13/1/16

“UNA DEUDA SIN SALDAR”




A 25 años de la Guerra del Golfo Pérsico: Cuál es la situación actual de los veteranos argentinos por su competente participación


Por Charles H. Slim



La otra noche me encontraba revisando viejas publicaciones de varios diarios y revistas de comienzos de la década de los noventas y en todas ellas, aparecían como la noticia más importante y de mayor tratamiento la “Crisis y la guerra del Golfo Pérsico”. Me detuve a releer aquellos artículos que hacían descripciones y análisis apocalípticos en donde, según los expertos militares de la época, se desataría una guerra de proporciones épicas que no se había visto desde la guerra de Vietnam o incluso desde el final de la segunda guerra mundial.


Revisando los hechos que crearon esta “crisis”, pude ver que, según los artículos de la época, describían al hecho desencadenante algo así como que “Saddam Hussein se levantó enojado y decidió arremeter sobre Kuwait”, algo tan simplón como irreverente pero que sirve como idea introductoria. Obviamente esto es solo una exagerada generalización de lo que ocurrió, pero por ahí iba la cosa. Al ver estos argumentos me pude dar cuenta que en esa época, la opinión pública se hallaba en un estado de inocencia tal, que aún se tragaba las sandeces que se publicaban por estos medios gráficos y donde la reina de las versiones que fundaban dichos artículos, provenía de los estudios centrales de la CNN en Atlanta, Georgia.


Al mirar en retrospectiva este histórico episodio que afecto indudablemente a la geopolítica del Oriente Medio y que involucro entre otros, nada menos que a la república Argentina, note que a pesar de lo que termino resultando esta crisis, quienes habían estado involucrados dando la cara por una decisión política del entonces gobierno de Carlos Menem, no estaban contemplados entre los veteranos que desde el final de aquel enfrentamiento, regresaron a sus países reconociéndoles sus tareas. Haciendo una rápida mirada sobre quiénes eran los que habían participado, todos los países que habían prestado apoyo a la llamada “Desert Storm” en 1991, habían sido además de condecoras, reconocidos por sus gobiernos como VETERANOS DE GUERRA.

Busque sin suerte para tratar de conocer cuál era la situación de los más de quinientos hombres de las embarcaciones argentinas y no encontré nada sobre ello. Si pude tener noticias sobre unos pedidos al Congreso de la nación, en los que en forma particular solo algunos de ellos reclaman ese reconocimiento que según algunos datos arrimados, se hallan en estudio en la Comisión de Defensa. Al notar esto me pregunte ¿cuáles habrán sido los argumentos del gobierno para ralear a sus hombres enviados a una guerra abierta y que además, no era propia?


Sacando todo el trasfondo político –envuelto en un amplio trasfondo económico-que rodeo el envío de las dotaciones a bordo del destructor “ARA Alte Brown” (D-10) y la corbeta “ARA Spiro” (P-43) de la Armada Argentina a una zona virtualmente desconocida y para la que su doctrina naval no estaba especialmente entrenada, la remisión de estas dotaciones fue un acto político de estado muy audaz y hasta en cierto sentido inconsciente que de resultas, no beneficio objetivamente al país. Entonces, ¿Qué beneficio recibieron los efectivos que fueron participes activos de lo que se llamó la “Desert Storm”? y si esta pregunta no tuviera una respuesta, la cuestión es ¿Quiénes se beneficiaron con esta movida?


Por lo pronto la respuesta al primer cuestionamiento es claramente negativa. Y sobre la última cuestión, revisar entre los funcionarios políticos y militares de aquella administración puede traer respuestas muy incomodas; sobre esto trataremos en un próximo articulo.


Otra cuestión importante y que será tema de otro artículo, es ver cuáles fueron las previas y reales causas que llevaron a la creación de esa crisis mediante la invasión de Iraq, porque del análisis de ellas, veremos que el gobierno argentino de entonces fue simplemente usado para un juego que estaba previamente trazado.


