16/2/21

SE FUE UN CAMALEON, QUE CUALQUIER SACO LE QUEDABA BIEN.



“MENEM NO LO HIZO”

Sin penas ni gloria se fue uno de los mandatarios argentinos contemporáneos más controvertidos










En un país como la Argentina suele llamarse sincretismo a cualquier mezcla de cosas y situaciones que en realidad nada tienen que ver con este termino. Pero como suena interesante, muchos la usan a menudo. Con ello se ha pretendido justificar lo injustificable y de esa manera muchas de las acciones y obras de personajes de la historia contemporánea a su muerte, pasan a ser venerados como pro-hombres de una república que ya no existe cuando estos ayudaron a que deje de existir.

El 14 de febrero último murió uno de estos personajes insignes de la vida política contemporaea argentina, un icono y quizá el representante político por excelencia de los noventas y responsable en la actual situación geopolítica del país. Carlos Saúl Menem fue sin dudas uno de ellos y así como muchos aún lo respaldan en sus exequias muchos otros lo recuerdan como una pésima nota para las páginas de historia política del país. Para muchos un ejemplo del animal político, pragmático y sagaz, para otros el ejemplo de un inescrupuloso y un demagogo con aires de grandezas develadas en una década de excesos y ampulosidades obscenas en las que se mezclaron el brillo de las apariencias, las amistades peligrosas y el dinero de negocios tan sucios como peligrosos que terminaría con cruentas situaciones disfrazadas de cuestiones políticas.

Su versatilidad en las alianzas previas a ser elegido presidente sin dudas le trajeron consecuencias a él y al país. En momentos que la Constitución preveía que el cargo a presidente debía ser ocupado por un ciudadano argentino de confesión católica no dudo en abandonar su fe islámica para convertirse por mera conveniencia. También y buscando la plataforma de apoyo nacionalista en un país que se estaba yendo por la pendiente, había entablado una estrecha relación con el Coronel Mohamed Ali Seineldin y su gente prometiéndole que de llegar al gobierno tendría un lugar en la reestructuración de las Fuerzas Armadas y una nueva industria armamentística nacional. Apenas asumió, les dio la espalda en sintonía con Washington que le sugería alejarse de ellos, abandonar el desarrollo de su industria militar y por supuesto, entregar sus avanzados proyectos militares de Falda del Carmén, Cordoba.

Un astuto político que intuyendo el humor de sus conciudadanos, supo tocar los resortes emotivos correctos para manipular a las masas y así llegar a la presidencia en 1989 en medio de un país que se hundía en el caos político y económico. Disfrazado de caudillo norteño con un pasado comprometido con Montoneros refrendado por haber estado en la cárcel y con supuestos posicionamientos nacionalistas, Menem demostró ser un hábil camaleón que terminó demostrando que cualquier traje le quedaba si eso le daba el acceso al poder.

Sumergió a la política de estado en el vedetismo y la superficialidad de la farandula y el espectáculo que arrastro a una corrupción galopante que vino a hundir aún más las instituciones, derruidas durante la calamitosa era (1983 a 1989) del social demócrata de Raúl Alfonsin y la “Coordinadora”. A la par de esto y lejos de las afirmaciones que en algún momento realizó su Jefe del Estado Mayor el General Martín Balza, debilitó a las Fuerzas Armadas y prueba de ello fueron los incidentes referentes a las escandalosas triangulaciones de armas del ejército argentino sacadas de varios regimientos del país para ser embaladas y embarcadas a Ecuador y Croacia. Tampoco ha de olvidarse la nefasta consecuencia de estas maniobras de macro corrupción como fue la voladura de “Río Tercero”, un incidente que sin medias tintas fue otro atentado realizado para cubrir este negociado.

En lo estrictamente político, su obra dejó muchas aristas sin limar, especialmente en la política exterior. Suele escucharse a sus acólitos que gracias a su decisión de alinearse con EEUU en particular en lo referente al apoyo a las operaciones “Escudo y Tormenta del Desierto” en el Golfo Pérscio, el país se abrió al mundo y por ello recibió la ayuda económico financiera que se reflejaría en la paridad de su moneda con el dólar llamada “uno a uno” pero que como se vió solo unos tres años después tras la crisis internacional en 1994, esa supuesta paridad solo era un espejismo en el desierto.

Precisamente y hablando de desierto, su postura obsecuente y arribista llevó a traicionar a su propia raíz árabe de nacionalidad sirio-libanesa, dando un apoyo esmeradamente servil para que mediante la máscara de Naciones Unidas, desatar una de las guerras más calamitosas y destructivas de finales del siglo XX como sin dudas fue aquella “guerra del Golfo” en la cual murieron miles de civiles iraquíes y que fue el punto de inicio para la desestabilización perpétua que vino a posterior y que aún perdura en la región.

En lo que hace a la geopolítica de su propio país, Menem fue el autor de una página harto discutible en el posicionamiento del mismo. Con el restablecimiento de relaciones con el Reino Unido se comprometió a abandonar todo esfuerzo por recuperar un poder militar que pudiera amenazar a las instalaciones militares británicas en el Atlántico sur y terminar con las reivindicaciones nacionales sobre la causa Malvinas e islas del Atlántico sur mediante el inicio de gestiones secretas con los británicos que tras conversaciones oficiales encabezadas por el entonces embajador Lucio García del Solar y su par británico Sir Crispin Tickell en España, más tarde se plasmarían en acuerdos definitivos firmados uno en febrero de 1989 y el segundo en 1990 conocidos como los “Tratados de Madrid” en los que sin eufemismos y lejos del conocimiento público, entre otras cuestiones, la Argentina entregaba el control total de sus actividades económicas, financieras, geopolíticas y militares a la Corona británica.

Muchos de los actuales funcionarios del gobierno de Alberto Fernández fueron parte o tuvieron sus inicios con Menem. El mismo Fernández le debe su carrera al menemismo aún si este se hace el desentendido ante este señalamiento. Igualmente, ha quedado en claro algo y esto es que el difunto presidente no solo no puso al país en ese “primer mundo” de ficción que los liberales discursan sino que literalmente entrego la suerte geopolítica y el futuro de la Argentina a Londres y Washington.

“KALIBR: UNA OPCIÓN ACCESIBLE Y EFICAZ”


Cómo la industria misilistica rusa de punta puede reimpulsar la defensa y la atrofiada carrera de la industria naval Argentina.





Era mediados de Octubre del 2015 cuando junto a un entrañable amigo, descansábamos en su yate que estaba fondeado a unos cinco kilómetros de las playas de Rudsar que bañan el Mar Caspio en Gilan, Irán, semi dormido sobre su amplia cubierta de proa me vi sacudido por el extraño sonido que se asemejaba al de una avión a reacción a la distancia pero con características particulares, pasaba muy alto por casi encima de nosotros y no llevaba luces de navegación. Solo unas horas después pude enterarme de que había sido el disparo del primer misil “mar-tierra” de largo alcance de la marina rusa que fue disparado junto a otros más por una flotilla que se hallaba a varios cientos de kilómetros dentro del Mar Caspio.


Sin saberlo había sido testigo del comienzo de una nueva fase en la lucha contra los grupos que vienen agrediendo a Siria en la cual Rusia ensayaba en la realidad, un nuevo sistema de misiles que había venido siendo monitoreado con simulaciones cibernéticas en los cuarteles generales de Vladivostok. Pero también significo el principio del fin para las jugarretas sucias de EEUU y sus colegas en dicho escenario demostrándoles por las malas, hasta donde podía llegar el brazo ruso.



Más allá de lo político y las circunstancias geoestratégicas que rodean el uso de este moderno misil, hay una cuestión de capital importancia y es la que hace a su costo y tecnología. Hasta no hace mucho los medios masivos vendían a la opinión pública que los EEUU tenían el misil crucero más poderoso y preciso que la tecnología militar moderna podía ofrecer aunque en muchos episodios de la historia contemporánea, eso quedó rebatido.


Pero el uso de este misil crucero lanzable desde corbetas en movimiento e incluso desde submarinos, ofrece una valiosa solución estratégica para países que tienen que defender extensos litorales marítimos y mucho más cuando tienen entre sus hipótesis de conflicto, un enemigo con un alto potencial naval. Para ser breves, el caso se presenta ideal la situación de Argentina que actualmente se halla a medio camino de reestructurar a sus FFAA entre ellas a la Marina de guerra, que según informes reservados presenta un estado crítico y de una total inoperancia. Tironeado entre abandonar su propia potencialidad militar y los deseos de Londres por desarticular todo programa que rearme al país, el gobierno de Macri tiene la oportunidad de oro de negociar la adquisición de este sistema embarcado que obviamente no será del agrado de la corono británica.




