30/7/23

BOLETIN OFICIAL N° 29.852 SECCION 5.5 ATRIBUCIONES DEL PODER EJECUTIVO

 


16 miércoles 6 de marzo de 2002 BOLETIN OFICIAL Nº 29.852 2ª Sección 5.5

SUBSECRETARIA DE LA JEFATURA DE GABINETE

DICTAMEN2. Las atribuciones del Poder Ejecutivo Nacional. El artículo 99 de la Constitución Nacional expresa que el Presidente de la Nación tienen —entre otras— las siguientes atribuciones:

1. Es el jefe Supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país…

11. Concluye y firma tratados, concordatos y negociaciones requeridas para el mantenimiento de buenas relaciones con las organizaciones internacionales y las naciones extranjeras…

12. Es comandante en jefe de todas las fuerzas armadas de la Nación…

14. Dispone de las fuerzas armadas, y corre con su organización y distribución según las necesidades de la Nación (todos los resaltados en negrita me pertenecen).

2.1. Las normas antes reseñadas dan cuenta de que el Presidente de la Nación tiene holgadas facultades para: disponer, por sí, el envío de fuerzas militares que —como ocurre en la especie— no tengan como objetivo principal la realización de operaciones bélicas u actos de hostigamiento contra otros países, ya sea ante expresos requerimientos de los organismos internacionales o bien, como acto de colaboración voluntaria en el marco de los compromisos internacionalmente asumidos.

El envío de tropas de paz a Afganistán que aquí se pretende, constituye sin duda una manifestación de la jefatura de las fuerzas armadas y del poder de disposición y distribución que, sobre ellas, y conforme a las necesidades e intereses de la Nación —internas e internacionales—, puede ejercer su titular.

 2.2. Asimismo, la atribución en ciernes también le compete al Poder Ejecutivo Nacional como jefe supremo de la Nación y encargado de mantener las buenas relaciones con las organizaciones internacionales y las naciones extranjeras, pues a través de esa cartera ministerial; es el responsable primordial de la conducción de las relaciones internacionales y del cumplimiento de los compromisos internacionalmente asumidos (v. BIDEGAIN, Carlos María, Curso de Derecho Constitucional, Tomo IV, Ed. Abeledo Perrot, Bs. As. 1994, pág. 195).

 Y en este último sentido, cabe recordar que por Ley N° 21.195 (B.O. 17-9-45), el Estado Argentino ratificó la Carta de las Naciones Unidas, entre cuyos propósitos se encuentran los de mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz, y lograr por medios pacíficos y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz; realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones para alcanzar estos propósitos comunes (v. art. 1°).

Asimismo, se establece la obligación de los estados miembros de la Organización de prestar a ésta toda clase de ayuda en cualquier acción que ejerza de conformidad con esta Carta (v. art. 2°, inc. 5).

Se observa así que dicho instrumento internacional —al igual de lo que ocurre con la flamante resolución del Consejo de Seguridad— también contiene propósitos y mecanismos de seguridad colectiva tendientes a preservar y asegurar la paz y seguridad internacional en los casos en que éstas se encuentren amenazadas, entre los que se encuentra la remisión de las fuerzas armadas del país requerido o colaborador (v. art. 43).

Este compromiso asumido internacionalmente por nuestro país justifica y habilita aún más que el Presidente de la Nación disponga el envío del contingente nacional al país solicitante.

3. La intervención del Congreso Nacional. Tal como ha quedado expuesto, la situación difiere si el envío de contingentes militares persigue objetivos pura y exclusivamente bélicos ya que, en este caso, la cuestión podría considerarse encuadrada por analogía dentro del supuesto del inciso 15 del artículo 99, según el cual para declarar la guerra u ordenar represalias el Presidente de la Nación debe contar con la autorización y aprobación del Congreso; supuestos éstos a los que debe entenderse referida la atribución del Congreso prevista en el inciso 28 del artículo 75 de la Constitución Nacional, que lo habilita a Permitir la introducción de tropas extranjeras en el territorio de la Nación, y la salida de las fuerzas nacionales fuera de él.

28/7/23

EL FIN DE LA GUERRA LO DICE GEORGE BUSCH

 



De 1991 – Fin de la Guerra del Golfo Pérsico.

"EN LA COLA DE ESTE MOSTRUO

 (USS ABRAHM LINCOLN EN EL CANAL DE SUEZ 1990), ESTABAMOS NOSOTROS, Y DESPUES DICEN MISION DE PAZ, NO LA HUBO EN NINGUN MOMENTO, POR QUE ESTE SEÑOR YA LO TENIA PREVISTO Y TE LO MUESTRO MAS ABAJO..BIEN DETALLADO QUE IBA A HACER Y COMO." 



La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 – 27 de febrero de 1991), o simplemente guerra del Golfo, fue una invasión librada por una fuerza de coalición… La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 – 27 de febrero de 1991),...
27 DE FEBRERO, 2015

GEORGE BUSCH

La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 – 27 de febrero de 1991), o simplemente guerra del Golfo, fue una invasión librada por una fuerza de coalición…


La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 – 27 de febrero de 1991), o simplemente guerra del Golfo, fue una invasión librada por una fuerza de coalición autorizada por Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República de Irak en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait.

USS ABRAHM LINCOLN EN EL CANAL DE SUEZ 1990


Esta guerra también fue llamada (por el líder iraquí Sadam Husein) como «la Madre de todas las batallas», y comúnmente conocida como Operación Tormenta del Desierto por el nombre operacional estadounidense de la respuesta militar, también recibió el nombre de Segunda Guerra del Golfo para diferenciarla de la guerra Irán-Irak, Primera Guerra del Golfo para diferenciarla de la Invasión de Irak de 1980-1981, o Guerra de Irak antes de que este término pasara a ser identificado con la guerra transcurrida entre 2003 y 2011.

El inicio de la guerra comenzó con la invasión iraquí a Kuwait, el 2 de agosto de 1990. Irak fue inmediatamente sancionado económicamente por las Naciones Unidas. Las hostilidades comenzaron en enero de 1991, dando como resultado la victoria de las fuerzas de la coalición. 

Las tropas iraquíes abandonaron Kuwait dejando un saldo muy alto de víctimas humanas. Las principales batallas fueron combates aéreos y terrestres dentro de Irak, Kuwait, y en la frontera entre Kuwait y Arabia Saudita. La guerra no se expandió fuera de la zona de Iraq-Kuwait-Arabia, aunque algunos misiles iraquíes llegaron a ciudades israelíes. Las causas de la guerra, e incluso el nombre de ella, son aún temas de controversia.



 

 

LA CASA BLANCA

WASHINGTON

15 DE ENERO DE 1991

DIRECTIVA DE SEGURIDAD NACIONAL 54

MEMORANDÚN PARA:

 EL VICEPRESIDENTE

EL SECRETARIO DE ESTADO

EL SECRETARIO DE HACIENDA

EL SECRETARIO DE DEFENSA

EL FISCAL GENERAL

EL SECRETARIO DE ENERGIA

DIRECTOR OFICINA DE GESTIÓN Y PRESUPUESTO

ASISTENTE DEL PRESIDENTE PARA ASUNTOS DE SEGURIDAD NACIONAL

EL DIECTOR DE INTELIGENCIA CENTRAL

EL PRESIDENTE DE LOS JEFES DE ESTADO MAYOR CONJUNTOS

TEMA: Respondiendo a la Agresión Iraquí en el Golfo (U)

1.- El acceso al petróleo del Golfo Pérsico y la seguridad de los estados amigos clave en el área son vitales para la seguridad nacional de EE. UU.

