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Cómo EEUU puede cometer un grave error en el Golfo Pérsico
Mientras los medios corporativos angloestadounidenses mantienen un cerrado silencio sobre la crisis que existe entre Washington y Teherán, la región del Golfo Pérsico manifiesta en la agitación existente sus diversos estados y monarquías que lo bordean, intensos movimientos que revelan que las cosas están peor de lo que La Casa Blanca está dispuesta a reconocer.
Los últimos acontecimientos en Washington han influido negativamente en la estabilidad de la región. Pese a que Donald Trump echo al asesor de seguridad nacional John Bolton, ello no significa que EEUU abandone la pretensión de atacar a la república Islámica. Lo que sucedió entre Trump y Bolton fue solo una cuestión de egos y caprichos pero nada más. Tel Aviv no ve preocupación alguna en la salida de aquel fervoroso sionista de un sitial tan estratégico como es la misma Casa Blanca ya que tienen en el bolsillo al mismo presidente estadounidense. Con esto en consideración, en Washington solo dicen ¿A quién le importa Bolton?
Con esto a la vista queda en claro también que quién está y ha estado detrás de los esfuerzos por atacar a Irán es Israel. Una vez más se comprueba cuál es el factor oculto, el agente disonante y el disparador de las guerras en la región. Quien está particularmente interesado en esto es el mismo Benjamín Netanyahu quien, junto a su coalición de partidos ultraderechistas y las organizaciones sionistas a nivel internacional, aspira a conquistar otro periodo a costa de espectacularidades como lo sería un fulminante ataque contra Irán.
Bibi y los sionistas no ven remordimiento alguno en sacrificar a miles de seres humanos (mucho menos si son musulmanes) para concretar sus planes mesiánicos y las pruebas de ello son evidentes.
Pero todo esto va más allá de las especulaciones. De lo que va del año, los sabotajes por el mes de junio contra buques tanque, los intentos mediáticos y gubernamentales por tratar de incriminar a Irán de estar supuestamente detrás de estos eventos, fue revelando la planificación y ejecución de manos expertas en “operaciones negras” que para lograr tanto sigilo, además de poderse mover con libertad en el puerto de “Fujaira” (Emiratos Árabes Unidos) –donde estuvieron anclados los buques siniestrados- debieron contar con una sofisticada cobertura de inteligencia electrónica. Y solo hay dos sospechosos con esa capacidad para ejecutar algo así en la región: el CENTCOM o Israel ¿O tal vez ambos?
En ese sentido, los mismos esfuerzos del Pentágono por tratar de convencer a la opinión pública mediante filmaciones y fotografías mal interpretadas e informes de inteligencia nada fiables, demostraron la patética –y repetida- táctica por buscar complicar a Irán en algo que nunca habían hecho.
Desde los kuwaitíes pasando por los qataries, los emiratíes y ni que decir de los iraquíes, todos señalan a Israel como el instigador y posiblemente el ejecutor material detrás de estos eventos. Arabia Saudita mantiene un mutismo sospechoso que pone en evidencia su comprometida posición en el marco de su tóxica y muy dañina relación secreta con Tel Aviv por medio de la cual ha sido arrastrada a una guerra absurda con Yemen.
El último incidente ocurrido en las refinerías más importantes del este de Arabia Saudita, con seguridad sería uno más de estos actos de “Falsa Bandera” que buscaban culpar a los combatientes “Huties” yemeníes y así responsabilizar a los iraníes. Malas noticias para los planificadores de esto: Nadie se lo creyó y para peor, aparentemente la monarquía en Riad tampoco quienes en estos momentos están estudiando una salida negociada de las hostilidades en Yemen.
Sobre ello aún hay serios cuestionamientos si en realidad fueron Drones o misiles de largo alcance provenientes de una zona desértica en Iraq. Las posibilidades de que el ataque haya provenido desde una zona al sur, arroja más sospechas sobre sus verdaderos autores recordando que allí aún operan fuerzas y grupos de tareas estadounidenses.
Aunque muchos no puedan creer que Mohamed Ben Salman escuche consejos o planteos que le hagan rever sus decisiones (sin que pierda la cabeza en el intento), el ataque a las refinerías más importantes del reino que han causado un gran impacto en el mercado mundial del petróleo, le habría echo entrar en razón de que todo este tiempo, ha sido embaucado y usado como una mera marioneta de los planes de Tel Aviv.
Por otra parte, coincidiendo con la salida de John Bolton del Consejo de Seguridad Nacional, La Casa Blanca ha cambiado su retórica en torno a Irán escuchándose de la misma boca de Donald Trump que “no queremos una guerra con Irán” aunque vale aclararlo, a las palabras se las lleva el viento.
Incluso el intempestivo cambio discursivo en el Secretario de Estado Mike Pompeo quien aseveró “Nos gustaría una resolución pacífica”, puede oler muy sospechoso para que sea verdad; es muy posible que haya sido informado de las consecuencias de una agresión directa o se trate de una estratagema.
Pero hay varias consideraciones en danza antes de que EEUU o Israel (o ambos) se lancen a una aventura bélica contra la república Islámica. Antes que nada, Washington no puede dejar de lado la pésima experiencia en Iraq y la muy compleja situación en la que se hallan sus tropas en Afganistán, éste último un punto estratégico para ejecutar un golpe como el planificado.
Un mal cálculo significaría un desastre militar con consecuencias políticas y comerciales no solo para Washington sino también para todo el mundo.
Otra es la situación geográfica de Irán. Una muy extensa geografía costera protegida por lanchas rápidas y sistemas de misiles anti buque de variada sofisticación puede hacer de las fuerzas de tareas de la V Flota un pandemónium.
