La administración Biden ha tomado medidas peligrosas que podrían comprometer a Estados Unidos en otro frente de guerra. ¿Se calculan estos riesgos?
El USS Dwight D. Eisenhower, este es el nombre del segundo portaaviones que Estados Unidos enviará al Mediterráneo y que estará a disposición de Israel dentro de la confrontación que se desarrolla frente al grupo Hamás.
Cristóbal Vásquez, corresponsal de France 24 trae la ampliación de esta noticia.
Hay dos cuestiones detrás de lo ocurrido en Palestina que ya han quedado claras: Netanyahu buscaba una reacción de los palestinos y, al mismo tiempo, necesitaba abrir la puerta a Estados Unidos.
Seguir los acontecimientos en los medios argentinos es simplemente imposible sin caer en el reduccionismo absoluto y la propaganda proisraelí.
Los canales de aire y las estaciones de radio más importantes de la capital más que medios informativos parecen ser una extensión de Radio Tel Aviv ya que transmiten el curso de los acontecimientos con una parcialidad asombrosa y donde no hay (como nunca hubo) ninguna voz del pueblo. palestinos, dejando muy clara la influencia proisraelí que existe dentro de este país.
Con un panorama así, teñido de manipulación emocional y de ignorar deliberadamente el contexto del conflicto y sus orígenes, hay poco que analizar.
Esto no es nada nuevo. En la guerra la primera víctima es la verdad y, como sabemos, la verdad no está exactamente en los medios de comunicación de este lado del hemisferio.
El ataque sorpresa israelí contra Siria en las primeras horas del jueves no debería sorprender. Recordemos que Israel lleva acosando al país árabe desde 2011, cuando EE.UU. y sus socios en las monarquías árabes lanzaron una guerra híbrida contra el gobierno de Bashar Al Assad reclutando y utilizando hordas de mercenarios bajo la máscara de "wahabí" y "takfir". " yihadismo que luego utilizarían en Irak con el engaño (diseñado por la CIA) llamado "Estado Islámico".
Pero la guerra que azota Oriente Medio ha supuesto un verdadero revés para los neonazis ucranianos, sometidos a una presión insoportable, que se materializa en una poderosa ofensiva rusa en dirección a “Avdiivka”
Reportaje al contralmirante VGM Raúl José CAO de la Armada Argentina donde habla del operativo contra el embargo económico decretado por Naciones Unidas en la zona del Golfo Pérsico.
Luego el periodista le pregunta: -¿Cuándo los buques argentinos lleguen al Golfo Persico van a tener una zona designada de trabajo?
-¿A cargo de la operación además de usted como comandante de la flota de mar esta el ministerio de Defensa y el ministerio de Relaciones Exteriores? Insert trabajos en Puerto Belgrano con el abastecimiento de víveres en uno de los buques que zarpara. Fecha: 16/9/1990
LES QUEDA CLARO QUE LA ARGENTINA EN EL GOLFO PERSICO NO ESTUVO DE PASEO, NI MISION DE PAZ, NI CASCO AZULES....FUIMOS A UNA GUERRA, DONDE TODOS LOS MINISTERIOS DEL GOBIERNO DEL PAIS, PARECIARA QUE TODOS DESAPARECIO NADIE SABE NADA, NADIE CONTESTA CON ARGUMENTO LEGALES SALVO QUE LES DE UNA TIRADA DE ALGUN DOCUMENTO, QUE TAL VEZ NO RECONOZCAN.
ESTO PASO YA 33 AÑOS Y TODOS LOS PEDIDOS QUE HE HECHO CONTESTAN POR MEDIO DE LA GUERRA DE MALVINAS, LA VERDAD NO SABEN DONDE ESTAN PARADOS.
VERGUENZA TENGO DE NO PODERME MANISFETAR DELANTE DE ESOS SEÑORES QUE HOY OCUPAN LUGARES, QUE NO SABEN PARA QUE ??? (SIC) PERO LA PACIENCIA LA TENGO EN UN MOMENTO SALDRE AIROSO DE LO QUE ESTOY PIDIENDO "SER VETERANO DE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO"
ACA MAS ABAJO ESPERO QUE LO LEAN Y VERAN QUE SE PIDIO, PERO PARECE QUE TODO CAE EN BOLSILLO ROTO.
Cuando se estableció Naciones Unidas allá en octubre de 1945, se acordó que la misma se creaba para evitar que se repitiera la experiencia de la guerra de la cual el mundo terminaba de experimentar.
Pero a pesar de lo esperanzador de su preámbulo político, la agresión y las guerras no solo no se detuvieron, sino que incluso se multiplicaron y diversificaron dentro de un nuevo contexto global que irónicamente conoceríamos como “guerra fría”.
