30/3/20

"EL RETORNO DE LA REINA"


Las tratativas secretas entre Washington y Londres para que Gran Bretaña se haga cargo de las operaciones Medio Oriente “Ampliado” pueden traer consecuencias inesperadas y nada benéficas para los árabes de la región.




El Ministro británico Ben Wallace y el Secretario estadounidense Mark Spert

En tanto el mundo sigue sumido en miedo a una Pandemia de dudoso origen, Washington prosigue con su agenda geoestratégica y pone a rodar sus próximos pasos para concretar sus nuevos planes en el Medio Oriente y Venezuela. Esto no sorprende a quienes estamos pendientes de la evolución de los eventos globales en especial en lo que EEUU tiene una injerencia preponderante.


De este modo Donald Trump prosigue con sus planes de una retirada paulatina de sus tropas del Medio Oriente firmando acuerdos y concediendo algunos privilegios a regímenes de la región para que continuen con la tarea de “Gendarme regional”. Como podrá advertirse EEUU se retira físicamente pero seguirá ejerciendo el control geopolítico a distancia desde Washington y el militar desde los cuarteles generales del CENTCOM.


Hace apenas unas semanas, en una reunión entre el Secretario de Defensa norteamericano Mark Spert y el Ministro de Defensa británico Ben Wallace llevada a cabo en el Pentágono, en Virginia el 5 de marzo pasado, se trataron varios puntos vinculados a los intereses y objetivos militares que ambos mantienen en Euroasia pero también en el Oriente Medio. Según las fuentes, ambos estudiaron la situación de la región y en especial la de Siria en la cual ambos pese a los esfuerzos por derrocar a Bashar Al Assad, habrían coincidido en dejarla momentáneamente bajo la influencia de Rusia.
Esta última conclusión a la que arribaron ambos funcionarios y aliados de la OTAN, respalda la situación real existente obre el terreno que no puede calificarse sino, como una clara victoria política y estratégica para el Kremlin y en particular para su ilustre ocupante, el presidente Vladimir Putin.


Vladimir Putin

Claramente Putin nunca aflojo el cedal y aunque en occidente apostaban a que no soportaría la presión o sería distraído de la politica exterior (en particular sobre Siria) con las complicaciones de asuntos domesticos vinculados a la pandemia y su dura política de cuarentena forzada, eso no sucedió. Las tropas rusas han logrado estabilizar el norte sirio impidiendo que las bandas armadas respaldadas por las tropas especiales norteamericanas extiendan sus dominios.


Esto no significa para nada que los anglosajones hayan pactado detener su agresión contra la república árabe siria, no para nada. Se trata tan solo de un reagrupamiento y acomodamiento de fuerzas en el que Gran Bretaña parece tendrá de ahora en adelante un papel proponderante. La llamada OTAN-MO (Organización de Tratado del Atlántico Norte-Medio Oriente) pasará a estar encabezada por los británicos mientras los estadounidenses comenzarán a desplazar sus fuerzas a otras zonas más importantes pero sin abandonar los objetivos de mantener el caos controlado que han instaurado desde su ingreso en la región.


A la luz de este acuerdo, pareciera un contrasentido el anuncio del retiro de tropas norteamericanas de Afganistán pactado con en el Talibán, aunque ello habrá que esperar a que se concrete fehacientemente dados los precedentes de Washington de incumplir con sus compromisos (con las falsas retiradas de Siria e Iraq).


Este cambio en la conducción de los planes estratégicos para el Medio Oriente, traerá consigo una alteración en la composición del bloque de aliados regionales que participan en aquellos. De este modo Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Israel ya ven alterados sus roles en la participación que tiene cada uno de ellos en los focos bélicos de la región. Incluso uno de ellos y tal vez dos, sean traicionados y descartados en breve para beneficio de la nueva agenda.


Algunos eventos de hace apenas unas semanas dejarían entrever las posibilidades de que aquello se produzca. Según fuentes confiables en Jordania han revelado que entre el 21 y el 22 de marzo pasado más de 4000 marines norteamericanos y tropas emiratíes (EAU) llevaron a cabo ejercicios de guerra en una locación construida a mediados del 2015 en “Al Hamrah” en cercanías de Abu Dabi. La misma es una simulación de una ciudad árabe-islámica construida originariamente para ensayar una intervención militar sobre Irán (Un asunto que aún está pendiente).


