3/7/21

LA GUERRA DEL GOLFO


Ah... ! Y empezaba el juego, el juego sobre “tengo armas de destrucción masiva, adivinen dónde están...” que jugarían Saddam y los yanquis durante tantos años.





La crisis que desembocó en la primera guerra internacional inmediatamente posterior a la Guerra Fría comenzó en 1990 cuando Saddam Hussein, con la intención de dominar su zona de entorno y recuperar los costos de su reciente guerra regional contra Irán, invadió el pequeño (y muy rico, eso sí) emirato de Kuwait.
17 DE ENERO DE 2021 - 00:00






Durante meses, Saddam Hussein puso a prueba la tolerancia de Occidente antes de atacar de manera definitiva, y obtuvo respuestas más bien suaves a sus desafíos. Intensificó su retórica antiyanqui, ejecutó a un periodista británico nacido en Irán, amenazó a Israel con armas químicas y acusó a Kuwait de competir deslealmente con el petróleo iraquí. Todo un combo de agresiones, elija la que más le moleste.


Kuwait hizo varias concesiones (forzadas, claro está) a la amenaza iraquí; sin embargo, a Saddam no le alcanzó con eso, y decidió invadir Kuwait enviando cien mil soldados.

La mayor parte del ejército kuwaití huyó (hay que decirlo) junto al emir Jabir al-Ahmad al-Sabah, y los iraquíes avanzaron hasta la frontera con Arabia Saudita. Encarcelaron y expulsaron a extranjeros, y mantuvieron como rehenes a varios diplomáticos norteamericanos hasta diciembre.


Saddam Hussein.

La invasión provocó condenas inmediatas desde todos los ámbitos, tanto países como organismos internacionales. Hasta la Liga Árabe votó por la retirada de las tropas, e incluso los soviéticos (los mayores proveedores de armas de Irak) se sumaron al embargo propuesto por EEUU. El presidente George H W Bush, anteriormente cercano a Hussein, impulsó una opción más agresiva: una acción militar (cuándo no) para consolidar “el nuevo orden mundial” (nada de desacatos, y menos en las zonas petroleras, eh...). Bush había usado esta frase para referirse al debilitamento de la lucha entre la Unión Soviética y los Estados Unidos (y su conclusión personal, o sea la condición de EEUU como “única” superpotencia).

Entretanto, y en respuesta a la demanda de protección por parte de Arabia Saudita, inició la operación “Escudo del Desierto”: cerca de medio millón de soldados norteamericanos fueron enviados al desierto saudita y al golfo Pérsico, y fueron apoyados por fuerzas militares que procedían no solo de los aliados tradicionales de EEUU, sino hasta de Siria. Moscú ofreció ayuda diplomática y apoyo satelital. En noviembre de 1990, la ONU misma había autorizado una acción militar si los soldados iraquíes no abandonaban Kuwait antes del 15 de enero de 1991. Todo eso llevó a que, al cabo de unos meses, la operación inicialmente “defensiva” (Escudo del Desierto) se transformara en una acción ofensiva: la operación “Tormenta del Desierto” (Desert Storm).

Así, en la madrugada del 17 de enero de 1991, casi treinta meses después del fin de la sangrienta guerra entre Irán e Irak y seis meses después de que este país invadiera Kuwait, estalló una guerra a gran escala en el golfo Pérsico, entre la coalición internacional (liderada por EE.UU.) e Irak.

Bombardeo de Irak.

Varios mediadores (representantes de la ONU, EEUU, URSS, Francia e incluso la OLP, que era tan pro-iraquí como antiyanqui) habían intentado negociar, sin resultado alguno, con Saddam Hussein. Los que se oponían a la acción armada sostenian que las sanciones económicas requerían más tiempo para volverse completamente efectivas. Pero Bush, los comandantes militares norteamericanos y los que dirigían la coalición internacional contra Irak (en la que participó la Argentina, cuyo presidente era Carlos Menem) no tenían tanta paciencia, e iniciaron la Operación Tormenta del Desierto.

El primer ataque fue aéreo, con misiles crucero, bombas “smart” y otros proyectiles de alta tecnología lanzados contras las instalaciones militares y los soldados iraquíes. Muchos pilotos iraquíes huyeron a Irán, que (a pesar de una leve mejoría en sus relaciones de vecino) les confiscó los aviones.

Saddam Hussein derramó petróleo en el golfo y quemó cientos de pozos petrolíferos en Kuwait. Los tanques iraquíes intentaron invadir Arabia Saudita, pero fueron rechazados; dirigió misiles Scud de fabricación soviética contra Israel y Arabia Saudita y amenazó con utilizar cabezas químicas en ellos, cosa que no concretó. Para proteger a Israel, EEUU desplegó baterías de misiles antibalísticos Patriot por todo el país.




