13/8/24

LA VEZ QUE ARGENTINA PARTICIPO EN LA PRIMERA GUERRA DEL GOLFO PERSICO CONTRA IRAK


NACIONES UNIDAS


                         Un Alouette III de la Armada Argentina aterriza en el buque hospital USNS Comfort

La Guerra del Golfo Pérsico fue un conflicto bélico que enfrentó al régimen de Saddam Hussein contra una coalición de países liderada por Estados Unidos y que sucedió mucho antes de los atentados del 11 de septiembre y la Guerra de Irak de 2003.


Este conflicto tiene una particularidad para los argentinos, ya que fue la primera vez desde las Guerra de Malvinas que nuestro país participó de un conflicto armado. La medida, por supuesto, generó muchísima polémica en Argentina.


Argentina y su rol en la Guerra del Golfo


Para entender esta historia tenemos que remontarnos al 2 de agosto de 1990, fecha de la invasión de Irak a Kuwait. El régimen de Saddam Hussein estaba sumergido en deudas con su país vecino, con el que además mantenía una disputa por los precios del barril de petróleo.



Hussein acusó a Kuwait de robar petróleo de un campo compartido por ambos países, por lo que decidió invadirlo y anexarlo a su territorio. Como respuesta, la ONU aplicaró sanciones contra Irak y formó una coalición internacional liderada por Estados Unidos para expulsar a Irak de Kuwait.


Entre esos países, estaba la Argentina, que desde la llegada de Carlos Menem a la presidencia había iniciado una política de «integración al mundo» que al día de hoy todavía divide a la opinión pública nacional. Nuestro país fue el único país del continente que participó, 

VICEALMIRANTE CARLOS ALLIVIERI Y SPOP HIGUERA LUIS



Rechazo rotundo


De hecho, la participación argentina en la Guerra del Golfo fue tan impopular, que una encuesta reveló que el 95% de los argentinos estaba en contra del envío de buques al conflicto. A pesar de esto y los reclamos de diversos sectores de la oposición, el Congreso aprobó el envío de tropas a la guerra.


Quien dio el anuncio fue el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo, que esperaba que la medida atrajera inversores extranjeros. Tiempo después, Cavallo se convertiría en Ministro de Economía.


La participación del país estuvo centrada en el bloqueo naval del Golfo Pérsico, impidiendo que barcos ingresen o salieran del puerto de Kuwait. Para ello, se enviaron 500 hombres en 2 corbetas, 1 destructor, 1 buque de carga, 2 aviones de transporte y 3 helicópteros.



Durante la misión, llamada « Operativo Alfil», se realizaron cerca de 900 intercepciones, abriendo fuego más de 4 veces. Si bien no hubo víctimas durante la operación, se perdió un helicóptero debido a un accidente.



La guerra concluyó con la expulsión de las tropas iraquíes de Kuwait y debilitó seriamente la relación que Saddam Hussein mantenía con Estados Unidos, un aliado clave durante los 80 en su lucha contra Irán. Por la victoria, las tropas argentinas desfilaron junto al resto de la coalición en Nueva York.


La participación de nuestro país impulsó un acercamiento importante con los países de la OTAN y, principalmente, con Estados Unidos. Esta etapa sería denominada por muchos como la de las « relaciones carnales» con el país del norte, parafraseando una frase acuñada por el canciller Torcuato Di Tella.



Desde entonces, la participación argentina en la primera Guerra de Irak quedó para siempre asociada a un período que culminaría con la crisis de 2001 y lemas políticos como el «que se vayan todos». ¿Conocías esta historia?

10/8/24

EL TC -69 QUE PARTIO DE EZEIZA LLEVANDO UN HELICOPTERO ALOUETTE III NUEVO



Foto perteneciente a la primer tripulación del ESCUADRON I que voló al GOLFO PERSICO (OPERACION TORMENTA DEL DESIERTO) y realizó misiones de paz en la zona de conflicto evacuando a los argentinos que vivían en la región y llevándolos a Pisa (Italia), donde tenia su asiento el Comando de la ONU.

En realidad el TC-69 partió de Ezeiza el 10 de enero de 1991 teniendo como misión el transporte de un helicóptero Alouette III de la Armada Argentina para una de las fragatas que estaban realizando el bloqueo en el Golfo, ya que el que formaba parte de la dotación de una de una de estas había quedado fuera de servicio. El destino final de ese primer vuelo era Fujairah (Arabia Saudita), pero una vez que arribaron a la zona de conflicto fueron afectados a las misiones asignadas por la Cancilleria Argentina con el fin de evacuar compatriotas. Así es que el TC-69 regresa a Palomar el 14 marzo de ese año, habiendo efectuado dentro de todas las misiones asignadas cuatro penetraciones en zona aérea de actividad bélica.

El motivo del "BATMAN" era que volaban por lo general de noche, a lo cual ya se consideraban murciélagos...



De izquierda a derecha la tripulacion del TC-69:

* APOYO TECNICO: S.Aux. SACABA


* 2º MECÁNICO: S.AUX. BRESSAN

* 2º NAVEGADOR: 1er.Ten. SPICCIA

* 2º O.S.E.A. : S. AUX. BASSANO

* 1er. PILOTO: My. PERROTO

* COMANDANTE: VCOM. DESTEFANIS

* 1er. NAVEGADOR: CAP. PADILLA

* 2º PILOTO: 1er.Ten. BISERO

* 1er. MECÁNICO: S.A. CASTELLINI

* 2º PILOTO: CAP. MARTINEZ

* 1er. O.S.E.A. : S.A. CAMPELO

9/8/24

SABIAS QUE ARGENTINA COMBATIO EN EL GOLFO PERSICO




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                                         https://www.refworld.org/es/leg/trat/onu/1945/es/134031

4/8/24

PRECENCIA DEL NUEVO VICEALMIRANTE CARLOS ALLIEVI

 

POR FIN SALE DE LA BOCA DE UN VICEALMIRANTE QUE FUE CONDECORADO POR IR A LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO.

YA PELEANDO POR 33 AÑOS PIDIENDO UN RECONOCIMIENTO, CUANDO TODOS LOS ANTERIORES DIRIGENTE, MINISTROS DE DEFENSA, Y EL ESTADO MAYOR CONJUNTO, HASTA EL CONGRESO DE LA NACION TAMBIEN ESTA COMPENETRADA ETC, SIEMPRE LO NEGARON.
VICEALMIRANTE CARLOS ALLIEVI JEFE DE DE ESTADO MAYOR DE LA ARMADA ARGENTINA.



Durante 1990 y 1991 se desempeñó como Jefe de Navegación a bordo del Destructor ARA “Almirante Brown”, participando de la "Operación Alfil" en la Guerra del Golfo Pérsico.