Las ventajas que presenta éste sistema van desde las meramente técnicas y operativas hasta las políticas dejando en claro que hay alternativas a la supuesta imprescindibilidad de Washington para que el país pueda reestructurar su área defensiva. Para comenzar hay que dejar en claro que EEUU jamás le proveería a la Argentina un misil de similares características como es el “UGM-109E -TOMHAWK”, que posee más antigüedad en el mercado, realizando su primer lanzamiento en 1980 y que fue siendo modificado con el paso de los años para ser usado en forma masiva en 1991 contra Iraq en la llamada “Tormenta del Desierto”.


Pese a que el misil estadounidense contaba con un sistema de cámara que trasmitía en tiempo real su trayectoria hasta el blanco, los medios informativos de la época, sobredimensionaron su efectividad más allá de lo creíble. Más allá de los objetivos políticos y psicológicos que perseguían esos exagerados informes sobre la eficacia del Tomhawk que supuestamente daría nacimiento a la llamada “guerra sin contacto directo”, la realidad en el terreno y en las salas de monitoreo de dichos lanzamientos mostraron tan solo una eficacia del 50% en destruir objetivos estacionarios en Iraq.


Otra de las razones para mentir sobre las capacidades del misil era su abultado costo. Si el público estadounidense se enteraba que dos millones de dólares, lo que valía cada uno en ese entonces, caían sobre un montículo en el desierto o uno de los cientos de señuelos de goma y chatarra pintada que había desplegado el ejército de Saddam Hussein, La Casa Blanca hubiera tenido muchos problemas por esos días y la guerra podría haber concluido apenas había comenzado. Las últimas adaptaciones realizadas al misil estadounidense siguen mostrando un mediocre rendimiento, especialmente contra blancos semi móviles.


Precisamente en los 47 misiles que EEUU lanzó contra objetivos de los mercenarios en Siria e Iraq, no se registraron grandes daños a los sistemas de comando y control de los “Yihadistas” evidenciando que sigue habiendo fallas a mejorar o falta de interés en degradar la operatividad de esos grupos.


Misil KALIBR



Por otra parte tenemos al nuevo misil ruso, tipo crucero naval “3M14-KALIBR” que a semejanza de su contraparte estadounidense, está diseñado para operaciones de largo alcance y con ambiciones de precisión centesimal. Cuenta con un sistema de guía satelital GLONASS que permite llevar al vector por rutas seguras y a baja altura aprovechando los datos topográficos del terreno que hagan muy dificultoso la detección de su llegada. Sus características técnicas hacen del vector con cabeza inteligente y una capacidad de 495 kg de explosivos, una pieza de ingeniería que tiene nerviosos a los jerarcas en la sede de la OTAN. Hasta el 7 de octubre del 2015 los rusos no habían ensayado en acción real a este misil que puede ser lanzado desde buques y submarinos en movimiento un detalle que en el campo de éste tipo de armas no es menor y hacen a la versatilidad con la que pueden operar.


Las operaciones de lanzamiento de estos misiles contra objetivos previamente determinados y con importancia estratégica para el Comando Militar de las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación rusa, han demostrado la eficacia que representa que un misil lanzado desde 1600 kilómetros de en el blanco con apenas un margen de error de dos metros. Fue quizás estos sorpresivos y precisos golpes contra el “Daesh” y “Al Nusra” lo que llevo a cambiar las tácticas de la CIA y sus colegas que prestan apoyo logístico.



La posibilidad de que el gobierno argentino contemple el acceso a este sistema lleva implícita la necesidad de adquirir al menos una corbeta clase “Gramschi” o la remodelación de alguna de las corbetas que aún le queda en operaciones a ala Armada para su adaptabilidad y montaje del sistema de lanzadores verticales que propulsa al “Kalibr” y toda la electrónica del Software para su guía. En realidad esto último creemos que es técnicamente imposible dado el origen de las corbetas argentinas y los propósitos que sus diseños han contemplado que las hace demasiado delicadas –estructuralmente- para soportar el lanzamiento de un misil de largo alcance.


Se hace muy difícil poder concebir como todo este sistema pudiera ser montado sobre una Corbeta como la ARA Espora, la ARA Spiro o algún que otro destructor que quede en servicio, conociéndose la enclenque estructura de la fuerza naval.




Igualmente de ser necesaria la adquisición de una unidad naval de la clase “Gramschi” o de las nuevas corbetas rusas del tipo “Grad Sviyazhsk” no solo sería una muy buena inversión para la defensa estratégica de los mares argentinos, especialmente del Atlántico sur que se halla ocupado por nada menos que la Real Marina británica, sino también la oportunidad para el establecimiento de una mayor y estrecha relación con la Federación rusa que puede aportar al área de la Defensa nacional de recursos como representa este avanzado sistema y la posibilidad de transferencia de tecnologías para su desarrollo en el país.
Sin lugar a dudas ello representaría una demostración de carácter y decisión política en la Casa Rosada y también un poderoso mensaje disuasorio para las crecientes y oscuras ambiciones británicas que no solo viene demostrando sobre el archipiélago del sur sino también sobre toda la Patagonia Argentina.


Las conclusiones que se pueden arrojar sobre este sistema son lapidarias y ellas se traslucen en los resultados en el terreno. De 51 lanzamientos registrados sobre blancos ubicados en provincias de Siria, la efectividad registrada superó las expectativas de los mismos comandantes rusos que para finales del 2015, habían cortado varias vías de abastecimiento de armas y municiones, destruido depósitos subterráneos de munciones, comandos de comunicaciones y varias terminales petroleras desde donde los mercenarios sacaban el petróleo sirio para traficarlo con rumbo a Turquía. 

El costo que acusó el uso de todos estos vectores fue una muy buena inversión que incluso trajo beneficios colaterales de carácter político –como una especie de mensaje-, cuando dos misiles Kalibr borraron del mapa una base de operaciones secretas de la CIA, el Mossad y el MIT turco en las cuevas del monte “Simeon” en cercanías de Alepo, que coordinaba las operaciones tácticas y funcionaba como centro de reunión de información de los “Yihadistas”.

15/2/21

ESTO DECÍA EL DELIRANTE DE SAUL MENEM: ARGENTINA NO ESTA EN GUERRA..."SE FUE CON UNA DEUDA PENDIENTE "

 Y LA DEUDA PARA LAS TRIPULACIONES DONDE ESTA ???


( YA FALLECIDO )MENEM 14/02/2021  Y CAVALLO


MENEM EX SENADOR (FALLECIDO)

NO TENÍAN NI IDEA COMO ESTABAN CONFIGURADOS LOS BUQUES, NI LOS ALTES. LO ASESORABAN ? Y CONTESTABAN A LA PRENSA CUALQUIER BARBARIDAD.POLITICO ES CUALQUIERA !!!.
LA CUESTIÓN QUE QUEDAMOS COLGADOS COMO UNOS BOLUDOS Y FUERA DEL CONGRESO DONDE NO SE AUTORIZO NADA Y NADIE ESCRIBIÓ NADA, NI LA MARINA SE METIÓ O NO ASESORO A ESTOS INÚTILES.

AHORA ENTIENDO POR QUE EL ALTE. MOLINA PICO QUE ERA CTE. DE FLOTA NOS DIJO "BIENVENIDO DE LA ODISEA" Y QUE QUIERE DECIR ODISEA:

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.Odisea nombre femenino
-1.
..Viaje de larga duración, lleno de aventuras adversas y ..favorables.
.."por primera vez en la historia y gracias a los medios de .información, el ciudadano asistió asombrado a la odisea de ..un telescopio espacial"
-2.
.Serie de penalidades y dificultades que pasa alguien para llevar a cabo algo.