Las desconfianzas creadas entre el oeste y el este se centraron precisamente allí donde había terminado la guerra (Berlín) y al poco tiempo terminaron por generar esa bipolaridad que dio el marco a una falsa paz que más bien era, el miedo reciproco entre dos superpotencias con capacidad nuclear. Que no hubiera otra guerra mundial no significaba que hubiera paz.
Por el contrario, los conflictos comenzaron a multiplicarse tan pronto entró en vigencia la Carta de Naciones Unidas (Cap. 7, arts. 39 al 51).
Ciertamente el colonialismo europeo (semilla de conflictos durante el siglo XIX) comenzó a retroceder, salvo en ciertas situaciones puntuales (caso de Palestina) y muchas naciones que habían estado bajo el influjo colonial europeo, obtuvieron su independencia. Pero si esta nueva organización parecía terminar con las causas de los conflictos ¿Por qué se estaba produciendo esto? Simplemente porque Europa había quedado en ruinas y sus esfuerzos debían centrarse en la reconstrucción de cada uno de sus países, una empresa que sería financiada por EEUU y la cual aún siguen pagando. El tiempo para las aventuras colonialistas habían terminado. Incluso, para quienes se resistieron a esto (Como Francia en Indochina -Vietnam y Camboya-) terminarían por entenderlo de la peor forma.
Pero también existía un acuerdo tácito: No habría guerra entre los dos grandes vencedores de la segunda guerra pero eso no alcanzaba al resto de los miembros y ello incluía a sus vasallos. Lo que explica esto es la creación del Consejo de Seguridad compuesto por los vencedores de la Segunda guerra que viene a ser el órgano con poder de impulsar medidas coercitivas sobre quienes no se atengan a las previsiones de la Carta.
Casi de forma simultánea y bajo la inspiración de las desconfianzas anglosajonas EEUU y Gran Bretaña impulsaron la creación de una organización militar supraestatal que garantizara la seguridad del occidente europeo. Fue así que el 4 de abril de 1949 se funda la OTAN y partir de entonces, la gestación de la desconfianza y la carrera armamentística. Si bien esta no tiene nada que ver con Naciones Unidas, con el paso del tiempo se irá viendo el intento por tratar de convertirla -indebidamente- a dicha alianza en un brazo ejecutivo de las resoluciones del Consejo de Seguridad.
La paz estaría determinada por las decisiones de un organismo con una estructura que ya venía condicionada desde su origen agravada por una polaridad global que se demostraría con las guerras en Palestina de 1948, de Corea en 1950, Vietnam, las guerras en Medio Oriente y África en los 60s, los golpes militares y las intervenciones estadounidenses en Latinoamérica en los setentas y parte de los ochentas. Sería con la crisis y posterior guerra del Golfo Pérsico en 1991 que los EEUU -y la OTAN por detrás- podría maniobrar de forma discrecional y ello sería por la implosión de la URSS. De haber estado incólume ésta superpotencia la evolución de la crisis del golfo y la geopolítica habría sido muy distinta.
El origen de este organismo ya es discutible. La mayoría de las personas creen que fue fundado en un ámbito de pluralidad y participación democrática de todas las naciones pero, ello no fue así. La idea fue concebida en Gran Bretaña en 1941 en momentos que sus islas se habían convertido en asilo de los representantes políticos de los países ocupados por el Tercer Reich. Necesitaban aliados permanentes para enfrentar esta amenaza y para ello debían pensar en una nueva forma de compromiso. Fue así que en junio de 1941 los británicos (acorralados y con temores ciertos a ser invadidos) impulsan la firma de la “Declaración del Palacio de St. James” que comprometió a los firmantes (sus huéspedes) a cooperar en medio del peligro a que Londres cayera en manos de los alemanes.
Este y posteriores precedentes no buscaban establecer una verdadera paz global o el fin a las aspiraciones geopolíticas de Londres, sino un compromiso de que todos sus firmantes siempre se mantuvieran fieles al eje del autoproclamado “mundo libre” que veladamente estaría controlado por los anglosajones y por ello, en beneficio de ellos. La incorporación de la URSS en este organismo sin dudas fue a regañadientes para los británicos (en especial para Churchill), pero su peso político y militar lo hacía innegable y fue por ello que posteriormente la incluirían en el organismo.
Como dijimos, las guerras no se detuvieron y a pesar de la creación de este benemérito organismo, las agresiones, las intrigas y los conflictos se multiplicaron. En algunos casos, con su escandalosa complicidad como fue consentir la violenta implantación en 1948 del estado de Israel en medio de Palestina, una cuestión que sigue siendo en la actualidad un tema sin resolver.
