18/8/25

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A 35 a帽os de la zarpada del grupo T.88 al Golfo P茅rsico, la historia confirma la real naturaleza de su misi贸n. ALFIL I.







        ARA BROWN                         ARA SPIRO

Pese a que han pasado ya veintis茅is a帽os de la partida de la misi贸n naval argentina a las aguas del Golfo P茅rsico, el tiempo no ha hecho olvidar dicha participaci贸n y menos a煤n, el car谩cter de aquella operaci贸n que represent贸 al final de cuentas, la presencia argentina en el escenario conflictivo m谩s remarcable y terrible de finales del siglo XX y que a煤n a nuestros d铆as sigue m谩s vigente que nunca.


Pareciera que tanto los jefes de la Armada Argentina como los representantes pol铆ticos de aquella 茅poca –y obviamente los actuales-, han sido atacados por una aguda amnesia que no les permite acordarse de cu谩les fueron las circunstancias f谩cticas, jur铆dicas y pol铆ticas en que dichos buques de guerra fueron enviados a las aguas del Golfo P茅rsico. Y es que a raz贸n de verdad, de esclarecerlas llevar铆a a que se deban reparar varias situaciones que han sido mantenidas bajo el tapete de la historia.


La versi贸n oficial que a煤n subsiste en los empolvados anaqueles de los archivos del Congreso, de la Armada y del Archivo General de la Naci贸n relata que el env铆o de las naves al Golfo fue por un “mandato de Naciones Unidas” para el “mantenimiento de la paz”; para empezar, ambas son dos grandes falacias.


Cuando se produjo la llamada “Crisis del golfo” tras el ingreso de tropas iraqu铆es al emirato de Kuwait el 2 de agosto de 1990, Buenos Aires se hallaba en intensas gestiones para seducir a Washington con miras a que trajeran inversiones privadas con el objeto de reflotar un pa铆s casi quebrado.



Por esas casualidades del destino, una misi贸n del ministerio de defensa encabezada por el entonces ministro Humberto Romero se hallaba en Washington a la saz贸n de entrevistarse con George H. Bush y el entonces Jefe del Estado Mayor Conjunto el general Collin Powell, para supuestas tratativas sobre la situaci贸n de las FFAA argentinas carentes de repuestos de varias unidades de fabricaci贸n norteamericana y sobre la situaci贸n del proyecto “C贸ndor”. Justamente en esos momentos, estall贸 la crisis lo que supuestamente obligo a que Bush y Powell partieran raudos a Arabia Saudita, dejando a la comitiva argentina para ser atendida por el vicepresidente y funcionarios intermedios.


Pero m谩s all谩 de estas casualidades y bajo el influjo informativo de la versi贸n oficial de Washington, el gobierno de Menem sin analizar las verdaderas implicancias y sin considerar claramente los alcances de lo que podr铆a devenir una participaci贸n militar en el Medio Oriente, se comprometi贸 a participar junto a lo que “EEUU decidiera”. Si bien el gobierno argentino argument贸 la salida de los nav铆os el destructor “ARA Alte. Brown” y la corbeta “ARA Spiro”, supuestamente conminadas por resoluciones de Naciones Unidas, ha quedado claro que ello no justificaba jur铆dicamente la remisi贸n de una “misi贸n de combate” como la que represent贸 el grupo de tareas T.88.I que desde su ingreso al Teatro de Operaciones en el Mar Rojo comenz贸 con actividades que en el derecho internacional de la guerra representan actos hostiles contra una naci贸n soberana. Esto 煤ltimo hay que subrayarlo, ya que no hubo un mandato de “paz” o una resoluci贸n de car谩cter vinculante del Consejo de Seguridad para emprender dichas acciones.

GEORGE BUSCH Y CARLOS MENEM

Aquella ocasi贸n, represent贸 para el gobierno de Menem la oportunidad para dar el salto a lo que 茅l y sus seguidores neoliberales llamaban el “primer mundo” y para ello extendi贸 un cheque en blanco a la Casa Blanca para que dispusieran como lo iban a cobrar. El verdadero trasfondo del env铆o de 茅ste grupo de batalla no fue otro que el seguir una agenda de pol铆tica externa que obsecuencia mediante, no midi贸 consecuencias y una de ellas ser铆a, la situaci贸n de los efectivos que hab铆an sido enviados a lo que termin贸 siendo una guerra alta intensidad.


Es a partir de aquella situaci贸n de hecho en la que m谩s de quinientos hombres de la Armada Argentina se vieron involucrados primeramente en actividades hostiles como fue el bloqueo econ贸mico y de mercanc铆as a la rep煤blica 谩rabe de Irak, que fueron involucr谩ndose en lo que en la jerga militar se denominan “operaciones militares” que no fueron, ni simuladas ni de mero apoyo simb贸lico a los esfuerzos de la Coalici贸n Aliada como algunos desinformados trataron de argumentar a lo largo de estos a帽os.


En esa situaci贸n y en consideraci贸n a las tecnolog铆as militares que se hallaban disponibles en aquel entonces, vale la pena recordar que los peligros de la inserci贸n de ambas naves dentro de un estrecho Teatro operacional –en cuanto a las distancias f铆sicas- como el que represent贸 el espacio acu谩tico del Golfo P茅rsico, duplicaron los peligros a los que se vieron expuestos los combatientes de la “Coalici贸n” y por ende los marinos argentinos. Con solo unos cientos de kil贸metros de anchura del Golfo, el margen de maniobrabilidad ante amenazas navales lo hac铆a pr谩cticamente nulo. Y esto solo refiri茅ndonos a los “peligros convencionales” (misiles, minas y sabotajes) que muy bien pudieron haber causado estragos en el grupo ALFIL I.