2/8/24

ARGENTINA Y SU PARTICIPACION BELICA EN LA HISTORIA MUNDIAL


 

ARA BROWN Y ARA SPIRO




Se cumplen años del ataque de tropas de varias naciones, encabezadas por la marina y el ejército de Estados Unidos, contra Irak. El 17 de enero de 1991, tras haber expirado el ultimátum de la ONU al presidente de Irak, Sadam Husein, para la retirada de sus tropas de Kuwait, la fuerza multinacional dirigida por Estados Unidos atacó objetivos en Irak y Kuwait. Argentina participó activamente en la llamada guerra del Golfo, enviando, a la zona de conflicto, al destructor Almirante Brown (foto) y a la corbeta Spriro. Carlos Menem era por entonces el presidente, y Erman Gonzalez el Ministro de Defensa.

No fue la primera vez que Argentina sumó tropas propias como parte de una acción conjunta internacional. No es éste un tema menor. Por detrás de los hechos, se dibuja siempre una mirada que le permite a los gobiernos fijar posiciones en relación a su ubicación en el mapa geopolítico mundial. Nos proponemos en este informe repasar las decisiones que asumió Argentina en distintos períodos frente a situaciones similares.

Antecedentes

En Julio de 1944 ciento sesenta mil soldados aliados lograron desembarcar en Normandía abriendo brechas en la defensa alemana. Fue una acción sorpresiva para el enemigo, que les permitió llegar a París y liberar a Francia después de 4 años de ocupación nazi. La histórica batalla terminaría sellando el resultado de aquella contienda. Seis meses más tarde, en febrero de 1945 Roosevelt, Churchill y Stalin se reunieron en Yalta, para definir las bases del nuevo orden político mundial. Los máximos responsables de las tres potencias se distribuyeron la geopolítica del planeta, cuando aún no había finalizado la guerra. Se sentían seguros del triunfo, daban como un hecho la capitulación de las naciones del eje. Después del encuentro en Yalta todo se precipitó. Se sumaron nuevas derrotas en el campo de batalla y las naciones del eje comenzaron a quedar aisladas y acorraladas. El 28 de abril Benito Musolini fue atrapado por los partisanos italianos cuando intentaba huir del avance aliado. Mussolini y su esposa, Claretta Petacci, fueron ejecutados en Lago de Como. Sus cuerpos se expusieron, colgados de los tobillos, en una plaza de Milan. Dos días más tarde, el 30 de abril, se suicidó Adolf Hitler, y el 7 de mayo de 1945 los generales del Tercer Reih se rindieron. Recien el 14 de agosto lo haría el emperador Hiroito de Japón, después que dos populosas ciudades japonesas, Hiroshimas y Nagasaky, soportaran el estallido de bombas atómicas.

La primera lanzada desde un bombardeo norteamericano el B29, bautizado como el Enola Gay, cayó en Hiroschima el 6 de agosto. Dos días más tarde Rusía le declaró la guerra a Japón e invadió Manchuria para sellar definitivamente, la suerte del imperio japonés. Al finalizar la guerra quedaba claro quiénes serían las naciones dominantes en las próximas décadas, las que impondrían modelos económicos y sociales. Las que se atribuirían el poder de policía internacional, las que convalidarían, o no, la legitimidad de gobiernos en todo el mundo, por encima de sus características dictatoriales o democráticas.

En Yalta las potencias acordaron un modelo de organización dominante. Crearon Naciones Unidas, como un único foro internacional destinado a debatir los conflictos entre naciones, y también aprobaron la creación del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Dos organismos financieros surgidos con el pretexto de ayudar a financiar la reconstrucción de las naciones en guerra, pero cuyo verdadero objetivo fue regular la económicas mundial en beneficio de los intereses de las naciones dominantes.

En el tercer milenio, setenta y cuatro años después de concluida la segunda gran guerra, se aprecia con indisimulable claridad el éxito de aquel proyecto. La ONU no pudo frenar la invasión a Irak, y el FMI, junto al Banco Mundial, son quienes marcan el rumbo económico internacional, y el endeudamiento de las naciones más postergadas.

Las normas y reglamentos que rigen la ONU, son funcionales a los intereses de las naciones poderosas que dominan al organismo. Su Consejo de Seguridad está integrado por 11 miembros, de los cuales cinco son permanentes: China, Francia, EEUU, Gran Bretaña y Rusia. Los otros seis integrantes son rotativos y no tienen voto en muchas medidas trascendentales. Por ejemplo, el consejo de seguridad de la ONU posee la autoridad para forzar una intervención armada, siempre que tenga el voto unánime de los 5 miembros permanentes. Estas reglas se desmoronaron en marzo de 2003 cuando EEUU decidió, en forma unilateral, atacar Irak sin la aprobación del Consejo de las Naciones Unidas.

Las naciones con mayor poder condicionan el funcionamiento de Naciones Unidas. En 1949, tres años después de su creación, doce países occidentales, inquietos ante la posibilidad de una nueva guerra a escala mundial, firmaron un pacto para constituir la mayor sociedad militar del mundo. Así nació la OTAN, la organización del Tratado del Atlántico Norte, que comprometía a los países miembros a asumir como propia cualquier agresión a uno de sus integrantes. Fue el comienzo de una época signada por la guerra fría que enfrentaba al bloque soviético con las naciones de la OTAN. ¿Que protagonismo asumió nuestro país en este proceso de reordenamiento político mundial, después de la segunda gran guerra?

Argentina se mantuvo neutral en el conflicto hasta marzo de 1945 cuando le declaró la guerra a las naciones del eje. Decisión tomada, aunque sin movilización de tropas, por el presidente Edelmiro Farrel y su Ministro de Guerra, Juan Domingo Perón. Aquella decisión ubicó a nuestro país como una de las 51 naciones integrantes de la primera sesión de la ONU, que se realizó el 10 de enero de 1946 en Londres. Allí, logró sostener el principio de no intervención, aunque la aceptó cuando la decisión era tomada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Eso sucedió en Corea entre 1950 y 1953. En esos tres años de batallas interminables, murieron en la nación asiática, más de 4 millones de personas. Fue el gobierno de Arturo Frondizi el que envió, por primera vez, en 1958, un contingente militar argentino en carácter de observador. Fue una misión de paz al Líbano, integrada por militares que viajaron sin uniforme de combate. En 1960, Frondizi envío a África aviadores de la Fuerza Aérea que transportaron, en aviones DC3, alimentos y elementos de supervivencia al Congo.