El final del siglo pasado y el comienzo del que transitamos es la muestra más clara de una crisis de legitimidad en este organismo. Las crisis de Iraq, los Balcanes y sus consecuencias estuvieron signadas por el accionar de un mismo actor destacado (EEUU) que por momentos se desdoblaba mediante la OTAN. Cada una de ellas no fue al azar y estuvieron enmarcadas en contextos geopolíticos muy puntuales que pusieron en evidencia una escandalosa verticalidad y corrupción en Naciones Unidas que en teoría no existía. Ello sin dudas afectó a su credibilidad, capital fundamental para un organismo político.
En este tóxico y nebuloso contexto, la paz ya no era el objetivo (si es que en realidad alguna vez lo fue) sino, contener y disolver de ser posible presiones sobre algunos miembros “exclusivos” (caso de Israel) y gestionar guerras preventivas planeadas en Washington disfrazadas de “humanitarias”, un oxímoron que demuestra una inconsecuencia insalvable. Para ello, la corrupción, manipulación, el engaño y el encubrimiento se volvieron medios y herramientas centrales para que encajen dichos intereses (invasión a Iraq 2003; Libia 2010 y Siria 2011) que siguen utilizándose en las actuales circunstancias.
La guerra en Ucrania está revelando con toda su magnitud estas incongruencias y vemos como las gestiones de Naciones Unidas para buscar la paz son tan infructuosas como ambiguas. Más allá de las responsabilidades de Rusia por su accionar, no se pueden dejar de lado los antecedentes y las provocaciones occidentales con la OTAN como principal actor que potenciaron este desenlace. Incluso más. Tanto Londres como Washington apuestan a seguir incrementando las tensiones (contra lo previsto en el Cap. VII de la Carta Orgánica) a costa de extender el conflicto (tratando de llevarlo a territorio ruso) con las consiguientes consecuencias geopolíticas y humanitarias algo que no ayudara a frenar las hostilidades y mucho menos a consolidar la paz.
En su retirada de Kuwait, los iraquíes incendiaron cientos de pozos petroleros que ardieron meses con su secuela de contaminación que aún permanece. La historia de cómo una guerra tuve serias implicancias en la ecología del Golfo Pérsico
La Guerra del Golfo se desarrolló entre 1990 y 1991 en entre Irak y una coalición internacional, compuesta por 34 naciones y liderada por Estados Unidos (iStock)
La guerra es un drama. Pero no suele asociarse, al menos directamente, con un desastre ambiental, más allá de la devastación ecológica que trae aparejado -por ejemplo- arrasar con un bosque para cavar trincheras. Los primeros en vincular guerra y ecología fueron los iraquíes durante la llamada Guerra del Golfo. Luego de admitir que "la madre de todas las batallas" jamás se produciría durante ese enfrentamiento perdido de antemano contra las fuerzas enviadas por Bush padre para liberar a su socio petrolero, Irak decidió, en su retirada, socavar el stock petrolero kuwaití.
La guerra había nacido, como suele ocurrir, por motivos económicos relacionados con los recursos naturales. Sadaam Hussein invadió Kuwait a mediados de 1990, ofuscado por la decisión de la familia reinante de ese país de mantener una política de sobreproducción de crudo que, lógicamente, provocaba una caída abrupta de los precios. Estados Unidos respondió con la operación Tormenta del Desierto, en auxilio de su aliado en el golfo pérsico. Irak resistió cuanto pudo, pero finalmente inició la retirada. Y allí, con una táctica denominada "tierra quemada", empezó a brotar el humo.
Ya al comienzo del conflicto, ante la amenaza iraquí de volar los pozos petroleros capturados (y así limitar la producción kuwaití) se hacían predicciones respecto del impacto ambiental que eso tendría. Hasta el célebre Carl Sagan participó de especulaciones que pronosticaban desde un escenario tipo invierno nuclear, hasta una pesada lluvia ácida e incluso un calentamiento global a corto plazo.
En su huida los iraquíes incendiaron unos 700 pozos petroleros que ardieron casi un año, hasta que lograron ser extinguidos ocho meses después de finalizado el conflicto armado. Las llamas consumieron cerca de seis millones de barriles de crudo diarios. La primera consecuencia, inmediata, fue la intoxicación del aire que generó problemas respiratorios, aún vigentes, a millones de habitantes de la zona. La siguiente fue el aporte notable de los gases que provocan el efecto invernadero: lo emanado equivalió al 60% del dióxido emitido por las empresas eléctricas de Estados Unidos, en ese entonces primer contaminador mundial, y al 2% de todo el dióxido de carbono liberado en todo el planeta a lo largo de un año.
