20/10/19

COMIENZA LA PRUEA DE VUELOS PARA LOS PRIMEROS H225 PARA KUWAIT







Los primeros H225M que se entregarán a Kuwait a finales de este año han comenzado las pruebas de vuelo. 

Kuwait ordenó 30 helicópteros H225M multifunción de largo alcance en agosto de 2016. Serán operados por la Fuerza Aérea de Kuwait y la Guardia Nacional de Kuwait.

Actualmente hay 95 H225M en servicio en todo el mundo, habiendo acumulado alrededor de 114.000 horas de vuelo. 

Francia, Brasil, México, Malasia, Indonesia y Tailandia confían en el H225M para apoyar sus misiones más exigentes y recientemente fue ordenado por Singapur, Kuwait y Hungría.

17/10/19

“GOLPE AL USS PRINCENTON”


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

Sigue siendo un sinsentido como la Argentina no reconoce a sus dotaciones navales del grupo “Alfil” enviadas al Golfo Pérsico en 1990, el mérito de haber servido en los esfuerzos de la Coalición contra Iraq; aunque no hay que hacer mucho esfuerzo para desentrañar cuales son los obstáculos que lo impiden.


Los altos mandos de la Armada Argentina pareciera que se niegan con empeño a reconocer la situación a la que sus hombres estuvieron expuestos en aquel Teatro operacional. Su empeño comenzó desde el mismo día que regresaron al puerto Belgrano. Como dejar de lado sino, las negativas de la Jefatura del Estado Mayor de la Armada de hasta hace 15 años atrás sobre contar con algún antecedente en sus archivos referido a esta campaña.


En el minuto después de las cero horas del 17 de enero de 1990, las tareas de todos los grupos de tareas que operaban en el marco del “Escudo del Desierto” incluyendo a los canadienses (UNREP Sierra) y los argentinos (ALFIL 1) cambiaron automáticamente de vigilancia pasiva a operaciones de apoyo logístico a las fuerzas de combate de la Coalición.


No es necesario señalar que había una fuerte presión política (interna y externa) para que ello no tome fuerzas sin dejar de mencionar la falta de impulso por parte de los mismos protagonistas. No hemos visto una sola historia –salvo la de un par de marinos aeronavales- que cuenten abiertamente sus experiencias dentro de aquella guerra. Pero creo que se irán animando a medida que sepan la entidad de la aventura en la que participaron.


Acá unas cuantas millas estuvimos de ser, también embestidos por minas como le paso al  USS-Trípoli.


Aquí hay una historia de la cual los marinos argentinos (consciente o inconscientemente) tuvieron protagonismo e incluso, estuvieron tan cerca de los hechos tanto que se podría decir que casi se tocaban las mangas de los buques. 



Cuando la sofisticación no puede con lo más barato. Minas explosivas de bajo coste que dejaron fuera de combate al más sofisticado buque de contramedidas de la Armada estadounidense



USS Princeton (CG-59)

Cuando la sofisticación no puede con lo más barato. Minas explosivas de bajo coste que dejaron fuera de combate al más sofisticado buque de contramedidas de la Armada estadounidense.




El daño en el casco del USS-Trípoli



Así comienza el relato de un veterano marino del “USS-Princeton” que operaba entre el centro y el norte del golfo en aquel agitado mes de febrero de 1991. Fue así que en la madrugada del 18 de febrero en pleno de las operaciones de combate y cumpliendo con sus funciones de cobertura con misiles crucero sobre blancos en Iraq y Kuwait, nuestro testigo tomaba la guardia del puente. Navegando en la zona del grupo de tareas liderado por el portaaviones “USS-Midway”, el buque que venía de un periplo entre el puerto de Vladivostok y su base naval en Long Beach, transitaría bajo la custodia de unidades navales canadienses y argentinas que operaban en la zona centro norte del golfo.


El “USS-Princeton” debía también garantizar la seguridad del portaaviones “USS-Midway” pero ¿Quién garantizaría su propia seguridad? Pese al sofisticado equipamiento de radares Aegis para contra restar ataques con misiles “tierra-aire” y anti buque que protegía a la flota en el golfo, en tempranas horas de la mañana del 18 de febrero reciben el frenético informe de que el “USS-Trípoli” que operaba a 10 millas más lejos de su posición, había recibido el “impacto” de algún arma enemiga ¿Qué diablos había pasado? ¡Alerta de combate! Fue la orden insistente que junto al timbre de las sirenas de ataque comenzó a sonar por los altoparlantes del buque. Ahí (tarde) se dieron cuenta de que estaban rodeados por decenas de minas baratas que en el mercado no costaban más de US$ 500 dólares.


Después de leer esta historia, usted verá que nuestro amigo tuvo la distinción única de haber servido a bordo de uno de los dos barcos que fueron golpeados por minas durante la Guerra del Golfo en 1991 mientras participaba en la Operación Tormenta del Desierto. Su barco era el “USS Princeton” (CG-59) y el otro barco que chocó una hora antes con una mina fue el porta helicópteros “USS Tripoli” (LPH-10). Esta historia le dará al lector la perspectiva en primera persona de lo que fue operar un barco de manera "perjudicial", que es para lo que la Marina de los EE. UU que en ese entonces estaba y sigue estando diseñada para defender la seguridad nacional de nuestro país.


La misión de la Marina de los Estados Unidos es "... mantener, entrenar y equipar fuerzas navales preparadas para el combate capaces de ganar guerras, disuadir la agresión y mantener la libertad de los mares", comento entusiasmado. Una aplicación de esa misión tuvo lugar durante la Guerra del Golfo en 1990- 1991 justamente en momentos que se hallaban visitando el puerto ruso de Vladivostok. Nuestro barco era uno de los últimos cruceros Aegis de la clase Ticonderoga en ese momento, y tan pronto se hizo presente en el Teatro de Operaciones se le asignó el delicado papel de Comandante de la Guerra Aérea en el norte del Golfo Pérsico en apoyo de la guerra terrestre pendiente con Iraq.





