23/8/15

¿ES POSIBLE LA PROYECCIÓN ARGENTINA HACIA EL PACIFICO? EL DESAFIO DE CREAR UNA NUEVA INFRAESTRUCTURA





DEBATE



Cuantas veces habrá que susurrarles al oído de los políticos argentinos, que el mundo ha cambiado bastante desde el comienzo del nuevo siglo. Hoy día los argentinos de a pie siguen viendo con pasmosa pasividad, como sus administradores temporales siguen mirando para cualquier otro lado, dejando a su suerte a todo el litoral atlántico para la explotación sin control de sus riquezas ictícolas y negándose a imaginar la proyección de una salida al pacifico.

La explicación que más claramente surge de esta forma de pensar, es la de que al ser una empresa de largo alcance, no es redituable para sus intereses inmediatos y nada glamorosa para sus perfiles tan mediáticos.

Otro gran dilema que no ha sido resuelto por ésta administración –y que parece que seguirá por el mismo camino- es la situación de Brasil, que más que un socio del MERCOSUR ha seguido siendo el “estado tapón” al servicio de EEUU.

Pero también existen otras explicaciones, que se vinculan con el grado de compromiso y subordinación a otros intereses por parte de los gobiernos de turno. No es una novedad para quienes están al tanto de la realidad político-económica del país, que el gobierno de los Kirchner ha sido la de un puntal y consecuente pagador de las deudas ilegitimas que sectores de ladrones privados habían –locales y externos- contraído a cuenta de todos los habitantes de la nación. Tal como lo califican algunos brillantes periodistas, los “K son pagadores seriales”, legitimando de ese modo, aquel despojo que llenó los bolsillos no solo a los especuladores de las bancas locales sino también, a los que hoy “Cristina” denomina como “Buitres”.

Con este panorama, el desarrollo de un país con aspiraciones a mejorar cualitativamente sus relaciones comerciales y ampliar sus mercados a un mundo más diversificado, se hace muy difícil que haya un fortalecimiento del mercado nacional y una continuada pérdida de la influencia del país dentro de la región.

Como plaza de comercio y como centro de producción para proyectarse al mundo desde el cono sur, Argentina se muestra altamente apetitosa y goza de un posicionamiento territorial asombrosamente estratégico para que desarrolle su propio mercado.

Los intereses que hay sobre el territorio nacional no solo pasa por sus espacios vacios, recursos naturales y su innegable inserción dentro del tablero de la geoestrátegia internacional, sino también, en el aspecto que, como lo estarían evaluando desde el BRICS, puede llegar a ser un asociado interesante para extender la influencia del bloque.

Pero hay un problema. En la Argentina no hay independencia para determinar una política económica que no convenga a los intereses financieros que, por medio de sus hilos invisibles, sujetan por el cuello a la vida institucional del estado. Y no importa que los administradores de turno sean hombres o mujeres, esto a colación de los más disparatados y pseudo científicos análisis de magazines anglófilos (The economist) que buscan reavivar un conflicto sexista entre políticos hombres y políticos mujeres, remarcando supuestas faltas de oportunidades.

Sea hombre o sea mujer, eso a los “holdouts” poco les importa. Incluso con una presidenta mujer, las tratativas entre los bonistas y el gobierno no han mostrado nada extraordinario. Lo único que cambia en esta relación es que gramaticalmente los bonistas externos en sus reclamaciones dicen “SEÑORA PRESIDENTA, páguenos lo que se nos debe, gracias”.

Con este goteo interminable de dineros a los bolsillos de los estimados acreedores externos, poco alcanza para que el país pueda encarar con determinación proyectos de tan estratégica importancia; incluso y tras las inundaciones de unas semanas antes, quedo escandalosamente en evidencia como los dineros que pudieron costear obras hidráulicas en la provincia de Buenos Aires, terminaron costeando y por cifras millonarias a la campaña del gobernador.

Pero yendo a lo estrictamente estructural, las posibilidades de tender redes de comunicación que permita la salida de Argentina al Pacifico se presentan amplias y auspiciosas. La primera que se nos presenta es la alternativa de Chile, que obviamente se ve más directa y accesible para las rutas terrestres y ferroviarias que lleven a puertos desde donde se exporten productos con destino a Asia y Oceanía. Pero en este caso, sigue habiendo muchos problemas que se ven agravados por la ausencia en Argentina de una política clara y continuada que de garantías que el desarrollo de un proyecto de semejante envergadura no quede a medio camino.

Otra alternativa es la salida por Bolivia y en conjunto con su gobierno, se entablarían negociaciones con el Perú para extender un trazado exclusivo para transporte de materiales y conformar un puerto multipropósito donde además de generar un polo exportador de los productos, se solucionaría provisoriamente la salida al mar para Bolivia.

Esto último además de irritar a los “hermanos” chilenos, comprometería aún a las tensas relaciones de Buenos Aires con Washington que, según los sondeos para las próximas elecciones, los republicanos con Jeff Bush a la cabeza tienen muy buenas chances de llegar nuevamente al poder. Es en este sentido que los candidatos que aspiran a dirigir el país a partir de diciembre, deben tocar el piso y prepararse para la turbulencia que se aproxima.

Con la puesta en marcha de este tipo de proyecto, se conseguirían otros efectos benéficos para las poblaciones de la zona norte de nuestro país, afectada por una endémica situación de desempleo aprovechada por el clientelismo y las mafias de punteros al servicio de la partidocracia nacional.

22/8/15

“CRÓNICA DEL ESQUIVO INTRUSO A 47º 29 E”





VETERANOS DE AYER



Una ocultada táctica aérea iraquí

La historia oficial de lo ocurrido en aquel duro teatro denominado TOK, como en toda guerra, está repleta de anécdotas y vivencias que escaparon a los intereses y atención de los escribientes de los dossiers del Pentágono y del Departamento de la Marina. En muchos casos el juicio para relegar los hechos como no trascendentes, estaban más bien señalados como inconvenientes y dignos de ocultar.

Gracias al paso del tiempo y por la circulación de reveladores documentos que reflotan aquellas informaciones que en 1991, ponen más luz sobre aquellos molestos trascendidos para el interés de los militares y para el gobierno en Washington.

Según la versión oficial de la llamada operación “Desert Storm”, las fuerzas aéreas de la coalición en conjunto con sus comandos de operaciones especiales, tanto americanos como los SAS británicos y que se infiltraron en lo profundo del terreno, lograron inutilizar gran parte de la fuerza aérea iraquí, a sus defensas antiaéreas y a los temibles misiles SCUD, exponiendo así, un exitoso golpe contra “las aspiraciones de Saddam”. A todo ello, con el absoluto control y en todo tiempo del territorio por parte de los sistemas de vigilancia satelital NORAD, los comandantes de las operaciones en especial el general Normand Shwardzkopf, el Tte. General británico Sir Peter Edgar de la Cour y el general francés Michele Roquejeoffre quedaron forjados en el bronce de la historia como los brillantes directores en una guerra relámpago que no tuvo casi costes para sus filas.

Pero las historias abreviadas –y parciales- son odiosas y en el caso de una guerra como la del Golfo Pérsico esta maniobra gramatical surge claramente tendenciosa. En este sentido y según las versiones que surgen de documentos de las ex FFAA iraquíes de entonces, varios de sus aviones habían sido desperdigados por todo el territorio en función de dificultar las operaciones de los estadounidenses y de sus aliados. Incluso muchos de aquellos aviones, fueron enterrados en hangares camuflados como dunas en las arenas del desierto, siendo solo algunos ellos capturados tras el ingreso de las fuerzas norteamericanas tras la retirada de Kuwait.

Todo esto viene a cuento de uno de los incidentes – de los muchos- que fue silenciado, uno más, por el comando de operaciones aliado que involucró a tress intrusos enemigos que se lanzaron a la caza sobre las aguas del golfo.

Cuando para la fecha se aseguraba que la mayoría de los aviones iraquíes estaban destruidos o habían huido a Irán, otros aguardaban sus últimas ordenes. Este fue uno de ellos.

Según un documento revelador de las FFAA iraquíes traducido como reservado, se detalla una operación que claramente había sido planificada previamente y que estaba a cuento con el atomizado despliegue de los aparatos iraquíes por todo el territorio, tanto de Irak como de Kuwait. Según se describe, un grupo de ataque compuesto por dos aviones MIG-23 y un Mirage F1, partieron de su base secreta al suroeste de Bubiyan, en una operación fue lanzada a las 0015hs del 22 de febrero del 1991 desde un aeródromo de pista desmontable que había sido camuflada con una lona color arena que no fue detectada por los aviones ni por los satélites espía.

Ni las instalaciones ni los pilotos designados para estas misiones eran convencionales. En otra muestra de la estricta censura militar que rodeó a la campaña de la Coalición, se oculto al conocimiento público que los iraquíes habían montado al menos una docena de estos “aeródromos provisorios” dispersos entre el desierto al noroeste de Kuwait capital y el sureste de la localidad de Abdali, que estarían a salvo de los golpes aéreos de los B-52 y otros bombarderos tácticos.

Según algunas fuentes de la ex inteligencia IIS de Saddam –y que por entonces tenía muy buenas conexiones con la CIA- la mitad de estos emplazamientos habían sido montados furtivamente entre cuatro a seis meses antes de la crisis del 2 de agosto, sin que los kuwaitíes supieran que durante la noche y por sectores desguarnecidos, unidades especiales del ejército iraquí llegaban a puntos determinados y comenzaban los trabajos para montar hangares inflables semi enterrados en la arena que podían ocultar cómodamente a cualquier avión caza y sus armamentos. Las pistas eran de placas ensamblables que medían entre 800 a 1000 metros de longitud que solo podían ser reutilizadas dos veces, lo suficiente para lo que tenían planeado.

Las explicaciones de cómo Bagdad concreto estas infiltraciones llevarían un capítulo aparte. Lo cierto es que esto era parte de la variedad de tácticas que Saddam y sus más hábiles comandantes del partido “Baas” habían concebido con una sospechosa mano amiga.

Oficialmente ni La Casa Blanca ni el Pentágono estaban al tanto de estos hechos y como dicen las reservas legales “cualquier semejanza con hechos de la realidad es pura coincidencia”. Los toscos y endurecidos generales como Schwarzcopf y sus comandantes de campo solo se atenían al itinerario que bajaba de Washington y punto.

En la noche de aquel jueves 21 de febrero de 1991 y muy cerca de la medianoche, en la aparente soledad del desierto al suroeste de Bubiyan, tres aparatos de la fuerza aérea iraquí encienden sus motores mientras dos hombres despejaban la pista que se hallaba cubierta con una gruesa lona color arena. Sin balizas ni luces de señal, los pilotos de los MIG-23 y del Mirage F1 armado con un misil “Exocet”, rodaban sus aparatos para partir uno a uno a una misión suicida.

Según algunas fuentes, no todos los aviones portaban equipos electrónicos de guía de misiles ni se utilizarían las radios; es más, estas bases improvisadas no tenían ni torre ni radar dado que solo servirían para un solo uso.