En su retirada, los iraquíes incendieron 700 pozos de petróleo: lo emanado significó el 2% de todo el dióxido de carbono liberado en todo el planeta a lo largo de un año
El sabotaje a los pozos petroleros también afectó al medio ambiente del desierto, que tiene una limitada capacidad natural de depuración. El petróleo que no se incendió formó alrededor de unos 300 lagos de crudo que contaminaron unas 40 millones de toneladas de arena y tierra. La mezcla de arena del desierto con el petróleo sin quemar y el hollín formó capas de "cemento alquitranado" que cubrió cerca de un 5% del país. El escenario de desastre global afortunadamente no se cumplió: la atmósfera expresó mayor capacidad de absorción que la esperada. No obstante, la vegetación -escasa- demoró una década en recuperarse y las aguas subterráneas de Kuwait aún muestra síntomas de contaminación. Y los miles de millones de dólares gastados en la remediación todavía no fueron contabilizados entre las pérdidas de la guerra.
Boletín Observatorio Internacional No. 49 / Julio-agosto Facultad de Humanidades y Comunicaciones Universidad Finis Terrae
Para algunos, fue el último conflicto de la Guerra Fría, mientras otros consideran que se trató del primero de la llamada Posguerra Fría. Sin embargo, más allá de ese debate, lo cierto es que la Primera Guerra del Golfo marcó un punto de inflexión a fines del siglo XX.
Cuando hace treinta años (el 2 de agosto de 1990) Irak atacó el pequeño emirato de Kuwait, Saddam Hussein justificó la invasión a partir de disputas fronterizas y el control de reservas petroleras. Y, probablemente, pensó que anexar de facto a su vecino como una nueva provincia iraquí no tendría consecuencias más allá de Medio Oriente. Pero estaba muy equivocado.
La aventura militarista de Hussein se produjo en el marco de la progresiva -y compleja- distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que en ese entonces ya muchos veían como la antesala definitiva al término de más de cuarenta años de Guerra Fría y el nacimiento de un orden mundial diferente; uno en el que acciones de fuerza como la invasión a Kuwait no podían tener cabida.
Por eso, el presidente George H.W. Bush -que en 1989 ya había ordenado la invasión de Panamá para capturar a Manuel Antonio Noriega- no dudó en impulsar sanciones económicas sobre Irak, que golpearon directamente a su industria petrolera. Pero, además, planteó la necesidad de estar preparados para una acción militar en contra de Hussein e inició un despliegue de tropas y equipo en la vecina Arabia Saudita.
De esa forma, se iniciaba la llamada Operación Escudo del Desierto, que se tradujo en el envío de aviones de combate, buques de guerra, tanques y tropas a la vecina Arabia Saudita en los meses siguientes. En gran medida, porque tanto Washington como Riyad temían que este país fuera el siguiente blanco de Hussein. Y, además, era el punto más cercano para lanzar cualquier acción militar aéreo-terrestre.
Paralelamente, Mijaíl Gorbachov, líder de la Unión Soviética, eligió un camino diferente, apostando por conducir gestiones diplomáticas que lograran convencer al dictador iraquí de retirarse de manera voluntaria de Kuwait.
El problema fue que Saddam Hussein no tenía ninguna intención de abandonar el pequeño emirato y aprovechó tanto las visitas de las delegaciones soviéticas como las discusiones al interior del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para dilatar la toma de cualquier decisión. Un camino que, finalmente, no condujo a ningún resultado concreto.
PORTA AVIONES MIDWAY EN EL CANAL DE SUEZ
Lecciones de Vietnam
En ese contexto, el 29 de noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 678, que autorizaba el uso de la fuerza militar en contra de Irak, si el gobierno de Bagdad no ordenaba el repliegue de sus tropas desde Kuwait antes del 15 de enero de 1991.
No había sido una decisión tomada a la ligera, considerando que la primera vez que el Consejo había autorizado el uso de la fuerza militar había sido en el marco de la Guerra de Corea (1950-1953), de modo que la fecha tope no debía tomarse a la ligera.
Finalmente, cuando expiró el último plazo dado por el Consejo de Seguridad, se dio “luz verde” a la opción militar y la Operación Escudo del Desierto se transformó en la Operación Tormenta del Desierto, que lanzó demoledores ataques aéreos contra blancos en Irak y en el ocupado Kuwait. Luego, fue el turno de las fuerzas terrestres.
En muchos aspectos, Estados Unidos -liderando la coalición multinacional- decidió aplicar varias lecciones aprendidas en la Guerra del Vietnam. En primer lugar, construyó un discurso claro y preciso, sobre la amenaza que representaba Saddam Hussein para Medio Oriente y el peligro de que se comprometiera el abastecimiento de petróleo.
Segundo, decretó que estratégicamente debía ser un conflicto corto, tanto para minimizar las bajas como para evitar una caída en el apoyo de la opinión pública (cosa que había ocurrido en los años 60 y 70).