Rajadura en el casco del USS-Princeton



En particular, tanto el “USS-Princeton” como el “USS-Trípoli” estaban dotados de lo mejor de los sistemas de guerra electrónica de la época y fue por ello que debían situarse en proximidades de las costas kuwaitíes para lanzar sus barridos de interferencia electrónica que deshabilitaría los sistemas de defensa SAM y radares iraquíes.


Así este veterano continuo diciendo: “También durante esta fase de la Guerra Aérea de las operaciones en el Golfo, nuestro barco recibió la orden de lanzar tres misiles crucero “Tomahawk” sobre Iraq. Hubo informes de inteligencia que indicaban que algunas baterías de misiles de superficie de fabricación china se habían activado en las costas kuwaitíes y debíamos estar muy alerta. Eso nos hizo ver que los iraquíes a pesar de los devastadores bombardeos seguían manteniendo equipo en servicio. Estábamos expuestos a ser pasto de misiles antibuque “C-601” chinos o los “MM-38, Exocet” franceses y eso era angustiante”.


“Esa mañana en particular, descubrí consternado que el “USS Trípoli” (LPH-10) un portaaviones de clase “Iwo Jima” –Insignia de los barreminas-, golpeó una mina a las 4:36 a.m. La explosión sacudió todo el buque de proa a popa que había sido golpeado por una mina amarrada sumergida justo debajo de la línea de flotación perforando un agujero en su casco que lo dejo a la deriva. 

Ello causo el apagón de todo el sistema eléctrico y 30 heridos de baja consideración. El oficial ejecutivo dijo que se creía que media docena de minas estaban en el agua delante del barco minas sumergidas de fabricación italiana "manta". Este tipo de mina no se dispara por contacto, sino por la presión típica de una hélice de hundimiento u onda de proa causada por un barco que se mueve a través del agua. Nuestro testigo confeso que “fue una situación muy estresante al punto que sabíamos que éramos vulnerables”.




Costura en el casco del USS-Princeton



Tan pronto se pusieron en marcha para auxiliar a sus colegas del “USS Trípoli” caen en cuentas de que están rodeados por minas y serán dos de ellas las que detonaran causando serías averías en el casco. Tras la violenta sacudida, el espeso humo grisáceo subió desde bajo cubierta dando cuenta de que les habían pateado el culo. El reporte oficial consignaría “al amanecer del lunes, una mina nos golpeó abriendo un agujero de 16 pies por 25 pies 10 pies debajo de la línea de flotación”.

 Horas después llegaría la ayuda del buque de salvamento “USS-Beaufort” que con el apoyo del “USS Android” nos remolcaría seguro hasta Bahrein. También fue valiosa la asistencia del buque canadiense “Athabaskan” que estaba dotado de equipamiento de sonar para detectar minas. “Antes de ello, los nervios carcomieron nuestra existencia –comento tenso- y lo único que teníamos para defendernos de una posible incursión eran las ametralladoras manuales 12.70mm y los fusiles automáticos de la bodega”.

Minas de contacto


La marcha fue lenta y llena de adrenalina. Pese a que los altos mandos de USCENTCOM nunca lo quisieron reconocer, aquellas unidades estuvieron en serio peligro de ser el blanco de un ataque furtivo de algunas de las baterías iraquíes que seguían operativas en las costas kuwaitíes.


Mientras helicópteros estadounidenses y británicos sobrevolaban el área para marcar las minas, los remolcadores aseguraban los enganches y sus capitanes discutían la ruta de salida. Parte del trayecto fueron acompañados por aquellos helicópteros hasta que tras ser relevados por los Argentinos y los Canadienses, pudieron pasar protegidos por el centro del golfo ya con rumbo a la base naval norteamericana en Bahrein. 

 “Afortunadamente, fuimos remolcados sin peligro y finalmente tras hacer las reparaciones suficientes en Bahrein continuaron su viaje más al sur primero a “Jebel Ali” para descargar nuestras armas y luego a Dubai, Emiratos Árabes Unidos a un dique seco para reparaciones adicionales durante 8 semanas adicionales”, comento nuestro testigo.



Era claro que para todos los riesgos eran altos, por lo que solo nos movíamos a un mínimo de 3 nudos para evitar la deriva y al mismo tiempo nos brindaba la máxima oportunidad de detectar otras minas debajo de la superficie similares a las que golpearon al “USS Trípoli”. Aquello dejo en claro que una operación de desembarco anfibio hubiera sido difícil de concretar. Por lo pronto, aquel incidente fue el boleto de salida para las dotaciones del Princeton y del Trípoli quienes serían recibidas como héroes y condecorados con la “Cinta de Acción de Combate”.

15/10/19

POR QUE ARGENTINA PARTICIPO EN LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO 1991



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

A falta de conocimiento en Relaciones Políticas Internacionales y Relaciones Exteriores  la Argentina siempre se metió sin conocimientos tanto el Legislativo como el Ejecutivo, falta mayores conocimiento del Mundo en donde vivimos y cerrados a lo que acontece en otros lugares del Planeta.




En septiembre se  cumplieron 29 años del ataque de tropas de varias naciones, encabezadas por la marina y el ejército de Estados Unidos, contra Irak. 

El 17 de enero de 1991, tras haber expirado el ultimátum de la ONU al presidente de Irak, Sadam Husein, para la retirada de sus tropas de Kuwait, la fuerza multinacional dirigida por Estados Unidos atacó objetivos en Irak y Kuwait. Argentina participó activamente en la llamada guerra del Golfo, enviando, a la zona de conflicto, al destructor Almirante Brown y a la corbeta Spiro. Carlos Menem era por entonces el presidente, y Erman Gonzalez el Ministro de Defensa.

No fue la primera vez que Argentina sumó tropas propias como parte de una acción conjunta internacional. No es éste un tema menor. Por detrás de los hechos, se dibuja siempre una mirada que le permite a los gobiernos fijar posiciones en relación a su ubicación en el mapa geopolítico mundial. Nos proponemos en este informe repasar las decisiones que asumió Argentina en distintos períodos frente a situaciones similares.