De conformidad con la NSD 26 del 2 de octubre de 1989 y la NSD 45 del 20 de agosto de 1990, y como una política de larga data, Estados Unidos sigue comprometido con la defensa de sus intereses vitales en la región, si es necesario mediante el uso de medios militares. fuerza, contra cualquier poder con intereses contrarios a los nuestros. Iraq, en virtud de su invasión no provocada de Kuwait el 2 de agosto de 1990 y su posterior ocupación brutal, es claramente un país con intereses hostiles a los nuestros. Las sanciones económicas ordenadas por la Resolución 661 del Consejo de Seguridad de la ONU han tenido un impacto medible en la economía de Irak, pero no han logrado el objetivo previsto de poner fin a la ocupación de Kuwait por parte de Irak.

No hay evidencia persuasiva de que lo harán de manera oportuna. Además, prolongar la situación actual sería perjudicial para los Estados Unidos en el sentido de que aumentaría los costos de la eventualidad de los países que se alistan contra Irak, permitiría la continua brutalizarían del pueblo de Kuwait y la destrucción de su país, y causaría daños adicionales a los EE. UU. y Estados Unidos. economías mundiales. Esta directiva establece lineamientos para la defensa de los intereses vitales de los Estados Unidos frente a la inaceptable agresión iraquí y sus consecuencias.

2.- De conformidad con mis responsabilidades y autoridad bajo la Constitución como Presidente y Comandante en Jefe, y bajo las leyes y tratados de los Estados Unidos, y de conformidad con H. J. Res 77 (1991), y de acuerdo con los derechos y obligaciones de los Estados Unidos. Estados bajo el derecho internacional, incluidas las Resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU 660, 661, 662, 664, 665, 666, 667,

 




ULTRA SECRETO

DESCLASIFICAR EN. SECRETO sin clasificar OADR

669, 670, 674, 677 y 678 y de conformidad con el derecho inherente a la autodefensa colectiva firme en el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, por la presente autorizo acciones militares diseñadas para lograr la retirada de Iras de Kuwait. Estas acciones se llevarán a cabo contra Irak y las fuerzas iraquíes en Kuwait por las fuerzas militares convencionales aéreas, marítimas y terrestres de EE. UU., en coordinación con las fuerzas de nuestro socio de coalición, en una fecha y hora que determinaré y comunicaré a través de los Canales de Autoridad del Comando Nacional. Esta autorización tiene los siguientes propósitos:

a. efectuar la retirada inmediata, completa e incondicional de todas las fuerzas iraquíes de Kuwait.

b. para proteger la vida de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero, y

d. para promover la seguridad y la estabilidad del Golfo Pérsico.

3.- Para lograr los propósitos anteriores, las fuerzas de EE. UU. y de la coalición deberían tratar de:

4.- Al actuar para lograr los propósitos del párrafo 2 anterior y llevar a cabo las misiones del párrafo 3 anterior, se deben tomar todas las medidas razonables para:

a. minimizar las bajas estadounidenses y de la coalición y.

b. reducir los daños colaterales incidentes en ataques militares, tomando precauciones especiales para minimizar las bajas civiles y los daños a la infraestructura económica no militar, las instalaciones relacionadas con la energía y las instalaciones religiosas o iraquíes.

5.- Estados Unidos buscará la participación máxima de su socio de coalición en todos los aspectos de las operaciones realizadas en Kuwait o Irak.

6.- Estados Unidos alentará a los vecinos de Irak, Siria y Turquía, a que aumenten sus fuerzas a lo largo de sus fronteras con Irak para retirar las fuerzas iraquíes y los recursos dedicados al odio de las operaciones de Kuwait.

7.- Estados Unidos desalentará al gobierno de Israel de participar en cualquier acción militar. En particular, buscaremos desalentar cualquier acción preventiva por parte de Israel. Si Israel se ve amenazado con un ataque inminente o se une a Irak, los Estados Unidos responderán con fuerza contra Irak y desalentarán la participación o el espacio aéreo israelí.

8.- Estados Unidos desaconsejará cualquier participación de Jordania en las hostilidades. Del mismo modo, los Estados Unidos realizarán esfuerzos militares. Estados Unidos también desaconsejará la violación del territorio o espacio aéreo jordano.

9.- Estados Unidos reconoce la integridad territorial de Irak y no apoyará los esfuerzos para cambiar las fronteras actuales.

10.- Si Irak recurre al uso de armas químicas, biológicas o nucleares, se encuentra apoyando actos terroristas contra EE. UU. o socios de la coalición en cualquier parte del mundo, o destruye los campos petroleros de Kuwait, se convertirá en un objetivo explícito de Irak. También quiero preservar la opción de autorizar acciones punitivas adicionales contra Irak.

11.- Todos los departamentos y agencias gubernamentales de los Estados Unidos apropiados deben preparar y presentarme para que tome una decisión sobre las medidas necesarias para estabilizar, en la medida de lo posible, los suministros de energía.

12.- Las operaciones militares sólo terminarán cuando haya determinado que se han cumplido los objetivos establecidos en el párrafo 2 anterior.





ARA SPIRO

ARA BROWN Y EL ABASTECEDOR CANADIENSE.


27/7/23

EXPIRA EL ULTIMATUM





Pérez de Cuéllar ha perdido casi todas las esperanzas (HABRA GUERRA)

Nueva York / París - 15 ENE 1991 - 00:00 CET


Ni una sola vez en el transcurso de su entrevista del pasado domingo con el secretario general de la ONU, el presidente iraquí, Sadam Husein, mencionó la posibilidad de retirarse de Kuwait, informó Javier Pérez de Cuéllar en la mañana de ayer en París. 

El secretario general de la ONU confirmó que su conversación con Sadam Husein no dio "ningún resultado esperanzador para la paz". A su llegada por la tarde a Nueva York, el diplomático peruano reconoció que ha perdido prácticamente las esperanzas de que no estalle una guerra en el golfo Pérsico. "He hecho todo lo que tenía que hacer", declaró Pérez de Cuéllar en el aeropuerto Kennedy, donde calificó su encuentro con el líder iraquí como "cortés, pero, desafortunadamente, sin éxito".

El secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar tenía previsto informar anoche al Consejo de Seguridad sobre su viaje a Irak y explicar con detalle a los miembros de dicho organismo "todo lo que he oído y todo lo que me han dicho".Según el máximo representante de la ONU, Sadam le escuchó atentamente pero se negó a suscribir ningún tipo de compromiso. "Se necesitan dos personas para bailar el tango", comentó Pérez de Cuéllar, quien se lamentó por no haber encontrado en Bagdad "una mujer bonita para bailarlo".

"Sadam no expresó ningún deseo de abandonar Kuwait", comentó Pérez de Cuéllar en Nueva York, al tiempo que aseguraba que durante su encuentro con el líder iraquí, no se planteó "la cuestión palestina en ningún momento".

"No quiero ocultar que no he obtenido ningún progreso en Bagdad, y que no veo ninguna razón para ser optimista", dijo Pérez de Cuéllar al término de una reunión de una hora con François Mitterrand, en la que el secretario general de la ONU informó al presidente francés del fracaso de sus gestiones.

"Sadam Husein", añadió Pérez de Cuéllar, "nunca mencionó la palabra retirada, y si lo hizo fue para decir que no estaba dispuesto a retirarse". Al revelar su derrota, Pérez de Cuéllar dijo que puede ser último jarro de agua fría sobre las esperanzas de una solución pacífica al conflicto desencadenado por la invasión iraquí de Kuwait.

El secretario general de la ONU dijo que no creía que ninguna otra iniciativa diplomática pudiera hacer cambiar de opinión a Sadam que ayer anunció que había vuelto a invitar a Pérez de Cuéllar a un nuevo diálogo a Bagdad "si lo cree en interés de la paz". Sadam también declaró que "si debe haber alguna iniciativa de última hora, ésta deberá venir de EE UU porque es él quien habla de guerra".


[Frente a estas declaraciones, fuentes palestinas aseguraron ayer que el líder de la OLP, Yasir Arafat ordenó a sus guerrilleros en el Líbano que luchen junto a Irak contra la fuerza multinacional dirigida por EE UU en caso de que estalle la guerra, informa Reuter. "No creo que hoy, 14 de enero, a esta hora, haya ninguna posibilidad para la acción diplomática", afirmó.]

