2/7/19

“OPERACIONES NAVALES EN EL GOLFO PERSICO”


VETERANOS DE AYER, HOY Y DE SIEMPRE



La actual crisis entre Washington y Teherán escala a nivel diplomático y ello está replanteando en el Pentágono estrategias para afrontar una posible y sorpresiva campaña bélica ¿Servirá el modelo usado contra Iraq en 1991?, difícil pero no imposible?.....
BUQUES TANQUES GOLPEADOS POR IRÁN

Uno de los pilares para el éxito de la campaña militar “Escudo y Tormenta del desierto” de 1990/1991 fue innegablemente el despliegue de una compleja y sistemática operación naval que fue planificada y puesta en marcha por el Comando Naval estadounidense secundada por una coalición multinacional. Cualquier alusión a Naciones Unidas en esto, sería solo una mera coincidencia.


Quienes estuvimos allí fuimos testigos de cómo mucho antes de que comenzaran las hostilidades, los buques de la flota estadounidense que aún permanecía de las épocas de la guerra entre Irán-Iraq, perseguían, interceptaban y abordaban buques de bandera iraquí que transportara mercadería todo tipo a los puertos de Umm Qssar, Basora y al mismo Kuwait.


Como la tarea se volvió titánica y controlar todo el espacio acuático del golfo era imposible incluso para los norteamericanos y nuestras fragatas que casualmente estaban ancladas en Dubai, se planifico establecer cuanto antes un Comando naval aliado y mediante reuniones de coordinación táctica poner en marcha una operación de apoyo logístico que posibilitara a los norteamericanos concentrarse en el aspecto –hasta ese momento no revelado- ofensivo de sus planes.


Tal como lo preveíamos, la labor de los políticos en Washington tuvo efecto y lograron en un momento especial de la historia (crisis de la URSS) reclutar a una treintena de países para que, al amparo de las resoluciones de Naciones Unidas, apoyaran los esfuerzos para que Sadam Hussein se retirase de Kuwait. Ese fue el discurso para el público. Pero lo cierto fue que se fuera voluntariamente o no, ya estaba decidido degradar la capacidad militar iraquí hasta un nivel considerable para despojarle su poder influencia en la región, algo que requeriría un ataque masivo, un objetivo excesivo y fuera de las prerrogativas de la Carta de Naciones Unidas.


Como sea, eso formo parte de los entretelones políticos a puertas cerradas. En lo que respecta a las actividades en el terreno, quienes formamos parte de las operaciones solo debíamos escuchar y cumplir órdenes. Corrían los agitados días de septiembre de 1990 y la actividad naval de interdicción era interminable. Algunos buques rumbo a puertos iraquíes no se detenían ante las órdenes de los buques que patrullaban la ruta a las costas de Kuwait e Iraq y hubo que abrir fuego en varias oportunidades. Sin dudas, los norteamericanos no podían solos y debían garantizar el estrangulamiento de la economía iraquí para debilitar sus defensas y establecer una ruta segura para abastecer a la fuerza multinacional que se estaba conformando.


Cada uno de los países que colaboraron en la coalición aporto sus conocimientos y se sometieron al peligroso desafío de operar sin planes o adiestramientos operativos previos y bajo estado de guerra. Cada unidad naval que entraba al Golfo, estaba accediendo a una jurisdicción especial que técnicamente se denomina Teatro de Operaciones en donde además de perder la individualidad, pasaba a ser parte de uno de los bandos enfrentados.


Para ello el Comando Naval estadounidense en coordinación con el CENTCOM debieron establecer reuniones para tratar de establecer una doctrina Ad Hoc para conformar y coordinar grupos de tareas navales en el Golfo que entre otras tareas, mantuvieran y protegieran la logística que entraría por el estrecho de Ormuz. Tal como se ha documentado, el apoyo naval (dirigidos desde el Centro de Coordinación y Comunicaciones) a los esfuerzos de las fuerzas terrestres fue esencial para el éxito de la campaña “Tormenta del Desierto”. 


 ARA BROWN EN TOMA DE COMBUSTIBLE CON EL BUQUE CANADIENSE EN EL GOLFO




General H. Norman Schwarzkopf, EE. UU., Comandante en Jefe del Comando Central de los EE. UU

Cada fuerza naval recibió tareas de intercepción marítima, requisitos de informes, intercepción y VBSS [visita, embarque, búsqueda y captura], áreas de patrulla, restricciones y ROE de su propia autoridad de comando nacional. Incluso sin una estructura internacional formal de comando y control, El FOMIN demostró una excelente cooperación internacional, mejorada a través de conferencias mensuales del FOMIN. Las conferencias facilitaron la cooperación, aseguraron la protección mutua y redujeron la redundancia". -Vicealmirante S. A. Arthur, USN, Comandante del Comando Central de las Fuerzas Navales de los EE. UU., Vista rápida - Informe de primeras impresiones, 22 de marzo de 1991-


