12/10/19

"JAQUE EN DOS MOVIMIENTOS"



VETERANOS DE AYER, HOY Y DE SIEMPRE



Cómo EEUU puede cometer un grave error en el Golfo Pérsico




Mientras los medios corporativos angloestadounidenses mantienen un cerrado silencio sobre la crisis que existe entre Washington y Teherán, la región del Golfo Pérsico manifiesta en la agitación existente sus diversos estados y monarquías que lo bordean, intensos movimientos que revelan que las cosas están peor de lo que La Casa Blanca está dispuesta a reconocer.


Los últimos acontecimientos en Washington han influido negativamente en la estabilidad de la región. Pese a que Donald Trump echo al asesor de seguridad nacional John Bolton, ello no significa que EEUU abandone la pretensión de atacar a la república Islámica. Lo que sucedió entre Trump y Bolton fue solo una cuestión de egos y caprichos pero nada más. Tel Aviv no ve preocupación alguna en la salida de aquel fervoroso sionista de un sitial tan estratégico como es la misma Casa Blanca ya que tienen en el bolsillo al mismo presidente estadounidense. Con esto en consideración, en Washington solo dicen ¿A quién le importa Bolton?


Con esto a la vista queda en claro también que quién está y ha estado detrás de los esfuerzos por atacar a Irán es Israel. Una vez más se comprueba cuál es el factor oculto, el agente disonante y el disparador de las guerras en la región. Quien está particularmente interesado en esto es el mismo Benjamín Netanyahu quien, junto a su coalición de partidos ultraderechistas y las organizaciones sionistas a nivel internacional, aspira a conquistar otro periodo a costa de espectacularidades como lo sería un fulminante ataque contra Irán.




Bibi y los sionistas no ven remordimiento alguno en sacrificar a miles de seres humanos (mucho menos si son musulmanes) para concretar sus planes mesiánicos y las pruebas de ello son evidentes.


Pero todo esto va más allá de las especulaciones. De lo que va del año, los sabotajes por el mes de junio contra buques tanque, los intentos mediáticos y gubernamentales por tratar de incriminar a Irán de estar supuestamente detrás de estos eventos, fue revelando la planificación y ejecución de manos expertas en “operaciones negras” que para lograr tanto sigilo, además de poderse mover con libertad en el puerto de “Fujaira” (Emiratos Árabes Unidos) –donde estuvieron anclados los buques siniestrados- debieron contar con una sofisticada cobertura de inteligencia electrónica. Y solo hay dos sospechosos con esa capacidad para ejecutar algo así en la región: el CENTCOM o Israel ¿O tal vez ambos?


En ese sentido, los mismos esfuerzos del Pentágono por tratar de convencer a la opinión pública mediante filmaciones y fotografías mal interpretadas e informes de inteligencia nada fiables, demostraron la patética –y repetida- táctica por buscar complicar a Irán en algo que nunca habían hecho.


La estrategia buscada es clara: “Dividir y buscar aliados”, tan antiguo como efectivo pero.

¿Quiénes realmente están desplegando estas maniobras?


Desde los kuwaitíes pasando por los qataries, los emiratíes y ni que decir de los iraquíes, todos señalan a Israel como el instigador y posiblemente el ejecutor material detrás de estos eventos. Arabia Saudita mantiene un mutismo sospechoso que pone en evidencia su comprometida posición en el marco de su tóxica y muy dañina relación secreta con Tel Aviv por medio de la cual ha sido arrastrada a una guerra absurda con Yemen.


El último incidente ocurrido en las refinerías más importantes del este de Arabia Saudita, con seguridad sería uno más de estos actos de “Falsa Bandera” que buscaban culpar a los combatientes “Huties” yemeníes y así responsabilizar a los iraníes. Malas noticias para los planificadores de esto: Nadie se lo creyó y para peor, aparentemente la monarquía en Riad tampoco quienes en estos momentos están estudiando una salida negociada de las hostilidades en Yemen.


Sobre ello aún hay serios cuestionamientos si en realidad fueron Drones o misiles de largo alcance provenientes de una zona desértica en Iraq. Las posibilidades de que el ataque haya provenido desde una zona al sur, arroja más sospechas sobre sus verdaderos autores recordando que allí aún operan fuerzas y grupos de tareas estadounidenses.


Aunque muchos no puedan creer que Mohamed Ben Salman escuche consejos o planteos que le hagan rever sus decisiones (sin que pierda la cabeza en el intento), el ataque a las refinerías más importantes del reino que han causado un gran impacto en el mercado mundial del petróleo, le habría echo entrar en razón de que todo este tiempo, ha sido embaucado y usado como una mera marioneta de los planes de Tel Aviv.




Por otra parte, coincidiendo con la salida de John Bolton del Consejo de Seguridad Nacional, La Casa Blanca ha cambiado su retórica en torno a Irán escuchándose de la misma boca de Donald Trump que “no queremos una guerra con Irán” aunque vale aclararlo, a las palabras se las lleva el viento.
Incluso el intempestivo cambio discursivo en el Secretario de Estado Mike Pompeo quien aseveró “Nos gustaría una resolución pacífica”, puede oler muy sospechoso para que sea verdad; es muy posible que haya sido informado de las consecuencias de una agresión directa o se trate de una estratagema.


Pero hay varias consideraciones en danza antes de que EEUU o Israel (o ambos) se lancen a una aventura bélica contra la república Islámica. Antes que nada, Washington no puede dejar de lado la pésima experiencia en Iraq y la muy compleja situación en la que se hallan sus tropas en Afganistán, éste último un punto estratégico para ejecutar un golpe como el planificado.
Un mal cálculo significaría un desastre militar con consecuencias políticas y comerciales no solo para Washington sino también para todo el mundo.


Otra es la situación geográfica de Irán. Una muy extensa geografía costera protegida por lanchas rápidas y sistemas de misiles anti buque de variada sofisticación puede hacer de las fuerzas de tareas de la V Flota un pandemónium. 

A ello no hay que olvidar la adquisición de sistemas de misiles antiaéreos rusos S-300 y la aún no confirmada posesión de los más modernos S-400 que no haría nada fácil una incursión aérea. Y aunque los planes solo involucren el ataque con misiles crucero y aviones furtivos, ello no garantiza efectividad y peor aún, podría empujar a que Irán cierre indefinidamente el estrecho de Ormuz causando una nueva crisis comercial que afectaría a todo el mundo.