En aquellos momentos, las fuerzas de la coalición estaban saturando de bombardeos la isla Bubiyan y Failaka, donde los estadounidenses creían que se emplazaban fortificaciones y minas en una maniobra por hacerle creer a los iraquíes que se preparaba un asalto anfibio. El frente de fuego era inclemente y los estadounidenses comenzaban a mostrar querer ir más allá de Kuwait. En estas circunstancias, el grupo recibe la orden de atacar el acorazado “USS Wisconsin” que se hallaba bombardeando las costas con una escolta de cinco buques aliados.

Según esta versión la escuadra emprendió su raid a las 0015hs en momentos que el horizonte se veía iluminado por los refusilos del fuego de los bombardeos navales y de las baterías antiaéreas contra las pasadas a gran altura de los aviones B-52G. Con total silencio de radio y emprendiendo vuelo a baja altura por el suroeste, el grupo de ataque salto a las aguas del mar kuwaití guiándose con lentes “nigthscope” infrarojos que permitían ver las luces de los navíos que estaban a unas cien millas de las costas, ocupados en lanzar entre otros misiles BGM-109 “Tomahawk” que estaban indiscriminadamente golpeando Bagdad.

La versión de la Coalición refiere que, a las 0024hs el controlador del “HMS Exeter” que se encontraba barriendo el cuadrante del noroeste de las costas de Kuwait detectó ecos imprecisos, ecos en el radar que se perdían por momentos. Inmediatamente se llamó a estaciones de batalla y ante las confusas señales de aquella amenaza, se alerto inmediatamente a las naves del sector sobre el intruso “Delta, Bravo, Charly” que se estaría moviendo a muy baja cota con lo cual, el uso de los “Sea Dart” se veía dificultado. De esta manera y mayores detalles los buques escolta informaron que se abatieron a los tres intrusos sin que registrase daños o bajas en sus unidades.
Una vez más, la versión aséptica y en apariencias coronada por la eficacia infalible de las fuerzas navales anglosajonas, anotaban un nuevo triunfo sin consecuencias de ninguna índole.

Pero según reza un documento del IIS y una traducción de un reporte de la Inteligencia naval con carácter secreto, el encuentro con “Delta, Bravo, Charly” pudo haber costado más caro que lo producido oficialmente en los informes de esa incursión. Esto señalaba que a pesar del escueto reporte oficial, se había producido un “ida y vuelta” que dejó un saldo destructivo para la Coalición. Apenas tres días antes con los incidentes del “USS Princeston” y el “USS Trípoli” frescos en las mentes de las tropas, se hacía necesario mantener este nuevo golpe que de haberse hecho público, pudo haber derruido la moral justo en momentos que se preparaba la operación de avance.

Según la pieza informativa iraquí, el grupo de ataque apenas entró a las aguas adyacentes y rodeando la isla “Al Zawr”, el Mirage F1 encendió su radar de ataque para identificar un blanco mientras sus compañeros de los MIG-23 optaron por dispersarse para confundirse con el misil que se dirigiría al frente. Según el reporte que estaba dirigido al jefe de la inteligencia de la Guardia Republicana Ayad Al Jalif, “la misión fue exitosa impactando el misil contra un buque monitor estadounidense que protegió a una fragata que se hallaba a unas dos millas de la posición. Estimación de cincuenta a cien bajas a confirmar. Dos naves pequeñas más fueron alcanzadas por los “yajid” (los pilotos de los MIG) que encontraron el martirio en proximidades del objetivo principal. Sin novedad sobre “Al Duyum” (sería el Mirage). Dios es Grande”.

Estaba claro que la férrea censura militar de ese momento y de la cual colaboraron los grandes medios informativos, no permitió que se filtraran episodios como estos y mucho menos que se divulgaran cifras –ni estimaciones aún- de bajas entre las fuerzas aliadas. Con el final de las hostilidades, obviamente los vencidos nunca serían escuchados y por supuesto los medios informativos no estaban interesados en que sus historias se dieran a conocer.

Lo cierto es que, más allá de la muy discutida verdad oficial y del tiempo transcurrido, el Teatro de operaciones en Kuwait mostro más complejidades y peligros de los que los estrategas y comandantes a cargo

21/8/15

LA NUEVA FLOTA ARGENTINA ¿RUSA?



No es una noticia para nadie, al menos de quienes forman parte de la vida institucional del país y de sus fuerzas armadas, que la Armada como fuerza no existe. Considerando las proporciones del litoral marítimo y de los intereses que el mismo representa para la nación, las existencias en las bases navales del país solo se limitan a un par de unidades que además, tienen problemas de repuestos.

Durante décadas, la Armada había venido degradándose en sus capacidades operativas en parte, por el embargo trabado tras la guerra por Malvinas y por las claras implicancias de Londres con los intereses políticos económicos nativos que reposan en el país. Tanto apretaron la horca sobre las FFAA, que varios políticos argumentaban disparatadamente que había que disolverlas para quedar bajo el “paraguas de la OTAN”; una sandez esgrimida en algún momento por el ex jefe de la SIDE memenista Miguel A. Toma.

La realidad internacional actual prueba que de haber seguido este tipo de consejos, Argentina sería la vaca echada y regordeta de la cual se saciarían sin obstáculos, cualquier potencia de ultramar, en especial Inglaterra.

Pero la historia reivindica el dicho “somos hijos del rigor”, ya que hasta que no se toca fondo, los habitantes y sus políticos no caen en cuentas hasta que todo está incendiado. En ésta última etapa con el gobierno de Cristina Fernández, la presidente ha seguido con aquella misma tendencia hasta que y por efecto de los bruscos cambios que se comenzaron a ver en la geopolítica internacional, giró el timón en una brusca maniobra por pretender emendar lo que en la realidad de los hechos, tomaría dos décadas y ello es, recomponer las Fuerzas Armadas.

¿Pero de que recomposición se puede hablar si vemos a las tropas del ejército cada vez más reducidas y sin novedades armamentísticas? Es cierto, que no se han visualizado mejoras superlativas en la operatividad de las fuerzas terrestres y menos aún de la Fuerza Aérea, solo detectándose algunos curiosos y discretos movimientos en el área de la Armada.

Los últimos lineamientos del gobierno, se han venido comprometiendo con los complicados intereses geoestratégicos de algunos de los actores más relevantes de la realidad internacional. En el caso concreto y en el marco del álgido conflicto entre los “Buitres” y la señora presidente, no ha encontrado mejor forma de tratar de contra restar posibles amenazas a la integridad territorial que acercarse atolondradamente a China y Rusia. Debe quedar en claro, que la idea no está errada pero lo que sí es muy discutible, es la forma y los tiempos elegidos para llevarlo adelante.

Se hace muy legítimo e inteligente acudir a otros mercados para rearmar nuestra flota. Reconocer que Washington y Londres no buscan lo mejor para la Argentina, menos en lo que refiere a su defensa, es un paso importante para comenzar a caminar. Pero esto se debe llevar paso a paso, algo que en los tiempos de la política no pueden ser apresurados y menos aun, improvisados.

Apenas hace un mes, una comisión naval fue despachada a Moscú para –según esos serían los planes- regresar embarcados en navíos de fabricación rusa, lo que de por sí, despierta varias preguntas: ¿Qué tipo de buques son los que llegaran a los puertos navales argentinos? Y además ¿Llegarán vacíos o con asesores militares rusos?

Para algunas fuentes, lo que llegara será una dotación de cuatro buques multipropósito para tareas en el Atlántico sur en la zona antártica, que no representan ninguna amenaza para la flota británica en Malvinas. Estos viejos buques rusos vendrían a reemplazar a los remolcadores americanos usados en la Antártida.

 Para otros, los buques serían de clase “Slava” que tienen son naves de combate con una capacidad ofensiva temible. Esta última opción es claramente imposible porque el gobierno argentino no se arriesgara a provocar a los británicos que necesitan la más mínima excusa para lanzar una represalia diplomática y de ser necesaria, una de carácter militar.

Como dice el dicho “los discursos son para la gilada” y en esa prédica, la presidente vende con las palabras una cosa que en los hechos son otras.

Igualmente la presidente no tiene un pelo de tonta y los llamados buques multipropósito –que a la vista, son viejos, feos y sin armamento- pueden ser muy buenos transportadores de una interesante carga que puede llegar a levantar comentarios y crear posibles controversias tanto internas como externas.

Concluyendo, si los buques que se traen son estos vetustos que no tienen ningún propósito para la defensa naval, la flota argentina seguirá en las mismas condiciones.

20/8/15

¿IRÁN SE ASOMA COMO EL NUEVO REGENTE EN EL GOLFO PÉRSICO?



Desde finales del año pasado, se estaban advirtiendo cambios radicales en la región y en especial, en lo que hacía a las inexistentes relaciones de Washington y Teherán que comenzaban a restablecerse por el asunto “Daesh” en Iraq. Igualmente y sin dejar los recelos y la desconfianza estadounidenses e iraníes debían cruzarse frente a frente en el Aeropuerto de Bagdad cuando los primeros contingentes militares llegaban para asesorar al endeble gobierno de Al Maliki.

Más allá de la entidad y el origen del “Estado islámico”, la intervención de Irán en la escena, puso los cabellos de punta tanto a los árabes sunies iraquíes como a los israelíes que no podían dar crédito a lo que estaban viendo, “Teherán colaboraba con Washington”. Con esto, las de por si tensas relaciones entre Tel Aviv y La Casa Blanca se ponían más rígidas e intransigentes sin que a Barack Obama le afectaran las presiones de los grupos de presión judíos como son AIPAC y CJA que tienen como caja de resonancia en el Congreso a los más recalcitrantes sectores neoconservadores y sionistas sin distinciones entre republicanos o demócratas.

Y una cosa dio lugar a la otra. Con el acuerdo tácito para que las fuerzas iraníes de “Al Quds” penetraran en Iraq para apoyar al gobierno colaboracionista de EEUU, los iraníes no dejarían pasar la oportunidad para iniciar conversaciones claras y abiertas con la Casa Blanca para culminar con las sanciones comerciales y las constantes amenazas que se venían cerniendo sobre la república Islámica. Si los estadounidenses querían que Irán se hiciera cargo de este problema, tendrían que pagar por ello. En este sentido, era claro que se aplicaba el dicho “una mano lava la otra”.

Para cuando comenzaron las conversaciones, las protestas de los sectores pro-israelies comenzaron a arreciar y cuando ello no pareció bastar, Tel Aviv saltó a escena mostrando su verdadera cara que ante la ignominia de la Casa Blanca, trató de sembrar la discordia y la desconfianza entre las partes. Para Israel y en especial para B. Netanyahu era un momento crucial. Se aproximaban las elecciones y la lucha política interna se veía sazonada con elementos externos como eran, el entendimiento al que estaba llegando Washington con los iraníes, el asunto “Estado Islámico” en la región, la situación del tema palestino y los crímenes cometidos en Gaza que habían trascendido las fronteras de aquel “ghetto a cielo abierto” y la consiguiente condena mundial.

