20/3/19

Cuando Menem analizaba enviar tropas al Golfo Pérsico



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


Su decisión podría adoptarse esta semana; encargó a Defensa un informe para el eventual anuncio.


El presidente Carlos Menem analiza en estos momentos la posibilidad de enviar efectivos y material militar para sumarse a la coalición que encabezan los Estados Unidos contra Irak en caso de que la crisis del Golfo se transforme definitivamente en un conflicto armado.

Fuentes inobjetables indicaron ayer a La Nación que el anuncio de la decisión presidencial podría producirse en cualquier momento, y que ése será uno de los temas centrales de la reunión de gabinete que se llevará a cabo hoy en Olivos.

Aunque la decisión final depende exclusivamente del nivel presidencial, Menem le pidió al ministro de Defensa, Jorge Domínguez, un informe sobre las distintas alternativas en estudio: el envío de unidades de apoyo, como se hizo durante la Guerra del Golfo de 1991, o la posibilidad de intervenir con más efectivos en operaciones directas.


En 1991, la participación argentina en la coalición liderada por los Estados Unidos se limitó al envío de dos naves de guerra -una fragata y un destructor-, dos aviones de transporte y unos 300 efectivos, que sólo participaron en tareas de apoyo logístico y patrullaje en la boca de ingreso al Golfo Pérsico y después adentro del Golfo Persico.

En aquel momento, Menem decidió el envío de esas fuerzas sin consultar al Parlamento, cuyo aval sólo se produjo en el Senado cuando las naves ya se encontraban en operaciones. Fuentes del ámbito militar entienden que si la Argentina se suma nuevamente a una coalición contra Irak, el gobierno actuaría nuevamente del mismo modo, sin necesidad de esperar el eventual apoyo del Congreso para decidir el envío de fuerzas militares.

Sin embargo, las fuentes consultadas ayer por La Nación subrayaron que el Gobierno sólo adoptará esa decisión bajo el mismo esquema de una fuerza multinacional apoyada en una resolución emanada de la UN. También recordaron que hay una diferencia sustancial entre esta crisis y la de 1991: en este caso no se ha producido la invasión de un país por otro, como cuando Irak ingresó en Kuwait.


Lo que apresuró, en estos días, la posibilidad de anunciar un posible envío de efectivos ha sido no sólo el agravamiento de la situación planteada por las sospechas sobre el arsenal de armas químicas de Irak, sino la evidencia de que la coalición que lideran los Estados Unidos y el Reino Unido comenzó a sumar adhesiones importantes con los apoyos que comprometieron, respectivamente, Alemania, Australia y Canadá.

El aporte de estos tres países a una eventual fuerza multinacional habría llevado a Menem a apurar una decisión en el mismo sentido. Según creen ver los analistas, Menem habría puesto en la balanza la conveniencia de adoptar un criterio de apoyo integral a la coalición lo más temprano posible, para aprovechar mejor el impacto favorable en el contexto de las relaciones externas de la Argentina con el bloque occidental.

Esa decisión sería, además, un primer paso efectivo de acciones conjuntas con los Estados Unidos luego de la constitución de la alianza extra-NATO, formalizada el 31 de enero último mediante el anuncio oficial transmitido por el asesor de Bill Clinton en temas latinoamericanos, Thomas Mc Larty, a Menem en Davos, Suiza.

El ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, aprovechó ayer su visita a Washington para conversar con Mc Larty.

Si bien su fin fue suscribir convenios con su par norteamericana de Justicia, Janet Reno, y firmar un crédito de U$S 10,5 millones con el BID para llevar adelante la reforma judicial argentina, en su encuentro con Mc Larty solicitó apoyo de EE. UU. a las investigaciones sobre actividades terroristas que nuestro país realiza en la zona de la triple frontera, mientras el hombre de la Casa Blanca enviaba un agradecimiento al Gobierno por el apoyo que el presidente Menem le transmitió a Clinton.

La semana anterior, desde Miami, Menem puso en claro cuál será la posición argentina en un nuevo conflicto en el Golfo Pérsico. "Si hay conflicto con Irak, la Argentina estará al lado de las medidas que tomen los EE.UU. o las Naciones Unidas".

En los despachos de Defensa, la posible intervención argentina en una fuerza internacional contra Saddam Hussein es el tema de análisis permanente. Existe un seguimiento ininterrumpido de la información.
Borrador

Fuentes del Gobierno dijeron ayer a La Nación que la cartera militar trabaja en la redacción de un informe borrador, previo a la comunicación oficial que haría el Poder Ejecutivo en las próximas horas.

Las mismas fuentes expresaron que "se espera la llegada al país del canciller", Guido Di Tella (en Panamá, como se informa aparte en esta página), mañana por la noche o pasado mañana a primera hora, para avanzar con el anuncio.

Hasta el momento, la presión norteamericana se concentra en mayor medida en los países europeos, de los cuales sólo Alemania ha manifestado su apoyo explícito a Washington.

Los legisladores norteamericanos dijeron esta semana que la falta de acompañamiento a una acción militar contra Irak podría generar problemas en la relación EE.UU-Europa y la alianza militar NATO.

De la misma forma, en despachos oficiales locales admiten que si la Argentina dio su apoyo a George Bush, en 1991, en la actualidad la condición de aliado extra-NATO genera un compromiso, no escrito, pero implícito en el nuevo estado de socio. 

Nuestro país participó en la Operación Tormenta del Desierto con una fuerza de 311 oficiales y suboficiales , comandados por el capitán de navío Edurado Rosenthal. No entraron nunca en combate; permanecieron a bordo del destructor Almirante Brown y de la corbeta Spiro, enviados por la Armada.

El Poder Ejecutivo respondió rápidamente, y sin consultar al Congreso, a la petición del Consejo de Seguridad de la UN. Posteriormente, la permanencia de las naves fue asunto de debate en el Congreso, donde finalmente se logró la aprobación de parte del Senado, para que los buques continuaran operando, pero con la condición de no participar en acciones bélicas directas (por estas horas, el debate parlamentario podría reavivarse, máxime cuando anteayer diputados de la UCR presentaron un pedido de informes en ese sentido).


Las claves de la crisis con Irak


Origen: la principal causa de la crisis ha sido la dificultad del trabajo de control que debe realizar en Irak la comisión de inspectores de armas de la UN.
Trabas: Irak impide, desde octubre último, el libre acceso de los inspectores con el argumento de que protege su soberanía. También acusó a inspectores norteamericanos de ser espías.
Sospechas: la comisión lleva más de siete años tratando de determinar si Irak ha eliminado sus misiles de largo alcance y sus armas de destrucción masivas, químicas y bactereológicas. Los expertos creen que Irak posee un arsenal químico de enorme potencial.
Cuenta regresiva: EE.UU. exige ahora acceso ilimitado a cualquier sitio, sin imposición de calendarios ni restricciones, y se dispone a lanzar un ataque -que podría ser dentro de una semana- si Irak no cumple con esas condiciones.



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