VETERANOS DE AYER, HOY Y DE SIEMPRE
Como es volver de una guerra y no ser reconocido por el estado a que se sirvió
Por Dany Smith
ARA Brown de regreso en 1991
Sentados en un café de la ciudad de Buenos Aires, ahí nomas del famoso obelisco, en una tarde lluviosa de marzo cuatro viejos camaradas nos encontramos como por casualidad y casi por un hecho fortuito, cada uno de un país diferente, que formaron parte de aquella vieja contienda en el Golfo Pérsico que ya está por cumplir tres décadas. Alguno podría creer que no hay nada de causal en esto y en realidad es posible que así sea. Encontrarnos un canadiense, un argentino, un yanqui y un servidor del Reino Unido en la misma avenida “9 de Julio” llama mucho la atención ¿no lo cree usted?
Lo cierto es que en realidad es tan así. Tom H. y Jack G. son miembros de la editorial sobre temas militares y actualidad política “veteranstoday” (http://www.veteranstoday.com/ ), estaban en Buenos Aires en parte de recreo y en otra parte de recopilación de información sobre la situación militar de la región y las aparentes compras que ha realizado el gobierno argentino a EEUU.
Un servidor había venido a investigar y buscar información sobre la guerra de Malvinas, como parte de un proyecto para armar un libro documental sobre la verdad ocurrida en aquella oportunidad, especialmente sobre las operaciones del S.A.S. y el S.B.S. . En eso me encontré con un camarada de la Armada argentina que sirvió en la guerra del golfo en el destructor “Almirante Brown” y me sirvió de guía en la ciudad capital a donde me condujo a la biblioteca nacional donde pude acceder a muy buenas referencias históricas. Lo primero que le pregunte fue ¿Cómo va la lucha por el reconocimiento de tu gobierno para contigo y tus camaradas? A lo que respondió con su gesticuladora cara “No me preguntes che”. Llovía copiosamente y el momento se prestaba para un buen café en un lugar tranquilo.
Saliendo de la biblioteca del Congreso que se ubica frente al Capitolio, y tratando de protegernos de la lluvia no vimos a dos tipos que pasaban justo por la puerta y nos dimos de bruces contra ellos lo que desató un rosario de insultos en inglés y en castellano de mi camarada, que fueron respondidos por disculpas y consideraciones en inglés de aquellos tipos. Se veían realmente consternados por el accidente y tan pronto paso el ardor de los nervios caímos en cuentas –y ellos obviamente también- de que hablábamos el mismo idioma. Terminamos riendo y por sugerencia de uno de ellos, fuimos a tomarnos un café no muy lejos de allí.
Medalla a Veteranos de EEUU 1991
A las resultas todos éramos viejos lobos de mar, salvo Jack H. que había estado en Vietnam como piloto de helicóptero y se retiro de la fuerza en 1984 un año después de lo de Granada y desde allí dedicado a la temática de la defensa activa de los derechos de los veteranos. Tanto Tom H., Jorge G. y yo estuvimos embarcados durante las operaciones de Escudo y Tormenta del desierto. Por suerte para nuestro anfitrión hablábamos un castellano aceptable aunque también Jorge tiene un inglés nada despreciable por ello no fue difícil intercambiar vivencias.
Durante la charla fue inevitable no tocar el tema de los veteranos argentinos que habían estado con Jorge en el Golfo. Allí y para asombro de los oídos de los yanquis, les comento que desde que habían regresado de aquella misión los sucedáneos gobiernos no habían hecho nada por reconocerles sus derechos, el primero de ellos a su condición de veteranos y luego todos los derechos compensatorios que acompañan a ese reconocimiento. Jack fue el más extrañado y hasta casi molesto por esa situación que contaba nuestro anfitrión a quien le dijo “amigo, deben unirse y reclamar con algún bufete de abogados”; a nosotros nos ocurrió, a mis camaradas que vinieron les sucedió lo mismo y a tipos como a Tom que estuvo en el “USS Worden” cuando llegaron a puerto les dieron una condecoración, un apretón de manos y las consecuencias que trajeron dentro de sus cerebros y sus organismos (contaminación química y radiactiva) pasaron por arriba y ¡Buena suerte!
Allí fue que Jorge le dijo, que la situación aquí era mucho más precaria ya que ni siquiera se les había dado el mero reconocimiento oficial y legal de haber estado en operaciones de guerra, a lo que tanto Jack como Tom con cara de enojo soltaron su característico insulto “What Motherfuckers man!!!! Tras esto, Jack repuso “¿Ni siquiera están cobrando compensaciones por sus actividades?, es increíble”. Fue allí que Tom se interpuso y dijo “Ni preguntar sobre enfermedades producto de la contaminación a la que estuvimos expuestos, ¿no?” Porque creo ya debes saber que estuvimos en medio de un ambiente con una polución extremadamente contaminante y fue recién por estudios de tipos como Howard Urnovitz, que descubrimos que muchos muchachos que habían regresado y mostraban problemas de cáncer y leucemias atípicas tenían alterados sus cromosomas (ARN).
Aproveche el momento para recordarles a mis camaradas yanquis que en Gran Bretaña todavía teníamos miles de casos de veteranos de 1991 que aun estaban luchando para que el gobierno de su Real Majestad, reconociera los derechos a una compensación suplementaria que ayudara económicamente a los afectados por los efectos nefastos de la contaminación venenosa tanto de armas químicas usadas por los iraquíes como de los gases desprendidos del uso masivo de bombas con cabeza de Uranio empobrecido usadas en las municiones estadounidenses y de la llamada “lluvia negra” tras los incendios de los pozos petroleros de Kuwait.
Igualmente tanto Jack como Tom insistieron que tenían que tomar la iniciativa legal organizándose con asesoramiento, actividad intensa de abogados y médicos que se comprometan con la causa de cada hombre y mujer afectados. Ellos deben comenzar con pedidos de examinaciones médicas para determinar el estado de cada colega y con eso dan inicio a sus reclamaciones con asociaciones como la VLG liderada por el abogado Mark Lippman y su equipo, que les guíen en el largo camino que va a representar reclamar al gobierno.
Tal como lo señalaba Jack, su gobierno busca continuamente ocultar los resultados terribles de lo que viene luego de una guerra que se ven con las incapacidades físicas, psíquicas y hasta espirituales que muchos sufren causando no solamente un desastre personal sino también crisis familiares sin remedio que jamás tendrán cobertura periodística. Esto sucedió también con los veteranos de golfo hasta 1996 cuando tras presiones de todo nosotros, logramos que se realizaran investigaciones e informes que tras continuas pulseadas con el gobierno federal, llevaron a determinar una ley de discapacidad para hombres y mujeres que habían estado allí.
Después de unas dos horas y media de charla y de anécdotas, nos levantamos de la mesa y salimos para que éstos dos yanquis por su lado, Jorge y yo por el nuestro nos despidiéramos hasta alguna otra oportunidad sin dejarle de recordar a nuestro camarada argentino, que no deben abandonar una lucha que aun no han empezado.