Pozos de petróleo ardiendo en Kuwait.



Mucha parafernalia de un lado (Irak), mucha contundencia del otro (la coalición del Tío Sam y sus amigotes). Resultado: a fines de febrero, buena parte de Irak estaba en ruinas. Y encima, después de mojado... agua: se produjo el ataque por tierra conra las fuerzas iraquíes, bajo el comando estratégico del general Norman Schwarzkopf (“llámenme Norman, a secas”). Que duró poco; no hacía falta mucho más, el trabajo duro ya lo habían hecho las bombas.

El 27 de febrero de 1991, tras cien horas de lucha, Kuwait fue liberado, y buena parte del sur de Irak, ocupada por los aliados. El presidente George H. W. Bush declaró un alto el fuego, ya que sostuvo que los objetivos principales de la operación Tormenta del Desierto habían sido cumplidos.



Bush y el general Schawarzkopf.



Murieron unos doscientos mil iraquíes (hay cifras que dicen que muchos menos, sin embargo), entre ellos cientos de civiles, mientras que las víctimas aliadas ascendieron a ciento cincuenta.

En Irak, los kurdos y chiítas iraquíes se rebelaron (siempre listos para hacer algún lío), a pesar de lo cual Hussein seguía gobernando y sus fuerzas reprimían los alzamientos, expulsadno a unos dos millones de kurdos que fueron a parar a campos de refugiados iraníes y turcos. Mientras tanto, Kuwait sufrió una verdadera catástrofe ecológica y los habitantes palestinos del emirato, acusados de ayudar a Irak, fueron perseguidos y expulsados.

A partir de ese momento, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso una serie de obligaciones a Irak, entre ellas la aceptación incondicional de la destrucción de sus armas químicas, biológicas, de destrucción masiva y misiles balísticos de largo alcance, todo bajo “supervisión internacional”. Además, estableció un bloqueo económico que permanecería en vigor hasta que Saddam desmantelara su capacidad de amenazar a sus vecinos (dicho elegantemente). Naturalmente Saddam, siempre insatisfecho, retrasó ese momento todo lo que pudo, alimentando así el temor que estas armas infundían.


Los buques de guerra de la coalición que patrullaban el golfo Pérsico inspeccionaban las cargas de los barcos que se dirigían a Irak, haciendo cumplir el bloqueo. Mientras tanto, al no poder exportar petróleo, la economía iraquí se derrumbó. La educación y la salud se convirtieron en bienes tan excepcionales como esporádicos, y sumado a ello el altísimo desempleo, se destruyó la calidad de vida. Irak, que en un pasado cercano había sido un país rico, se había convertido en un país marginado.

En mayo, el Consejo de Seguridad de la ONU rectifica y aprueba un sistema de flexibilización del durísimo embargo, el cual consistía en la concesión a Irak de la posibilidad de exportar petróleo siempre y cuando los beneficios estuvieran destinados a la compra de alimentos, medicinas y otras materias básicas para la población civil.


Más tarde, en agosto de 1991, los aliados de la Guerra del Golfo establecieron una zona de exclusión aérea para detener la ofensiva de Saddam Hussein conra los musulmanes chiítas. El siempre inquieto (e insaciable) Saddam seguía combatiendo a ambas facciones sublevadas (ahora unidas, encima). 

Con la capital del país devastada, Hussein tuvo que enfrentarse a una guerra civil. Los kurdos reclamaron sus derechos y las regiones chiítas del sur se alzaron en armas. Sin embargo, el temor a que la caída del presidente iraquí desestabilizara la zona llevó a los aliados vencedores a no apoyar estos movimientos.

27/6/21

“ALGUNAS CONCLUSIONES DE LA TORMENTA DEL DESIERTO”




A 30 años del final de la Guerra del Golfo: ¿Qué misión tuvo el grupo de Tareas naval argentino GT 88.0 denominado “Alfil 1” durante las operaciones Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto?”







Poco o nada se ha estudiado y mucho menos divulgado en la Argentina sobre los entretelones de una de las campañas bélicas convencionales más cruentas de finales del siglo XX. Nos referimos a la vulgarmente conocida como “Guerra del Golfo” en la cual y pese a los pruritos políticos que aún perviven allí, el país sudamericano fue parte de aquella campaña en las angustiantes jornadas de comienzos de los noventas.


Dejando a un lado la faz meramente política de aquella decisión, veremos cómo y cuál fue el alcance de los servicios prestados por el Grupo de Tareas argentino (T.88.0) dentro de aquella monstruosa organización operacional que en un comienzo comenzaría a desplegarse con la llamada OPERACIÓN ESCUDO DEL DESIERTO dedicada a la vigilancia y contención de una posible ofensiva iraquí sobre los campos petrolíferos de Arabia Saudita y que más tarde desde el 17 de enero de 1991 evolucionaría a una fase netamente ofensiva denominada como OPERACIÓN TORMENTA DEL DESIERTO.


