CONCLUSIONES
Se ha analizado en los cuatro apartados una serie de discrepancias y consensos
entre el PJ y la UCR y al interior de estos dos partidos.
En primer lugar, los debates en el Parlamento fueron intensos ya que ponían en
juego distintas concepciones sobre los cambios en el sistema internacional, sobre la
posición internacional de la Argentina y sobre el estilo de la política exterior. Mientras
algunos defendían las orientaciones del “realismo periférico” y el paradigma de
“relaciones carnales” con los Estados Unidos como única potencia mundial, otros
defendían el carácter multipolar del escenario internacional y oscilaban entre condenar
el envío de tropas o lamentar la forma en la que se había producido, sin consulta al
Legislativo y a los países del Grupo de Río.
En segundo término, estos debates también evidenciaron las presiones, éxitos y
dificultades para consolidar un modelo económico con su correlato en política exterior.
La posición del ex presidente Menem y sus colaboradores se hizo dominante al interior
del partido gobernante, pero también logró importantes apoyos en el radicalismo.
En MABEL THWAITES REY, Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos
Aires, 2001, RICARDO SIDICARO,
La crisis del estado y los actores políticos y socio económicos en la Argentina
(1989-2001), Libros del Rojas, Serie Extramuros, Universidad de Buenos Aires, 2001, algunos casos, favorecidos por las condiciones de la transición, pero en otros, sobre la
base de percepciones comunes que han sido suficientemente demostradas.
Por último, la coincidencia con respecto al diagnóstico de la crisis económica y
el propio desempeño del radicalismo en la gestión del ex presidente Alfonsín, sobre
todo en lo que hace a las negociaciones de la deuda externa y la ausencia de un proyecto
de re industrialización que revirtiera las tendencias iniciadas durante la dictadura militar,
limitaron la justa condena que algunos representantes hicieron al envío de tropas al
Golfo Pérsico y a la política exterior en general.
La administración del ex presidente Menem, y los funcionarios e ideólogos
allegados hicieron propios no sólo los diagnósticos de los Estados Unidos, sino también
su discurso legitimador de las intervenciones en países del Tercer Mundo. Líneas
políticas dentro de la Unión Cívica Radical, también.
Tanto el radicalismo como el justicialismo tienen una tradición ideológica en
materia de política exterior.
Para el justicialismo fue la formulación por parte de Juan
Domingo Perón de la llamada Tercera Posición, mientras que en el caso del radicalismo
esa tradición fue heredada de la influencia krausista en el pensamiento de Hipólito
Yrigoyen, en particular de su idea de nación y de las relaciones de las naciones entre sí
como libre asociación de autonomías. Sin embargo, hacia fines de la década de los
ochenta, y en los noventa en especial, la dirigencia política argentina, proveniente tanto
de un partido como de otro, adoptó –no sin conflictos y disputas- un marco ideológico
“neo conservador”.
Por esa razón, entre otras, radicalismo y justicialismo se vieron
divididos y fracturados.
En los debates y posiciones que venimos analizando no podemos identificar una
posición homogénea y unívoca en ninguno de los dos partidos.
Ya desde el denominado “giro realista” la diplomacia radical había renunciado a
liderar movimientos contestatarios del orden internacional vigente, y en el plano
interno, sus dirigentes aceptaban que no había alternativa al ajuste interno y al
comportamiento externo afín a los requerimientos de las potencias hegemónicas del
sistema internacional.
Asimismo, con el transcurso de los años durante la presidencia de
Alfonsín, las formulaciones de inicio se fueron modificando, y quienes eran sus
principales defensores fueron perdiendo protagonismo respecto de dirigentes que ya no
compartían esa visión del escenario internacional.
El carácter conflictivo del avance del
nuevo discurso hegemónico se expresó en que a pesar del “giro realista” el gobierno
radical no aceptó el cese de hostilidades propuesto por Thatcher como condición para negociar en la cuestión de Malvinas, se negó a desactivar el proyecto misilístico Cóndor
II a pesar de las intensas presiones de Estados Unidos y otros miembros de la
comunidad internacional, como a firmar el Tratado de No Proliferación y ratificar
Tlatelolco.