La polarización que se produjo entre la izquierda israelí y los sectores de la derecha que encabezaba Netanyahu , llevo a que se argumentaran los spots mediáticos más ingeniosos. Uno de ellos mostraba a un grupo de “yijadistas del EI” que con sus ropas distintivas, fusiles AK-47 y montados en una camioneta “Dakota” llegaban a las afueras de Tel Aviv y no sabiendo que camino tenían que tomar, le preguntan a un israelí que pasaba por allí “cómo llegamos a Tel Aviv” y éste les señala el camino. Era una propaganda de la derecha para sugerir que la izquierda les abriría las puertas a aquella amenaza islamista. Las mismas ironías y acusaciones maliciosas se producían con el tema de Irán y su caricatura del “malvado del mundo”.

Recordemos que Netanyahu fue a comienzos de año al Congreso norteamericano con la intensión de malograr las conversaciones, lanzando una arenga anti iraní en la cual no faltaron todo tipo de acusaciones, epítetos y las tan gastadas argumentaciones sobre el antisemitismo.

A pesar de toda la presión, amenazas y gestiones impulsadas por Tel Aviv para distorsionar las conversaciones, La Casa Blanca y Teherán lograban llegar a un primer entendimiento mediante un memorando que sentara las bases de un acuerdo que comienza a mostrar sus primeros frutos en estos días. El levantamiento parcial de los obstáculos comerciales y el restablecimiento de los contactos con su vecino ruso, comenzó a desesperar aún más a Israel, quien ya a mediados del año pasado cuando se rumoreaba que se entregarían los portentosos sistemas S-300 a Irán, llevó a que Netanyahu corriera al teléfono y llamara a su par ruso para pedirle explicaciones ante lo cual Vladimir Putin le respondió “explicaciones… ¿de qué?” Obviamente, que amenazar como acostumbraba “Bibi” no daría los resultados esperados.

Tan enfurecidos como los israelíes estaban los sauditas, quienes habían vendió siendo la pata árabe de la alianza de Washington en la región y que con la nueva realidad de un Irán blanqueado, comenzaron a sentir que el tratamiento privilegiado del que habían venido gozando, se trasladaba a su archi enemigo chiita.

Pero con el paso de las semanas y ante la imperante realidad, el Consejo de Cooperación del Golfo liderado por Arabia Saudita y Turquía debieron ajustarse a estas circunstancias y mordiéndose los dedos debieron dar la bienvenida a Teherán.

A esto hay que sumar que Riad se halla aún enfrascada en una guerra con Yemen que fue alentada por los cantos de sirena de Washington quien con augurios de que pasaría a ser el gendarme de la región en previsión de un pronto retiro de fuerzas, terminó en una bochornosa paliza de los pobres pero gallardos “Huties”, quienes, cabe recordar, acusan a EEUU e Israel por la agresión abierta por su vecino del norte.

Y si el escenario se presentaba negro para las aspiraciones de Tel Aviv, pronto se toparían con las malas nuevas que se referían a las tratativas diplomáticas entre Ankara y Teherán para comenzar a fijar puntos de mediación en las luchas que estaban llevando adelante las bandas mercenarias que azotan Siria y que EEUU denomina como “rebeldes moderados”. Con ello, los asesores militares iraníes e incluso grandes números de tropas se hallan presentes a pocos kilómetros de Israel demostrando que, el uso táctico de infiltrar mercenarios en Siria para tratar de derruirlo como estado, puede llegar a ser contraproducente.

Hoy por hoy, las aspiraciones de Washington por derrocar al gobierno de Bachar Al Assad se han abortado. Prueba de ello ha sido los giros de la Casa Blanca no solo con Irán sino también las desautorizaciones que se realizaron a funcionarios como Ashton Carter que, por sobre los lineamientos del presidente Obama, buscaron hacer la suya con Turquía, algo que quedo patente a mediados del mes de julio con la ofensiva turca sobre los kurdos en el norte de Siria e Irak. Tan pronto ocurrió ello y tras haberse filtrado que Carter le había hecho promesas imposibles de cumplir y no autorizadas al primer ministro turco, el mismo Barack Obama llamó a Carter a su despacho para desautorizarle.
Aparentemente, la intensión de Ashton Carter había estado en combinación con los intereses de Tel Aviv en búsqueda de ampliar y complejizar el escenario donde las fuerzas chiitas iraquíes y de la Guardia Revolucionaria iraní estaban operando. El único efecto logrado con esto, fue que los kurdos en Turquía comenzaran a plegarse al PKK y con ello comenzaron a verse cruentos atentados y asesinatos de funcionarios turcos.

Ante esta situación de revulsión que se aproxima peligrosamente a las fronteras iraníes, Teherán a sabiendas que hay un enemigo agazapado, no duda en fortalecer sus defensas cerrando los acuerdos con Rusia para la adquisición de los poderosos sistemas anti aéreos S-300 que blindarían los cielos de Irán. Con estos sistemas de misiles en suelo iraní, las chances de que una operación táctica montada por Tel Aviv para agredir al país se reducían sensiblemente.

Lo cierto es que y por efecto de lo que se trató de crear en Siria y por la instalación de aquel “Califato” en Mosul, Irán se ha visto favorecido y hoy por hoy, tras el acuerdo nuclear con EEUU, puede moverse por la región para auxiliar de las más variadas formas a sus aliados en Damasco.

Pepe Beru.

18/8/15

REVELACIÓN: LOS POTENCIALES PELIGROS DEL FUEGO AMIGO Y SUS CONSECUENCIAS EN EL TOK 1991.

“USS Jarrett”



VETERANOS DE AYER





Develando la verdadera situación del USS Jarret en el incidente D96

En el artículo anterior, habíamos pasado revista al incidente ocurrido en pleno de las operaciones navales llevadas a cabo por el “HMS Gloucester” y el acorazado estadounidense el “USS Missouri”, por el cual se puso en evidencia que a pesar del adelanto tecnológico de la guerra electrónica, había una situación de vulnerabilidad que el enemigo pese a sus limitaciones, dejo en evidencia. 


 En ese mismo episodio, se habían producido otros hechos que también habían sido discretamente obviados por los biógrafos e historiadores navales como una costumbrista forma de contar una historia que además de victoriosa tenía que presentarse aséptica a los ojos de la opinión pública, donde como en las películas, los buenos no se equivocan.

Se trató de otro hecho ocurrido en aquel estresante episodio en el que se vieron involucrados dos misiles “CSSC-2 Silkworm” iraquíes y los heroicos “Sea Dart” británicos, tal como se lo dejó en los record de la historia naval occidental. En este episodio también participó la fragata “USS Jarrett” que navegaba aquella mañana en el grupo de tareas, más precisamente junto a los involucrados en las operaciones sobre las islas Bubiyan y Failaka.

La versión oficial de lo ocurrido como habíamos visto, era que dos misiles iraquíes habían sido exitosamente desviados por uno de los custodios del “USS Missouri” sin más detalles. Pero como lo expusimos y en base a nuevos elementos documentales que demostraban una mayor implicancia del enemigo sobre los blancos seleccionados y un plan de combate asimétrico en el teatro naval, se podía ver como los nervios y fallas inconfesables en los sistemas de guerra electrónica, pudieron haber causado un dilema en los estrategas y almirantes que coordinaban las operaciones desde el centro de comando de guerra naval electrónica NAVCENT.

La fragata “USS Jarrett” se hallaba a cinco millas aproximadamente del Missouri cuando fue advertido de la activación de un sistema misilistico costero. Como lo habían ensayado durante años, los procedimientos de protección de un buque líder, se ordenó máxima velocidad y realizar una maniobra de cierre para el lanzamiento de sus sistemas SRBOC Chaff, que había que mencionarlo, no había sido probado en mucho tiempo. Según la versión oficial, el capitán de la fragata ordeno disparar sus Chaff y cubrir con fuego de sus cañones el cuadrante por donde se acercaba la amenaza.

Pero, tal y como surgía de los elementos que reconstruyen aquella mañana, el capitán del Jarrett apenas pudo reaccionar al histérico –y tardío aviso- del operador del HMS Gloucester que no dio más chance que la de, ordenar la apertura de fuego de sus cañones Vulcan “Phalanx” de 12. 7 mm en dirección de la costa adyacente. Por algún motivo –y en similar situación a lo ocurrido con los demás buques en el área- sus sistemas de radar ESM/ECM y de identificación IFF fallaron peligrosa y misteriosamente, lo que nunca fue materia de estudio por los encargados de aquellas naves.

Por fortuna y coincidiendo con el fuego de los otros buques, los tripulantes del Jarrett vieron como, en medio de una verdadera pared de fuego y señuelos de aluminio, muy cerca del buque británico estallaba el vector lanzando miles de pedazos de metal y aluminio que, a una velocidad supersónica, dieron de lleno contra uno de sus costados cerca de la proa. Ni bien habían inspirado un sorbo de aire, reciben la nueva alerta de acercamiento de otro misil que había sido disparado desde la costa, para lo cual el capitán sosteniendo la marcha y en una maniobra peligrosa por cubrir al “USS Missouri” comienza el procedimiento de fuego de cobertura y lanzamiento de sus CRBOC que lejos de haber servido para desintegrar al “Silkworm” que se acercaba sigzageante, terminaron impactando de lleno sobre la cubierta superior y el mamparo del Missouri produciendo un vistoso chisporroteo que termino dejando como recuerdo de aquel frenético diluvio de munición especial, más de trescientos agujeros y desgarros del tamaño de un puño entre la borda y la regala que se extendían unos quince metros.

Como detalle a mencionar, es el tema de esa “munición especial” la cual, se trataba de proyectiles de 12.7 mm con un “micrón de UE” (Uranio) en sus puntas que podía desintegrar a un misil a 300 metros.

Los detalles de los daños fueron pasados por alto y reparados inmediatamente al retornar a puerto sin dejar reportes sobre los mismos. A pesar de que en la versión oficial, esto había sido un pequeño incidente producido en el marco de una situación de “fuego amigo” y en la cual no se reportaron bajas ni heridos. Algunos informes extraoficiales refirieron que de regreso de aquel incidente y tras los daños producidos al Missouri en el puerto saudita de Dammam, se contabilizaron unos siete marinos que bajaron con vendajes de heridas en cabeza, extremidades e incluso dos de ellos transportados en camillas discretamente para más tarde ser trasladados a Europa.

A pesar de que nunca trascendieron estos detalles, los mismos fueron motivo de análisis por parte de los encargados de la estrategia naval y para lo cual, se impartieron directivas referidas a la necesidad de ajustar algunas formas de despliegue, coordinación en las comunicaciones que, pese a ser compatibles –por ser aliados OTAN- se presentaron fallas que pudieron haber causado la perdida de una de las unidades y la necesidad de un protocolo adicional de apoyo aéreo más aceitado con un soporte de inteligencia electrónica más minucioso provisto por los A-6.