LA POLITICA DE LA GUERRA Y LA GUERRA DE LA POLITICA



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


La violencia de masas organizada es el único hecho que distingue a la guerra de todas las demás actividades humanas. La guerra es un acto de fuerza, y por tanto no hay límites lógicos a la aplicación de esta fuerza. 




Ambas partes sólo tienen un control parcial de sus acciones y los oponentes se dictan mutuamente condiciones; consecuentemente, sus esfuerzos tienden a la escalada en la lucha de los adversarios por liquidarse. 

El choque de fuerzas que operan libremente y que no obedecen a otra ley que la suya, cuando llega al extremo, se convierte en la guerra total.El filósofo Carl von Clausewitz definía la estrategia como el ejercicio o la amenaza de combate de acuerdo con un fin político. 

En el actual conflicto del Golfo, una interpretación de su principio "la guerra es la continuación de la política con otros remedios" supone que la estrategia sea la utilización de las fuerzas armadas para lograr los objetivos militares y, por extensión, los fines políticos de esta guerra. 

De esta tesis de la guerra total como la guerra ideal se desprende la antítesis de que la guerra siempre está condicionada por fuerzas ajenas a la misma. La guerra se ve afectada por las características de los Estados en conflicto y pondría condiciones históricas del momento. 

Estas pueden inhibir la escalada hacia la violencia total. Es más, si esta guerra no tiene como fin la derrota total del enemigo, sino la liberación de Kuwait, entonces la teoría de Clausewitz no exige la escalada extrema.

La violencia sigue siendo la esencia en guerras limitadas. Los conceptos de guerra absoluta y guerra limitada forman juntos la naturaleza dualista y contradictoria de la guerra. 



El nivel de violencia en el Golfo y la falta de objetivos claramente definidos ilustran bien la paradójica interpretación de la naturaleza de esta guerra por parte de ambos bandos, que podría resumirse en que "la política es la continuación de la guerra por otros inedios".

11/10/19

DE MALVINAS AL GOLFO PERSICO


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE



Carlos Gabetta
20 FEB 1991


Considera el articulista las posibles, y lejanas, similitudes entre la guerra del Golfo y las de las Malvinas. La capitulación total de los perdedores y el resurgir del nacionalismo son aspectos coincidentes en los dos conflictos. 





La civilización no suprime la barbarie; la perfecciona. (Oscar Wilde).El 31 de marzo de 1982, millares de argentinos convocados por las organizaciones sindicales se congregaron en la plaza de Mayo para repudiar la dictadura. El régimen militar estaba en crisis absoluta y todo hacía pensar que no tardaría en caer. Más fuertes que el miedo, la furia, la desesperación y la esperanza, empujaron a la gente hacia la plaza. Dos días después, sin embargo, una multitud más numerosa aún se reunió en el mismo sitio para expresar su apoyo incondicional al general Galtieri. 

Los militares acababan de recuperar las islas Malvinas.Unas semanas después, mientras la flota inglesa se dirigía al Atlántico Sur, apareció en París, en el diario Le Monde, una declaración firmada por varias decenas de exiliados. Condenábamos la invasión porque nos oponíamos al principio de resolución de conflictos por la fuerza, y sobre todo porque negábamos a la dictadura militar el derecho a ejercer cualquier acto en nombre del pueblo. También reivindicábamos el derecho argentino sobre las islas, condenábamos el neocolonialismo británico y el envío de su armada, por considerar que las potencias occidentales, en particular Estados Unidos, disponían de los resortes necesarios para obligar a los militares argentinos a dar marcha atrás.

El mismo día de la aparición del comunicado, muchos de los firmantes recibimos llamados insultantes o amenazadores. No provenían, como podría pensarse, de amigos de la dictadura, sino de exiliados o proscritos súbitamente presos de: un fervor nacionalista tal que les había hecho olvidar la naturaleza del régimen, el derecho a. disentir y hasta el sentido de la amistad. En el interior del país ese sentimiento fue mucho más poderoso. 



Atrapados entre la razón de sus convicciones y el estigma de traidores a la patria, los sectores más lúcidos y progresistas se vieron desde el principio reducidos a un impotente silencio y al aislamiento. Un par de años después, ya de regreso, me di cuenta de que desde dentro y en plena guerra la doble y equidistante razón del comunicado parisiense perdía su equilibrada polaridad y se tornaba en magma confuso. Que quizá en la marea emocional de una guerra de esas características, en la alternativa de elegir entre dos males, no es posible otra cosa que mentir callando y colaborar por simple omisión. Que en cualquier caso el estallido de la primera bomba pone automáticamente a todo el mundo en la misma trinchera.Intransigencia



Aunque muy distinta, la guerra de las Malvinas tuvo algunas similitudes con la actual. En primer lugar, la sospechosa indiferencia de Estados Unidos y del Reino Unido ante una invasión inminente y conocida. Luego, la intransigencia: el Reino Unido no quiso entrar a discutir en ningún momento no ya la soberanía, sino siquiera la reivindicación argentina sobre unas islas ocupadas en el siglo pasado en un acto de piratería, con lo que los invasores fueron obligados a elegir entre el suicidio y la guerra. Noam Chorrisky ha reseñado con precisión (véase EL PAÍS del 12 de enero de 199 1) no sólo los antecedentes coloniales de la crisis del golfo Pérsico, sino incluso una propuesta de Sadam Husein de abril de 1990 (más de un año antes de la invasión de Kuwait), en la que éste propuso a George Bush la destrucción de sus armas convencionales si Israel aceptaba otro tanto. Paul Balta, por su parte, recuerda que en 1969 el joven Arafat defendió la idea de "un Estado palestino democrático en el cual coexistirían cristianos, judíos y musulmanes", rechazada de plano por Israel (véase EL PAÍS del 31 de enero de 1991). 

Teniendo en cuenta tc1os los antecedentes, la propuesta de Sadam de ligar su retirada de Kuwait con el caso palestino debió ser tomada en consideración, aun sin creer en absoluto, como es lógico, que ése fuera su objetivo al invadir. En cualquier circunstancia, esa concesión hubiera sido mínima comparada con los daños de la guerra que ahora se están poniendo en evidencia, sobre todo cuando existe acuerdo general en que después habrá una conferencia sobre Oriente Próximo.

