11/9/21

KUWAIT: LA GUERRA DEL "MUNDO NUEVO"


   EX-PRESIDENTE CARLOS SAUL MENEM (F)



OSCAR RAUL CARDOSO (Periodista  del Diario "CLARIN")

I

Nadie puede asegurar que la crisis del Golfo Pérsico no haya devenido en este final de 1990 en una ruleta global sobre cuyo paño tanto Saddam Hussein como George Bush realizaron sucesivas apuestas de alto riesgo, embarcando en ellas al resto del planeta en forma tan masiva como no se presenciaba desde la II Guerra Mundial. Menos aun, nadie -esté de un lado o del otro de la cuestión- puede hoy, con un grado mínimo de seriedad, vaticinar en cual casillero se detendrá la bolilla.

Toda decisión humana se mide por sus resultados y a esta regla no escapan las que adoptaron hasta aquí, y deberán seguir adoptando, los jefes de estado de los Estados Unidos e Irak. Es bueno tener presente también que la historia enseña que la instancia de los resultados suele, muy frecuentemente, dejar espacio solo para el lamento. Desde que Descartes formuló su contribución al desarrollo del pensamiento occidental se sabe que, antes de conocer aquellos resultados, las decisiones se hacen fuertes o débiles en los argumentos que las informan y en el hilo conductor que une a estos. La primera prueba de cada acción humana es la de la razón.

Hussein y Bush transformaron al mundo en un gran escenario en el que el pie para la intervención de cada actor proviene del exterior. El mismo carácter de la crisis global hace que las distancias se desvanezcan y que intereses nacionales diversos den la ilusión de ser repentinamente homogéneos.

A esta altura del desarrollo de los hechos parece haber espacio solo para esperar que la destrucción de las armas diseñe el escenario sobre el cual podrá comenzar a ensayarse un balance con aspiración de ser definitivo. Pero el modo en que se desarrollo hasta aquí la crisis, los cien días que median desde la invasión de Kuwait por parte de Irak, hace que las pruebas parciales de la razón solo puedan aplicarse a las primeras decisiones políticas y económicas.

La propia blietzkrieg iraquí del pasado 2 de agosto constituyó poco más que un desfile de doce horas(1), con algunos disturbios. Esto la convierte más en una acción política que militar. En un sentido que no pretende pecar en la ironía, y teniendo en cuenta solo las acciónes cotidianas, sr. decirse que la ocupación iraquí se encuadra mejor en un marco delictivo de escala gigantesca (saqueo, secuestros extorsivos, crisis de rehenes, etcétera) que en una operación militar.

Por lo demás, el despliegue militar de Occidente y, en especial, el masivo emplazamiento de tropas norteamericanas en la región del Golfo Pérsico solo puede ser juzgado hasta ahora en términos políticos.

Sobre la capacidad bélica norteamericana existen grandes interrogantes. Algunas de las polémicas más intensas que hoy se registran en Estados Unidos están referidas precisamente a la eficacia real de esa demostración de fuerza, si la confrontación se vuelve inevitable.

Uno de los interrogantes mayores que debe despejar el conflicto es aquel referido a la inteligencia del elefantiásico programa armamentista norteamericano de la pasada década, El billón de dólares(2) invertido en el fortalecimiento militar norteamericano por Ronald Reagan está por rendir su primer examen de magnitud y algunos expertos advierten que no es seguro, ni mucho menos, que lo pase con las mejores calificaciones.

Es interesante apuntar aquí, sin embargo, que más allá de los resultados estrictamente militares que arroje en acción el aparato bélico renovado y multiplicado en los años 80, éste aportó ya a Washington un significativo rédito político al enfrentar a la superpotencia socialista y a su antiguo bloque de influencia con una creciente tensión en la carrera armamentista que en mucho contribuyó al colapso de la economía comandada de estos países.

En forma independiente del resultado final de la crisis del Golfo, lo cierto es que la decisión de Hussein ha tenido ya un impacto determinante en las relaciones internacionales y transformo en verdad inapelable el lugar común que vaticina que nada volverá a ser igual que antes.

Como la crisis está en pleno desarrollo y varios de sus protagonistas viven hoy en ascuas por el nivel de incertidumbre -notoriamente Bush y Hussein están jugando su suerte personal y política en esta confrontación-, el presente papel se limitará a examinar solo aquellos aspectos políticos del conflicto sobre los cuales sea total la certeza de su potencial transformador para el sistema de relaciones globales de poder.

Aunque Hussein no sobreviva en el poder, ni logre conservar el territorio que tomó por asalto y aun cuando Bush no pueda articular -tal y como lo imagina hoy- un nuevo perfil para la hegemonía norteamericana en aquellas relaciones, el escenario político internacional ya ha sido modificado.

La crisis del Golfo Pérsico no es solo una guerra potencial. Si se acepta la, premisa -proclamada por el propio Bush después de su última cumbre con Mijail Gorbachov(3)- de que hay un nuevo orden internacional en gestación, éste aspirará a ser convalidado por todas las regiones del globo. El problema de Bush no es entonces solo jurídico, militar y económico, sino también -y muy especialmente- uno de construcción de legitimidad política capaz de perdurar en el tiempo.

Este proceso de cambio es aun más poderoso que los ejércitos que intentan conducirlo. Supone la reformulación de dogmas viejos y aceptados durante generaciones y de otros mucho más nuevos que, sin embargo, habían comenzado a ser convalidados por ese malentendido que se llama sabiduría colectiva.



II

El primer efecto del conflicto del Golfo Pérsico fue el de despertar a Occidente de su fantasía poshistórica. Para ponerlo en las palabras uno de los editorialistas de The Economist en el primer análisis tras la invasión:

"Todo era un poco demasiado ensoñador. La guerra fría había terminado, el dividendo de la paz estaba camino del banco. Todo lo que restaba era un poco de desprolijidad en la periferia. En trozos del Cercano Oriente, de Africa y de Asia aun era necesario ganar unos cuantos conversos más para las grandes ideas de la paz, los mercados libres y la democracia. Aquí y allá -y especialmente en el mundo árabe- pervivían pequeñas y medianas dictaduras. Pero no retrasarían mucho más la inevitable marcha de la historia. Despierta, mundo, después de tus festejos pos-guerra fría y enfrenta tu resaca."(4)

¿Qué sostenía la fantasía poshistórica según su principal téorico, Francis Fukuyama(5)? La idea de Occidente -la organización política según la democracia y la económica según las leyes de propiedad privada y del mercado- había derrocado a sus tres grandes enemigos en este siglo: los restos del absolutismo, el fascismo y el marxismo. Lo que el mundo enfrentaba, luego de la caida del muro de Berlin y lo que este derrumbe encarnó, era según Fukuyama el límite de la posibilidad de desarrollo ideológico de la humanidad. Enarbolando las ideas que Hegel había desarrollado en su Fenomenología del Espíritu, luego del triunfo de Napoleón sobre Prusia, Fukuyama arribó hace un año en Washington a la misma conclusión que pensador alemán extrajo de su realidad en lena en 1806: la historia, entendida como la evolución de las ideas, había llegado a su fin.

Fukuyama vaticinó un mundo en el que generales y filósofos serían apenas un remanente curioso -y ahora ocioso- del pasado, un mundo en el que no habría causas por las cuales pelear o morir. Los soldados que hoy cavan trincheras en el desierto parecen estar haciendo añicos con sus palas el impecable razonamiento de este teórico nipo-americano al cual, quizá por su posición como planificador del Departamento de Estado, muchos identificaron como un intento por racionalizar la era Bush.

Fue 1989, al que muchos comentaristas coincidieron en bautizar con el pretencioso título de annus mirabilis(6), el año que trajo consigo la promesa del triunfo definitivo de la idea de Occidente. Esta promesa es la que se derrite hoy bajo el sol de la región del mundo conocida como el Golfo Pérsico.

El Golfo Pérsico (233.100 km2) es una extensión de poca profundidad del Mar Arábigo conectada con el Golfo de Omán a través del Estrecho de Ormuz. Entre sus muchas islas, Bahrain es la más extensa. Su importancia geopolítica se originó como antigua ruta comercial. Las primeras conquistas europeas y las rivalidades de las potencias del viejo continente en la región datan del siglo XVII, específicamente con la captura de la ciudad portuguesa de Ormuz por parte de tropas británicas.

El denominado Tratado Marino Perpetuo de 1853, celebrado entre británicos y árabes formalizó la superioridad del Reino Unido en la zona y obtuvo una suerte de reválida internacional en 1907, a través de un nuevo acuerdo. El descubrimiento de ricos depósitos petroleros en los años 30 dio al Golfo la relevancia que posee hasta el presente. Luego de la declinación británica y su retiro de la región, tras la II Guerra Mundial, solo los Estados Unidos y la Unión Soviética quedaron sobre el escenario del Golfo Pérsico como competidores extraregionales. Las décadas del 60 y del 70 con sus guerras entre árabes e israelies, disturbios fronterizos y disputas por los derechos petroleros dieron al área un perfil de conflicto del cual el iniciado por Bagdad en agosto pasado es apenas la confirmación.

Es llamativo que sea un pequeño país como Kuwait (apenas 16.058 kilómetros cuadrados de superficie, dos millones de habitantes y una densidad considerable de 125 personas por km2), aunque inmensamente rico (casi U$S 14.000 dólares de ingreso per capita estimado para 1990 antes de la crisis del Golfo Pérsico), el que halla actuado como detonante de la amenaza de un derrumbe anticipado del orden posguerra fría en gestación.

Hasta la invasión iraqui, el Emirato de Kuwait era, más que un estado nacional en la definición clásica, una empresa transnacional que asignaba a sus habitantes la nacionalidad o la residencia según un criterio muy similar al que las corporaciones manejan para distinguir entre su personal de planta o permanente y el temporario. Al igual que muchas empresas transnacionales, la política de Kuwait era la de mantener una planta lo más reducida posible y la de apelar a personal temporario en gran cantidad. Solo el 41 por ciento de los habitantes del reino gozaba derechos generales y del total de residentes solo poco más del 9% tenía el uso pleno de derechos, entre ellos el de la propiedad.