Fue por éste motivo que el Alto mando de la Coalición decidió que las naves que no compatibilizaban con los sistemas de comunicaciones OTAN o que adaptadas no estaban ampliamente familiarizadas, se quedaran en una segunda línea de respaldo al tren naval ofensivo encabezado por estadounidenses y británicos. Tal como lo habían diseñado los creadores de ésta fuerza naval, a partir del comienzo de la operación “Desert Storm” (0000hs del 17/01/1991) su misión más importante pasaría por asegurar que se mantuviera el flujo de materiales, pertrecho, municiones y combustible para aprovisionar la primera línea y en especial, para proteger a los cinco portaaviones que eran el pilar marítimo desde el sur de las operaciones para el desalojo de las fuerzas iraquíes.

Fue por ello y quizá en previsión de que este tipo de incidentes, se determinó que podían producirse –especialmente por posibles confusiones por los acentos idiomáticos- que se relegó a las naves francesas y australianas para cumplir con la vital tarea de proteger la principal línea de abastecimiento de las operaciones. Este aspecto de la logística había sido vital para poder prestar efectivamente, el apoyo necesario y distractivo que requerían los planes que llevaron adelante sus camaradas de las fuerzas mecanizadas de Tanques “M 1 A1 Abrahms” norteamericanos y los “Challenger FV4030-4” británicos entrando por el oeste para realizar una semi-pinza que obligaría a la salida de los invasores.

A pesar de lo destructivo de aquella operación, los iraquíes pudieron salvar las mejores unidades mecanizadas y mantuvieron intacto su potencial misilistico, en especial sus sistemas SS-SCUD que tras demostrar su alcance y en algunos casos su mortífera precisión, pudieron haber causado más dolores de cabeza que los registrados oficialmente. Sobre esto último, hubo versiones que como últimas medidas, se habían lanzado al menos una docena de estos misiles sobre los cuadrantes marítimos donde hallaban los navíos que proporcionaban cobertura de fuego naval, luego de que se abrieran las válvulas de crudo al golfo.

Algunos expertos habían especulado que los SCUD traían cabezas reactivas para que al contacto con el agua y el petróleo que cubría el mar, desatara un incendio que además e impedir una operación anfibia, levantaría una cortina de humo negro que dificultaría la visión de los pilotos en operaciones.

Para otros, los SCUD que cayeron sin producir este efecto, traían cabezas con elementos químicos que al caer en la zona de operaciones navales, buscaban comprometer a las tripulaciones en operaciones. Igualmente sobre esto último, no se ha hallado información que respalde esta hipótesis.

Según algunos de los documentos de la ex inteligencia de Saddam fechados el 20 de febrero de 1991, horas antes de que se lanzara esta ofensiva, los principales batallones de la Guardia republicana recibieron desde Bagdad –en algunos casos por señal de fax- la orden de discreta retirada dejando a su suerte a las tropas regulares y la dispersión de la red de inteligencia que se había mantenido activa en la región. Sobre esto último, los vencedores de la Coalición se encargaron de que no se revelara la existencia de un “ejército invisible iraquí”, que tras acatar las órdenes abandonó abundante material explosivo e ingeniosos dispositivos que de haberse extendido la guerra, pudieron haber causado serios problemas y daños cuantiosos en varios puntos donde las unidades navales desembarcaban toneladas de municiones y equipos para las tropas en tierra.

17/8/15

CLARO OSCUROS DEL INCIDENTE D96 GLOUCESTER DE 1991


VETERANOS DE AYER



Crónica oculta de un episodio naval que pudo cambiar la balanza del conflicto

Como dice un viejo proverbio “el tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”. Propiciado por la realidad ineludible de la cruenta geopolítica que se está desarrollando en el Medio Oriente y en especial en el área del Golfo Pérsico, la materia estratégica en el campo naval se ve hoy día muy solicitada en los claustros de las escuelas de guerra de los países de la OTAN y de sus oponentes como son Rusia, China e Irán.

Se dice que la experiencia es el mejor maestro y la realidad el mejor entrenamiento en una situación de guerra. En la llamada operación “Desert Storm” de 1991 en su fase naval poco tuvo de la pasividad que los autores anglosajones han querido reflejar en sus dossiers de aquella guerra. Lejos de la idea de una relajada actividad y más allá de la función que se le otorgo a la coalición naval, sus hombres pasaron por situaciones de máxima adrenalina que les valió a muchos –y a su regreso- enfermedades terminales.

Con la aparición de varios documentos extraoficiales del Departamento de la Marina estadounidense, de la inteligencia naval y del hallazgo de valiosas piezas informativas de sus contrapartes iraquíes del IIS que pululan por el internet, muchos episodios que se registraron como “oficiales” de aquella campaña realizada en dos etapas entre 1990 y 1991, surgen discutibles ante éstas nuevas evidencias documentales que dejan a la vista una férrea política de censura militar que pretendió ocultar desatinos, incompetencias y daños que fueron mucho más graves que los volcados en la bibliografía de sus documentos oficiales.


Uno de estos –entre muchos otros- hechos que paso a la historia como una efectiva y exitosa acción en el “TOK”, referida a un episodio que involucro a la marina británica en las aguas del norte de Kuwait.

Más precisamente, la historia oficial cuenta de que en momentos que el acorazado estadounidense USS “Missouri” se preparaba para lanzar una campaña de bombardeos de saturación sobre objetivos marcados por la inteligencia y en momentos que se posicionaba para enfilar sus cañones de 406mm sobre las costas orientales de Kuwait, recibió una advertencia de posible agresión en momentos que era escoltado por el USS “Curts” y por el destructor HMS “Gloucester” de la Real marina británica en prevención de posibles ataques aéreos o misilisticos.

Para tener en cuenta, la aviación iraquí no había sido neutralizada sino hasta la primera semana de febrero cuando la mayoría de sus cazas se refugiaron en Irán.

Otro dato para tener en cuenta, era que este destructor británico HMS “Gloucester” tenía embarcado en un hangar presurizado NBQ un par de helicópteros “Sea Lynx”, lo cuales tuvieron vuelos combinados con los “Alouette III” de la Armada Argentina embarcados en el destructor ARA “Alte Brown” en donde incluso llegaron a aterrizar para intercambio de personal.

Yendo al hecho que paso a la historia naval británica como un éxito de sus sistemas de defensa contra una amenaza iraquí, estos novedosos documentos que refieren a ese mismo episodio, dan cuenta de una bastante diferente versión que no encajaría en el clamado éxito reclamado y que fue claramente morigerado por las autoridades navales y políticas de la época.

La crónica oficial narra que el 29 de enero en horas de la mañana el USS “Missouri” escoltado por el “HMS Gloucester” rechazaron exitosamente un ataque con misiles iraquíes “CSSC-2 Silkworm” –Gusano de seda”- de fabricación china, que de no haber sido por la intervención de los misiles “Sea Dart” hubiera redundado en la pérdida de ambas naves.

Para coronar esta acción, se informó que la batería de misiles “Silkworm” que había sido empleada para el ataque, fue destruida por un bombardeo aéreo inmediatamente posterior al hecho.
El hecho recibió amplia cobertura y el comandante británico Philips Wilcocks fue reconocido tanto por la Marina de los EEUU como por la Real Marina de Guerra de su Majestad mediante la “Distinguished Service Cross”, hecho que fue volcado a los libros de gabinete de estudio en la “Britannia Royal Naval College” en Dartmount, Gran Bretaña.

Pero los hechos, según varios documentos clasificados no fueron tan claros ni tan victoriosos para los marinos anglo americanos. Según reportes de la mujabarat al iraqiya (inteligencia iraquí) de esa fecha, revelan que la inteligencia humana iraquí había estado observando cercanamente la travesía del poderoso acorazado desde su salida del puerto saudita de Al Khobar y retrasmitiendo sus reportes por postas a sus mandos en Um Qassar y Fao. Este material surge de miles de papers de documentos oficiales del régimen de Saddam Hussein, provenientes de los archivos del Ministerio de inteligencia de Bagdad saqueado tras la invasión y ocupación.

Según traducen los documentos en forma de memorandos que eran dirigidos a un funcionario llamado Hani Al Abn Latif Tilfah jefe de la SSO y al mismo Saddam Hussein Al Tikriti, la red de inteligencia montada alrededor del golfo era basta y compleja. Es claro que será un capítulo aparte el tema de la lucha clandestina que se llevó tras bambalinas mientras las informaciones oficiales decían otra cosa. Un ejemplo de esto fue el hallazgo de entre estos documentos, de una descripción precisa de los buques que estaban pasando por la puerta de Ormuz e incluso, los que estaban llegando al sultanato de Bahrein donde se hallaba una de las bases navales más importantes de EEUU.
Uno de los documentos refiere al evento de aquella acción contra el temido acorazado estadounidense que en un principio se había descartado un ataque aéreo usando un misil MM-39 “Exocet” no solo por la superioridad aérea de la coalición, sino también por el peligro de ser derribado por sus propias defensas aéreas.

En este documento, el puesto de defensa y observación iraquí identificado con un código inteligible destacado en “Sabah Al Ahmad” (Al Fintas), daba la novedad de que siendo las 0449hs habían detectado y al alcance de tiro al apetitoso acorazado USS Missouri y una docena de otros navíos dispersos entre 2 a 5 millas entre sí. Algo que no se dijo mucho, era que los iraquíes tenían un plan de combate previamente ensayado y del cual quedaron bastantes pruebas en el terreno. Sabiendo que todas sus comunicaciones estaban interceptadas, realizaban deliberadas comunicaciones con información adulterada e incluso, habían montado falsas baterías de “CSSC-2 Silkworm” y algunas aparatosas plataformas simulando ser baterías de “MM-40 Exocet” con radares fabricados con chatarra pintada, tubos y latón.

Según los informes del comandante del HMS “Gloucester”, los controladores británicos detectaron que una batería de misiles “CSSC-2 Silkworm” en “Al Fintas”, Kuwait, se había activado y disparado un vector con rumbo a su sector. Pero, algunas fuentes británicas son más precisas e inquietantes de lo que ocurrió en esa mañana.

Uno de los encargados de la sala de guerra electrónica (AAWO) del Gloucester, gritó histérico que una amenaza estaba acercándose presurosamente desde el norte, causando una verdadera histeria colectiva que retumbaba por los radios en las dotaciones de todos los buques que se hallaban en el grupo de trabajo. Casi sin pensarlo, los buques lanzaron todo lo que tenían en sus sistemas de señuelos anti misiles e incluso comenzaron a disparar frenéticamente los cañones multitubo de sus cubiertas. Una verdadera lluvia de “Chaf” comenzó a llover en los alrededores de los navíos mientras las sirenas de alerta resonaban al unísono.

Según esta versión, el acercamiento del primer misil fue confundido por aviones estadounidenses que regresaban de sus campañas de bombardeo sobre las islas Bubiyan, lo que a una falla súbita en las comunicaciones y del sistema “IFF”, estuvo a segundos de haber perdido uno o dos de los buques que se vieron más afectados.