La guerra de las Malvinas (en la que los británicos atacaron con ferocidad, aunque no hubiese explotación petrolera) concluyó en que allí donde -sólo había pastores y ovejas ahora haya una superbase militar británica. En cuánto a la reivindicación argentina, el asunto está cerrado: a los derrotados, ya se sabe, no les asisten derechos. ¿No ocurrirá ahora que después de la eventual derrota iraquí el golfo Pérsico quede bajo control militar de Estados Unidos y el pueblo palestino "empujado a una desesperada alianza con Irak- despojado de sus derechos por mucho tiempo? 

EDUARDO MENEM

El otro elemento similar entre las Malvinas y el Golfo es una de sus consecuencias: el resurgir del sentimiento nacionalista. Aunque el Estado es confesional, la sociedad argentina es perfectamente laica, moderna en el sentido occidental. No existe nada comparable al formidable elemento místico unificador que representa el en el mundo árabe. Sin embargo, aquella aventura militar tuvo el apoyo inmediato de los más dispares Gobiernos latinoamericanos, y después de la guerra no hay en Argentina partido político con posibilidades electorales que no incluya en su programa la reivindicación nacional sobre las Malvinas. 

Los siniestros militares carapintadas son hijos directores de esa guerra y el presidente Menem es considerado en ese punto como un traidor, por asumir con realismo la recomposición de los vínculos diplomáticos y comerciales con el Reino Unido. En la medida en que las democracias del Tercer Mundo no hacen hasta ahora más que ampliar y profundizar la miseria con sus medidas de ajuste dictadas -no hay que olvidarlo- desde el Norte, el peligro de un nacionalismo exacerbado aumenta. Basta comprobar en este momento el multiplicado vigor de los sectores integristas islámicos en el mundo árabe e imaginar el embarazo de un musulmán moderado y progresista aliado, por ejemplo, de la Internacional Socialista. Cualquier integrista le diría, no sin razón en este caso, que De Gaulle era mejor que Mitterrand.



Los defensores de Occidente ponen al acento en que esta guerra la empezó el invasor iraquí e 2 de agosto, en que Sadam Husein es un tirano y criminal indefendible y en que están en juego intereses vitales, con el agregado de que pararle los pies ahora a Sadam será en cualquier caso menos costoso y sangriento que hacerlo dentro de unos años.

Analistas que reconocen los hechos pero que rehúsan embarcarse en la aparente lógica, de esta guerra subrayan por su parte que fueron los principales miembros de la alianza occidental y de la URSS quienes armaron a Sadam incluyendo las armas químicas y bacteriológicas, que este conflicto tiene origen en el arbitrario e interesado orden poscolonial impuesto por las potencias oceidentales y que no es el derecho internacional ni la democracia lo que se defiende en el Golfo, sino sencillamente el petróleo, la seguridad de Israel y la estabilidad de las monarquías petroleras árabes aliadas de Occidente.Vieja patraña



Todo esto se ha dicho ya bastante aunque es notable que los prooccidentales a ultranza eviten la polémica en el terreno histórico, concreto y se sirvan de la vieja patraña maniquea civilización o barbarie. Los nuevos cruzados no se aventuran en lo que Ítalo Calvino llamaba "el mar de la objetividad", mucho más complejo y menos reconfortante. De cualquier modo, la discusión parece centrarse ahora -descontando la victoria militar aliada, más tarde o más temprano- en qué clase de nuevo orden internacional será el que surja después del conflicto. 

Los optimistas -Savater, Timerman, por citar a algunos de esta misma página opinan, grosso modo, que esta guerra ha dado por fin el protagonismo a la ONU y que en el futuro sólo habrá -si las hay guerras por consenso y en defensa del Derecho Internacional; que la derrota de Irak abrirá las puertas de una conferencia sobre todos los problemas de Oriente Próximo y que por fin el mundo civilizado tendrá el horizonte libre de comunistas y mesiánicos líderes tercermundistas para difuminar su bálsamo bienhechor. Hasta hay especialistas que pronostican que "Europa regirá la economía mundial" y proponen "un Plan Marshall europeo para los países del Este y los del Magreb" después de la guerra (véase EL PAÍS del 2 de febrero de 1991), lo que supone un mundo liderado por un capitalismo democrático y social a la europea.

El pesimismo parece, sin embargo, más razonable. El papel de Europa en la constitución de un nuevo orden jurídico mundial está resumido en el programa de posguerra de Henry Kissinger: ninguno (véase EL PAÍS del 29 de enero de 1991). En cualquier caso, será mínimo e intrascendente, como lo fue antes y durante su influencia política y militar. El país que desde hace al menos una década está imponiendo al mundo un Plan Marshall de proporciones descomunales es Estados Unidos. Una simple Ojeada a su déficit presupuestario y de comercio exterior, a su deuda externa y a la crisis de su sistema financiero basta para augurar que la presión que ejerce sobre el resto del mundo se redoblará en el futuro, desde una posición más prepotente y hegemónica. 


EX CANCILLER GUIDO DI TELLA

No habrá capitales para los países del Este ni para el Tercer Mundo después de esta guerra, al menos por bastante tiempo. Habrá, en cambio, rebrote nacionalista y sed de venganza en el Sur, por no hablar de una eventual. involución grave de la perestroika. Habrá, por tanto, demanda armamentista, nuevas guerras en el horizonte y un más que probable rebrote del terrorismo internacional. Si la guerra se prolonga, o si la crisis consecutiva es seria, hasta es previsible una descomposición de la Comunidad Europea y el ingreso de la socialdemocracia en un cono de sombra. El nacionalismo xenófobo, regresivo y musculoso no es un invento árabe, y los que comparan a Sadam con Hitler no caen en la cuenta de que el espejo de la historia les devuelve su propia imagen. 



es periodista y escritor argentino.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 20 de febrero de 1991

8/10/19

CAUSAS PENDIENTES DE LA HISTORIA DE GUERRAS DE LA ARGENTINA



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


EN GENERAL ESTA GUERRA LA DEL GOLFO NO EXISTE EN LOS HISTORIALES, Y MENOS EN LA HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA ARGENTINA, VAYA SABER EL POR QUE NO ESTA INCLUIDA, SOLAMENTE LAS QUE SON DE PAZ.