Y tercero, estableció un mayor control sobre los medios de comunicación, obligándolos a actuar en grupo (pool de medios) y limitando su acceso a la información.
A pesar de eso, la Primera Guerra del Golfo quedó en la memoria como el primer conflicto televisado en vivo en la historia de las guerras y de los medios de comunicación.
El conflicto fue breve y para el 28 de febrero Estados Unidos confirmó que las tropas iraquíes habían sido expulsadas del emirato. El costo en vidas no fue menor: la coalición internacional tuvo cerca de 400 efectivos fallecidos, mientras que Irak sumó entre 25 mil y 30 mil soldados muertos.
Y aunque muchos en el Pentágono abogaron por “terminar el trabajo” y derrocar a Hussein, Bush se apegó al mandato del Consejo de Seguridad: el uso de la fuerza militar solo había sido autorizado para liberar Kuwait.
Entonces, alzamientos de la población kurda en el norte del país y de chiitas en sur, hicieron pensar que serían los propios iraquíes los que acabarían con Hussein, aprovechando su aparente debilidad tras la derrota ante la coalición internacional.
Sin embargo, Saddam Hussein aún contaba con la Guardia Republicana, una fuerza militar de élite que en poco tiempo sofocó los alzamientos y generó un dramático éxodo de kurdos y chiitas que escaparon hacia los países vecinos.
Frente a eso, la comunidad internacional -como una manera de ofrecer algún mínimo grado de protección- se limitó a establecer zonas de vuelo (tanto en el norte como en el sur del país) en las que no podían volar aviones de combate ni helicópteros artillados iraquíes.
Para Estados Unidos, la aplastante derrota de Irak se convirtió en la victoria que le permitió enterrar en las arenas del Golfo Pérsico a los fantasmas de la Guerra de Vietnam. Y a partir de ese momento, Washington capitalizó el desenlace del conflicto como una muestra de su superioridad.
En Moscú, el balance fue muy distinto. La estrategia diplomática de Mijaíl Gorbachov había sido aprovechada por Hussein solo como una manera de dilatar cualquier decisión respecto de la ocupación de Kuwait. Y, además, el equipamiento militar soviético en manos iraquíes (tanques, aviones, misiles) había quedado “humillado” frente a las armas de Estados Unidos y sus aliados.
De esta forma, el pobre desempeño de la Unión Soviética en la Guerra del Golfo se transformó en un nuevo elemento para que los sectores más conservadores del Partido Comunista llevaran adelante el fallido golpe de Estado en contra de Gorbachov, en agosto de 1991. Y que precipitó el fin de la URSS.
¿Qué habría ocurrido si Saddam Hussein no hubiera invadido Kuwait? Es probable que las negociaciones entre Washington y Moscú hubiesen acabado con la firma de un conjunto de tratados que pusieran término oficial a la Guerra Fría. Y la Unión Soviética habría seguido existiendo algunos años más.
Asimismo, Estados Unidos no habría llegado a proclamar el nacimiento de un orden mundial unipolar, como lo planteó tras la desaparición de la URSS. Y quizás no habría invadido Irak en 2003, en el contexto de la llamada Guerra contra el terrorismo, con todas sus consecuencias para ese país y Medio Oriente.
Alberto Rojas Moscoso Director del Observatorio de Asuntos Internacionales Facultad de Comunicaciones y Humanidades Universidad Finis Terrae. Periodista, Universidad Diego Portales. Magíster en Ciencia Política, mención Relaciones Internacionales, Pontificia Universidad Católica.
Bs. As.: Reportaje al diputado Alberto Pierri donde se refiere a la resolución del consejo de seguridad de la ONU respeto a las fuerzas armadas argentinas que tendrán que actuar en base a las directivas que el congreso nacional decida frente al conflicto de la guerra del Golfo Persico. Luego el periodista pregunta:
-¿Entonces puede haber de alguna manera un dictamen del congreso de la nación teniendo en cuenta que el 15 de enero se ha dado un ultimátum para ver que ocurre con las tropas argentinas? Fecha: 21/12/1990.
La verdad que nunca supimos si fuimos veteranos o no, todos hablan de misión de paz, y no lo fue por que estuvimos atrás de la linea de ataque de los EE:UU y custodia del tren logisto de todas las fuerza en la zona y adentro del Golfo, creo que ni el Estado Mayor Conjunto lo sabia, menos el congreso de la Nación, el que mas la tiene clara es Domingo Cavallo, ese señor hizo y decidio todo hasta la plata pagada por Kuwait nos dijo el Embajador acá en Bs As.
Llegamos para la Guerra acá no hubo nada de paz. Esto parece un misterio que nadie quiere hablar, yo me canse de preguntar a la Armada, a los Senadores, Diputados y nadie contesta, es mas donde me cayo mal que me atendio una vez la ex ministra de Garre y niego rotundamente que no existio ninguna guerra, que siempre se mando misión de paz.
