El 28 de febrero de 1991 terminó la Guerra del Golfo, un conflicto que durante casi siete meses enfrentó al gobierno de Irak con una coalición de 34 países liderados por el ejército de Estados Unidos.
El 2 de agosto de 1990, el dictador iraquí Sadam Husein ordenó la invasión de Kuwait, un pequeño país árabe con grandes reservas petrolíferas. Irak también es un país muy rico en petróleo, pero estaba en disputa con Kuwait por una serie de pozos petrolíferos en la frontera entre los dos países.
Las tropas iraquíes ocuparon las instituciones y detuvieron a las autoridades de Kuwait, y se instaló un nuevo gobierno títere para controlar el país. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó el ataque, impuso sanciones económicas y bloqueó el tráfico aéreo para intentar detener la invasión, aunque sin éxito.
La ONU dio un ultimátum a Irak para retirarse de Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Ante la negativa de Sadam Husein, se inició el ataque. A partir del 16 de enero, las tropas de la coalición internacional iniciaron la Operación Tormenta del Desierto.
En agosto de 1990, pocos días después de la invasión de Kuwait, Estados Unidos ya había desplegado sus tropas en Arabia Saudí para prepararse para el combate. Los estadounidenses no querían perder su influencia en una región tan rica en petróleo, y para ello necesitaban contar con gobiernos aliados como el de Kuwait.
La Guerra del Golfo tuvo el despliegue militar más importante desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945): cerca de un millón de soldados de la Coalición y medio millón de soldados iraquíes, miles de tanques y aviones de combate. Los aviones de la Coalición bombardearon día y noche las posiciones clave del ejército iraquí y varias ciudades en Irak y Kuwait.
Las tropas iraquíes se rindieron el 28 de febrero. En su retirada, incendiaron centenares de pozos petrolíferos de Kuwait para dejarlos inutilizados, lo que supuso una gran pérdida económica que también tuvo graves consecuencias a nivel medioambiental.
La Guerra del Golfo cambió también la manera de informar sobre los conflictos armados: en una época sin internet, las televisiones se lanzaron a hacer retransmisiones en directo, con los reporteros informando desde el mismo frente de batalla.
Las consecuencias de la guerra
La Guerra del Golfo tuvo consecuencias muy desiguales: murieron unos 500 soldados de la Coalición internacional, mientras que el ejército iraquí perdió entre 20.000 y 30.000 soldados (a falta de cifras oficiales). Además, murieron más de 4.000 civiles atrapados en medio del conflicto.
Irak quedó destrozado por los ataques de la Coalición, que bombardeó durante semanas ciudades e infraestructuras de todo el país: edificios gubernamentales, carreteras, espacios públicos... Por otro lado, la población iraquí tuvo que sufrir las consecuencias de las sanciones económicas impuestas por las Naciones Unidas como castigo por la invasión de Kuwait.
La Coalición consiguió liberar a Kuwait, pero el régimen represivo de Sadam Husein se mantuvo hasta 2003. Aquel año, los Estados Unidos iniciaron la invasión de Irak con el pretexto de que el régimen iraquí disponía de armas de destrucción masiva. El ejército estadounidense no se retiró oficialmente de Irak hasta 2011.
A día de hoy, Irak todavía sufre las consecuencias de estas guerras y de otros enfrentamientos, como la lucha por derrotar al Estado Islámico entre 2014 y 2015. La falta de recursos materiales y económicos hace muy difícil la recuperación, crece el malestar entre la población y cada vez hay más protestas contra la corrupción del gobierno.
Petróleo: el poder del oro negro
Los combustibles fósiles, y sobre todo el petróleo, son la fuente de energía más utilizada en todo el planeta. Precisamente, el petróleo es una de las materias más valiosas del mundo y se conoce como “oro negro”.
Los países con mayores reservas petrolíferas son los más ricos y, a menudo, eso significa también que tienen más poder e influencia sobre los asuntos internacionales. Estados Unidos es el principal productor mundial, Arabia Saudita es el segundo y Rusia, el tercero.
Gran parte de la producción mundial de petróleo tiene lugar en Oriente Medio, una zona muy inestable a nivel político. Por eso son tan importantes las alianzas internacionales que se crean entre estos países y el resto de países productores.
La riqueza de reservas es uno de los motivos por los que hay tantos conflictos armados en esta región, donde diferentes grupos se pelean por controlar la producción de petróleo en varios países.
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