Pérez de Cuéllar viajó a Bagdad el pasado fin de semana, donde mantuvo dos larga entrevistas con el presidente de Irak. El segundo encuentro se prolongó durante tres horas y media. "Desgraciadamente al término de este viaje no veo ningún motivo para sentirse optimista y no tengo ningún motivo para estar más esperanzado que el día que partí; no creo que hoy, 14 de enero, a las nueve en punto de la mañana, haya mucho más tiempo para la diplomacia", explicó el diplomático, quien a su llegada a Nueva York se retiró a su domicilio, explicando que se encontraba "exhausto".

Tras su entrevista con Mitterrand, Pérez de Cuéllar dio cuenta del mismo a los embajadores de EE UU y la URSS en París. También conversó con el ministro de Asuntos Exteriores de Luxemburgo, Jacques Poos, desplazado a la capital francesa para tener noticias de primera mano de lo ocurrido en Bagdad.

"Faltan cinco minutos para la medianoche", declaró Poos, cuyo país preside este semestre la CE, "y las posibilidades de paz en el Golfo disminuyen de minuto en minuto". Antes de viajar a Luxemburgo para participar en la reunión de ministros de Exteriores de los Doce, Poos dijo a propósito de una "última gestión" comunitaria: "Ahora es muy difícil ir a Bagdad"; y en tono de broma añadió: "No hay muchos aviones".

Sin embargo, aún quedaban abiertas ayer ciertas esperanzas. El primer ministro yemení, Haidar Abu Bakr al Atas, llegó ayer a Bagdad con una nueva iniciativa de paz, muy probablemente con algun mensaje de buena voluntad. 

De igual forma, el rey Hussein de Jordania, se trasladó a El Cairo para entrevistarse con el presidente Mohamed Hosni Mubarak, con quien no había conversado desde la fracasada cumbre árabe del pasado agosto.

El gobernador de Kuwait, Sheikh Jaber al-Ahmed al-Sabah, apeló a los gobernantes de todo el mundo a imponer su voluntad en Irak, y advirtió que ellos pagarían el precio de cualquier debilidad que cometieran en este momento.

26/7/23

ENVIO DE TROPAS Y POLITICA EXTERIOR (1989 - 2005)

El discurso de apoyo a la iniciativa del Poder Ejecutivo, giró en torno de la participación conosureña, marcando cierto rasgo autonómico –diferenciando esta actitud de la de los noventa-, el opositor marcó la vinculación con la estrategia de Washington hacia la región como si fuese una remake de los años de Menem.

 
 

21/7/23

LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO QUE PARALIZO EL MUNDO EN 1991

 


La Guerra del Golfo Pérsico de 1991: El conflicto armado que paralizó el mundo
En 1991 una coalición de 34 países liderados por Estados Unidos se enfrentó en una corta guerra con las fuerzas de Irak del dictador Saddam Hussein.

Al amanecer del 2 de agosto de 1990 tropas de infantería iraquíes, apoyados por vehículos armados y siguiendo una orden decretada por el presidente de Irak, el dictador Saddam Hussein, cruzaron la frontera e invadieron el vecino país de Kuwait. La razón de esta invasión era básicamente económica, es decir, hacerse de la producción petrolera de Kuwait, y aliviar las alicaídas arcas fiscales de Irak, país que también vivía de las ventas del oro negro y que venía saliendo de una costosa guerra con Irán (1980-1988), conflicto que le había dejado deudas por más de 40 mil millones de dólares.


Saddam Hussein.

El ejército de Kuwait fue rápidamente vencido por las fuerzas iraquíes, aunque la familia real que gobernaba ese país tuvo tiempo de escapar. Saddam Hussein, que había descrito cínicamente la invasión como la “liberación” del pueblo de las manos del Emir y que con este triunfo deseaba perfilarse como un nuevo líder del mundo árabe y mejorar su alicaído prestigio en la región, ordenó entonces la anexión oficial de Kuwait, nombrando a un gobernador provincial. La ONU, después de condenar oficialmente la acción armada, aprobó la resolución 660 que significó que el 16 de enero de 1991 una coalición internacional de 34 países, liderada por Estados Unidos, iniciara una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait.

La coalición de la ONU, para esos efectos, logró reunir un ejército de casi un millón de hombres, además de dos mil carros de combate, 1.800 aviones y una flota de 100 barcos de guerra (el mayor contingente fue el estadounidense, con 415 mil soldados). Irak, por su parte, disponía de un ejército de más de medio millón de hombres (donde destacaba la Guardia Republicana, el cuerpo de élite del ejército iraquí), además de 4.500 carros de combate y unos 700 aviones, entre los que destacaban los aviones MIG, de fabricación soviética. También contaron con un buen número de misiles Scud-B de alcance medio y algunas plataformas móviles con las cuales era posible dispararlos desde cualquier zona en Irak.

La ofensiva aliada recibió el nombre de “Tormenta del desierto” y se inició con una serie de bombardeos a varios blancos (como tres palacios presidenciales, el Ministerio de Defensa iraquí y una fábrica de ensamblaje de misiles Scud), en los que se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde barcos estadounidenses estacionados en aguas del mar Rojo y el Golfo Pérsico. Durante la primera semana de ataques aéreos, la coalición anunció que se había logrado la destrucción de al menos 350 aviones enemigos, mientras que los iraquíes afirmaban haber derribado 60 aviones aliados.


El famoso misil de guerra Scud, de fabricación soviética., que los iraquíes utilizaron      básicamente en sus bombardeos a Israel, para obligar a este país a entrar en la guerra.

Bombardeo a Israel

En un intento por romper la coalición y provocar la salida de Egipto, Siria, Arabia Saudita y otras naciones árabes del conflicto, Saddam Hussein dio la orden de bombardear con misiles Scud las ciudades israelíes de Tel Aviv y Haifa, para obligar al estado hebreo a entrar en la guerra, cosa que no consiguieron. Para proteger a Israel de la lluvia de misiles Scud que comenzaron a llover del cielo, el ejército de Estados Unidos dispuso la instalación de seis baterías de misiles Patriot –antimisiles Scud- en territorio israelí, dos en Turquía y 21 en Arabia Saudita.


Un misil Patriot es lanzado desde una ciudad de Israel para interceptar a un misil Scud que se aproxima al lugar.


El poder aéreo de los aliados en la Guerra del Golfo Pérsico en 1991 fue incontrarrestable.

Los aliados desde el principio de las acciones desplegaron una formidable ofensiva aérea que fue todo un éxito, debido básicamente a que poseían aviones de última generación como el F-15 Eagle, el F-14 Tomcat y el avión EF-111A, considerado por entonces el mejor avión de guerra electrónica del mundo.

En esta guerra se estrenó, además, oficialmente el caza Stealth, llamado también “avión invisible” debido a su capacidad para eludir a los radares, que no sufrió daño alguno, y produjo grandes estragos en puntos vitales de comunicación e inteligencia iraquíes, puesto que ningún sistema antiaéreo pudo detectarlo. Luego de perder casi todos sus aviones en los bombardeos y en los combates en los cielos (los aliados sólo perderían 61 aparatos), los iraquíes quedaron privados de fuerza aérea, por lo que se concentraron en proteger sus tropas y su equipo blindado bajo tierra, pues los aliados ya habían comenzado una serie de bombardeos sobre todas las ciudades importantes de Irak, que sufrieron severos daños, además de causar cientos de víctimas civiles.



El militar norteamericano Norman Schwarzkopf, General en jefe de las fuerzas aliada durante el conflicto del Golfo Pérsico.