Este antiguo y otrora paupérrimo asentamiento de beduinos, pescadores y nadadores de profundidad en busca de perlas, ubicado en el extremo occidental del Golfo Pérsico fue fundado como entidad estatal feudal -bajo soberania del Imperio Otomano- a mediados del siglo XVII por la dinastía al-Sabah que lo gobernó hasta el pasado 2 de agosto en forma continuada.

La familia al-Sabah cultiva una larga tradición de apelar, y de su subordinarse, a la protección de potencias extranjeras(7). En 1899 cedió el manejo de sus asuntos exteriores al Reino Unido a cambio de la protección por parte de este de su territorio. La independencia plena de Kuwait, que llegó en 1961, es un antecedente importante del presente conflicto. Poco tiempo después de haberla proclamado, Irak reclamó formalmente el territorio kuwaití. Fueron entonces tropas británicas -cuya presencia se fundamentó en aquel acuerdo del siglo pasado- las que cumplieron el rol de limitar en los hechos las aspiraciones iraquíes.

A lo largo de toda su historia, Kuwait ha conocido solo el totalitarismo en su versión árabe, particularmente opresiva, y el gobierno de una dinastía que se ajusta más a la identidad tribal que al molde occidental de monarquía. David Pryce-Jones, un autorizado experto, explica este fenómeno tan característico de la región en los siguientes términos:

"Convertido por un tratado en el gobernante de un nuevo estado, la cabeza de una familia beduina, o un sheik tribal, se descubre a si mismo como un anacronismo, acostumbrado a prácticas que no ofrecen ayuda alguna para enfrentar las urgentes cuestiones políticas, sociales y económicas del presente. La autoridad despótica no es substituto para las demandas técnicas del gobierno moderno. Pero la vida tribal no provee otra forma de institución de gobierno. Arabia Saudita, Bahrain, Kuwait, las siete pequeñas entidades que conforman a los Emiratos Arabes Unidos del Golfo son tribus y aun familias agrandadas y estados solo en el más tenue de los sentidos que da el poseer un nombre, una bandera y un voto en las Naciones Unidas. De estos estados solo Kuwait y Bahrain han experimentados con alguna forma no tribal de legislatura y en ambos casos sin éxito y brevemente."(8)

Uno de los signos más claros de la tradición de poder de los al-Sabah ha sido el nepotismo, disfrazado de prerrogativas reales. Lo sigue siendo aun hoy en que la dinastía carece de territorio nacional fuera del que le presta un Hotel Sheraton de Arabia Saudita al cual el rey Fahd le concede las prerrogativas de la Convención de Viena, en materia de inmunidad. En este Sheraton hay un piso sumamente importante para el gobierno de Kuwait en el exilio, que no es el piso en el cual reside el Emir. Es el quinto piso que está completamente dedicado a la administración financiera de los depósitos que tiene Kuwait fuera de su territorio.

Kuwait es mencionado -desde las crisis petroleras de los años 70- como la tierra dorada del ingreso per capita más alto del mundo. Puede que se incurra en verdades de perogrullo cuando se sostiene que no todo el brillo proviene del oro y que también es posible medir por estadística. Es interesante entonces comprobar como, según el Indice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Kuwait ocupa un lugar inferior al de la Argentina según esa suerte de patrón internacional que mide la forma en que la riqueza y el progreso de los países efectivamente alcanzan a los individuos que los habitan.

El ingreso per capita kuwaití contrasta con fuerza con los de Egipto, U$S 650, Turquía, U$S 1200, y Jordania U$S 1500, desigualdad que le ha dado a Hussein una de las herramientas propagandísticas regionales más poderosas.

La inserción internacional de Kuwait puede establecerse comprobando que es miembro de los principales organismos internacionales, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas que lo tiene reconocido como miembro pleno, y en el marco regional pertenece al Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, una suerte de embrión de OTAN del Golfo Pérsico creada, a impulso de Arabia Saudita, en febrero de 1981(9). Es además fundador y destacado integrante de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP).

El Consejo debía ser el ámbito para gestar un esquema regional de seguridad pero todos los intentos fracasaron hasta el presente. Los mismos motivos que llevaron a su creación -el avance del fundamentalismo islámico a fines de los 70 y la guerra entre Iran e Irak (1980-1988)- resultaron los principales impedimentos para concretar aquel esquema en forma operativa, confirmando el impedimento histórico de los árabes para integrar y actuar en organizaciones colectivas. La Liga Arabe de 1945, un catálogo de frustraciones, es quizá el mejor ejemplo histórico de esta imposibilidad árabe.

Lo único que el Consejo pudo crear en materia de esquema de seguridad es una institución de ejercicios militares conjuntos, realizados hasta el momento de la invasión del que participaba el pequeño ejército kuwaití(10) y una fuerza de despliegue rápido- o el embrión de una futura fuerza de esas características- cuyo asiento es Arabia Saudita, país que ha aportado el grueso de sus integrantes y también de los fondos necesarios para su manutención.

Desde 1986 el emir Jamir al-Ahmad al-Jabir al-Sabah -una personalidad poco respetada en el mundo árabe- gobernaba Kuwait con la suma del poder público, dado que ese año disolvió la Asamblea Nacional de 50 miembros que, en la letra constitucional, debía compartir el poder. Una vez que la tentación parlamentaria fue dejadas atrás, el emir pudo volver a cogobernar solo con su gabinete de dieciséis miembros de los cuales por lo menos la mitad pertenecía a la familia real. En cuanto a los restantes, muchos de ellos estaban unidos a aquella por razones matrimoniales.

Aunque el Consejo fracasó en sus diseños globales, encontró en Saddam Hussein una suerte de estado-escudo contra la expansión del islamismo shiita -el que subordina la autoridad temporal del estado a la religiosa -que desveló, y aun desvela, a los gobiernos de la región desde el derrocamiento del Sha de Iran en 1979. Durante los ocho años de enfrentamiento entre los ejércitos de Bagdad y de Teherán y aun cuando el Consejo de Cooperación del Golfo intentó mantener una posición de aparente neutralidad, sus miembros aportaron fuerte en asistencia financiera al dique de contención iraquí. Solo Kuwait concedió en créditos sin intereses, diez mil millones de dó1ares a Hussein cuya condonación lisa y llana exigió hasta horas antes de la invasión.

La cifra impacta -es casi una sexta parte de la deuda externa argentina- pero, hasta donde están contabilizadas las inversiones extranjeras de Kuwait, estas suman 100.000 millones de dólares. Otros 50.000 millones de la misma divisa que también están invertidos en Occidente, generalmente en empresas productoras de alta tecnología y vinculadas con el turismo (hoteles, líneas aéreas), pertenecen a la familia al-Sabah.

La ocupación iraquí de Kuwait ha retirado del mercado mundial de petró1eo cuatro millones de barriles -aproximadamente la misma merma que produjo las crisis de 1973 y 1979-, generando incertidumbre y una consecuente escalada de precios pero, ese mercado ha cambiado mucho desde entonces y las posibilidades de una disrupción prolongada son remotas.

El cálculo hecho por Hussein parece haber sido errado. Ignora los cambios estructurales en los intereses, domésticos e internacionales, del principal aliado iraquí, la Unión Soviética; los intereses norteamericanos en la región -de los cuales el libre acceso a petróleo barato es el exponente más acabado- y la existencia de garantías explícitas de Washington a estados como Arabia Saudita(11), cuya seguridad se vería seriamente amenazada si Bagdad tuviese éxito en retener el territorio de Kuwait y el control del 20 por ciento de la producción de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el 25 por ciento de las reservas petroleras mundiales comprobadas.

Entre los motivos para el escalofrío de Occidente está la posibilidad de que Hussein emerja como un nuevo Saladino -el heroico paladín árabe del siglo XII- de una derrota militar en la que enfrentó y resistió hasta el final a la fuerza más poderosa acumulada en la historia de la humanidad contra una única nación. Este es un lujo que la nueva pax americana global que está en gestación desde el colapso del socialismo no puede permitirse.



III



En términos de derecho constitucional y derecho internacional público, la decisión que adoptó el Gobierno argentino respecto del Golfo Pérsico casi puede reducirse a un juego de ingenio político para elegir cuáles artículos se aplican. Un orden mundial en estado de convulsión desaconseja esa ligereza porque lo que está en juego es la forma de insertar al país en un sistema global de seguridad aun en proceso de elaboración.

La Argentina no escapó -no era razonable esperar que lo hiciese- a la tendencia global de modo que su situación es en esta crisis tan complicada como la de, por ejemplo, Japón. El Japón pertenece a una región distante y diferente, cuyo poder nacional acumulado es infinitamente mayor y cuya dependencia energética del golfo Pérsico es real (importa de esa zona el 64% del petróleo que consume).

América Latina dio una respuesta compleja al desafío. Respaldó, sin fisuras, a la razón y al derecho condenando la agresión iraquí, pero no llegó a ofrecer aun el testimonio que en realidad más interesa a los forjadores de aquel nuevo orden: el concurso -aun simbólico- al esfuerzo bélico.

Los gobiernos de los grandes, como México y Brasil no están convencidos de que ese camino sea el mejor. Los protagonistas de la crisis y las circunstancias históricas de la Argentina concurrieron para elegirlo como el primer país de este subcontinente que cruzaría la linea de la historia, sumándose a la nueva coalición pos guerra fría.

Carlos Saúl Menem será juzgado -en algún momento futuro- por la claridad para identificar intereses nacionales y por la eficiencia para servirlos, con la decisión que adoptó. Como gobernante demandó al país el riesgo de vidas y patrimonio. Nadie en su circunstancia puede pedir más y -lo quiera o no- enfrenta el riesgo de convocar a un sacrificio inútil.