Según algunos testimonios de tripulantes de varios de los buques que formaban el grupo de tareas, vieron y escucharon impactos sobre el agua no muy lejos de sus posiciones e incluso demasiado cerca para el gusto de algunos. Algunos hasta pudieron oír el silbido característico de los llamados cohetes “Grad” que son de utilización para bombardeo terrestre lo que causó confusión entre los espectadores. Más tarde se sabría que los iraquíes habían adaptado varias armas –entre ellas los BM 21- para cualquier uso e incluso, montado varias reformas que, aunque sacrificando la precisión, les daban mayor alcance. En las costas de Khafjy, en Arabia Saudita, al finalizar la contienda se hallaron algunos restos de sistemas de cohetería que habían sido desmontados de sus camiones y anclados en el suelo que dispararon por única vez toda su ronda (40 proyectiles de 122 mm) para rechazar una posible operación anfibia, accionados a distancia por un par de hombres usando una simple batería.

Artificios como los descritos poblaron el teatro de operaciones y algo de lo cual merecería un capítulo aparte en esta campaña.

En lo que respecta al incidente que tratamos, el primer misil llegó aproximadamente a unos ciento cincuenta metros antes de estallar por efecto de la cortina de fuego de los cañones multitubo y del “chaf”; demasiado cerca incluso para un acorazado. La detonación fue tan fuerte que la onda expansiva sacudió al buque británico, lanzando esquirlas que causaron daños en los sistemas de banda de babor y perforaciones en el segundo nivel de la Gloucester que dieron inicio a pequeños incendios. Recién a la llegada del segundo misil el buque británico pudo lanzar dos “Sea Dart” que intercepto al “Silkworm” por muy poco pero sin dejar de mencionar la potencialidad de peligro que demostraron aquellos vectores.

Fue una cuestión de segundos donde la suerte y la frenética pared de fuego que detuvo al primer misil dio una chance para que el controlador de armas pudiera golpear el tablero donde se hallaba el.

15/8/15

CAUSAS Y CONSECUENCIAS NO CONOCIDAS DE LA INTERVENCIÓN ARGENTINA EN LA GUERRA DEL GOLFO



Promediaba los comienzos del mes de agosto de 1990 cuando una comitiva del Ministerio de Defensa de Argentina de visita en Estados Unidos se ve causalmente inmiscuida en los eventos que se comenzaban a desandar en las lejanas latitudes de la península arábiga.

Por aquel entonces la comitiva estuvo presidida por el ministro Humberto Romero y el Contraalmirante Emilio Osses, ambos encargados de poner en conocimiento de Washington, la voluntad de la república Argentina por participar más activamente en los incipientes lineamientos políticos y estratégicos que encabezaba la Casa Blanca.

Los documentos de la época reflejan el carácter y la euforia de los enviados por haber obtenido una muy buena predisposición de los funcionarios norteamericanos, de tomar en serio la propuesta que llevaban a nombre del entonces gobierno del Doctor Carlos Menem.

Sobre esto último, cabe recordar las circunstancias que dominaban la época. Para Washington un gobierno peronista era algo problemático y sin garantías. Solo basta recordar documentos periodísticos de los diarios más importantes como el The Washington Post donde se prevenía de la historia de los gobiernos peronistas con un “marcado fascismo y efervescente nacionalismo”. Fue por esta desconfianza el circulo de Menem ya había venido realizando contactos con los republicanos meses antes de que triunfara en las elecciones.

Para cuando fue oficialmente elegido, los contactos se hicieron más concretos y con propuestas de cumplir una agenda estratégica bilateral. Fue así como por causalidad, la comitiva argentina de visita en Washington fue pillada el 1º de agosto con las novedades de lo que se transformaría en una crisis internacional.

Según documentos clasificados los funcionarios argentinos llamaron telefónicamente antes de volver a Buenos Aires para adelantar las buenas nuevas que llevaban consigo, pese a haberse visto frustrada la entrevista pactada mano a mano en la Casa Blanca, con el presidente George W. Bush y su vice Dick Cheney.

Ni bien bajaron del avión, la comitiva llevó las noticias al presidente Menem y a su staff del Ministerio de Defensa donde comenzaría de inmediato, consultas y continuos llamados a las diversas unidades militares para una revista general que les diera una pormenorizada información del estado de las FFAA y cuál de las tres, estaba en las mejores condiciones para participar.

Algunos documentos de la época reflejan la ambiciosa intensión de Menem y sus asesores, por asombrar a Washington y a su vez, dar una buena señal a Londres sobre su cambio de actitud por la cuestión Malvinas. Sobre la mesa de trabajo, se pusieron varias propuestas para colaborar con la operación militar que ya se había puesto en marcha desde los países centrales. Solo para dejar en claro cuál era la situación al momento, la 82º Aerotransportada de EEUU para el 9 de agosto ya estaba desplegada en Arabia Saudita.

A este despliegue aerotransportado, se unió una flota de ataque compuesta por dos portaaviones con el apoyo del acorazado “USS Wisconsin” que para el 22 de agosto ya fondeaba en las aguas del golfo.

Mientras La Casa Rosada mantenía incesantes preparativos para seleccionar la fuerza que sería enviada a las operaciones que ya se encontraban en marcha, el canciller Domingo Cavallo realizaba una procesión por el Medio oriente en búsqueda de mostrar la buena predisposición de Argentina por luchar contra Irak. Uno de los argumentos que usaría el canciller era el compromiso que tenía el estado con las reformas democráticas en la región y su voluntad de cooperación con la nueva realidad internacional. Especial énfasis en esta postura puso cuando llego a Tel Aviv donde aseguró que Argentina estaba del lado de los que lucharían contra Irak, recordando que por ese entonces Israel estaba enfrascado en una cruenta lucha contra la OLP que veía en Saddam Hussein un benefactor.

Lo que el canciller Cavallo expresaba era nada más ni nada menos, que algunos de los lineamientos con los cuales se había comprometido unilateralmente el gobierno de Menem con Washington apenas asumió el poder en 1989.

Entre tanto y con las opciones sobre la mesa, llegaría el momento de evaluar cual de las tres fuerzas estaba en condiciones de participar en una crisis que podría desembocar en una lucha directa y terrible. En este sentido, al estudiar el envío de una Brigada mecanizada se vio que se presentaban varios inconvenientes, tales como: Falta de equipamiento para la guerra Química, Bactereologica y Nuclear (NBQ), posibles problemas mecánicos por no estar adaptados para el áspero terreno desértico de aquellas latitudes y una clara vulnerabilidad ante los tanques T-55 y T-72 irakíes –de origen ruso- con consecuencias mortales. Se descarta el envió de infantería por cuestiones de costo político.

Con respecto a la Fuerza Aérea se presentaban varios problemas operativos y comprometer a sus pocos aviones de transporte en un teatro con armas sofisticadas, elevaba las probabilidades pérdidas materiales y de bajas humanas.

La opción naval se presentaba como la más viable y lista para ponerla a disposición. A pesar de la crisis presupuestaria que ya apremiaba a la Armada, estaba en mejores condiciones operativas que sus dos fuerzas hermanas. Como señaló un agregado de la real inteligencia naval en una conversación de camaradas llevada a cabo por el mes de septiembre de 1990 en la Real Base naval de “Faslane”, en la que asistía el entonces Almirante Sir William Staveley, comento al selecto grupo de asistentes “los argentinos pondrán sus joyas más caras para impresionar a los americanos”, como una forma de describir la calidad de las unidades que Argentina involucraría y con las cuales interactuarían en la campaña.

Pero más allá de las anécdotas entre tanto, Buenos Aires apuraba sus aprestos para dar una señal concreta de su participación en la reunión de fuerzas que estaba organizando Washington.

En dos semanas, el Estado Mayor de la Armada tenía preseleccionadas las posibles naves a enviar. Según documentos extraoficiales, el vicealmirante Jorge Ferrer y su equipo, tenían a seleccionar a los posibles candidatos entre las corbetas clase “Drumon” a la ARA Guerrico y la ARA Granvile; entre las clase “Espora” a las ARA Spiro y Rosales; a la Corbeta clase Meko-360 ARA Alte. Brown y por último a las unidades logísticas clase “Q-42” ARA Cabo San Antonio y “Q-43” ARA Cándido Lasala.

Tras el estudio de situación de cada una de estas unidades y tras advertir que algunas podrían presentar dificultades técnicas para una larga travesía en mar abierto, se opto por las dos piezas más modernas del lote, la Meko 360 que tenía capacidad para transportar helicópteros para guerra anti-submarina y dotado de tecnología para guerra NBQ y la corbeta Spiro, una pieza complementaria para un buque como el Brown. Eran sin dudas, dos unidades de alta tecnología para su época y como tales, tenían un alto costo para su operatividad.

Sobre este particular y tras serle informado por memorando interno al ejecutivo sobre el costo de las operaciones de ambas dotaciones, el entonces presidente Menem no hizo reparos en los números y ordenó el inmediato apresto para la salida de ambas naves.

En lo referente a cuanto había ascendido el costo del envío de la dotación, según documentos clasificados de la época y que luego sirvieron para fundar los decretos que el poder ejecutivo expidió al respecto, sumaban más de 20 millones de dólares los cuales y por la urgencia con que el ejecutivo ordenó la salida, fue costeado del propio bolsillo nacional. Ante esto, Menem y su cancillería establecieron contactos con los reinos de Arabia Saudita y Kuwait para tratar el tema presupuestario que habría quedado en promesas de reembolso al culminar las operaciones.

Un dato que también muy poco se conoció, era el de cuánto material habría insumido el armado de ambas dotaciones para una operatividad optima en situación de combate. Según documentos clasificados, el alistamiento habría vaciado literalmente el pañol de repuestos de los talleres de la Armada sumando a ello, el embarque de munición de guerra validada y en condiciones para su uso.

Tal como lo señalan varios documentos reservados de la ONI sobre el desempeño del grupo ALFIL 1, demuestran la muy buena impresión que se recabo en el “TOK” y que a posterior fue volcado en los informes que elaboraron los observadores navales estadounidenses.

12/8/15

Cooperación de Rusia y Arabia Saudita, fiasco de EE.UU. en Oriente Medio





A más de cuatro años de la Primavera Árabe, EE.UU. trata de conseguir simultáneamente metas contradictorias en Oriente Medio. Hoy en día el país norteamericano aspira a solucionar problemas que surgieron en la región como consecuencia de su política errónea entrenando a rebeldes "moderados" sirios e intentando convertir a Turquía en un aliado activo en la guerra contra el Estado Islámico, opina la analista checa Tereza Spencerová.


Washington aparentemente fracasó en Oriente Medio, comenta Spencerová en su último artículo para la revista checa 'Literarni Noviny'. Varios años de esfuerzos y la pérdida de millones de dólares resultaron en que el Pentágono ha logrado entrenar una cantidad insignificante de rebeldes sirios (las llamadas Nuevas Fuerzas Sirias) que posteriormente fueron sometidas por el Frente Al-Nusra, una organización terrorista asociada a Al Qaeda.

Como resultado de los fallos cometidos por Estados Unidos en Oriente Medio, algunos de sus antiguos aliados en la región tan importantes como Arabia Saudita cambian sus prioridades, lo que llevará, según la analista checa, a un nuevo equilibrio de poder en la mencionada región, con una participación activa de Rusia.