Antecedentes

En Julio de 1944 ciento sesenta mil soldados aliados lograron desembarcar en Normandía abriendo brechas en la defensa alemana. Fue una acción sorpresiva para el enemigo, que les permitió llegar a París y liberar a Francia después de 4 años de ocupación nazi. La histórica batalla terminaría sellando el resultado de aquella contienda. Seis meses más tarde, en febrero de 1945 Roosevelt, Churchill y Stalin se reunieron en Yalta, para definir las bases del nuevo orden político mundial. Los máximos responsables de las tres potencias se distribuyeron la geopolítica del planeta, cuando aún no había finalizado la guerra. Se sentían seguros del triunfo, daban como un hecho la capitulación de las naciones del eje. Después del encuentro en Yalta todo se precipitó. Se sumaron nuevas derrotas en el campo de batalla y las naciones del eje comenzaron a quedar aisladas y acorraladas. El 28 de abril Benito Musolini fue atrapado por los partisanos italianos cuando intentaba huir del avance aliado. Mussolini y su esposa, Claretta Petacci, fueron ejecutados en Lago de Como. Sus cuerpos se expusieron, colgados de los tobillos, en una plaza de Milan. Dos días más tarde, el 30 de abril, se suicidó Adolf Hitler, y el 7 de mayo de 1945 los generales del Tercer Reih se rindieron. Recien el 14 de agosto lo haría el emperador Hiroito de Japón, después que dos populosas ciudades japonesas, Hiroshimas y Nagasaky, soportaran el estallido de bombas atómicas.

La primera lanzada desde un bombardeo norteamericano el B29, bautizado como el Enola Gay, cayó en Hiroschima el 6 de agosto. Dos días más tarde Rusía le declaró la guerra a Japón e invadió Manchuria para sellar definitivamente, la suerte del imperio japonés. Al finalizar la guerra quedaba claro quiénes serían las naciones dominantes en las próximas décadas, las que impondrían modelos económicos y sociales. Las que se atribuirían el poder de policía internacional, las que convalidarían, o no, la legitimidad de gobiernos en todo el mundo, por encima de sus características dictatoriales o democráticas.

En Yalta las potencias acordaron un modelo de organización dominante. Crearon Naciones Unidas, como un único foro internacional destinado a debatir los conflictos entre naciones, y también aprobaron la creación del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Dos organismos financieros surgidos con el pretexto de ayudar a financiar la reconstrucción de las naciones en guerra, pero cuyo verdadero objetivo fue regular la económicas mundial en beneficio de los intereses de las naciones dominantes.

En el tercer milenio, setenta y cuatro años después de concluida la segunda gran guerra, se aprecia con indisimulable claridad el éxito de aquel proyecto. La ONU no pudo frenar la invasión a Irak, y el FMI, junto al Banco Mundial, son quienes marcan el rumbo económico internacional, y el endeudamiento de las naciones más postergadas.

Las normas y reglamentos que rigen la ONU, son funcionales a los intereses de las naciones poderosas que dominan al organismo. Su Consejo de Seguridad está integrado por 11 miembros, de los cuales cinco son permanentes: China, Francia, EEUU, Gran Bretaña y Rusia. Los otros seis integrantes son rotativos y no tienen voto en muchas medidas trascendentales. Por ejemplo, el consejo de seguridad de la ONU posee la autoridad para forzar una intervención armada, siempre que tenga el voto unánime de los 5 miembros permanentes. Estas reglas se desmoronaron en marzo de 2003 cuando EEUU decidió, en forma unilateral, atacar Irak sin la aprobación del Consejo de las Naciones Unidas.

Las naciones con mayor poder condicionan el funcionamiento de Naciones Unidas. En 1949, tres años después de su creación, doce países occidentales, inquietos ante la posibilidad de una nueva guerra a escala mundial, firmaron un pacto para constituir la mayor sociedad militar del mundo. Así nació la OTAN, la organización del Tratado del Atlántico Norte, que comprometía a los países miembros a asumir como propia cualquier agresión a uno de sus integrantes. Fue el comienzo de una época signada por la guerra fría que enfrentaba al bloque soviético con las naciones de la OTAN. ¿Que protagonismo asumió nuestro país en este proceso de reordenamiento político mundial, después de la segunda gran guerra?

Argentina se mantuvo neutral en el conflicto hasta marzo de 1945 cuando le declaró la guerra a las naciones del eje. Decisión tomada, aunque sin movilización de tropas, por el presidente Edelmiro Farrel y su Ministro de Guerra, Juan Domingo Perón. Aquella decisión ubicó a nuestro país como una de las 51 naciones integrantes de la primera sesión de la ONU, que se realizó el 10 de enero de 1946 en Londres. Allí, logró sostener el principio de no intervención, aunque la aceptó cuando la decisión era tomada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Eso sucedió en Corea entre 1950 y 1953. En esos tres años de batallas interminables, murieron en la nación asiática, más de 4 millones de personas. Fue el gobierno de Arturo Frondizi el que envió, por primera vez, en 1958, un contingente militar argentino en carácter de observador. Fue una misión de paz al Líbano, integrada por militares que viajaron sin uniforme de combate. En 1960, Frondizi envío a África aviadores de la Fuerza Aérea que transportaron, en aviones DC3, alimentos y elementos de supervivencia al Congo.