Una vez que se comprende que esta es su esencia, puede analizarse el marco formal de la decisión. Sus elementos centrales son:

* El Consejo de Seguridad de las Naciónes Unidas legalizó el bloqueo naval -que se extenderá seguramente al espacio aéreo- contra Irak aplicado. También autorizó a los estados participantes a solicitar ayuda a otros países recomendando -sin demandar- una respuesta favorable.

* La Carta Orgánica de la ONU es ley de la Nación Argentina. Las obligaciones que fija -en especial las referidas al mantenimiento y restablecimiento de la paz internacional (Capítulo VII)- son de vigencia plena para el país. El artículo 43 establece con claridad que los miembros del sistema de la ONU se obligan a proveer al organismo la ayuda necesaria.

* Pero el Consejo no ha demandado -según los términos de la Carta de la ONU- tal contribución ni a la Argentina, ni a ningún otro país. No ha decidido la integración de fuerza de paz alguna y sigue invocando en sus resoluciones la acciones y previstas en el artículo 41, que son no militares. Solo abrió la puerta para el uso de la fuerza para hacer cumplir las sanciones sin mencionar explícitamente la posibilidad y aplicando la limitación de un criterio de razonabilidad.

* Para que una solicitud de contribución bélica tuviese fuerza plena el Consejo debería haber hallado justificación -hasta ahora no lo hizo- para invocar el artículo 42 (empleo de la fuerza) y aun así la obligación de contribuir estaría condicionada a la elaboración de uno o más convenios especiales. El Comité de Estado Mayor (artículo 47) sigue sin ser convocado desde la guerra de Corea y Washington parece ser el más interesado en dejarlo dormir su sopor histórico, porque no quiere transformar en multilateral una cadena de mando que ahora le es exclusiva en esencia. Uno de los motivos que llevó ayer a Bush a relevar al jefe de su fuerza aérea fue que éste decidió sincerar la intención de su país de no compartir el mando.

* La fuerza multinacional desplegada en el golfo no es una fuerza de paz y no todas las posibilidades de acción al alcance de su comando se inscriben en el marco de la ley internacional. Puede convertirse, en un abrir y cerrar de ojos históricos, en una fuerza beligerante.

* Si existiese una solicitud del Consejo de Seguridad, formulada de acuerdo a derecho, o si la fuerza del golfo se inscribiera en la caracterización denominada de paz la Argentina estaría obligada y el Poder Ejecutivo debería dar cumplimiento. Propios y ajenos en el Congreso no podrían reclamar participación. Pero como ninguno de esos requisitos se cumplen en este caso los legisladores tienen las facultades plenas que les concede la Constitución Nacional para autorizar el ingreso a territorio argentino de tropas extranjeras o la salida de efectivos propios al exterior.

La decisión de enviar tropas argentinas al golfo Pérsico recorrió un sendero jurídico sinuoso como lo demuestra un memorando de la Consejería Legal de la Cancillería que afirma que "por tratarse de una medida facultativa para el Gobierno argentino, el Poder Ejecutivo debería recabar la autorización del Congreso para la salida de fuerzas nacionales que se destaquen en caso de producirse una solicitud de los Estados mencionados en el párrafo 1 de la resolución 665/90 del Consejo de Seguridad.(12)

Hubo luego un ensayo de cura en salud. En otro documento distribuido el jueves 20 del mismo mes la Cancillería, para atenuar el hostigamiento político a que fue sometido el envío, se sostiene que en el primer texto, al que se alude pero no se identifica, la Consejería Legal "no hizo un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se limitó a responder a la pregunta que le fue planteada." Tampoco aclara cuál fue ese interrogante.

En los dos momentos las necesidades de la conducción política de la diplomacia parecen haber sido sustancialmente distintas. En la primera se reclamó a la Consejería Legal un asesoramiento, en tanto en que en la segunda se le instruyó para que construyera una lógica jurídica que respaldara la decisión política de enviar tropas al golfo.

Una fuente diplomática cercana al canciller admitió al autor de este papel que "tenemos media biblioteca a favor y media en contra... Usamos la que está a favor. Una situación similar se produce en casi cada instancia decisiva trascendente del Gobierno, pero este contraste motivó también críticas señalando que los organismos del Estado no pueden producir dictámenes que "sirvan tanto para un fregado como para un cocido", según la gráfica descripción de otro veterano miembro del servicio exterior.

Las normas legales que se consideraron en este proceso fueron muchas -constitucionales y de derecho público internacional- y no pueden sintetizarse con facilidad. Pero es útil pasar revista a algunas definiciones centrales de ambos documentos.

El primero sostiene entre sus argumentos que:

* Un análisis de la resolución 665/90 que lleva al autor a la conclusión de que "introduce la posibilidad concreta que la República Argentina reciba un pedido de ayuda en virtud del punto 3 de la resolución citada. Esto plantea -agrega- interrogantes fundamentales relacionados, por una parte con la naturaleza del compromiso internacional (..) y por la otra con las competencias respectivas de los Poderes Legislativo y Ejecutivos (...)

* Afirma también que la resolución "no (...) pretende imponer a los Estados la obligación de contribuir con fuerzas militares, lo que exigiría (...) la celebración de los convenios especiales descritos" en el artículos 43 de la Carta de las Naciones Unidas, uno de los que regula el empleo de fuerza militar para la preservación y restablecimiento de la paz. Esos convenios son mandatorios en el caso de que la ONU decidiera la intervención. Una de las corrientes de análisis de la crisis del golfo considera que la actual fuerza está realizando ya una intervención militar.

* El memorando menciona un pronunciamiento anterior -numerado como 122/90 de la Consejería en el que se dictaminó que el Poder Ejecutivo sr. disponer el envío de tropas sin la participación del Congreso si el Consejo de Seguridad lo realizara invocando -algo que no ha hecho- el citado artículo 43.

La forma en que se llega a esta conclusión es compleja pero alcanza con decir aquí que la Carta de la ONU es ley de la Nación y por lo tanto el Poder Ejecutivo estaría en este caso dando cumplimiento a las obligaciones que la Organización impone a los estados miembros. Los legisladores no podrían reclamar porque como puntualiza el documento "el Congreso habría implícitamente autorizado la salida de tropa al aprobar la Carta de las Naciones Unidas".

Pero aun en ese caso, agrega, "el Congrcso debía intervenir para establecer la: modalidades, número y tipo de tropas, a través de la aprobación de convenios especiales" ya que la propia Carta establece que estos "estarán sujetos a ratificación por los Estados signatarios de acuerdo con sus respectivos procedimientos constitucionales" (artículo 43).

* El primer documento afirma que "el análisis anterior no parece aplicable, sin embargo, al requerimiento formulado en los términos de la Resolución 665/90" y en consecuencia "no se está en presencia de los mecanismos colectivos de cumplimiento obligatorio". Reconoce finalmente que "resulta (...) abusivo pretender que existió una autorización anticipada del Congreso para la salida de tropas".

El texto más reciente -que tiene el mismo origen- desautoriza implícitamente al anterior y sostiene , en cambio, que "la decisión que el Gobierno adoptó poco tiene que ver con esta variante de 'maxima' ya que no se pretende contribuir con un eventual uso de la fuerza e la región."

En esto el nuevo ensayo de argumentación legal también se da de bruces con la posición política explicada por el presidente Menem quien afirmó que "si hay que tirar se tira". O de su canciller, Domingo Cavallo, que suele reconocer, por ahora en privado, que si la guerra estalla el Gobierno buscará mantener sus tropas en la región del conflicto.

Más que estas formalidades -por importantes que ellas sean- está la sabiduría de sumarse con mayor o menor reflexión a un orden internacional aun incompleto y sobre cuyo contenido se consulta poco, si acaso algo, a quienes deben contribuir a forjarlo
.



NOTAS

(1) Ver los relatos de las invasión en las ediciónes número 33 de TIME (IRAQ on the March) y NEWSWEEK (Bagdad's Bully) del 13 de agosto de 1990 y The New York

Times del 4 y 5 de agosto de 1990.

(2) Estimación del Departamento de Defensa de Estados Unidos-.

(3) Ver ediciónes No. 38 y 39 de TIME y NEWSWEEK de septiembre 17 y 23 de 1990.

(4) Who will stop Saddam? The Economist agosto- 4 de 1990

(5) Fukuyama, Francis The End of History- The National Interest No. 16 septiembre de 1989.

(6) Un análisis interesante de las implicancias de 1989 para las relaciones

internacionales puede encontrarse en From Cold War Towards Trusting Peace de

McGeorge Bundy en Foreign Affairs- Anuario America and the World- Vol 69 No.1

(7) Ver Shimoni, Yaacob Political Dictionary of the Arabe World- The Jerusalem

Publishblg House Ltd. 1987.

(8) Pryce-Jones, David The Close Circle (An interpretation of the Arabs) - Grafton Books- Londres 1990.

(9) El Consejo de Cooperación del Golfo tiene su sede en Riad y pertenecen al mismo Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrain y Oman. Irak no integra el organismo. Sus objetivos declarados son promover el desarrollo de la cooperación económica, política, militar, social, y cultural.

(10) Kuwait gastaba el 5.2% de su PBN (estimado en u$s 28.832.000.000 para 1990) en la defensa.

(11) Un antecedente importante es la carta de 1950 enviada por el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman al Rey Saud de Arabia.

(12) El documento lleva fecha del 29 de agosto pasado, el No. 125/90, la firma del

Consejero legal, Horacio Basabe y fué calificado como "secreto". Describe una realidad jurídica diferente de la que sirvió para informar la determinación final. El gobierno adujo que la inclusión de un contingente argentino en la fuerza multinacional que bloquea a Iraq y Kuwait ocupado no implica intervención militar y por tanto no está sujeto a la jurisdicción legislativa establecida por la Constitución.