ESTA ES UNA PEQUEÑA SÍNTESIS DE LO OCURRIDO DURANTE AÑOS DONDE LA ARGENTINA ERA UN PARAÍSO SIN PROBLEMAS ??? PERO LOS HECHOS ESTABAN Y NO DIFUNDIDOS. USTEDES LEERÁN LOS ACTORES DE LA ÉPOCAS DONDE HUBO DE TODO. EN REALIDAD CUANTA AGUA PASO BAJO EL PUENTE...

Ministerio de Defensa Argentino


Este año ya se cumplieron  29 años del ataque de tropas de varias naciones, encabezadas por la marina y el ejército de Estados Unidos, contra Irak. El 17 de enero de 1991, tras haber expirado el ultimátum de la ONU al presidente de Irak, Sadam Husein, para la retirada de sus tropas de Kuwait, la fuerza multinacional dirigida por Estados Unidos atacó objetivos en Irak y Kuwait. Argentina participó activamente en la llamada guerra del Golfo, enviando, a la zona de conflicto, al destructor Almirante Brown y a la Corbeta Spiro. 


Carlos Menem era por entonces el presidente, y Ermán Gonzalez el Ministro de Defensa.

No fue la primera vez que Argentina sumó tropas propias como parte de una acción conjunta internacional. No es éste un tema menor. Por detrás de los hechos, se dibuja siempre una mirada que le permite a los gobiernos fijar posiciones en relación a su ubicación en el mapa geopolítico mundial. Nos proponemos en este informe repasar las decisiones que asumió Argentina en distintos períodos frente a situaciones similares.

Antecedentes

En Julio de 1944 ciento sesenta mil soldados aliados lograron desembarcar en Normandía abriendo brechas en la defensa alemana. Fue una acción sorpresiva para el enemigo, que les permitió llegar a París y liberar a Francia después de 4 años de ocupación nazi. La histórica batalla terminaría sellando el resultado de aquella contienda. Seis meses más tarde, en febrero de 1945 Roosevelt, Churchill y Stalin se reunieron en Yalta, para definir las bases del nuevo orden político mundial. Los máximos responsables de las tres potencias se distribuyeron la geopolítica del planeta, cuando aún no había finalizado la guerra. Se sentían seguros del triunfo, daban como un hecho la capitulación de las naciones del eje. Después del encuentro en Yalta todo se precipitó. 

Se sumaron nuevas derrotas en el campo de batalla y las naciones del eje comenzaron a quedar aisladas y acorraladas. El 28 de abril Benito Musolini fue atrapado por los partisanos italianos cuando intentaba huir del avance aliado. Mussolini y su esposa, Claretta Petacci, fueron ejecutados en Lago de Como. Sus cuerpos se expusieron, colgados de los tobillos, en una plaza de Milan. Dos días más tarde, el 30 de abril, se suicidó Adolf Hitler, y el 7 de mayo de 1945 los generales del Tercer Reih se rindieron. Recien el 14 de agosto lo haría el emperador Hiroito de Japón, después que dos populosas ciudades japonesas, Hiroshimas y Nagasaky, soportaran el estallido de bombas atómicas.

La primera lanzada desde un bombardeo norteamericano el B29, bautizado como el Enola Gay, cayó en Hiroschima el 6 de agosto. Dos días más tarde Rusía le declaró la guerra a Japón e invadió Manchuria para sellar definitivamente, la suerte del imperio japonés. Al finalizar la guerra quedaba claro quiénes serían las naciones dominantes en las próximas décadas, las que impondrían modelos económicos y sociales. Las que se atribuirían el poder de policía internacional, las que convalidarían, o no, la legitimidad de gobiernos en todo el mundo, por encima de sus características dictatoriales o democráticas.


En Yalta las potencias acordaron un modelo de organización dominante. Crearon Naciones Unidas, como un único foro internacional destinado a debatir los conflictos entre naciones, y también aprobaron la creación del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Dos organismos financieros surgidos con el pretexto de ayudar a financiar la reconstrucción de las naciones en guerra, pero cuyo verdadero objetivo fue regular la económicas mundial en beneficio de los intereses de las naciones dominantes.

En el tercer milenio, setenta y cuatro años después de concluida la segunda gran guerra, se aprecia con indisimulable claridad el éxito de aquel proyecto. La ONU no pudo frenar la invasión a Irak, y el FMI, junto al Banco Mundial, son quienes marcan el rumbo económico internacional, y el endeudamiento de las naciones más postergadas.

Las normas y reglamentos que rigen la ONU, son funcionales a los intereses de las naciones poderosas que dominan al organismo. Su Consejo de Seguridad está integrado por 11 miembros, de los cuales cinco son permanentes: China, Francia, EEUU, Gran Bretaña y Rusia. Los otros seis integrantes son rotativos y no tienen voto en muchas medidas trascendentales. Por ejemplo, el consejo de seguridad de la ONU posee la autoridad para forzar una intervención armada, siempre que tenga el voto unánime de los 5 miembros permanentes. Estas reglas se desmoronaron en marzo de 2003 cuando EEUU decidió, en forma unilateral, atacar Irak sin la aprobación del Consejo de las Naciones Unidas.


Las naciones con mayor poder condicionan el funcionamiento de Naciones Unidas. En 1949, tres años después de su creación, doce países occidentales, inquietos ante la posibilidad de una nueva guerra a escala mundial, firmaron un pacto para constituir la mayor sociedad militar del mundo. Así nació la OTAN, la organización del Tratado del Atlántico Norte, que comprometía a los países miembros a asumir como propia cualquier agresión a uno de sus integrantes. Fue el comienzo de una época signada por la guerra fría que enfrentaba al bloque soviético con las naciones de la OTAN. ¿Que protagonismo asumió nuestro país en este proceso de reordenamiento político mundial, después de la segunda gran guerra?

Argentina se mantuvo neutral en el conflicto hasta marzo de 1945 cuando le declaró la guerra a las naciones del eje. Decisión tomada, aunque sin movilización de tropas, por el presidente Edelmiro Farrel y su Ministro de Guerra, Juan Domingo Perón. Aquella decisión ubicó a nuestro país como una de las 51 naciones integrantes de la primera sesión de la ONU, que se realizó el 10 de enero de 1946 en Londres. 