Con los aliados como dueños absolutos de los cielos, el jefe de las fuerzas aliadas, el general norteamericano Norman Schwarzkopf, un militar con fama de duro, pero que siempre estaba preocupado por el bienestar y la seguridad de sus hombres, ordenó el inicio de la operación “Sable del desierto”, nombre que se le dio a la ofensiva terrestre masiva aliada sobre Kuwait, aprovechando que los iraquíes habían comenzado a replegarse desde principios de febrero y la moral de sus tropas era baja (de las 42 divisiones desplegadas en Kuwait, al menos 14 habían sido desbandadas y sólo 19 conservaban entre un 60 % y un 70 % de sus capacidades de combate, sin mencionar que ya habían comenzado las deserciones en masa).

A los dos días de haberse iniciado el asalto terrestre, de hecho, unos cien mil soldados iraquíes se rindieron en masa ante las fuerzas de la coalición que avanzaron en forma incontenible (uno de los oficiales estadounidenses llegó a asegurar que atravesaban las pocas líneas iraquíes que encontraban como “cuchillo en mantequilla”).

La única batalla de cierta importancia de esta fase final de la guerra fue la denominada “73 Easting”, que se produjo el 26 de febrero de 1991 cuando carros de combate del séptimo cuerpo de los aliados se toparon con la división Tawakalna de la Guardia Republicana, con más de 3000 blindados, que se retiraban. Este encuentro, que provocó un enfrentamiento que duró alrededor de seis horas, se convertiría al cabo en la mayor batalla de blindados de la historia reciente, por detrás de la famosa batalla de Kursk, que enfrentó a miles de tanques alemanes y tanques soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial.


Las victoriosas fuerzas americanas en una ciudad de Irak.


George Bush, presidente de Estados Unidos de la época, visitando a las tropas norteamericanas emplazadas en el Golfo Pérsico.

El 28 de febrero de 1991, finalmente, Irak, que durante la retirada de sus tropas de Kuwait incendió 700 pozos de petróleo en ese país, causando terribles daños ambientales, se rindió oficialmente y aceptó las condiciones impuestas por las Naciones Unidas. Los aliados sólo habían perdido 378 soldados, mientras que unos mil resultaron heridos. Las bajas de los iraquíes, por su parte, oscilaron entre los 25 mil y los 30 mil muertos.

Saddam Hussein, que había llamado a esta guerra “La Madre de todas las batallas”, logró pese a la categórica derrota mantenerse en el poder y siguió manteniendo una actitud desafiante ante los países occidentales, pero, tras ser derrotado nuevamente en el año 2003 en la llamada Segunda Guerra del Golfo Pérsico, en noviembre del 2006, tras dos años de juicio, sería condenado, junto con otros dos acusados, “a morir en la horca” por el Alto Tribunal Penal iraquí, que lo encontró culpable de haber cometido un crimen contra la Humanidad, por la ejecución de 148 chiítas de la aldea de Duyail en 1982.

Hussein sería ejecutado en presencia de un clérigo, un médico y un juez el día 30 de diciembre de 2006, y su cuerpo fue entregado a sus familiares para ser enterrado en su ciudad natal de Tikrit.

10/7/23

“ANECDOTICOS HECHOS EN EL TOK 1991”

 

ACA LOS PILOTOS ERAN MUJERES DE EE.UU

NO ERAMOS UNOS IMPROVISADOS EN LA GUERRA, YA HABIAMOS TENIDO VARIOS, Y ELLOS CREIAN QUE POR QUE NOS VEIAN CON BUQUES DE POCO PODER DE FUEGO, NOS COMPORTAMOS COMO DEBE SER EN UNA GUERRA, NO CUALQUIERA NOS LLEVAN  POR DELANTE. UNA BREVE ANECDOTA DE LO QUE PASO YA A DENTRO DEL GOLFO PERSICO.


Anécdota de un veterano estadounidense sobre la participación militar argentina en la operación “Tormenta del Desierto”

Cuando recibí unos mails allá por el mes de enero que provenía de un investigador argentino que estaba trabajando en la intervención de su país en las operaciones desarrolladas en el Golfo Pérsico entre 1990 y 1991, sentí curiosidad y hasta cierta perplejidad ya que no era muy común que alguien de esos lugares se preocupara por este tipo de hechos históricos (comentó este “vet” de la marina estadounidense que llamaremos “Joe B.”)

En esa comunicación me preguntaba si sabía que grado de participación habían tenido los buques argentinos en la operación “Tormenta del desierto” en la que los historiadores se han centrado más en la parte terrestre y aérea, sin detenerse en las continuas y extenuantes actividades que se realizaron en el mar. Como ex oficial de comunicaciones y destinado en el “USS Wisconsin” tuve la oportunidad de estar cerca de las dos unidades argentinas que nos acompañaron en el grupo y que si mal no recuerdo, tenían la denominación ALFIL y estaban comandados por los australianos.

Es más, recordando con mayor atención me di cuenta que estuve a bordo de uno de esos buques en el cual junto a mi equipo, establecimos un sistema de contacto compatible con el comando de operaciones en el NAVCENT, que mantendría una visualización del grupo mediante una señal que recibían los satélites y estos a su vez la retrasmitían al centro de operaciones electrónicas en tierra, desde donde se coordinaban los movimientos y comunicaciones con todos los grupos de tareas.

El comandante de operaciones del “USS Midway” que fue transportado al “USS Wisconsin” traía consigo una carpeta con tareas para encomendar a los oficiales de comunicaciones. Pero no venía solo, estaba acompañado de dos altos cargos del denominado CENTIJ –inteligencia- que nos darían una pequeña charla de lo que si debían saber nuestros aliados y lo que no les correspondía saber.

Nuestros superiores querían asegurarse de que grupos como el de los argentinos, no fueran más un peligro que una ventaja, ya que –según nuestros cerebros en la mesa de estrategia- no tenían una experiencia solvente en operaciones navales como la que se les presentaba; y en realidad nosotros tampoco la teníamos desde que ocurrió el desembarco de Normandía.

Había sido necesario aplicar la doctrina TRADOC, en la cual se buscaba uniformar –en lo que fuera posible- las señales y mensajes que se trasmitían entre las diferentes armadas que participaban en una reducida área marítima como es el Golfo. 

Para los países que eran parte de la OTAN no había problemas de comunicaciones y menos aún de protocolos de procedimientos en temas tan sensibles como era la alerta para ataques con armas “Químicas, Biológicas o Radiadas”. Fue necesario establecer con los argentinos, un protocolo para que se adaptaran a nuestros sistemas de comunicaciones y para que, en caso de un requerimiento específico, pudieran entender la orden y ejecutarla sin dilación.

Ciertamente que los argentinos fueron muy competentes en las tareas que se les ordenaron y modestamente desde mi punto de vista –nos relata el veterano-, comprobé como se desempeñaron en situaciones que pudieron haber terminado en un completo desastre. 

Algo que no saben muchos, era que, apenas comenzó la operación, hubieron incidentes verbales de órdenes y contraordenes entre varias unidades de algunos grupos que no estaban dispuestos a correr ciertos riesgos. Hubieron momentos de tensión y sus frutos se pudieron ver en varios errores de juicio en unidades navales supuestamente más avanzadas. 

Se puede decir que fueron más los problemas entre los aliados de la OTAN que con elementos ajenos como era el caso de los argentinos.
Aquel factor proveniente de la tensión y el nerviosismo, apareció ni bien empezó el combate y ninguna de las tripulaciones que estuvieron operando estoy seguro, pudieron evitarla. Hubo casos de neurosis, parálisis traumáticas y peleas en varios buques de nuestro grupo, producto de una sensación angustiante que pareces que vas a morirte en cualquier momento y no puedes hacer nada para evitarlo.

 En un incidente que ocurrió en el Midway los nervios llegaron a tal nivel que oficiales y personal de cubierta se trenzaron a golpes de puño resultando el arresto de varios de ellos. Y otras trifulcas similares en unidades vecinas. ¡Mi Dios! Era una locura ¿Te imaginas si los chicos que debían volar a territorio enemigo, no controlaban sus nervios? Fue por eso que los que comandaban desde Riyahd, tenían un protocolo de contingencia por si las cosas se desmadraban.