EL CONGRESO NACIONAL EN LA POLICITCA EXTERIOR ARGENTINA (1991-93)



EN CONSTETACION A LA SUBSECRETARIA DEL MINISTERIO DE DEFENSA, QUE TODAVIA TIENEN ARCHIVADO, LA MISION DE PAZ.

 ADEMAS ME CONTESTARON CON UNA LINVIADAD DE QUE EL CONGRESO DE LA NACION, DEBE AUTORIZAR SIENDO QUE LES MANDE LO EL CONGRESO SANCIONA "ENTRE GALLOS Y MADRUGADA"
LEY 23.904. EVIDENCIANDO QUE FUIMOS AYUDA HUMANITARIA...



EL CONGRESO NACINAL EN LA POLICITCA EXTERIOR ARGENTINA (1991-93)




Introducción

El estudio sobre política exterior argentina se ha concentrado normalmente sobre las relaciones con las principales potencias, los países vecinos o algún áreas temático-funcionales internacionales específicas. En la literatura especializada el estudio sobre el proceso de toma de decisiones no ha alcanzado el desarrollo que presenta en otros países, y los trabajos realizados se circunscriben principalmente a los tomadores de decisión centrales del Poder Ejecutivo, es decir el Presidente de la Nación y los ministros de las áreas específicas.

Puede decirse que el rol desempeñado por otros actores estatales y no estales en la formación de las políticas exterior Argentina, en un área de análisis relativamente subdesarrollada. En este contexto, el Congreso Nacional no es una excepción. A pesar de la importante función asignada por el ordenamiento constitucional en el área de las relaciones exteriores del país, esta institución central en todo Estado democrático no se ha convertido en foco de estudio central para el análisis de política exterior.

Esta realidad se entiende a partir de reconocer que el Poder legislativo Nacional no se ha destacado por un alto perfil en materia política exterior, muy por el contrario, puede decirse que no ha participado significativamente en la tomad e decisiones salvo en muy contadas excepciones.

Este trabajo intenta iniciar el tratamiento del rol del Congreso Nacional en la toma de decisiones en la política exterior argentina, a partir del estudio de tres casos relevantes para la relación exterior del país, donde el Congreso Nacional tuvo una importante intervención con diferentes resultados.

Investigación en este trabajo:

¿Cuándo y en qué tipo de cuestión el Poder Legislativo Nacional juega o puede jugar un rol significativo en la formación de la política exterior?

¿Bajo qué circunstancias o en que instancias el congreso Nacional puede intervenir en forma relevante en proceso de toma de decisiones en política exterior?

¿Qué desarrollos teóricos y analíticos aplicados al proceso decisiones de otros países pueden ser aplicados satisfactoriamente para comprender la realidad argentina en esta materia?

Esta metodología de investigan cualitativa, a partir del estudio de los tres casos planteados, permitirá avanzar en un área del estudio de la toma de decisiones en política exterior, que, aunque con tradición den la literatura desarrollada en otros países, principalmente en Estados unidos, presenta un gran vacío en los estudios desarrollados no solo en Argentina, son también en otros países latinoamericanos.

EL ANALISIS DE POLITICA EXTERIOR Y LA PARTICIPACION DEL PODER LESGISLTIVO EN LA FORMACION DE LA POLITACA EXTERIOR

La teoría y los esquemas analíticos para el estudio del proceso de toma de decisiones han tenido su principal desarrollo en Estados Unidos de América durante el periodo de post-guerra. La construcción de esquemas analíticos destinados a comprender la formación de la política exterior analizando el proceso de toma de decisiones adquirieron gran relevancia durante décadas del sesenta y del setenta, particularmente a partir del desarrollo de la perspectiva burocrática del Graham Allison y otros.

La trascendencia de esta nueva perspectiva en el análisis de política exterior, no solo permitió comprender las complejas interacciones entre el Presidente, como máxima instancia decisoria, y su principales asesores agencia en el área de las relaciones exteriores y defensa, sino que también mediante la apertura de la “caja negra” del “estado racional-unificado”, despejo el camino para la ampliación del análisis hacia otros actores estatales y no estatales, a sus mutuas influencias e interferencias en el muy complejo proceso de formación de la política exterior.

En estados Unidos, se encuentra una abundante bibliografía dedicada al estudio de las interacciones entre el Ejecutivo y el poderoso Congreso norteamericano. Estos análisis reconocen la permanente y creciente tensión entre ambas “ramas” del gobierno, especialmente desde fines de la década del setenta, por lo que la política exterior de ese país es la resultante de esa conflictiva relación entre ambos poderes gubernamentales. La competencia entre ambas ramas es permanente, sembrada en la Constitución que establecido dos instituciones separadas –el congreso y el Presidente- pero que paralelamente insiste que deben compartir el poder”.

Esta situación institucional se da en el marco de un sistema político en el que los congresistas poseen gran autonomía y poder, que solo pueden ser contenidos por un Presidente poderoso y popular, condiciones que desde la década del sesenta no se dan fácilmente, que cuan ocurren, solo se ha mantenidos por periodos limitados. Consecuentemente, los estudios de política exterior de EEUU realzados últimamente, reconocen tres conjuntos de actores estatales relevantes en el proceso de formación de la política exterior: la Presidencia (el Presidente y su más próximo núcleo de asesores), la Burocracia (los actores de la rama ejecutiva pertenecientes a las agencias con jurisdicción en las relaciones exteriores), y el congreso (autoridades y líderes, comités y subcomités).

En el caso de la Argentina y de otros países de américa Latina, el peso del congreso en política exterior y en otras áreas de las políticas públicas es mucho menor al que se puede observar en EEUU. Aunque las precisiones constitucionales son muy similares, en función de la adopción del sistema presidencialista, la diferencia en los sistemas políticos, particularmente la gran concentración de poder en el órgano ejecutivo reforzado por un sistema de paridos también dependientes del liderazgo presidencial, hacen que el Congreso juegue un rol claramente subordinado, y consecuentemente, normalmente marginal en el proceso de toma de decisiones en política exterior.

Sin embargo, un análisis un poco más detallado revela que en ciertos casos de mayor relevancia política y repercusión publica, y cuando el ordenamiento constitucional reserva claras atribuciones al poder legislativo en proceso decisional, el Congreso Nacional ha intervenido en el proceso de formación de la política exterior, convirtiéndose en foco de resistencias y apoyos a las políticas impulsadas por el Poder Ejecutivo, que incluso ha llegado a cambiar o bloquear una decisión presidencial crucial en el área de las relaciones exteriores.

Por lo tanto, aunque no se puede hablar de “competencia inter-institucional “o de “iniciativa del congreso”, como lo hacen los analistas norteamericanos, existen instancias de intervención significativa del Poder Legislativo en el proceso de toma de decisiones en argentina. Para comenzar a dilucidar cuándo y por qué se verifica este rol del congreso, nos referiremos rápidamente a las atribuciones conferidas por la Constitución Nacional al Poder legislativo, para luego analizar tres casos relevantes que ejemplifican, con diferentes resultados, la intervención del Congreso en la política exterior Argentina.




LA CONSTITUCION NACIONA Y LAS ATRIBUCIONES DEL CONGRESO EN EL AREA DE POLITIAC EXTERIOR.

Considerando que la Constitución Nacional ha sido recientemente reformada, basaremos nuestro análisis en él texto constitucional actualmente vigente, pero destacando paralelamente las atribuciones existentes previamente y las nuevas clausulas.

Sin lugar a dudas, las atribuciones más importantes que posee el Congreso Nacional en relación a la política exterior, y aquellas que fundamentaron su accionar en los casos estudiados, están contenidas en el actual articulo 75 (previamente 67), incisos 15,22, y 28 (antiguos 14,19 y 25). Estos se refieren respectivamente a: “arreglar definitivamente los límites del territorio de la Nación”, “aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales”, y “permitir la introducción de tropas extranjeras en el territorio de la Nación, y la salida de las fuerzas nacionales fuer de él”. Estas atribuciones fundamentan la participación legislativa para ratificar los tratados suscriptos por el Poder Ejecutivo destacándose especialmente los relativos a la fijación de limites internacionales, con la autorización previa para el envío de tropas argentinas al extranjero, en el marco de su participación en fuerzas de las Naciones Unidas o autorizadas por el Consejo de seguridad de la ONU.

En el marco de las nuevas disposiciones de la reforma Constitucional de 1994, es necesario destacar la incorporación de un nuevo inciso 24 al artículo

75, que establece la trascendente facultad del Congreso de delegar competencias y jurisdicción a organizaciones “supraestatales” en el marco de tratados de integración.

Pero además de estas atribuciones centrales del Congreso en el área de las relaciones exteriores del país, existen otra que generalmente son poco o nada utilizadas para ejercer influencia del poder legislativo en la formación de la política exterior, Ellas corresponde al necesario acuerdo del Senado en el nombramiento y remoción de los embajadores, a las facultades en el área del crédito publico, la deuda externa y el comercio exterior, y a la poderosísima, pero no cabalmente aplicada, atribución de fijar el gasto público a través del Presupuesto General de la Nación, para controlar las políticas públicas mediante la asignación y discrecionalidad del gasto estatal. Vale resaltar que esta última competencia es una de las principales fuentes de influencia del Congreso de EEUU sobre la política exterior, como en las demás áreas de la administración pública norteamericana. Es claro que el Congreso Nacional goza formalmente de amplias atribuciones para participar activamente en la formación de la política exterior argentina. Pero, sin embargo, como consecuencia de un sistema político centralizado y centrado sobre el fuerte liderazgo del Presidente de la nación solo pone en práctica estas facultades parcialmente en algunos casos.


ARA BROWN Y ARA SPIRO EN EL GOLFO PERSICO



ENVIO DE NAVES AL GOLFO PERSICO: EL CONGRESO ANTE LA MARGINALIDAD Y LOS “HECHOS CONSUMADOS” EN POLITICA EXTERIOR.