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Menem envió contingentes al Pérsico, pero dice que no van a combatir
“Argentina esta en guerra con Irak”, afirmó categórico el presidente Carlos Menem, en la mañana del 17 de enero, conocidas ya las noticias del inicio de las hostilidades en el Golfo Pérsico.
Acosado por la prensa, el mandatario argentino pretendió tranquilizar a la opinión pública con un vaticinio que contrarrestara el estupor causado por sus propias declaraciones Aventuro: “Aunque los expertos y técnicos calculan que la guerra durara de tres a diez días, yo creo que durara cinco días”
No tranquilizó a nadie Entonces, el 18 de enero, se desdijo y aseveró: “Nunca dije que estamos en guerra Es el mundo el esta en guerra”
Lo único que obtuvo fue poner de nueva cuenta en el tapete el debate iniciado cuatro meses antes, cuando por decisión personal y sin consultar, al Congreso comprometió el envío de dos naves y 311 efectivos militares al Golfo Pérsico A las reclamaciones de los parlamentarios —incluyendo algunos del Partido Justicialista, al cual pertenece Menem— se sumaron las de organizaciones sociales, de defensa de los derechos humanos, de profesionales y estudiantes, etcétera
Nada logró hacer variar la decisión del gobernante
El entonces canciller y hoy ministro de Economía, Domingo Cavallo, explicó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, el 18 de septiembre: “El envío de efectivos militares argentinos al Golfo Pérsico es la principal contribución de la Argentina a la construcción del nuevo orden que emerge al finalizar la guerra fría”
Y el propio presidente Menem afirmó: “Con estas operaciones, Argentina demuestra que esta cambiando la historia del país con ideas nuevas, modernas, de avanzada, de cambio, revolucionarias, si les gusta más esa expresión” Y aseguró que con tal medida su país se
ponía “a la vanguardia, re-insertándose en el mundo”
..........PASAPORTE AL PRIMER MUNDO........
El 19 de septiembre, desde Washington, George Bush felicitó a Menem por su decisión Era la octava carta que el mandatario estadounidense enviaba a su homólogo argentino Pero esta vez incluyó un párrafo gratificante para el presidente sudamericano Dijo Bush que la decisión de Menem “constituye un ejemplo de su firme determinación de que Argentina desempeñe un papel preponderante y destacado en los asuntos mundiales”
“Vamos bien, concluyeron los miembros del gobierno argentino Abundaron entonces los pronósticos: ahora comenzarían a proliferar las inversiones extranjeras —y principalmente norteamericanas— en el país; la deuda externa podría ser re-negociada en un plano casi casi “de tu a tu”, se podría exigir de Estados Unidos el fin de las medidas proteccionistas y restrictivas que afectan las exportaciones argentinas al país del norte etcétera.
Pero fue precisamente el embajador de EU en Argentina —Terence Todman— quien bajó el perfil de las expectativas gubernamentales Lo hizo el 23 de septiembre, al aclarar que el envío de tropas argentinas al Golfo no se traduciría en un mayor flujo de capitales de Estados Unidos a este país y que tampoco suponía un trato preferencial de los bancos acreedores en la deuda externa
Diputados de la oposición, algunos del justicialismo intentaron, sin éxito, que los entonces ministros de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo, y de la Defensa, Humberto Romero comparecieran a explicar por que el Ejecutivo había pasado por alto el articulo 67, inciso 24, de la Constitución Política, según el cual es el Congreso de la Nación el que autoriza la salida de tropas del territorio nacional No lograron su objetivo Cuestión de quórum.
Con su práctica de hechos consumados, acusaron, Menem no sólo adoptó una decisión inconstitucional, sino que ademas provocó un conflicto de poderes Pragmático, Menem replicó “La decisión está tomada Los que estén de acuerdo, en buena hora los que no, mala suerte”
¿Cuales serán las ventajas del envío de tropas y quien pagara el costo? insistieron los opositores
De lo segundo no hay que preocuparse: los 16 millones DE DOLARES que costara la operación serán pagados por el fondo solidario de los países involucrados en el conflicto y de la ONU, explicó el Comandante en Jefe de la Armada Argentina, contralmirante Jorge Ferrer.



 EX-SENADOR MENEM





EX-CANCILLER GUIDO DI TELLA

De las ventajas se hablaría después
CONTRA VlENTO Y MAREA....
El 25 de septiembre de 1990, a las 1 1:30, zarparon desde Puerto Belgrano, Bahía Blanca (600 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires), el destructor “Almirante Brown” y la corbeta misilera “Spiro”, llevando a bordo a los 311 oficiales y suboficiales de las tres armas de las Fuerzas Armadas argentinas, que forman “la fuerza argentina de paz en el conflicto del Golfo Persico.
Había dudas acerca del papel que esas fuerzas desempeñarían en la zona de conflicto Se recalcó una vez más que su objetivo sería hacer cumplir el embargo económico decretado contra Irak Nada más
Las dudas subsistían y fueron cáusticamente ejemplificadas por el matutino Página 12, que como nota principal de portada y a raíz del anuncio del envío de tropas publicó un cartón en el cual dos estrategas militares asignan tareas a las fuerzas de los diversos países participantes en caso de estallar la guerra ¿La misión del contingente argentino? “Rendirse, si se da el caso”
A estas dudas intentó salir al paso el jefe del Estado Mayor Conjunto, vicealmirante Emilio Osses, afirmando- “Nuestras fuerzas armadas cuentan con una experiencia militar muy valiosa, resultado de la guerra de Las Malvinas y de la lucha contra la subversión, la que quedara demostrada en el Golfo Persico.
El entonces ministro Romero dio la orden de zarpar Los acordes de la marcha “Valiente muchacha de la Armada” resonaron a cargo de una banda militar Unas 400 personas —familiares y amigos de la muchacha— agrupadas en la plataforma del puerto dieron rienda suelta a la emoción Rodaron lagrimas que empaparon los blancos pañuelos del adiós en el aire También la banda se emocionó y algunos acordes sonaron falsos.
A esa misma hora, en Buenos Aires, en la Plaza San Martín y frente al monumento a los caídos en la guerra de Las Malvinas en 1982, casi un millar de personas se contramanifestaba por el envío de tropas a la zona de conflicto Hubo dirigentes políticos, diputados, defensores
de derechos humanos, madres de la Plaza de Mayo, familiares de desaparecidos, excombatientes de Malvinas, sindicalistas.
En el Predio Ferial, el presidente Menem visitaba una exposición industrial argentino-japonesa Para suplir su ausencia en Puerto Belgrado a la hora de despedir a los efectivos castrenses, envió un mensaje a la tripulación de ambas naves Uno de sus párrafos: “Les pido que con fe, esperanza y capacidad, que ustedes tienen, dejen bien sentado el prestigio de nuestro país” Consultado por la prensa al salir de la exposición, Menem descalificó a sus detractores Dijo: “Pueden hacer cien, mil, un millón de marchas los sectores de la izquierda y de la ultraizquierda Pueden hacer cien mil marchas las juventudes políticas, pero la decisión no se modificara”
Todo estaba dicho Y hecho Las dos naves de la Armada y dos aviones, un Hércules c-30 y un Boeing 707 enfilaron a la zona de conflicto Los navíos permanecerían allí por el tiempo que fuera necesario- los aviones irían y vendrían, portando pertrechos y vituallas, se aclaró
La ciudadanía argentina, atónita, se limitó a desear que la guerra en el Golfo no estallara Así las fuerzas de paz podrían regresar sanas y salvas.

PERO ESTALLO LA GUERRA...
¿Y ahora, que? Tal fue la pregunta cuando Menem se auto desmintió, rectificando que no es Argentina la que esta en guerra con Irak, sino el mundo el que esta en guerra.

