20/6/22

ESCUDO DEL DESIERTO/TORMENTA DEL DESIERTO



Solamente horas después que el Agregado Naval Adjunto, capitán de fragata Alberto Dabini, fue consultado por el asistente del jefe del área Hemisferio Occidental del Comando de Operaciones N avales de los EE.UU. acerca de una posible disposición para contribuir en las operaciones de coalición en contra de Irak, el gobierno argentino aceptó ser parte de dicha fuerza de coalición. 

El destructor ARA Almirante Brown y la corbeta ARA Spiro partieron desde Puerto Belgrano para el Golfo Pérsico el 25 de setiembre de 1990. 

La corbeta ARA Rosales y el buque auxiliar ARA San Blas los relevaron. 

La Argentina fue un firme apoyo de la Arm ada de los EE.UU. mientras operaba en el Golfo de Omán y en el Golfo Pérsico. 

Los buques argentinos realizaron un número de interceptaciones marítimas superior al promedio (761 interceptaciones y 40 abordajes hasta el 2 de marzo de 1991) como también operaciones de apoyo a los port a aviones de los EE.UU mientras éstos operaban en el golfo.

Los juegos de guerra bilaterales con la Argentina comenzaron en 1989. 

Apoyados por el Colegio de Guerra Naval, han sido extremadamente exitosos y se han expandido para incluir a las marinas de Canadá, Chile y Brasil. En 1993 se condujo un ejercicio combinado de guerra antisubmarina en aguas poco profundas conocido como “Operación Ghost”. 

Los participantes estadounidenses pertenecían a la comunidad antisubmarina de las aeronaves S-3. Un segundo evento fue planificado dos años después, pero la Armada de los EE.UU. no dispuso de los fondos para poder participar. El destructor ARA La Argentina y el submarino ARA San Juan participaron en el mayor ejercicio de la Segunda Flota duBCN 811 273 (24) 

La Armada A rgentina ha part i c ipado en numerosas opera c i o n e s de paz, incluyendo lanchas pat r u l l e ras en la operación de las Naciones Unidas/ Orga n i z a c i ó n de Estados Americanos del Golfo de Fonseca entre 1990 y 1992, en apoyo al proceso de paz de El Salva d o r. 

Hoy los infantes de marina argentinos prestan serv icios en Chipre y Haití. Super Etendard en aproximación al Lincoln. 

El Brown a punto de partir para Tormenta del Desierto. ARA Guerrico en la operación de embargo a Haití. rante 1994, el FLEETEX 2-94, y regularmente embarcan oficiales argentinos en buques de la Armada de los EE.UU. El personal argentino lo ha hecho en mayor número que cualquier otra nación. 

La Armada Argentina tiene un oficial de enlace en el Comando de la Flota del Atlántico –ahora Comando de las Fuerzas de la Flota–. Desde mediados de la década de 1980, cuando se creó el Comando de las Fuerzas Navales del Comando Sur, un Oficial de Enlace argentino fue asignado a ese comando, con responsabilidades para la interoperabilidad de Comando, Control y Comunicaciones.

 La Armada Argentina fue la primera marina en conducir reuniones con la Armada de los EE.UU. en el Comité Naval Operativo. 

Estas reuniones tratan asuntos operativos. Buques sobrantes y aeronaves P-3-B han sido transferidos. 

USS John Hanckok


Durante el otoño de 1999, la Armada Argentina abrió otro campo de cooperación cuando un equipo naval de abordaje, registro y captura embarcó en el destructor USS John Hanckok en el Golfo Pérsico para cooperar con el cumplimiento de las sanciones de las Naciones Unidas contra Irak.

11/6/22

LA ESTRATEGIA DE EE.UU. PARA CONVENCER A LOS PAISES PARA QUE APOYEN UNA OFENSIVA





Plan de seducción con favores y dinero


ARA SPIRO Y ARA BROWN FUIMOS LOS GURKAS DEL GOLFO PERSICO

Con dólares, favores políticos y asistencia militar, Estados Unidos está construyendo una coalición de países que apoyarán una guerra contra Irak, incluso si el Consejo de Seguridad no les da el visto bueno.

A la coalición que están organizado, la llaman de los "willing", es decir de los que quieren participar. Pero salvo algunas excepciones, ninguno de los casi 35 países que en principio han aceptado formar parte quiere realmente la guerra.

"El problema es que no tienen opción porque dependen de la ayuda financiera, militar o política de Estados Unidos. Y existe siempre el peligro de que, si se resisten, esa ayuda se puede cortar", dijo a Clarín John Quagley, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Ohio.

El ejemplo más claro es Turquía, país al que, además de toda la asistencia financiera y militar que ha recibido en el último año, Washington está dispuesto a pagarle hasta 30.000 millones de dólares adicionales a cambio de que autorice el despliegue de fuerzas estadounidenses en su suelo.

Los Estados pequeños del golfo Pérsico como Kuwait, Bahrein y Qatar necesitan la protección de Estados Unidos frente a la amenaza que representa para ellos convivir en la región con Irak e Irán. El Pentágono ya tiene en Kuwait 99.000 soldados. En Qatar se encuentra el Comando Central de todas las operaciones militares que tendrá lugar contra Irak. En Bahrein está basada la Quinta Flota de la Marina de Estados Unidos.

La mayoría de los países de Europa del este y central que ya han manifestado su apoyo, no sólo están agradecidos porque consideran que Estados Unidos los liberó del comunismo sino que además esperan obtener a cambio el ingreso a la OTAN. Figuran en esta categoría: República Checa, Estonia, Bulgaria, Croacia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Eslovenia, Macedonia, y Rumania.

También hay países en Oriente Medio como Jordania y Egipto que dependen de la ayuda financiera y militar que les da Estados Unidos. Jordania ha permitido el despliegue de comandos en su territorio, mientras que Egipto autorizó el uso de las bases aéreas en el Canal de Suez.

Más allá de Gran Bretaña, que tiene lazos históricos con Washington, los únicos países que realmente están de acuerdo con la guerra son los que tienen gobiernos muy afines ideológicamente al de George Bush, como España, Italia y Portugal.

En América latina, toda la atención de Estados Unidos está centrada en este momento sobre México y Chile, dos países que son miembros del Consejo de Seguridad y cuyo voto será clave para determinar si la ONU apoyará o no la guerra.

La zanahoria que le estaría ofreciendo Bush a México a cambio de su voto es la inmigración. "Desde el 11 de setiembre del 2001, el tema quedó sumergido en las profundidades de la carpeta de quién sabe quién. Hoy, sin embargo, se pretende utilizar esa baraja, que para México y el gobierno de Fox ha sido prioritaria desde siempre, para exprimirnos un voto que no necesariamente es consistente con nuestros verdaderos intereses", dijo Rafael Elías, analista político de México.

"No me gustaría hablar de presiones porque no las hay... pero todos sabemos las consecuencias de tomar una u otra actitud sin necesidad de decir si eso es una presión o no es una presión", dijo por su parte el presidente chileno Ricardo Lagos, consciente del Tratado de Libre Comercio que acaba de negociar con EE.UU.

En ese contexto es interesante la experiencia de Argentina. El ex presidente Carlos Menem apoyó en 1991 la Guerra del Golfo enviando dos buques. A cambio de eso, y también por haber hecho las reformas económicas que pedía el FMI, Argentina recibió miles de millones de dólares en asistencia financiera y el título de Aliado extra OTAN. El país quedó con un nivel de deuda altísimo. 



Luego de haber otorgado créditos millonarios en el momento en que el país tenía un crecimiento económico respetable, comenzaron los problemas para pagar la deuda y Estados Unidos cortó toda la asistencia financiera. El argumento fue que Argentina no tenía un programa económico sustentable. En el texto que distribuyó el presidente George Bush, donde diseñaba su nueva estrategia para la seguridad, la Argentina no figuraba ni siquiera como aliado de Estados Unidos en América latina.

5/6/22

SEMINARIO "TORMENTA CONJUNTA 2017





Organizado por el Colegio Militar de la Nación, reunió tanto Cadetes de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) como así también a estudiantes de diversas carreras universitarias.
Desde el 24 al 26 de octubre se realizó, en el Colegio Militar de la Nación, el III Seminario Interfuerzas “Tormenta Conjunta”.

El mismo reunió tanto a Cadetes e Instructores del mencionado Instituto de Formación, de la Escuela de Aviación Militar y de la Escuela Naval Militar como así también a docentes y alumnos de las carreras de Ciencias Sociales y Ciencias Políticas, Derecho y Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad Católica Argentina (UCA), Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

Durante la jornada de apertura, elDirector General de Educación del Ejército, General de Brigada Carlos Podio, aseveró: “No se imaginan la importancia que tiene para el país la tarea que como futuros dirigentes de la Nación tiene la labor que están desarrollando hoy en el Colegio Militar de la Nación”.




A lo largo de las tres jornadas, y con el objetivo de poner de relieve la construcción del conocimiento desde el punto de vista pedagógico sobre la Guerra del Golfo Pérsico, los Cadetes de las mencionadas Fuerzas Armadas expusieron sobre la operación “Tormenta del Desierto” que sucedió en 1991 y durante la cual nuestro país intervino. Asimismo, analizaron el desempeño táctico de los componentes aéreo, naval y terrestre justificando y argumentando las nuevas doctrinas de integración de las FF.AA.