En 1962 la guerra fría llegó a su punto más alto de confrontación. Se estuvo a muy poco de iniciar una tercera guerra mundial cuando se desencadenó un hecho conocido como la crisis de los misiles en Cuba. La Unión Soviética había instalado estas armas apuntando hacia Washington como respuesta a un posible ataque norteamericano para derrocar el gobierno de Fidel Castro. El presidente argentino, José María Guido, apoyó la posición de su par norteamericano Jhon Kennedy, y despacho hacia el Caribe tres aviones y los destructores Espora y Rosales para que participen del bloqueo a Cuba. La crisis de los misiles se entremezclaba, para alimentar aún más el fuego amenazante de una nueva guerra mundial, con otro estallido bélico producto de la guerra fría: Vietnam Estados Unidos, preocupado por evitar la extensión de las fronteras del comunismo hacia Indochina y Asia, envió una fuerza extraordinaria de 500 mil soldados a la región. La guerra en Vietnam duró trece años. Fue el conflicto armado más duradero en que intervino Estados Unidos. Una dimensión de la violencia que sufrió el pueblo vietnamita se puede apreciar con un solo dato. Durante estos años el territorio de Vietnam recibió más bombas que todas las lanzadas durante la segunda guerra mundial. Los portentosos bombarderos B 52 arrojaron las devastadoras e incendiarias NAPALM provocando el exterminio de pueblos enteros.

A pesar del poderío bélico desplegado, las tropas norteamericanas terminaron acorraladas por el ejército de Vietnam del Norte. Fue una derrota inesperada que el gobierno de EEUU sufrió dentro y fuera de sus fronteras. La acción de movimientos pacifistas, más la tragedia hecha relato en los sobrevivientes que retornaban al país, sumadas a las imágenes horrorosas que llegaban de Vietnam, generaron un frente opositor que condicionó la continuidad de la guerra. El 27 de enero de 1973, en París, el Secretario de Estado Norteamericano Henry Kissinger, en nombre del gobierno de Richard Nixon, firmó la rendición.

Argentina, a través de los gobiernos de José María Guido y Arturo Illia, apoyó las acciones norteamericanas en Vietnam. Pero, en 1965 aquel alineamiento con la política exterior de EEUU, desencadenó una crisis profunda en nuestro país. Fue cuando el General Juan Carlos Onganía, por entonces Comandante en Jefe del Ejército, le sugirió al presidente Illia enviar tropas a República Dominicana para forzar una normalización institucional en ese país. El pedido de Onganía generó un debate nacional que incluyó manifestaciones en las calles de Buenos Aires, realizadas por quienes se oponían a la intervención Argentina en Centroamérica. Illia, finalmente, no envió tropas, aunque apoyó a EEUU en la creación de una Fuerza Interamericana de Paz que interviniera en dominicana.

En 1970, Onganía se dueño del poder institucional tras derrocar a Illia con un golpe de estado y envió observadores militares, por pedido de la OEA, a El Salvador y Honduras para controlar el cese del fuego en la región. Militares argentinos volverían a Centroamérica años más tarde, pero bajo circunstancias bien distintas. Fue entre 1979 y 1982. Lejos de asimilarse a una misión de paz, más de 500 efectivos se instalaron en Honduras y Nicaragua para desarrollar tareas de entrenamiento y ayuda para combatir la guerrilla. Organismos de derechos humanos terminarían denunciando, tiempo después, que los militares argentinos enseñaban métodos de tortura que habían sido aplicados en nuestro país. Eran tiempos que en la casa Rosada estaba el General Leopoldo Fortunato Galtieri, y Nicanor Costa Mendez canciller argentino.

Desde la finalización de la segunda guerra mundial hasta nuestros días, Argentina ha participado en poco más de 25 operaciones militares en el extranjero, 14 de ellas se produjeron en los 10 años que duró el gobierno de Carlos Menem. La presencia de soldados argentinos entre los cascos azules, durante los diez años de Menem, fue un gesto de permanente pleitesía a la política exterior de Estados Unidos. Una adhesión que derivará en graves consecuencias para nuestro país. Para tomar dimensión de lo que representaron aquellas 14 misiones de militares argentinos en el extranjero, durante los años de Menem, es importante repasar algunos números. Nuestro país tenía, en 1994, más de 3.300 soldados, de las tres fuerzas, distribuidos en distintas zonas con conflictos en todo el mundo. Los gastos de estos movimientos fueron afrontados por Argentina, a la espera de su reintegro, por parte de la ONU. El sueldo de un oficial en misión en el extranjero oscila entre 2300 y 2700 dólares, según su rango. Un monto que se cobra por encima del que tiene como base. Argentina, además, gastó en 1991, 20 millones de dólares para enviar sus dos naves de guerra al Golfo.

Asumiendo la guerra como un negocio al que había que apostar, Menem aseguraba que tenía la promesa de EEUU, que empresas argentinas participarían de la reconstrucción de Kuwait. No solo no hubo participación de empresas argentinas en la reconstrucción del país invadido por Irak, sino que de los 20 millones de dólares gastados para enviar las naves de guerra al golfo, solo se recuperaron 8 millones. Sin embargo, el peor costado que tuvo la participación abierta de Argentina en la guerra del Golfo no fue el económico. Los atentados a la embajada de Israel, primero, y a la AMIA, más tarde, certificaron que aquella participación argentina en la guerra del Golfo no fue gratuita.

En junio de 2004 un plenario de comisiones del Congreso Nacional aprobó el tratamiento del proyecto del Poder Ejecutivo, para que se autorice el envío de tropas a Haití en el marco de la resolución 1542 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Fue el pasaporte para 614 militares argentinos que viajaron a Haití para sumarse a una fuerza internacional propiciada por la ONU. Además del personal militar nuestro país enviará 73 vehículos, ambulancias, un buque y un hospital móvil, entre otros pertrechos.

En el debate en el plenario, que unió a integrantes de dos comisiones parlamentarias de la cámara baja, de Relaciones Exteriores y la de Defensa, entregó una amplia y rica batería de conceptos por donde podía transitar la política exterior argentina, en relación a las misiones de paz y las intervenciones militares en otros países. El diputado Jorge Arguello defendió el envío diciendo que se trata de un esfuerzo multilateral para la reconstrucción de Haití, el país más pobre de América. Su par Federico Storani, planteó el riesgo de ser simples guardiacostas de los EEUU, en tanto que Marta Mafei propuso enviar socorristas y no militares. El socialista Luis Zamora afirmó que la acción convalidará un gobierno ilegal.

En la actualidad nuestro país ha modificado procedimientos internos para evitar que una decisión trascendente, como es la de enviar militares argentinos a otras naciones en misiones internacionales, quede solo en manos del presidente. La remisión de tropas exige hoy la sanción de una ley en tiempo y forma. En ocasión de la guerra del Golfo el permiso fue aprobado cuando las naves argentinas ya estaban en el Golfo pérsico, en la zona de operaciones y bajo las órdenes de Estados Unidos. Los debates parlamentarios, en aquel entonces, fueron estériles, quedaron como un eco quejoso a acciones del gobierno.