El desencadenamiento de las crisis en el Golfo Pérsico con la invasión de Kuwait por parte de tropas iraquíes el 2 de agosto de 1990, constituiría una instancia clave en la que se verificaría en la practica un gran cambio en la conducción de los asuntos externos de la Republica Argentina, al abandonarse la tradicional neutralidad en conflictos extra-hemisféricos.

El gobierno del Presidente Menem, rápidamente como el resto de los países latinoamericanos, condeno la invasión y ocupación iraquí como una violación inaceptable del derecho internacional, reclamo la inmediata etiada de las fuerzas invasoras y apoyo incondicionalmente las sancione que el Consejo de Seguridad de la ONU impuso sobre Irak.

Al desencadenarse la crisis en una zona estratégicamente sensible debido a los yacimiento y líneas de abastecimiento del vital petróleo, Estados Unidos rápidamente adopto un rol de liderazgo para oponerse y retrotraer la preocupante expansión iraquí. Por lo tanto, rápidamente reclamo el apoyo de los distintos países, para implementar las sanciones económicas decretadas por la ONU, a través de la implementación de un bloqueo en aguas del Golfo Pérsico por parte de una fuerza multinacional.

En línea con esa política de EEUU, en septiembre de 1990, el Presidente Menem decidió enviar dos naves de guerra, el destructor Almirante Brown y la corbeta Spiro, para sumarse a la fuerza multinacional en el Golfo Pérsico. Esa decisión no solamente rompió con una larga tradición de neutralidad de la diplomacia argentina, sino que fue adoptada mediante un decreto del Poder Ejecutivo, es decir sin la participación del congreso, como hubiera correspondido en función de las normas constitucionales.

Esta decisión despertó una fuerte oposición en el Congreso Nacional, no solo entre los partidos opositores, sino también entre legisladores del oficialista Partido Justicialista. Algunos resistían la decisión en sí misma, por considerarla una manifestación de alineamiento con EEUU, mientras muchos se oponían a la forma en que de adopto la decisión, si pedir la autorización del Congreso ni consultar a los principales aliados regionales.

En esta instancia, el Congreso se vio absolutamente marginado del proceso de toma de decisión, a pesar de poseer los fundamentos jurídicos constitucionales que establecen la necesidad de autorización legislativa para el envío de efectivos militares al extranjero. Existen interpretaciones encontradas sobre el alcance de la cláusula de autorización del Congreso para la participación de tropas en fuerzas de paz de la ONU. En tal sentido, se ha impuesto la práctica de que el poder ejecutivo decide en forma independiente cuando se trata “casco azul”, por considerarse que dichas fuerzas no desempeñan un rol militar activo, sino para el mantenimiento de la paz.

Sin embargo, el envió de dos naves de guerra para participar en acciones de implementación de un embargo adoptado por el Consejo de Seguridad de la ONU, en la práctica un bloqueo naval, con las posibilidades de tener que hacer uso de la fuerza para cumplimentar tal función, hubiera demasiado que el Poder Legislativo, según lo establece la constitución, se expida previamente a la implementación de una decisión de esa naturaleza. Sin embargo, los legisladores no fueron capaces de unificar una postura común en defensa de sus prerrogativas constitucionales, y la oposición solo se manifestó criticando esta decisión inconsulta, pero sin ser capaz de articular una acción institucional al respecto.

Sin embargo, este caso evoluciono, en forma paralela a la crisis del Golfo Pérsico, y la proximidad de acciones bélicas a partir del 15 de enero de 1991, de acuerdo al ultimátum establecido por el consejo de Seguridad de la ONU, llevaron al Poder Ejecutivo a remitir un proyecto de ley para que el Congreso Nacional autorice la participación de las naves argentinas en operaciones de apoyo logístico a la fuerza multinacional que combatiría en esa zona.

La inminencia de acciones bélicas reactivo los reclamos por un debate legislativo, que fue solicitado tanto por legisladores de la oposición como del oficialismo, y aceptado por el gobierno a mediados de enero antes la proximidad del vencimiento del ultimátum de la ONU.

El jueves 17 de enero el proyecto del Ejecutivo fue tratado en el senado, y con el agregado “ no podrán realizar las acciones bélicas directas”, fue aprobado con el apoyo mayoritario del Justicialismo, el Pacto Autonista-Liberal de Corrientes y el Bloquismo de San Juan, aunque debe destacarse que el Senador Justicialista por la Rioja, Libardo Sánchez voto en contra y los senadores Eduardo Vaca (PJ capital), Oraldo Britos y Alberto Rodriguez Saa (PJ San Luis) se ausentaron del recinto por no coincidir con la postura de un bloque. La postura oficialista fue defendida por el Senador Eduardo Menem (PJ La Rioja), presidente de la Comisión de RREE. La oposición radical voto en contra. Esta posición fue sostenida por el Senador Hipólito Solari Yrigoyen (URC-Chubut), aduciendo que las fuerzas argentinas no estaban cumpliendo las funciones de una fuerza de paz y planteando dudas sobre quien afrontaría los costos de la operación.

Durante el viernes 18, se inició el tratamiento en la cámara de diputados.

En la cámara baja el oficialismo tuvo dificulta en reunir los votos necesarios para aprobar la iniciativa, a pesar del apoyo en reunir los votos necesarios para aprobar la iniciativa, a pesar del apoyo de los partidos provinciales y de parte de la UCD, por lo que finalmente se suspendió la sesión hasta la semana siguiente, la oposición amalgamo al radicalismo, al Grupo de los Ocho (bloque Peronista disidente), algunos legisladores justicialistas y a otros partidos (Partido Demócrata Popular, Partido intransigente, PSU, PSP Y MAS). EL proyecto del ejecutivo fue defendido por el diputado Miguel Angel Toma (PJ-Capital) y el presidente de Bloque Jose Luis Manzano (PJ-Mendoza). La posición opositora fue planteada por los diputados Dante Caputo (UCR-Capital), Federico Storani (UCR-Buenos Aires), y Carlos Alvarez (Grupo de los Ocho).

Durante el miércoles 23 de enero, finalmente la cámara de diputados aprobó el proyecto por el cual se autorizó al poder Ejecutivo para que las naves argentinas dieran apoyo logístico a la fuerza multinacional en guerra con Irak. El proyecto se aprobó por 117 votos a por y 99 en contra. Vales citar que, durante los dos días de sesión en Diputados, se realizaron sendas marchas de repudio en contra de la participación argentina en la guerra, organizada por partidos y organizaciones opositoras.

Este caso se destaca por ejemplificar claramente la difícil relación entre los poderes ejecutivo y legislativo, por la marginalidad que el Poder Ejecutivo impone al Poder Legislativo en materia de decisiones en política exterior, incluso en algunas tan cruciales como el envío de tropas al extranjero para su participación en accione de bloqueo naval auspiciada por la ONU.

Es paradigmático que, a pesar de contar con mayoría propia en ambas cámaras, el Poder Ejecutivo decidió marginar al Congreso cuan se enviaron las naves en septiembre de 1990. Aunque, posteriormente el PEN recibió autorización del congreso antes las proximidades de las acciones bélicas en la zona, con el apoyo del oficialismo y otros partidos minoritarios, resalta la gran dificultad de lograr el respaldo de los propios legisladores oficialista, particularmente en Diputados, que incluso hicieron una postergación de la sesión para poder reunir los votos favorables necesarios. Incluso para obtener una votación positiva en Diputados, el oficialismo necesito hacer uso de todos sus recursos para obtener un resultado favorable. Si bien el desenlace fue favorable a la política del PEN, este caso ejemplifica como la marginalidad que se le impone al Congreso en la toma de decisiones hace crecientemente difícil obtener posteriormente su apoyo, incluso por parte de los legisladores oficialistas.

En un próximo caso demuestra que a veces la marginalidad impuesta al Congreso puede ser pagada por el Ejecutivo con el fracaso de su política.

3/9/21

DE MALVINAS AL GOLFO PERSICO







Considera el articulista las posibles, y lejanas, similitudes entre la guerra del Golfo y las de las Malvinas. La capitulación total de los perdedores y el resurgir del nacionalismo son aspectos coincidentes en los dos conflictos.

La civilización no suprime la barbarie; la perfecciona. (Oscar Wilde).El 31 de marzo de 1982, millares de argentinos convocados por las organizaciones sindicales se congregaron en la plaza de Mayo para repudiar la dictadura. El régimen militar estaba en crisis absoluta y todo hacía pensar que no tardaría en caer. Más fuertes que el miedo, la furia, la desesperación y la esperanza, empujaron a la gente hacia la plaza. Dos días después, sin embargo, una multitud más numerosa aún se reunió en el mismo sitio para expresar su apoyo incondicional al general Galtieri. Los militares acababan de recuperar las islas Malvinas.

ARGENTINA EN EL GOLFO PERSICO 1991






Unas semanas después, mientras la flota inglesa se dirigía al Atlántico Sur, apareció en París, en el diario Le Monde, una declaración firmada por varias decenas de exiliados. Condenábamos la invasión porque nos oponíamos al principio de resolución de conflictos por la fuerza, y sobre todo porque negábamos a la dictadura militar el derecho a ejercer cualquier acto en nombre del pueblo. También reivindicábamos el derecho argentino sobre las islas, condenábamos el neocolonialismo británico y el envío de su armada, por considerar que las potencias occidentales, en particular Estados Unidos, disponían de los resortes necesarios para obligar a los militares argentinos a dar marcha atrás.

El mismo día de la aparición del comunicado, muchos de los firmantes recibimos llamados insultantes o amenazadores. No provenían, como podría pensarse, de amigos de la dictadura, sino de exiliados o proscritos súbitamente presos de: un fervor nacionalista tal que les había hecho olvidar la naturaleza del régimen, el derecho a. disentir y hasta el sentido de la amistad. En el interior del país ese sentimiento fue mucho más poderoso. 