Cabe mencionar que los Cadetes de cada una de las FF.AA. simularon una situación de guerra donde intervenían de acuerdo a sus componentes. En tanto, los alumnos civiles analizaron las contingencias bélicas, desde la órbita de las disciplinas que corresponden a la diplomacia, el derecho y la conducción política del Estado. Por otra parte, remarcaron la importancia del rol e intervención de los medios de comunicación y el desenvolvimiento de la sociedad toda durante una guerra.
ACTIVIDADES Y BALANCE

A lo largo del citado encuentro estuvieron presentes representantes tanto del Ministerio de Defensa, como de las casas de altos estudios mencionadas, quienes junto al resto de asistentes visitaron distintas áreas del Colegio Militar de la Nación.

Al finalizar la tercera edición de este encuentro, los organizadores manifestaron que tuvo un balance “altamente positivo” y que pretende una nueva edición para el año próximo.

Finalmente, durante una entrevista telefónica, el coordinador del seminario Cnel. (R) Héctor Gallardo, aseguró que «además de los fines académicos, ‘El Tormenta Conjunta’ es una oportunidad para que jóvenes de edades similares estrechen lazos que potencialmente se transformarán en fundamentales puentes de integración entre las futuras generaciones de dirigentes en las distintas actividades públicas y privadas del país».

Organizado por el Colegio Militar de la Nación, reunió tanto Cadetes de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) como así también a estudiantes de diversas carreras universitarias.
Desde el 24 al 26 de octubre se realizó, en el Colegio Militar de la Nación, el III Seminario Interfuerzas “Tormenta Conjunta”.

El mismo reunió tanto a Cadetes e Instructores del mencionado Instituto de Formación, de la Escuela de Aviación Militar y de la Escuela Naval Militar como así también a docentes y alumnos de las carreras de Ciencias Sociales y Ciencias Políticas, Derecho y Relaciones Internacionales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Universidad Católica Argentina (UCA), Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y Universidad Nacional de Lomas de Zamora.

Durante la jornada de apertura, elDirector General de Educación del Ejército, General de Brigada Carlos Podio, aseveró: “No se imaginan la importancia que tiene para el país la tarea que como futuros dirigentes de la Nación tiene la labor que están desarrollando hoy en el Colegio Militar de la Nación”.

A lo largo de las tres jornadas, y con el objetivo de poner de relieve la construcción del conocimiento desde el punto de vista pedagógico sobre la Guerra del Golfo Pérsico, los Cadetes de las mencionadas Fuerzas Armadas expusieron sobre la operación “Tormenta del Desierto” que sucedió en 1991 y durante la cual nuestro país intervino. Asimismo, analizaron el desempeño táctico de los componentes aéreo, naval y terrestre justificando y argumentando las nuevas doctrinas de integración de las FF.AA.

Cabe mencionar que los Cadetes de cada una de las FF.AA. simularon una situación de guerra donde intervenían de acuerdo a sus componentes. En tanto, los alumnos civiles analizaron las contingencias bélicas, desde la órbita de las disciplinas que corresponden a la diplomacia, el derecho y la conducción política del Estado. Por otra parte, remarcaron la importancia del rol e intervención de los medios de comunicación y el desenvolvimiento de la sociedad toda durante una guerra.
ACTIVIDADES Y BALANCE

A lo largo del citado encuentro estuvieron presentes representantes tanto del Ministerio de Defensa, como de las casas de altos estudios mencionadas, quienes junto al resto de asistentes visitaron distintas áreas del Colegio Militar de la Nación.

Al finalizar la tercera edición de este encuentro, los organizadores manifestaron que tuvo un balance “altamente positivo” y que pretende una nueva edición para el año próximo.

Finalmente, durante una entrevista telefónica, el coordinador del seminario Cnel. (R) Héctor Gallardo, aseguró que «además de los fines académicos, ‘El Tormenta Conjunta’ es una oportunidad para que jóvenes de edades similares estrechen lazos que potencialmente se transformarán en fundamentales puentes de integración entre las futuras generaciones de dirigentes en las distintas actividades públicas y privadas del país».

23/5/22

LA GUERRA DE IRAK A COSTADO MUCHOS MILLONES A EE.UU


Militares estadounidenses cargan alimentos para lanzar desde el aire a los iraquíes que huyen del eI

Las guerras de Irak han costado a EE.UU. ya casi dos billones de dólares
La campaña de Obama supera la operación Zorro del Desierto, de Bill Clinton, que duró cuatro días y costó unos 500 millones de dólares


Estados Unidos ha gastado ya en sus guerras de Irak casi dos billones de dólares, y la cuenta no se ha cerrado. Aún es pronto para estimar el coste económico que tendrá la intervención ordenada por Barack Obama, pero los cuatro días que duró la operación Zorro del Desierto, lanzada por Bill Clinton en 1998, supusieron un gasto de 500 millones de dólares. Obama ya advertido que su campaña será para varias semanas o incluso meses. La suya, no obstante, será una guerra más barata que la de 2003, en la que EE.UU. enterró 1,7 billones de dólares.

Obama es el cuarto presidente de Estados Unidos que consecutivamente ha ordenado abrir hostilidades contra elementos iraquíes. El primero fue George H.

W, Bush, quien en 1991 lanzó la operación Tormenta del Desierto para liberar Kuwait, país del Golfo Pérsico que acababa de ser invadido por Irak. Se trató de una amplia movilización internacional, luego conocida como la primera Guerra del Golfo, que tuvo un coste final de 61.100 millones de dólares, según la estimación posterior del Congreso de EE.UU. El erario público estadounidense finalmente solo tuvo que pagar 12.700 millones de dólares, pues el resto se cubrió con contribuciones de otros países. Así, por ejemplo, Arabia Saudí pagó 12.800 millones y Kuwait 16.000 millones.

Durante la presidencia de Bill Clinton no hubo soldados sobre el terreno en Irak, pero el presidente demócrata lanzó hasta tres operaciones de ataques aéreos. Hubo bombardeos en 1993 y 1996, y en 1998 se produjo la actuación más contundente, la operación Zorro del Desierto, que supuso un gasto de 500 millones de dólares para el Pentágono.

La segunda Guerra del Golfo llegaría en 2003 con la invasión de Irak. Antes de comenzar, la Casa Blanca de George W. Bush estimó que toda la intervención podría durar un máximo de dos años, con un presupuesto de 100.000 millones de dólares.

 Cuando en 2011 se produjo la retirada final de las tropas estadounidenses, tras más de ocho años de conflicto, el Departamento de Defensa aseguró haber realizado un gasto directo en las operaciones de 757.800 millones de dólares. 

Pero a eso hay que sumar otras contribuciones del presupuesto estadounidense para la reconstrucción de Irak, así como el pago de intereses de la financiación y de beneficios sociales a los veteranos, muchos de ellos heridos. Un estudio de la Universidad Brown estimó la cantidad final en 1,7 billones de dólares.

16/5/22

“OPERACIONES BÉLICAS”




A 31 años de la zarpada del grupo T.88 al Golfo Pérsico, la historia confirma la real naturaleza de su misión


ARA BROWN

ARA SPIRO


Pese a que han pasado ya veintiséis años de la partida de la misión naval argentina a las aguas del Golfo Pérsico, el tiempo no ha hecho olvidar dicha participación y menos aún, el carácter de aquella operación que representó al final de cuentas, la presencia argentina en el escenario conflictivo más remarcable y terrible de finales del siglo XX y que aún a nuestros días sigue más vigente que nunca.

Pareciera que tanto los jefes de la Armada Argentina como los representantes políticos de aquella época –y obviamente los actuales-, han sido atacados por una aguda amnesia que no les permite acordarse de cuáles fueron las circunstancias fácticas, jurídicas y políticas en que dichos buques de guerra fueron enviados a las aguas del Golfo Pérsico. Y es que a razón de verdad, de esclarecerlas llevaría a que se deban reparar varias situaciones que han sido mantenidas bajo el tapete de la historia.

La versión oficial que aún subsiste en los empolvados anaqueles de los archivos del Congreso, de la Armada y del Archivo General de la Nación relata que el envío de las naves al Golfo fue por un “mandato de Naciones Unidas” para el “mantenimiento de la paz”; para empezar, ambas son dos grandes falacias.
Cuando se produjo la llamada “Crisis del golfo” tras el ingreso de tropas iraquíes al emirato de Kuwait el 2 de agosto de 1990, Buenos Aires se hallaba en intensas gestiones para seducir a Washington con miras a que trajeran inversiones privadas con el objeto de reflotar un país casi quebrado.




Por esas casualidades del destino, una misión del ministerio de defensa encabezada por el entonces ministro Humberto Romero se hallaba en Washington a la sazón de entrevistarse con George H. Bush y el entonces Jefe del Estado Mayor Conjunto el general Collin Powell, para supuestas tratativas sobre la situación de las FFAA argentinas carentes de repuestos de varias unidades de fabricación norteamericana y sobre la situación del proyecto “Cóndor”. Justamente en esos momentos, estalló la crisis lo que supuestamente obligo a que Bush y Powell partieran raudos a Arabia Saudita, dejando a la comitiva argentina para ser atendida por el vicepresidente y funcionarios intermedios.