Fue por ello y como parte de un protocolo predeterminado, que se debían mantener en contacto directo a todas las unidades navales que operaban en el Teatro, que además de servir para los propósitos del despliegue táctico en la mesa de estrategia, servía para controlar las actividades abordo. Se trataba de establecer un comando de comunicaciones permanente, algo bastante complicado por aquella época. Para nuestras propias fuerzas –las estadounidenses- representó un desafío enorme el establecimiento de un comando centralizado para cada una de las fuerzas operativas propias, imagínense lo que fue tratar de establecerla con otras armadas con otros idiomas y otros equipamientos.

Para cuando el grupo ALFIL 1 entró al área de operaciones –al cruzar el estrecho de Ormuz- fue que se nos indicó la preparación del equipo y las directivas que nos entregaría el CENTIJ para instalar a bordo del buque líder. Era a mediados de diciembre y lo recuerdo bien porque se corrían rumores de que los iraquíes podían atacarnos por sorpresa por medio de grupos aliados en la región. En esos momentos los argentinos estaban navegando con los franceses y más precisamente estuvieron realizando maniobras de alije o mejor dicho, aprovisionamiento de combustible del buque cisterna “Marne” cuando se estaban dirigiendo a Dubai.

Recuerdo que unos días después de que comenzaron las hostilidades, el grupo ALFIL 1 se incorporo al grupo de ataque liderado por el “USS Midway” y sus doce escoltas, entre ellas el acorazado “Wisconsin” en donde me encontraba.

En esos momentos la alerta era permanente y los vuelos de patrulla e intercambio de oficiales era constante y en uno de ellos nos trasladaron a uno de sus buques para traslado de material e izamiento de personal. 

Su equipamiento era bueno y el desempeño profesional de su tripulación hasta donde pude ver fue bastante profesional, si tomas en cuenta que estaban en una zona minada sometidos a la presión de guiar y ofrecer protección a la línea de abastecimiento de buques de otras nacionalidades que entraban a la zona para hacer llegar combustible, armas y pertrechos que iban hasta puertos sauditas en la primera línea como “Al Jubayl”, a nadie le quedaron dudas de que lo hicieron muy bien.

4/7/23

"EL ROL DEL OPERATIVO ALFIL EN LA INTELIGENCIA DE LA GUERRA DEL GOLFO PERISCO"


Aspectos operacionales llevados adelante por la flota aliada y su papel en las tareas de inteligencia en la Crisis y guerra del golfo.

Pregunto que oficial o autoridad de Argentina estuvo en esta reunion, nos largaron a contribuir con los de la Coalicion de EE.UU y de ahi nadie sabe nada de lo que hicimos en el ministerio de defensa, ni la Armada en ese momento. Por eso hoy no tienen papeles por la cual reclamamos "QUE SOMOS VETERANOS DEL GOLFO"



CTE. POWEL, PARADADO, EN LA MESA BUSH Y SU PLANA DE INTELIGENCIAS 

Continuando con la extensa casuística de hechos que formaron parte de la llamada “Guerra del Golfo” de 1991, vamos a repasar algunos aspectos muy poco conocidos por la opinión pública en general pero de la argentina en particular ya que como hemos venido estudiando, no existe aún una conciencia clara de cuales fueron los alcances y las incumbencias a las que se vieron sometidos los efectivos de la Armada Argentina en el Teatro de operaciones bélico de aquel entonces.


Los eventos que se desataron desde aquella misma madrugada del 2 de agosto de 1990 cuando los iraquíes cruzaron la frontera kuwaití ya estaban previstos por el Pentágono. Desde meses antes los aviones “E-3 Sentry” AWACS (Airborne Warning and Control Systems) y el comando satelital NORAD (North American Aerospace Defense Command) venían monitoreando los movimientos del ejército iraquí sin que en esos momentos ello hubiera causado inquietudes en la Casa Blanca. Bush, Powell y obviamente el entonces secretario de estado James Baker conocían esto. A la distancia a nadie le queda dudas de ello, salvo el caso de algunos aliados de entonces –caso del gobierno de Argentina- que ni siquiera se informaron y evaluaron como evolucionarían los eventos. Hussein no se salió con la suya (como arguyeron varios personeros en esos momentos), fue Washington quien usándolo para sus propósitos, lograron lo que necesitaban: La excusa perfecta para entrar a la región.


En ese sentido el rol de Naciones Unidas y su función de mantenedor de la paz fue claramente un fracaso. No solo no hubo paz sino que incluso se le relego de las actividades que se designan en el capítulo VI y VII de la Carta que habría dado la legitimidad para que se conformara una fuerza militar bajo los auspicios y el control operacional de la organización. Como es sabido, nunca hubieron cascos azules en las operaciones que se desarrollaron en el TOK, sino fue mucho más tarde, una vez finalizada la guerra con la firma de la rendición en la base iraquí de “Safwan” en marzo de 1991, y fue allí cuando se conformó una fuerza de paz y de observadores el 9 de abril de ese mismo año (UNIKOM).




Regresando a las incidencias que ocurrieron antes y durante las acciones bélicas, debemos tener en cuenta que en esos momentos, los movimientos de tropas, carros y suministros iraquíes eran perfectamente monitoreados por los satélites de vigilancia estadounidenses aunque, cierto es de señalar, que los iraquíes en cierta medida estaban conscientes de estas capacidades de sus anteriores amigos y fue por ello que tomaron varias medidas exitosas para confundir a los agresores.


Pero veamos uno de los aspectos pocos conocidos de aquella guerra y de la cual, todos los partícipes –incluyendo a la Argentina- ejecutaron bajo la dirección de los comandos de operaciones liderados por los EEUU, actividades preparativas y encubiertas antes y en pleno de las hostilidades.

Nos referimos a las operaciones de inteligencia y contrainteligencia, las cuales fueron clave para el desarrollo de las acciones militares contra los objetivos iraquíes en Kuwait e Iraq. Uno de los documentos más destacados denominado Excutive Summary elaborado en julio de 1991 (Clasificado por CINCCENT y desclasificado unos años más tarde por la OADR), determina con precisión el alcance de las misiones y sus partícipes durante las operaciones “Escudo del desierto” y “Tormenta del Desierto”. Allí se detalla la importancia central en recopilar y producir información capaz de lidiar con un “enemigo íntimo” y altamente preparado para combatir en un terreno con el cual estaban familiarizados.


Sobre aquello, no hay que olvidar que Washington conocía al milímetro las existencias del número y clase de armamento en los búnkeres y bases de las Fuerzas Armadas iraquíes, gracias a la estrecha colaboración forjada años antes en el marco de la guerra impulsada contra Irán. Pese a ello, se supo que Saddam Hussein nunca confío en sus socios americanos y fue por ello que ordenó el traslado continuo de varias instalaciones estratégicas conllevando a que muchos de los objetivos que fueron bombardeados durante la guerra estuvieran vacíos.


El capítulo que inaugura este documento se refiere a la decisiva importancia que fue el sostenimiento de los requerimientos logísticos que sostuvieron las operaciones militares de la primera línea. El caso del “Op. Alfil” compuesto por una corbeta y un destructor de la Armada Argentina, (según documentos reservados) su actuación dentro del Teatro de Operaciones gravito entre la segunda y tercera línea (comprendiendo un total de tres en grado concéntrico) algo de lo cual, constituyo un importante antecedente del alcance de las operaciones que se realizaron tanto en la faz previa como en el pleno de las hostilidades. El operativo argentino compartió actividades y con similares tareas junto a la misión canadiense (Operación Fricción), habiéndose –según evaluaciones del Pentágono- complementado altamente eficiente.