Contagiado de triunfalismo, no sólo limitó las acciones bélicas a un plazo —de su propio cálculo— de cinco días, sino que aventuró las ventajas que la guerra —en caso de prolongarse,— reportaría a la Argentina

“Aunque no tolero las guerras, la del Golfo Pérsico ayudara a nuestro país”, afirmó Menem ¿Cómo? “Cuando nosotros vendamos al mundo lo que le haga falta”
Y aprovechó para refutar: “Los peronistas que hoy se rasgan las vestiduras olvidan que el general Perón le declaró la guerra al Eje y nuestro país vendió alimentos durante la segunda
guerra mundial”

Aclaró, sin embargo, que “ni loco” deseaba que las naves argentinas entraran en combate

¿ Con que vamos a ir a la guerra? se autopreguntó Menem

El exministro de la Defensa, Humberto Romero —para entonces ya reemplazado por Guido Di Tella, exembajador de Argentina en Washington— se dedicaba también a enfatizar las ventajas de la guerra Regresado del Golfo, aseveraba:

“El adiestramiento que adquieren nuestros efectivos allá es realmente notable, como hace mucho no se podía realizar en nuestro país Los cuatro meses de navegación en el golfo equivalen a cuatro años en nuestros mares”
Pero las naves argentinas que, acorde con lo expresado por el flamante ministro Di Tella “sólo escoltaran a los buques de re- abastecimiento en aguas del golfo”, están ubicadas en el radio de alcance de los misiles iraquíes, según ha señalado la prensa local Esto aumenta la angustia de madres, esposas y novias de efectivos en la zona de conflicto A ellas se consuela —o se intenta consolar— diciendo: “Los muchachos en la misión tienen la moral muy alta” Y en un plano más concreto, se les dice que las dos naves en misión cuentan con cañones de 127 milímetros; torpedos tele-guiados para lucha anti-submarina; radares de control aéreo capaces de detectar un avión a más de 200 kilómetros de distancia y helicópteros franceses

Una encuesta pública realizada en el Gran Buenos Aires y la capital federal arrojó como resultado que 85% estaba por el regreso de las naves a Argentina, 95% rechazaba la participación del país en la guerra del Golfo Pérsico
Para definir que hacer con el contingente en zona caliente, Menem optó por obviar —esta vez— al Congreso y solicitó de este la aprobación para que los efectivos militares permanezcan allá Lo logró El 24 de enero el Congreso —la mayoría— le dio el sí.

Al calor de este éxito, Menem declaró: “Argentina va a estar al lado de Israel en cualquier actitud que adopte el gobierno de Tel Aviv”
Anochecía ese 24 de enero cuando el presidente Menem, en discurso transmitido en cadena nacional de radio y televisión, declaró a Argentina en “emergencia moral”, a la vez que anunciaba una serie de medidas para combatir la corrupción
Resultado inmediato: alza galopante del dólar y, como consecuencia, la renuncia del gabinete económico.


9/2/21

LA PARTICIPACION ARGENTINA EN LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO






A lo largo de este breve ensayo analizaremos una serie de variables internas y externas que creemos, dieron por resultado la implementación por parte de Argentina, de una política exterior inédita para este país: "El abandono de la histórica neutralidad en conflictos bélicos que no le incumben directamente"(Simonoff, 2004; p:2). 

La reconversión de la política exterior argentina, de acuerdo con Ferreri (2002), surge de la decisión del presidente Menem, y un grupo cercano de asesores, de reinsertar al país en una posición destacada en el sistema internacional. De acuerdo con el autor, la reconversión política respondió a factores tanto internos como externos, y es en base a esta división que buscaremos comprender la decisión de participar en el conflicto del Golfo Pérsico. 

Con el fin de brindar un entendimiento integral del tema, utilizaremos distintos niveles de análisis por medio de los cuales, creemos, será suficiente para comprender la política implementada:-En primer lugar brindaremos una descripción de la situación política y económica que atravesaba el país durante los primeros años del mandato del presidente Menem y los desafíos a los que este debía enfrentarse en lo inmediato.-En segundo lugar, brindaremos un análisis en el que evaluaremos de qué manera los cambios en la política internacional motivaron a la toma de acciones por parte de los países con el fin de posicionarse dentro de este nuevo orden mundial.-En tercer lugar, trataremos la cuestión de las fuerzas armadas nacionales. 

Creemos que la, para entonces no resuelta cuestión militar, influenció el camino de inserción internacional tomado por el gobierno del presidente Menem, por lo que brindaremos una descripción general de la situación e intentaremos comprender de qué manera esta influyo en la política exterior argentina.-Por último analizaremos el papel que jugó la política en la toma de decisiones. Por un lado, a través del estudio racional llevado adelante por el gobierno para justificar la intervención militar, y por el otro, el peso que tuvieron las oposiciones hacia la política exterior del gobierno de Menem, y de qué manera estas oposiciones fueron sorteadas por el ejecutivo. Situación política y económica interna 

El presidente Menem asume el gobierno en medio de una profunda crisis económica y social. La crisis de la deuda externa surgida a partir de la denominada "segunda crisis del petróleo" 1 , y de las políticas económicas tomadas por los gobiernos anteriores, dio por 1 La denominada "segunda crisis del petróleo" tiene lugar en 1979 a partir de las consecuencias de la revolución iraní y la guerra entre Irak e Irán, que dio por resultado una fuerte suba en los precios del petróleo. El alza de precios del sector petrolero se tradujo en un déficit comercial en países importadores mientras que en los países exportadores se evidenció un fuerte superávit. Ante esta situación, los países no


A lo largo de este breve ensayo analizaremos una serie de variables internas y externas que creemos, dieron por resultado la implementación por parte de Argentina, de una política exterior inédita para este país: “El abandono de la histórica neutralidad en conflictos bélicos que no le incumben directamente”(Simonoff, 2004; p:2). 

La reconversión de la política exterior argentina, de acuerdo con Ferreri (2002), surge de la decisión del presidente Menem, y un grupo cercano de asesores, de reinsertar al país en una posición destacada en el sistema internacional. De acuerdo con el autor, la reconversión política respondió a factores tanto internos como externos, y es en base a esta división que buscaremos comprender la decisión de participar en el conflicto del Golfo Pérsico. Con el fin de brindar un entendimiento integral del tema, utilizaremos distintos niveles de análisis por medio de los cuales, creemos, será suficiente para comprender la política implementada:

-En primer lugar brindaremos una descripción de la situación política y económica que
atravesaba el país durante los primeros años del mandato del presidente Menem y los
desafíos a los que este debía enfrentarse en lo inmediato.
-En segundo lugar, brindaremos un análisis en el que evaluaremos de qué manera los
cambios en la política internacional motivaron a la toma de acciones por parte de los países con el fin de posicionarse dentro de este nuevo orden mundial.

-En tercer lugar, trataremos la cuestión de las fuerzas armadas nacionales. Creemos que la, para entonces no resuelta cuestión militar, influenció el camino de inserción internacional tomado por el gobierno del presidente Menem, por lo que brindaremos una descripción general de la situación e intentaremos comprender de qué manera esta influyo en la política exterior argentina.

-Por último analizaremos el papel que jugó la política en la toma de decisiones. Por un lado,
a través del estudio racional llevado adelante por el gobierno para justificar la intervención militar, y por el otro, el peso que tuvieron las oposiciones hacia la política exterior del gobierno de Menem, y de qué manera estas oposiciones fueron sorteadas por el ejecutivo.

Situación política y económica interna
El presidente Menem asume el gobierno en medio de una profunda crisis económica y
social. La crisis de la deuda externa surgida a partir de la denominada “segunda crisis del petróleo”, y de las políticas económicas tomadas por los gobiernos anteriores, dio por



La denominada “segunda crisis del petróleo” tiene lugar en 1979 a partir de las consecuencias de la revolución iraní y la guerra entre Irak e Irán, que dio por resultado una fuerte suba en los precios del petróleo. El alza de precios del sector petrolero se tradujo en un déficit comercial en países importadores mientras que en los países exportadores se evidenció un fuerte superávit. Ante esta situación, los países no

resultado periodos hiperinflacionarios, devaluaciones recurrentes y déficit fiscal que en términos sociales, produjeron una sensación de agobio en el pueblo argentino, quien demandaba hacia la nueva administración la restauración del orden público, estabilidad y crecimiento económico (Aranda, 2004).

La administración Menem, de acuerdo con Colombo (2005) y Aranda (2004) definió el
interés nacional en función de la necesidad de alcanzar el desarrollo económico. Y para alcanzar ese desarrollo, sostienen los autores, el gobierno consideró esencial una
reinserción exitosa en la economía global, por un lado a través del fomento del comercio internacional y las inversiones extranjeras, pero por el otro, a través del alineamiento estratégico hacia los Estados Unidos. Es así como el gobierno del presidente Menem basaría, en adelante, su política exterior según propuesto por la teoría del Realismo
Periférico (Hens & Sanahuja, 1995), aceptando y subordinándose ante el liderazgo
estadounidense, y alineando sus políticas en función de las necesidades del gran hegemón.