Pero más allá de estas casualidades y bajo el influjo informativo de la versión oficial de Washington, el gobierno de Menem sin analizar las verdaderas implicancias y sin considerar claramente los alcances de lo que podría devenir una participación militar en el Medio Oriente, se comprometió a participar junto a lo que “EEUU decidiera”.
Si bien el gobierno argentino argumentó la salida de los navíos el destructor “ARA Alte. Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, supuestamente conminadas por resoluciones de Naciones Unidas, ha quedado claro que ello no justificaba jurídicamente la remisión de una “misión de combate” como la que representó el grupo de tareas T.88.I que desde su ingreso al Teatro de Operaciones en el Mar Rojo comenzó con actividades que en el derecho internacional de la guerra representan actos hostiles contra una nación soberana. Esto último hay que subrayarlo, ya que no hubo un mandato de “paz” o una resolución de carácter vinculante del Consejo de Seguridad para emprender dichas acciones.

Aquella ocasión, representó para el gobierno de Menem la oportunidad para dar el salto a lo que él y sus seguidores neoliberales llamaban el “primer mundo” y para ello extendió un cheque en blanco a la Casa Blanca para que dispusieran como lo iban a cobrar. El verdadero trasfondo del envío de éste grupo de batalla no fue otro que el seguir una agenda de política externa que obsecuencia mediante, no midió consecuencias y una de ellas sería, la situación de los efectivos que habían sido enviados a lo que terminó siendo una guerra alta intensidad.




Es a partir de aquella situación de hecho en la que más de quinientos hombres de la Armada Argentina se vieron involucrados primeramente en actividades hostiles como fue el bloqueo económico y de mercancías a la república árabe de Irak, que fueron involucrándose en lo que en la jerga militar se denominan “operaciones militares” que no fueron, ni simuladas ni de mero apoyo simbólico a los esfuerzos de la Coalición Aliada como algunos desinformados trataron de argumentar a lo largo de estos años.

En esa situación y en consideración a las tecnologías militares que se hallaban disponibles en aquel entonces, vale la pena recordar que los peligros de la inserción de ambas naves dentro de un estrecho Teatro operacional –en cuanto a las distancias físicas- como el que representó el espacio acuático del Golfo Pérsico, duplicaron los peligros a los que se vieron expuestos los combatientes de la “Coalición” y por ende los marinos argentinos. Con solo unos cientos de kilómetros de anchura del Golfo, el margen de maniobrabilidad ante amenazas navales lo hacía prácticamente nulo. Y esto solo refiriéndonos a los “peligros convencionales” (misiles, minas y sabotajes) que muy bien pudieron haber causado estragos en el grupo ALFIL I.

Uno de los peligros con que convivieron los argentinos fue, la de tener que operar en aguas plagadas minas que habían quedado de la guerra entre Irán e Irak y que aún permanecían activas. El dato revela que el grupo de tareas se vio involucrado en aguas próximas a las operaciones bélicas que se llevaban sobre Kuwait e Iraq.

Es más, según los documentos de las unidades navales de la Coalición agrupadas en el NAVCENT, revelan que tanto el “ARA Brown” como el “ARA Spiro”, realizaban tareas de custodia y patrulla del grupo de ataque liderado por el portaaviones estadounidenses “USS-Midaway” desde donde se lanzaban constantes operaciones aéreas que bombardearon posiciones iraquíes en Kuwait y que llegaban a Bagdad. 

Y la posición señalada no era para nada relajada ya que, según se especulo recurrentemente por los estrategas en Dahram, si Irán se salía de la neutralidad en la que se había posicionado y pasaba a dar su apoyo a Bagdad, el principal blanco a la vista hubiera sido el portaaviones y todo su grupo entre ellos, los barcos argentinos.

Igualmente y más allá de aquellas ponderaciones –de las cuales los marinos no estaban al tanto- el grupo ALFIL I cumplió su misión de batalla y permaneció en actividad hasta el cese de las hostilidades. Si no fueron alcanzados por el fuego del bando iraquí solo fue una cuestión fortuita ya que, las posibilidades estuvieron servidas.

Ahora bien, pese a ello, los marinos argentinos no han sido debidamente reconocidos por sus méritos en el fragor de esas jornadas, algo que a la vista de la distancia histórica, representa una inconsecuencia que los deja injustamente discriminados en consideración de aquel evento bélico y del reconocimiento que recibieron sus camaradas de las armadas involucradas. 

En este sentido, pareciera que el gobierno de Menem creyó que podía exponer a los recursos del estado nacional –incluyendo a los humanos-, sin reconocer puntos específicos que hacen a lo estrictamente material y jurídico, sacrificables bajo el erróneo eslogan “Por la Patria o la Paz internacional”.

Creyendo equivocadamente que al no haber habido bajas, sus efectivos no eran dignos de reconocimiento y menos aún de alguna compensación por los servicios prestados, les dio las gracias, una apretada de manos al anterior Jefe del Estado Mayor de la Armada y adiós.

Sin dudas se trató de una avivada política que los jefes de estos hombres dejaron pasar. Pero esta omisión del entonces gobierno menemista no desapareció por el paso del tiempo y mucho menos ha perdido legitimidad en cuanto al fondo del reclamo de cada uno de los miembros de las dotaciones actuantes. Para que se entienda la mecánica de este proceder, los marinos argentinos deben recordar lo que lastimeramente ocurrió con sus camaradas del Ejército Argentino, quienes si habían sido enviados bajo el pabellón de Naciones Unidas como “Cascos azules” a Croacia entre 1991 a 1995 y que algunos de ellos, al ser alcanzados por fuego de los contendientes, regresaron heridos o con severos daños. Ese mismo gobierno les dijo “que no les debían nada” y ahí se terminó el tema 

(v. http://www.lanacion.com.ar/488110-la-paz-que-no-llega-br... ) aunque más tarde, la justicia les hizo lugar a sus reclamos.

También habría que recordar, hasta donde estaba dispuesto aquel gobierno menemista con tal de agradar a Washington y lograr de ese modo, aquella demorada promesa de convertir a la Argentina en un país aliado de la OTAN, que en 1998 le ofreció a Washington enviar nuevamente tropas contra Irak, pero esta vez, enviando tropas de tierra (. LA NACIÓN. “Menem se alineo contra Saddam”.


Para ir concluyendo, queda claro que si aquellos marinos que participaron activamente en las tareas de combate dentro del Teatro de Operaciones de lo que se conoció como “guerra del Golfo” entre 1990 y 1991, su posición con respecto a esos cascos azules es claramente disímil ya que, las dotaciones del grupo ALFIL I estuvieron involucrados con una de las partes (Coalición) lo que la legislación internacional reconoce a los combatientes de una guerra derechos inherentes a tal condición, mientras que los llamados “cascos azules” están llamados por un mandato de la ONU a separar a las partes del conflicto.

Que esto no haya querido ser visto por el gobierno es una cosa, pero ello no significa que no exista ese derecho latente a ser reconocidos como “veteranos” con todos los derechos patrimoniales inherentes a la calidad de tal.

15/5/22

UN RECONTO DE LO QUE PASO, Y POR QUE DEL OLVIDO DE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO

SI TIENEN DUDAS, ACA TENES UN DIPUTADO DE LA OPOSICION DE MENEM, DONDE IBAMOS, A LA GUERRA. MAS CLARO ECHALE AGUA, NO SE POR QUE CALLARON TODOS LOS  MINISTERIOS Y POR QUE DICEN "MISION DE PAZ"




DIPUTADO STORANI



NO APTO PARA MENORES DE 18 AÑOS

SEÑORES DE TODOS LOS GOBIERNOS DEL 1991 A LA FECHA, AQUI TIENEN UNA MUESTRA DE LO QUE PASO EN LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO, Y POR LO MENOS TIENEN UN VIVO, ADEMAS DE ESTAR VIVO "DOMINGO CAVALLO" RECIBIO DINERO POR PARTE DE KUWAIT, POR QUE EL RESTO YA MURIERON, LOS EJECUTORES DE ESTE ENVIO A LA GUERRA.

La participación Argentina en la Guerra del Golfo Pérsico, 1990-1991. Esta es la última guerra que ha participado la Argentina oficialmente, como parte de la coalición que enfrentó a Irak a principio de la década del 90. Esta participación le permitió a la Argentina para ser reconocido como Aliado Importante extra OTAN.

LA COALISION EN FUNCIONAMIENTO EN EL GOLFO PERSICO 1991


14/5/22

LA HERENCIA GEOPOLITICA DE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO.





Para algunos, fue el último conflicto de la Guerra Fría, mientras otros consideran que se trató del primero de la llamada Posguerra Fría. Sin embargo, más allá de ese debate, lo cierto es que la Primera Guerra del Golfo marcó un punto de inflexión a fines del siglo XX.