La verdad sigo en lucha y mas con esta gente nueva en el congreso que no saben por su corta edad no tienen ni idea. Pueden mirar mi canal o diario de guerra en este lugar ahí sabrán que paso:
Abastacimiento en el mar del Golfo por el buque tanque Australilano
Y ACA LA RESPUESTA DEL MINISTERIO DE DEFENSA, QUE NO HACE A LUGAR MI PEDIDO DE VETERANO DEL GOLFO, NO SE DONDE ESTARA CAJONEADO TODO ESTOS DOCUMENTOS, QUE ESTOS SEÑORES NO ENCUENTRAN NADA, NI TIENEN NADA.
O SUPONGO QUE SON JOVENES Y NO TIENEN IDEA DE LO QUE PASO.
Las dos fragatas de Menem
Plenamente alineado con los Estados Unidos y al principio de su década de gobierno, el ex presidente Carlos Menem decidió involucrar a la Argentina en la Guerra del Golfo. Fue en setiembre de 1990 y por decreto.
Se trató de dos fragatas misilísticas y 450 marinos que estuvieron en el foco de conflicto para apoyar el bloqueo naval impuesto al régimen de Saddam Hussein. Menem dijo que se trataba de una tarea "logística" y no "operativa". Las acciones comenzaron el 16 de enero de 1991 y concluyeron el 2 de marzo.
A diferencia de la actualidad, en aquella ocasión se trató de una operación plenamente avalada por la ONU, que dispuso el bloqueo luego que las tropas iraquíes invadieron Kuwait en agosto de 1990. En total fueron 22 países los que estuvieron presentes en el Golfo Pérsico.
La decisión de Menem generó el rechazo de la oposición ya que no fue consultada al Congreso, que finalmente la aprobó, aunque ya con los hechos consumados, el 24 de enero.
Pero las peores críticas vendrían después, tras los atentados en 1992 contra la Embajada de Israel y en 1994 contra el edificio de la AMIA, sede de la mutual de la comunidad judía en la Capital. El saldo fue de 115 muertos y más de 200 heridos. El cuestionamiento se refería a que los atentados podían ser represalias de terroristas árabes por el apoyo argentino a los Estados Unidos en el Golfo.
Pérez de Cuéllar ha perdido casi todas las esperanzas
Ni una sola vez en el transcurso de su entrevista del pasado domingo con el secretario general de la ONU, el presidente iraquí, Sadam Husein, mencionó la posibilidad de retirarse de Kuwait, informó Javier Pérez de Cuéllar en la mañana de ayer en París. El secretario general de la ONU confirmó que su conversación con Sadam Husein no dio "ningún resultado esperanzador para la paz". A su llegada por la tarde a Nueva York, el diplomático peruano reconoció que ha perdido prácticamente las esperanzas de que no estalle una guerra en el golfo Pérsico. "He hecho todo lo que tenía que hacer", declaró Pérez de Cuéllar en el aeropuerto Kennedy, donde calificó su encuentro con el líder iraquí como "cortés, pero, desafortunadamente, sin éxito".
El secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar tenía previsto informar anoche al Consejo de Seguridad sobre su viaje a Irak y explicar con detalle a los miembros de dicho organismo "todo lo que he oído y todo lo que me han dicho".Según el máximo representante de la ONU, Sadam le escuchó atentamente pero se negó a suscribir ningún tipo de compromiso. "Se necesitan dos personas para bailar el tango", comentó Pérez de Cuéllar, quien se lamentó por no haber encontrado en Bagdad "una mujer bonita para bailarlo".
"Sadam no expresó ningún deseo de abandonar Kuwait", comentó Pérez de Cuéllar en Nueva York, al tiempo que aseguraba que durante su encuentro con el líder iraquí, no se planteó "la cuestión palestina en ningún momento".
"No quiero ocultar que no he obtenido ningún progreso en Bagdad, y que no veo ninguna razón para ser optimista", dijo Pérez de Cuéllar al término de una reunión de una hora con François Mitterrand, en la que el secretario general de la ONU informó al presidente francés del fracaso de sus gestiones.
"Sadam Husein", añadió Pérez de Cuéllar, "nunca mencionó la palabra retirada, y si lo hizo fue para decir que no estaba dispuesto a retirarse". Al revelar su derrota, Pérez de Cuéllar dijo que puede ser último jarro de agua fría sobre las esperanzas de una solución pacífica al conflicto desencadenado por la invasión iraquí de Kuwait.