MILEI DETRAS DE LOS PASOS DE CARLOS MENEM

 

UNA SEGUIDOR DE MENEM, JAVIER MILEI ENTRA EN UNA ARRIESGADA MAS PELIGOROSA, EN LA POSICION INTERNACIONAL AL ALIARSE A ISRAEL.


Si se intentara buscar antecedentes a la posición internacional de Javier Milei con Estados Unidos e Israel, probablemente lo más cercano fuera el gobierno de Carlos Saúl Menem, de quien el dirigente libertario se ha manifestado un entusiasta “seguidor”.



El Ex presidente Carlos Saúl Menem (F)



El vínculo entre EEUU y Argentina en aquellos años se clasificó con la ya popular expresión “relaciones carnales”. En cuanto a las relaciones con Israel existen distintas investigaciones en las que se analiza si el Estado argentino rompió o no la “equidistancia” que mantuvo tradicionalmente frente al conflicto palestino-israelí.


Los hechos a analizar son varios, pero algunos se destacan más que otros. Sin dudas, el más significativo es el envío de tropas a la Guerra del Golfo en septiembre de 1990, en claro alineamiento con Washington.

Según precisa la investigadora del Conicet Ornela Fabani en un documento del organismo científico, el conflicto en Medio Oriente podría leerse también a través de la disputa entre Israel y Palestina. Para esta última, la Irak de Hussein, que había invadido Kuwait y dado inicio al enfrentamiento, era el único actor capaz de hacerle frente a Tel Aviv. Si bien la decisión de Menem no pretendía tomar partido en ese conflicto, el hecho de enfrentar a Hussein era todo un mensaje.

Un año más tarde, en 1991, el gobierno de Menem decidió abandonar el grupo de países No Alineados, que Argentina integraba desde 1973 por iniciativa del expresidente Juan Domingo Perón, pero que también suscitó interés para Raúl Alfonsín. Las “relaciones carnales” de Argentina con Estados Unidos habían hecho cada vez más complicado el consenso con los Países No Alineados en numerosos temas. Entre ellos, la cercanía del Grupo con la causa de Palestina.

Durante ese mismo tiempo, el presidente Menem realizó su primer viaje a Medio Oriente, con Tel Aviv como primera parada. Una decisión que causó sorpresa entre propios y extraños, ya que se creía que el expresidente visitaría Siria, de donde procedían sus ancestros, y a donde había viajado durante los tiempos de campaña. Por otra parte, el destino tomaba una importancia mayor, ya que se trataba de la primera visita oficial de un mandatario argentino a Israel.

Aunque el viaje enojó al líder sirio, Al Assad, que se negó a recibir a Menem una vez que este quiso reunirse, el mandatario peronista utilizó su encuentro con el primer ministro de Israel, Yitzhak Shamir, para explorar la posibilidad de acercar posiciones entre árabes e israelíes. En ese sentido, el presidente argentino ofreció a Buenos Aires como sede de una conferencia de paz para Medio Oriente, que terminó reuniendo a representantes de Israel y Palestina, aunque en la ciudad de Madrid.

Las gestiones de Menem muestran que aunque involucró a Argentina en la Guerra del Golfo o eligió Tel Aviv como primera parada de un viaje a Medio Oriente, el líder peronista intentó morigerar su posición, aunque lejos estaba de poder rebalancear lo ya había hecho hasta ese momento. En todo caso, intentó equilibrar los apoyos con mayor énfasis tras los Acuerdos de Oslo, impulsados por Bill Clinton en 1993.

Prueba de ello es la reunión que celebró su canciller, Guido di Tella, con altos funcionarios de la Organización para la Liberación de Palestina en 1993; o más tarde, en 1996, las gestiones realizadas por el propio Menem ante Israel para flexibilizar las condiciones impuestas por el Estado judío con Palestina respecto al paso de alimentos y medicinas.

Volviendo a los hechos en torno a la Guerra del Golfo, Fabani cuenta que cuando el gobierno argentino anunció el envío de tropas, el excanciller del primer gobierno de Menem, Domingo Cavallo, afirmó que si Argentina quería “participar de los beneficios del proceso de gestación de un nuevo mundo de paz y progreso” debía “asumir las responsabilidades”.

Por supuesto, si eso supuso recibir alguna ayuda de los poderes centrales en materia económica o de política exterior, la realidad lo pone seriamente en duda. Por el contrario, solo basta mencionar los dos atentados brutales que sufrió la comunidad judía durante el mandato del dirigente riojano.


En tan solo cuatro meses de gestión, el presidente Milei ha dado sobradas muestras de que el alineamiento con Israel es total, y que lejos está de querer impulsar cualquier tipo de solución pacífica al conflicto israelí-palestino, o en última instancia (para él) mantener la tradicional equidistancia argentina en relación al conflicto.

En este sentido, el envío de tropas durante la Guerra del Golfo que impulsó Menem, así como el resto de gestos que realizó en favor de Tel Aviv, podrían parecer poca cosa en comparación con la temeridad con la que está dispuesto a avanzar el mandatario libertario en Medio Oriente.

26/7/24

LA NAVEGACION AL GOLFO PERSICO QUE NO FUE TURISTICA


EL CONFLICTO IRAK – KUWAIT A 30 AÑOS DE LA INTERVENCIÓN ARGENTINA EN LA GUERRA DEL GOLFO: 

1990-2020. UNA VISIÓN TESTIMONIAL Comunicación del académico de número Enrique Molina Pico, en la sesión privada de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el 8 de julio de 2020,

HACE CLIK ACA 


ESTE SEÑOR NOS OBICO EN EL GOLFO PERSICO, NO NADA ESCRITO POR QUE COMO DICE EL FUE TODO POR SATELITE, AHORA SE ENTIENDE QUE NADIE SABE NADA.

25/7/24

LO QUE NADIE TE CONTO DEL GOLFO PERSICO (GUERRA)

SI TE INTERESA HACE CLIK EN EL LINK DE ABAJO

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LA MARINA EN EL GOLFO PERSICO 

GEORGE BUSH ORDENA INICIAR LA GUERRA DEL GOLFO



George Bush ordena iniciar la Guerra del Golfo con la operación Tormenta del Desierto: Recuerdo de una vergüenza Argentina.


Tras el conflicto, la ONU impuso a Iraq un severo embargo que produjo gravísimos trastornos sociales en el país.

En julio de 1992, aviones británicos y estadounidenses despegaron desde Turquía y quemaron cultivos en Iraq.

El 26 de junio de 1993, Estados Unidos bombardeó Iraq en represalia por una supuesta conspiración para asesinar a George H. W. Bush.

Del 16 de diciembre al 19 de diciembre de 1998, mientras en EE.UU. arreciaba el escándalo Lewinsky, EE.UU. y Gran Bretaña llevaron a cabo sobre Iraq una serie de bombardeos a la que llamaron «operación Zorro del desierto».