Pero para ir al nudo de lo que éste articulo trata, la pregunta principal es ¿Cuáles son los argumentos para que estos efectivos sean reconocidos como veteranos de guerra? Pues bien, para comenzar, es un hecho notorio que la crisis que se extendió del 2 de agosto de 1990 hasta 16 de enero de 1991 fue la antesala de la guerra más cruenta de finales del siglo XX y que además de la muerte de miles de militares y cientos de miles civiles iraquíes, constituyó uno de los desastres humanitarios y ecológicos más terribles de la era moderna que incluso superó al desastre nuclear de Chernóbil en 1986.


Cuando me puse a conversar con un viejo amigo que se había desempeñado como ingeniero nuclear en Alemania y que había visitado los restos de ese reactor, me aseguró que no había comparación entre un hecho y otro. Es cierto, las causas son diferentes le dije pero las consecuencias son bastante similares y en el caso de las devenidas por la guerra del Golfo, son aún mayores. Incluso le dije, que los niveles de toxicidad radiactiva que se produjeron por el uso de ojivas de obuses, misiles y bombas con Uranio en territorio iraquí superaba el escape del reactor ucraniano.


Como era de esperar, su punto de vista meramente cientificista no podía ir más allá y la empatía con la que lo invitaba a relacionar un desastre –especialmente en el aspecto humanitario- con el otro, resultó una tarea infructuosa. Lo cierto es que en Chernóbil por efecto de la explosión murieron 50 personas. En los primeros bombardeos de la “Coalición aliada” sobre Kuwait e Iraq murieron miles de civiles y muchos cientos fueron heridos gravemente; a comparación con el primer efecto de lo ocurrido en Ucrania, la diferencia se nota a la vista. En cuanto a los efectos indirectos y residuales de la explosión en el reactor nuclear, las fuentes de “Foro de Chernóbil” que depende la OMS de Naciones Unidas (v. http://www-ns.iaea.org/meetings/rw-summaries/chernobyl_forum.asp) ha establecido que a lo largo de los años y como consecuencia de la contaminación radiactiva, unos 9000 residentes murieron lentamente por todo tipo de afecciones cancerosas. En el caso de la posguerra del Golfo, los casos por deterioro de la salud y muerte por diversos tipos de cáncer, que incluyen a niños de veteranos, se cuentan por miles incluyendo a otros casi 250.000 casos que presentan alteraciones genéticas, deformaciones físicas y neurológicas en hijos, infecciones pulmonares y la lista sigue.

Veteranos yankis mivilizados



La magnitud del problema y por la cantidad de personal involucrado en todo esto, llevó a que a más de ocho años después de aquella guerra y presionados por miles de reclamos, el Pentágono le encargo a la Fundación de Investigación de Enfermedades Crónicas , que hiciera una investigación que solo dio un diagnostico “aproximado” sobre lo que puedo pasar. Según Howard Urnovitz uno de los investigadores y sus colegas, determinaron que las causas para las afecciones que se registraban en las filas de los veteranos del Golfo, era un coctel de toxinas presente en el periodo de las operaciones, sin precisar su origen. La parquedad de estos médicos estaba sentada en que, había fuertes presiones políticas por no contar más allá de lo conveniente.


Recordemos que la versión oficial del Pentágono y la Casa Blanca en momentos que se iniciaron las operaciones militares contra Iraq (enero 1991), era que en dicho Teatro de operaciones, no habían armas químicas o que, sus militares habían anulado la amenaza de que los iraquíes pudieran usarlas, una mentira que quedaría descubierta casi de inmediato y comprobada fatalmente por los propios soldados de la Coalición.


Cabe recordar que cuando el Pentágono quiso guardar bajo la alfombra todo este asunto y ante las evidencias que les rodeaban, se vieron obligados a realizar sus “propias investigaciones” en las cuales –y así quedo comprobado- quisieron reducir el impacto de las cifras que involucraba todo éste problema. Y solo estamos hablando de los militares de la Coalición; si mirábamos las consecuencias sobre la población civil iraquí y el medio ambiente en el que debían vivir tras la saturación de elementos químicos como el Uranio, Fósforo y los gases venenosos que se habían condensado por el humo de los pozos ardiendo al sur, la situación era –y aún sigue siéndolo- catastrófica.