"El establecimiento y la implementación de las relaciones de mando de la coalición fueron difíciles. Reaprendimos que el orgullo nacional, la política y la percepción pública desempeñan un papel importante en la determinación de las relaciones como requisitos militares. Estos factores dieron lugar a estructuras de relación de mando formales que, con todos sus problemas burocráticos, que más allá de las complicaciones, simplificó la capacidad de los comandos para ejecutar la misión. En un mundo perfecto, todas las operaciones militares tendrían unidad de comando. Sin embargo, en la guerra de coalición donde varias naciones se unen temporalmente contra un enemigo común, podemos vernos obligados a buscar una relación de comando informal que Trabajar en la ejecución de operaciones de combate". -General H. Norman Schwarzkopf, EE. UU., Comandante en Jefe del Comando Central de los EE. UU., Informe preliminar sobre las lecciones aprendidas, 5 de abril de 1991.





ARA BROWN Y ARA SPIRO EN PATRULLAJE EN EL GOLFO


La actual crisis con Irán vuelve a replantear un desafío táctico y estratégico para los estrategas norteamericanos solo que hoy a diferencia de aquel entonces, cuenta con una posición más ventajosa sobre la región. Las bases que existen hoy en Iraq, Jordania, toda la península arábiga e Israel, no estaban en los comienzos de 1990 y ello debió ser sorteado con aquella Coalición multinacional. Igualmente, la situación de Irán no es la misma del Iraq de los noventas y sumado a las actuales capacidades defensivas iraníes, hay en consideración la hostil topografía que no ofrece las ventajas de un terreno mayormente plano y desertificado como el iraquí. Sobre esto, los norteamericanos aún lamentan haberse metido en Afganistán.


Más allá de las ansias de los neoconservadores estadounidenses y sus aliados sionistas en Tel Aviv, una campaña sobre Irán presenta muchas más dificultades que las afrontadas en Iraq y es allí donde radican las causales para frenar acciones de las cuales Washington pueda arrepentirse. Sobre esto último, no hay que olvidar que se requirió de trece años de hostigamiento de todo tipo, un brutal embargo para debilitar a las fuerzas iraquíes y pese a ello, presentaron una feroz resistencia asimétrica que el Pentágono no evaluó con seriedad.


Es por ello que es evidente que EEUU hoy por hoy (en lo estrictamente militar) no requeriría de una coalición aliada como la usada en 1990/1991, no al menos para una campaña naval y ello sería por dos cuestiones puntuales; la primera por ser casi imposible bloquear todo el litoral marítimo iraní; segundo, sus bases militares en toda la costa arábiga y tercero, no debe haber un solo país en el mundo que tenga un gobierno tan inconsciente que, ante las desarrolladas defensas navales iraníes, quiera exponer a sus efectivos a una muerte segura.



El cuarto Pittsburgh (SSN-720) se colocó el 15 de abril de 1983 en el barco eléctrico General Dynamics, Groton, Connecticut; lanzado el 8 de diciembre de 1984; patrocinado por la Dra. Carol H. Sawyer, esposa del Subsecretario de Marina (Construcción naval y logística) George A. Sawyer; y encargado el 23 de noviembre de 1985, Comandante. Raymond H. Setser al mando.

Pittsburgh , Comandante Charles H. Griffiths Jr. al mando, desplegó (del 8 de noviembre de 1990 al 28 de febrero de 1991) para la Operación Tormenta del Desierto (la liberación de los kuwaitíes de los iraquíes) y ella disparó misiles de  ataque terrestre Tomahawk UGM-109 (TLAM) contra objetivos militares iraquíes 
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Pittsburgh IV (SSN-720) 1985-DN-SN-91-08885

Una fotografía tomada a través del periscopio de Pittsburgh captura el momento en que dispara un TLAM contra las fuerzas iraquíes, el 19 de enero de 1991. (Fotografía DN-SN-91-08885 del Departamento de Defensa no atribuido, registros del Grupo 330 de la Oficina del Secretario de Defensa, 1921 –2008, Administración de Archivos y Registros Nacionales, College Park, Md.)


Pittsburgh , Comandante Jeffrey S. Currer al mando, desplegado para la Operación Libertad I Iraquí (1 de octubre de 2002 a 27 de abril de 2003) y los días 21 y 22 de marzo, se unió a otros 29 barcos y submarinos estadounidenses y británicos que dispararon TLAM contra objetivos militares iraquíes. Más tarde, Currer recibió la Estrella de Bronce por su "liderazgo extraordinario y habilidades operativas" durante estas batallas.


Pittsburgh IV (SSN-720) 1985-120422-N-SK590-861
El cuarto Pittsburgh (SSN-720

El submarino de ataque agita una dramática ola de proa mientras recorre el Mar Arábigo, publicado el 27 de abril de 2012. Un vigilante mira al fotógrafo a través de sus binoculares, y los colores nacionales de la embarcación se rompen con el viento mientras Pittsburgh avanza. 
(Fotografía 120422-N-SK590-861 de la Armada de los Estados Unidos no atribuida, Navy NewsStand)

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