1/8/16

“ALABADO SEA…SU DINERO”


El acercamiento de Macri a Qatar demuestra el dicho que la necesidad tiene cara de hereje
Por Javier B. Dal




Para muchos causó mucha sorpresa que el presidente argentino Mauricio Macri, claramente direccionado a los intereses políticos y estratégicos de Israel se haya entrevistado con el Emir de Qatar Tamim Bin Hamad en ésta última semana. Es una situación ciertamente rara si consideramos que al parecer sin que nadie se haya enterado, fuentes reservadas han informado que se están trasladando en forma masiva, contingentes israelíes a zonas patagónicas sin que las autoridades políticas de las provincias de la región hayan sido notificadas al respecto. Pero más allá de esto y en lo que hace a esta particular visita habría que aclarar algunos puntos. 

Tal vez, usted no esté al tanto de las alianzas que existían –y que se mantuvieron ocultas durante más de una década- entre los gobiernos del Golfo y Tel Aviv para generar todos estos golpes contra los países árabes con gobiernos laicos y revolucionarios. Es por ello que no hay objeciones en el entorno de los asesores de política externa del gobierno, en que el mandatario se acerque a Doha.


Pero para los lectores desconocedores de la realidad política regional y consumidores de la basura mediática que rueda por los medios televisivos, creerán que Qatar es otro país árabe enemigo de Israel o cosas por el estilo.


Oh si, Qatar es uno de esos emiratos que dice respetar al pie de la letra los versículos del Corán –y por ende tendiente a la solidaridad con los musulmanes- y públicamente apoyar a la causa palestina pero, bajo cuerdas negocia y bajo absoluto secreto trata con los organismos represivos de Tel Aviv y claro, de Washington que están asesinando desde hace varias décadas a musulmanes en toda la región.


Igualmente el presidente argentino tan cándido como ignorante de esta situación, solo tiene un propósito en esta visita y es que el emirato aporte inversiones para su país, que dicho sea de paso, se halla sumido en una muy delicada situación socio-económica que algunos están comenzando a diagnosticar como terminal. La potencialidad que exhibe el emirato pasa por ser la potencia gasífera más importante de la región, con amplia experiencia en las tareas de prospección y extracción de dicho recurso energético el cual precisamente, se viene derrochando y sin explotar bajo el suelo argentino. Sobre esto último, una estafa revelada hace poco señala que por efecto de meras especulaciones empresariales, miles de pozos de gas fueron deliberadamente tapados en el norte de Salta, una maniobra que tendría como parte a la empresa “Vertúa S.A.” que había logrado la concesión de la obra del gasoducto de integración “Juana Azurduy” y que fue abandonado en diciembre del 2015.


Pero volviendo a estas tratativas y para poner en contexto con quien trató en mandatario argentino, hagamos un breve resumen de la cercana historia política del reino y veremos que tan previsibles pueden ser. El predecesor del joven hoy emir de Qatar, era el jeque Hamad Bin Jalifa Al Thani un estrecho y conocido colaborador de las políticas de la Casa Blanca y un aliado estrecho de las actividades de Arabia Saudita dentro del CCG (Consejo de Cooperación del Golfo) que entre otras empresas comunes, vienen tratando de ocupar militarmente el Yemen desde comienzos del 2015.




La historia de Qatar y del reinado de Hamad Bin Jalifa Al Thani en particular, nos remonta a las negras épocas de la era “Bush-Cheney”, administración republicana que dio el puntapié a las agresiones directas sobre la región especialmente dirigidas a gobiernos nacionalistas árabes como el de Saddam Hussein que culminarían en la invasión del 2003 y sus apoyos clandestinos a las operaciones de inteligencia contra la resistencia iraquí. Fueron momentos de algidez en las relaciones bilaterales entre Washington y Doha caracterizadas por una muy buena relación personal entre Hamad Bin Jalifa Al Tahni y el presidente George W. Bush lo que facilito el amplio despliegue militar norteamericano para trabajar junto a sus colegas británicos quienes operaban provisoriamente desde Bahrein y Omán.


En aquellos momentos el régimen de Jalifa Al Thani gozaba de la más completa colaboración de Washington con quienes a su vez, mantenían las más estrechas cooperaciones en materia militar e inteligencia siendo Doha, su capital, una sede de la CIA para sus operaciones no solo contra la resistencia iraquí que estaba complicando la existencia de las tropas ocupantes sino también para hostigar a Irán. Incluso desde allí se habían concertado varias reuniones secretas entre las agencias de inteligencia norteamericanas, británicas e israelíes para coordinar sus operaciones entre las cuales estuvieron, la difusión de material propagandístico por señales de TV y por internet para tratar de desmitificar la creciente resistencia chiita iraquí que operaban letalmente contra los invasores.