efectos del Uranio sobre niños iraquies



Ahora bien, el desencadenante de toda esta desgracia colectiva fue un acto, uno que oficialmente se ejecuto con el vencimiento del ULTIMATUM que Washington logró instalar ante el Consejo de seguridad, dándole la legalidad internacional necesaria para una acción bélica que desalojara Kuwait de fuerzas iraquíes. La historia la llamó “la primera guerra del Golfo” y como bien reza este título se trato de una verdadera “guerra”, un enfrentamiento armado que se dio entre dos bandos bien distinguidos en cuanto a sus posiciones geográficas y sus finalidades en el campo de batalla. Y si bien por el despliegue del tipo de armamentos que lo describiría como de tipo convencional, las investigaciones posteriores y que quedaron corroboradas con los miles de casos de afectados por el “Síndrome del Golfo” y los testimonios de oficiales del ejército iraquí, sin dudas se trató de una guerra en la que de ambas partes se utilizaron armas de destrucción masiva que incluso, de no haberse detenido, hubiera escalado al uso por parte de la Coalición Aliada de ojivas nucleares tácticas.


Para lograr los propósitos militares que se establecieron en los cuarteles del USCENTCOM, los generales y almirantes norteamericanos necesitaron de un apoyo extraordinario con el cual, sus fuerzas ofensivas se dedicaran de lleno y sin distracciones a las operaciones sobre las fuerzas iraquíes. Fue por ese motivo y no otro, por el cual Washington convocó a tantos países fueren posibles para que dieran una mano para doblegar el poderío de un Iraq que en ese entonces además de poseer un ejército de un millón de hombres, -y como quedo cabalmente corroborado- tenía armas ofensivas temibles y capacidades reales de moverlas y usarlas con elementos químicos y biológicos.


Tal como lo señalan los informes oficiales y extraoficiales de la época, fue el establecimiento de un tren logístico naval monstruoso el que proporcionó a las fuerzas de ataque de la Coalición, la posibilidad de éxito. Y precisamente, como lo citan algunos autores, el movimiento de material, municiones, pertrechos y combustible para portaaviones fue trasladado en un 95% por las aguas del golfo para lo cual, se montaron grupos de Tareas tácticas vitales para asegurar la llegada a destino; precisamente fue en la “Operation Alfil I” es que los argentinos trabajaron junto a los australianos para que esos objetivos se cumpliesen sin advertir a los peligros que se enfrentaban. Sobre esto último, según fuentes reservadas, la boca del estrecho de Ormuz por donde entraban los convoyes navales se había convertido en uno de los blancos del Muhabarat iraquí que, según algunos documentos detallan variadas tácticas de sabotaje, minado nocturno y hasta ataques suicidas con barcos de mediano porte.


En resumen, cuando los norteamericanos regresaron a sus bases en EEUU, el Congreso les reconoció, para quienes pasaban a retiro y casi automáticamente sus calidades de Veteranos con los beneficios que dicha condición les otorga y que, tras haber comenzado a detectar que habían sido expuestos a peligros invisibles a sus ojos y de los cuales no fueron informados tras largos años de reclamo y lucha con el gobierno federal lograron conquistar más beneficios (v.https://gobierno.usa.gov/beneficios-familias-militares#item-35707 ) En el caso de los efectivos argentinos, el estado tiene una deuda sin saldar, una que algunos han comenzado a reclamar y que tarde o temprano el estado al que sirvieron deberá honrar.

6/1/16

25 años de la guerra Tormenta del Desierto





Kuwait retiró a su embajador en Irán y crece preocupación mundial
Bahréin suspendió todas las conexiones aéreas con Teherán. El gobierno iraní minimizó la ruptura con Arabia Saudita.




La ejecución del clérigo chiita Nimr Al-Nimr en Arabia Saudita provocó la furia de los iraníes quienes incendiaron la embajada de ese país en Teherán.


La crisis diplomática entre Arabia Saudita e Irán, fuente de una gran preocupación internacional, se amplió el martes con la decisión de Kuwait de llamar a consultas a su embajador en Teherán. Kuwait, que denunció “una grave violación de los compromisos internacionales” por parte de Irán, tomó esa decisión al día siguiente de que el Consejo de Seguridad de la ONU condenara el ataque de la embajada saudita en Teherán.

Bahréin, que siguiendo los pasos saudíes también rompió relaciones diplomáticas con Irán el lunes, al igual que su vecino anunció ayer la interrupción de todas las conexiones aéreas con este país. La agencia oficial bahreiní BNA indicó que la autoridad de la aviación civil del país “decidió detener los vuelos con destino o procedentes de Irán”.

Irán, por su parte, minimizó en esta jornada el efecto de la ruptura de relaciones diplomáticas decidida por Arabia Saudita, Bahréin y Sudán y los llamados a consultas de Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. “La ruptura de relaciones de Arabia Saudita y sus vasallos no tiene ningún efecto en el desarrollo de Irán”, declaró el portavoz del gobierno iraní Mohamad Bagher Nobajt.

La embajada saudita en Teherán así como un consulado del noreste del país fueron atacados por manifestantes enfurecidos por la ejecución el sábado por “terrorismo” de un dignatario chiita, Nimr al Nimr, en Arabia Saudita.

El Consejo de Seguridad de la ONU manifestó el lunes “su profunda inquietud ante esos ataques” y pidió a Irán que “proteja las instalaciones diplomáticas y consulares y el personal”.

La declaración adoptada por unanimidad por los 15 miembros del Consejo pidió al gobierno iraní que “respete plenamente sus obligaciones internacionales”.

En cambio, el Consejo no mencionó la ejecución del clérigo chiita. El presidente iraní, Hasan Rohani, declaró el martes que Arabia Saudita no podía responder “a las críticas cortando cabezas”.

“Espero que los países europeos que siempre reaccionan en los temas vinculados a los derechos humanos cumplan con su deber”, agregó el presidente iraní.

La delegación de Irán ante la ONU dirigió una carta el Consejo comprometiéndose a “adoptar las medidas necesarias para evitar que ocurran incidentes similares en el futuro” y recordó que Rohani había condenado los ataques a la embajada y un consulado.

El lunes el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mantuvo conversaciones telefónicas con los ministros de Exteriores de Arabia Saudita e Irán y los exhortó a “evitar cualquier acción que pueda agravar aún más la situación”, indicó su portavoz.

Ayer, el mediador de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, inició en Arabia Saudita contactos tendientes a reducir la tensión.

De Mistura viajará a mediados de la semana a Teherán donde, además de la guerra civil en Siria, discutirá con el gobierno iraní de la crisis diplomática actual.

De Mistura considera que “la crisis en las relaciones entre Arabia Saudita e Irán es muy preocupante” y puede tener “una serie de consecuencias nefastas en la región”, declaró el portavoz de la ONU Stéphane Dujarric.

Arabia Saudita e Irán son dos protagonistas importantes en la guerra en Siria. Riad financia y arma a los grupos rebeldes, mientras que Teherán apoya al presidente sirio Bashar al Asad con hombres en el campo de batalla.

4/1/16

“ARABIA SAUDITA HACE ARDER EL GOLFO”




Cómo la ejecución de un clérigo saudita de la rama chiita, busca mantener e incluso aún, acrecentar la inestabilidad regional



EL mundo árabe-islámico no para sufrir las más execrables y desvergonzadas afrentas contra la integridad de sus integrantes que cabe recordar, también son seres humanos. La ejecución por parte de Arabia Saudita del jeque chiita Nimr Baqir Al Nimr parece ser una provocación más del apostata y colaborador gobierno de la Casa real Saud, inclinada de constante a los intereses de Washington y Tel Aviv.


La ejecución de éste líder saudita de la rama chiita, ha levantado una amplia condena no solo dentro del mismo reino sino también fronteras afuera. Desde Bahrein a Yemen, Irán, Iraq, Pakistán, Sudán y demás países del noreste de África, los musulmanes chiitas en especial y los musulmanes en general han levantado la voz de condena con éste régimen cruel que además de éstas prácticas arbitrarias e injustas, colabora con los poderes occidentales al llevar la muerte a los árabes vecinos.


Para algunos, esta ejecución persigue otras finalidades más allá de la penalidad de delitos completamente falsos. En resumen lo que se estaría buscando sería, el mantener o incluso agudizar la brecha confesional entre sunitas y chiitas dentro del mundo islámico, objetivo que ha venido siendo tarea incesante de las operaciones de la CIA y sus colegas israelíes siendo “Al Qaeda” y el “Daesh” sus obras más ambiciosas para tal fin. Incluso se especula, que se busca la polarización total de las relaciones entre Irán y Arabia Saudita facilitando aún más, el enturbiamiento de la ya de por sí nebulosa atmosfera regional.


Los argumentos que expuestos por Riad fue, que su ejecución se dio por cargos de desobediencia armada y terrorismo, siendo éstos cargos sobredimensionados y exagerados, lo que demuestra la total falta de las mínimas garantías de imparcialidad, del derecho de defensa y posibilidad de ser oído ante una instancia superior mediante un recurso. Como lo han señalado varios expertos, este tipo de prosecuciones y condenas son claramente incongruentes con las acciones del mismo gobierno que –y con sobradas pruebas-, viene promoviendo la violencia armada en Siria e Iraq, mediante su vergonzosa cooperación con los planes que orquestan EEUU, la UE e Israel. Lo cierto era que el clérigo chiita era una voz muy molesta para las conciencias de quienes se dicen musulmanes pero que poco tienen de tales, al fomentar la muerte y el caos contra otros musulmanes.


La interpretación de la “Sharia” –ley islámica- por parte del régimen saudita dentro de las prácticas que hacen al impartir justicia respetando los mandatos de Dios (Adl), han venido siendo muy criticadas desde varios sectores de la Umma –Comunidad Islámica- y de eruditos islámicos tanto suníes como chiíes.


Lamentablemente, la ley sagrada se ha mezclado con los intereses políticos y con los manejos espurios y ajenos a los reales propósitos que se dirige a reglar, poniendo en evidencia que, por éstas interpretaciones que van contra la “Suna” –tradición- está siendo desvirtuada, por un régimen corrupto y amoral.



Este hecho tuvo su inmediata reacción política desde Irán, cuando tras conocerse la ejecución, desde el gobierno se convoco al representante saudita en Teherán para una entrevista urgente. La medida que obviamente no fue del agrado del gobierno saudita, quien para devolver gentilezas, tomo sus propias medidas al llamar inmediatamente al embajador iraní en Riad.


Esto viene a empeorar las flacas relaciones entre ambas partes, que se ven claramente enfrentadas en la situación bélica que se desarrolla en la región del Levante entre Siria e Iraq y la que sacude al Yemen y que además, tiene como corolario, la entelequia del “Daesh”, una creación de las agencias de inteligencia estadounidenses que sorpresiva y muy convenientemente ya había aparecido dentro del Yemen. Precisamente, este era uno de los temas que denunciaba abiertamente Al Nimr y que, como hombre político, no solo denunciaba a los cuatro vientos estas connivencias del gobierno real, sino que además puso en duda las cercanas y oscuras relaciones que mantiene con gobiernos como el norteamericano, el francés y el israelí.


Por lo pronto hay recordar que Riad y en particular el régimen monárquico de los “Al Saud” no han sido observados, criticados o de alguna manera emplazados por Naciones Unidas a respetar los principios de la Carta orgánica en la cual, se reconocen derechos y las garantías inherentes que todo ser humano –y en apariencias sin distinciones- tiene no solo por su condición de tal, sino por ser Arabia Saudita, un miembro más de la organización internacional.


Tampoco se ha visto y dudamos mucho que lo veamos, condena o emplazamientos desde Washington o de la Unión Europea dado que, el reino es un cercano y estratégico aliado para la geopolítica regional que hoy por hoy, EEUU y sus aliados –entre ellos Israel-despliegan a razón de brutalidad, destrucción y muerte.


Para la vista de la opinión pública se trata de una nueva muestra de la impunidad de la que goza una monarquía opulenta sustentada por los petrodólares que brotan a borbotones de sus miles de pozos en la región; para otros, el accionar de una torcida interpretación del Islam –dado que el Wahabismo no es una doctrina sino una costumbre tribal- y seguramente para Al Nimr como religioso chiita, su muerte fue el resultado de una obligación, la que enseña la corriente chiita especialmente inspirada en el martirio del “Imán Hussein” (PB), en la cual, en el camino por preservar al Islam de cualquier amenaza, el precio de luchar por la verdad si es necesario, debe ser hasta el martirio.

2/1/16

“EL RAYO DE LA MUERTE, UN ARMA REAL Y DIABÓLICA”


La historia sobre el arma secreta con la cual, EE.UU pudo conquistar Bagdad tras la invasión de 2003




Por Danny Smith


En el campo del desarrollo militar, la imaginación es el límite y muestra de ello se ha podido ver en episodios muy oscuros de la historia contemporánea. También se suele decir que “el vencedor es quien escribe la historia” pero también, el que la oculta; esto último había venido siendo una institución muy bien estructurada que basada en la coerción y las amenazas legales, sirvió para crear relatos que acompañaran los intereses de los grandes gobiernos imperiales.


A nivel de medios y para el conocimiento público se ha venido escuchando como las armas nucleares, son la gran y única amenaza para la humanidad ante las posibilidades de una posible guerra entre aquellas naciones que tienen estas capacidades. El balance militar de la era de la guerra fría –entre EEUU, la UE y la URSS- hoy, además de inexistente, se encuentra claramente desbalanceado y los actores nucleares han aumentado en número y los que ya había, hoy son mucho más poderosos. El problema de éste tipo de armas es la suciedad que produce su uso, haciendo que el territorio atacado, sea inhabitable por miles de años.


Por aquel motivo, los ingenieros de la muerte, tan listos como crueles, trabajaron desde hace más de cien años en desarrollar el arma ideal, limpia, masivamente destructiva, pero aseptica para un ejército ocupante.


Aunque parezca una locura o un relato de ciencia ficción –fuente recurrente de éstos inventores- éste tipo de arma hace tiempo que está entre nosotros y en poder de los gobiernos más poderosos del planeta y es el llamado “rayo de la muerte”.


El desarrollo de armas laser en el campo militar tiene una larga data. Desde los descubrimientos sobre la energía eléctrica de Nicolás Tesla y que fue inmediatamente cooptada por los anónimos cerebros de la industria militar que buscaron varios usos con propósitos claramente destructivos, pasaron a etapas más avanzadas de su desarrollo y casi fuera de la imaginación. Las armas a base de rayos de plasma, han sido uno de los logros más bien silenciados en los arsenales estadounidenses y también de estados críticos como Israel.


Tan solo se han dado a conocer algunas variantes de esta arma, todos en una versión defensiva y especialmente dirigida a interceptar y destruir misiles o incluso ojivas de artillería. En sus aspectos técnicos, estos sistemas de rayos han demostrado como pueden con mucha precisión interceptar una ojiva de artillería de 120mm y pulverizarla antes de que caiga en su blanco. Y el término “pulverizar” no está exagerado dado que se ha documentado muy bien el poder de cañones de rayos montados en torretas de navíos, plataformas fijas en tierra o incluso, en aviones con un dispositivo montado en la nariz.


Los programas que se avocan a este tipo de armas, son los más costosos en el desarrollo de la industria militar y por abultado de sus presupuestos, se han mantenido en la nómina “negra” de fondos sin límite.


Cuando se especulo sobre sus posibles usos ofensivos –como en las películas de ficción- tanto los expertos como los analistas militares soltaban una carcajada como una forma de desacreditar los rumores sobre su existencia.


Pero esas risas no son más que una pose para la opinión pública. Este tipo de ingenio no solo está a disposición de las Fuerzas Armadas estadounidenses sino que, lo tienen desde hace tiempo –bajo el más estricto secreto- y le han dado su correspondiente uso en uno de los episodios más negros de la historia contemporánea.


Tras la invasión de EEUU a Iraq en 2003, las tropas estadounidenses debieron sortear un verdadero camino entrampado, para que sus tropas pudieran llegar a cada ciudad importante del país árabe. No fue nada fácil para la infantería ni para sus “Rangers”, “Seals” e incluso para las “Fuerzas especiales” –grupos de asesinos de la CIA- poder moverse sin encontrar resistencia.


Como siempre, los medios mostraron solo lo que convenía y nada más. La aviación estadounidense como de costumbre causó estragos en la población, pero eso no significaba que la voluntad de los defensores de las ciudades y de varios puntos estratégicos, bajaran sus armas. Cada rincón del país, de norte a sur y de este a oeste significó una pesadilla para los invasores y muchos pero muchos efectivos de esa operación, nunca más volvieron.


Para lograr entrar en varias ciudades, los norteamericanos necesitaron mucho más que sus tanques y aviones; incluso sus helicópteros corrieron una suerte bastante mala en contra de las imaginativas defensas iraquíes. En algunos sitios, los iraquíes eran fuertes y estaban tan bien atrincherados, que los tanques quedaban inermes y eran presa de los lanzadores de granadas anti tanque que esperaban a cada rincón de las esquinas de ciudades como Basora, Naseriyah, Karbala y claro, Bagdad.


Lo que se ve en las pocas películas que se han atrevido a decir algo sobre ésta invasión, son verdaderas sandeces con el solo ánimo de autoconformar al público norteamericano y arreglar aunque sea un poquito, la sucia cara de EEUU. Lo cierto fue que, en aquella oportunidad para lograr abrirse camino, los estadounidenses emplearon un vehículo armado con un cañón de rayos electromagnéticos para vencer las barricadas y bunkers que cerraban el camino a sus blindados. Según varios testigos en la lucha nocturna por el control de las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad, dieron testimonio de que ante la imposibilidad de los invasores por lograr sus propósitos, pusieron en operaciones un “arma secreta”, que habían trasladado eventualmente para ablandar situaciones insuperables. Se trataba de un vehículo acorazado con características nunca vistas por los soldados y oficiales iraquíes. La crónica central de este episodio, fue documentado por el investigador norteamericano Patrick Dillon quien tras concretada la invasión, llegó a Iraq para realizar su propia investigación sobre lo que había ocurrido.


Según cita Dillon, pudo tener contacto –obviamente en la más absoluta reserva-con ex oficiales y soldados iraquíes que habían combatido contra las tropas norteamericanas en especial, en el sector de Makasib al sur del Aeropuerto Internacional de Bagdad, sitio estratégico para que los estadounidenses pudieran establecer un punto de descenso para los aviones con más tropas y equipos. Como comentaban algunas de las fuentes, “los iraquíes sabían que el aeropuerto y sus inmediaciones eran vitales para evitar la caída de la capital”.



Para las tropas estadounidenses no fue ningún reglado, incluso más; según fuentes que en aquellos momentos provenían de las guerrillas del partido Baas (Al Fedayeen), informaron que los estadounidenses “patinaban sobre la sangre de sus propios compañeros” e incluso un intento de asalto con paracaidistas con el apoyo de vehículos lanzados desde aviones de transporte resulto en un desastre muy bien encubierto. Desde las primeras horas de la mañana del 12 de abril hasta casi la madrugada del día 13, la situación de los estadounidenses fue de total frustración ya que todos sus ataques eran rechazados por las defensas iraquíes.


Uno de los más importantes testigos era el oficial Majid Al Ghezali quien estuvo a cargo de una de las unidades de la defensa del distrito de Makasib. Militar con varias guerras en su haber, Ghezali era ingeniero y podía identificar con bastante facilidad cualquier vehículo militar que se desplazara por un campo de batalla. Comento al investigador, que se encontraban muy bien armados e incluso con apoyo de las brigadas del “Fedayeen” que eran combatientes voluntarios partidarios de Saddam Hussein. “Teníamos todo lo necesario para detener a los americanos” comentó mientras fumaba un cigarrillo con una mano y blandía su café con la otra. “La experiencia de la guerra de 1991 nos preparó muy bien y conocíamos como reaccionaban y cuáles eran sus tácticas ante el acorralamiento” señaló al atento investigador.


Según precisaron otras fuentes, el fuego que opusieron los iraquíes a los intentos de asaltos con helicópteros de ataque “Apache” fue tan nutrido y de variado calibre que los pilotos no tenían forma de individualizar tantos blancos que para peor, hacían fuego en forma coordinada y muy organizada algo que muchos militares norteamericanos no esperaban. Sobre esto, un ex piloto de helicóptero de aerotransporte de la Marina testimonio que en aquella noche, cuando sobrevolaba a unas siete millas al este de donde se desarrollaban los enfrentamientos, pudo ver como volaban por doquier “los SA-7 y todo tipo de Manpads que combinados con los diversos cañones automáticos que tenían los iraquíes, harían imposible maniobrar para cualquier aparato por más blindaje que lo protegiera”.


La batalla que se trabo en las calles de aquel distrito, convirtieron el área en un infierno. La infantería estadounidense y sus carros blindados, que arremetieron sobre el sector, habían sufrido duras bajas y solo algunos de ellos, habían logrado escapar de las callejuelas de las barriadas de sur de Bagdad sin claro, dejar de mostrar las marcas de los “RPG-7” en sus laterales y rodamientos.



En un momento determinado. con sorpresa, Al Ghazeli y sus camaradas pudieron ver como los americanos inmediatamente se replegaron y tras unos minutos, apareció un vehículo que asemejaba a un acorazado pero que tenía características nunca vistas, especialmente por la torreta que llevaba encima que se asemejaba a un gran radar. Ni bien comenzó el fuego sobre aquel vehículo, surgió de la parte superior una especie de relámpago que como una “catarata” disparo un haz de luz condensada sobre todo lo que tenía al frente. Sin discriminar entre vehículos civiles o nuestros blindados de combate, aquel haz de luz –que no hacía ningún sonido- al tocar a alguno de ellos, producía una reacción tan increíble como horrorosa. Simplemente, los coches, buses o blindados se derretían hasta convertirse en metal líquido sobre el pavimento.


Lo peor de todo, era que en muchos de estos vehículos que eran licuados, había civiles, hombres, mujeres y niños que, como el caso de un autobús que circulaba en las inmediaciones, literalmente desaparecieron en medio de esa espantosa reacción creada por algún pulso electromagnético. Tal como siguió relatando Al Ghazeli, cuando ese rayó tocaba a una persona, fuera civil o soldados, lo carbonizaba instantáneamente, reduciendo su tamaño casi al de un neonato. La visión era simplemente shockeante y como lo dijo al investigador norteamericano, “son imágenes muy difíciles de olvidar y estarán conmigo por el resto de mi vida”.


Al Ghazeli describió al vehículo como si fuera algo así, como –en su propósito-un tipo de “lanzallamas” pero no lanzaba flamas de fuego, sino que, si algo estaba seguro, se trataba de alguna fuente de energía nuclear usada en forma de plasma. Ante semejante arma, era imposible presentar oposición por lo cual, los que pudieron escapar lo hicieron y los que no lo lograron fueron desintegrados en la huida. Los efectos de esta infernal arma y de otras, se pudieron ver en los hospitales de Bagdad, donde niños, hombres y mujeres presentaban heridas nunca vistas por los médicos. Miembros quemados por alguna exposición radiactiva de altísimo grado; “ojos fritos”, decapitaciones cauterizadas y otras aberraciones similares, fueron vividas y documentadas por los médicos iraquíe.


Tras el paso de este vehículo que desintegro todos los vehículos y posiciones que hallaba a su paso, tras su retirada del escenario, llegaron las tropas regulares y usando palas mecánicas, comenzaron a retirar los restos derretidos de los coches y vehículos derretidos, como así también, a los restos de iraquíes que habían quedado reducidos a pequeñas masas informes de carbón humeante para ser enterrados en fosas comunes no lejos del área. El objeto de ello, era cubrir los rastros del uso de esta arma. Era posible que los militares norteamericanos creyeran que habían acabado con cualquier potencial testigo de aquello y tras cerciorase de que no habían sobrevivientes, con rapidez procedieron a “limpiar la escena”.


Igualmente y pese a la estricta censura que caracterizo a esta guerra y especialmente sobre el uso de estas aberrantes armas sobre la población, el testimonio de Al Ghazeli y de muchos otros iraquíes que vieron estas execrables armas en acción, pudieron salir a la luz por trabajos como el del investigador y veterano Patrick Dillon quien sin dudarlo y con los riesgos que ello conllevaba, los expuso a la opinión pública estadounidense y mundial.