En el año 2002 George W. Bush acusa a Corea del Norte, Irán e Iraq de constituir un «Eje del Mal», desencadenando la invasión de Iraq de 2003.


La teoría del «choque de civilizaciones»

En la época inmediatamente posterior a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la tesis del «choque de civilizaciones», promovida por Samuel Huntington, fue utilizada como justificación para el enfrentamiento por entonces casi inminente de Estados Unidos con el mundo islámico.


Conflicto entre Irak y Kuwait

El conflicto entre Irak y Kuwait alteró profundamente la situación pre-existente en la región, convulsionó a todo el mundo árabe-islámico, así como tuvo serias repercusiones internacionales de alcance mundial, primero con el esfuerzo bélico y la Guerra del Golfo, y después con el largo y difícil proceso de negociación global de la paz en Oriente Medio auspiciado por Estados Unidos en el marco de Naciones Unidas.



La guerra entre Irak y Estados Unidos fue la mayor crisis regional desde el fin de la Primera Guerra Mundial. No sólo afectó a las más remotas zonas del mundo árabe, sino también, y en un grado nunca visto, a los tres Estados no árabes de Oriente Medio: Irán, Turquía e Israel.

Negociaciones de la alianza

Se suceden en la ONU numerosas resoluciones: condena de la invasión el 2 de agosto, embargo económico el 6 de agosto, el bloqueo militar el 25 de agosto y el 29 de noviembre la autorización del uso de la fuerza que permitió la creación de una amplia alianza y una rápida guerra.

El Secretario de Defensa Dick Cheney, entre 1990 y 1991 jugó un papel clave en el conflicto bélico. Dirigió todos los acuerdos y alianzas previas a la Guerra del Golfo; consiguió que el rey Fahd de Arabia Saudí permitiera la instalación de bases militares estadounidenses en Daharan, y en 1992 firmó un acuerdo de seguridad entre EE.UU. y el emirato de Qatar, donde se instaló el comando central de las tropas de EE.UU. estacionadas en la región del Golfo Pérsico.

Pozo ardiendo Vencido el ultimátum de la ONU, el ataque de las fuerzas aliadas comenzó el 17 de enero de 1991 a las 2.44 horas de la madrugada y el primer objetivo fue Bagdad. Se inició un nuevo tipo de ataque aplicando tecnología avanzada. Se contaba con una unanimidad internacional bastante amplia.


La primera fase tenía como objetivo debilitar al máximo las defensas iraquíes, destruir la infraestructura, desmoralizar al Ejército y desbaratar las comunicaciones. La aviación aliada, especialmente la de EE.UU, Gran Bretaña y Arabia Saudí, realizó más de 100.000 salidas desde sus bases en los países de la zona y desde los portaaviones que navegaban por el Golfo. Bombarderos B-52 llegados desde Europa, repostados en vuelo, a sus objetivos en Irak.

A pesar de que Saddam Hussein, intentaba provocar el inicio de la ofensiva terrestre aliada, el jefe de las fuerzas occidentales Schwarzkopf, repetía que ésta llegaría cuando la capacidad de respuesta de Irak fuera mínima. Se arrojaron 88.500 toneladas de bombas; de éstas sólo 6.250 correspondían a las llamadas "bombas inteligentes".

Al final se consiguió un escaso índice de precisión del 25 por ciento. Entre las fuerzas aliadas formadas por 745 mil soldados resultaron muertos en combate 179 y en accidentes 77. Los heridos fueron 320. El 22 de enero Saddam ordena que se prenda fuego a los pozos petrolíferos y a las instalaciones de extracción de petróleo de Kuwait.


Cada día arden unas 220.000 toneladas de crudo. También desvían 500 millones de litros de petróleo hacia el golfo Pérsico. La vida marina de la zona sufre daños irreparables. El emirato está al borde de una catástrofe ecológica. Se llega a temer un catástrofe climática mundial.


Definición de la crisis del Golfo

Tras el fin de la guerra irano-iraquí surge una preocupación creciente en los círculos oficiales norteamericanos, europeos e israelíes: la posibilidad del establecimiento de un equilibrio estratégico militar en Oriente Medio entre los Estados árabes e Israel, una posibilidad que, si bien quizás no inmediata, daría al traste con un modelo de control postcolonial de la región basado en la superioridad militar israelí y la funcionalidad de las petromonarquías del Golfo.

Entre los Estados árabes la eliminación de Irak, como potencia regional emergente tras la guerra contra Irán (Irak tiene más (le 438.000 Km2 y es el Estado árabe más poblado de la región, con 19 millones de habitantes en 1992) se convertía en prioritaria.


Consecuencias de la guerra contra Irak

Estos tres niveles de intervención tienen una relación directa con la importancia energética de Oriente Medio, que (incluido Irán) produce Un cuarto de la producción Mundial de petróleo y contiene -en 1990- el 65, 7% de las reservas mundiales, un porcentaje que aumentará hasta un 85% en los próximos 20 años. EE.UU. con un porcentaje del 2,6% de las reservas mundiales, consumió en 1989 el 25,5% de la producción petrolífera Mundial.

El resultado de la guerra determinó una serie de elementos básicos para la posterior ofensiva diplomática de EE.UU. en la región:

El uso de la fuerza militar por medio de la demostración hacia el conjunto del mundo árabe, pero también hacia el conjunto del Tercer Mundo, de la voluntad norteamericana de utilizar toda su capacidad de destrucción militar masiva contra un país (literalmente: "devolver a Irak a la era preindustrial).

La desvalorización de la Intifada y de sus logros internacionales y regionales por medio de la penalización política de la OLP y de la población palestina de los Territorios Ocupados por sus posturas durante la guerra. A ello se une el fin de la ayuda económica de las petromonarquías a la OLP y la financiación alternativa del movimiento islamista Hamas como competidor social.

Agudización de la división interárabe tanto en las esfera política como económica.

Profundización del abismo entre las poblaciones y los regímenes árabes y, crisis de la representatividad política popular. La población árabe, tras haberse durante la guerra recuperando y compartiendo desde Marruecos a Palestina los lemas de la lucha nacionalista, queda conmocionada por la destrucción impune de Irak, favoreciendo el impulso posterior de los islamistas.

Síndrome de la Guerra del Golfo

Durante 1993, se han disparado las denuncias de militares pertenecientes a la coalición aliada que participaron en la guerra contra Irak en relación a un llamado "síndrome Tormenta del Desierto" que estaría afectando su salud y la de sus familias. El informe de The Medical Educational Trust recoge la información hasta ahora conocida.

Las afecciones son múltiples y en ocasiones incluyen el colapso del sistema inmune. Las denuncias provienen sobre todo de militares norteamericanos y británicos. En Irak, diversas comisiones internacionales y las propias autoridades sanitarias del país venían con anterioridad a 1993 denunciando el aumento espectacular e inexplicable de malformaciones, abortividad y cánceres infantiles. 

