13/9/15

“INFORMES SECRETOS SOBRE EL G.T.88” PRIMERA PARTE...





VETERANOS DEL AYER



La compleja situación actual en la región, está ayudando a que varios misterios de la campaña de la “Tormenta del Desierto” salgan a la luz.
Uno de estos misterios fue el despliegue de una fuerza invisible que, en sus planes de batalla tenía dos enemigos: a los iraquíes y a cualquier miembro de la coalición. Todos eran potenciales enemigos y de ellos había que esperar alguna decepción, recuerda uno de los encargados de inteligencia humana en el sector “A2”, justamente en donde operaba la fuerza de tareas T.88 en apoyo de tres portaaviones y protección de la estratégica línea de abastecimiento.

Las directivas y los protocolos de extensión de las operaciones solo estaban bajo el conocimiento de los encargados de recopilar información. Su estructura se encontraba desplegada en los tres comandos que dirigían y coordinaban las operaciones sin distinción de la nacionalidad a la que pertencieran.

Esta estructura se diseminaba entre todas las zonas en donde había desplegadas fuerzas de la Coalición. Para algunos ésta ya se hallaba en la región antes de que se desatara la crisis, no por que fueran previsores o cosa parecida sino, porque habían sido uno de los soportes de inteligencia –en especial de la CIA- a favor de Bagdad durante la guerra con Irán.

Pero más allá de eso, oficialmente se montó un comando de tareas de inteligencia conducido por dos agencias militares y la CIA para respaldar la campaña. La denominación para esta estructura era el CENTIJ que operó en todo el TOK, incluyendo el espacio marítimo y por el cual se reunía y centralizaban los reportes e informes de inteligencia en una sede operacional, donde tras el análisis de las piezas recabadas en el terreno se implementaban disposiciones sobre seguridad y contraterrorismo.

Las actividades de este comando eran inadvertidas y completamente ajenas al conocimiento, incluso del comandante en jefe del USCENTCOM quien solo recibía los informes una vez elaborados como parte de una asesoría para el movimiento de sus fuerzas en las diversas áreas que conformaban el teatro operacional.

Según algunos de estos reportes extraoficialmente desclasificados, la actividad enemiga en la península arábiga era preocupante. 


Mientras la opinión pública e incluso el grueso de los militares se hacían a la idea de que la influencia de Saddam y su gobierno se circunscribían a los límites de Iraq y la ocupada Kuwait, antiguos informes de la CIA develaban la influencia que el mujabarat iraquí tenía sobre varios sectores dentro de toda la región. Y ese conocimiento estaba basado en que, precisamente la “Agencia” había sido “partner” en la operacionalidad del IIS durante toda la instancia de la guerra contra Irán, proporcionando entre otras, los buenos auspicios dentro de estos estados.

Pero, con la nueva situación planteada, Washington tenía esta carta de ventaja para usar contra su viejo amigo en Bagdad pero a su vez, éste también sabia con que cartas jugaría el amigo estadounidense con lo cual, estábamos ante un verdadero entuerto, algo que fue planteado por el jefe encargado de operaciones secretas en un memorando a su comandante en jefe George W. Bush. Claramente, la inteligencia electrónica que proporcionaban los AWACS en el aire –que podían escuchar todas las frecuencias de radio iraquíes como de las naves desplegadas en el golfo- y la de los satélites, no alcanzaba para detectar y prevenir amenazas invisibles al avance tecnológico.

Según los primeros lineamientos que se plantearon para encarar las operaciones dentro del TOK, se debía ponderar una realidad que era inevitable y que se hacía muy necesario de sopesar y es que era, que los iraquíes no eran idiotas. Según uno de los asesores que había trabajado con ellos, pudo ver como además de eficaces eran despiadados en la ejecución de sus operaciones. Además, tenían una ventaja superlativa y esa era, que estaban en su terreno y podían mezclarse con cualquiera fuera en Arabia Saudí, Yemen, Bahrein o incluso pasar por pescadores iraníes. Pero además había algo más que era preocupante; contaban con apoyo por simpatía política con lo cual, habían posibles células durmientes listas para atacar una vez que estuvieran las fuerzas instaladas.


La principal preocupación del mando central, estaba radicado en la protección de la principal línea de abastecimiento a las fuerzas de batalla, representada por una armada logística con buques tanque, portacontendores con toneladas de armas y municiones y equipamiento variado que ingresaba por el estrecho de Ormuz para dirigirse por una ruta dinámica hasta el norte del Golfo. Según algunos cálculos efectuados por los responsables de las unidades de artillería tanto terrestre como naval, por la intermitencia de fuego requerido, el abastecimiento no podía cortarse bajo ningún concepto ya que “si había que golpear, había que hacerlo primero y sin piedad hasta el final”.