En 1962 la guerra fría llegó a su punto más alto de confrontación. Se estuvo a muy poco de iniciar una tercera guerra mundial cuando se desencadenó un hecho conocido como la crisis de los misiles en Cuba. La Unión Soviética había instalado estas armas apuntando hacia Washington como respuesta a un posible ataque norteamericano para derrocar el gobierno de Fidel Castro. El presidente argentino, José María Guido, apoyó la posición de su par norteamericano Jhon Kennedy, y despacho hacia el Caribe tres aviones y los destructores Espora y Rosales para que participen del bloqueo a Cuba. La crisis de los misiles se entremezclaba, para alimentar aún más el fuego amenazante de una nueva guerra mundial, con otro estallido bélico producto de la guerra fría: Vietnam Estados Unidos, preocupado por evitar la extensión de las fronteras del comunismo hacia Indochina y Asia, envió una fuerza extraordinaria de 500 mil soldados a la región. La guerra en Vietnam duró trece años. Fue el conflicto armado más duradero en que intervino Estados Unidos. Una dimensión de la violencia que sufrió el pueblo vietnamita se puede apreciar con un solo dato. Durante estos años el territorio de Vietnam recibió más bombas que todas las lanzadas durante la segunda guerra mundial. Los portentosos bombarderos B 52 arrojaron las devastadoras e incendiarias NAPALM provocando el exterminio de pueblos enteros.

A pesar del poderío bélico desplegado, las tropas norteamericanas terminaron acorraladas por el ejército de Vietnam del Norte. Fue una derrota inesperada que el gobierno de EEUU sufrió dentro y fuera de sus fronteras. La acción de movimientos pacifistas, más la tragedia hecha relato en los sobrevivientes que retornaban al país, sumadas a las imágenes horrorosas que llegaban de Vietnam, generaron un frente opositor que condicionó la continuidad de la guerra. El 27 de enero de 1973, en París, el Secretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger, en nombre del gobierno de Richard Nixon, firmó la rendición.

Argentina, a través de los gobiernos de José María Guido y Arturo Illia, apoyó las acciones norteamericanas en Vietnam. Pero, en 1965 aquel alineamiento con la política exterior de EEUU, desencadenó una crisis profunda en nuestro país. Fue cuando el General Juan Carlos Onganía, por entonces Comandante en Jefe del Ejército, le sugirió al presidente Illia enviar tropas a República Dominicana para forzar una normalización institucional en ese país. El pedido de Onganía generó un debate nacional que incluyó manifestaciones en las calles de Buenos Aires, realizadas por quienes se oponían a la intervención Argentina en Centroamérica. Illia, finalmente, no envió tropas, aunque apoyó a EEUU en la creación de una Fuerza Interamericana de Paz que interviniera en dominicana. 

En 1970, Onganía se dueño del poder institucional tras derrocar a Illia con un golpe de estado y envió observadores militares, por pedido de la OEA, a El Salvador y Honduras para controlar el cese del fuego en la región. Militares argentinos volverían a Centroamérica años más tarde, pero bajo circunstancias bien distintas. Fue entre 1979 y 1982. Lejos de asimilarse a una misión de paz, más de 500 efectivos se instalaron en Honduras y Nicaragua para desarrollar tareas de entrenamiento y ayuda para combatir la guerrilla. Organismos de derechos humanos terminarían denunciando, tiempo después, que los militares argentinos enseñaban métodos de tortura que habían sido aplicados en nuestro país. Eran tiempos que en la casa Rosada estaba el General Leopoldo Fortunato Galtieri, y Nicanor Costa Mendez canciller argentino.

Desde la finalización de la segunda guerra mundial hasta nuestros días, Argentina ha participado en poco más de 25 operaciones militares en el extranjero, 14 de ellas se produjeron en los 10 años que duró el gobierno de Carlos Menem. La presencia de soldados argentinos entre los cascos azules, durante los diez años de Menem, fue un gesto de permanente pleitesía a la política exterior de Estados Unidos. Una adhesión que derivará en graves consecuencias para nuestro país. Para tomar dimensión de lo que representaron aquellas 14 misiones de militares argentinos en el extranjero, durante los años de Menem, es importante repasar algunos números. Nuestro país tenía, en 1994, más de 3.300 soldados, de las tres fuerzas, distribuidos en distintas zonas con conflictos en todo el mundo. Los gastos de estos movimientos fueron afrontados por Argentina, a la espera de su reintegro, por parte de la ONU. El sueldo de un oficial en misión en el extranjero oscila entre 2300 y 2700 dólares, según su rango. Un monto que se cobra por encima del que tiene como base. Argentina, además, gastó en 1991, 20 millones de dólares para enviar sus dos naves de guerra al Golfo.

Asumiendo la guerra como un negocio al que había que apostar, Menem aseguraba que tenía la promesa de EEUU, que empresas argentinas participarían de la reconstrucción de Kuwait. No solo no hubo participación de empresas argentinas en la reconstrucción del país invadido por Irak, sino que de los 20 millones de dólares gastados para enviar las naves de guerra al golfo, solo se recuperaron 8 millones. Sin embargo, el peor costado que tuvo la participación abierta de Argentina en la guerra del Golfo no fue el económico. Los atentados a la embajada de Israel, primero, y a la AMIA, más tarde, certificaron que aquella participación argentina en la guerra del Golfo no fue gratuita.

En junio de 2004 un plenario de comisiones del Congreso Nacional aprobó el tratamiento del proyecto del Poder Ejecutivo, para que se autorice el envío de tropas a Haití en el marco de la resolución 1542 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Fue el pasaporte para 614 militares argentinos que viajaron a Haití para sumarse a una fuerza internacional propiciada por la ONU. Además del personal militar nuestro país enviará 73 vehículos, ambulancias, un buque y un hospital móvil, entre otros pertrechos.

En el debate en el plenario, que unió a integrantes de dos comisiones parlamentarias de la cámara baja, de Relaciones Exteriores y la de Defensa, entregó una amplia y rica batería de conceptos por donde podía transitar la política exterior argentina, en relación a las misiones de paz y las intervenciones militares en otros países. El diputado Jorge Arguello defendió el envío diciendo que se trata de un esfuerzo multilateral para la reconstrucción de Haití, el país más pobre de América. Su par Federico Storani, planteó el riesgo de ser simples guardiacostas de los EEUU, en tanto que Marta Mafei propuso enviar socorristas y no militares. El socialista Luis Zamora afirmó que la acción convalidará un gobierno ilegal.

En la actualidad nuestro país ha modificado procedimientos internos para evitar que una decisión trascendente, como es la de enviar militares argentinos a otras naciones en misiones internacionales, quede solo en manos del presidente. 