Por otra parte, la oposición justicialista se había resistido desde el
Parlamento a las nuevas orientaciones del gobierno de Alfonsín que expresaban el
acercamiento a los Estados Unidos.
Conviene aclarar además que en muchos casos las posiciones con respecto a la
política exterior de los partidos políticos no constituyen formulaciones a priori, sino que
se encuentran sometidas a la dinámica interna. Es decir, tanto a la concepción de la
política doméstica como al juego político coyuntural. Tanto el radicalismo como el
justicialismo han sostenido posiciones distintas según fueran oficialismo u oposición.
Debemos recordar que la discusión del envío de tropas al Golfo se dio a poca distancia de
las elecciones que se realizaron en 1991. Teniendo en cuenta estos aspectos, se han
analizado distintos niveles, no únicamente el discursivo.
Retomando la pregunta que ha orientado esta investigación, se sostiene que la
coincidencia respecto de la “necesidad” de la aplicación de las reformas en línea con el
Consenso de Washington, la participación ambos partidos en la aprobación de las Leyes
de Emergencia Económica y Reforma del Estado y el grado de acuerdo respecto del
análisis sobre la “crisis argentina”, limitaron el alcance de las discusiones respecto de las
dimensiones político diplomática y estratégico-militar de la política exterior.
Si bien la UCR no adscribió en el plano diplomático al paradigma del
alineamiento automático con los Estados Unidos y realizó fervientes objeciones tanto en
el ámbito parlamentario como extra parlamentario, al no cuestionar activamente y en
forma global la política económica doméstica con la que la nueva inserción internacional
se complementaba –privatizaciones, desregulación y apertura-, su capacidad para hacer
valer sus argumentos opositores quedó reducida a cuestiones de “principios”, o en algunos
casos, a una impugnación de la forma y no del contenido.
Para establecer una política exterior independiente en un país como la Argentina,
ésta debe formar parte necesariamente de una estrategia global de desarrollo que priorice
la autonomía y soberanía en todos los aspectos.
De otro modo, los márgenes de acción. Se coincide con Spiguel y Rapoport cuando afirman que “A contracorriente de las recetas
“globalizadoras” y la retórica que acompaña las aventuras imperiales del presente, toda la historia de
Argentina, y particularmente su historia reciente, revelan que soberanía de las naciones periféricas, con
base en su autonomía económica, es condición fundamental para garantizar una verdadera democracia” posibilitados por una estrategia pendular entre distintas potencias hegemónicas
demuestran a corto plazo sus limitaciones y no siempre deben ser entendidas como
políticas exteriores autonómicas.
Por lo tanto, a partir de lo analizado y de la inscripción del caso de estudio en los
procesos políticos y económicos de la coyuntura, se puede concluir que a pesar de las
diferencias, existió un importante nivel de acuerdo en sectores de dirigencia política en
cuanto a la necesidad de implementar una inserción internacional afín a las potencias
hegemónicas en el marco de la exaltación de la globalización y que ese acuerdo traspasó
las barreras partidarias, produciendo importantes transformaciones y desplazamientos
tanto en la UCR como en el PJ.
RESUMEN
Este artículo estudia los debates parlamentarios respecto del envío de naves argentinas
al Golfo Pérsico en 1990 y 1991, cuyos protagonistas fueron el Partido Justicialista y la
Unión Cívica Radical. Se propone analizar los argumentos que se utilizaron en dicho
debate para comprender las distintas concepciones respecto de la inserción internacional
argentina.
Partiendo de un enfoque histórico, el objetivo es demostrar que, a pesar de las
discusiones, esos debates no reflejaron una discusión profunda respecto de lo que se
considera una inserción soberana, ya que como telón de fondo hubo amplias
coincidencias entre ambos partidos, en especial respecto de la aplicación de las políticas
neoliberales y de la apropiación del discurso que las legitimó.
Palabras claves: debates parlamentarios – Golfo Pérsico- dirigencia política- inserción
internacional – políticas neoliberales.