Redefinición de la política exterior argentina: En busca de un lugar en el nuevo orden
mundial
Con la finalización de la Guerra Fría, se dio comienzo a una era unipolar en la que los
Estados Unidos surgieron como el vencedor sin atenuantes por sobre su adversario, la
Unión Soviética (Aranda, 2004). La relajación en las tensiones internacionales permitieron a los Estados Unidos impulsar con mayor ímpetu las políticas económicas del consenso de Washington por un lado, y promover una serie de políticas para abordar la cuestión de la deuda en los países latinoamericanos con el fin de revertir los efectos de la denominada “década perdida ” por el otro (Colombo, 2005).
Estos cambios en la configuración de poder global tuvieron el nombre de “nuevo orden mundial

”, y de acuerdo con Míguez (2010), dieron lugar a una integración entre los países
desdibujando las barreras políticas y planteando la necesidad de sostener “valores
internacionales” y “legalidad internacional” en pos del mantenimiento de ese nuevo
ordenamiento. Desde esta concepción, el accionar de Saddam Hussein en Kuwait fue
interpretado como un ataque a este orden mundial, y a la comunidad internacional en su conjunto. Y es en base a este diagnóstico, afirma Míguez (2010), que el núcleo cercano al productores de petróleo tomaron dos caminos. Por el lado de las economías desarrolladas, se redujo el gasto corriente, mientras que por el de los países en desarrollo, esperando que el alza de los precios sea
transitorio, se hizo lo opuesto, generando así un doble déficit de cuenta corriente: uno producto de las mayores cuentas provocadas por los precios del petróleo y el otro, por las mayores exportaciones netas logradas por los países industriales. Para 1980, se observa una fuerte tendencia contractiva en la política
monetaria de los países industriales que tiene como consecuencia la suba de la tasa de interés de corto y largo plazo en todos los mercados, incluido al de capitales (Valdés, 1988)

Consenso de Washington es el nombre por el que se conoce a una serie de postulados elaborados por el economista John Williamson a ser aplicados por los países en vías de desarrollo durante la década de 1990
(Josep, 2000).

Término acuñado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe para describir a la década de
1980 en la que los países latinoamericanos experimentaron recurrentes crisis económicas (Borja, 2017)

Término acuñado por el presidente George Bush Sr. para referirse al orden surgido bajo el liderazgo estadounidense luego de la caída del muro de Berlín (Míguez,      2010).

presidente Menem encontró la justificación para dar impulso al alineamiento hacia los
Estados Unidos por medio de la vía militar.
El nuevo orden mundial imponía a los países del anteriormente denominado tercer mundo dos opciones: El neutralismo como política exterior, o la adhesión irrestricta al esquema planteado por Washington (Ferreri, 2002).
Los beneficios de la segunda opción, y permítasenos citar in extenso a Ferri (2002; p: 
consistían en:

“[…] entrenamiento gratis y del mejor nivel para la Armada Argentina, buenos
sueldos para los hombres que participaron de la operación, importantes negocios
en la reconstrucción de Kuwait, y un incipiente nuevo rol para unas fuerzas armadas
argentinas que están gravemente necesitadas de una razón de ser y de una misión
significativa, ahora que las principales hipótesis de conflicto con los países limítrofes
quedaron descartadas (Escudé, 1989; p: 39)”

De acuerdo con Simonoff (2004), y agregando a lo planteado por Escudé (1989), el
acercamiento hacia los Estados Unidos por medio de la vía militar, buscaba obtener,
además de las ganancias de tipo económico producto de la reconstrucción de Kuwait,
ganancias en términos políticos, al romper con la histórica posición antiestadounidense llevada adelante por parte de la Argentina. Simonoff (2004) agrega además que el alineamiento argentino hacia los Estados Unidos se vio materializado por un aumento en el envío de tropas al extranjero bajos dos formas: Coaliciones multinacionales (Guerra del Golfo, Haití) o aquellas mandadas por las Naciones Unidas (misiones humanitarias y de paz). La intervención argentina en el Golfo, de acuerdo con el autor, constituye un claro ejemplo del cambio de rumbo en la política exterior argentina que, como se dijo, rompió con la histórica neutralidad.

Creemos que lo especialmente destacable de esta política es el carácter sin precedentes de la misma, ya que abrió, en palabras de Vignolles (2003) “[…] la oportunidad para la República Argentina en su proceso de reinserción en la escena internacional, cambiando el perfil aislacionista, errático y no alineado que la caracterizaba (p: 150)”
Creemos pertinente mencionar que en el ámbito regional no fue bien recibida por parte del resto de los países del Cono Sur, con excepción de Uruguay. Tanto Brasil como Chile, plantearon cuestionamientos reiterados por la no consulta previa a la toma de la decisión de participar en el conflicto (Vignolles, 2003).

La cuestión militar

Las dificultades para encontrar una respuesta a la denominada “cuestión militar”
durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín, fue uno de los desencadenantes de la caída de su gobierno

(Fair, 2011). El gobierno del presidente Menem, sostiene el autor, debía
encarar la compleja tarea de solucionar este asunto sin repetir los errores cometidos
durante el gobierno anterior, con el fin de darle un cierre definitivo.
El abordaje llevado adelante por el presidente Menem hacia la cuestión militar, incluyó la eliminación de los mandos de los militares afines a los sublevados denominados
“carapintadas”, y sublevó al generalato ante el poder político por medio del gesto que
representaron los indultos brindados por el gobierno a la plana mayor de las fuerzas
armadas. De esta manera, quedaron sentadas las bases para llevar adelante un plan de
ajuste por parte del gobierno, por medio del cual se redujo notablemente el presupuesto en defensa y se privatizó casi la totalidad del “imperio industrial militar”, debilitando la posición de poder que los militares históricamente habían ostentado como actores de la política interna (Fair, 2011).
A las medidas políticas y económicas llevadas adelante por el presidente Menem, creemos pertinente destacar, se suman cuestiones no menores que contribuyeron a debilitar el poderío militar. Por un lado, el debilitamiento de la imagen de las fuerzas armadas frente a una gran parte de la sociedad producto de crímenes cometidos durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional”. Por otro lado, como afirma Fair (2011), debido al golpe sufrido por la moral militar luego de la derrota de Malvinas, y el “clima de época” en favor de la democracia liberal. Estas cuestiones, creemos, son las que permitieron la
implementación exitosa de las políticas que diezmaron el poder militar dentro de la sociedad política. Aunque el nuevo panorama mostraba a las Fuerzas Armadas  subordinadas ante el poder político y sin intenciones aparentes de sublevación entre sus mandos, surgía una pregunta que debía ser respondida si se pretendía sostener esta delicada situación:

¿Qué rol cumplirían las Fuerzas Armadas en adelante?
Creemos que la respuesta a esta pregunta constituye uno de los factores fundamentales
para explicar, tanto el aumento en la participación argentina en misiones de paz, como la participación de las fuerzas armadas en la Guerra del Golfo.
Con la distención final de la Guerra Fría, y el establecimiento del ya mencionado “nuevo orden mundial”, se eliminan (al menos en parte) dos de los principales“enemigos a combatir” por las Fuerzas Armadas. Por un lado, producto de la catastrófica caída de la Unión Soviética desaparece por completo la posibilidad de cualquier intento de asonada

Por cuestión militar nos referiremos a las tensiones remanentes entre las Fuerzas Armadas (y sus diferentes facciones) y la política argentina tras la vuelta de la democracia luego de 1983.

“Expresada en el trágico episodio de semana santa de 1987 y los sucesivos levantamientos militares de diciembre de 1988 y enero de 1989” (Fair, 2011:1).

Con esto nos referimos a la serie de decretos presidenciales firmados entre 1989 y 1990 por medio de los cuales se brindaba una amnistía, tanto a los militares sublevados en los denominados “alzamientos carapintadas”, como a la cúpula militar que gobernó al país durante el denominado “Proceso de Reorganización Nacional” y a líderes guerrilleros (Fair, 2009). socialista o comunista en la región. Por el otro, se ve reducida casi a su mínima expresión
cualquier hipótesis de un conflicto armado directo con países vecinos producto de la nueva etapa de cooperación e integración global bajo el liderazgo de los Estados Unidos.

Ante la descripta nueva situación internacional, y teniendo en cuenta las vulnerabilidades
mostradas por el sistema democrático argentino, la administración del presidente Menem,
sostiene Vignolles (2003), se encontró frente a la compleja tarea de reintegrar a las Fuerzas Armadas dentro del contexto democrático con el fin de, por un lado mantener la continuidad de la delicada democracia de la época, y por el otro, devolverles el prestigio y el valor perdidos dentro de la sociedad y sobre todo, mantener los niveles de profesionalización a pesar de los recortes en materia de defensa.
Con la reinserción de las fuerzas armadas dentro del contexto democrático, y ya sin su rol tradicional (autoimpuesto) como garantes del orden frente a amenazas a la seguridad nacional, las fuerzas armadas mudan el foco de su accionar hacia funciones humanitarias, y a la participación en ejercicios militares conjuntos con estados “amigos”, además del envío de tropas a misiones de paz. De esta forma las Fuerzas Armadas, pasarían de ser los garantes de la paz interna, a contribuir (junto con otras fuerzas) como garantes de la paz mundial. En palabras del presidente Menem, “la participación del país en misiones humanitarias contribuía a lograr la armonía internacional” (Fair, 2011).