El secretario general de la ONU dijo que no creía que ninguna otra iniciativa diplomática pudiera hacer cambiar de opinión a Sadam que ayer anunció que había vuelto a invitar a Pérez de Cuéllar a un nuevo diálogo a Bagdad "si lo cree en interés de la paz". Sadam también declaró que "si debe haber alguna iniciativa de última hora, ésta deberá venir de EE UU porque es él quien habla de guerra".
[Frente a estas declaraciones, fuentes palestinas aseguraron ayer que el líder de la OLP, Yasir Arafat ordenó a sus guerrilleros en el Líbano que luchen junto a Irak contra la fuerza multinacional dirigida por EE UU en caso de que estalle la guerra, informa Reuter. "No creo que hoy, 14 de enero, a esta hora, haya ninguna posibilidad para la acción diplomática", afirmó.]
Pérez de Cuéllar viajó a Bagdad el pasado fin de semana, donde mantuvo dos larga entrevistas con el presidente de Irak. El segundo encuentro se prolongó durante tres horas y media. "Desgraciadamente al término de este viaje no veo ningún motivo para sentirse optimista y no tengo ningún motivo para estar más esperanzado que el día que partí; no creo que hoy, 14 de enero, a las nueve en punto de la mañana, haya mucho más tiempo para la diplomacia", explicó el diplomático, quien a su llegada a Nueva York se retiró a su domicilio, explicando que se encontraba "exhausto".
Tras su entrevista con Mitterrand, Pérez de Cuéllar dio cuenta del mismo a los embajadores de EE UU y la URSS en París. También conversó con el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jacques Poos, desplazado a la capital francesa para tener noticias de primera mano de lo ocurrido en Bagdad.
"Faltan cinco minutos para la medianoche", declaró Poos, cuyo país preside este semestre la CE, "y las posibilidades de paz en el Golfo disminuyen de minuto en minuto". Antes de viajar a Luxemburgo para participar en la reunión de ministros de Exteriores de los Doce, Poos dijo a propósito de una "última gestión" comunitaria: "Ahora es muy difícil ir a Bagdad"; y en tono de broma añadió: "No hay muchos aviones".
Sin embargo, aún quedaban abiertas ayer ciertas esperanzas. El primer ministro yemení, Haidar Abu Bakr al Atas, llegó ayer a Bagdad con una nueva iniciativa de paz, muy probablemente con algun mensaje de buena voluntad. De igual forma, el rey Hussein de Jordania, se trasladó a El Cairo para entrevistarse con el presidente Mohamed Hosni Mubarak, con quien no había conversado desde la fracasada cumbre árabe del pasado agosto.
El gobernador de Kuwait, Sheikh Jaber al-Ahmed al-Sabah, apeló a los gobernantes de todo el mundo a imponer su voluntad en Irak, y advirtió que ellos pagarían el precio de cualquier debilidad que cometieran en este momento.
EN PUERTO BELGRANO EN LA DESPEDIDAS DE LAS DOS NAVES DE GUERRA : ARA BROWN Y ARA SPIRO.
Participación de la Armada Argentina
Como consecuencia de la invasión militar iraquí a Kuwait producida el 1º de agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la Resolución Nº 661/90, que imponía el embargo total al comercio mundial con lraq, la Resolución Nº 665/90, que autorizaba el uso de la fuerza en caso de necesidad para imponer sanciones económicas y, por último, la Nº 678/90 que permitía el uso de la fuerza militar contra lraq.
Para contribuir al cumplimiento de los requerimientos de la ONU, el Poder Ejecutivo Nacional argentino emitió el Decreto Nº 1871/90 y fue promulgada la Ley Nacional Nº 23.904/91. Ambos instrumentos legales autorizaban la intervención de la Armada en el Golfo Pérsico.
Esta intervención realizada en el marco de una alianza internacional, denominada Operativo "Alfil", se materializó inicialmente en el grupo compuesto por el Destructor ARA “Almirante Brown” y la Corbeta ARA “Spiro” que, al concluir su período de operaciones, fueron relevados por el grupo compuesto por la Corbeta ARA “Rosales” y el Buque Transporte ARA “Bahía San Blas”.
El primer equipo de naves argentinas zarpó el 25 de septiembre de 1990, para regresar, el destructor en abril de 1991 y la corbeta, en mayo. Cada una de las unidades completó una trayectoria de más de 39.000 millas navegadas.
Del segundo equipo, la corbeta partió de la Argentina el 20 de febrero de 1991 y regresó en agosto, luego de cubrir más de 31.000 millas navegadas. A su vez, el buque transporte zarpó el 21 de marzo de 1991 y regresó en agosto. Su carga de ayuda humanitaria consistió, fundamentalmente, en leche en polvo, trigo y productos medicinales.