La agencia de noticias iraní Fars, cuyo reporte cita Tereza Spencerová, sostiene que Rusia convenció a los dirigentes de Arabia Saudita de la necesidad de llevar a cabo acciones conjuntas en la lucha contra el EI y otros grupos terroristas en la región. Según Fars, Rusia, Arabia Saudita y Egipto planean formar una poderosa unión con el fin de combatir el terrorismo.

El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita actualmente está de visita en Moscú. Se trata de la segunda visita a Rusia por parte de dirigentes saudíes en los dos últimos meses. Asimismo, el presidente ruso ya negoció cuestiones de cooperación con el ministro de Defensa de ese país.

"Hace unos meses parecía ser algo increíble, pero sería difícil encontrar un ejemplo de amistad más fuerte de la que une a los nuevos aliados, Rusia y Arabia Saudita", concluye la analista checa.

6/8/15

LA MISIÓN QUE PUDO TERMINAR EN DESASTRE



“La crónica desconocida de un peligro en ciernes que pudo haber sido fatal para la Misión GT 88.0”


Corría el mes de enero, más precisamente el día 29 en momentos que las fuerzas aéreas de la coalición seguían machacando las posiciones de los iraquíes en Kuwait y en el interior de Irak mientras las unidades navales que prestaban apoyo de fuego naval y cobertura electrónica desde el sur, el Comando y Control destacado en Basora ponía en marcha operaciones tácticas para tratar de afectar al frente naval que bloqueaba sus desembocaduras.

La Armada iraquí que contaba con cuatro fragatas clase “Lupo”, seis corbetas clase “Wadi Assad” y una variedad de lanchas patrulleras equipadas con cañones y sistemas de cohetería de la ex Unión Soviética altamente letales a corto alcance, fue una amenaza más seria que lo que los documentalistas militares han querido revelar. Fue inutilizada de inmediato por las operaciones aéreas pero ello no dejó inoperativo, varios sistemas de misiles “Stix”, misiles guiados superficie-superficie CSSC “Gusanos de seda” y sistemas SSM “Otomat-II” altamente eficaces si se efectuaba un disparo correcto. Muchos de estos se desmontaron y trasladaron a puntos estratégicos de la península de Fao al extremo occidental de Kuwiat.

Según los reportes de la inteligencia estadounidense, los iraquíes además de capturar los modernos sistemas misilisticos montados en las fragatas kuwaitíes, tras hacerse con ellas las dispusieron para la defensa en el puerto de “Ras Al Qualaya” y en la desembocadura de la península de Fao. Calculando los rangos de alcance de los sistemas MM-40 y los sistemas de defensa costeros chinos que habían colocado los iraquíes en varios puntos de la costa, en apariencias la inteligencia naval norteamericana sabía que flancos eran impenetrables y cuáles eran permeables para una infiltración con botes de los “Seals”. Y bien dicho en apariencias dado que, apenas comenzaron las operaciones los iraquíes estuvieron a un pelo de causar duros golpes contra la fuerza naval internacional.

Pero la sorpresa que había en los arsenales navales iraquíes, era una amenaza mortal para cualquier buque, una que era muy bien conocida por los estadounidenses y británicos. Según se supo más tarde y luego de que cesaron las hostilidades, se comprobó que habían muy bien camuflados en dunas bajas muy bien simuladas de las costas de la desolada Isla Bubiyan, misiles anti buque “MM.40 Exocet” apuntando a boca de jarro al golfo. Este hecho fue mantenido en silencio y paso desapercibido de los record de la campaña del “Desert Storm”.

Fue en esa ocasión y en altas horas de la madrugada del 29 de enero, un misil MM-40 modificado alcanzó y atravesó un crucero estadounidense a unos 120 kilómetros de la costa de kuwaití causando severos daños y un número de bajas que jamás se público. Como pudo y asistido por otros cruceros fue remolcado a un fondeadero de Al Jubail, a muy pocos kilómetros de la localidad de Khafjy, donde los iraquíes dieron su primera batalla terrestre.

A pesar de la intensa guerra electrónica contra las instalaciones de radar y comunicaciones de Irak, un misil pudo ser lanzado y guiado sin que las medidas hubieran logrado bloquearlo. El incidente quedó sepultado bajo el más absoluto silencio.

Según se pudo conocer por documentos clasificados que tras la invasión en 2003, fueron incautados en los archivos de lo que fue el Ministerio de Inteligencia en Bagdad, antiguos memorandos y ordenes de batalla que se habían dispuesto por ordenes de Saddam Hussein contra los buques que bloqueaban la salida al golfo.

Pero eso no era todo; la novedad y el peligro que destaca el informe, estaba radicado en una ingeniosa modificación en los misiles que pudieron haber destrozado a una fragata clase Bronstein en un parpadeo.

Entre los planes que figuran en uno de los documentos se detalla la creación de células de ataque (no más de tres hombres) para montar un misil por grupo en puntos estratégicos del golfo y al alcance de blancos de oportunidad. Incluso se preveía el uso de lanchas OSA que armadas con sistemas “Styx” operarían de noche en operaciones suicidas contra blancos de prioridad como era el acorazado USS Missouri.

Los daños causados a vehículos navales de la coalición, según estos documentos, fueron más que los mediatizados por febrero de 1991. Según documentos de la inteligencia iraquí en las postrimerías de enero y los primeros días de febrero, sus minas, ataques con misiles “Scarabaa” y lanchas señuelo habían dañado tres fragatas, una docena de vehículos anfibios y tres corbetas misilisticas sin precisarse sus nacionalidades.

En uno de los párrafos del documento, se había planificado el ataque de un sector especifico en los adentros de las aguas del golfo mediante botes de goma que portaban comandos hombres rana con minas magnéticas.

Según fuentes de inteligencia SIGNT provenientes tanto de estadounidenses como británicos, el sembrado de minas por parte de los iraquíes fue permanente y los riesgos de asaltos comando a las dotaciones revestían altas probabilidades.

Estos hechos pudieron haber comprometido sensiblemente a la línea de abastecimiento y escolta, pudiendo haber causado un pandemónium naval que hubiera imposibilitado el proceso logístico y a su vez, obstaculizado el despliegue ofensivo en tierra.

El documento con matasellos de la ISI, que pertenece a un cuerpo de varios miles de documentos que fue sacado de Irak, fue traducido por los estadounidenses y archivado entre los miles y miles de documentos que fueron robados de las oficinas públicas de aquel ministerio en plena crisis de caos y por alguna razón ha sido ventilado en varios sitios de la internet como de la llamada “DeepWeb”.

4/8/15

ENTRETELONES DE LA GUERRA DEL GOLFO PÉRSICO, 25 AÑOS DESPUÉS


Han pasado dos décadas y media de aquella madrugada del 2 de agosto de 1990 cuando las brigadas mecanizadas y comandos navales de las fuerzas iraquíes entraban por tierra desde el mar al Emirato de Kuwait. Comenzaría la llamada “Primera guerra del Golfo” (First War-Persian Goulf) que sacudiría el comienzo de la décadas de los noventas y que ha sido considerada como la última de las grandes guerras de carácter convencional del siglo XX.

A pesar del paso del tiempo, lo único que se ha conocido públicamente sobre esta monumental campaña bélica ha sido lo que parcialmente han dado a conocer algunos historiadores estadounidenses que luego se tradujeron en pésimas películas y documentales signados por la intoxicante propaganda política.

Pero desde aproximadamente hace un lustro, se han venido viendo trabajos de revisión histórica a cargo de investigadores navales tanto estadounidenses como europeos en los cuales se han detenido en el estudio de los detalles y curiosidades que conformaron a la operación “Tormenta del Desierto” (Desert Storm), denominación para el desalojo por la fuerza de las tropas iraquíes de Kuwait.

Entre los curiosos protagonistas de aquella campaña estuvo la República Argentina que, a pesar de las contradicciones que suscito entre los países de Cono sur, la decisión que había adoptado el entonces gobierno del Doctor Carlos Menem estuvo precedida por gestiones y una serie de contactos de carácter reservados mediante altos funcionarios nacionales con sus pares de la Casa Blanca y el Departamento de Estado norteamericano.

En varios documentos que fueron estudiados por los investigadores, se pudo ver que la decisión del entonces gobierno argentino estaba preconcebida en el marco de buscar desarrollar un acercamiento de una política gentil hacia la administración republicana que ocupaba la Casa Blanca. Apenas asume al gobierno el Dr. Menem, comenzaron las gestiones por encontrar la atención de Washington. Otra particularidad era la personalidad del mandatario argentino quien de origen sirio y musulmán de cuna, se mostraba ampliamente cooperativo con quien una amplia mayoría de argentinos consideraban el odioso imperialismo yanqui. A pesar de esto, los viajes de emisarios con recomendación del embajador norteamericano Terence Todman fueron creciendo hasta que en forma oficial, viajaron a Washington por invitación de la Secretaría de asuntos protocolares, un equipo de contacto encabezado por el entonces ministro de defensa el Dr. Humberto Romero y el entonces Jefe del estado Mayor Conjunto de las FFAA el Contralmirante Emilio Osses.

Según los documentos que reflejan aquella visita y que fue seguida de cerca por los relatores militares del Pentágono, el equipo de trabajo que se hallaba circunstancial y causalmente en espera para ser recibidos por el mismo presidente George W. Bush y su gabinete, se vieron sorprendidos por la noticia de que Kuwait había sido invadido. Tal como los estadounidenses habían recibido de primera mano, el gobierno de Menem había ofrecido entre otras cosas, el acceso para instalar bases permanentes en su país y la disposición de sus FFAA para ingresar dentro de la categoría de “aliados extra-OTAN” algo que más tarde, sería ofrecido a Brasil. Entre los documentos que figuran como reservados en aquella entrevista en la que además estarían presentes el entonces vice Dick Cheney y el Jefe del Estado Mayor Norteamericano el general Collin Powell se vio abortada por la novedad de que “Saddam cumplió con su amenaza”. Al parecer la oferta no fue subestimada y se le encargo a la Oficina de Asuntos Latinoamericanos que hiciera un reporte sobre la situación de Argentina.

Según los documentos de la época, Bush, Cheney y Powell habían partido en vuelo secreto a Riad, Arabia Saudita primeramente para tomar una visión sobre el terreno. Un comunicado calificado como reservado, detalla que en virtud de una extensa llamada telefónica realizada desde el reino de Saud que en un estado de histeria (según describe el documento), el mismo rey Abdullah Al Saud pedía medidas urgentes para que les protegieran de Saddam. Según testigos presentes, Bush trataba de calmar al desesperado interprete que tan o más nervioso que su “rey”, hacía que fuera inteligible su inglés.

Al mismo tiempo que esto ocurría algunos documentos clasificados informan que la delegación argentina por orden expresa de Bush sería atendida por Dan Quayle y funcionarios militares de menor rango con instrucciones de que se tomarían en cuenta cualquier propuesta del gobierno argentino.