La reconversión del rol de las Fuerzas Armadas, originalmente como “garantes de la
seguridad interna”, luego, una herramienta de política exterior en el marco del alineamiento con los Estados Unidos constituyó, creemos, una solución exitosa frente a la resolución de la cuestión militar y el sostenimiento de la delicada democracia argentina, aunque no podemos evitar remarcar, desde nuestro punto de vista, lo reprochable de las herramientas utilizadas para alcanzar este objetivo. Con esto nos referimos a los indultos y amnistías hacia los líderes militares por los crímenes cometidos durante el Proceso de Reorganización Nacional.
Creemos que la cuestión militar constituyó un claro ejemplo en el que la política interna influyó en la toma de decisiones de política exterior.
Por último creemos pertinente destacar que, como afirma Míguez (2010), no existía un
pedido expreso por parte de los Estados Unidos por la participación argentina en el conflicto.
Consideramos que la ausencia de una convocatoria por parte de los Estados Unidos hacia las fuerzas argentinas, y la iniciativa por parte del presidente Menem de ofrecer cooperación militar de todas maneras, evidencian el sentido de oportunidad del entonces presidente, quién logró, por medio de una situación del plano internacional lejana a los intereses argentinos, llevar adelante una política con consecuencias positivas para el país tanto en el plano interior, como en menor medida, en el exterior.

Oposiciones y críticas

La política de envío de tropas impulsada desde la administración Menem no se encontró exenta de críticas por parte de diferentes sectores de la sociedad civil. Según Míguez (2010) el proceso de toma de decisiones contó aún con reticencias desde el núcleo cercano al presidente Menem. Al abrirse el debate dentro del gabinete presidencial, las posiciones más moderadas sostenían que todo envío de tropas debía hacerse dentro de misiones

coordinadas por las Naciones Unidas. Por otra parte, la visión más extrema, y que
finalmente se impondría, sostenía que un alineamiento total (materializado por el envío de tropas al Golfo Pérsico) constituiría una clara señal hacia los Estados Unidos de que no se cometerían los mismos errores en la política exterior argentina que tuvieron lugar durante la Segunda Guerra Mundial.
Una vez comunicado el envío de la corbeta Spito, y el destructor Almirante Brown, voces opositoras provenientes de la Unión Cívica Radical e incluso desde sectores del
justicialismo se hicieron notar (Míguez, 2010).

Permítasenos citar in extenso al artículo publicado por el diario El País el dia 21 de
septiembre de 1990:
“La decisión del Gobierno argentino de intervenir con sus Fuerzas Armadas -dos fragatas, un avión Hércules y 450 soldados profesionales- en el conflicto del golfo Pérsico ha sido criticada de forma unánime por la oposición. Las críticas señalan que el presidente Menem, cabeza del poder ejecutivo, busca eludir el control del Congreso y se impone sobre el poder judicial, como en el caso de los indultos a los militares procesados por la guerra sucia contra la guerrilla. Ninguna de las fuerzas políticas es capaz de dilucidar con claridad las razones
últimas de esta decisión en la que el Gobierno arriesga hasta los compromisos regionales con Brasil, Chile y el resto de los países latinoamericanos. Al parecer, la decisión presidencia¡ fue adoptada, como otras, por influencia directa del reducido círculo del poder económico que impulsa el plan de privatizaciones- de empresas del Estado llevado adelante por Menem, y también por el vínculo estrecho del Gobierno argentino con el de Estados Unidos. Sectores de la oposición califican al embajador estadounidense en Buenos Aires, Terence Todman, como asesor oficioso del Gobierno de Menem” (El País, 1990).

En línea con lo expuesto por el diario El País, el senador Solari Yrigoyen, perteneciente al bloque de la Unión Cívica Radical condenó el envío de tropas, y posteriormente la falta de consulta al Poder Legislativo. Por otra parte, el bloque justicialista en el senado emitiría un comunicado en el que lamentaba la decisión tomada por el ejecutivo sin el previo respaldo del Congreso Nacional (Miguez, 2010).
La decisión del poder ejecutivo, afirma Miguez (2010) contaría solo con el apoyo de cinco legisladores justicialistas en un primer momento, modificándose la decisión del resto del bloque luego de la persuasión del entonces canciller Cavallo. Lo que evidencia un claro carácter personalista en la toma de decisiones por parte del presidente. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, como sostiene Ferreri (2002), el mismísimo Cavallo se oponía a una intervención sin previo consentimiento del Congreso en un primer momento, por lo que es pertinente presumir que la decisión fue tomada directamente por el poder ejecutivo sin mayor búsqueda de consenso.

Por parte del bloque radical, Miguez (2010) afirma que fueron significativas las
manifestaciones de repudio por parte de los senadores Grass e Yrigoyen. A pesar de los acalorados debates, sostiene el autor, la principal preocupación del presidente Menem se encontraba hacia las divisiones producidas hacia adentro del partido. Divisiones no menores, y que culminarían con el abandono del Partido Justicialista de German Abdala, Juan Pablo Cafiero y Carlos “Chacho” Álvarez entre otros.



Recapitulando y a modo de conclusión

Como hemos explicado a lo largo de este ensayo, existe una multiplicidad de factores que influenciaron la decisión de política exterior tomada por parte de la administración Menen referente al envío de tropas al Golfo Pérsico en 1990.
Por un lado, el conflictivo contexto político con que asumía el presidente, potenciado por los resultados económicos de la denominada “década perdida” evidenciaba la necesidad de medidas económicas que garantizaran el orden social y promovieran el crecimiento económico. En ese contexto, la decisión tomada por el gobierno constituyo un quiebre en las relaciones exteriores argentinas. El abandono de la tradicional posición anti estadounidense por un lado, y el alineamiento irrestricto hacia esto últimos, incluso
poniendo en riesgo las relaciones con el resto de los países del Cono Sur constituyó una clara señal de que el objetivo del gobierno era colocar a la Argentina en una posición destacada en el sistema internacional, reconociendo la subordinación del país ante los Estados Unidos, y acompañando las decisiones de estos.

La necesidad de resolver la “cuestión militar”, por otra parte, imponía al gobierno del
presidente Menem la necesidad de tomar medidas concretas para, por un lado controlar
cualquier intento de foco de sublevación dentro de las fuerzas armadas y así, sostener la endeble democracia argentina, pero por el otro lado, reasignar un rol a las fuerzas armadas 
en el que pudieran, no solo recuperar el prestigio perdido durante la última dictadura militar y la derrota en Malvinas, sino además sentirse útiles en el nuevo contexto internacional.
En cuanto al modo en que fue llevada adelante la decisión, creemos que el presidente y su     grupo cercano realizaron un estudio de costos y beneficios, por medio del cual consideraron que si bien los costos políticos internos serían un factor a tener en cuenta (principalmente los referentes al interior del bloque justicialista) estos serían aceptables en función a los beneficios esperables.
El análisis encontraba en las consecuencias sobre política interna, al principal costo de la política exterior del presidente, mientras que como beneficios, se contempló por un lado la posibilidad de obtener ventajas en términos financieros producto de la clara señal de alineamiento hacia los Estados Unidos al participar en la Guerra, sumado esto a la adhesión irrestricta de la argentina a las políticas del Consenso de Washington. En adhesión a esto último Míguez (2010) afirma:

“Estas tácticas de política exterior no pueden comprenderse en forma separada de
una política económica orientada a obtener el visto bueno del FMI y de la banca
acreedora” (p:135). Además, se esperaban beneficios producto de una eventual participación argentina en la reconstrucción de Kuwait, lo que finalmente no sucedió. Creemos que este constituye el principal error cometido a la hora de evaluar los costos y beneficios de la participación argentina en el conflicto.
Desde el punto de vista de los beneficios referidos a la estabilidad del sistema político, se  esperaba que la reconversión de las labores de las fuerzas armadas, sumado a los
beneficios que los militares obtendrían de las participaciones en el extranjero contribuiría a mantener en su mínima expresión a cualquier foco de sublevación. En este sentido, el análisis llevado adelante por la administración Menem fue correcto, y la meta fue alcanzada.