Atrapados entre la razón de sus convicciones y el estigma de traidores a la patria, los sectores más lúcidos y progresistas se vieron desde el principio reducidos a un impotente silencio y al aislamiento. Un par de años después, ya de regreso, me di cuenta de que desde dentro y en plena guerra la doble y equidistante razón del comunicado parisiense perdía su equilibrada polaridad y se tornaba en magma confuso. Que quizá en la marea emocional de una guerra de esas características, en la alternativa de elegir entre dos males, no es posible otra cosa que mentir callando y colaborar por simple omisión. Que en cualquier caso el estallido de la primera bomba pone automáticamente a todo el mundo en la misma trinchera. Intransigencia



Aunque muy distinta, la guerra de las Malvinas tuvo algunas similitudes con la actual. En primer lugar, la sospechosa indiferencia de Estados Unidos y del Reino Unido ante una invasión inminente y conocida. Luego, la intransigencia: el Reino Unido no quiso entrar a discutir en ningún momento no ya la soberanía, sino siquiera la reivindicación argentina sobre unas islas ocupadas en el siglo pasado en un acto de piratería, con lo que los invasores fueron obligados a elegir entre el suicidio y la guerra.

 Noam Chorrisky ha reseñado con precisión (véase EL PAÍS del 12 de enero de 199 1) no sólo los antecedentes coloniales de la crisis del golfo Pérsico, sino incluso una propuesta de Sadam Husein de abril de 1990 (más de un año antes de la invasión de Kuwait), en la que éste propuso a George Bush la destrucción de sus armas convencionales si Israel aceptaba otro tanto. 





Paul Balta, por su parte, recuerda que en 1969 el joven Arafat defendió la idea de "un Estado palestino democrático en el cual coexistirían cristianos, judíos y musulmanes", rechazada de plano por Israel (véase EL PAÍS del 31 de enero de 1991). Teniendo en cuenta tc1os los antecedentes, la propuesta de Sadam de ligar su retirada de Kuwait con el caso palestino debió ser tomada en consideración, aun sin creer en absoluto, como es lógico, que ése fuera su objetivo al invadir. En cualquier circunstancia, esa concesión hubiera sido mínima comparada con los daños de la guerra que ahora se están poniendo en evidencia, sobre todo cuando existe acuerdo general en que después habrá una conferencia sobre Oriente Próximo.

La guerra de las Malvinas (en la que los británicos atacaron con ferocidad, aunque no hubiese explotación petrolera) concluyó en que allí donde -sólo había pastores y ovejas ahora haya una superbase militar británica. En cuánto a la reivindicación argentina, el asunto está cerrado: a los derrotados, ya se sabe, no les asisten derechos. ¿No ocurrirá ahora que después de la eventual derrota iraquí el golfo Pérsico quede bajo control militar de Estados Unidos y el pueblo palestino "empujado a una desesperada alianza con Irak- despojado de sus derechos por mucho tiempo?



El otro elemento similar entre las Malvinas y el Golfo es una de sus consecuencias: el resurgir del sentimiento nacionalista. Aunque el Estado es confesional, la sociedad argentina es perfectamente laica, moderna en el sentido occidental. No existe nada comparable al formidable elemento místico unificador que representa el en el mundo árabe. Sin embargo, aquella aventura militar tuvo el apoyo inmediato de los más dispares Gobiernos latinoamericanos, y después de la guerra no hay en Argentina partido político con posibilidades electorales que no incluya en su programa la reivindicación nacional sobre las Malvinas. 

Los siniestros militares carapintadas son hijos directores de esa guerra y el presidente Menem es considerado en ese punto como un traidor, por asumir con realismo la recomposición de los vínculos diplomáticos y comerciales con el Reino Unido. En la medida en que las democracias del Tercer Mundo no hacen hasta ahora más que ampliar y profundizar la miseria con sus medidas de ajuste dictadas -no hay que olvidarlo- desde el Norte, el peligro de un nacionalismo exacerbado aumenta. Basta comprobar en este momento el multiplicado vigor de los sectores integristas islámicos en el mundo árabe e imaginar el embarazo de un musulmán moderado y progresista aliado, por ejemplo, de la Internacional Socialista. Cualquier integrista le diría, no sin razón en este caso, que De Gaulle era mejor que Mitterrand.

Los defensores de Occidente ponen al acento en que esta guerra la empezó el invasor iraquí e 2 de agosto, en que Sadam Husein es un tirano y criminal indefendible y en que están en juego intereses vitales, con el agregado de que pararle los pies ahora a Sadam será en cualquier caso menos costoso y sangriento que hacerlo dentro de unos años.

Analistas que reconocen los hechos pero que rehúsan embarcarse en la aparente lógica, de esta guerra subrayan por su parte que fueron los principales miembros de la alianza occidental y de la URSS quienes armaron a Sadam incluyendo las armas químicas y bacteriológicas, que este conflicto tiene origen en el arbitrario e interesado orden poscolonial impuesto por las potencias occidentales y que no es el derecho internacional ni la democracia lo que se defiende en el Golfo, sino sencillamente el petróleo, la seguridad de Israel y la estabilidad de las monarquías petroleras árabes aliadas de Occidente. Vieja patraña



Todo esto se ha dicho ya bastante aunque es notable que los prooccidentales a ultranza eviten la polémica en el terreno histórico, concreto y se sirvan de la vieja patraña maniquea civilización o barbarie. Los nuevos cruzados no se aventuran en lo que Ítalo Calvino llamaba "el mar de la objetividad", mucho más complejo y menos reconfortante. De cualquier modo, la discusión parece centrarse ahora -descontando la victoria militar aliada, más tarde o más temprano- en qué clase de nuevo orden internacional será el que surja después del conflicto. Los optimistas -Savater, Timerman, por citar a algunos de esta misma página opinan, grosso modo, que esta guerra ha dado por fin el protagonismo a la ONU y que en el futuro sólo habrá -si las hay guerras por consenso y en defensa del Derecho Internacional; que la derrota de Irak abrirá las puertas de una conferencia sobre todos los problemas de Oriente Próximo y que por fin el mundo civilizado tendrá el horizonte libre de comunistas y mesiánicos líderes tercermundistas para difuminar su bálsamo bienhechor. Hasta hay especialistas que pronostican que "Europa regirá la economía mundial" y proponen "un Plan Marshall europeo para los países del Este y los del Magreb" después de la guerra (véase EL PAÍS del 2 de febrero de 1991), lo que supone un mundo liderado por un capitalismo democrático y social a la europea.




El pesimismo parece, sin embargo, más razonable. El papel de Europa en la constitución de un nuevo orden jurídico mundial está resumido en el programa de posguerra de Henry Kissinger: ninguno (véase EL PAÍS del 29 de enero de 1991). En cualquier caso, será mínimo e intrascendente, como lo fue antes y durante su influencia política y militar. El país que desde hace al menos una década está imponiendo al mundo un Plan Marshall de proporciones descomunales es Estados Unidos. Una simple Ojeada a su déficit presupuestario y de comercio exterior, a su deuda externa y a la crisis de su sistema financiero basta para augurar que la presión que ejerce sobre el resto del mundo se redoblará en el futuro, desde una posición más prepotente y hegemónica. 

No habrá capitales para los países del Este ni para el Tercer Mundo después de esta guerra, al menos por bastante tiempo. Habrá, en cambio, rebrote nacionalista y sed de venganza en el Sur, por no hablar de una eventual. involución grave de la perestroika. Habrá, por tanto, demanda armamentista, nuevas guerras en el horizonte y un más que probable rebrote del terrorismo internacional. Si la guerra se prolonga, o si la crisis consecutiva es seria, hasta es previsible una descomposición de la Comunidad Europea y el ingreso de la socialdemocracia en un cono de sombra. El nacionalismo xenófobo, regresivo y musculoso no es un invento árabe, y los que comparan a Sadam con Hitler no caen en la cuenta de que el espejo de la historia les devuelve su propia imagen.

https://elpais.com/hemeroteca/elpais/portadas/1991/02/24/

https://elpais.com/hemeroteca/elpais/portadas/1991/01/15/

es periodista y escritor argentino.

* Este artículo apareció en la edición impresa del martes, 19 de febrero de 1991.

2/9/21

CASI A 30 AÑOS LAS INTIMIDADES DE UNA GUERRA




"29 AÑOS"

Casí treinta años después de la campaña naval al Golfo Pérsico, uno de sus protagonistas argentinos nos cuenta las intimidades de las horas previas al inicio de la guerra






A sí como lo dice el titulo de éste artículo, pasó ese tiempo de aquella intervención naval de la Argentina en la crisis y posterior guerra del Golfo Pérsico de 1991 y pese al tiempo transcurrido no hay avances de parte de su gobierno sobre alguna determinación por reconocer los méritos de los miembros del Grupo “ALFIL 1”. Pero esto es algo que no sorprende si vemos como se han manejado otros temas de trascendencia en los que la responsabilidad estatal se ha visto involucrada.

Casi treinta años de aquella campaña naval que representó para el país y para la Armada en particular una experiencia extraordinaria en lo que hizo una de las operaciones militares más complejas de finales del siglo XX. Pero aunque la historia que ha documentado aquella crisis (nacida por la invasión de Iraq a Kuwait) que terminó en una guerra abierta entre Iraq y una Coalición de treinta y un países liderada por los EEUU es muy escueta en detallar las reales consecuencias que acarreó para todos los participantes, siguen quedando como los mejores documentos los testimonios de sus protagonistas.

Si le preguntásemos al actual gobierno argentino oa una de sus direcciones gubernamentales (incluyendo a la Armada por supuesto) ¿Cuáles fueron las implicaciones y los detalles operativos de aquel entonces ?, encontraremos miradas absortas en algunos, explicaciones simplistas en otros un total silencio en otros que muestra en parte, un absoluto desconocimiento de aquella misión. En parte ello es entendible ya que no podríamos acusar de ignorancia a los nuevos funcionarios y empleados gubernamentales que tenían dos años de edad o incluso no hubo lugar cuando se produjeron aquellos eventos. Igualmente (y es de suponer) que por cuestiones de capacidad e idoneidad para ocupar el cargo deben estar preparados para los puestos que ocupan. Como diría alguien “la ineficaz burocracia en todo su esplendor”.

