2/11/09

Acercamiento entre Turquía e Irán despierta polémica en Occidente



El iraní Mahmud Ahmadinejad (izq.) y el turco Recep Tayyip Erdogán afianzan sus lazos energéticos.
El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan no defraudó en su reciente visita a Teherán, tachó de "hipócritas" a los seis países que presionan a Irán para que abandone su programa nuclear.

Lo curioso, es que la persona que señala como "habladurías" las informaciones sobre las ambiciones de Teherán de tener arma atómica sea el primer ministro de un país miembro de la OTAN y aspirante a entrar en la Unión Europea (UE).

La visita de Erdogán, conocido por su retórica populista y antiisraelí, a Irán plantea dos incógnitas. La primera es si Turquía, un aliado tradicional de Occidente, está aplicando una estrategia de acercamiento al mundo islámico. La segunda es si se trata de Islam o de 'realpolitik' lo que condiciona la política exterior turca.

En la actualidad, Irán suministra gas a Turquía bajo un acuerdo de 1996. Sin embargo, las dimensiones de ese suministro son diminutas en contraste con las rusas.

En su reciente visita, Erdogán ha conseguido que Turquía acceda a la explotación del yacimiento South Pars, estimado en 35.000 millones de metros cúbicos. "Confío en que Nabucco acabará entendiendo la importancia de contar con Irán", dijo Erdogán a Ahmadinejad.

El gobierno turco, uno de los precursores de Nabucco (gaseoducto para llevar el gas del Caspio hasta Europa central), es consciente de que la viabilidad del proyecto depende del gas iraní, ya que todo apunta a que Rusia se hará con la explotación del yacimiento azerí de Deniz Sha II, con el que alimentará al gaseoducto competidor, South-Stream (en el que Turquía también participa). No obstante, Washington ya ha manifestado su oposición a que Irán entre en Nabucco.

"En Occidente utilizan un doble rasero para criticar nuestra política exterior", asegura Ibrahim Kalin, Consejero del Primer Ministro turco.

"Cuando EE.UU. realiza una apertura con Rusia todo el mundo aplaude, pero cuando intentamos acercarnos a Irán nos acusan de cambiar nuestro eje hacia el este (...) Turquía ya no es un mero observador en esta región, un actor neutro que cumple estrictamente la doctrina de la OTAN; su política exterior es más activa y tiene al propio interés de país en el centro de la misma", sostiene Cemal Karakas, experto del Instituto de Investigación por la paz de Fráncfort.

El ministro de exteriores turco, Ahmet Davotoglu, está aplicando una estrategia llamada "cero problemas con los vecinos".
En los últimos seis años, Ankara ha conseguido establecer buenas relaciones con Grecia, Bulgaria e Irak, y recientemente ha levantado la necesidad de visados con Siria, un país con el que casi va a la guerra hace una década.

Además, Turquía ha desatascado su disputa centenaria con Armenia y patrocina una solución en el Karabaj para contentar también a Azerbaiyán. Respecto a Rusia, un país enemigo durante los años soviéticos, Ankara ha establecido una importante alianza con implicaciones energéticas, políticas y militares.

"El principal objetivo de Turquía con este acercamiento a Irán es consolidar su independencia respecto a Occidente" afirma Gülnur Aybet, miembro del Woodrow Wilson Center. 

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