Por último, vale destacar un beneficio adicional producto de la implementación de la política exterior que hemos analizado. Esta es, la experiencia que representó para la Armada Argentina el participar en una situación de conflicto real junto a una coalición liderada por la mayor potencia militar del mundo. Esta experiencia contribuyó de manera significativa a consolidar la idea de que el gobierno buscaba la profesionalización de las fuerzas armadas. En palabras del Almirante Molina Pico:

“[…] da la sensación de poseer una misión que debe tener todo militar, a la vez
satisface el sentido de aventura que debe tener esta profesión arriesgada por su
esencia. Permite compararse con otras fuerzas de distinto orden y así, saber cuál
es nuestra realidad” (Vignolles, 2003).
Como sostiene Vignolles (2003): “el alto valor agregado generado por esta operaciones refleja la eficacia alcanzada, donde la eficiencia se condensa en haber constituido un significativo aporte complementario al objetivo central de estas actividades, y sin incurrir en mayores costos”(p:174).
Para finalizar, creemos pertinente mencionar que si bien las principales críticas realizadas ex post sostienen, como afirmara el ex ministro del interior Federico Storani
, que la Argentina no obtuvo ningún beneficio del envío de tropas al Golfo Pérsico, debemos destacar que esas críticas se centran únicamente en el análisis llevado adelante por parte de la administración Menem respecto a la participación argentina en la reconstrucción de Kuwait. Creemos que estas ignoran los factores políticos y sociales de la coyuntura del momento por lo que consideramos que las mismas constituyen una lectura simplista y sesgada de los hechos que acontecieron.
Desde nuestro punto de vista, y como mencionamos anteriormente, la principal crítica que debería tener lugar es la que refiere a los métodos por los cuales se abordó la “cuestión militar”. Por fuera de ello, creemos que la política de envío de tropas fue, desde una visión amplia y considerando los distintos niveles de análisis mencionados durante este artículo, acertada, y que alcanzó los objetivos para los que fue formulada.




Para más información respecto a las críticas realizadas ex post, ver Ferreri (2002).

Referencias

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Argentina en misiones de paz y coaliciones militares. Security and defense studies review,
143 - 188.

22/1/21

RESOLUCIONES EMGA Nº 155/96 Y 328/13

 

CTE. CONTRAALMIRANTE (R) CALOS TEMPERONI JUNTO AL EMBAJADOR DE KUWAIT




ENTREGA DE DIPLOMAS



ENTREGA DE DIPLOMAS Y MEDALLAS (C/G) CRISIS DE GUERRA

Entregaron diplomas e identificador a participantes de la Operación Alfil I y Alfil II
26-9-2014 | 

El identificador metálico tiene la leyenda “Golfo Pérsico C/G” de la distinción Operaciones Internacionales, en reemplazo del otorgado oportunamente.

Puerto Belgrano - Esta mañana, a bordo del destructor ARA “Almirante Brown”, se llevó a cabo la entrega de los nuevos identificadores metálicos y diploma correspondiente a los participantes de los Operativos Alfil I y Alfil II.

La ceremonia fue presidida por el comandante de la Flota de Mar, contralmirante Juan Carlos Temperoni, junto al secretario general de la Armada, contralmirante VGM Pedro Leonardo Bassi.

Por resolución 155/96 se pusieron en vigor las condecoraciones y distinciones relacionadas con operaciones navales y con hechos o conductas personales de mérito extraordinario.

La distinción Operaciones Internacionales creada por dicha resolución es concedida a las fuerzas, unidades y dotaciones, incluyendo personal civil, bajo control operativo de fuerzas de la Armada y, eventualmente, al Comando Operacional Superior por participar –por el tiempo de una campaña– en misiones operativas, formando parte de fuerzas asignadas a la intervención en situaciones de guerra, crisis internacional o en los diferentes tipos de operaciones de paz. Dicha distinción, en su normativa vigente, no plasma estas distinciones.

Por lo tanto, por resolución 328/13 del jefe del Estado Mayor General de la Armada, almirante Gastón Fernando Erice, se incorporó en la leyenda de los identificadores metálicos de la distinción Operaciones Internacionales –establecida por resolución EMGA 155/96– a continuación del nombre de la campaña realizada las siglas C/G (Crisis Guerra) o M/P (Misiones de Paz).

Al personal que participó de la Operación Alfil I y Alfil II se le otorgó el identificador metálico con la leyenda “Golfo Pérsico C/G” de la distinción Operaciones Internacionales, en reemplazo del otorgado oportunamente.

Luego de entonar el Himno Nacional, ejecutado por la Banda de Música de la Base Naval Puerto Belgrano, se procedió a la entrega de los diplomas al personal en actividad destinado en la zona naval Puerto Belgrano, Baterías y Espora que haya participado en los Operativos Alfil I y Alfil II; así como también retirados y familiares del personal militar fallecido.

Entregaron los diplomas el comandante de la Flota de Mar, contralmirante Juan Carlos Temperoni; el comandante de la División de Destructores, capitán de navío Zenón Nicolás Bolino; y los comandantes del destructor ARA “Almirante Brown”, capitán de fragata Jorge Raimondo; del destructor ARA “Heroína”, capitán de fragata Marcelo Paternostro; del logístico ARA “Patagonia”, capitán de fragata Gustavo Principi; del transporte rápido multipropósito ARA “Hércules”, capitán de fragata Eduardo Mayol; y de la corbeta ARA “Espora”, capitán de fragata Juan Martín Salaverri.

El Operativo Alfil es la participación de la Armada Argentina en la ejecución de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas contra Irak en 1990, en el marco de la Operación Escudo del Desierto.

Las dos primeras unidades argentinas destacadas fueron el destructor ARA “Almirante Brown” y la corbeta ARA “Spiro”, más dos helicópteros Alouette III. En tanto que el segundo grupo estuvo compuesto por la corbeta ARA “Rosales” y el transporte ARA “Bahía San Blas”.

1990/1991, GOLFO PERSICO, OTRO MUNDO








Incendio de pozos de petróleo, así dejo SADDAN HUSEIN.


Hace 30 años, Saddam Hussein hacía lo que en el Río de la Plata llamamos “una de más”. Su orden de invadir Kuwait, entonces un proveedor importante de petróleo a los EE.UU. atrajo hacia Irak la condena de la comunidad internacional y la furia de los EE.UU. Lo que vino después, tras cinco meses de tratativas diplomáticas y un desplazamiento de medios militares que exhibió todo el músculo imperial de EE.UU., fue un largo período de penurias económicas indecibles para un pueblo iraquí que igual seguiría bajo la tiranía, sobreviviente impertérrita de la humillación de su líder en el campo de batalla.


En más de un sentido, todo lo que ocurrió después de la invasión de Kuwait ocurrió en otro mundo. En 1990, EE.UU. asistía a la desintegración del bloque soviético y a la evaporación de la única amenaza existencial que había tenido ante sí desde el fin de la II Guerra Mundial. El comentarista neoconservador Charles Krauthammer se solazaba bautizando el “momento unipolar”. George H. W. Bush mantenía en alto la antorcha de Ronald Reagan y confiaba en hilar un inédito cuarto mandato presidencial consecutivo del Partido Republicano. No todas las cosas (si acaso alguna) resultarían como los actores de ese momento de optimismo lo imaginaban. Una cosa, sí, era segura: no había modo de que EE.UU. perdiera cualquier guerra convencional que se propusiera o que (si hubiera alguien suficientemente temerario) le propusieran.

En 1990, la amenaza a la provisión estable de petróleo justificaba una guerra. Kuwait era un proveedor importante, pero mucho más importante era eliminar prontamente la amenaza que un Irak invasor proyectaba sobre el principal exportador de petróleo hacia EE.UU. en ese momento, Arabia Saudita. A pesar de que sobrevive como explicación zombi de toda acción bélica de ese país hasta nuestros días, la primera guerra del Golfo Pérsico sería la última guerra de EE.UU. por el petróleo. 

Si hace 30 años le era imposible cerrar su ecuación energética sin proveedores estables y seguros del Medio Oriente, hoy recibe el 60% de sus importaciones de crudo de dos países con los que no tiene ninguna hipótesis de conflicto: México y Canadá. Más aún, la suma de los únicos tres países de Medio Oriente que están entre los primeros 15 países de los que importa crudo le provee un cuarto de los barriles que compra en Canadá. 