La remisión de tropas exige hoy la sanción de una ley en tiempo y forma. En ocasión de la guerra del Golfo el permiso fue aprobado cuando las naves argentinas ya estaban en el Golfo pérsico, en la zona de operaciones y bajo las órdenes de Estados Unidos. Los debates parlamentarios, en aquel entonces, fueron estériles, quedaron como un eco quejoso a acciones del gobierno.

14/10/19

LA ARGENTINA Y LA POSGUERRA CONTRA IRAK


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

Golfo: moderación de Menem

En síntesis acá los actores de producir otra guerra, cuando las condiciones no estaban dadas, se quería volver a mandar buques que apoyen a EE.UU por solo hecho de sacarlo directamente a Saddan Hussein. Esto sucedía en el año 1997.

El Presidente dijo que enviará tropas al Golfo si lo pide la ONU Así tomó distancia de un eventual ataque unilateral de EE.UU. Lo hizo luego que el secretario de Defensa de EE.UU. hablara con Domínguez


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Ex ministro de defensa de Menem Jorge Dominguez

El presidente Carlos Menem fijó ayer la posición del Gobierno frente a la crisis del golfo Pérsico, al decir que la Argentina enviará tropas con toda seguridad a una eventual guerra entre EE.UU. e Irak si las Naciones Unidas lo solicitan.De esta forma Menem tomó distancia, por ahora, de una hipotética acción unilateral de Washington contra Bagdag por la expulsión de Irak de los inspectores estadounidenses que controlaban el desmantelamiento de armas de destrucción masiva iraquíes .

Menem tomó esa posición horas después que el secretario de Defensa de los EE.UU., William Kohen, mantuvo el viernes una conversación telefónica con el ministro de Defensa, Jorge Domínguez, para informarlo sobre la crítica situación del golfo Pérsico.Voceros de Defensa y de la Cancillería negaron a Clarín que Kohen le hubiera pedido a Domínguez apoyo político o lo hubiera sondeado sobre una eventual participación argentina simbólica en una fuerza multinacional contra Irak como la que lideró EE.UU. en 1991 cuando Saddam Hussein invadió Kuwait. 


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Ex ministro Alberto Kohen

Ese año, el Gobierno había roto con la tradicional neutralidad argentina y mandado dos buques de la Armada a la guerra contra Irak sin autorización del Congreso porque, había argumentado en ese momento, las naves sólo iban a controlar el bloqueo naval contra Bagdag. Como en 1997 el escenario es otro, según la versión oficial, Kohen únicamente solicitó el viernes que la Argentina continúe impulsando una solución diplomática al conflicto, a pesar de que nuestro país es un flamante aliado extra OTAN de los EE.UU. Domínguez, que se encuentra en Nueva York participando de reuniones por la organización de una fuerza de despliegue rápido de la ONU, dijo que el Gobierno también quiere una salida diplomática y que se acaten las resoluciones de la ONU. 

Esto es que Irak permita el reingreso de los inspectores y no derribe ningún avión espía de EE.UU, lo que precipitaría la resolución de la crisis. Domínguez también agradeció la constante información sobre la crisis que EE.UU. envía al embajador argentino ante la ONU, Fernando Petrella. 


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Ex embajador Fernado Petrella

Este gesto se debe a que la Argentina, además de haber participado de la guerra del Golfo de 1991, mantiene 50 ingenieros militares en Kuwait en la frontera con Irak, participa de la comisión de sanciones con ese país árabe y de la resolución 986, que autorizó el canje de petróleo iraquí por alimentos, aunque actualmente no es miembro no permanente del Consejo de Seguridad.La posición moderada de Menem y Domínguez se debe a que ahora, al contrario de 1991, el Consejo de Seguridad de la ONU no autorizó a EE.UU. a utilizar la fuerza, y Washington sólo cuenta con el apoyo de Gran Bretaña. 

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Ex presidnete Carlos Menem

Esa moderación tampoco sería ajena al hecho de que esta semana Menem, acompañado por el vicecanciller Andrés Cisneros, recibirá al canciller de Rusia, Evgueny Primakon, quien se opone al uso de la fuerza contra Irak.

Pero también es cierto que a Washington por ahora sólo le interesa la posición de Europa occidental, Rusia y de los países árabes.

 Por eso, por ejemplo, Bill Clinton no comenzó a solicitar personalmente apoyo a sus aliados, como sí hizo George Bush en 1991, y, por lo tanto, Menem no fue sometido aún a la incómoda situación que significaría decirle no al presidente del país con el cual se ha alineado en el escenario internacional.

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Bill Clinton y Carlos Menem pensando en otro oportunidad para la guerra en Irak

TRUMP AGOTA LA ATENCIÓN DE VA (ANTENCION DEL VETERANO)


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


Ahora es nuestro turno, Trump agota la atención de VA


Recientemente, Donald escribió 3 órdenes ejecutivas destinadas a ahorrarle al VA $ 49 millones al año, pero destripando acuerdos sindicales en las instalaciones del VA.

Para comenzar, solo en Los Ángeles, el VA ha perdido más de $ 200 millones por año en ingresos, dando buenos acuerdos a los grandes donantes del Partido Republicano que desean usar terrenos del VA, edificios del VA y bloquear los programas del VA que ponen a los veteranos discapacitados no deseados demasiado cerca del gato montés barrios

En todo el país, este desperdicio llega a más de $ 2b. El VA es un grupo masivo de paneles de muerte, atención médica del tercer mundo y tiranía de los empleados. Trabajar para el VA es peor que estar en prisión.

Cada tercer empleado de VA es un soplón, a menudo con licencias médicas falsas, condenas por delitos graves y problemas psiquiátricos. El VA los caza y los contrata para crear el caos. El caos permite el robo y el VA tiene que ver con el robo.