En este sentido documentos de la ex inteligencia de Saddam robados de los archivos de Bagdad en 2003, revelan que uno de los blancos (entre los varios detallados) para ataques fulminantes contra la pata logística de la campaña, estaba el puerto de “Shatjah” de los Emiratos Árabes Unidos en el cual, tocaban –entre otros- los buques argentinos de la agrupación “T.88-Alfil 1”. Algunos se podrán preguntar ¿pero si en esa época nadie y menos aún los noticieros informaron de algún ataque terrorista en esa zona? Pues esto tiene una respuesta clara;


Uno de los primeros objetivos de la CENTIJ fue la controlar los medios periodísticos del Golfo y suprimir aunque fuera temporalmente, a los pequeños diarios y pasquines de partidos de izquierda y marxistas, adherentes a la causa árabe anti occidental y con una creciente simpatía hacia la figura de Saddam Hussein. En el caso de los grandes medios, la forma de revertir la imagen a favor de la presencia de EEUU y la fuerza de la coalición, quedó en manos de los gobiernos locales que tan solo, aumentaron el dinero a sus editores para que abandonaran las retóricas anti estadounidenses y anti sionistas, por artículos favorables a la intervención occidental con moderados ataques a la figura de Saddam.

Pero la verdadera operación por silenciar la prensa anti estadounidense no tuvo su foco en los estados del golfo sino, en Londres, desde donde por aquella época se manejaban los medios de la región tanto los grandes como los pequeños y revoltosos. En el caso de los grandes la solución fue, la aportación de unos cuantos millones más en las cuentas de sus editores que aseguraban el silencio.

En el caso de los pequeños diarios y pasquines, se les aplicó directamente el puño de hierro. Con la venia de Washington la policía de los regímenes del golfo, realizaron brutales y muy discretos allanamientos, especialmente en horas de la noche donde además de cerrarlos, se encargaron de encarcelar a los editores y periodistas problemáticos. La disidencia había sido controlada y las inconveniencias mediáticas silenciadas. La única versión mediática disponible sería la de CNN y aún así, bajo el filtro del Departamento de Censura Militar.


En cuanto a la inteligencia sobre la situación en los grupos de tareas, no solo se hacía con recursos electrónicos y de señales, sino también humana. Según surge de los documentos del CENTIJ era vital que asesores del Comando central visitaran unidades navales en pleno de las operaciones, siendo trasladados en helicóptero donde la excusa de controlar los protocolos sobre zafarrancho de combate y coordinación conjunta, se medía la capacidad profesional, su visión de la situación y un análisis subjetivo de las tendencias ideológicas de los oficiales a cargo e incluso el ánimo de la tripulación. Al regreso, los asesores volcaban sus conclusiones en informes identificando al navío, nacionalidad, tareas y posibles factores negativos a tener en cuenta, para luego ser procesado por una junta de análisis que elaboraba un reporte para el Pentágono.

Pero yendo a lo importante, según esos documentos las naves de la coalición que tocaban puerto en Sharjah, estaban en la mira de varios letales planes para obstaculizar las tareas de abastecimiento, entre aquellas, las argentinas. Por supuesto que nadie en las dotaciones ni menos aún sus comandantes en Buenos Aires, Otawa o Sidney ( para nombrar algunos de los protagonistas) estaban al tanto de los riesgos que enfrentaban tanto en tierra como en las aguas del golfo. Esto era un tema absolutamente secreto y de haberse filtrado que se estaba vigilando a todos y en todo tiempo, hubiera desatado un estado de paranoia que hubiera hecho estragos en la coordinación de las operaciones o incluso, levantado protestas que podrían haber fragmentado la fuerza.
Aunque los medios mantuvieron un estricto silencio, en el área del golfo, hubieron incidentes que se pasaron por alto. Uno de ellos ocurrió en territorio de Emiratos Árabes donde se produjeron varios ataques de hombres armados contra vehículos que transportaban marines e incluso puntos Chek Point en cercanías del puerto de Fujeirah. Uno de los incidentes que se cobro la vida de cuatro miembros de la marina estadounidense y cinco efectivos de la policía local sucedió en “Al Mussafah” al norte de la base aérea de “Al Dhafrah” en Abu Dabi, cuando el 27 de enero de 1990 un grupo de hombres bien armados y con lanzadores de cohete autopropulsados emboscaron a un convoy de transporte de efectivos que iban escoltados por fuerzas locales, el resultado fue un desastre y una recomendación de “inteligencia” para recortar los francos de efectivos estadounidenses y mantenerlos embarcados hasta nuevo aviso.

Los autores lograron escapar y perderse sin haber sido capturados nunca. El sitio del ataque fue limpiado y los muertos sacados discretamente por un transporte aéreo a Europa. Para el Comando de la Coalición esto nunca existió, simplemente porque nadie les informó.

Quienes tampoco estuvieron al tanto del peligro que les informo.


Quienes tampoco estuvieron al tanto del peligro que les circundaba en las calles de los emiratos más lejanos de donde se centraban los combates, fueron los Argentinos y camaradas de otras naciones con que compartían tareas. Según algunos documentos de la ex inteligencia de Saddam, se habían previsto ataques contra las instalaciones portuarias de Sharjah entre los cuales figuran el minado de los fondeaderos de Al “Hamriyah” y el diseño de un bombazo en las instalaciones de “refuel” de “Al Khalid” que no se llevaron a cabo por no haberse extendido el conflicto.

Según varios informes aliados y de los IIS, los ataques prosiguieron en varios puntos de Arabia Saudí que recibieron el mismo encubrimiento, aunque algunos se filtraron a los medios. Para los analistas de la situación, éstas células enemigas tenían la dirección de asesores de inteligencia del partido Baath iraquí aunque ello no pudo ser comprobado con certeza. 

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