También fue un estrecho colaborador y activo participe en las operaciones para invadir a Libia en 2010 proporcionando junto a sus socios norteamericanos y europeos, el apoyo a las hordas de mercenarios que apoyados por la aviación de la OTAN, destruyeron la infraestructura del país norafricano sumiendo a toda la población en una situación de miseria e inseguridad que continua que perdura hasta esos días. En ese sentido, se recordara, las continuas visitas del secretario de estado Hillary Clinton, en continuas idas y venidas para tomar conocimiento de los resultados que se estaban obteniendo y coordinar los pasos a seguir.




A partir de allí, el juego de “crear revoluciones árabes” –en el marco de la Primavera árabe- abrió un nuevo capítulo en el cual, había que crear las mismas condiciones de agitación en Siria para luego pasar a la fase más virulenta de la acción.


En ese sentido, el reino ha venido siendo un estrecho colaborador y promotor de los grupos mercenarios que Washington denomina “rebeldes moderados” que no se originaron en Siria, sino que fueron insertados mucho antes en el norte de África en 2009 y 2010, para que actuaran como lo hicieron sobre Libia y de allí sí, completar sus planes contra un molesto gobierno sirio, que entre otras inconveniencias políticas, es un histórico aliado de la resistencia árabe islámica contra la brutal ocupación israelí. De este enjuague sucio veremos cómo inexplicablemente aparecen en la misma escena, “Al Qaeda”, la CIA, Al Thani, la Casa real Al Saud y Tel Aviv, juntos para que esos grupos de mercenarios reclutados de todas partes del mundo pintados como “revolucionarios o rebeldes” o incluso descaradamente denominados en los medios occidentales como “resistencia”, destruyan primero a Siria y luego ir por Irán.


Todavía sigue siendo una materia pendiente, el silencio institucional de la Argentina sobre su posición en lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en el norte de África y el Medio Oriente lo habla bastante de la debilidad política y geoestratégica para poder expresar sus intereses máxime si tenemos en cuenta el involucramiento que tuvo el país en la campaña bélica de la “Tormenta del Desierto” de 1991.


Por supuesto que no se le puede achacar al presidente argentino que no sepa de semejantes antecedentes y menos aún, de cómo se manejan los asuntos de la geopolítica regional que cabe aclarar, tiene impacto mundial. Se supone que debe contar con un gabinete de asesores que más que advertirle del particular protocolo al que se vio sometido respetar, deben informarle sobre la realidad geopolítica en la que se encuentra. Tal vez estemos prejuzgando y en su silencio, Mauricio Macri sepa o se le haya informado de cuáles son las circunstancias políticas que rodean al reino y sus reales implicancias en todo lo que hoy sacude a la región.


Sobre esto último debemos decir, que precisamente por el gran fracaso de las operaciones sucias que se disfrazan mediáticamente como presuntos “rebeldes sirios”, que financiadas en parte por Qatar en colaboración con la CIA, se vienen lazando contra el gobierno sirio, llevo a que en 2013 Hamad Bin Jalifa Al Thani debiera abdicar de su trono a favor de su hijo, el nuevo amigo de Washington. Recordemos sobre esto, que tras la ventilación de un supuesto informe del FBI que bautizaron como “Documento 17” y que consta de 28 páginas, se sindica como partícipe de los ataques del 11/S nada menos que a Arabia Saudita algo que causó una seria controversia entre ambos países que aún no parece tener resolución y que ya tiene como primera consecuencia, el acercamiento de Riad hacia Moscú.


Igualmente lo que lleva a Macri a este particular reino, es su necesidad imperiosa de dinero contante y sonante para inyectar en la maltrecha economía de su país que semejante a un barco averiado y con agujeros por todo su casco, parece hundirse lentamente sin que alcancen las manos para taparlos.


Pese a esta crudeza en la compleja realidad mundial, Macri se urgido a “insertarse en el mundo” a como dé lugar, aunque solo busque la participación de Qatar en el área comercial y nada más, con lo cual, solo queda esperar que no se mesclen las cosas mediante malos consejos y colaboraciones indebidas sugeridas desde Washington. Añadido a esto, un comentario oportuno para hacer se refiere a la posibilidad –imposible de esperar- de que el mandatario argentino gestione la compra de material militar el cual el emirato cuenta con cantidad y variedad.

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