19

“La frase sobre las relaciones carnales fue una estupidez”


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


Por primera vez desde que la pronunció, el ex canciller Guido Di Tella reconoció la poco feliz de su boutade. (SALIDA)

“Lo acepto y lo padezco”, se confesó. La historia de la oración de marras.

La frase “relaciones carnales” fue pronunciada ante un auditorio a puertas cerradas en el BID.

Desde entonces, la participación argentina en la primera Guerra de Irak quedó para siempre asociada a un período que culminaría con la crisis de 2001 y lemas políticos como el «que se vayan todos». 

¿Conocías esta historia? Con esta estupidez fuimos a una Guerra, siempre creyendo que los EE.UU te mandaban toda la plata por que el País estaba fundido.


ex canciller Guido Di Tella Argentina en la Guerra del Golfo Persico


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Madeleine Albright Embajadora de EE:UU ante la ONU

En su momento la dijo convencido y enérgicamente. Durante casi diez años la defendió a capa y espada. Pero, ante la pregunta de un periodista, finalmente decidió manifestar su arrepentimiento. 

“Ya que usted me provoca le voy a contestar: la frase sobre las relaciones carnales fue una estupidez que dije, lo acepto y lo padezco”, admitió el ex canciller menemista Guido Di Tella.

La frase con la que el ex funcionario buscó demostrar el alineamiento de la Argentina con los Estados Unidos se remonta a 1991. Di Tella la pronunció en un encuentro con las máximas autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo, en Washington, explicando la política que la Argentina quería mantener con los Estados Unidos.

–No queremos tener relaciones platónicas: queremos tener relaciones carnales y abyectas –remarcó Di Tella, enfervorizado, ante su audiencia.

El entonces canciller buscó marcar de esa manera la voluntad de producir un cambio de 180 grados para reemplazar lo que consideraba una relación sumamente “fría” por otra totalmente “comprometida” con las políticas norteamericanas. Di Tella sostenía, contento con su definición, que la frase era tan provocativa que ayudaría a generar un “shock cultural”.

El viraje se reflejó tiempo después en distintos aspectos de la política exterior, como el envío de naves al Golfo o el voto argentino en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas apoyando el pedido de Estados Unidos para que se investiguen denuncias de violaciones a los derechos humanos en Cuba.

–¿Cómo se le ocurrió? –le preguntaron, pasado el tiempo, por la controvertida frase.

–Resulta que un diario prestigioso me criticaba porque yo había dicho que la relaciones con los Estados Unidos tenían que ser muy cordiales porque así convenía a nuestros intereses. Me responden, en un editorial, que esa forma de lealtad era producto de no poder concebir otra manera de relación y que esa idea era de un utilitarismo crudo. 

Mi aclaración posterior la estoy padeciendo hasta hoy, cuando dije que las relaciones con los Estados Unidos no debían ser platónicas, sino carnales. La ventaja que tuvo, aparte de las bromas que tuve que soportar, fue que mucha gente entendió que las relaciones con los Estados Unidos son lo que son: muy importantes.

A usted también le tocó explicar lo de las relaciones carnales en los Estados Unidos. ¿En qué circunstancias?

–Fue gracioso. Estábamos en el Departamento de Estado dando una conferencia de prensa con Madeleine Albright. 

En un momento un periodista me pregunta por lo de las relaciones carnales y antes de que yo pudiera decir nada lo traducen al inglés. 

Cuando Albright lo escuchó en inglés dijo: “Aquí hay un error de traducción, no puede ser lo que estoy escuchando”. Entonces yo me acerqué y, por lo bajo, a un costado, le dije: “Madeleine, la traducción es correcta. Después te explico. Después le expliqué y ella se mató de risa”.

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