También se indica que los veteranos aliados podrían estar padeciendo ahora las consecuencias de haber sido tratados preventivamente contra armamento químico con medicamentos en fase de experimentación no autorizados: más de 400.00 soldados habrían sido así "conejillos de indias".

Excluido Irak del escenario resolutivo árabe, el proceso de normalización entre Israel y los restantes Estados árabes de la zona, mucho más débiles y dependientes que Irak, es un hecho. La guerra contra Irak fue la premisa obligada de la puesta en marcha del proceso de paz árabe-israelí.



Recuerdo de una vergüenza Argentina

El presidente Carlos Menem, en su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ha ordenado la movilización de oficiales y suboficiales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada nacional, dijo el ministro.

Agregó que los militares argentinos no conformarán una fuerza beligerante. No van a emprender acciones bélicas ofensivas, no van a asumir un rol de beligerancia.

El gobierno argentino anunció ayer que decidió enviar dos buques al Golfo Pérsico en misión de paz para participar en el bloqueo económico contra Irak.

El vocero presidencial Humberto Toledo, aclaró que se trata de una misión de paz, por lo que no necesita la aprobación del Congreso, agregando que los efectivos no entrarán en combate sin autorización del Congreso.

Entre tanto, Zulema Yoma la esposa del Presidente argentino Carlos Menem, afirmó sentirse avergonzada por la decisión de enviar naves de su país al Golfo Pérsico.

De ascendencia siria y practicante de la religión musulmana, Zulema declaró, me siento avergonzada como argentina de mandar tropas a sumarse al bloqueo contra Irak.

Zulema Yoma subrayó, vamos a ayudar a nuestros enemigos en este momento, a quienes nos ofendieron con las Malvinas. No puedo olvidar los dolores y las lágrimas que hemos derramado cuando hundieron a nuestro barco el General Belgrano durante la guerra con Gran Bretaña en 1982 dijo la señora de Menem.

Entre tanto, los nueve países de la Organización de Europa Occidental (UEO) se pronunciaron por la ampliación al tráfico aéreo del embargo contra Irak. Decidieron además fortalecer su coordinación que extienden a los medios terrestres y aéreos según un comunicado publicado anoche al término de su reunión en París.

Los nueve tomarán en los más breves plazos medidas suplementarias necesarias para instaurar de manera completa y eficaz el embargo, y lanzaron un llamado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que adopte muy rápidamente las decisiones apropiadas en ese sentido, precisó el comunicado.

El canciller francés, Roland Dumas, dijo que los nueve también pedirán al Consejo que extienda el embargo comercial a países que infrinjan las presentes sanciones decretadas por las Naciones Unidas.

Dumas añadió que un comité militar conjunto se reunirá hoy para poner en vigencia nuevas medidas que extiendan la coordinación entre fuerzas terrestres y aéreas de la UEO que operan en el Golfo.

Holanda dijo ayer que enviará 18 cazas F-16 a la región del Golfo si el Consejo decreta un embargo aéreo contra Irak. Este anuncio se produjo en momentos en que el Consejo seguía reunido en Nueva York.

En una acción sin precedentes, la Unión Soviética ha acordado prestar a Estados Unidos un gran barco para trasladar equipos militares al Golfo Pérsico, revelaron ayer fuentes de la Organización del Tratado de Atlántico del Norte (OTAN).

También han habido discusiones entre funcionarios estadounidenses y soviéticos sobre el uso de grandes aviones soviéticos de transporte Antonov para ayudar a trasladar soldados y pertrechos estadounidenses al Golfo Pérsico, dijeron las fuentes. Según el ministro de Finanzas de Israel, Yitzhak Modai, el presidente soviético Mijail Gorbachov calificó al mandatario iraquí Saddam Hussein de bestia salvaje, pero manifestó su esperanza de que Irak pueda ser obligado a retirarse de Kuwait sin derramamiento de sangre.

Por su parte, el canciller, David Levy, dijo que la Unión Soviética prometió salir a la defensa de Israel si Irak lo agrede.

El canciller saudí, príncipe Saud al-Faisal, declaró ayer en Moscú que su país acogería de buen grado a tropas soviéticas en su país si Moscú decidiera sumarse a la fuerza internacional concentrada para enfrentar a Irak.

Por otro lado, el presidente Carlos Menem calificó ayer como conveniente para Argentina el envío de tropas al Golfo en una controvertida medida que convertiría a este país en el primero de América Latina en participar en el bloqueo militar contra Irak.

La Casa de Gobierno concluyó ayer los arreglos para un anuncio formal a la población sobre la participación militar, que consistirían en un par de centenares de oficiales profesionales y dos buques misilísticos de la Armada, según anticiparon fuentes gubernamentales.

En otro frente diplomático, el presidente sirio Hafez Assad efectuará su primera visita a Teherán la semana próxima para discutir la crisis del Golfo Pérsico y la situación en el mundo árabe en general, informaron ayer fuentes sirias.

Se anticipa que el viaje será de utilidad para una campaña de Assad para proyectarse como aliado confiable del Oeste y mejorar la imagen de su país después de los años de aislamiento que le reportó su implicación en ataques terroristas.

24/7/24

LA VEZ QUE ARGENTINA PARITICPO EN AL (PRIMERA) GUERRA CONTRA IRAK

 




La Guerra del Golfo Pérsico fue un conflicto bélico que enfrentó al régimen de Saddam Hussein contra una coalición de países liderada por Estados Unidos y que sucedió mucho antes de los atentados del 11 de septiembre y la Guerra de Irak de 2003.


Este conflicto tiene una particularidad para los argentinos, ya que fue la primera vez desde las Guerra de Malvinas que nuestro país participó de un conflicto armado. La medida, por supuesto, generó muchísima polémica en Argentina.

Argentina y su rol en la Guerra del Golfo

Para entender esta historia tenemos que remontarnos al 2 de agosto de 1990, fecha de la invasión de Irak a Kuwait. El régimen de Saddam Hussein estaba sumergido en deudas con su país vecino, con el que además mantenía una disputa por los precios del barril de petróleo.

Hussein acusó a Kuwait de robar petróleo de un campo compartido por ambos países, por lo que decidió invadirlo y anexarlo a su territorio. Como respuesta, la ONU aplicaró sanciones contra Irak y formó una coalición internacional liderada por Estados Unidos para expulsar a Irak de Kuwait.

Entre esos países, estaba la Argentina, que desde la llegada de Carlos Menem a la presidencia había iniciado una política de «integración al mundo» que al día de hoy todavía divide a la opinión pública nacional. Nuestro país fue el único país del continente que participó, excepto por Honduras.