Pero las vivencias de los marinos argentinos del grupo (GT88) compuesto por la corbeta “ARA Spiro” y el destructor “ARA Almirante Brown” viven en cada uno de ellos aún, cuando la mayoría de las calles por ese estúpido temor reverencial que muchos se ellos siguen albergando hacia una superioridad que ya no existe. Incluso ya varios han dejado este mundo sin haber plasmado sus testimonios de aquellas jornadas.

¿Dónde estaba el grupo “ALFIL 1” en aquel día “D” que dio comienzo a las hostilidades? La respuesta del gobierno que se apega a la historia escrita por los documentalistas norteamericanos dirá que las unidades navales del grupo se hallaban operando en cumplimiento de un mandato que impuso sanciones económicas a la república de Iraq determinadas por resoluciones de Naciones Unidas. Hoy sabemos que ello fue una falacia ya que, no existió ningún mandato de la organización y resoluciones nunca fueron obligatorias para los países miembros, en especial para la Argentina que ingreso a la Coalición por un estricto interés político.

Igualmente eso fue lo que se le vendió al personal militar interviente ya la opinión pública en general.

Pero así estaban las cosas por ese entonces. Una década se inauguró y con ella nuevas circunstancias geopolíticas se avizoraban en el horizonte y con ellas, las consecuencias para el futuro. La URSS se derrumbaba y los EEUU no tardarían en clamar por la necesidad de un Nuevo Orden Mundial que casualmente, fue oficialmente inaugurado por George H. Bush tras esta guerra. Pero las vivencias en primera persona de quienes participaron en la “crisis y guerra” en el golfo siguen siendo irremplazables para conocer que fue lo que sucedió realmente.

Así nos lo comenta uno de ellos en un mail llegado a mi oficina el 8 de enero pasado en cual nos cuenta: “Unos días antes de que se desatara el conflicto, se caraterizaron por intensos movimientos y operativos militares en toda el área que se advertir con los desplazamientos de los buques de ataque norteamericanos, británicos y franceses que pasaban por el Golfo de Omán en dirección al norte. Otro indicio era el nerviosismo que flotaba en el aire y que se palpaba en la rigidez de los oficiales a cargo de la misión. También lo fue el estar constantemente checkeando el funcionamiento de los cañones automáticos, el sistema de “Chaf” antimisiles y el armamento de abordo. En esos momentos lo que se sabía de lo que estaba ocurriendo en las tratativas que se llevaban en Naciones Unidas por distender la situación,

Nos queda claro que nuestro camarada a se hallaba junto a sus compañeros operando en el Golfo de Omán, que se hallaba a cargo del ARCENT que depende en última instancia del CENTCOM el cual era para ellos el “Comando Operacional Superior” (Resoluciones EMGA n ° 155/96 y 328/13). Y nos continuamos relatando:

“Los estadounidenses y sus socios mostraban la seguridad de que habría guerra. Las municiones y el combustible ingresaban a granel algo que llevaba a dicha conclusión. Quienes estaban operando en donde nosotros estábamos eran los Cuerpo de Ingenieros de la Armada (US Army Corps of Engineers) quienes bajo el SUPCOM (Abastecimientos subordinados al CENTCOM) proveerían el apoyo logístico y soluciones técnicas a las unidades de batalla. Un dato que jamás supimos era que estos mismos tipos han estado aquí mismo participando en el mes de noviembre de 1989 en unos ejercicios conjuntos denominados “OPLAN 1002-90” que se mejorarían para julio de 1990 mediante otro ejercicio informático, una simulación en computadora denominada “INTERNAL LOOK-90” que casualmente tuvieron como hipotésis de conflicto,

“Todo eso obviamente era ignorado por quienes cumplían órdenes y (viéndolo a la distancia) no me quedan dudas de que incluso que ni siquiera el gobierno de Menem y Caballo estaba al tanto de estas circunstancias, por lo pronto cumplimos con nuestras tareas”.

El destructor que había perdido uno de sus helicópteros “Aluette” en maniobras sobre el Mar Rojo allá por octubre de 1990, debía ser reemplazado por otro que llegaría por un transporte aéreo desde Buenos Aires. Sobre esto nos relata diciendo: “La fecha límite del ultimátum de las 00hs del 16 de enero estaba próxima y era imperioso reponer uno de los“ Aluette ”a su llegada. Sin ese aparato, las tareas del grupo podrían verse seriamente limitadas comprometidas incluso con la seguridad del grupo. Por suerte el día 14 de enero los aeronáuticos “la Brown” fueron recibidos al avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea que llegó al Aeropuerto de “Fuyeira” (Emiratos Árabes Unidos) trayendo el helicóptero de repuesto; eso nos levantó el ánimo ”.

“Recuerdo que el tiempo estaba inestable y solo unos días antes tuvieron fuertes tormentas que de haber continuado habrían retrasado llegada del avión e incluso el inicio de las operaciones. Una vez que embarcaron el Aluette “3H115”, los mecánicos lo acondicionaron para que estaban listos para comenzar sus salidas ”.

“Me acuerdo que fue un jueves. Como voy a olvidarlo. El día 16 de enero fue el último de un periodo de expectativas e incertidumbre y quienes pudieron bajar a tierra para estirar las piernas antes de zarpar lo hicieron. Yo no pude bajar así que no me quedo otra que revisar el equipo. Las comunicaciones se volvieron más constantes y las instrucciones para nuestro grupo caían como catarata, el momento se acercaba y la tensión aumentaba. La presión se hacía sentir con cada hora que pasaba ”.

“La noche llego y nos aprestábamos para lo peor. En la madrugada del 17 de enero, cerca de las 2.30 hs algunos helicópteros volando en cercanías del puerto donde estábamos me movilizaron a prenderme un pucho y esperar el relevo. La hora clave se acercaba y con ella el silencio de una falsa calma se fue haciendo cada vez más imperante. Asiífue hasta que somos informados de que han comenzado las operaciones de interferencia electrónica de las comunicaciones en toda la zona con la finalidad de anular los sistemas de defensa antiaérea y de mando y control iraquíes. Tan potentes fueron las interferencias electromagnéticas que nuestras propias comunicaciones abordo estaban inhabilitadas hasta un tiempo después del inicio de los ataques aéreos ”.

Y así fue. En medio de excitación, nervios y mucha incertidumbre tomamos conocimiento que a las 0400hs de la madrugada del 17 de enero daba inicio a la Operación Tormenta del Desierto. Los leves truenos que se escuchaban a lo lejos eran los misiles "TomaHawk" que comenzaron a ser lanzados desde los buques en el horizonte dejando el rastro de humo blancuzco detrás. Me di cuenta que la paz se había terminado y de ahora en adelante estábamos en medio de una guerra. Inmediatamente comenzamos con nuestras tareas de apresto para iniciar nuestra parte en las operaciones para lo cual, cada sección debe estar alerta en los objetivos asignados. Las órdenes fueron zarpar y establecernos en las aguas próximas a “Fuyeira” para iniciar las operaciones de aseguramiento de la zona. Todo podía pasar y no queríamos ser sorprendidos.

Desde ese momento las salidas de aviones desde los portaaviones yankis, especialmente el “USS Midway” se hicieron incesantes. Con el pasar de los días fuimos avanzando y adentrándonos en las aguas del Golfo Pérsico donde llevábamos adelante las misiones de escolta y vigilancia de los convoyes logísticos que iban ingresando al Teatro de operaciones algo que nos puso en la mira de cualquier enemigo potencial tropezar con algunas de sus minas ”.

21/8/21

NAVIOS DE EE.UU, TOCADOS EN AGUAS DEL GOLFO PERSICO 1991





Primeros daños de minas iraquíes a buques de la flota de desembarco de la coalición, en donde muy cerca de ahi se encontraban el ARA BROWN Y ARA SPIRO... Y LA PAZ DONDE ESTA ???





18 FEB 1991 - 21:00 GMT-2


Varias  minas colocadas por Irak en aguas del golfo Pérsico dañaron ayer por primera vez a dos barcos de la coalición. Se rata de la nave de asalto anfibio estadounidense Trípoli, donde resultaron heridos cuatro marineros, y del crucero Princeton, también de EE UU. Mientras las diplomacias soviética, iraquí e iraní intensificaban sus gestiones en busca de una solución al conflicto bélico, en la frontera entre Arabia Saudí y Kuwait se produjeron nuevas escaramuzas, con intercambio de fuego de mortero y de artillería. 

La fuerza multinacional, cuyas tropas están listas para el inicio de la ofensiva terrestre, continuó bombardeando ciudades, como Sawana, al sur de Irak, y arrojaron folletos instando a los ciudadanos a abandonar sus casas. Testigos presenciales explican que la situación en las urbes iraquíes es "trágica". Irak aseguró haber derribado cuatro aviones de la coalición. Estados Unidos reconoció que uno de ellos era suyo.


Varias minas iraquíes causan de madrugada daños de diversa consideración a dos barcos de guerra estadounidenses en aguas del golfo Pérsico. 

Las naves afectadas, el barco de asalto anfibio Trípoli y el crucero Princeton, forman parte de la flotilla de la coalición que se prepara en el norte del Golfo para el desembarco en las playas de Kuwait.


CRUCERO DE MISILES GUIADOS USS PRINCETON


La primera de las dos explosiones afecta al Trípoli, a bordo del cual navegan 685 personas, entre ellas ocho periodistas y un contingente de marines, así como una dotación de helicópteros y otro tipo de material bélico.