Allí, logró sostener el principio de no intervención, aunque la aceptó cuando la decisión era tomada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Eso sucedió en Corea entre 1950 y 1953. En esos tres años de batallas interminables, murieron en la nación asiática, más de 4 millones de personas. Fue el gobierno de Arturo Frondizi el que envió, por primera vez, en 1958, un contingente militar argentino en carácter de observador. Fue una misión de paz al Líbano, integrada por militares que viajaron sin uniforme de combate. En 1960, Frondizi envío a África aviadores de la Fuerza Aérea que transportaron, en aviones DC3, alimentos y elementos de supervivencia al Congo.


En 1962 la guerra fría llegó a su punto más alto de confrontación. Se estuvo a muy poco de iniciar una tercera guerra mundial cuando se desencadenó un hecho conocido como la crisis de los misiles en Cuba. La Unión Soviética había instalado estas armas apuntando hacia Washington como respuesta a un posible ataque norteamericano para derrocar el gobierno de Fidel Castro. El presidente argentino, José María Guido, apoyó la posición de su par norteamericano Jhon Kennedy, y despacho hacia el Caribe tres aviones y los destructores Espora y Rosales para que participen del bloqueo a Cuba. La crisis de los misiles se entremezclaba, para alimentar aún más el fuego amenazante de una nueva guerra mundial, con otro estallido bélico producto de la guerra fría: Vietnam Estados Unidos, preocupado por evitar la extensión de las fronteras del comunismo hacia Indochina y Asia, envió una fuerza extraordinaria de 500 mil soldados a la región. La guerra en Vietnam duró trece años. 

Fue el conflicto armado más duradero en que intervino Estados Unidos. Una dimensión de la violencia que sufrió el pueblo vietnamita se puede apreciar con un solo dato. Durante estos años el territorio de Vietnam recibió más bombas que todas las lanzadas durante la segunda guerra mundial. Los portentosos bombarderos B 52 arrojaron las devastadoras e incendiarias NAPALM provocando el exterminio de pueblos enteros.

A pesar del poderío bélico desplegado, las tropas norteamericanas terminaron acorraladas por el ejército de Vietnam del Norte. Fue una derrota inesperada que el gobierno de EEUU sufrió dentro y fuera de sus fronteras. La acción de movimientos pacifistas, más la tragedia hecha relato en los sobrevivientes que retornaban al país, sumadas a las imágenes horrorosas que llegaban de Vietnam, generaron un frente opositor que condicionó la continuidad de la guerra. El 27 de enero de 1973, en París, el Secretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger, en nombre del gobierno de Richard Nixon, firmó la rendición.

Argentina, a través de los gobiernos de José María Guido y Arturo Illia, apoyó las acciones norteamericanas en Vietnam. Pero, en 1965 aquel alineamiento con la política exterior de EEUU, desencadenó una crisis profunda en nuestro país. Fue cuando el General Juan Carlos Onganía, por entonces Comandante en Jefe del Ejército, le sugirió al presidente Illia enviar tropas a República Dominicana para forzar una normalización institucional en ese país. 

El pedido de Onganía generó un debate nacional que incluyó manifestaciones en las calles de Buenos Aires, realizadas por quienes se oponían a la intervención Argentina en Centroamérica. Illia, finalmente, no envió tropas, aunque apoyó a EEUU en la creación de una Fuerza Interamericana de Paz que interviniera en dominicana. En 1970, Onganía se dueño del poder institucional tras derrocar a Illia con un golpe de estado y envió observadores militares, por pedido de la OEA, a El Salvador y Honduras para controlar el cese del fuego en la región. Militares argentinos volverían a Centroamérica años más tarde, pero bajo circunstancias bien distintas. Fue entre 1979 y 1982. Lejos de asimilarse a una misión de paz, más de 500 efectivos se instalaron en Honduras y Nicaragua para desarrollar tareas de entrenamiento y ayuda para combatir la guerrilla. Organismos de derechos humanos terminarían denunciando, tiempo después, que los militares argentinos enseñaban métodos de tortura que habían sido aplicados en nuestro país. 

Eran tiempos que en la casa Rosada estaba el General Leopoldo Fortunato Galtieri, y Nicanor Costa Mendez canciller argentino.


Desde la finalización de la segunda guerra mundial hasta nuestros días, Argentina ha participado en poco más de 25 operaciones militares en el extranjero, 14 de ellas se produjeron en los 10 años que duró el gobierno de Carlos Menem. La presencia de soldados argentinos entre los cascos azules, durante los diez años de Menem, fue un gesto de permanente pleitesía a la política exterior de Estados Unidos.

 Una adhesión que derivará en graves consecuencias para nuestro país. Para tomar dimensión de lo que representaron aquellas 14 misiones de militares argentinos en el extranjero, durante los años de Menem, es importante repasar algunos números. Nuestro país tenía, en 1994, más de 3.300 soldados, de las tres fuerzas, distribuidos en distintas zonas con conflictos en todo el mundo. 

Dos personajes que nos llevaron a la Guerra del Golfo Menem y Cavallo.

Los gastos de estos movimientos fueron afrontados por Argentina, a la espera de su reintegro, por parte de la ONU. El sueldo de un oficial en misión en el extranjero oscila entre 2300 y 2700 dólares, según su rango. Un monto que se cobra por encima del que tiene como base. Argentina, además, gastó en 1991, 20 millones de dólares para enviar sus dos naves de guerra al Golfo.

Jorge Arguello uno que estaba de acuerdo con el envió de Buques

Asumiendo la guerra como un negocio al que había que apostar, Menem aseguraba que tenía la promesa de EEUU, que empresas argentinas participarían de la reconstrucción de Kuwait. No solo no hubo participación de empresas argentinas en la reconstrucción del país invadido por Irak, sino que de los 20 millones de dólares gastados para enviar las naves de guerra al golfo, solo se recuperaron 8 millones. 

Sin embargo, el peor costado que tuvo la participación abierta de Argentina en la guerra del Golfo no fue el económico. Los atentados a la embajada de Israel, primero, y a la AMIA, más tarde, certificaron que aquella participación argentina en la guerra del Golfo no fue gratuita.