Los últimos acontecimientos en Washington han influido negativamente en la estabilidad de la región. Pese a que Donald Trump echo al asesor de seguridad nacional John Bolton, ello no significa que EEUU abandone la pretensión de atacar a la república Islámica. Lo que sucedió entre Trump y Bolton fue solo una cuestión de egos y caprichos pero nada más. Tel Aviv no ve preocupación alguna en la salida de aquel fervoroso sionista de un sitial tan estratégico como es la misma Casa Blanca ya que tienen en el bolsillo al mismo presidente estadounidense. Con esto en consideración, en Washington solo dicen ¿A quién le importa Bolton?
Con esto a la vista queda en claro también que quién está y ha estado detrás de los esfuerzos por atacar a Irán es Israel. Una vez más se comprueba cuál es el factor oculto, el agente disonante y el disparador de las guerras en la región. Quien está particularmente interesado en esto es el mismo Benjamín Netanyahu quien, junto a su coalición de partidos ultraderechistas y las organizaciones sionistas a nivel internacional, aspira a conquistar otro periodo a costa de espectacularidades como lo sería un fulminante ataque contra Irán.
Bibi y los sionistas no ven remordimiento alguno en sacrificar a miles de seres humanos (mucho menos si son musulmanes) para concretar sus planes mesiánicos y las pruebas de ello son evidentes.
Pero todo esto va más allá de las especulaciones. De lo que va del año, los sabotajes por el mes de junio contra buques tanque, los intentos mediáticos y gubernamentales por tratar de incriminar a Irán de estar supuestamente detrás de estos eventos, fue revelando la planificación y ejecución de manos expertas en “operaciones negras” que para lograr tanto sigilo, además de poderse mover con libertad en el puerto de “Fujaira” (Emiratos Árabes Unidos) –donde estuvieron anclados los buques siniestrados- debieron contar con una sofisticada cobertura de inteligencia electrónica. Y solo hay dos sospechosos con esa capacidad para ejecutar algo así en la región: el CENTCOM o Israel ¿O tal vez ambos?
En ese sentido, los mismos esfuerzos del Pentágono por tratar de convencer a la opinión pública mediante filmaciones y fotografías mal interpretadas e informes de inteligencia nada fiables, demostraron la patética –y repetida- táctica por buscar complicar a Irán en algo que nunca habían hecho.
La estrategia buscada es clara: “Dividir y buscar aliados”, tan antiguo como efectivo pero.
¿Quiénes realmente están desplegando estas maniobras?
Desde los kuwaitíes pasando por los qataries, los emiratíes y ni que decir de los iraquíes, todos señalan a Israel como el instigador y posiblemente el ejecutor material detrás de estos eventos. Arabia Saudita mantiene un mutismo sospechoso que pone en evidencia su comprometida posición en el marco de su tóxica y muy dañina relación secreta con Tel Aviv por medio de la cual ha sido arrastrada a una guerra absurda con Yemen.
El último incidente ocurrido en las refinerías más importantes del este de Arabia Saudita, con seguridad sería uno más de estos actos de “Falsa Bandera” que buscaban culpar a los combatientes “Huties” yemeníes y así responsabilizar a los iraníes. Malas noticias para los planificadores de esto: Nadie se lo creyó y para peor, aparentemente la monarquía en Riad tampoco quienes en estos momentos están estudiando una salida negociada de las hostilidades en Yemen.
Sobre ello aún hay serios cuestionamientos si en realidad fueron Drones o misiles de largo alcance provenientes de una zona desértica en Iraq. Las posibilidades de que el ataque haya provenido desde una zona al sur, arroja más sospechas sobre sus verdaderos autores recordando que allí aún operan fuerzas y grupos de tareas estadounidenses.
Aunque muchos no puedan creer que Mohamed Ben Salman escuche consejos o planteos que le hagan rever sus decisiones (sin que pierda la cabeza en el intento), el ataque a las refinerías más importantes del reino que han causado un gran impacto en el mercado mundial del petróleo, le habría echo entrar en razón de que todo este tiempo, ha sido embaucado y usado como una mera marioneta de los planes de Tel Aviv.
Por otra parte, coincidiendo con la salida de John Bolton del Consejo de Seguridad Nacional, La Casa Blanca ha cambiado su retórica en torno a Irán escuchándose de la misma boca de Donald Trump que “no queremos una guerra con Irán” aunque vale aclararlo, a las palabras se las lleva el viento.
Incluso el intempestivo cambio discursivo en el Secretario de Estado Mike Pompeo quien aseveró “Nos gustaría una resolución pacífica”, puede oler muy sospechoso para que sea verdad; es muy posible que haya sido informado de las consecuencias de una agresión directa o se trate de una estratagema.
Pero hay varias consideraciones en danza antes de que EEUU o Israel (o ambos) se lancen a una aventura bélica contra la república Islámica. Antes que nada, Washington no puede dejar de lado la pésima experiencia en Iraq y la muy compleja situación en la que se hallan sus tropas en Afganistán, éste último un punto estratégico para ejecutar un golpe como el planificado.
Un mal cálculo significaría un desastre militar con consecuencias políticas y comerciales no solo para Washington sino también para todo el mundo.
Otra es la situación geográfica de Irán. Una muy extensa geografía costera protegida por lanchas rápidas y sistemas de misiles anti buque de variada sofisticación puede hacer de las fuerzas de tareas de la V Flota un pandemónium.
A ello no hay que olvidar la adquisición de sistemas de misiles antiaéreos rusos S-300 y la aún no confirmada posesión de los más modernos S-400 que no haría nada fácil una incursión aérea. Y aunque los planes solo involucren el ataque con misiles crucero y aviones furtivos, ello no garantiza efectividad y peor aún, podría empujar a que Irán cierre indefinidamente el estrecho de Ormuz causando una nueva crisis comercial que afectaría a todo el mundo.