Se dijo que Bush y su gabinete, en especial el Jefe del Estado Mayor Powell, estaban al tanto de los movimientos iraquíes en tiempo real y que incluso habían estado recibiendo informes pormenorizados de la llamada “Inteligencia electrónica” que monitoreaba la situación en el borde fronterizo detectando concentración de hombres y fuerzas en Um Qsar, Basora y en las proximidades de las islas Bubiyan.
Uno de los tantos hechos que marcaron esta “sorpresiva invasión” fue que la familia real kuwaití había partido del emirato con antelación al inicio de la invasión como si estuvieran prevenidos de lo que estaba por ocurrir.

Según algunos documentos desclasificados la data de los informes provistos por la inteligencia eran de un mes antes de la invasión, aludiendo entre otras cuestiones al tránsito continuo y a pleno día de vehículos pesados transportando blindados y suministros desde Naseriya. Esto llevo a que se buscaran rastros sobre posibles contactos extraoficiales entre Washington y Bagdad en búsqueda de una distensión.

Tal cual se había intuido, esos contactos secretos entre enviados estadounidenses con Saddam Hussein habían existido y los cuales incluso, tenían bien informado del mismo presidente iraquí “que si los perros kuwaitíes y saudíes no cumplían con sus compromisos con Iraq él los haría cumplir”. Lo cierto era que los ricos vecinos petroleros habían quedado en deuda con Iraq por su larga lucha contra Irán y en medio de ese tire y afloje estaban los estadounidenses quienes habían dado seguridades a Saddam que se le saldaría con creces lo que aquellos le debían.

Otro hecho que demostró que EEUU preveía este movimiento de Bagdad fue la fuerza militar que mantenía preparada en bases de Alemania y que se desplegó en un par de días, constituyéndose con todo en territorio saudita su equipo para el 8 de agosto. Precisamente estos preparativos que según informes reservados del Pentágono, los aprestos habían sido sugeridos por reportes de inteligencia que estaban al tanto de las disputas entre Iraq y sus vecinos del golfo.

Tan bien sabían los estadounidenses lo que iba a pasar que, cuando Saddam firmó con el Rey Fahd el pacto de no agresión en 1989 quienes asesoraron llevar adelante este acto, fueron los norteamericanos. Según documentos que habían sido producidos en la embajada en Bagdad, habían contactos estrechos entre la CIA y el SI iraquí que daban razones y argumentos para respaldar las reclamaciones de Bagdad en contra de sus vecinos que además, le estaban robando crudo mediante perforaciones inclinadas bajo la frontera. Cuando las cosas se salieron de madres, rodó la cabeza de la embajadora April Glaspie a quien sus jefes políticos en Washington crucificaron como la culpable por su fracaso con las tratativas con Saddam. Lo que sucedió en aquella entrevista entre Glaspie y Hussein fue tapada por la versión oficial de Washington y ella fue la de que “Saddam Hussein interpreto mal el mensaje que Washington le envió por intermedio de Glaspie”.

Lo cierto era que en esa ocasión, la embajadora llevo un giño de su administración en Washington para asegurarle que “EEUU no tenía intensiones de inmiscuirse en los problemas entre los pueblos árabes” y con ello, dejar claro que ellos no intervendrían ante alguna operación de Bagdad.

Más allá que los políticos en Washington y a coro con los medios oficiales echaron toda la culpa a la “incompetente embajadora” lo cierto era que, ella fue usada como cabeza de turco y las pruebas de que Washington estaba muy bien al tanto de lo que se cocinaba en el desierto al noreste de la frontera de Kuwait, son las informaciones de inteligencia que daban detalles de concentración de tropas desde mediados del mes de mayo de 1990 y que llegó a su punto culmine el 31 de julio tras la reunión en Jeddah en la cual, los nexos norteamericanos dentro de aquel encuentro, informaban el comienzo de alguna acción en cuestión de horas.

En medio de toda esta extensa y compleja circunstancialidad de la geopolítica, el gobierno de Menem en una clara muestra de total ignorancia de cuál era el origen real del conflicto y los intereses porque este prospere, llevó a que guiado por una ciega obsecuencia y cara improvisación, forzara a que el entonces consejero legal del Palacio San Martín redactara el 29 de agosto un memorando secreto en el cual se conminaba a que el PE antes de enviar una fuerza militar al exterior, debería consultar al Congreso de la nación.
En resumidas cuentas, el gobierno de Menem ofreció una ayuda militar en Washington ( y de la cual la administración Bush acepto sin reciprocidad) pero que en ningún momento, el Consejo de Seguridad solicito oficialmente y menos aún para conformar una fuerza de paz.

Haciendo un exagerado resumen de lo que antecedió a lo que muchos creyeron como una invasión sorpresiva de un loco árabe de un país perdido en el desierto, queda claro que la crisis que los diarios y los monopólicos medios de la época bosquejaron tras la invasión del 2 de agosto del 1990 como una agresión súbita y no razonada, había comenzado muchos meses antes más precisamente, desde el final de la guerra entre Irán e Iraq

1/8/15

Tormenta del Desierto, la Última Guerra Clásico


Veinticinco años después de la invasión de Kuwait por Irak, las lecciones de la guerra del Golfo siguen siendo urgentes, incluso en la actual caótica Oriente Medio

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Un soldado estadounidense cerca de la frontera de Kuwait con Irak relojes una columna de humo en el horizonte, Kuwait, enero de 1991. Formó parte de la coalición liderada por Estados Unidos que llevó a las fuerzas de Saddam Hussein de Kuwait.

Fue a mediados de julio de 1990, y durante varios días la comunidad de inteligencia de Estados Unidos había estado observando a Saddam Hussein en masa sus fuerzas a lo largo de la frontera de Irak con Kuwait. La mayoría de nosotros en la administración del presidente George HW Bush -Yo era entonces la parte superior especialista en Oriente Medio sobre la cree el Consejo de Seguridad Nacional que esto era poco más que una versión de la diplomacia de las cañoneras del siglo 20o tarde. Nos dimos cuenta de que Saddam era un farol para presionar a su rica pero débil vecino del sur en la reducción de su producción de petróleo.

Irak estaba desesperado por mayores precios del petróleo, dado el enorme costo de la guerra recién concluida con Irán del ayatolá Jomeini y ambiciones de Saddam para primacía regional. Los líderes árabes compañeros de Saddam, por su parte, se aconsejan la administración Bush para mantener la calma y dejar que las cosas juegan a la salida pacífica que esperaban. A finales de julio, Saddam se reunió por primera vez con April Glaspie, el embajador estadounidense en Irak, y su cable a Washington reforzó la opinión de que todo esto era un poco elaborada de teatro geopolítico.


Pero para agosto hace 25 años esta semana, se hizo evidente que Saddam estaba acumulando fuerzas militares mucho más de lo que sería necesario simplemente para intimidar a Kuwait. La Casa Blanca se apresuró montado personal superior de la comunidad de inteligencia y los Departamentos de Estado y Defensa. Después de horas de conversación inconclusa, acordamos que la mejor oportunidad para evitar algún tipo de acción militar iraquí sería para el presidente Bush para llamar a Saddam. Me pidieron que lanzar esta idea a mi jefe, consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft, y el presidente.

Corrí a la pequeña oficina del general Scowcroft West Wing y lo llevé hasta la velocidad en las deliberaciones. Los dos de nosotros y luego caminó hacia el ala este, las viviendas de la Casa Blanca (en oposición a la parte de trabajo). El presidente Bush estaba en la enfermería, consiguiendo un dolor en el hombro tendía a después de golpear un cubo de pelotas de golf. Yo le informé sobre la última inteligencia y la diplomacia, y la recomendación de que se llegue a Saddam.

Todos estábamos escépticos de que iba a funcionar pero pensé que no podría lastimar a intentarlo. La conversación pasó a la mejor manera de alcanzar al líder, una tarea más complicada de Irak que se podría pensar, ya que era de 2 de la mañana del 02 de agosto en Bagdad.
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Íbamos por las opciones cuando sonó el teléfono. Fue Robert Kimmitt, el Secretario de Estado, diciendo que su departamento acababa de recibir la palabra del embajador de Estados Unidos en Kuwait de que una invasión de Irak estaba en marcha. "Tanto para llamar a Saddam", dijo el presidente con gravedad.

No sabíamos en ese momento, pero la primera gran crisis del mundo posterior a la Guerra Fría había comenzado. Mirando hacia atrás en ese conflicto, que se extendía a lo largo de la mayor parte del año siguiente, que ahora tiene un toque clásico a la misma, muy en desacuerdo con la era decididamente no clásica que se desarrolla en la actualidad en Oriente Medio. Pero la Guerra del Golfo es todavía vale la pena recordar, no sólo por su resultado obtuvo la era posterior a la Guerra Fría a un buen comienzo, pero también porque se llevó a casa una serie de lecciones que siguen siendo tan pertinente como siempre.

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El presidente George HW Bush y el general Norman Schwarzkopf en Arabia Saudita, 22 de noviembre de 1990.FOTO: CORBIS

La invasión de Kuwait por Sadam nos había tomado por sorpresa, y se tomó unos días de la administración para encontrar sus cojinetes. La primera reunión del Consejo de Seguridad Nacional, presidido por el presidente el 02 de agosto, el día de la invasión era desalentador ya que los funcionarios de nivel ministerial no pudieron llegar a un consenso sobre lo que debe hacer. Para empeorar las cosas, dijo el presidente públicamente que la intervención militar no estaba siendo considerado. Él quiso decir que sólo en el sentido más literal, es decir, que era prematuro para empezar a ir por ese camino, pero la prensa lo interpreta en el sentido de que había tenido una respuesta militar fuera de la mesa. Él no lo había hecho.

Al terminar la reunión, me acerqué al general Scowcroft, que parecía al menos tan preocupada y triste como yo. Rápidamente nos pusimos de acuerdo en que la reunión había sido un desastre. Él y el presidente estaban a punto de abordar el avión presidencial para Aspen, donde el presidente era dar un discurso programado largo de las armas nucleares y se reunirá con el primer ministro británico Margaret Thatcher .

El general Scowcroft me pidió para producir una nota para él y el presidente delineando las estacas y los posibles cursos de acción, incluyendo una respuesta militar liderada por Estados Unidos. Regresé a mi oficina y escribí distancia. "Yo soy [como] conscientes como son de lo costoso y arriesgado tal conflicto podría llegar a ser", escribí. "Pero también lo sería aceptar este nuevo status quo. Estaríamos estableciendo un precedente terrible-uno que sólo aceleraría las tendencias centrífugas en-violentos esta era posterior a la Guerra Fría emergente ".

Una segunda reunión de Consejo de Seguridad Nacional se llevó a cabo cuando el presidente volvió al día siguiente. Era como la concentración y buena como la primera había sido incoado y malo. El presidente quería al comenzar la sesión para dejar claro que la respuesta de Estados Unidos a esta crisis no sería lo de siempre, pero el general Scowcroft, el subsecretario de Estado Lawrence Eagleburger (en reemplazo de James Baker, que se encontraba en Siberia con Ministro de Asuntos Exteriores soviético Eduard Shevardnadze ), y el secretario de Defensa Dick Cheney todo argumentaron que una vez que el comandante en jefe de radios, sería imposible tener un intercambio abierto y honesto.