Los protagonistas:



En junio de 2004 un plenario de comisiones del Congreso Nacional aprobó el tratamiento del proyecto del Poder Ejecutivo, para que se autorice el envío de tropas a Haití en el marco de la resolución 1542 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Fue el pasaporte para 614 militares argentinos que viajaron a Haití para sumarse a una fuerza internacional propiciada por la ONU. Además del personal militar nuestro país enviará 73 vehículos, ambulancias, un buque y un hospital móvil, entre otros pertrechos.

En el debate en el plenario, que unió a integrantes de dos comisiones parlamentarias de la cámara baja, de Relaciones Exteriores y la de Defensa, entregó una amplia y rica batería de conceptos por donde podía transitar la política exterior argentina, en relación a las misiones de paz y las intervenciones militares en otros países. 

El diputado Jorge Arguello defendió el envío diciendo que se trata de un esfuerzo multilateral para la reconstrucción de Haití, el país más pobre de América. Su par Federico Storani, planteó el riesgo de ser simples guardacostas de los EEUU, en tanto que Marta Mafei propuso enviar socorristas y no militares. El socialista Luis Zamora afirmó que la acción convalidará un gobierno ilegal.

 Dante Caputo Ex Canciller ( ya fallecido)


Bill Clinton y Carlos Menem




En la actualidad nuestro país ha modificado procedimientos internos para evitar que una decisión trascendente, como es la de enviar militares argentinos a otras naciones en misiones internacionales, quede solo en manos del presidente. La remisión de tropas exige hoy la sanción de una ley en tiempo y forma. En ocasión de la guerra del Golfo el permiso fue aprobado cuando las naves argentinas ya estaban en el Golfo pérsico, en la zona de operaciones y bajo las órdenes de Estados Unidos.

 Los debates parlamentarios, en aquel entonces, fueron estériles, quedaron como un eco quejoso a acciones del gobierno.


ARA BROWN Y ARA SPIRO EN EL GOLFO

7/10/19

MENEM AFIRMO QUE LA ARGENTINA RESPALDARA LAS ACCIONES DE ESTADOS UNIDOS O DE LAS NACIONES UNIDAS



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE




Menem se alineó contra Saddam 

7 de febrero de 1998

"Si hay conflicto con Irak, la Argentina estará al lado de las medidas que tomen los Estados Unidos o las Naciones Unidas."

Esta definición, que el presidente Carlos Menem le formuló ayer al Diario de las Américas, en Miami, es quizá la muestra más clara de la política de alineamiento incondicional con los Estados Unidos.

Menem ya había acompañado la ofensiva militar que el entonces presidente George Bush desplegó contra Saddam Hussein en 1991: dos naves argentinas viajaron al Golfo para sumarse a una fuerza multinacional, cuya conformación había sido autorizada por el Consejo de Seguridad de la UN.


Resultado de imagen para MENEM CON BUSH



La nueva crisis se disparó por la negativa de Saddam a permitir el trabajo de los inspectores de la UN. A diferencia de lo que sucedió con la invasión de Irak a Kuwait, esta vez no existe un apoyo unánime de los integrantes del Consejo de Seguridad a la salida militar que impulsan los Estados Unidos y Gran Bretaña.

En ese debate, Menem fijó su orden de prioridades: primero los EE.UU., después la UN. La declaración del Presidente se produjo después de un esfuerzo realizado por la diplomacia norteamericana para cosechar apoyos a su postura entre los países latinoamericanos.

El embajador de los Estados Unidos ante la UN, Bill Richardson, viajó al Brasil, país que ocupa por dos años el asiento no permanente que le corresponde a la región en el Consejo de Seguridad.


El canciller brasileño Luiz Felipe Lampreia anticipó anteayer, tras un encuentro con Richardson, que Brasil votaría en la UN a favor de una acción militar, si fracasan las gestiones diplomáticas. 


Un paso adelante 


Pero Menem fue un paso más allá: comprometió el respaldo de la Argentina aún en el caso de que Bill Clinton decida atacar a Irak sin la autorización del Consejo de Seguridad, donde le resultaría difícil, sino imposible, imponer su criterio, ya que tres miembros permanentes con derecho a veto (Rusia, Francia y China) manifestaron su oposición a la salida militar.

El primer ministro británico,Tony Blair, es el único líder de peso mundial que hasta ahora apoyó en forma incondicional la ofensiva de Clinton contra Saddam (de lo que se informa en la página 3) El propio Menem había adoptado una posición más cautelosa la semana última, cuando se ocupó de suavizar una frase del canciller Guido Di Tella.

"Seguramente, la Argentina acompañará una intervención militar en el GolfoPérsico", dijo Di Tella. " La Argentina no asumió todavía una posición definitiva", lo corrigió Menem horas más tarde.

CLINTON CON MENEM

El Presidente estaba en Davos,Suiza, y la siguiente escala de su gira era el Líbano.

Un informe de inteligencia, avalado por la Cancillería, le había recomendado no pisar Beirut porque la crisis en MedioOriente podía importar un peligro para la seguridad de un mandatario alineado con los Estados Unidos.

Mientras permaneció en el Líbano y en Egipto, a donde viajó enseguida para inaugurar un reactor nuclear, Menem eludió definirse sobre la situación planteada en Irak.La liga de países árabes se había alineado con los miembros del Consejo de Seguridad que resisten la solución militar.

"O Saddam Hussein se allana a vivir civilizad amente y acepta las reglas del juego o estaremos frente a una nueva batalla, una nueva guerra", se soltó el Presidente apenas pisó Estados Unidos, para cumplir con la última etapa de su gira por el exterior.

En la misma entrevista, Menem reiteró sus críticas a Fidel Castro, a quien señaló como responsable de las dificultades económicas que atraviesa Cuba. Luego ponderó la reciente visita de Juan PabloII a la isla y dijo que el embargo debe ser reconsiderado, tal como pidió el Papa. Pero remarcó que "Cuba es la que tiene que abrirse primero, porque la única salida es la democrática".

"Puro seguidismo"

Durante el desayuno que ayer compartió con los editores del Diario de las Américas, Menem hasta se permitió criticar a Bush por no haber seguido "hasta el final" la Guerra delGolfo.