Cuando hace treinta años (el 2 de agosto de 1990) Irak atacó el pequeño emirato de Kuwait, Saddam Hussein justificó la invasión a partir de disputas fronterizas y el control de reservas petroleras. Y, probablemente, pensó que anexar de facto a su vecino como una nueva provincia iraquí no tendría consecuencias más allá de Medio Oriente. Pero estaba muy equivocado.

La aventura militarista de Hussein se produjo en el marco de la progresiva -y compleja- distensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que en ese entonces ya muchos veían como la antesala definitiva al término de más de cuarenta años de Guerra Fría y el nacimiento de un orden mundial diferente; uno en el que acciones de fuerza como la invasión a Kuwait no podían tener cabida.

Por eso, el presidente George H.W. Bush -que en 1989 ya había ordenado la invasión de Panamá para capturar a Manuel Antonio Noriega- no dudó en impulsar sanciones económicas sobre Irak, que golpearon directamente a su industria petrolera. Pero, además, planteó la necesidad de estar preparados para una acción militar en contra de Hussein e inició un despliegue de tropas y equipo en la vecina Arabia Saudita.

De esa forma, se iniciaba la llamada Operación Escudo del Desierto, que se tradujo en el envío de aviones de combate, buques de guerra, tanques y tropas a la vecina Arabia Saudita en los meses siguientes. En gran medida, porque tanto Washington como Riyad temían que este país fuera el siguiente blanco de Hussein. Y, además, era el punto más cercano para lanzar cualquier acción militar aéreo-terrestre.

Paralelamente, Mijaíl Gorbachov, líder de la Unión Soviética, eligió un camino diferente, apostando por conducir gestiones diplomáticas que lograran convencer al dictador iraquí de retirarse de manera voluntaria de Kuwait.

El problema fue que Saddam Hussein no tenía ninguna intención de abandonar el pequeño emirato y aprovechó tanto las visitas de las delegaciones soviéticas como las discusiones al interior del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para dilatar la toma de cualquier decisión. Un camino que, finalmente, no condujo a ningún resultado concreto.



USS Nimitz en el canal de Suez, y atrás nosotros.


Lecciones de Vietnam



En ese contexto, el 29 de noviembre de 1990, el Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 678, que autorizaba el uso de la fuerza militar en contra de Irak, si el gobierno de Bagdad no ordenaba el repliegue de sus tropas desde Kuwait antes del 15 de enero de 1991.

No había sido una decisión tomada a la ligera, considerando que la primera vez que el Consejo había autorizado el uso de la fuerza militar había sido en el marco de la Guerra de Corea (1950-1953), de modo que la fecha tope no debía tomarse a la ligera.

Finalmente, cuando expiró el último plazo dado por el Consejo de Seguridad, se dio “luz verde” a la opción militar y la Operación Escudo del Desierto se transformó en la Operación Tormenta del Desierto, que lanzó demoledores ataques aéreos contra blancos en Irak y en el ocupado Kuwait. Luego, fue el turno de las fuerzas terrestres.

En muchos aspectos, Estados Unidos -liderando la coalición multinacional- decidió aplicar varias lecciones aprendidas en la Guerra del Vietnam. 

En primer lugar, construyó un discurso claro y preciso, sobre la amenaza que representaba Saddam Hussein para Medio Oriente y el peligro de que se comprometiera el abastecimiento de petróleo.

Segundo, decretó que estratégicamente debía ser un conflicto corto, tanto para minimizar las bajas como para evitar una caída en el apoyo de la opinión pública (cosa que había ocurrido en los años 60 y 70).

Y tercero, estableció un mayor control sobre los medios de comunicación, obligándolos a actuar en grupo (pool de medios) y limitando su acceso a la información.

A pesar de eso, la Primera Guerra del Golfo quedó en la memoria como el primer conflicto televisado en vivo en la historia de las guerras y de los medios de comunicación.





George H. W. Busch

Consecuencias del conflicto



El conflicto fue breve y para el 28 de febrero Estados Unidos confirmó que las tropas iraquíes habían sido expulsadas del emirato. El costo en vidas no fue menor: la coalición internacional tuvo cerca de 400 efectivos fallecidos, mientras que Irak sumó entre 25 mil y 30 mil soldados muertos.

Y aunque muchos en el Pentágono abogaron por “terminar el trabajo” y derrocar a Hussein, Bush se apegó al mandato del Consejo de Seguridad: el uso de la fuerza militar solo había sido autorizado para liberar Kuwait.
EN QATAR VIENDO EL BLINDADO ANTI QBN, personal de la ARA SPIRO.


Entonces, alzamientos de la población kurda en el norte del país y de chiitas en sur, hicieron pensar que serían los propios iraquíes los que acabarían con Hussein, aprovechando su aparente debilidad tras la derrota ante la coalición internacional.

Sin embargo, Saddam Hussein aún contaba con la Guardia Republicana, una fuerza militar de élite que en poco tiempo sofocó los alzamientos y generó un dramático éxodo de kurdos y chiitas que escaparon hacia los países vecinos.

Frente a eso, la comunidad internacional -como una manera de ofrecer algún mínimo grado de protección- se limitó a establecer zonas de vuelo (tanto en el norte como en el sur del país) en las que no podían volar aviones de combate ni helicópteros artillados iraquíes.

Para Estados Unidos, la aplastante derrota de Irak se convirtió en la victoria que le permitió enterrar en las arenas del Golfo Pérsico a los fantasmas de la Guerra de Vietnam. Y a partir de ese momento, Washington capitalizó el desenlace del conflicto como una muestra de su superioridad.

En Moscú, el balance fue muy distinto. La estrategia diplomática de Mijaíl Gorbachov había sido aprovechada por Hussein solo como una manera de dilatar cualquier decisión respecto de la ocupación de Kuwait. Y, además, el equipamiento militar soviético en manos iraquíes (tanques, aviones, misiles) había quedado “humillado” frente a las armas de Estados Unidos y sus aliados.

De esta forma, el pobre desempeño de la Unión Soviética en la Guerra del Golfo se transformó en un nuevo elemento para que los sectores más conservadores del Partido Comunista llevaran adelante el fallido golpe de Estado en contra de Gorbachov, en agosto de 1991. Y que precipitó el fin de la URSS.

¿Qué habría ocurrido si Saddam Hussein no hubiera invadido Kuwait? Es probable que las negociaciones entre Washington y Moscú hubiesen acabado con la firma de un conjunto de tratados que pusieran término oficial a la Guerra Fría. Y la Unión Soviética habría seguido existiendo algunos años más.

Asimismo, Estados Unidos no habría llegado a proclamar el nacimiento de un orden mundial unipolar, como lo planteó tras la desaparición de la URSS. Y quizás no habría invadido Irak en 2003, en el contexto de la llamada Guerra contra el terrorismo, con todas sus consecuencias para ese país y Medio Oriente.

7/5/22

"CUESTIONES SEMANTICAS"





Según un análisis desde el punto de vista jurídico sobre la participación argentina en la guerra del Golfo no deja lugar a dudas sobre la naturaleza de su misión



USS Wisconsin 1991

En realidad nadie puede decir lo que allí sucedió sino solo quienes fueron protagonistas directos de la guerra. Esto ante las continuas manipulaciones e inexactas informaciones que dan cuenta de las acciones que llevaron a cabo las dos naves de la fuerza de tareas T.88.0 compuesta por el destructor “ARA Alte Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, actores principales y testigos directos de lo que fue aquella guerra a miles de kilómetros de su patria que muchos continúan erróneamente denominando “operaciones de paz”.


Contextualicemos la intervención de esta “fuerza de combate”. Primeramente veremos que lo que desató la crisis en el golfo fue la invasión de Iraq sobre el vecino Kuwait, cuestión que no nos avocaremos a analizar como lo hemos hecho anteriormente. En ese mismo instante el mundo estaba cambiando. El equilibrio geoestratégico de la bipolaridad existente entre EEUU y la Europa de oeste y la URSS se había roto con la disgregación de éste último.


El gobierno argentino al tener conocimiento de dicho evento, no tardo en expresar su apoyo irrestricto a Washington y recién después adherir a los supuestos mandatos de Naciones Unidas. En ese sentido el gobierno de Carlos Saúl Menem vio la oportunidad de colgarse de uno de los episodios con trascendencia internacional que catapultaría a su gobierno a los altos niveles de la política internacional y que a su vez, lo pondría a la vista de la Casa Blanca.


De este modo podemos ver como los acontecimientos se desarrollaban por dos carriles políticos diferentes. Uno iba por la preocupación de la ONU expresada con la resolución 660 del 2 de agosto de 1990, mediante la cual condena a Iraq por la invasión y ocupación de Kuwait y unos días después, el 6 de agosto la resolución 661 que estableció un embargo económico sobre la república árabe de Iraq siendo para la Casa Rosada, motivos suficientes para argumentar su intervención. El otro carril iba por la vía de los preparativos netamente militares y los cuales estaban liderados por los EEUU, preparativos que no estuvieron exentos de ciertas curiosidades que los historiadores militares –especialmente norteamericanos- tratan de obviar.