El acuerdo ahora, deshacerse de los sindicatos. El problema es que, independientemente de lo que muchos ignorantes creen que hacen los sindicatos, todo lo que los pacientes de VA tienen para protegerlos del abuso y la negligencia son los sindicatos. Los defensores de los pacientes, como se les llama, escuchan las quejas que entierran o toman represalias universalmente. Ningún veterinario en su sano juicio habla sobre el abuso, incluido el asesinato y la violación, cosas que son muy comunes en las instalaciones de VA.

La denegación de tratamiento es el estándar. Ser maltratado o denegado es tan bueno como es posible.

Los sindicatos eran todo lo que se interponía entre los ejércitos de soplones y charlatanes y los pobres veteranos maltratados.

Trump está eliminando esa última protección de seguridad, mientras que el VA promociona esto como una gran victoria para los veterinarios.

Donde estan las cosas Cierra todo. Entregue a los veterinarios a Medicare, que de todos modos la mayoría recurre a los 65 años, Medicare es mucho mejor que el tratamiento de VA incluso para prisioneros de guerra y veterinarios 100% discapacitados.

Oh, no sabías que había 8 categorías para veterinarios. Si se encuentra en la categoría incorrecta, una calificación de discapacidad demasiado baja, un anciano, un diabético o un amputado relacionado con el combate, no califica para los medicamentos de alto costo y ciertos tratamientos, ya que tiene una esperanza de vida demasiado corta.

Echemos un vistazo a dental, que es solo para un 100% discapacitado, un grupo pequeño. Si tiene síntomas del Agente Naranja, solo califica para empastes y extracciones porque ya se le considera muerto.

De lo contrario ... endodoncias, puentes, implantes ... si usted está entre el 3% afortunado del 5%, las matemáticas sobreviven muy pocos veterinarios.

Y ninguna de estas reglas se publican ...




A pesar de su confusa narración de la historia de Estados Unidos, sus francotiradores partidistas y su postura dictatorial, el desfile y el discurso de Donald Trump en Washington el 4 de julio intentaron abordar uno de los últimos temas de consenso en una cultura estadounidense quebrada:
La "Guerra Larga" que comenzó el 11 de septiembre de 2001, se sumó al papel ya enorme de los veteranos en la narrativa estadounidense. La adoración al servicio militar se ha convertido en un engranaje indispensable en la estrategia de cariño de cada político y corporación.
Entre los veteranos, el 64% dice que no valía la pena pelear la guerra en Irak considerando los costos versus los beneficios para Estados Unidos, mientras que el 33% dice que sí. Las opiniones del público en general son casi idénticas: el 62% de los estadounidenses en general dice que la guerra de Irak no valió la pena y el 32% dice que sí. Del mismo modo, la mayoría de los veteranos (58%) y el público (59%) dicen que no valía la pena luchar contra la guerra en Afganistán. Aproximadamente cuatro de cada diez o menos dicen que valió la pena luchar.
Los veteranos que sirvieron en Irak o Afganistán no apoyan más esos compromisos que aquellos que no sirvieron en estas guerras. Y las opiniones no difieren según el rango o la experiencia de combate.
La única variación significativa que los encuestadores encontraron entre los veterinarios fue por identificación del partido: los veteranos que identificaban a los republicanos tenían más probabilidades de aprobar las guerras. Pero incluso la mayoría de esos veteranos republicanos ahora dicen que no valía la pena librar las guerras.

ARABIA SAUDITA DECLARO QUE NO PARTICIPO EN EL ATAQUE AL PETROLERO IRANI


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE








Arabia Saudita niega su participación en el ataque de un petrolero de Irán en el Mar Rojo El incidente causó un aumento del 2 por ciento en los precios del crudo-


 Arabia Saudita declaró que no participó en el ataque de este viernes contra un petrolero iraní en el Mar Rojo que causó un aumento de más del 2% en los precios del crudo. 

"No participamos en ese incidente", señaló el ministro saudí de Estado de Asuntos Exteriores, Adel Al-Jubeir, en Riad este domingo. 

"Además, hay informes contradictorios sobre el suceso", dijo, refiriéndose a las afirmaciones iniciales iraníes de un ataque proveniente de Arabia Saudita, y la retirada posterior de esa acusación. 

El incidente, el último de una serie de ataques a la infraestructura petrolera en la región del Golfo Arábigo que ha afectado a los mercados energéticos, se produce semanas después de un devastador ataque a las principales instalaciones petroleras saudíes del que Riad culpó a Teherán.

13/10/19

EL DÍA QUE LA ARGENTINA LE DECLARO LA GUERRA A IRAK


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE



CONCLUSIONES 

Se ha analizado en los cuatro apartados una serie de discrepancias y consensos entre el PJ y la UCR y al interior de estos dos partidos. En primer lugar, los debates en el Parlamento fueron intensos ya que ponían en juego distintas concepciones sobre los cambios en el sistema internacional, sobre la posición internacional de la Argentina y sobre el estilo de la política exterior. Mientras algunos defendían las orientaciones del “realismo periférico” y el paradigma de “relaciones carnales” con los Estados Unidos como única potencia mundial, otros defendían el carácter multipolar del escenario internacional y oscilaban entre condenar el envío de tropas o lamentar la forma en la que se había producido, sin consulta al Legislativo y a los países del Grupo de Río. 

 En segundo término, estos debates también evidenciaron las presiones, éxitos y dificultades para consolidar un modelo económico con su correlato en política exterior. La posición del ex presidente Menem y sus colaboradores se hizo dominante al interior del partido gobernante, pero también logró importantes apoyos en el radicalismo. 

En  MABEL THWAITES REY, Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 2001, RICARDO SIDICARO, 

La crisis del estado y los actores políticos y socio económicos en la Argentina (1989-2001), Libros del Rojas, Serie Extramuros, Universidad de Buenos Aires, 2001,  algunos casos, favorecidos por las condiciones de la transición, pero en otros, sobre la base de percepciones comunes que han sido suficientemente demostradas. Por último, la coincidencia con respecto al diagnóstico de la crisis económica y el propio desempeño del radicalismo en la gestión del ex presidente Alfonsín, sobre todo en lo que hace a las negociaciones de la deuda externa y la ausencia de un proyecto de re industrialización que revirtiera las tendencias iniciadas durante la dictadura militar, limitaron la justa condena que algunos representantes hicieron al envío de tropas al Golfo Pérsico y a la política exterior en general. 