Vecinos iraquies contemplando los efectos de las bombas en sus casas



Estos grupos de tareas conformados por cada país que se alió a la Coalición angloestadounidense y que en la faz naval se subordinó a las órdenes del Almirante Stanley R. Arthur, no solo llevo a cabo las tareas operacionales de interceptación e interdicción para ejecutar el embargo que autorizó Naciones Unidas sino que en pleno de la “Operación escudo del Desierto”, previa a las hostilidades, jugaron un papel crucial para mantener controlada la actividad marítima en el Golfo y para ello, sirvieron indirectamente a las tareas encubiertas de la inteligencia electrónica (SIGINT) trasmitiendo y retrasmitiendo señales dentro del Teatro de Operaciones con el objetivo de despistar a las fuerzas iraquíes (Niebla). Esto tuvo vital importancia al momento de lanzar el ataque en las primeras horas tras vencer el ultimátum ya que, con ello se interfirieron las comunicaciones y los sistemas antiaéreos de origen soviético que poseían los iraquíes tanto en Kuwait como en Iraq.


En aquel sentido, cada grupo de tareas en el mar eran los ojos del CENTCOM de cara no solo para evitar ataques iraquíes sino también de posibles acciones desde Irán. Para ello, la instalación de sistemas de guerra electrónica (entre ellos el GPS) y antenas en las unidades navales, sirvió para establecer en el mapa de operaciones, un posicionamiento en tiempo real de las actividades de los grupos de tareas.


Durante años, esta gravitación parece haberse mantenido en el más estricto secreto, al menos en lo que respecta a lo que la Armada Argentina se refiere ya que, según fuentes confiables dentro del Ministerio de Defensa de épocas del gobierno de Fernando De La Rúa (comienzos del 2000), no existían antecedentes oficiales o informes disponibles en sus archivos para la consulta referidos a las acciones de los buques que habían conformado aquel grupo naval que –como señala aquel informe- fue parte de los 800.000 hombres y mujeres que conformaron la “Coalición aliada” contra Iraq y que se reporta en el informe como de gran mérito.


La participación naval argentina fue decidida a partir de lo determinado en la cumbre llevada adelante tras la el acuerdo arribado en la “Conferencia de Planeamiento Naval” realizada el 9 de septiembre de 1990 en Bahrein (influenciado por Londres) bajo los auspicios de EEUU. Es a partir de estas conversaciones donde varios países –entre ellos la Argentina- aceptan ser parte de una coalición con miras a presionar a Iraq. Recuerden que inmediatamente de concluida esta conferencia el presidente Menem ordena a su Estado Mayor Conjunto alistar las unidades que se encontraran en condiciones para una larga travesía y obviamente, para afrontar un escenario complicado.


Fue así que el 25 de septiembre zarparon bajo el código “GT.88”, el destructor “ARA Brown” y la corbeta “ARA Spiro”. Producto de esta conferencia se logró presionar a Naciones Unidas para que elaborase las resoluciones 666 y la 669, como base legal para imponer un embargo marítimo contra Iraq, no tanto para hacer valer la ley internacional sino más bien como un factor de presión más, una táctica claramente hostil orientada a minar políticamente al liderazgo iraquí ante su pueblo y obviamente también para debilitar las defensas iraquíes ante una ya advertida e indetenible campaña bélica.



También se deja constancia del éxito de las operaciones de intercepción e interdicción marítima ejecutada por la flota aliada en la cual participaron unidades navales argentinas (Conf. Res. Consejo de Seguridad 665), señalando en este informe, que dichas acciones degradaron en grado sumo las condiciones comerciales y de la infraestructura económica del país árabe, aunque ello –a la vista de los analistas en Washington- no bastaba para cumplir con la misión central; con lo cual y pese a ello, había que proseguir con una operación militar a gran escala.


Como parte de las tareas de la flota aliada estaba la custodia de la ruta de abastecimiento por la cual, según este informe, se transportaron 1.7 billones de galones de combustible sin el cual no se habría movido la maquinaria que se desplego en Arabia Saudita.


Allí también se detalla como los informes previos a esta guerra, ya determinaba como contener o mejor dicho, como resolver el asunto de un Iraq potencia con aspiraciones regionales, dejando entrever cual fue la verdadera naturaleza de la intervención estadounidense. También se lee como el Comando regional USCINCCENT a cargo de monitorear las posibles penetraciones de la Unión Soviética en el Suroeste de Asia hasta finales de la guerra fría ya delegaba gran parte de sus tareas al USCENTCOM que había sido creado para ejercer jurisdicción de control y vigilancia electrónica más específica en el Medio Oriente teniendo como principal aliado a Arabia Saudita.


En esta estructura de exhaustiva planificación y de muy bien previstas acciones fue que ingreso la Argentina sin haber tenido, para contener sus efectos, una propia agenda de contingencias que estudiara los pormenores de una situación a la cual no se habían entrenado en específico. Sin dudas que el factor improvisación les jugo a favor pero no puede esperarse que ello se mantenga en una forma constante y para siempre. Pese a ello, las tareas encomendadas fueron acometidas con éxito y profesionalismo, incluso en aquellas de inteligencia de las que nunca supieron que estaban llevando a cabo.

29/6/23

EL 16 DE ENERO DE 1991 GEORGE BUSH ORDENO EL COMIENZO DE LA GUERRA EN EL GOLFO




Y LA HUBO NOMAS, NO LE ERRO POR NADA, ANTES LA NEGATIVA DE HUSSEIN





El conflicto comenzó cuando Irak, al mando de Sadam Husein, acusó a Kuwait de haberle robado petróleo del yacimiento de Rumaylak, situado bajo ambos territorios. Además, Irak dependía del valor del combustible para pagar su deuda externa contraída durante la guerra contra Irán y se veía perjudicado por la superproducción de Kuwait que mantenía un precio bajo del insumo.

Por estos motivos, el 2 de agosto de 1990 tropas iraquíes cruzaron la frontera de Kuwait con vehículos armados e infantería, ocupando puestos y puntos estratégicos en todo el país, incluyendo el Palacio del Emir. El ejército de Kuwait fue rápidamente vencido y las tropas invasoras saquearon reservas alimenticias y médicas, detuvieron a miles de civiles y tomaron el control de los medios de comunicación.

Después de la instalación de un gobierno títere, designado por Husein, Irak anexó formalmente a Kuwait. Apenas se conoció la noticia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó la invasión a través de una serie de resoluciones, de la misma forma que lo hizo la Liga Árabe.

Ante la negativa del dictador iraquí de abandonar Kuwait, el 16 de enero de 1991, una coalición internacional bajo mandato de la ONU, integrada por 34 países y liderada por Estados Unidos, inició una campaña militar; tal como lo anunció su presidente George Bush.


Es así que en las primeras horas del 17, aviones estadounidenses destruyeron el sistema de radares iraquí y bombardearon objetivos militares, al tiempo que se lanzaban misiles desde la flota norteamericana desplegada en el golfo Pérsico y el mar Rojo.


Unas horas después el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, informó a los medios detalles de la operación bautizada “Tormenta del desierto”. Al ataque aéreo y naval, que duró cinco semanas, le siguió un asalto terrestre el 24 de febrero. Esta fue una victoria decisiva para las fuerzas de la coalición, que liberaron a Kuwait y avanzaron hacia el territorio iraquí.

Tras el conflicto, la Organización de las Naciones Unidas impuso a Irak un severo embargo que produjo trastornos sociales y económicos en el país. En 1993 Estados Unidos bombardeó Irak en represalia por una supuesta conspiración para asesinar a George Bush y en el 98, junto al Reino Unido, llevó a cabo sobre Irak una serie de bombardeos a la que llamó operación “Zorro del Desierto”.

En 2002, George W. Bush acusó a Irak de constituir un “eje del mal” junto con Corea del Norte e Irán, desencadenando la invasión en 2003 bajo pretexto de tener gran cantidad de armas de destrucción masiva. Finalmente, en 2006 y tras dos años de juicio, Sadam Husein fue condenado a muerte por el Alto Tribunal Penal iraquí, que lo encontró culpable de haber cometido crímenes de lesa humanidad.

El 16 de enero de 1991 George Bush ordenó el comienzo de la Guerra del Golfo.