El ex presidente de los Estados Unidos cometió "un error de táctica", opinó Menem. No aclaró a qué se refería, pero los más extremistas postulan en los Estados Unidos que no habrá solución a la crisis mientras Saddam gobierne en Irak.

"Esto es puro seguidismo con los Estados Unidos. El Presidente se equivoca más que con la Guerra del Golfo", afirmó el ex canciller Dante Caputo, cuando La Nación consultó su opinión sobre las declaraciones de Menem.

La diferencia con lo que sucedió en 1991 -según Caputo- es que entonces "por lo menos existía unanimidad en occidente" sobre la represalia que merecía Saddam por haber invadido a Kuwait.

"Ahora no hay consenso, puede haber un conflicto con Rusia (que se opone a la salida militar) y la Argentina asume esta postura cuando no tiene intereses vitales en la zona", siguió el ex canciller de RaúlAlfonsín.

El costo -según Caputo- puede ser el de "llamar a los demonios, porque, aunque difíciles de probar, son atendibles las tesis que vinculan la participación argentina en el Golfo" con los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA.

En 1991, cuando dispuso el envío de dos naves al Golfo,Menem lo hizo por decreto. La oposición sostuvo entonces que le correspondía al Congreso autorizar la participación argentina en la fuerza multinacional.

El Presidente declamó ayer su respaldo político a una eventual intervención militar de los Estados Unidos, pero no aclaró si piensa acompañarla con naves y soldados.

En este último caso, Menem debería pedir autorización al Congreso porque así lo dispone la Constitución, insistió ayer Caputo, aún en el caso -hipotético- de que fuera una ofensiva amparada por el Consejo de Seguridad. 





DANTE CAPUTO (YA FALLECIDO)
El argumento que entonces esgrimieron en el Gobierno para justificar el decreto fue que la Argentina, como miembro de la UN, está obligada a cumplir con las disposiciones del Consejo de Seguridad.

Pero la resolución que dio inicio a la Guerra del Golfo "autorizó" el uso de la fuerza, y no todos participaron de la coalición liderada por los Estados Unidos, aunque tenían la obligación de cumplir con las sanciones económicas que se le impusieron al régimen de Saddam.
Advertencia

Menem contó ayer que, durante la Guerra del Golfo, le advirtió a George Bush que era conveniente "seguir hasta el final" con la ofensiva militar contra Saddam. "Dentro de poco tiempo vamos a tener nuevos problemas y, si no se va hasta el final, esto no acabará nunca", dijo Menem que le comunicó a Bush en 1991.Pero la ofensiva se detuvo cuando Irak aceptó retirarse de Kuwait.


Hoy finaliza la visita

En el segundo y último día de su gira por los Estados Unidos, el presidente Carlos Menem será recibido hoy, en Nueva York, por dirigentes de la comunidad israelíta local, quienes aguardaban con expectativa la llegada de la comitiva argentina.

Es que el jefe del Estado dijo el miércoles último, en la ciudad de El Cairo, que en los próximos días se conocerán novedades en las investigaciones que la justicia argentina lleva adelante para esclarecer los atentados contra la embajada de Israel y contra la AMIA.

Luego, Menem asistirá al Metropolitan Opera House, donde se realizará una función de gala en honor de la Argentina, en lo que será el primer reconocimiento de este tipo, y por parte de Estados Unidos, a un país de América latina por sus contribuciones al arte.

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Unidades Navales en el Golfo.

Los compromisos acordados con antelación en Nueva York trajeron más de un dolor de cabeza a los organizadores de la gira presidencial, ya que fueron canceladas dos de las actividades previstas: la reunión con el alcalde de la ciudad, Rudolph Giuliani, artífice de un plan que redujo los índices de la delincuencia, y con la cúpula de la policía local

5/10/19

EE.UU Y LOS SOCIOS DE LA COALICION, HA ACTUADO BAJO EL CODIGO "TEMPESTAD DEL DESIERTO" PARA APLICAR EL MANDATO DE CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU


VETERANOS DE HOY, DE AYER Y DE SIEMPRE








EL VOLCÁN DE ORIENTE PRÓXIMO

Fuego sobre Bagdad

F-15 norteamericanos y Tornado británicos lanzan un selectivo ataque aéreo contra Irak y Kuwait


A las 0.40, hora española, las primeras bombas cayeron sobre Bagdad y alcanzaron objetivos precisos; entre ellos, una refinería de petróleo,, el aeropuerto y la torre de comunicaciones, En el ataque participaron aviones F-15, que despegaron de las bases saudíes, y. misiles Tomahawk. La rápida respuesta de las baterías antiaéreas iraquíes no sirvió de nada ante la velocidad y altura de las naves atacantes. La Casa Blanca, que había informado a sus aliados -entre ellos, el Gobierno español- de la decisión de atacar, confirmó la ofensiva poco después de iniciada. Las primeras noticias las dieron en directo las cadenas de televisión estadounidenses. A las tres de la madrugada, Bush explicó por televisión las razones de la intervención, aseguró que la ofensiva no se había limitado a Bagdad y prometió: "Kuwait volverá a ser libre".

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F-15 EE.UU

La primera noticia no surgió esta vez del campanilleo de un urgente de una agencia de noticias sino de la galaxia electrónica, es decir, de la televisión. Primero fue la cadena de televisión norte americana ABC y, poco después la CNN. "Algo está pasando", dijo el locutor de la cadena ABC que en ese momento retransmitía su crónica desde Bagdad. "La artillería antlaérea abre fuego en Bagdad", remató un enviado es pecial de la CNN en la capital iraquí. 


Eran las 0.40 de hoy, viernes 17 de enero de 1991 -seis horas menos en Washington, dos más en la capital de Irak-, menos de 19 horas después de que Sadam Husein dejara vencer el ultimátum de las Naciones Unidas haciendo oídos sordos a la exigencia de retirarse de Kuwait el multimillonario emirato petrolero invadido y ocupado el 2 de agosto, y convertido poco después en la 19ª provincia de Irak.