 El impacto de la mina abre una brecha en el casco de la nave y causa herida a cuatro marineros, según fuentes militares estadounidenses que no precisa más detalles sobre los daños sufridos por el barco y su tripulación. El Trípoli mide 182 metros de eslora y tiene capacidad para cargar 18.000 toneladas y alcanzar una velocidad máxima de 23 nudos.



USS TRIPOLI (BUQUE DE DESEMBARCO)


El crucero Princeton, con una tripulación formada por 400 personas, choca con una mina dos horas y media después de producirse la explosión que afecta al Tripoli. 

El artefacto abre una vía de agua en un flanco del casco del buque, aunque el compartimento afectado por la explosión es sellado y la nave se encuentra en condiciones de seguir navegando, según EE UU. 

Equipado con misiles Tomahawk, cohetes antisubmarinos y torpedos mide 172 metros de eslora, puede cargar 9.600 toneladas y alcanzar una velocidad máxima de 30 nudos.

Estos son los dos primeros barcos de la coalición dañados por minas iraquíes desde la invasión de Kuwait, el 2 de agosto del año pasado. Oficiales norteamericanos informan que los dragaminas de la coalición han neutralizado en los últimos dos meses 150 artefactos explosivos flotantes en aguas del Golfo.

Víctimas iraquíes Fuerzas estadounidenses destruyen dos vehículos blindados de transporte de tropas iraquíes en sendas refriegas nocturnas en la frontera entre Arabia Saudí e Irak, según un portavoz militar norteamericano.

Oficiales del espionaje militar de Estados Unidos calculan que el 15% de los soldados iraquíes destacados en Kuwait han resultado muertos o heridos desde el comienzo de la guerra, informa la cadena de televisión estadounidense NBC.

El comandante de la Guardia Republicana de Irak, Ayad Jalifa, dice en declaraciones públicas que sus fuerzas están intactas pese a los bombardeos permanentes, y que sus hombres "...rechazarán la alianza infiel encabezada por EE UU en la madre de todas las batallas".

La aviación de la alianza bombardea durante la noche del domingo al lunes la ciudad de Samawa, al sur de Irak, mientras corresponsales de una treintena de agencias de noticias visitan la población para comprobar los daños sufridos en anteriores bombardeos, informa la agencia iraní Ima. 

in contar este último ataque, los bombardeos sobre Samawa han provocado desde el comienzo de la guerra 370 muertos y 420 heridos, así como importantes daños en una escuela, un centenar de casas y tres puentes que unían dicha localidad con la ciudad de Basora, según la misma fuente. 

Aviones de la fuerza multinacional lanzan sobre dijersas ciudades del sur de Irak folletos exhortando a la población a abandonar sus casas para ponerse a salvo de los bombardeos. Ciudadanos iraníes procedentes de Irak explican al llegar a su país que la situación en Bagdad y otras ciudades iraquíes, sobre todo al sur del país, es "trágica", informa Irna. "En cada rincón de las ciudades de Irak puede verse a gente sentada en montones de escombros que sólo se mueve cuando un avión enemigo aparece en el cielo sobre ello", cuentan los viajeros.


Radio Bagdad asegura que la muerte de más de un centenar de civiles en la ciudad iraquí de Faluja, el pasado jueves, a consecuencia de un ataque de la aviación británica, no se debió a un error, sino que se trató de una operación premeditada contra objetivos civiles.

Los aviones franceses, que el domingo habían suspendido sus misiones a causa de la nubosidad en la zona del Golfo, realizan cuatro operaciones de bombardeo contra objetivos no revelados en Irak y Kuwait. La aviación italiana realiza otra misión contra objetivos iraquíes. 

El mando militar de Irak afirma que sus defensas antiaéreas han derribado en las últimas 24 horas cuatro aviones de la coalición. Estados Unidos admite haber perdido uno de ellos. Aviones kuwaitíes ataca posiciones, dé blindados iraquíes en el sur de Kuwait.

Exiliados kuwaitíes indican que un bombardeo de la coalición, ha cortado los suministros de agua y electricidad en la mayor parte del emirato, aparentemente por error. Los exilados aseguran que las tropas iraquies continúan arrestando y ejecutando a habitantes de Kuwait. Un avión militar de EE UU reposta combustible en Bombay, pese al anuncio hecho el domingo por el primer ministro de la India, Chandra Shekhar, en el sentido de que su país había retirado su permiso para tal actividad.

La artillería británica entra en acción por primera vez, disparando sobre posiciones iraquíes en Kuwait, y la aviación de los Emiratos Árabes Unidos se incorpora a la ofensiva aliada.

Los 35 misiles Scud disparados por Irak contra Israel desde el comienzo» de la guerra han ocasionado 13 muertos y causado daños de diversa consideración en casi 11.000 vi
das, en un total de 3.773 edificios, según el balance oficial que anuncia el Gobierno de Israel.

* Este artículo apareció en la edición impresa del lunes, 18 de febrero de 1991.

13/8/21

EL JEFE DE CENTCOM DONDE SE MAQUINO LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO





El jefe de CENTCOM urge a comunidad internacional a repatriar y desradicalizar ex- militantes de Estado Islámico.

El jefe del Comando Central de EE.UU. advierte que el Estado Islámico podría resurgir si los militantes del grupo terrorista que están en campamentos sirio no son repatriados y desradicalizados rápidamente.





WASHINGTON D.C. - El principal general estadounidense para operaciones militares en el Medio Oriente advirtió sobre un posible resurgimiento del Estado Islámico si la comunidad internacional no actúa rápidamente para repatriar y desradicalizar a exintegrantes y partidarios del grupo terrorista que se encuentran en campamentos sirios.

“Nos estamos comprando un problema estratégico [en el que] dentro de 10 años, dentro de 15 años, vamos a hacer esto de nuevo. Preferiría evitar eso”, dijo el general Kenneth “Frank” McKenzie, comandante del Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), durante un foro en línea organizado el miércoles por el Instituto de Paz de Estados Unidos (USIP).

La coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el Estado Islámico declaró la victoria sobre el grupo terrorista el año pasado, pero sigue existiendo un "ecosistema interconectado de problemas" que requiere un acuerdo internacional, dijo McKenzie.



ARCHIVO - General Kenneth McKenzie Jr. , general de la Infantería de Marina de EE.UU. y comandante del Comando Central estadounidense.

Las naciones han intentado llegar a un consenso global sobre qué hacer con los combatientes del EI capturados y sus familias, y muchos países se niegan a recibir a los ciudadanos que dejaron su país para luchar en Irak y Siria. Las preocupaciones de viaje debido a la pandemia de coronavirus han detenido las discusiones sobre repatriación.

Las autoridades dicen que las horribles condiciones en el campamento sirio de al-Hol, que alberga a combatientes del Estado Islámico capturados junto con decenas de miles de hombres, mujeres y niños desplazados, han alimentado la radicalización. La instalación también ha confirmado recientemente sus primeros casos de COVID-19, lo que genera temores de que el virus mortal pueda propagarse.

“Si nos quedamos donde estamos, vamos a tener grandes problemas: grandes problemas a corto plazo con muchas personas potencialmente muriendo, y luego grandes problemas a largo plazo porque todavía tengo que ver un esquema que pueda hablar sobre la desradicalización a escala”, dijo McKenzie.

“No tengo una respuesta además de la repatriación. O bien nos ocupamos de este problema ahora o lo resolveremos exponencialmente peor dentro de unos años”, agregó el comandante de CENTCOM.

Las preocupaciones sobre un Estado Islámico resurgente surgen cuando Estados Unidos quiere retirar más fuerzas estadounidenses de Irak y Siria. Estados Unidos retiró algunas de sus fuerzas de Siria en 2018 y comenzó a salir de las bases en Irak en marzo de este año.

El mes pasado, McKenzie confirmó en una entrevista con la VOA que las fuerzas estadounidenses podrían continuar luchando contra el Estado Islámico y apoyando a las fuerzas iraquíes con menos tropas, y agregó que la reducción se realizará en estrecha consulta con Irak y los aliados internacionales.

En declaraciones a la USIP el miércoles, McKenzie enfatizó que Estados Unidos tampoco estaría en Siria "para siempre", mientras insinuaba que la solución requeriría una salida gradual en un cronograma poco claro.

“No va a haber una celebración de victoria significativa. No va a haber una victoria militar clara [contra ISIS]”, dijo McKenzie.

Mientras tanto, los movimientos unilaterales de Turquía contra el grupo terrorista en el norte de Siria han complicado la situación, y el general estadounidense reconoció que no tiene una idea clara de lo que está sucediendo dentro de las áreas del país controladas por Turquía.

“Simplemente no lo sé, no tengo visibilidad”, dijo.

Los líderes militares estadounidenses han criticado la ofensiva de Turquía en el norte de Siria, que expulsó a miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), un grupo mayoritariamente kurdo aliado con Estados Unidos que había expulsado con éxito a ISIS del área. Turquía ve al grupo como una amenaza vinculada al Partido de los Trabajadores del Kurdistán, que ha llevado a cabo varios ataques en Turquía.




Familiares visitan la tumba de un combatiente de las Fuerzas Democráticas Sirias muerto durante una ofensiva turca en Qamishli, en el norte de Siria. Oct. 31 de 2019.

Las tensiones aumentaron aún más el mes pasado cuando los funcionarios de las SDF expresaron su consternación después de que agentes de inteligencia turcos se infiltraran en al-Hol para sacar de contrabando a una mujer moldava y sus cuatro hijos. No está claro por qué tal operación era necesaria, según las SDF, alegando que todo lo que Moldavia tenía que hacer era pedir la repatriación de la mujer.

“La coalición global pidió a los países que recuperaran a sus ciudadanos [sin] respuesta. Moldavia no pidió a esta mujer", dijo a la VOA Sinam Mohamad, el representante estadounidense del Consejo Democrático Sirio (SDC), el ala política de las SDF.

McKenzie dijo el miércoles que no tenía "pruebas" de que alguien fuera sacado de contrabando de al-Hol.