Rechazo rotundo

De hecho, la participación argentina en la Guerra del Golfo fue tan impopular, que una encuesta reveló que el 95% de los argentinos estaba en contra del envío de buques al conflicto. A pesar de esto y los reclamos de diversos sectores de la oposición, el Congreso aprobó el envío de tropas a la guerra.


Quien dio el anuncio fue el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo, que esperaba que la medida atrajera inversores extranjeros. Tiempo después, Cavallo se convertiría en Ministro de Economía.

La participación del país estuvo centrada en el bloqueo naval del Golfo Pérsico, impidiendo que barcos ingresen o salieran del puerto de Kuwait. Para ello, se enviaron 500 hombres en 2 corbetas, 1 destructor, 1 buque de carga, 2 aviones de transporte y 3 helicópteros.

Durante la misión, llamada « Operativo Alfil», se realizaron cerca de 900 intercepciones, abriendo fuego más de 4 veces. Si bien no hubo víctimas durante la operación, se perdió un helicóptero debido a un accidente.

La guerra concluyó con la expulsión de las tropas iraquíes de Kuwait y debilitó seriamente la relación que Saddam Hussein mantenía con Estados Unidos, un aliado clave durante los 80 en su lucha contra Irán. Por la victoria, las tropas argentinas desfilaron junto al resto de la coalición en Nueva York.

La participación de nuestro país impulsó un acercamiento importante con los países de la OTAN y, principalmente, con Estados Unidos. Esta etapa sería denominada por muchos como la de las « relaciones carnales» con el país del norte, parafraseando una frase acuñada por el canciller Torcuato Di Tella.

Desde entonces, la participación argentina en la primera Guerra de Irak quedó para siempre asociada a un período que culminaría con la crisis de 2001 y lemas políticos como el «que se vayan todos». ¿Conocías esta historia?

17/7/24

ADIÓS IRAK, ¿ Y AHORA QUÉ?

 

Las tropas aliadas se despiden de Irak, pero a los soldados no les resulta fácil dejar sus traumas de guerra. También muchos de los soldados Americanos, Canadienses, Argentinos, Italianos etc. presentan graves traumas cuando regresan del Golfo.

Nuestra querida Argentina, su gobierno les paso de largo, no les hizo mella en nada, fuimos y volvimos gracias a Dios, el solo hecho de estar en el Teatro de Operaciones ya es infernal el estado de nervios, mas sumado el Strees que uno va acumulando a lo largo de los dias. Estos 34 años nadie pregunto, nadie anuncio nada, nadie salio a buscar quienes se sienten mal. Desjades total nadie sabe nada o lo saben y esconden lo que deben pagar por estar en la GUERRA, encima hoy desean esta en la OTAN, no saben el compromiso que es, nadie asesora como es el tramite por lo que veo en todos los medios y voceros del Gobierno.
Llegó la hora de preocuparse por el estado mental de los militares que regresarán a casa.

Aca en primera persona:

“Durante mi primera noche en Irak ametrallé a una familia y después a un tipo en un BMW que quería derribarnos”. Así recuerda el ex soldado estadounidense, Michael Drummond, el inicio de su misión en la guerra de Irak en 2003; él cuenta su historia en una página web que se dedica a recopilar las experiencias de los militares en el frente y que bien podría crecer hasta tener versiones para cada uno de los países que intervinieron con sus tropas en la malhadada Operación Libertad Iraquí o en la guerra de Afganistán.

Y es que, como es sabido –a más tardar desde la Primera Guerra Mundial–, los enfrentamientos armados no dejan solamente cuerpos mutilados y heridas visibles, sino también serias afecciones psíquicas generadas por las vivencias extremas de los soldados. Poco se habla de los traumas de la población iraquí o de cómo la sociedad afgana hará para superar los suyos; pero, al menos para los Gobiernos que enviaron batallones a Irak y a Afganistán, ha llegado la hora de preocuparse por el estado mental de los militares que regresarán a casa. Y Alemania no es una excepción.

TEPT: trastornos por estrés postraumático.

Lo más probable es que los problemas que aquejan al soldado Michael Drummond desde que abandonó Irak sean muy similares a los que afligen a los combatientes de otras naciones. “Yo sufría de insomnio y terminé desarrollando una suerte de ‘complejo de Superman’; yo me percibía todopoderoso y me ofrecía para cumplir cualquier misión peligrosa”, cuenta Drummond, quien, tras regresar a Estados Unidos, se percató de que necesitaba ayuda especializada. Un médico le diagnosticó TEPT: trastornos por estrés postraumático.

Los enfrentamientos armados no dejan solamente cuerpos mutilados y heridas visibles, sino también serias afecciones psíquicas generadas por las vivencias extremas de los soldados.

Varias investigaciones revelan que cada quinto soldado que retorna de Irak sufre de trastornos por estrés postraumático, una afección caracterizada por estados de pánico, renuencia a hablar de las experiencias vividas y una tendencia a apaciguar el dolor mediante el consumo excesivo de alcohol y potentes drogas.

La alarma suena en varios países

La reinserción de los soldados en la vida civil les resulta muy difícil a muchos de los que regresan del frente de batalla y ni sus familiares ni sus amigos están preparados para apoyarlos en ese proceso. “Nadie me dijo que él regresaría a casa siendo una persona completamente distinta, que él estaría rabioso con tanta frecuencia; nadie me lo dijo”, comentaba sollozante Tracy Eiswert en un programa del Public Broadcasting Service (PBS), la cadena estadounidense de televisión pública.

Al contrario de Drummond, el esposo de Eiswert no contó con el respaldo de un médico comprensivo. Casos como éste han hecho sonar la alarma en varios países. En Estados Unidos, por ejemplo, hay cada vez más organizaciones privadas dedicadas a atender a los veteranos de guerra y el Gobierno de Barack Obama acaba de reformar ciertos lineamientos para que las enfermedades asociadas al TEPT sean reconocidas de manera más expedita; en otras palabras, para recibir atención especializada los soldados estadounidenses ya no tendrán que seguir demostrando que vivieron una experiencia traumática concreta en el campo de batalla ni ofrecer los nombres de testigos presenciales como evidencia.

“Uno puede superar estos traumas”

“Uno no tiene que haber intervenido directamente en un combate para terminar traumatizado por la guerra”, dijo Obama recientemente. Hasta ahora se han registrado cerca de 400.000 casos de TEPT en Estados Unidos. Los afectados reciben mensualmente hasta 2.700 dólares del Estado y asistencia sanitaria gratuita.
Las asociaciones de veteranos de guerra aplaudieron estos cambios como un ejemplo de pensamiento progresista, pero insisten en que queda mucho por hacer para asegurarse de que los soldados que regresan encuentren su camino de vuelta a la vida civil. La historia del ex soldado Michael Drummond parece haber tenido un final feliz; su mensaje para quienes, como él, están por abandonar Irak reza: “Hay ayuda disponible, no se rindan. Uno puede superar estos traumas”.