Alouette III embarcado en el Golfo, 1991



Desde el punto de vista jurídico, las resoluciones de Naciones Unidas no son vinculantes por lo cual, no tenían fuerza para “obligar” a la Argentina a intervenir. Por otra parte y como veremos, nunca hubo un mandato para el establecimiento de paz.


Sin meternos en asuntos políticos y centrándonos en la mera cuestión operativa de las unidades argentinas, vamos a esclarecer algunos puntos oscuros que han sido aprovechados para confundir a los legos en la materia y en especial con lo que tiene que ver con el derecho internacional.


Mucho antes de que Naciones Unidas tratara en profundidad lo que había desatado la crisis en el Golfo Pérsico, Washington ya había desplegado una fuerza militar a Arabia Saudita y gestionaba tratativas con Ankara para utilizar su país para desplegar tropas norteamericanas en la frontera norte de Iraq. La familia real saudita llamó a Washington urgente notificando lo que pasaba y como respuesta el mismo presidente estadounidense George H. Bush y su general del estado mayor Collin Powell fueron transportados inmediatamente a Arabia Saudita en las horas posteriores al 2 de agosto.


En ese mismo momento, en Washington (el 2 de agosto de 1990) se hallaba una comitiva del Ministerio de defensa encabezada por Humberto Antonio Romero quienes por estos motivos, no pudieron ser recibidos por el mismo presidente Bush debiendo contentarse con el recibimiento del vice Dan Quayle quien estaba a cargo del Consejo Nacional de Seguridad. Igualmente el momento fue oportuno para que –consultas telefónicas mediante- se le expresara a Washington que “la Argentina colaboraría con lo indispensable en esta crisis”, recibiendo el agradecimiento de Quayle y que luego serían reforzadas con misivas personales del mismo Menem dirigidas a su par George H. Bush.


A partir de ese momento y sin que Naciones Unidas ni el Consejo de Seguridad se expidieran sobre algún “mandato” de cómo se procedería en este caso, el gobierno argentino se puso a la par de los procedimientos que Washington estaba impulsando por su propio carril sin interesarle si aquellos órganos internacionales se expedirían por legalizar una intervención bajo la bandera de Naciones Unidas. Recordemos que George H. Bush utilizó el incidente para justificar una escalada alegando que “Iraq había agredido a un país vecino”, “que había violentado la ley internacional” y una serie de argumentos que le sirvieron para ordenar la creación de una Coalición militar sin el aval de Naciones Unidas.


Consecuencias de la guerra



Importante también tener en cuenta, que los comandantes a cargo de la “Coalición” y del Comando de operaciones que se monto en la capital saudita y en Darham estuvo compuesto por oficiales de alta graduación dirigidos por una plana de generales y almirantes norteamericanos quienes a su vez estaban liderados por el general del ejército de los EEUU Norman Schwarzkcopf; comando al que se subordinaría luego el grupo de tareas “ALFIL I”.


Al mismo tiempo y calcando la posición norteamericana, el 16 de septiembre Menem alega que “Argentina enviará tropas al golfo sin ningún tipo de consulta” y agregó que sus decisión estaba justificada “si el objetivo perseguido es consolidar la paz”. El 18 de septiembre tras haber comprometido su colaboración a Washington, alego públicamente que se enviaría una fuerza “para restablecer la paz y evitar una tragedia de imprevisibles consecuencias en la zona del conflicto”. Un día después el mismo Menem reconoce que el gobierno kuwaití le requirió unilateralmente –y obviamente por consejo de Washington- colaboración, asimilando el pedido como si “la misma ONU lo hubiera hecho”. Pero una de las cerezas que decoran este pastel, es que el 24 de septiembre se reunieron en Buenos Aires, el Subjefe del estado Mayor Conjunto de los EEUU el Almirante Jeremiah y el embajador norteamericano en Buenos Aires Terence Todman con el ministro de defensa Humberto Romero y con el Jefe del Estado Mayor de la Armada el Vice Almirante Emilio Osses en donde se ultimaron los detalles técnicos y se concluyó con la participación argentina en la “Coalición”.


Un día después, el 25 de septiembre y tras agotar todos los repuestos de los pañoles de Puerto Belgrano, zarpan con sus bodegas de armas y municiones completas las dos naves argentinas rumbo al Golfo Pérsico.


No olvidemos que a esa fecha en Naciones Unidas no se había expedido sobre la “autorización para el uso de la fuerza y ultimátum” para que Iraq se retirara de Kuwait (Res. 670/678) y menos aún, esbozó el proyecto de un “mandato” para sí, evitar la guerra y hacer prevalecer la paz.


Precisamente sobre el tema de un “mandato”, sin más rodeos hay que dejar en claro que Naciones Unidas jamás otorgó entre agosto de 1990 y marzo de 1991 mandato alguno para involucrarse como organismo en la conformación de una “fuerza de paz”, dando un paso al costado y dejando a que fuera EEUU y sus aliados quienes conformaran una fuerza en forma de Coalición que tuvo su Comando de operaciones en Riad, Arabia Saudita.


El último argumento esgrimido por el presidente argentino fue expuesto el 19 de septiembre cuando afirmo que “Argentina no puede darse el lujo, en este momento que estamos emergiendo de una crisis, de quedar aislados del resto del mundo”, culminando con la aseveración de que “no son tropas intervencionistas sino para consolidar la paz, para evitar consecuencias de un enfrentamiento”, había señalado con énfasis, quedando en claro que esto último nunca se cumplió y que ante el inevitable involucramiento en las hostilidades, el Congreso sanciono a las apuradas en enero de 1991 la ley 23904 autorizando a la fuerza T.88 a responder el fuego.

La ruta de la muerte. Miles de iraquies asesinados en su retirada



Antes de seguir hay que dejar en claro que Argentina al apoyarse en la res. 661 que impuso un embargo a Iraq, puso en marcha la primera medida políticamente hostil contra otra nación soberana que luego ampliara con su participación activa en su aplicación mediante el bloqueo marítimo (Acto hostil).


Como vemos al no haber habido un “mandato” no hubo representación ni menos aún involucramiento operativo de Naciones Unidas en esta Coalición armada. Lo que si existió fue una “autorización” (Cf. Art. 42 Carta de N.U.) del Consejo de seguridad para el uso de la fuerza, que fue el desencadenante de la guerra –y no de operaciones de paz- que se abrió a las 00hs del 16 de enero de 1991 y que recién culminó con terribles consecuencias para la población civil el 27 de febrero del mismo año.


Las naves argentinas no se interpusieron en el medio de los contendientes (Como hubiera supuesto un mandato de mantenimiento de paz) ni menos aún enarbolaron la bandera de Naciones Unidas; por el contrario fueron parte del bando aliado contra Iraq.


En conclusión, con estos antecedentes que están muy bien documentados y conjugados con la normativa del derecho internacional aplicable a la participación naval argentina, en especial a la referente al “Derecho de la guerra Marítima” que se elaboro a partir de las Conferencias de la Haya y de las previsiones de la “CONVEMAR 1982”, las dotaciones argentinas participaron en acciones bélicas y no en operaciones de mantenimiento de la paz.

"ALGUNAS CONCLUSIONES DE LA TORMENTA DEL DESIERTO"




A 30 años del final de la Guerra del Golfo: 

¿Qué misión tuvo el grupo de Tareas naval argentino GT 88.0 denominado “Alfil 1” durante las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto?”

Con todos estos elementos a la vista, concluir que las unidades navales argentinas habrían participado en una “misión de paz” (Peacekeeping o Peacemaking) es pretender alterar la verdad de los hechos de la historia contemporánea.

El gobierno argentino se dio cuenta tarde de aquello y ante la inminencia de las acciones bélicas y sin poder discutir lo planificado, su Congreso debió sancionar una ley para autorizar el legítimo uso de la fuerza por parte de sus tropas. NOS CAGARON EN UNA PALABRA.







Poco o nada se ha estudiado y mucho menos divulgado en la Argentina sobre los entretelones de una de las campañas bélicas convencionales más cruentas de finales del siglo XX. Nos referimos a la vulgarmente conocida como “Guerra del Golfo” en la cual y pese a los pruritos políticos que aún perviven allí, el país sudamericano fue parte de aquella campaña en las angustiantes jornadas de comienzos de los noventas.


Dejando a un lado la faz meramente política de aquella decisión, veremos cómo y cuál fue el alcance de los servicios prestados por el Grupo de Tareas argentino (T.88.0) dentro de aquella monstruosa organización operacional que en un comienzo comenzaría a desplegarse con la llamada OPERACIÓN ESCUDO DEL DESIERTO dedicada a la vigilancia y contención de una posible ofensiva iraquí sobre los campos petrolíferos de Arabia Saudita y que más tarde desde el 17 de enero de 1991 evolucionaría a una fase netamente ofensiva denominada como OPERACIÓN TORMENTA DEL DESIERTO.


