Si la guerra es la continuación de la política por otros medios como decía el estratega alemán Von Clausewitz, sin duda el presidente Barack Obama piensa que lo contrario también es cierto aunque la lógica no sea exactamente la misma.
Durante el discurso que pronunció ayer frente a veteranos inválidos estadounidenses, Obama confirmó que tal como lo había prometido durante su exitosa campaña electoral, el 31 de agosto pondrá fin a las hostilidades en Iraky comenzará de este modo la transición hacia una nueva etapa donde predominará la diplomacia sobre la confrontación militar.
Esto significa que a fines de este mes quedarán en Irak sólo 50.000 soldados estadounidenses, que se dedicarán fundamentalmente a entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes, a proteger a los soldados y establecimientos estadounidenses y a operativos antiterroristas. De acuerdo al plan esos 50.000 soldados se retirarán a su vez de Irak antes de 2011.
Obama dijo que el retiro total de las fuerzas de Irak es el operativo de logística más grande de la historia militar de EE.UU. Pero ¿hay razones para cantar victoria? A diferencia de George Bush, que en 2003 aterrizó sobre el portaaviones Abraham Lincoln con un uniforme de aeronauta y muy seguro de sí mismo gritó “Misión cumplida”, Obama fue ayer más cauto . Advirtió que las acciones militares de las fuerzas de seguridad iraquíes todavía podían provocar bajas estadounidenses.
EE.UU. invadió Irak en marzo de 2003, es decir hace siete años, derrocó el régimen del presidente Saddam Hussein y enfrentó una insurgencia que le ha costado la muerte de más de 4.000 soldados , más de 30.000 heridos y más de 736.000 millones de dólares.
A eso se suma además, el enorme costo político que ha tenido esta guerra no sólo en los países árabes sino el mundo entero. La invasión de Irak alimentó el antiamericanismo incluso en países como la Argentina y ha sido aprovechada por grupos como Al Qaeda para reclutar nuevos miembros.
Pese a todo lo que pueda decir la Casa Blanca sobre los progresos que hubo en la transferencia del poder militar y civil del gobierno de EE.UU. al iraquí, el panorama sigue siendo enormemente delicado. Hace ya cinco meses que tuvieron lugar las elecciones en Irak pero las distintas facciones aún no lograron ponerse de acuerdo para establecer un gobierno de coalición que tenga consenso.
Si bien es cierto que el presidente estadounidense ha logrado cumplir con una de las promesas de su campaña electoral, los republicanos aprovecharon la ocasión para decir que muchos de los progresos registrados en Irak Obama se los debe a su predecesor George Bush, quien en 2007 ordenó el refuerzo de las tropas desplegadas en ese país. Más aún, la oposición republicana insiste en que ese refuerzo fue tan exitoso que Obama decidió hacer exactamente lo mismo en Afganistán.
Aunque Obama explicó en varias ocasiones que la diferencia entre Irak y Afganistán es que una fue una guerra preventiva mientras que la otra es una guerra de necesidad, la base demócrata está presionado para que las fuerzas estadounidenses también se retiren del territorio afgano .
A fines de agosto, el número de militares desplegados en ambos países pasará de 177.000 a 146.000. Pero frente a la cantidad creciente de soldados estadounidenses muertos en territorio afgano (con 66 bajas julio fue el mes más mortífero para el Pentágono desde que comenzó la guerra, en octubre de 2001) a Obama le será muy difícil calmar la ansiedad que provoca Afganistán con el retiro de Irak. Para la mayoría de los estadounidenses ambas guerras están íntimamente ligadas.
Pese a que Obama triplicó las fuerzas desplegadas en Afganistán, la publicación de 92.000 documentos secretos en el sitio WikiLeaks indican que EE.UU. está lejos de lograr vencer a la insurgencia.
Los documentos muestran que incluso Pakistán, el aliado principal de Washington en esa guerra apoya continuamente los operativos de la insurgencia contra las fuerzas estadounidenses.
Ayer Obama se defendió recordando que en Afganistán se gestó el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de setiembre de 2001. Dijo además que la estrategia que está instrumentando en el territorio afgano ha comenzado a dar buenos resultados.
Afganistán “no quedará en manos de rebeldes”
El jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, afirmó ayer que Estados Unidos registra “avances” en la guerra en Afganistán, pese a las “enormes dificultades” que enfrenta, y aseguró que no dejará el país asiático “en manos de rebeldes”.
“Nos enfrentamos a enormes dificultades en Afganistán. Pero es importante que los estadounidenses sepan que hemos realizado avances y apuntamos a objetivos bien definidos y accesibles”, dijo Obama en un discurso a ex combatientes en Atlanta.
“En el día en que fijamos el fin de la guerra en Irak, con el regreso de tantos soldados a casa, recordamos que otros tantos están desplegados en Afganistán”, declaró el presidente.
“Desde Afganistán y las zonas de frontera con Pakistán los terroristas lanzan sus ataques contra nosotros y nuestros aliados”, remarcó. “Si Afganistán volviera a manos de los rebeldes, Al Qaeda y otras organizaciones afiliadas a ella tendrían más espacio para actuar. Yo, como presidente de Estados Unidos, no permitiré que eso ocurra”, prometió.
En tanto, el jefe de la Fuerza Internacional en Afganistán, el general estadounidense David Petraeus, envió a los soldados desplegados allí una guía de “contrainsurgencia” con las bases de actuación en el conflicto. Son 24 normas “aplicables a todas las operaciones en Afganistán”, siguiendo un principio de “aprendizaje y adaptación”, se informó.
Petraeus pide a sus hombres que sirvan a la población, vivan entre el pueblo, hallen soluciones de gobierno duraderas, sean buenos huéspedes, construyan relaciones positivas y que “caminen”, y promuevan la integración local.
WASHINGTON. ANSA Y DPA