La historia también es noticia. Radio Perfil.

Guión de Javier Pasaragua. Locución de Pita Fortín.

RELATO AL DIARIO DE CUYO SAN JUAN POR EL SMOPSO TOLEDO JULIO CESAR EN LA GUERRA DEL GOLFO PERICO 1991

 


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y  DE SIEMPRE




AL SMOPSO JULIO CESAR TOLEDO POR EL "DIARIO DE CUYO" SAN JUAN POR EL CORRESPONSAL: ALFREDO CORREA

 En el teatro de Operaciones Toledo, en unas de las ocaciones para reabatecerse con el Portaaviones Saratoga, ya fuera de servicio. 

La Corbeta Misilìstica de la Armada Argentina "Spiro", uno de los buques que fue enviado al Golfo Persico para la guerra entre la coalición de países que encabezó Estados Unidos contra IRAK en 1990 y 1991 dispone de un sistema para destilar agua que en el teatro de operaciones en ocasiones no funciono, debido al alto grado de contaminación generado por el intenso movimiento de barcos que se registraba en la zona en esos momentos. Y la posible contaminación de objetos que contengan gases como el cianuro, sarin, minas de contacto ect.

 De todas formas los marinos Argentinos no sufrieron los escasez de agua, ya que en todo momento fueron provistos por los buques norteamericanos que por su mayor tamaño disponían de reservas para permanecer por largos periodos sin necesidad de reabatecerse. 

Esto lo vivió el SM Julio C. Toledo  tripulante de la "Spiro" y actualmente en Retiro Efectivo. 

El marino explico que el poderío de Estados Unidos y de las demás potencias que participaron en la Guerra del Golfo quedó de manifiesto en todos los aspectos: Abastecimiento, comunicaciones y el control absoluto que se ejerció en las aguas de la región. Sostiene que ante una nueva Guerra en esa zona, ese dominio no va a cambiar. 

"El cuadro de situación es similar". Estados Unidos ha lanzado la ofensiva enviando aviones y barcos y se espera que haya otros países que se sumen dentro de poco. El Golfo Pérsico será otra vez escenario, aunque en esta oportunidad parece que la ofensiva terrestre será más dura, consigno Toledo. 

El Congreso Nacional autoriza recién el 30 de Enero 1991 cuando ya estábamos en Guerra, hay mensajes del Legislativo hacia el Congreso, esto se reúnen y empiezan a dar vuelta que no, no era una Guerra que íbamos a una misión de Paz, lo de Paz  no ocurrió nunca.
Nadie se hace cargo que fuimos a una Guerra ya premeditada.


TODO ESTO EXISTIÓ, EN ARMAMENTO


Acá esperando acercarnos al Portaaviones Saratoga para abastecerse de combustible y agua.










23/6/23

A 32 AÑOS LA ARGENTINA IGNORA EL ENVIO DE BUQUES DE GUERRA AL GOLFO PERSICO 1991





 En 1991, la participación argentina en la coalición liderada por los Estados Unidos se limitó al envío de dos naves de guerra -una fragata y un destructor-, dos aviones de transporte y unos 300 efectivos, que sólo participaron en tareas de apoyo logístico y patrullaje en la boca de ingreso al Golfo Pérsico.

Argentina y su rol en la Guerra del Golfo

Para entender esta historia tenemos que remontarnos al 2 de agosto de 1990, fecha de la invasión de Irak a Kuwait. El régimen de Saddam Hussein estaba sumergido en deudas con su país vecino, con el que además mantenía una disputa por los precios del barril de petróleo.

Hussein acusó a Kuwait de robar petróleo de un campo compartido por ambos países, por lo que decidió invadirlo y anexarlo a su territorio. Como respuesta, la ONU aplicaró sanciones contra Irak y formó una coalición internacional liderada por Estados Unidos para expulsar a Irak de Kuwait.

Entre esos países, estaba la Argentina, que desde la llegada de Carlos Menem a la presidencia había iniciado una política de «integración al mundo» que al día de hoy todavía divide a la opinión pública nacional. Nuestro país fue el único país del continente que participó, excepto por Honduras.




ESTE SEÑOR ES EL QUE MANEJO TODO EN LA GUERRA Y ADEMAS EL DINERO QUE PAGO A LA ARGENTINA QUE LOS TRIPULANTE NI ENTERADOS.

19/6/23

RELACIONES CARNALES Y LA DIPLOMACIA PARLAMENTARIA MENIMISTA (RELACIONES POLITICAS INTERNACIONAL A SU GUSTO)









“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”. Esta frase del manifiesto comunista sintetiza lo ocurrido con el peronismo bajo el liderazgo de Carlos Menem, Presidente de la República Argentina durante 1989 y 1999. Por primera vez hubo un líder dentro del movimiento que re-interpretó a Juan Domingo Perón y buscó aggiornar la doctrina justicialista. Ante un mundo convulsionado y tendencialmente unipolar, guio a Argentina a reconsiderar sus condiciones de existencia y relaciones recíprocas.

No es el objetivo de estas líneas reflexionar sobre la importancia del menemismo en la historia política argentina, pero sí nos proponemos analizar el inicio de su política exterior de alineamiento con Estados Unidos. Además, tomando el debate que se generó entre senadores y diputados en torno al envío de buques al Golfo como caso de estudio, se pretende examinar de forma diacrónica el rol que ocupó el Parlamento argentino en el establecimiento de la agenda de política exterior en primera instancia, y también como “control” del Poder Ejecutivo en la misma materia.

En términos generales, la elaboración de la agenda de política exterior en países presidencialistas se encuentra primordialmente diseñada por el Poder Ejecutivo, aunque existen ciertos elementos que nos permiten analizar el rol de las legislaturas en la conformación de la misma. El principio de separación de poderes, la autonomía institucional, sumado a la elección separada del presidente y los miembros del Congreso, brindan las bases para sustentar la afirmación anterior.

Gary Cox, Scott Morgenstern y Leandro Wolfson han estudiado los procesos de toma de decisiones de los Parlamentos democráticos y elaboraron tres categorías de análisis en función de cómo interactúan y se relacionan con el Poder Ejecutivo. Dichas categorías son: a) generativa, donde las legislaturas forman y remueven gobiernos y, a su vez, cargan con la responsabilidad principal de la toma de decisiones y, por tanto, gravitan en el diseño de la política exterior; b) la posición del Parlamento puede ser proactiva, por la cual propicia y sanciona sus propias propuestas legislativas; y c) existe una modalidad reactiva que se limita a enmendar y/o vetar las propuestas del Ejecutivo.

Ante esas categorías, los autores clasifican a los parlamentos latinoamericanos como eminentemente reactivos, considerando que el proceso decisorio en materia de política exterior es asimétrico, en tanto y en cuanto el Ejecutivo es el que propone medidas y confecciona la agenda de política exterior. Esto genera que la legislatura se vea como un actor fundamentalmente de control y legitimación de la política elegida por el Ejecutivo. Consideramos, entonces, que este marco teórico ilustra las particularidades de la política exterior del periodo.

Nuevo mundo, nuevo peronismo

El justicialista Carlos Saúl Menem accedió a la primera magistratura en julio de 1989, meses antes de uno de los hechos más trascendentales del siglo XX: la caída del muro de Berlín. Pese a que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sobrevivió dos años más, este acontecimiento marcó el final de la Guerra Fría y propició una reconfiguración del sistema internacional, en donde la hegemonía de Estados Unidos, el capitalismo como modelo de producción y la democracia liberal como modelo político parecían haberse impuesto para siempre. Ante estos hechos de coyuntura, y a pesar de haber basado su campaña electoral en un regreso a “las bases” del peronismo —es decir, la doctrina de tercera posición—, el apoyo a la industria nacional y protección del Estado a los sectores vulnerables, la década de los noventa terminó por ser escenario de cambios profundos con respecto a la estructura económica nacional y, por sobre todo, la inserción internacional del país. La política exterior del período menemista presentó un fuerte viraje en relación a la política exterior tradicional Justicialista.