Eso, sin contar el boom productivo de la explotación por fractura hidráulica, que hoy le permite a EE.UU. exportar petróleo y derivados. El país, que más que duplicó su producto interno bruto desde 1990, sólo importó un 20% más de crudo en 2019 de lo que había importado aquel año.

También contemplamos otro mundo al ver que en medio de ese contexto de apogeo relativo de su poder, en 1990, EE.UU. buscó evitar la guerra y conseguir la aprobación de la Organización de las Naciones Unidas para que, llegado el caso, el uso de la fuerza se ajustara al derecho internacional. El Consejo de Seguridad aprobó una seguidilla de resoluciones exigiendo la retirada de las tropas iraquíes, todas con el apoyo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (otra entidad de otro mundo) y de China. 

Entre los 15 miembros del Consejo, sólo Cuba y Yemen disintieron con algunos votos contrarios o abstenciones, siempre en un curioso tándem con inercia de la Guerra Fría.

 El crescendo en el Consejo culminó en la Resolución 678, que autorizó enfrentar la violación iraquí del derecho internacional con “todos los medios necesarios”. La URSS apoyó con su voto, China se abstuvo. 

La fundamentación y la legitimación de la acción bélica, respetando los principios de la Carta de la ONU quedarían como una foto sepia cuando el hijo presidente de George H. W. Bush decidiera, en 2003, invadir Irak con falsos pretextos, con el Secretario de Estado Colin Powell mintiendo frente al Consejo de Seguridad y violando la Carta sin encogerse de hombros.

Ante Saddam, EE.UU. sacó a relucir el “realismo ofensivo”. Bajo ese precepto de John J. Mearsheimer, toda potencia busca necesariamente la hegemonía y no meramente la estabilidad como medio para garantizar su propia seguridad. 

Como buen realista, Bush padre buscaba derrotar decisivamente a Irak, pero resultó agnóstico respecto de la tiranía de Saddam: puso en su lugar a un estado sin preocuparse por el régimen que imperaba dentro de él. 

No era ya la Guerra Fría, con sus fronteras ideológicas dentro de cada estado, justificación para derrocar a Salvador Allende en Chile. Y no era todavía el mundo neocon de George Dubya Bush, cuyo objetivo central en 2003 sería el cambio de régimen y la exportación bélica de la democracia a Bagdad.

Otro mundo, por cierto, para la Argentina, que participaría de la “coalición de los dispuestos” liderada por EE.UU., en el clímax de la política exterior menemista de alineamiento incondicional.

Constatar, por último, que -aunque lo ha querido e intentado- EE.UU. no ha podido retirar todas sus tropas. Supe potente, pero no omnipotente, sigue viendo cómo, 30 años después, su horizonte de seguridad siempre está dos pasos más allá.

A 30 AÑOS DE LA INVASION DE KUWAIT, LAS SECUELAS DE LA GUERA DEL GOLFO GOLPEAN AUN A IRAK



Luego de que Saddam Hussein invadiera Kuwait, el 2 de agosto de 1990, y luego fuera derrotado por una coalición liderada por Estados Unidos, la situación nunca volvió a ser la misma en el Golfo Pérsico.



La proa del portaaviones USS America se cierne sobre las dunas de arena a lo largo del Canal de Suez, el 15 de enero de 1991.

La guerra devastó a Irak y desestabilizó esa delicada zona petrolera de Medio Oriente.

Luego de que Saddam Hussein invadiera Kuwait hace 30 años, el 2 de agosto de 1990, y posteriormente fuera derrotado por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, la situación nunca volvió a ser la misma en el Golfo Pérsico, ya que la guerra devastó a Irak y desestabilizó esa delicada zona petrolera de Medio Oriente.

Aquella contienda bélica no solo empobreció a los iraquíes, sino que derivó en la invasión estadounidense de Irak, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S), encabezada en marzo de 2003 por el Gobierno del expresidente George W. Bush.

El 31 de agosto de 2010, veinte años después de esas dos guerras, el ex mandatario Barack Obama anunció la retirada definitiva de las tropas norteamericanas que habían ocupado el país.

Hussein creyó que su ejército, que había sido apoyado por Estados Unidos en la guerra contra Irán, entre 1980 y 1988, podía conquistar fácilmente a ese pequeño emirato petrolero, cuyo Gobierno había sido derrocado por un grupo de oficiales.

Efectivamente, la invasión terminó el 4 de agosto de 1990, dos días después de iniciarse el ataque por la Guardia Revolucionaria iraquí, pero la ocupación de Kuwait se prolongó durante siete meses.

Antes de la invasión de Kuwait, Hussein era bien visto por Estados Unidos, país que había provisto al Presidente iraquí de recursos químicos y armamento para luchar contra los iraníes.

Hussein invadió Kuwait luego de acusar a ese pequeño país y a Emiratos Árabes Unidos (EAU) de haber incrementado su producción de petróleo a bajos precios, reduciendo los ingresos y causando daños en la economía iraquí, según informes de prensa.

Históricamente Irak mantuvo varias polémicas con Kuwait. Los sucesivos gobiernos iraquíes desde que se fundó el estado en 1923, habían rechazado aceptar las fronteras establecidas por el Imperio Británico, tras firmarse la Convención Anglo-otomana de 1913.

Pero, según algunos analistas, había otro motivo: Hussein quería controlar el petróleo de toda la zona.

El expresidente estadounidense George H. Bush condenó la invasión de Kuwait y el 6 de agosto de 1990, las Naciones Unidas establecieron las primeras sanciones económicas contra el Gobierno iraquí.

De todos modos, Hussein buscó un acuerdo que hubiera permitido controlar la mitad de Kuwait, pero Bush rechazó la propuesta y pidió la completa retirada del emirato petrolero.

El 17 de enero de 1991, una coalición internacional formada por 34 países inició la operación "Tormenta del Desierto", que se convirtió luego en la Guerra del Golfo Pérsico.

Tales determinaciones fueron consecuencia de la invasión por parte de las tropas iraquíes de Saddam Hussein al Emirato de Kuwait el 2 de agosto de 1990, anexando este país a su territorio.

Argentina, que en ese momento era gobernada por Carlos Menem, participó del conflicto con un destructor, y una  corbetas y dos helicópteros de la Armada Argentina que se sumaron al Operativo Alfil, participación que tuvo un fuerte rechazo popular y que tras el conflicto le valió el reconocimiento como Aliado Extra-OTAN.

Antes de que Hussein retirara sus tropas de Kuwait, mientras los pozos petroleros ardían a su paso, murieron entre 25.000 y 30.000 soldados iraquíes, según informes de prensa.

Los kuwaitíes sufrieron "daños físicos y psicológicos" durante la ocupación iraquí, de acuerdo a estudido médico difundidos por la universidad estadounidense de Harvard.

Años después, el gobierno del expresidente George W. Bush, hijo de George H. Bush, incluyó a Irak en el llamado "Eje del mal", junto a Irán y Corea del Norte.

Bush sostenía que Irak tenía "armas de destrucción masiva", que jamás fueron encontradas por las tropas estadounidense que invadieron territorio iraquí en 2003.

El 9 de abril de ese mismo año, las fuerzas estadounidenses conquistaron la capital iraquí, y ocho meses más tarde Hussein fue capturado en un escondite subterráneo de Al Daour, cerca de su Veraudad natal de Tikrit, al noroeste de Bagdad.

"Soy Saddam Husein; soy el presidente de Irak y quiero negociar", dijo en inglés a los soldados estadounidenses.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso a Irak una serie de compensaciones económicas para individuos, compañías y gobiernos afectados por la destrucción de los pozos petroleros en Kuwait, mediante el 5% de la venta de sus productos de petróleo.

El total de la reparación de los daños de guerra era de 52.400 millones atribuidos a un centenar de gobiernos y organizaciones internacionales, según la comisión de compensación de la ONU.

El 30 de diciembre de 2006, el expresidente iraquí, vestido de negro, rechazando la capucha del verdugo, moría ahorcado en Bagdad luego de ser juzgado por crímenes de lesa humanidad, por su responsabilidad en la muerte y torturas de 145 iraquíes chiitas en 1982.

Detrás de écampista Veral quedaba la leyenda del hombre que, al igual de otros líderes de Medio Oriente, fue primero aliado y luego se convirtió en enemigo acérrimo de Estados Unidos.