Ante todo debemos dejar en claro que el diseño de ambas operaciones, estuvo bajo la autoría y dirección del Departamento de Defensa de los EEUU desplegadas en el Teatro de Operaciones que abarco todo el golfo bajo la jurisdicción operativa regional del Comando Central de los Estados Unidos CENTCOM y en lo que hizo al ámbito especificio de las operaciones en el mar las mismas estuvieron supeditadas en primera instancia al MARCENT. La aclaración es a los fines de dejar en claro que dicha estructura fue pensada para un propósito netamente ofensivo que comenzó a conformarse a mediados de octubre de 1990 y que estuvo totalmente alejado de una supuesta tarea de pacificación encargada por Naciones Unidas.


La única participación institucional vinculante de Naciones Unidas fue la emisión por parte del Consejo de Seguridad de una autorización para el uso de la fuerza que dicho sea de paso, revela una vez más la inexistencia de alguna misión de paz.




Uno de los problemas que afrontó Washington por aquel entonces, fue la necesidad (política y estratégica) de que sus fuerzas armadas concretaran una operación militar breve y eficaz en el resultado. Una guerra extendida en el tiempo era inaceptable tanto para La Casa Blanca como para la opinión pública estadounidense que seguía resintiendo el “Sindrome de Vietnam”. A pesar de la potencialidad militar y de los amplios recursos con los que contaban los estadounidenses (el apoyo de la OTAN), varios factores del objetivo encargado y las capacidades militares iraquíes de aquel entonces, hicieron necesario que se conformara una “Coalición” a los fines de –entre otras cuestiones- cubrir amplias áreas de servicio vitales que distraerían a unidades irreemplazables en la ejecución de las operaciones ofensivas.


Para concretar estos planes, se requería de una organización, que para este desafío se preanunciaba como muy compleja. Para ello había que tomar algún modelo de organización e implementarlo a la brevedad para comenzar a estructurar una mega fuerza militar combinada (terrestre, naval y aérea) que revestiría una alta complejidad para su ensamble, mantenimiento y conducción. Como primera fase, había que recopilar información de la situación en el terreno y las necesidades que se debían cubrir por esta mega estructura. Una vez que se contaba con este material había que tomar las decisiones para llevar adelante las operaciones y por último, la implementación fáctica en el terreno de esas decisiones.


La fase informativa es vital dado que a partir de ella se determinaran los modos, las opciones y vías de acción para desarrollar las operaciones militares, un ítem que los estadounidenses en aquellos momentos tenían cubierto dado su previo e íntimo conocimiento sobre las capacidades militares iraquíes, adquirido por su apoyo durante la guerra contra Irán (1980-1988).


De ello se elegirá la opción más conveniente a los fines buscados. Queda claro que las comunicaciones deben ser fluidas y seguras para el éxito de una organización tan compleja como la conformada en aquella oportunidad pero que los EEUU vio compensada con su ventaja tecnológica. En este sentido y por el tamaño de la fuerza militar que se requería para forzar a los iraquíes a desalojar Kuwait, era evidente que el modelo organizacional no podía ser rigido y dependiente de decisiones de un comando centralizado y bajo un solo liderazgo. Se requería de rapidez en la toma de decisiones sin que ello supusiera falta de evaluación de la situación a resolver. Ello para nada significaba que existía libertad de acción operativa o el abandono a la mera discreción de los comandantes de cada grupo de tareas en el área asignada.


En el caso de las operaciones navales dentro del Teatro de guerra, en las cuales participaron dos unidades navales argentinas (Alfil 1), las decisiones tácticas no podían salirse de un marco predeterminado por las decisiones previamente impartidas desde los Comandos de cabecera en Riad y Dahram.




En este último sentido, los capitanes del destructor “ARA Almirante Brown” y de la corbeta “ARA Spiro” respectivamente no actuaron por motu proprio ni por ordenes devenidas de un Comando de fuerzas al estilo de las UNPROFOR bajo mandato de Naciones Unidas como simplonamente se suele argumentar desde sectores políticos del Ministerio de Defensa y oficiales de la Armada Argentina sino que debieron ajustrase al marco operativo diseñado por los especialistas de la logística estadounidense. 

La doctrina prevaleciente en todas unidades navales operando dentro del Golfo Pérsico desde el 17 de enero hasta el 28 de febrero de 1991 fue la de “guerra” en todo el alcance de su acepción. Por tal hecho, ambos altos oficiales fueron debidamente instruidos en las Conferencias realizadas por los comandos navales ARCENT y el NAVCENT a cargo de los militares estadounidenses –no de Naciones Unidas- para que atendiendo a procedimientos ATO y tras la adaptación de sus sistemas de señales y comunicaciones, sus dotaciones operaran de forma conjunta y combinada con otros grupos navales proveyendo servicios aeronavales en una determinada área de las aguas del golfo.


Las tareas encargadas al grupo argentino se hallaban dentro de los planes organizacionales de aquella “Coalición” y que, al igual que las demás fuerzas navales no estadounidenses presentes en el golfo, cubrirían puestos de servicios vitales para el desempeño de las operaciones que propondieron al éxito de la organización toda (Coalición).


De ese modo y en pleno de la fase bélica, mientras algunos grupos navales se centraron en proporcionar apoyo de fuego naval, inteligencia y cobertura electrónica para los aviones que incursionaban sobre Kuwait y el sur de Iraq, otros como el grupo argentino proveyeron apoyo logístico, vigilancia y custodia a los convoyes de aprovisionamiento que se dirigían a los puertos sauditas de “Al Jubail” y “Dammam” los cuales por encontrarse dentro del Teatro operativo podían ser blanco de una sorpresiva ofensiva iraquí.


La función del grupo naval argentino fue vital para proveer los medios a las fuerzas de la Coalición necesarios para satisfacer las exigencias de la guerra planificada. Por medio de la prestación de este servicio se determinó cómo y dónde debía concentrase la fuerza de batalla que se desplegaría en tierra bajo la protección esencial de fuerza aérea la cual estaba sometida a su propio comando operacional. Sin éste servicio proveido mayormente por una ruta marítima segura no se habrían podido establecer los centros y bases de abastecimiento logístico más al oeste de “Wadi Al Batin” en Arabia Saudita. Tal como lo enseña el diseñador de la logística para ésta campaña “la logística proporciona la capacidad de poder de combate” dejando en claro, que sin la prestación de este servicio –como una condición sine quanon- no se habrían podido cumplir con los objetivos estratégicos y tácticos trazados en aquella oportunidad.


Pero a pesar del plan presentado, el mismo estuvo bajo constantes observaciones y retoques realizados de parte de los especialistas en logística de cada comando involucrado, quienes asesoraban a sus comandantes quienes a su vez se veían obligados a realizar reuniones de información para ir actualizando a cada uno de los Comandos que operaban en el Teatro.


Visto a la distancia y considerando lo esencial de una gigantesca logística como la quí puesta en marcha, imprescindible para movilizar a esta mega fuerza militar que se estaba concentrando a más de 500.000 hombres en el territorio saudita, de haber sido los iraquíes más audaces en su iniciativa y aprovechando los recursos con los que contaban (entre ellos los misiles SS-SCUD y sus variantes reformadas), de haber atacado la ruta naval y en particular los puertos de “Al Jubail” y “Dammam” a comienzos de octubre o incluso noviembre, hubieran retrasado críticamente las operaciones de la Coalición aliada creando la incertidumbre entre los aliados y poniendo en jaque los planes políticos de la Casa Blanca. Esto obviamente no ocurrió por una decisión que estuvo sometida a consideración y análisis del rigido Comando militar y político iraquí en Bagdad basado esencialmente en una doctrina netamente soviética.


Por lo pronto hay que remarcar, que todas las naves que desde septiembre de 1990 ingresaron al Golfo Persico, estaban poniéndose en una situación potencial de conflicto dado que (más allá de las resoluciones de Naciones Unidas) la implementación de tareas de bloqueo comercial a los puertos y rutas comerciales iraquíes, la interceptación de naves comerciales en ruta a dicho país y su captura representaban acciones hostiles que podían generar una respuesta legitima y no amistosa por parte de Iraq. Asimismo y visto a la distancia la comprobada determinación de Washington por ir a la guerra contra Iraq, quedo claro que el bloqueo implementado fue parte funcional a la estrategia militar estadounidense, destinada a crear el debilitamiento material y moral en el bando iraquí que buscaba esencialmente una definición rápida que evitara una extensión de la guerra más allá de lo conveniente para La Casa Blanca y el Pentágono.




El gobierno argentino se dio cuenta tarde de aquello y ante la inminencia de las acciones bélicas y sin poder discutir lo planificado, su Congreso debió sancionar una ley para autorizar el legítimo uso de la fuerza por parte de sus tropas.


De más estar mencionar que dentro de estas tareas venían ínsitas las propias correspondientes a cada una de las unidades que componían al grupo. En este sentido el destructor “Almirante Brown” (D-10), por su clase (MEKO-360) y tal como estaba acondicionado, se hallaba preparado junto a la corbeta “Spiro” (P-43) para proporcionar la tarea de protección en todo tiempo contra incursiones de embarcaciones menores (DHOWS camufladas como de pesca) para el sembrado de minas con gran potencia de fuego, o de hombres rana que se movían en botes de goma y de posibles ataques aéreos contra la ruta logística. 