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VIVIR CON EL FANTASMA DE LA GUERRA

 


Los soldados que viven la muerte de cerca sufren largo tiempo después la tortura de los recuerdos, el ‘síndrome de estrés postraumático’. Necesitan apoyo y hablar de lo que sienten.



Para muchos soldados no es posible superar el trauma de la guerra.


Cuando vuelven a la vida civil, muchos soldados han pasado por momentos dramáticos en los que han presenciado la muerte de personas durante un ataque, y no les resulta fácil volver a enfrentar la realidad de un mundo que no está en guerra. En Alemania, los más afectados son los soldados que cumplen misión en Afganistán. Pero la causa del trastorno de estrés postraumático no es la debilidad o la inestabilidad emocional, sino consecuencia de sucesos imposibles de sobrellevar si no se dejan atrás los sentimientos. Una trampa que hace que vuelvan en el momento menos pensado.

Perseguidos por fantasmas de la guerra

Los recuerdos reprimidos vuelven con fuerza.

Los fantasmas los persiguen en las situaciones más cotidianas, hasta cuando van de compras al supermercado. No es extraño que miren permanentemente hacia las salidas, vigilando que no surja de allí ningún peligro.

Esa tensión es normal, dice el Dirk Preusse, médico de escuadrón en el Hospital de las Fuerzas Armadas de Alemania en Coblenza: “Al haber pasado por situaciones muy peligrosas, controlan todo el tiempo que algo así no les vuelva a suceder algo así. Todo lo que les recuerda el peligro les hace revivir la mismas sensaciones que tuvieron durante el episodio traumático. En los soldados, el disparador puede ser una calle angosta, por ejemplo. Un pequeño estímulo, la mayoría de las veces inconsciente, es suficiente para desencadenar nuevamente el recuerdo del trauma vivido. Y eso los transporta de vuelta a ese episodio como si lo estuvieran viviendo otra vez”, explica Dirk Preusse.

Los estímulos varían de acuerdo con la persona. A algunos les basta un perfume, a otros determinadas imágenes. Son ‘flashbacks', o recuerdos súbitos, que les hacen revivir el trauma. “Los ‘flashbacks' son contenidos insistentes de la memoria que no se pueden evitar. Son como películas o fotografías en la mente que funcionan de otra forma que las demás, ya que, por su enorme carga emocional no elaborada, provocan que se reviva un momento como si de verdad se estuviera otra vez allí.


Sentimientos reprimidos vuelven con más fuerza

Soldados en el Golfo Persico 

La causa de este funcionamiento reside en que esos recuerdos no han podido ser almacenados correctamente por la psiquis. Al vivir una situación de estrés extremo, se produce una escisión entre la realidad y las emociones. En tales situaciones, el individuo intenta reprimir los sentimientos, y eso los soldados deben aprenderlo muy bien, ya que, de lo contrario, no podrían reaccionar durante la batalla. Se paralizarían. Pero el sentimiento reprimido que no se elabora no desaparece, sino que sigue existiendo. Y lo que ocurre durante un ‘flashback' es que la persona regresa al momento y al episodio, con todos los sentimientos que le corresponden”, apunta el experto.

En medio de la guerra los soldados apenas tienen tiempo de elaborar lo vivido. La elaboración se produce más tarde, cuando vuelven de su misión, como sucede con muchos de los soldados alemanes que sirven en el GLFO y Afganistán. Los sucesos y las imágenes resurgen en la conciencia y entonces comienzan a sufrir pesadillas, ataques de pánico y depresiones. “La imagen que se tiene de los soldados como personas inestables no es correcta. Un síndrome de estrés postraumático puede afectar a cualquier persona si se la somete a un número suficiente de situaciones traumáticas de determinadas características. Claro que hay personas que están más predispuestas y reaccionan más sensiblemente. Todos tenemos nuestro talón de Aquiles. Tal vez les alcance un episodio violento, o dos. Pero en el caso de los soldados siempre se trata de muchos episodios que los amenazan sustancialmente”, continúa Dirk Preusse.

Recuerdos escabrosos

Un tercio de los afectados se repone luego de una misión, dice el médico. El otro tercio desarrolla un cuadro masivo de estrés postraumático. El tercio restante se siente bien, pero un pequeño detalle alcanza para sacarlo de sus casillas.

“Muchos se aíslan porque piensan que nadie los puede comprender, y tienen razón. No pueden contarle a su esposa que su compañero pisó una mina y su cuerpo voló en pedazos, no quieren traspasarle esa carga, ya que, si lo hacen, también ella sufrirá el trauma, ya que tal vez hasta conozca a ese compañero. Lo que aconsejamos a los soldados es, precisamente eso, que cuenten que algo horrible sucedió, pero que no den detalles, ya que eso representa una carga demasiado grande para sus familiares”, advierte el experto.

La pregunta más terrible

La guerra deja siempre huellas imborrables.

“Lo peor es cuando uno vuelve y le preguntan ‘¿Cómo fue?'. Lo vivido aún está fresco en la memoria cuando se vuelve a casa”, dice el teniente coronel Ralph Adametz, del Comando Sanitario en Coblenza, quien participó de cinco misiones en el extranjero, la última dirigiendo un batallón en el GOLFO. Nunca contó los detalles escabrosos a sus familiares. “Uno empieza a pensar en cómo fue todo días o semanas después de haber vuelto. Es difícil explicarle a los demás cómo fue lo que uno vivió, porque se sabe que el otro no lo entenderá. Uno no se siente preparado para hablar de eso”, cuenta Ralph Adametz.

También él habló de sus vivencias con sus seres queridos mucho más tarde, cada vez que algo le recordaba en el GOLFO, por ejemplo, al hacer las compras y ver cierto artículo en las góndolas. La familia tuvo que armar de a poco lo que experimentó Adametz como si se tratara de un rompecabezas. El teniente coronel dice que fue afortunado, ya que no vivió episodios traumáticos durante su misión.

Apoyo psicológico para los que vuelven

Los soldados que hoy están estacionados en Afganistán se ven afectados por el estrés postraumático. El capellán Stefan Werdelis ofició misa y brindó consuelo a las tropas durante cuatro meses en el norte afgano. En ese tiempo murieron diez soldados, cinco de los cuales eran alemanes. Los que regresaron no tienen por qué avergonzarse, subraya Werdelis. “Necesitan sentir que la sociedad en que viven reconoce el servicio que ellos prestaron, que no tienen por qué esconderse y mucho menos avergonzarse por lo que hicieron. Y precisan de un ambiente profesional en el que se observe con atención si alguno de ellos necesita apoyo psicológico. Y esto tampoco debe ser motivo de vergüenza. Creo que actualmente se está dando una tendencia favorable a destabuizar las enfermedades psíquicas”, concluye el párroco.

Autora: Sarah Steffen/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz