Cuestionan la presencia militar española en Afganistán
Legionarios españoles en Afganistán.
La inminente ampliación de las tropas españolas en Afganistán, país invadido en 2001 por una coalición encabezada por Estados Unidos, se colocó una vez más en el centro de las controversias políticas del país ibérico.
El conflicto bélico en la nación centroasiática llegó incluso el pasado miércoles a despertar, en parte, los fantasmas de la irritación por la intervención de España en Iraq, entonces promovida por el gobierno ultraderechista de José María Aznar.
Los enfrentamientos verbales tuvieron como escenario el recinto del Congreso de los Diputados, pero esta vez el blanco de las críticas fue la administración del socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero.
Contrario al sentir de un amplio sector de la sociedad y de una parte de la dirigencia política, el Palacio de la Moncloa, sede del Ejecutivo español, aprobó el pasado viernes aumentar en 220 soldados más al contingente que ya está en Afganistán.
Zapatero, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aseguró que el objetivo de esa medida es garantizar la seguridad de los uniformados de su país, que se incrementarán en poco más de mil hombres.
En una sesión de control al gobierno en el pleno de la Cámara baja, el máximo dirigente del PSOE argumentó que la decisión está en sintonía con el reforzamiento de tropas realizado, en el último año, por Bélgica, Francia, Alemania, Holanda, Polonia y Portugal.
La respuesta a sus afirmaciones no se hizo esperar y el diputado de la coalición Izquierda Unida (IU) Gaspar Llamazares advirtió al mandatario que despachar más efectivos a la convulsa zona es dejarlos en tierra de nadie y poner en peligro aún más su seguridad.
“Para los ejércitos afgano y estadounidense no somos combatientes, pero para los insurgentes y cada vez más ciudadanos somos ocupantes, y eso deja en tierra de nadie la seguridad de nuestras tropas”, aseguró Llamazares a Zapatero.
A juicio del legislador de IU, tercera fuerza política en votos, aumentar la presencia en el área es empecinarse en el error y aceptar una lógica que esta administración rechazó: la de la ocupación y la guerra contra el terrorismo.
El parlamentario de izquierda alertó que esa hipótesis en lugar de llevar la tan mentada democracia a esa nación asiática, agudizó la situación de beligerancia en Afganistán y la sumió en lo que calificó de “iraquización”.
Zapatero, en cambio, defendió la posición del PSOE y aseguró que su partido ha sido coherente en el respaldo a la misión internacional desplegada en el teatro bélico, la cual, aseveró, se mantendrá hasta tanto los afganos puedan asumir las riendas de su futuro.
Enumeró que gracias a la labor de las tropas españolas se construyeron 150 kilómetros de carreteras y una terminal aeroportuaria. Se crearon además 30 mil plazas escolares y se brindó asistencia sanitaria a 50 mil personas.
Zapatero negó que la presencia foránea esté relacionada con una guerra ilegal o una acción de ocupación, en obvia referencia a la comparación hecha por Llamazares con el conflicto castrense en Iraq.
La máxima dirección de IU se pronunció por el retorno urgente a casa de los soldados españoles, tras señalar que se encuentran inmersos en una conflagración en la que a España no se le perdió absolutamente nada.
En opinión de Cayo Lara, coordinador general de esa coalición, lo que está en juego en Afganistán son los intereses de Estados Unidos, similar a lo ocurrido cuando las tropas españolas se involucraron en Iraq.
La nación ibérica participa en la misión de paz desde enero de 2002, bajo el manto de Naciones Unidas y dentro de la denominada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de la OTAN, integrada por unos 65 mil uniformados de 42 países.
Según cifras oficiales 87 militares españoles murieron en Afganistán, seis de ellos en enfrentamientos, 79 en dos accidentes aéreos. Uno en un siniestro de tránsito y otro como consecuencia de un infarto.
Una encuesta reciente difundida en esta capital precisó que un 54 por ciento de los españoles es partidario de reducir o retirar a los soldados del país centroasiático.
Analistas sostienen que la posición del líder del PSOE en cuestiones bélicas navega siempre entre dos aguas, luego de haber utilizado electoralmente su rechazo a la presencia de España en la guerra de Iraq.
Si bien calificó de impresentable la reciente masacre de un centenar de afganos, como consecuencia de un bombardeo de la OTAN, Zapatero se empecina en reforzar las tropas para no desentonar con occidente, opinan los entendidos.
El conflicto bélico en la nación centroasiática llegó incluso el pasado miércoles a despertar, en parte, los fantasmas de la irritación por la intervención de España en Iraq, entonces promovida por el gobierno ultraderechista de José María Aznar.
Los enfrentamientos verbales tuvieron como escenario el recinto del Congreso de los Diputados, pero esta vez el blanco de las críticas fue la administración del socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero.
Contrario al sentir de un amplio sector de la sociedad y de una parte de la dirigencia política, el Palacio de la Moncloa, sede del Ejecutivo español, aprobó el pasado viernes aumentar en 220 soldados más al contingente que ya está en Afganistán.
Zapatero, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), aseguró que el objetivo de esa medida es garantizar la seguridad de los uniformados de su país, que se incrementarán en poco más de mil hombres.
En una sesión de control al gobierno en el pleno de la Cámara baja, el máximo dirigente del PSOE argumentó que la decisión está en sintonía con el reforzamiento de tropas realizado, en el último año, por Bélgica, Francia, Alemania, Holanda, Polonia y Portugal.
La respuesta a sus afirmaciones no se hizo esperar y el diputado de la coalición Izquierda Unida (IU) Gaspar Llamazares advirtió al mandatario que despachar más efectivos a la convulsa zona es dejarlos en tierra de nadie y poner en peligro aún más su seguridad.
“Para los ejércitos afgano y estadounidense no somos combatientes, pero para los insurgentes y cada vez más ciudadanos somos ocupantes, y eso deja en tierra de nadie la seguridad de nuestras tropas”, aseguró Llamazares a Zapatero.
A juicio del legislador de IU, tercera fuerza política en votos, aumentar la presencia en el área es empecinarse en el error y aceptar una lógica que esta administración rechazó: la de la ocupación y la guerra contra el terrorismo.
El parlamentario de izquierda alertó que esa hipótesis en lugar de llevar la tan mentada democracia a esa nación asiática, agudizó la situación de beligerancia en Afganistán y la sumió en lo que calificó de “iraquización”.
Zapatero, en cambio, defendió la posición del PSOE y aseguró que su partido ha sido coherente en el respaldo a la misión internacional desplegada en el teatro bélico, la cual, aseveró, se mantendrá hasta tanto los afganos puedan asumir las riendas de su futuro.
Enumeró que gracias a la labor de las tropas españolas se construyeron 150 kilómetros de carreteras y una terminal aeroportuaria. Se crearon además 30 mil plazas escolares y se brindó asistencia sanitaria a 50 mil personas.
Zapatero negó que la presencia foránea esté relacionada con una guerra ilegal o una acción de ocupación, en obvia referencia a la comparación hecha por Llamazares con el conflicto castrense en Iraq.
La máxima dirección de IU se pronunció por el retorno urgente a casa de los soldados españoles, tras señalar que se encuentran inmersos en una conflagración en la que a España no se le perdió absolutamente nada.
En opinión de Cayo Lara, coordinador general de esa coalición, lo que está en juego en Afganistán son los intereses de Estados Unidos, similar a lo ocurrido cuando las tropas españolas se involucraron en Iraq.
La nación ibérica participa en la misión de paz desde enero de 2002, bajo el manto de Naciones Unidas y dentro de la denominada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de la OTAN, integrada por unos 65 mil uniformados de 42 países.
Según cifras oficiales 87 militares españoles murieron en Afganistán, seis de ellos en enfrentamientos, 79 en dos accidentes aéreos. Uno en un siniestro de tránsito y otro como consecuencia de un infarto.
Una encuesta reciente difundida en esta capital precisó que un 54 por ciento de los españoles es partidario de reducir o retirar a los soldados del país centroasiático.
Analistas sostienen que la posición del líder del PSOE en cuestiones bélicas navega siempre entre dos aguas, luego de haber utilizado electoralmente su rechazo a la presencia de España en la guerra de Iraq.
Si bien calificó de impresentable la reciente masacre de un centenar de afganos, como consecuencia de un bombardeo de la OTAN, Zapatero se empecina en reforzar las tropas para no desentonar con occidente, opinan los entendidos.
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