En este sentido y por último abunda tener que señalar que estos buques debían estar listos para el combate abierto y por ello autorizados de tomar las decisiones necesarias acordes a la situación del momento a fin de proteger los objetivos asignados. 

 

6/5/22

DOS NAVIOS DE EE.UU "TOCADOS POR MINAS" EN AGUAS DEL GOLFO PERSICO 18/02/1991



Dos minas colocadas por Irak en aguas del golfo Pérsico y mas de 300 encontraron los caza minas de los EE:UU 

Dañaron ayer por primera vez a dos barcos de la coalición. Se rata de la nave de asalto anfibio estadounidense Trípoli, donde resultaron heridos cuatro marineros, y del crucero Princeton, también de EE UU. 

Por este camina también estaban los buques de la Armada Argentina, ARA BROWN y ARA SPIRO. Y A ESTO LE LLAMARON MISION DE PAZ. EL ESTADO MAYOR CONJUNTO, MINISTERIO DE DEFENSA Y  EL JEMA NI IDEA TENIAN LO QUE PASABA EN ESE MOMENTO NO MAS DE 5 MILLAS MARINAS.

Mientras las diplomacias soviética, iraquí e iraní intensificaban sus gestiones en busca de una solución al conflicto bélico, en la frontera entre Arabia Saudí y Kuwait se produjeron nuevas escaramuzas, con intercambio de fuego de mortero y de artillería. 

La fuerza multinacional, cuyas tropas están listas para el inicio de la ofensiva terrestre, continuó bombardeando ciudades, como Sawana, al sur de Irak, y arrojaron folletos instando a los ciudadanos a abandonar sus casas. 

Testigos presenciales explican que la situación en las urbes iraquíes es "trágica". Irak aseguró haber derribado cuatro aviones de la coalición. Estados Unidos reconoció que uno de ellos era suyo.

USS TRIPOLI EN NAVEGACION

USS TRIPOLI AVERIA POR MINA



Dos minas iraquíes causan de madrugada daños de diversa consideración a dos barcos de guerra estadounidenses en aguas del golfo Pérsico. Las naves afectadas, el barco de asalto anfibio Tripoli y el crucero Princeton, forman parte de la flotilla de la coalición que se prepara en el norte del Golfo para el desembarco en las playas de Kuwait.La primera de las dos explosiones afecta al Tripoli, a bordo del cual navegan 685 personas, entre ellas ocho periodistas y un contingente de marínes, así como una dotación de helicópteros y otro tipo de material bélico. El impacto de la mina abre una brecha en el cascode la nave y causa herida a cuatro marineros, según fuentes militares estadounidenses que no precisa más detalles sobre los daños sufridos por el barco y su tripulación. El Trípoli mide 182 metros de eslora y tiene capacidad para cargar 18.000 toneladas y alcanzar una velocidad máxima de 23 nudos.

El crucero Princeton, con una tripulación formada por 400 personas, choca cDn una mina dos horas y media después de producirse la explosión que afecta al Tripoli. El artefacto abre una vía de agua en un flanco del casco del buque, aunque el compartimento afectado por la explosión es sellado y la nave se encuentra en condiciones de seguir navegando, según EE UU. Equipado con misiles Tomahawk, cohetes antisubmarinos y torpedos mide 172 metros de eslora, puede cargar 9.600 toneladas y alcanzar una velocidad máxima de 30 nudos.

Estos son los dos primeros barcos de la coalición dañados por minas iraquíes desde la invasión de Kuwait, el 2 de agosto del año pasado. Oficiales norteamericanos informan que los dragaminas de la coalición han neutralizado en los últimos dos meses 150 artefactos explosivos flotantes en aguas del Golfo.

USS PRICENTON EN NAVEGACION EN EL GOLFO PERSICO 1991






USS PRICENTON AVERIADO POR MINAS EN EL GOLFO PERSICO


Víctimas iraquíes Fuerzas estadounidenses destruyen dos vehículos blindados de transporte de tropas iraquíes en sendas refriegas nocturnas en la frontera entre Arabia Saudí e Irak, según un portavoz militar norteamericano.

Oficiales del espionaje militar de Estados Unidos calculan que el 15% de los soldados iraquíes destacados en Kuwalt han resultado muertos o heridos desde el comienzo de la guerra, informa la cadena de televisión estadounidense NBC.

El comandante de la Guardia Republicana de Irak, Ayad Jalifa, dice en declaraciones públicas que sus fuerzas están intactas pese a los bombardeos permanentes, y que sus hombres "...rechazarán la alianza infiel encabezada por EE UU en la madre de todas las batallas".

La aviación de la alianza bombardea durante la noche del domingo al lunes la ciudad de Samawa, al sur de Irak, mientras corresponsales de una treintena de agencias de noticias visitan la población para comprobar los daños sufridos en anteriores bombardeos, informa la agencia iraní Ima. 

Sin contar este último ataque, los bombardeos sobre Samawa han provocado desde el comienzo de la guerra 370 muertos y 420 heridos, así como importantes daños en una escuela, un centenar de casas y tres puentes que unían dicha localidad con la ciudad de Basora, según la misma fuente. Aviones de la fuerza multinacional lanzan sobre dijersas ciudades del sur de Irak folletos exhortando a la población a abandonar sus casas para ponerse a salvo de los bombardeos.

Ciudadanos iraníes procedentes de Irak explican al llegar a su país que la situación en Bagdad y otras ciudades iraquíes, sobre todo al sur del país, es "trágica", informa Irna. "En cada rincón de las ciudades de Irak puede verse a gente sentada en montones de escombros que sólo se mueve cuando un avión enemigo aparece en el cielo sobre ello", cuentan los viajeros.

MINA MARINA USADA EN EL GOLFO PERSICO 1991



Radio Bagdad asegura que la muerte de más de un centenar de civiles en la ciudad iraquí de Faluja, el pasado jueves, a consecuencia de un ataque de la aviación británica, no se debió a un error, sino que se trató de una operación premeditada contra objetivos civiles.

Los aviones franceses, que el domingo habían suspendido sus misiones a causa de la nubosidad en la zona del Golfo, realizan cuatro operaciones de bombardeo contra objetivos no revelados en Irak y Kuwait. La aviación italiana realiza otra misión contra objetivos iraquíes. El mando militar de Irak afirma que sus defensas antiaéreas han derribado en las últimas 24 horas cuatro aviones de la coalición. Estados Unidos admite haber perdido uno de ellos. Aviones kuwaitíes ataca posiciones,de blindados iraquíes en el sur de Kuwait.

Exiliados kuwaitíes indican que un bombardeo de la coalición, ha cortado los suministros de agua y electricidad en la mayor parte del emirato, aparentemente por error. Los exilados aseguran que las tropas iraquies continúan arrestando y ejecutando a habitantes de Kuwait. Un avión militar de EE UU reposta combustible en Bombay, pese al anuncio hecho el domingo por el primer ministro de la India, Chandra Shekhar, en el sentido de que su país había retirado su permiso para tal actividad.

La artillería británica entra en accion por primera vez, disparando sobre posiciones iraquíes en Kuwait, y la aviación de los Emiratos Árabes Unidos se incorpora a la ofensiva aliada.

Los 35 misiles Scud disparados por Irak contra Israel desde el comienzo» de la guerra han ocasionado 13 muertos y causado daños de diversa consideración en casi 11.000 viviendas, en un total de 3.773 edificios, según el balance oficial que anuncia el Gobierno de Israel.

30/4/22

CUANDO EL DIPUTADO PIERRI SE REFIERE A LAS RESOLUCIONES DEL CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA ONU.


Bs. As.: Reportaje al diputado Alberto Pierri donde se refiere a la resolución del consejo de seguridad de la ONU respeto a las fuerzas armadas argentinas que tendrán que actuar en base a las directivas que el congreso nacional decida frente al conflicto de la guerra del Golfo Persico. Luego el periodista pregunta: -¿Entonces puede haber de alguna manera un dictamen del congreso de la nación teniendo en cuenta que el 15 de enero se ha dado un ultimátum para ver que ocurre con las tropas argentinas? Fecha: 21/12/1990


23/4/22

CONCLUSIONES PARA ARGENTINA







En el campo militar y político la característica dominante del sistema político internacional en las próximas décadas será la competencia entre Estados Unidos y China. La intensa rivalidad llevará, con el tiempo, a la creación de dos grandes alianzas militares: una liderada por EE.UU. y la otra por China, en consonancia con lo ocurrido entre los EE.UU. y la Unión Soviética durante la última Guerra Fría.

La nueva bipolaridad arrastrará al resto de los países a tomar posiciones. En un mundo bipolar los márgenes de libertad de acción en los temas militares serán acotados (se estará con uno o con el otro).




Probablemente la coalición militar norteamericana replicará en grandes líneas la conformación de la “alianza occidental” de la última Guerra Fría, incluyendo los países de la OTAN, Japón, Canadá, Australia y algunos países asiáticos.

Mientras que la coalición china incluirá a Camboya, Corea del Norte, Laos, quizás Pakistán e Irán y países asiáticos o emergentes fuertemente dependientes de la economía y el financiamiento chino. El caso de Rusia merece un comentario aparte. Hoy está alineada con China, pero eso podría cambiar, pues China es una amenaza más cercana y concreta a sus intereses asiáticos.