La administración del ex presidente Menem, y los funcionarios e ideólogos allegados hicieron propios no sólo los diagnósticos de los Estados Unidos, sino también su discurso legitimador de las intervenciones en países del Tercer Mundo. Líneas políticas dentro de la Unión Cívica Radical, también. Tanto el radicalismo como el justicialismo tienen una tradición ideológica en materia de política exterior. 

Para el justicialismo fue la formulación por parte de Juan Domingo Perón de la llamada Tercera Posición, mientras que en el caso del radicalismo esa tradición fue heredada de la influencia krausista en el pensamiento de Hipólito Yrigoyen, en particular de su idea de nación y de las relaciones de las naciones entre sí como libre asociación de autonomías. Sin embargo, hacia fines de la década de los ochenta, y en los noventa en especial, la dirigencia política argentina, proveniente tanto de un partido como de otro, adoptó –no sin conflictos y disputas- un marco ideológico “neo conservador”.

 Por esa razón, entre otras, radicalismo y justicialismo se vieron divididos y fracturados. En los debates y posiciones que venimos analizando no podemos identificar una posición homogénea y unívoca en ninguno de los dos partidos. 

Ya desde el denominado “giro realista” la diplomacia radical había renunciado a liderar movimientos contestatarios del orden internacional vigente, y en el plano interno, sus dirigentes aceptaban que no había alternativa al ajuste interno y al comportamiento externo afín a los requerimientos de las potencias hegemónicas del sistema internacional. 

Asimismo, con el transcurso de los años durante la presidencia de Alfonsín, las formulaciones de inicio se fueron modificando, y quienes eran sus principales defensores fueron perdiendo protagonismo respecto de dirigentes que ya no compartían esa visión del escenario internacional. 

El carácter conflictivo del avance del nuevo discurso hegemónico se expresó en que a pesar del “giro realista” el gobierno radical no aceptó el cese de hostilidades propuesto por Thatcher como condición para  negociar en la cuestión de Malvinas, se negó a desactivar el proyecto misilístico Cóndor II a pesar de las intensas presiones de Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional, como a firmar el Tratado de No Proliferación y ratificar Tlatelolco. 

Por otra parte, la oposición justicialista se había resistido desde el Parlamento a las nuevas orientaciones del gobierno de Alfonsín que expresaban el acercamiento a los Estados Unidos. Conviene aclarar además que en muchos casos las posiciones con respecto a la política exterior de los partidos políticos no constituyen formulaciones a priori, sino que se encuentran sometidas a la dinámica interna. Es decir, tanto a la concepción de la política doméstica como al juego político coyuntural. Tanto el radicalismo como el justicialismo han sostenido posiciones distintas según fueran oficialismo u oposición. 

Debemos recordar que la discusión del envío de tropas al Golfo se dio a poca distancia de las elecciones que se realizaron en 1991. Teniendo en cuenta estos aspectos, se han analizado distintos niveles, no únicamente el discursivo. Retomando la pregunta que ha orientado esta investigación, se sostiene que la coincidencia respecto de la “necesidad” de la aplicación de las reformas en línea con el Consenso de Washington, la participación ambos partidos en la aprobación de las Leyes de Emergencia Económica y Reforma del Estado y el grado de acuerdo respecto del análisis sobre la “crisis argentina”, limitaron el alcance de las discusiones respecto de las dimensiones político diplomática y estratégico-militar de la política exterior. 

Si bien la UCR no adscribió en el plano diplomático al paradigma del alineamiento automático con los Estados Unidos y realizó fervientes objeciones tanto en el ámbito parlamentario como extra parlamentario, al no cuestionar activamente y en forma global la política económica doméstica con la que la nueva inserción internacional se complementaba –privatizaciones, desregulación y apertura-, su capacidad para hacer valer sus argumentos opositores quedó reducida a cuestiones de “principios”, o en algunos casos, a una impugnación de la forma y no del contenido. Para establecer una política exterior independiente en un país como la Argentina, ésta debe formar parte necesariamente de una estrategia global de desarrollo que priorice la autonomía y soberanía en todos los aspectos. 

De otro modo, los márgenes de acción. Se coincide con Spiguel y Rapoport cuando afirman que “A contracorriente de las recetas “globalizadoras” y la retórica que acompaña las aventuras imperiales del presente, toda la historia de Argentina, y particularmente su historia reciente, revelan que soberanía de las naciones periféricas, con base en su autonomía económica, es condición fundamental para garantizar una verdadera democracia”  posibilitados por una estrategia pendular entre distintas potencias hegemónicas demuestran a corto plazo sus limitaciones y no siempre deben ser entendidas como políticas exteriores autonómicas. 

Por lo tanto, a partir de lo analizado y de la inscripción del caso de estudio en los procesos políticos y económicos de la coyuntura, se puede concluir que a pesar de las diferencias, existió un importante nivel de acuerdo en sectores de dirigencia política en cuanto a la necesidad de implementar una inserción internacional afín a las potencias hegemónicas en el marco de la exaltación de la globalización y que ese acuerdo traspasó las barreras partidarias, produciendo importantes transformaciones y desplazamientos tanto en la UCR como en el PJ.

 RESUMEN 

Este artículo estudia los debates parlamentarios respecto del envío de naves argentinas al Golfo Pérsico en 1990 y 1991, cuyos protagonistas fueron el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical. Se propone analizar los argumentos que se utilizaron en dicho debate para comprender las distintas concepciones respecto de la inserción internacional argentina. 

Partiendo de un enfoque histórico, el objetivo es demostrar que, a pesar de las discusiones, esos debates no reflejaron una discusión profunda respecto de lo que se considera una inserción soberana, ya que como telón de fondo hubo amplias coincidencias entre ambos partidos, en especial respecto de la aplicación de las políticas neoliberales y de la apropiación del discurso que las legitimó. Palabras claves: debates parlamentarios – Golfo Pérsico- dirigencia política- inserción internacional – políticas neoliberales. 