Desfile Tropas que combatió en el Golfo Persico (1991)
Desde octubre de 1990 a enero de 1991, Argentina, por instrucciones del presidente Carlos Menem, participó de la primera guerra contra Irak tras su invasión a Kuwait, como parte de las naciones aliadas a los Estados Unidos. Al frente del denominado Operativo Alfil, el rol que le tocó a la Argentina fue el bloqueo naval.
Fueron cuatro las oportunidades en que se dio orden de "fuego" contra el enemigo en una guerra que había iniciado en forma espectacular y con transmisiones en vivo de CNN que pasaron a la historia.
Esto lo llevó a ser invitado por el Pentágono y la Casa Blanca a desfilar por las calles de Nueva York junto a todos los aliados que le posibilitaron a Estados Unidos retomar el control del petróleo en Kuwait. Era la época en que se amasaba la idea de las "relaciones carnales" con el país del norte, frase que fuera acuñada por el fallecido canciller de Menem, el excéntrico Guido Di Tella.
450 militares en dos corbetas, un destructor, un buque de carga, dos aviones de transporte y tres helicópteros fueron el aporte de aquella gestión a la primera de las batallas contra lo que luego George Bush calificara como "eje del mal".
Los datos de la época dan cuenta que nada menos que el 95% de la gente rechazaba enviar fuerzas militares al Golfo Pérsico, e igual el Poder Ejecutivo lo decidió. Allí surgió la figura de un opositor de entonces, Luis Zamora, que se embanderó en contra y una frase que todavía sirve de excusa para muchas cosas en cualquier gobierno: Domingo Cavallo, por entonces ministro de Defensa, dijo que había que ir porque eso "atraerá inversiones extranjeras".
Al dia de hoy espero que me contesten del Ministerio de Defensa, me mandan un Exp. xxxxxxxxx se pasea por distintas oficina, tanto del Minsterio, a la Oficina de la ARA y despues vuelve a MD, de nuevo, ahora en el Ministerio del Interior un pase largo del expediente por se ve que nadie sabe nada. Esto da vuelta para no pagar y ademas por reconocer que somos veteranos del golfo, lo dice Menen en el primer video, en fin seguire esperando para ver que constentan !!!
Hallan los restos del primer piloto caído en la Guerra del Golfo.
F-18 Horne
CAPITAN Michael Scott Speiche
Michael Scott Speicher fue derribado durante las primeras horas de combate, en 1991.La Marina estadounidense anunció hoy que encontró los restos mortales del primer soldado estadounidense fallecido en la guerra del Golfo, un piloto de combate derribado sobre la provincia iraquí de Anbar el 17 de enero de 1991.
El entonces teniente Michael Scott Speicher, de 33 años, uno de los grandes misterios de la primera Guerra del Golfo, sobrevolaba los territorios fronterizos del oeste de Irak con su caza F/A-18 Hornet, desapareció, sin dejar rastro y terminó siendo el único estadounidense desaparecido en combate al término del conflicto.
En principio, el Pentágono le dio por muerto, alabó sus servicios y lo convirtió en la primera víctima de la incipiente guerra, explicando que había sido alcanzado por un misil lanzado por un avión iraquí.
Un día después, el Pentágono rectificó y lo dio por "desaparecido en combate". Al no reconocer oficialmente su muerte, le siguió ascendiendo, hasta convertirlo en capitán.
La investigación para encontrar su cuerpo siguió durante los últimos 18 años hasta que el mes pasado, un grupo de ciudadanos iraquíes alertó a las fuerzas estadounidenses de la existencia del lugar donde se estrelló el F-18 que pilotaba el capitán Speicher, en la provincia de Anbar.
La semana pasada, soldados estadounidenses rastrillaron todo el área y encontraron unos restos humanos, que fueron enviados a la Base Aérea de Dover, en EE UU, y que, sometidos a un análisis forense.
"Uno de los iraquíes declaró que estaba presente cuando el capitán Speicher fue hallado muerto por beduinos, que procedieron a enterrarle", según el comunicado de la Marina, según la agencia de noticias Europa Press.
La identidad del piloto fue confirmada a través del análisis de la dentadura y pruebas de ADN que fueron comparadas con muestras proporcionadas los miembros de la familia del ahora capitán Speicher.
"Nuestras oraciones están con la familia del capitán por el sacrificio definitivo que realizó por este país", declaró el secretario de Marina, Ray Mabus, en un comunicado.
"Estoy enormemente agradecido a todos aquellos que trabajaron incansablemente durante los últimos 18 años para devolverle a casa", añadió.
El almirante Gary Roughead, jefe de operaciones navales de la Marina" dijo que la institución le debe al Capitán Speicher y a su familia gratitud por el sacrificio al que se sometieron por nuestra nación y el ejemplo que nos han dado a todos nosotros", dijo.