El riesgo de una guerra generalizada entre China y Estados Unidos, por ahora, es bajo. La disuasión nuclear reciproca es efectiva porque ambas potencias cuentan con la capacidad militar para destruir a la otra en el caso de una guerra total.

Un conflicto militar a través de terceras partes parece poco probable. China emplea su creciente poder económico como instrumento privilegiado de su accionar internacional y prefiere extender su influencia geopolítica a través de préstamos, inversiones y acuerdos comerciales.

Pero en el futuro no puede descartarse confrontaciones por partes interpuestas (guerras civiles, golpes de Estado y conflictos entre terceros países) cuando, en regiones periféricas, se comprometan intereses vitales de alguna de las grandes potencias, como ya ocurrió durante la última Guerra Fría.








En un horizonte más largo, un conflicto militar convencional en el estrecho de Taiwán o en los mares del sur y este de China, no es descartable. El gigante asiático no puede concretar sus ambiciones globales sin transformarse en la principal potencia asiática y los norteamerivanos no podrán mantener su status de gran potencia global si son desplazados de Asia, la región del mundo más poblada y que más crece.

En el campo económico, el proceso de globalización económico en marcha no se detendrá, porque tanto los USA como China están profundamente integradas a la economía mundial. La difusa e intensa integración de los flujos de producción y comercio a través de las empresas multinacionales crea una red de intereses compartidos que le provee sustento y dinamismo al proceso de globalización.

Mientras no haya guerra, una estrategia de contención económica como la que puso en práctica EE.UU. respecto de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, parece poco probable.

El proceso de integración económica mundial probablemente perderá velocidad y la globalización futura será más desordenada. El conflicto impactará la localización de ciertos flujos de inversión extranjera directa, como ya está ocurriendo en el sudeste asiático principalmente en Taiwán y Vietnam.




Las negociaciones bilaterales se volverán moneda corriente entre los estados. Se crearán esferas de influencia superpuestas pero se mantendrán numerosos entrecruzamientos de intereses en los temas comerciales y económicos.

La excepción será los temas digitales y de telecomunicaciones, donde quizás ocurran fracturas importantes en la economía mundial causadas por la preferencia china por controlar políticamente el acceso a la información y por los temores norteamericanos respecto del impacto militar del espionaje cibernético.

Numerosos países se alinearán en lo militar con alguno de los contendientes, sin dejar de participar activamente en la economía global y relacionarse estrechamente con el otro.

Una mayoría de europeos y americanos (en particular Brasil, Chile y México) optarán por estrategias de “doble vía” manteniendo una amplia cooperación con China en materia de comercio e inversiones y simultáneamente asociándose, con diferentes grados de compromiso, a la coalición militar de Estados Unidos y sus aliados occidentales.

Esta estrategia también será atractiva para los países asiáticos que mantienen relaciones económicas intensas con China y simultáneamente, por razones de proximidad geográfica, temen su expansionismo. Un caso paradigmático es el de Australia, cuyo principal cliente comercial e inversor directo es China, pero mantiene una alianza muy amplia con Estados Unidos en materia de defensa e inteligencia.

Respecto de las políticas de “no alineamiento”, estas son efectivas en escenarios multipolares, especialmente cuando el país que las adopta no está directamente involucrado en los temas conflictivos entre las grandes potencias. Fue la política externa inteligente y eficaz que, entre 1870 y 1939, siguió Argentina para promover sus intereses económicos: “ser amiga de todos y aliada de ninguno”

El “no alineamiento” será capitalizado por algunos países asiáticos, ubicados en las fronteras calientes del conflicto y temeroso de verse involucrados directamente en un enfrentamiento bélico (como sucedió con Austria, Finlandia y otros países durante la última Guerra Fría).




Pero, en general, en un escenario bipolar los beneficios del “no alineamiento” no compensan los riesgos tomados. En particular cuando la nación que lo práctica es estratégicamente poco relevante y no puede utilizar el juego pendular para extraer grandes beneficios de los contendientes.

Para una potencia mediana, beneficiarse de la competencia entre las dos grandes potencias sin transformarse en víctima, no es fácil como ilustra, entre muchos otros casos, Argentina durante la Segunda Guerra Mundial.

Para Argentina, una potencia media alejada del centro del conflicto y estratégicamente poco relevante para los intereses vitales de los dos contendientes, las reglas óptimas de posicionamiento me parecen claras.

Primero: en materia de seguridad y defensa es necesario reconocer la hegemonía norteamericana en el hemisferio occidental
Los Estados Unidos tienen la capacidad de proyectar su poder militar en el hemisferio y en nuestra subregión, capacidad que los chinos no tendrán por muchos años. Si no elegimos bien nuestro posicionamiento, estaremos expuestos a hacerlo bajo presión y en la peor de las circunstancias.

La cooperación militar con los Estados Unidos y sus aliados occidentales, debe estar limitada a temas defensivos y regionales, y ser instrumentada en estrecha cooperación con nuestros vecinos, en particular Brasil y Chile.

Segundo: practicar un amplio pragmatismo económico y comercial global en todo lo que beneficie el desarrollo económico nacional
Los límites son aquellas iniciativas que involucren tecnologías “de uso dual” (militar y civil) que amenacen los intereses militares de alguno de los dos grandes rivales. El caso de la estación china de seguimiento satelital instalada en Neuquén debiera servirnos como llamado de atención.

Tercero: priorizar y profundizar la integración con nuestros vecinos en particular Brasil y Chile en todos los campos, inclusive el militar
No debemos politizar, por razones de política interna o de preferencias ideológicas, las relaciones con los vecinos o la región. Los únicos criterios sostenibles son la defensa de los regímenes democráticos y el respeto por los derechos humanos.

Cuarto: no practicar una política internacional “principista”
La Argentina actual no tiene los atributos de poder para gravitar en el diseño de las reglas y las instituciones que conforman el sistema político y económico mundial. La política exterior Argentina del siglo XX, que promovía activamente principios globales, no será efectiva para promover el interés nacional y generará problemas y fricciones que dificultarán el accionar nacional en los temas prioritarios de desarrollo económico.

Quinto: es conveniente reducir gradualmente la dependencia financiera argentina de ambas potencias en pugna
La competencia bipolar incrementará el perfil intervencionista de las dos grandes potencias en los asuntos internos de las potencias medias, como Argentina. Nuestro endeudamiento externo es excesivo, nos vuelve dependientes y nos expone a presiones que pueden involucrarnos en situaciones engorrosas para nuestros intereses.

El desenlace final de la lucha por la hegemonía mundial es imprevisible e indescifrable. Lo probable es que en el largo plazo no se imponga la nación más poderosa, sino la que haya sabido crear la coalición más amplia y sólida en términos económicos y militares, y que además ofrezca un modelo de organización política y social más atractivo.

Francia y Gran Bretaña se enfrentaron a mediados del siglo XVIII para establecer una primacía en Europa y en América del Norte. Francia era mucho más poderosa en términos de población y potencial militar.

Durante una primera etapa, Francia apoyó la independencia de los Estados Unidos y contribuyó al desmembramiento del imperio británico en América del Norte. A posteriori, el ambicioso intento napoleónico de imponer una hegemonía francesa en Europa continental (1793–1815) se malogró frente a la amplia coalición de países que organizó Gran Bretaña. Waterloo y el Congreso de Viena abrieron el camino para la consolidación de Gran Bretaña como “primus interpares” del concierto europeo durante casi un siglo.

El conflicto posterior entre Gran Bretaña y Alemania (1890–1945) duro cincuenta y cinco años y ocurrió en el marco de una creciente globalización comercial, económica y cultural. El conflicto se resolvió en beneficio de la que pudo organizar la coalición más amplia. Ocurrió después de dos devastadoras guerras mundiales con la perdida de preeminencia de ambos actores en la escena mundial, en beneficio de EE.UU. y la Unión Soviética. La Guerra Fría posterior duro 46 años (1945–1991). Se resolvió nuevamente en beneficio de la coalición más poderosa y que ofrecía un modelo de organización económico y político más atractivo. El derrumbe del imperio soviético inauguró el corto período de primacía global unipolar de los Estados Unidos, que ahora está concluyendo.

El ascenso de China en el escenario mundial va a ocurrir indefectiblemente. China es demasiado grande y fuerte para que su emergencia sea boicoteada. Los deseos del pueblo chino de participar en la prosperidad global y de ser reconocidos como una gran nación son legítimos.

Pero el surgimiento de China y la “declinación relativa” de los Estados Unidos y de Occidente suscitan tensiones y rivalidades, cuyas consecuencias son imprevisibles. Hay que saber elegir el camino.

Debemos preguntarnos si el modelo autoritario chino de modernización tendrá éxito en el largo plazo. La Edad Moderna se construyó sobre la libertad y el pluralismo. Los acontecimientos recientes en Hong Kong y la democracia de Taiwán nos recuerdan la inmensa relevancia del tema.

La historia no se repite, pero los acontecimientos riman y echan luz sobre lo que nos depara el destino.