USS TAYLOR HACIENDO CUMPLIR EL BLOQUEO DE LA ONU.


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


USS TAYLOR EN EL GOLFO PERSICO


La fragata de misiles teledirigidos USS Taylor es uno de los 11 buques de guerra norteamericano en el Golfo Persico haciendo cumplir el bloqueo de las Naciones Unidas contra Irak. Insert buque navegando. Operaciones tacticas. Prueba de armamento (cañones y misiles). Hombre disparando ametralladora en la cubierta.


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José María Peredo Pombo es Catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid, donde imparte Comunicación Política Internacional e Imagen Exterior y Diplomacia Pública. Dirige el Media Lab Europea Media y el Observatorio de las Relaciones Internacionales (www.relacionesinternacionales.media) en la facultad de CC. Sociales y de la Comunicación. Compatibiliza su trabajo universitario con el ejercicio del periodismo y el análisis político en diferentes medios de comunicación y espacios de debate. Sus principales líneas de investigación son la política exterior de Estados Unidos, la comunicación de lobbies y grupos de presión, la opinión pública internacional y la cooperación española. Ha sido investigador principal del proyecto Influencia de los Grupos de Presión en las Elecciones Presidenciales de 2008 en Estados Unidos y coordinador del libro USA 08: las elecciones que cambiaron el siglo XXI.

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12/10/19

ESPAÑA RETIRA LA FRAGATA "MENDEZ NUÑEZ"



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE



Del grupo de combate de EE UU en el golfo Pérsico

Robles ha ordenado que el buque, con 215 marineros, deje de acompañar al portaaviones ‘Abraham Lincoln’ ante la escalada de tensión con Irán






Ejercicio conjunto entre la fragata 'Méndez Núñez' (sobre cuya cubierta se hizo la foto) y el 'USS Abraham Lincoln' (al fondo), el pasado 29 de enero. En vídeo, declaraciones de Borrell, ministro de Asuntos Exteriores en funciones. ARMADA ESPAÑOLA


España no quiere verse arrastrada involuntariamente a un conflicto con Irán. La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, ha ordenado la retirada temporal de la fragata española Méndez Núñez (F-104), con 215 marineros a bordo, del grupo de combate encabezado por el portaaviones USS Abraham Lincoln ante la escalada de tensión entre Washington y Teherán. La flota ha cruzado ya el estrecho de Bab el Mandeb, que une el mar Rojo con el océano Índico, y se dirige al estrecho de Ormuz para entrar en el golfo Pérsico, pero lo cruzará ya sin el buque español.



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FRAGATA MENDEZ NUÑEZ F-104

La integración de la Méndez Núñez en el grupo de combate (en el que no participa ningún otro buque no estadounidense) se planeó hace al menos un año para mejorar la interoperatividad y el adiestramiento conjunto. Estaba previsto que se prolongase seis meses, desde finales de abril hasta el 31 de octubre, cuando debe arribar al puerto de San Diego (California) tras haber cruzado el Mediterráneo, el mar Rojo, el océano Índico, el mar de China y el Pacífico. Además del Lincoln, con 85 aeronaves, el grupo está formado por un crucero lanzamisiles, tres destructores y un buque logístico, así como un submarino.


Sin embargo, este ejercicio programado y similar al desarrollado en ocasiones anteriores por buques de la Armada española ha tomado un nuevo cariz tras el intercambio de amenazas entre EE UU e Irán. El pasado día 8, durante su visita a la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), donde operan fuerzas estadounidenses, Robles ya subrayó que, en relación con la crisis iraní, “el compromiso de España es con la Unión Europea y los organismos internacionales, y ahí es donde vamos a adoptar siempre las posiciones comunes”. Desmarcándose de decisiones unilaterales de EE UU, la ministra de Defensa en funciones insistió en que España es un “socio serio y fiable”, pero sus Fuerzas Armadas solo están vinculadas por los acuerdos de la UE y la OTAN.




A principios de mayo, Teherán anunció que dejará de cumplir dos de los compromisos asumidos en el acuerdo nuclear con las grandes potencias, del que Washington se retiró hace un año. A continuación, Trump anunció nuevas sanciones centradas en el estratégico sector de los metales industriales. La UE se ha desmarcado de estas sanciones e insiste en intentar salvar el acuerdo con Irán.

Aunque el despliegue militar estaba planeado desde hace meses, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, aseguró que su objetivo es “enviar un mensaje claro e inequívoco” a Irán de que “cualquier ataque contra los intereses estadounidenses o de sus aliados se enfrentará con una fuerza implacable”.



En los últimos días, el Pentágono ha aireado el envío a la zona del buque USS Arlington, que transporta una fuerza de desembarco, así como de una batería de misiles antimisil Patriot, lo que se sumaría al despliegue de bombarderos B-52 en Qatar, todo ello en respuesta a “indicios de una mayor disposición de Irán a realizar operaciones ofensivas”. La situación se ha deteriorado aún más con las confusas noticias sobre ataques y sabotajes a petroleros saudíes y buques comerciales cerca de las costas de los Emiratos.

La decisión supone que la Méndez Núñez seguirá en la zona, pero sin entrar en el Golfo, con el propósito de reengancharse al grupo de combate estadounidense una vez que este continúe su ruta, siempre que se mantenga el programa previsto. Desde California, la fragata debe regresar a España por el canal de Panamá, completando la vuelta al mundo. La ministra Robles viajó este lunes a Bruselas para participar en una reunión de titulares de Defensa de la Unión Europea.

Durante su integración en el grupo de combate estadounidense, España cede el control operativo de la fragata al almirante estadounidense, aunque siempre bajo las estrictas Reglas de enfrentamiento (ROES) y reteniendo el mando último el jefe del Estado Mayor de la Defensa a través del comandante del Mando de Operaciones.