10/2/12

¿Es inevitable la guerra en el Golfo Pérsico?


 











Marcelo Ostria Trigo


La cri­sis de Oriente Medio se ha agu­di­zado. Irán, el nuevo pro­ta­go­nista, activo y agre­sivo, está empe­ñado en un pro­grama de desa­rro­llo de ener­gía nuclear, del que se sos­pe­cha que está orien­tado a pro­du­cir armas ató­mi­cas, vio­lando el Tra­tado de No Pro­li­fe­ra­ción Nuclear de 1968, del que Irán es sig­na­ta­rio. Este empeño coin­ci­di­ría con dos obje­ti­vos: cam­biar el equi­li­brio en la región, con un Irán como poten­cia domi­nante y eli­mi­nar “el régi­men sio­nista (el de Israel, que) es un tumor can­ce­roso”. Hasta ahora, el régi­men iraní ha resis­tido las pre­sio­nes para que acepte que el Orga­nismo Inter­na­cio­nal de Ener­gía Ató­mica veri­fi­que sus obje­ti­vos nuclea­res. Tam­poco ha renun­ciado a bus­car la des­truc­ción de Israel.
Las reti­cen­cias de Rusia y China para que se impon­gan más san­cio­nes a Irán tam­poco han sig­ni­fi­cado apoyo a los pro­pó­si­tos de los aya­to­lás. El pro­pio pri­mer minis­tro chino, Wen Jia­bao, acaba de mani­fes­tar su cate­gó­rica obje­ción a la ame­naza de Irán de blo­quear el estre­cho de Ormuz, por el que pasa entre el 35 y el 40% de los buques petro­le­ros del mundo. A la vez declaró que “China se opone cate­gó­ri­ca­mente a que Irán desa­rro­lle y posea armas nucleares”.
El régi­men iraní esta­ría sin­tiendo los efec­tos del blo­queo euro­peo a las com­pras de petró­leo. Su “eco­no­mía –afirma Javier Valen­zuela en El País de Madrid, 05/02/12– está atas­cada, mien­tras se dis­pa­ran la infla­ción y el des­em­pleo”. Si esto fuera así y pesa­ría en el ánimo de los diri­gen­tes ira­níes, per­de­ría fuerza la opción del ata­que mili­tar, puesto que una difí­cil situa­ción eco­nó­mica obli­ga­ría a Tehe­rán a nego­ciar y, even­tual­mente, a renun­ciar a sus aspi­ra­cio­nes de con­ver­tirse en una poten­cia mili­tar nuclear. Pero esto se mues­tra lejano, cono­ciendo la obs­ti­na­ción de los ayatolás.
El pro­grama iraní de pro­duc­ción de armas nuclea­res, el blo­queo de una vía marí­tima inter­na­cio­nal esen­cial para el trans­porte de una buena parte del petró­leo mun­dial y el pro­pó­sito de des­truir a un miem­bro de las Nacio­nes Uni­das (Israel) pue­den –se dice tam­bién– estar orien­ta­das a ocul­tar sus gra­ves difi­cul­ta­des. Ya no es creí­ble la decla­ra­ción de su jefe espi­ri­tual, Alí Jame­neim, de que “la revo­lu­ción iraní trajo la liber­tad y la dig­ni­dad al pue­blo iraní y des­truyó el régi­men antis­lá­mico, y trajo un régi­men islá­mico en su lugar… La dic­ta­dura fue cam­biada por la democracia”.
Por otra parte, no es ima­gi­na­ble que un Estado ame­na­zado, como Israel, de ser ‘borrado del mapa’, vaya a cru­zarse de bra­zos, cuando ya enfrentó tres gue­rras pro­vo­ca­das para eli­mi­narlo de la faz de la Tie­rra. Tam­poco habrá quie­nes acep­ten que el domi­nio del petró­leo sea usado como arma polí­tica que com­pro­meta su bienestar.
Las alter­na­ti­vas: la pre­sión eco­nó­mica inter­na­cio­nal, que no siem­pre es efec­tiva, o la acción mili­tar, sobre la que hay varias con­si­de­ra­cio­nes y obje­cio­nes: ¿sería posi­ble que solo con ata­ques aéreos se pueda des­truir ins­ta­la­cio­nes nuclea­res, como las ira­níes, que esta­rían pro­te­gi­das bajo mon­ta­ñas en un país muy extenso? En tal caso, que­da­ría solo la opción de una inva­sión. ¿EEUU esta­ría dis­puesto a una nueva aven­tura con un inmenso costo polí­tico y eco­nó­mico? ¿Israel, pese a que sienta que su exis­ten­cia está en peli­gro, ten­dría la capa­ci­dad de lle­gar a Irán e invadirlo?
En 1990, cuando Sad­dam Hus­sein inva­dió Kuwait y se con­for­maba una coa­li­ción mili­tar para enfren­tar a Irak, un diplo­má­tico en Tel Aviv decía: “Esta será la gue­rra más deseada”. Quizá, hoy, esta no lo sea, pero es muy probable.

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