El presidente accedió a regañadientes a contenerse. En cambio, los tres principales asesores abrieron la reunión, haciendo caso estratégico y económico que Saddam no podía permitir que salirse con la conquista de Kuwait. Nadie disintió. Una política venía en el foco.

Al día siguiente (Sábado, 04 de agosto), gran parte del mismo grupo (incluyendo ahora el Secretario Baker) se reunieron en Camp David para la primera discusión detallada de las opciones militares. El general Colin Powell, el jefe del Estado Mayor Conjunto, abrió, después de lo cual el general Norman Schwarzkopf (que supervisó Comando Central de Estados Unidos) dio una evaluación detallada de las fortalezas y debilidades militares de Irak, junto con algunas reflexiones iniciales sobre lo que los EE.UU. podría hacerlo rápidamente. Lo que surgió fue un consenso en torno a la introducción de las fuerzas estadounidenses en Arabia Saudita para evitar una mala situación de conseguir mucho peor, y para disuadir a Saddam de atacar a otro vecino rico en petróleo. Una delegación encabezada por el Sr. Cheney y asesor adjunto de Seguridad Nacional , Robert Gates, iría a Arabia Saudí para hacer los arreglos.

Los EE.UU. ya habíamos puesto las sanciones económicas en su lugar y congelado los activos de Irak y Kuwait (en este último caso, para asegurar que no iban a ser saqueados).El Consejo de Seguridad de la ONU, incluyendo China y la Unión Soviética, con sus vetos-habían pedido la retirada inmediata e incondicional de las fuerzas iraquíes de todos Kuwait.

Después de la reunión en Camp David, todo el mundo, pero el presidente empujaron de regreso a Washington. No regresó hasta la tarde siguiente. El general Scowcroft llamó para decirme que no podía estar allí cuando el helicóptero del presidente aterrizó y me pidió reunirse Marine One y dejar que el presidente sabía lo que estaba pasando. Me apresuré resumí la última en una sola página y prestada una chaqueta azul marino, que llega en el Jardín Sur sólo momentos antes de que el presidente.
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Temprano en la Operación Tormenta del Desierto, el presidente George HW Bush se reunió con sus principales asesores, entre ellos (por la izquierda) el asesor de Seguridad Nacional Brent Scowcroft, el secretario de Defensa Dick Cheney y el general Colin Powell, 18 de enero de 1991. FOTO: CORBIS

Una vez en el suelo, el Presidente Bush me indicó una y leer mi actualización sobre el estado militar y diplomática de juego. Él frunció el ceño mientras nos acurrucamos.Saddam estaba mostrando señales de dar marcha atrás, y el presidente se había cansado de las garantías de los líderes árabes que podían trabajar las cosas diplomáticamente si simplemente les da la oportunidad. El presidente también se frustró con la prensa las críticas de que el gobierno no estaba haciendo lo suficiente. Después de nuestra breve discusión, él se marchó a la Casa Blanca esperando ansiosamente cuerpo de prensa y se descarga con una de las frases más memorables de su presidencia: "Esto no va a soportar, esta agresión contra Kuwait".

El escenario estaba por lo tanto establece para los próximos seis meses. La diplomacia y las sanciones económicas no lograron desalojar a Saddam. A mediados de enero, la Operación Escudo del Desierto-el despliegue de unos 500.000 soldados estadounidenses, junto con su equipo, a la región para proteger a Arabia Saudita y se preparan para expulsar a las fuerzas iraquíes de Kuwait-dio paso a la Operación Tormenta del Desierto.La administración no sólo ganó el asentimiento de la ONU para su curso audaz, pero también reunió una coalición mundial, que se extiende desde Australia a Siria, para el esfuerzo militar. Al final, se tomó seis semanas de poder aéreo y cuatro días de la guerra de la tierra para liberar a Kuwait y restaurar el status quo que había prevalecido antes de la invasión de Saddam.

Esos días parecen distantes de lo que hoy enfrentamos en Oriente Medio, con la anarquía virtual en extremistas tanto de la región y yihadistas que sostienen grandes extensiones de territorio. Pero la guerra del Golfo no es sólo la historia antigua. Sus principales lecciones son todavía vale la pena prestar atención.

Las sanciones económicas sólo pueden hacer tanto. Incluso las sanciones radicales apoyados por gran parte del mundo no pudo persuadir a Saddam a desalojar Kuwait-más de lo que han convencido a Rusia, Irán o Corea del Norte para revertir las principales políticas de su cuenta en los últimos años. Por otra parte, las sanciones contra Irak y Cuba demuestran que las sanciones pueden tener la consecuencia involuntaria de aumentar la dominación del gobierno de una economía.

Los supuestos son cosas peligrosas. La administración de George HW Bush (me incluyo) tardó en darse cuenta de que Saddam sería en realidad invadir Kuwait y demasiado optimista en la predicción de que él sería incapaz de sobrevivir a su derrota en Kuwait. Poco más de una década después, varias suposiciones hechas por un segundo gobierno de Bush resultó terriblemente costosa en Irak. Lo mismo hicieron los supuestos tarde rosadas hechas por la administración de Obama, ya que se retiró de Irak, llevaron a cabo una intervención limitada en Libia, alentó a la expulsión de Egipto , Hosni Mubarak,y pidió un cambio de régimen en Siria.


El presidente Bush trabaja los teléfonos en la Oficina Oval, 17 de enero 1991 FOTO:

El multilateralismo constriñe los EE.UU., pero puede producir grandes dividendos. La amplia participación garantiza un grado de distribución de la carga. Debido a las contribuciones de los Estados del Golfo y Japón, la guerra del Golfo terminó costando la pequeña estadounidense o nada económicamente. El multilateralismo, en este caso, con el apoyo del Consejo de Seguridad de la ONU-puede también generar apoyo político dentro de los EE.UU. y alrededor del mundo;que suministra una fuente de legitimidad menudo juzgado que falta cuando los EE.UU. actúa solo.

Incluso las políticas exitosas pueden tener consecuencias negativas imprevistas. Nuestra victoria militar unilateral en la guerra del Golfo podría haber persuadido a otros a evitar enfrentamientos de batalla convencionales con los EE.UU. En su lugar, el terrorismo urbano se ha convertido en el método de elección para muchos en el Medio Oriente, mientras que otros enemigos (como Corea del Norte) han optado por la disuasión nuclear para garantizar que se mantengan en el poder.

Metas limitadas suelen ser sabio. No pueden transformar una situación, pero tienen la ventaja de ser deseable, factible y asequible. Objetivos ambiciosos pueden prometer más, pero la entrega de ellos puede resultar imposible. Los EE.UU. se metió en problemas en Corea en 1950, cuando no estaba contento con la liberación del sur y marchó al norte del paralelo 38 en un intento fallido de caro y reunificar la península por la fuerza.

En la Guerra del Golfo, el presidente Bush fue a menudo criticado por limitar los objetivos de Estados Unidos a lo que el Consejo de Seguridad de la ONU y el Congreso se habían inscrito para: patear Saddam de Kuwait. Muchos argumentaron que deberíamos haber "ido a Bagdad." Pero a medida que los EE.UU. aprendido la manera dura una década más tarde en Afganistán e Irak, deshacerse de un mal régimen es fácil en comparación con la construcción de un mundo mejor, alternativa perdurable. En tierras extranjeras, objetivos modestos pueden ser lo suficientemente ambiciosos. Realidades locales casi siempre de triunfo dentro-del-Beltway abstracciones.

No hay sustituto para el liderazgo de Estados Unidos. El mundo no es auto-organización; ninguna mano invisible crea orden en el mercado geopolítico. La Guerra del Golfo demostró que se necesita la mano visible de los EE.UU. para impulsar la acción mundial.

Del mismo modo, no hay sustituto para el liderazgo presidencial. El Senado votó casi en contra de ir a la guerra con Irak hace 25 años, incluso a pesar de los EE.UU. estaba implementando resoluciones de la ONU que el Senado había buscado. El país no puede tener 535 secretarios de Estado o la defensa si pretende dirigir.

Tenga cuidado con las guerras de elección. La Guerra del Golfo de 1991, a diferencia del 2003 por la guerra de Irak fue una guerra de necesidad. Los intereses vitales de Estados Unidos estaban en juego, y después de las sanciones multilaterales y la diplomacia intensiva quedó corto, sólo la opción militar se mantuvo. Pero la mayoría de las futuras guerras de Estados Unidos es probable que sean guerras de elección: Los intereses en juego tienden a ser importantes pero no vitales, o los responsables políticos tendrán opciones además de la fuerza militar. Tales decisiones sobre el uso discrecional de la fuerza tienden a ser mucho más difícil de hacer, y mucho más difícil de defender, si, como suele ser el caso, la guerra y sus consecuencias resultan ser más costoso y menos exitoso que sus arquitectos predicen.

El impacto histórico de la Guerra del Golfo resultó ser más pequeño que muchos imaginado en ese momento, incluyendo el presidente Bush, quien espera que la guerra iba a marcar el comienzo de una nueva era de cooperación global tras el colapso del imperio soviético. Los EE.UU. disfrutamos de un grado de preeminencia que no podía durar. El ascenso de China, la alienación de la Rusia postsoviética, la innovación tecnológica, la disfunción política americana, dos guerras que drenan en la estela del 9/11, todo contribuyó a la aparición de un mundo en el que el poder se distribuye más ampliamente y de toma de decisiones más descentralizada.



La Guerra del Golfo se ve hoy como una especie de anomalía: corto y agudo, con un comienzo claro y acabado; centrado en la resistencia a la agresión externa, no la construcción nacional;y luchó en campos de batalla con armas combinadas, no en las ciudades por las fuerzas especiales y tropas irregulares. Lo más insólito de todo a la luz de lo que vendría después, la guerra era multilateral, barato y exitoso.Incluso el principio de que la Guerra del Golfo se libró-la inadmisibilidad de la adquisición de territorio por medios militares, se ha elaborado en duda recientemente por la pasividad de la comunidad internacional frente a la agresión de Rusia en Ucrania.

Es un tramo para atar los acontecimientos de 1990-1991 al caos que es el Medio Oriente hoy. Las patologías de la región, junto con la guerra de 2003 en Irak y el mal manejo de sus consecuencias, la posterior retirada de las tropas estadounidenses de Irak, la intervención en Libia 2011 y el continuo fracaso de Estados Unidos para actuar en Siria, todo hacer más para explicar el desastre.

La Guerra del Golfo fue un éxito la señal de la política exterior de Estados Unidos. Se evitó lo que claramente habría sido un resultado dejando que Saddam se salga con un acto flagrante de adquisición territorial y tal vez llegar a dominar gran parte del Oriente Medio terrible. Pero fue un triunfo de corta duración, y podría no marcar el comienzo de un "nuevo orden mundial", como el presidente Bush espera, ni guardar el Oriente Medio de sí mismo.

Dr. Haass es el presidente del Consejo de Relaciones Exteriores y el autor de varios libros, entre ellos "guerra de necesidad, Guerra de Elección: Una memoria de las dos guerras de Irak."