Lo que Carlos Ecudé denominaría como “realismo periférico” fue el basamento teórico de la alineación argentina casi irrestricta y de las “relaciones carnales” con los Estados Unidos. La adopción de este patrón de inserción internacional se vinculó especialmente con el contexto internacional. A modo ilustrativo, en 1992, Francis Fukuyama publica su polémico libro “El fin de la historia y el último hombre”, donde postula que la Historia, como lucha de ideologías, ha terminado, y que el mundo estará irremediablemente sujeto a una democracia liberal impuesta tras el fin de la Guerra Fría.

Es posible que la élite dirigente argentina compartiera el diagnóstico de Fukuyama al propiciar el alineamiento con los Estados Unidos. Sucede que desde la percepción del gobierno, la única manera de resolver las dificultades de política interna, híper-inflación, inestabilidad y deuda externa, era lograr esta alianza estratégica y económica con Estados Unidos y los países desarrollados de Occidente.

Las medidas de apertura económica y reforma del Estado adoptadas desde inicios del gobierno menemista fueron la manifestación interna del ingreso al patrón de “relaciones especiales” con Estados Unidos. Los hitos del “alineamiento” en materia de política exterior fueron: la desactivación del proyecto misilístico Cóndor II, la ratificación del Tratado de Tlatelolco o de No Proliferación Nuclear, la firma en forma conjunta con Brasil del Acuerdo para el Uso Exclusivamente Pacífico de la Energía Nuclear y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), y el retiro del Movimiento de Países no Alineados, entre otras.

Sin embargo, la participación argentina en la Guerra del Golfo a partir de septiembre de 1990 es la acción que se constituyó como la primera medida trascendente que demostró la adopción de dicho patrón en el ámbito externo. Esta participación se dió en el marco de una fuerza de coalición integrada por 34 países, entre ellos la Argentina, y liderada por Estados Unidos. La misma fue autorizada por las Naciones Unidas y, entre el 2 de agosto de 1990 y el 28 de febrero de 1991, se enfrentó a la República Irak en respuesta a la invasión y anexión del Estado de Kuwait.

Fantasmas del pasado marcan la política exterior

En el inicio, y de acuerdo a la tradición histórica peronista en materia de política exterior —alineación occidentalista pero no automática—, el gobierno argentino se mostró renuente a la alternativa de un envío inmediato de tropas a la zona en conflicto hasta que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas así lo requiriese. Finalmente, primó la importancia del envío inmediato de tropas al Golfo como un “gesto” hacia a los Estados Unidos. Imperaba aquí la necesidad de no repetir “errores del pasado”: los ideólogos de la política exterior menemista sostenían que la tardía declaración de guerra por parte de la Argentina al Eje en 1945 le costó un tratamiento muy diferente al que tuvo Brasil por parte del vecino del Norte. Se consideraba que para obtener beneficios materiales concretos era necesaria una acción rápida de alineamiento.

El 18 de septiembre de 1990, el Canciller Domingo Cavallo anunció la partida de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas argentinas a la zona de conflicto, con la promesa de no ejercer acciones bélicas directas, salvo en situación de defensa. De esta manera, el gobierno nacional daba el primer paso certero en el camino de la nueva política exterior. Ante esto, el Congreso de la nación reaccionó en forma adversa, pues formalmente no fue consultado sobre semejante decisión, ni participó en el diseño de la política exterior.

Reacción del Congreso

Como ya hemos analizado, el presidente Menem se involucró claramente en la elaboración de política exterior concentrando muchas de las decisiones trascendentales en su persona. Guiado entonces por el convencimiento acerca de la necesidad de definir una nueva inserción para Argentina en el orden mundial, envió buques de guerra sin esperar la autorización parlamentaria obligatoria prevista por la Constitución. Dicha decisión se relacionaba con la esperada oposición que plantearían las bancadas de la UCR y el Partido Justicialista en el Congreso.

Esta presunción oficial se confirmó, ya que rápidamente el Congreso se mostró “reactivo” a la decisión presidencial. Por ejemplo, la iniciativa del ex-Canciller radical y entonces diputado Dante Caputo de interpelar a los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores, Humberto Romero y Domingo Cavallo, para que informaran verbalmente en la Cámara Baja las razones del envío de tropas. Incluso, el bloque de senadores del Justicialismo demostró su disconformidad.

Sintéticamente, se identificaron dos grandes planteos dentro del Congreso. Por un lado, un sector mayoritariamente oficialista reclamaba por la unilateralidad de la medida y la no consulta al cuerpo más que por la cuestión de fondo, a saber, el modelo de inserción y política exterior no era cuestionado. Por otro lado, la oposición, encarnada principalmente en la UCR, no sólo se manifestaba en contra por las cuestiones de forma, sino también por la cuestión de fondo, ya que cuestionan la no-consulta al Congreso y el perfil de de la política exterior del gobierno.

Según la visión de Unión Cívica Radical, el diagnóstico sobre los cambios internacionales difirió de la visión unipolar y exenta de conflictos del oficialismo. Planteaba que el fin de la bipolaridad generaría necesariamente un orden multipolar caracterizado por el incremento de la competencia entre los países “del Norte”, por lo que nuevos conflictos, principalmente de naturaleza económica, comenzarían entre los países del norte y del sur. Así, Argentina debía posicionarse defendiendo sus “intereses nacionales” y alinearse con el “tercer mundo”. En síntesis, pregonaban una política exterior occidentalista, tercerista y no alineada, en contraposición a la política exterior oficialista: occidentalista y alineada. Finalmente, y debido a la presión parlamentaria, el 13 de diciembre, el canciller Cavallo anunció que las naves argentinas que se encontraban en el Golfo Pérsico regresarían al país a finales de enero “por una necesidad de rotación natural y de recambio de personal”.

Entendiendo que las reticencias existentes en el Parlamento eran importantes, se subordinó el envío de otras naves argentinas a la autorización del Congreso para su intervención en un eventual conflicto bélico. Un tiempo después, el presidente Menem reiteró a los miembros del Parlamento la necesidad de un urgente análisis parlamentario por la presencia de las tropas argentinas en el Golfo Pérsico.

En efecto, se demostró que, aunque el presidente lo consideraba como una medida axial de su política exterior, el envío de buques al Golfo requería, en última instancia, el apoyo y la legitimación del Congreso. El 23 de enero de 1991, la Cámara de Diputados aprobó la permanencia de las naves en términos de “apoyo logístico” a las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos. De este modo, el poder Ejecutivo consiguió la ratificación parlamentaria.

Consideraciones finales

Si bien el rol del Congreso fue eminentemente reactivo, porque la gestión directa de la política exterior permaneció en el manos del poder Ejecutivo, los legisladores utilizaron distintas vías indirectas para influir en las decisiones. Y, aunque el Congreso no participó directamente en la formulación de la agenda de política exterior, terminó por validar la misma no sin antes condicionar la actitud del poder Ejecutivo.

Como quedó plasmado en el debate parlamentario entre los dos principales partidos políticos (Justicialismo y UCR), no solo se debatió la medida concreta de enviar buques al golfo. También el centro del debate fue la inserción externa y el modelo de política exterior a aplicar en los próximos años. Una negativa del Congreso en el envió de buques al Golfo hubiese, cuanto menos, retrasado la aplicación de la nueva política exterior nacional, pues hubiese quitado legitimidad al oficialismo.

Por último, se entiende que el Congreso fue efectivo en “presionar” al poder Ejecutivo, que, luego de actuar unilateralmente, debió enviar un proyecto de ley al Congreso para legitimar su acción inicial. Por consiguiente, se aprecia que el Congreso tuvo un rol reactivo, pero fuertemente participativo. Amén de que la resolución de la “controversia” haya sido favorable para la agenda del Ejecutivo, ello no resta importancia a la acción central que tuvo el Parlamento en la legitimación de la política exterior argentina durante el menemismo.