 "La madre de todas las batallas acaba de empezar. Irak no se rendirá", declaró el presidente iraquí, Sadam Husein, quien llamó a la resistencia popular tras el ataque.La CNN, la cadena de televisión por cable que se ha convertido en canal de sekuímiento im prescindible desde el inicio del conflicto, tiene en Bagdad a tres enviados especiales, incluida su gran estrella de los informativos Bernard Shaw, En directo, con el fragor de las bombas como música de fondo de planos de la capital y mapas de la zona desde la que, obviamente, no llegaban imágenes, explicaban cómo el cielo de Bagdad "parece estar cu bierto de fuegos artificiales como se vive el 4 de julio en Washington".

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CAZA BRITÁNICO

Bombas cada 15 minutos

Pero lo que caían sobre la capital iraquí eran bombas, lanzadas en una secuencia de una oleada cada 15 minutos, hasta un total de siete oleadas, por aviones F-15 norteamericanos, apoyado por Tornado británicos y por el lanzamiento de misiles Tomahawk. Misiles de crucero dispa rados masivamente desde los barcos de guerra norteamerica nos complementaron el ataque de la aviación.

A medida que iban cayendo las bombas sobre Bagdad, las miradas se volvían hacia los países limítrofes con Irak, esperando la respuesta. Espera vana Las bombas aliadas hundieron las rampas de lanzamientos de misiles iraquíes, incluso los más sofisticados, que apuntaban hacia Israel, imposibilitando, según fuentes estadounidenses, su capacidad de respuesta. Israel no tuvo necesidad de intervenir, lo que hubiera provocado la división entre los aliados y, posiblemente, la defección de algunos países árabes del combinado aliado.

Paralelamente, buena parte de la aviación de Sadam era destruida sin darle siquiera tiempo a despegar, lo que limitó la defensa a las baterías antlaéreas, que no lograron alcanzar a ningún avión aliado, y al despegue de unos pocos Mig y Mirage. El resto se convirtió en chatarra. Casi 700 aparatos.

El ataque aliado anuló también la capacidad operativa de las fuerzas de la Guardia Republicana destacadas en el noroeste, las tropas de élite de Sadam Husein y, según el Pentágono, su capacidad química y nuclear. Basora también fue bombardeaida, según anunció Radio Teherán. Según las informaciones oficiales, unas 100 bases aéreas iraquíes fueron destruidas por la aviación atacante.

Mientras sobre Bagdad se imponía el sonido de las explosiones, y la luz del fuego, Marlin Fitzwater, portavoz presidencial, anunciaba a la 1.10 desde la Casa Blanca: "Ha comenzado la liberación de Kuwait. 

En conjunción con las fuerzas de los socios de nuestra coalición, Estados Unidos ha actuado, bajo el código de Tempestad del Desierto, para aplicar el mandato del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas".

POR QUE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO PASO DE SER UN CONFLICTO, A UN DESASTRE AMBIENTAL


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE



En su retirada de Kuwait, los iraquíes incendiaron cientos de pozos petroleros que ardieron meses con su secuela de contaminación que aún permanece. La historia de cómo una guerra tuve serias implicancias en la ecología del Golfo Pérsico










La Guerra del Golfo se desarrolló entre 1990 y 1991 en entre Irak y una coalición internacional, compuesta por 34 naciones y liderada por Estados Unidos (iStock)


La guerra es un drama. Pero no suele asociarse, al menos directamente, con un desastre ambiental, más allá de la devastación ecológica que trae aparejado -por ejemplo- arrasar con un bosque para cavar trincheras. Los primeros en vincular guerra y ecología fueron los iraquíes durante la llamada Guerra del Golfo. Luego de admitir que "la madre de todas las batallas" jamás se produciría durante ese enfrentamiento perdido de antemano contra las fuerzas enviadas por Bush padre para liberar a su socio petrolero, Irak decidió, en su retirada, socavar el stock petrolero kuwaití.


La guerra había nacido, como suele ocurrir, por motivos económicos relacionados con los recursos naturales. Sadaam Hussein invadió Kuwait a mediados de 1990, ofuscado por la decisión de la familia reinante de ese país de mantener una política de sobreproducción de crudo que, lógicamente, provocaba una caída abrupta de los precios. Estados Unidos respondió con la operación Tormenta del Desierto, en auxilio de su aliado en el golfo pérsico. Irak resistió cuanto pudo, pero finalmente inició la retirada. Y allí, con una táctica denominada "tierra quemada", empezó a brotar el humo.

Ya al comienzo del conflicto, ante la amenaza iraquí de volar los pozos petroleros capturados (y así limitar la producción kuwaití) se hacían predicciones respecto del impacto ambiental que eso tendría. Hasta el célebre Carl Sagan participó de especulaciones que pronosticaban desde un escenario tipo invierno nuclear, hasta una pesada lluvia ácida ​​e incluso un calentamiento global a corto plazo.



En su huida los iraquíes incendiaron unos 700 pozos petroleros que ardieron casi un año, hasta que lograron ser extinguidos ocho meses después de finalizado el conflicto armado. Las llamas consumieron cerca de seis millones de barriles de crudo diarios. La primera consecuencia, inmediata, fue la intoxicación del aire que generó problemas respiratorios, aún vigentes, a millones de habitantes de la zona. La siguiente fue el aporte notable de los gases que provocan el efecto invernadero: lo emanado equivalió al 60% del dióxido emitido por las empresas eléctricas de Estados Unidos, en ese entonces primer contaminador mundial, y al 2% de todo el dióxido de carbono liberado en todo el planeta a lo largo de un año.





En su retirada, los iraquíes incendieron 700 pozos de petróleo: lo emanado significó el 2% de todo el dióxido de carbono liberado en todo el planeta a lo largo de un año (iStock)


El sabotaje a los pozos petroleros también afectó al medio ambiente del desierto, que tiene una limitada capacidad natural de depuración. El petróleo que no se incendió formó alrededor de unos 300 lagos de crudo que contaminaron unas 40 millones de toneladas de arena y tierra. La mezcla de arena del desierto con el petróleo sin quemar y el hollín formó capas de "cemento alquitranado" que cubrió cerca de un 5% del país.
El escenario de desastre global afortunadamente no se cumplió: la atmósfera expresó mayor capacidad de absorción que la esperada. No obstante, la vegetación -escasa- demoró una década en recuperarse y las aguas subterráneas de Kuwait aún muestra síntomas de contaminación. Y los miles de millones de dólares gastados en la remediación todavía no fueron contabilizados entre las pérdidas de la guerra.