Tropas de los EAU

Oficialmente se informó que estos ejercicios se daban en el marco de la vigesima edición de maniobras conjuntas denominadas como “Furia Nativa” que desde 2008 se vienen llevando cada dos años. Pero en realidad esto tiene un objetivo de próxima ejecución.


Estos ejercicios conjuntos no son casuales. Aprovechando el estado de cuarentena instaurado por el terror informativo nadie advirtió el masivo despliegue de tropas y equipos dentro del Emirato. Desde hace un tiempo las fuerzas emiraties se hallan combatiendo junto a las fuerzas especiales británicas en el sur del Yemen quienes además de recibir el apoyo aéreo israelí se hallan bajo el comando estadounidense.


Desde que Riad lanzo su agresión contra Yemen en febrero de 2015 no hubieron más que fracasos militares. El problema central de las FFAA sauditas es su composición mayormente de mercenarios extranjeros (especialmente latinoamericanos) haciendo que su lealtad sea alquilada por quién mejor pague. Esto es un talón de Aquiles que el Pentágono ha tenido siempre en cuenta y al parecer, ante la no calculada extensión de las operaciones, ha determinado que ya no es confiable para el próximo estadio que Washington pretende instaurar en la región.


Otro aspecto que no hay que despreciar es la crisis por la caída del precio del petróleo suscitada entre Arabia Saudita y Rusia que según el Congreso norteamericano estaría afectando a la economía estadounidense, pero muchos dentro Washington aseguran que EEUU tiene parte de culpa en esta crisis, pero estaría siendo usado como un argumento más para distanciarse de Riad.


Pero los cambios que se producirán tienen raíces más profundas. La inclinación de Washington hacia los EAU tiene un fundamento poderoso como es la estrecha e histórica relación existente entre la monarquía emiratí y el Reino Unido, especialmente entre el multimillonario príncipe Mohamed Ben Zayed y Londres que proviene desde la fundación del Emirato. La historia de éste reino petrolero siempre estuvo vinculada a la influencia británica en la región y en cierta medida, ha cooperado contra sus hermanos iraquíes, sirios e incluso contra la causa palestina.


El cambio de prioridad en la colaboración con un nuevo aliado árabe ya venía estudiándose en el Departamento de la Defensa desde tiempo atrás, presumiblemente desde el fracaso de las brigadas Wahabi y Takfir en concretar el derrocamiento de la república árabe de Siria reforzándose esta decisión desde la asunción del controvertido Mohamed Ben Salman quien cabe recordar, tomo el poder a la zaga del príncipe emiratí Mohamed Ben Zayed.


Las señales de que los EAU se estaban ganando un mejor posicionamiento ya se advertían con el incremento de las interacciones militares y también de algunos comentarios del mismo Secretario de Defensa norteamericano de la administración de Obama el general Jim “perro loco” Mattis quien en algún momento califico a los EAU como “la pequeña Esparta”.


Otro actor que seguirá siendo necesario para continuar con los planes en la región es Turquía. Aquí también Londres ha empezado a desplegar sus contactos con Ankara para ir familiarizándose de la situación. En este marco puede intuirse que la visita del ministro de defensa británico Ben Wallace realizada el 12 de marzo al puesto de observación turco enclavado en territorio sirio en proximidades de Idlib donde se acantonan los yihadistas de “Al Qaeda” no es casual. Wallace estuvo acompañado de su homologo turco Hulusi Akar desde donde observaron la situación sobre el terreno.


Con esto a la vista veremos el regreso de Gran Bretaña a una región en la que durante los siglos XIX y parte del XX dejo una marca indeleble sobre las poblaciones. Tal vez ello sea una invitación para que –aprovechando la transición del BREXIT- Londres retome sus viejos y arbitrarios hábitos coloniales que como tales, tienen un carácter expansivo ¿Acaso alguien en Argentina estará tomando nota sobre esto?

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