Uno de los peligros con que convivieron los argentinos fue, la de tener que operar en aguas plagadas minas que hab铆an quedado de la guerra entre Ir谩n e Irak y que a煤n permanec铆an activas. El dato revela que el grupo de tareas se vio involucrado en aguas pr贸ximas a las operaciones b茅licas que se llevaban sobre Kuwait e Iraq. Es m谩s, seg煤n los documentos de las unidades navales de la Coalici贸n agrupadas en el NAVCENT, revelan que tanto el “ARA Brown” como el “ARA Spiro”, realizaban tareas de custodia y patrulla del grupo de ataque liderado por el portaaviones estadounidenses “USS-Midaway” desde donde se lanzaban constantes operaciones a茅reas que bombardearon posiciones iraqu铆es en Kuwait y que llegaban a Bagdad. Y la posici贸n se帽alada no era para nada relajada ya que, seg煤n se especulo recurrentemente por los estrategas en Dahram, si Ir谩n se sal铆a de la neutralidad en la que se hab铆a posicionado y pasaba a dar su apoyo a Bagdad, el principal blanco a la vista hubiera sido el portaaviones y todo su grupo entre ellos, los barcos argentinos.



Secuelas navales 1991



Igualmente y m谩s all谩 de aquellas ponderaciones –de las cuales los marinos no estaban al tanto- el grupo ALFIL I cumpli贸 su misi贸n de batalla y permaneci贸 en actividad hasta el cese de las hostilidades. Si no fueron alcanzados por el fuego del bando iraqu铆 solo fue una cuesti贸n fortuita ya que, las posibilidades estuvieron servidas.


Ahora bien, pese a ello, los marinos argentinos no han sido debidamente reconocidos por sus m茅ritos en el fragor de esas jornadas, algo que a la vista de la distancia hist贸rica, representa una inconsecuencia que los deja injustamente discriminados en consideraci贸n de aquel evento b茅lico y del reconocimiento que recibieron sus camaradas de las armadas involucradas. En este sentido, pareciera que el gobierno de Menem crey贸 que pod铆a exponer a los recursos del estado nacional –incluyendo a los humanos-, sin reconocer puntos espec铆ficos que hacen a lo estrictamente material y jur铆dico, sacrificables bajo el err贸neo eslogan “Por la Patria o la Paz internacional”. Creyendo equivocadamente que al no haber habido bajas, sus efectivos no eran dignos de reconocimiento y menos a煤n de alguna compensaci贸n por los servicios prestados, les dio las gracias, una apretada de manos al anterior Jefe del Estado Mayor de la Armada y adi贸s.


Sin dudas se trat贸 de una avivada pol铆tica que los jefes de estos hombres dejaron pasar. Pero esta omisi贸n del entonces gobierno menemista no desapareci贸 por el paso del tiempo y mucho menos ha perdido legitimidad en cuanto al fondo del reclamo de cada uno de los miembros de las dotaciones actuantes. Para que se entienda la mec谩nica de este proceder, los marinos argentinos deben recordar lo que lastimeramente ocurri贸 con sus camaradas del Ej茅rcito Argentino, quienes si hab铆an sido enviados bajo el pabell贸n de Naciones Unidas como “Cascos azules” a Croacia entre 1991 a 1995 y que algunos de ellos, al ser alcanzados por fuego de los contendientes, regresaron heridos o con severos da帽os. Ese mismo gobierno les dijo “que no les deb铆an nada” y ah铆 se termin贸 el tema (v. http://www.lanacion.com.ar/488110-la-paz-que-no-llega-br-cascos-azules ) aunque m谩s tarde, la justicia les hizo lugar a sus reclamos.


Tambi茅n habr铆a que recordar, hasta donde estaba dispuesto aquel gobierno menemista con tal de agradar a Washington y lograr de ese modo, aquella demorada promesa de convertir a la Argentina en un pa铆s aliado de la OTAN, que en 1998 le ofreci贸 a Washington enviar nuevamente tropas contra Irak, pero esta vez, enviando tropas de tierra (. LA NACI脫N. “Menem se alineo contra Saddam”. http://www.lanacion.com.ar/87298-menem-se-alineo-contra-saddam)


Para ir concluyendo, queda claro que si aquellos marinos que participaron activamente en las tareas de combate dentro del Teatro de Operaciones de lo que se conoci贸 como “guerra del Golfo” entre 1990 y 1991, su posici贸n con respecto a esos cascos azules es claramente dis铆mil ya que, las dotaciones del grupo ALFIL I estuvieron involucrados con una de las partes (Coalici贸n) lo que la legislaci贸n internacional reconoce a los combatientes de una guerra derechos inherentes a tal condici贸n, mientras que los llamados “cascos azules” est谩n llamados por un mandato de la ONU a separar a las partes del conflicto. Que esto no haya querido ser visto por el gobierno es una cosa, pero ello no significa que no exista ese derecho latente a ser reconocidos como “veteranos” con todos los derechos patrimoniales inherentes a la calidad de tal.

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