Marruecos presentò en Brasil su experiencia en la lucha contra las organizaciones criminales.
La delegación marroquí en el decimosegundo Congreso de Naciones Unidas sobre la justicia penal y la prevención del crimen, que se celebró del 12 al 19 de abril en Salvador, expuso la experiencia del Reino en materia de lucha contra las organizaciones criminales de trata de seres humanos y su utilización en fines ilegales como la explotación sexual, la esclavitud, el trabajo forzado de los niños o el tráfico de órganos, indicó Abdallah Hammoud, consejero en el gabinete del ministro de Justicia.
Interviniendo en un taller al margen del congreso de Naciones Unidas, Hammoud subrayó que estos crimines revisten, últimamente, un carácter extremadamente grave, y que las mujeres jóvenes y los niños son las categorías más afectadas por este fenómeno.
El responsable marroquí citó también el caso de los candidatos a la emigración clandestina, expuestos a todas las formas de explotación y violación de sus derechos más elementales, recordando que Marruecos ha pasado de ser país emisor a país de tránsito y receptor de la emigración procedente de países de África Subsahariana.
Para hacer frente a esta situación, que se complicó a causa de algunos problemas relacionados con factores humanos, jurídicos, económicos y de seguridad, dijo: “Marruecos adoptó un enfoque global de la emigración a través de la implicación de todos los actores concernidos por el fenómeno, tomando en consideración las condiciones económicas y sociales, los factores internos y las variables internacionales”.
“A nivel institucional, Marruecos procedió al establecimiento de estructuras especializadas, como la Dirección de la Inmigración y Control de las Fronteras, que depende del ministerio del Interior, y el Observatorio Nacional de las Migraciones” recordó, y subrayó que el Reino adoptó las medidas institucionales y legislativas pertinentes, asumiendo su plena responsabilidad en la lucha contra la inmigración clandestina en colaboración con sus socios europeos.
Por otra parte, Marruecos ratificó el convenio internacional sobre la prohibición de la trata de seres humanos, el convenio internacional relativo a los derechos del niño y varios otros instrumentos jurídicos, cosa que lo pone entre los países que disponen de un arsenal jurídico conforme a las obligaciones internacionales en el ámbito de la lucha contra la criminalidad, indicó.
Hammoud agregó que la legislación marroquí relativa al ingreso y a la estadía de los extranjeros y a la inmigración clandestina va en armonía con el protocolo adicional al convenio de la ONU contra el tráfico de emigrantes, ampliando las competencias de la justicia nacional en los crimines cometidos en el extranjero.
En el mismo contexto, Hammoud recordó que desde 2003, Marruecos tomó otras medidas para la adecuación de su sistema jurídico a los convenios internacionales relativos a la trata de seres humanos, haciendo saber que la legislación marroquí criminaliza también el trabajo forzado de los niños, la incitación o animación de la explotación de los niños con fines sexuales, imponiendo las más severas penas cuando estos actos son cometidos por bandas criminales o a través de la tortura y la brutalidad.
Interviniendo en un taller al margen del congreso de Naciones Unidas, Hammoud subrayó que estos crimines revisten, últimamente, un carácter extremadamente grave, y que las mujeres jóvenes y los niños son las categorías más afectadas por este fenómeno.
El responsable marroquí citó también el caso de los candidatos a la emigración clandestina, expuestos a todas las formas de explotación y violación de sus derechos más elementales, recordando que Marruecos ha pasado de ser país emisor a país de tránsito y receptor de la emigración procedente de países de África Subsahariana.
Para hacer frente a esta situación, que se complicó a causa de algunos problemas relacionados con factores humanos, jurídicos, económicos y de seguridad, dijo: “Marruecos adoptó un enfoque global de la emigración a través de la implicación de todos los actores concernidos por el fenómeno, tomando en consideración las condiciones económicas y sociales, los factores internos y las variables internacionales”.
“A nivel institucional, Marruecos procedió al establecimiento de estructuras especializadas, como la Dirección de la Inmigración y Control de las Fronteras, que depende del ministerio del Interior, y el Observatorio Nacional de las Migraciones” recordó, y subrayó que el Reino adoptó las medidas institucionales y legislativas pertinentes, asumiendo su plena responsabilidad en la lucha contra la inmigración clandestina en colaboración con sus socios europeos.
Por otra parte, Marruecos ratificó el convenio internacional sobre la prohibición de la trata de seres humanos, el convenio internacional relativo a los derechos del niño y varios otros instrumentos jurídicos, cosa que lo pone entre los países que disponen de un arsenal jurídico conforme a las obligaciones internacionales en el ámbito de la lucha contra la criminalidad, indicó.
Hammoud agregó que la legislación marroquí relativa al ingreso y a la estadía de los extranjeros y a la inmigración clandestina va en armonía con el protocolo adicional al convenio de la ONU contra el tráfico de emigrantes, ampliando las competencias de la justicia nacional en los crimines cometidos en el extranjero.
En el mismo contexto, Hammoud recordó que desde 2003, Marruecos tomó otras medidas para la adecuación de su sistema jurídico a los convenios internacionales relativos a la trata de seres humanos, haciendo saber que la legislación marroquí criminaliza también el trabajo forzado de los niños, la incitación o animación de la explotación de los niños con fines sexuales, imponiendo las más severas penas cuando estos actos son cometidos por bandas criminales o a través de la tortura y la brutalidad.
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