Ante todo debemos dejar en claro que el diseño de ambas operaciones, estuvo bajo la autoría y dirección del Departamento de Defensa de los EEUU desplegadas en el Teatro de Operaciones que abarco todo el golfo bajo la jurisdicción operativa regional del Comando Central de los Estados Unidos CENTCOM y en lo que hizo al ámbito especifico de las operaciones en el mar las mismas estuvieron supeditadas en primera instancia al MARCENT. La aclaración es a los fines de dejar en claro que dicha estructura fue pensada para un propósito netamente ofensivo que comenzó a conformarse a mediados de octubre de 1990 y que estuvo totalmente alejado de una supuesta tarea de pacificación encargada por Naciones Unidas.


La única participación institucional vinculante de Naciones Unidas fue la emisión por parte del Consejo de Seguridad de una autorización para el uso de la fuerza que dicho sea de paso, revela una vez más la inexistencia de alguna misión de paz.




Uno de los problemas que afrontó Washington por aquel entonces, fue la necesidad (política y estratégica) de que sus fuerzas armadas concretaran una operación militar breve y eficaz en el resultado. Una guerra extendida en el tiempo era inaceptable tanto para La Casa Blanca como para la opinión pública estadounidense que seguía resintiendo el “Sindrome de Vietnam”. A pesar de la potencialidad militar y de los amplios recursos con los que contaban los estadounidenses (el apoyo de la OTAN), varios factores del objetivo encargado y las capacidades militares iraquíes de aquel entonces, hicieron necesario que se conformara una “Coalición” a los fines de –entre otras cuestiones- cubrir amplias áreas de servicio vitales que distraerían a unidades irreemplazables en la ejecución de las operaciones ofensivas.


Para concretar estos planes, se requería de una organización, que para este desafío se preanunciaba como muy compleja. Para ello había que tomar algún modelo de organización e implementarlo a la brevedad para comenzar a estructurar una mega fuerza militar combinada (terrestre, naval y aérea) que revestiría una alta complejidad para su ensamble, mantenimiento y conducción. Como primera fase, había que recopilar información de la situación en el terreno y las necesidades que se debían cubrir por esta mega estructura. Una vez que se contaba con este material había que tomar las decisiones para llevar adelante las operaciones y por último, la implementación fáctica en el terreno de esas decisiones.


La fase informativa es vital dado que a partir de ella se determinaran los modos, las opciones y vías de acción para desarrollar las operaciones militares, un ítem que los estadounidenses en aquellos momentos tenían cubierto dado su previo e íntimo conocimiento sobre las capacidades militares iraquíes, adquirido por su apoyo durante la guerra contra Irán (1980-1988).


De ello se elegirá la opción más conveniente a los fines buscados. Queda claro que las comunicaciones deben ser fluidas y seguras para el éxito de una organización tan compleja como la conformada en aquella oportunidad pero que los EEUU vio compensada con su ventaja tecnológica. En este sentido y por el tamaño de la fuerza militar que se requería para forzar a los iraquíes a desalojar Kuwait, era evidente que el modelo organizacional no podía ser rigido y dependiente de decisiones de un comando centralizado y bajo un solo liderazgo. Se requería de rapidez en la toma de decisiones sin que ello supusiera falta de evaluación de la situación a resolver. Ello para nada significaba que existía libertad de acción operativa o el abandono a la mera discreción de los comandantes de cada grupo de tareas en el área asignada.


En el caso de las operaciones navales dentro del Teatro de guerra, en las cuales participaron dos unidades navales argentinas (Alfil 1), las decisiones tácticas no podían salirse de un marco predeterminado por las decisiones previamente impartidas desde los Comandos de cabecera en Riad y Dahram.




En este último sentido, los capitanes del destructor “ARA Almirante Brown” y de la corbeta “ARA Spiro” respectivamente no actuaron por motu proprio ni por ordenes devenidas de un Comando de fuerzas al estilo de las UNPROFOR bajo mandato de Naciones Unidas como simplonamente se suele argumentar desde sectores políticos del Ministerio de Defensa y oficiales de la Armada Argentina sino que debieron ajustrase al marco operativo diseñado por los especialistas de la logística estadounidense. La doctrina prevaleciente en todas unidades navales operando dentro del Golfo Pérsico desde el 17 de enero hasta el 28 de febrero de 1991 fue la de “guerra” en todo el alcance de su acepción. Por tal hecho, ambos altos oficiales fueron debidamente instruidos en las Conferencias realizadas por los comandos navales ARCENT y el NAVCENT a cargo de los militares estadounidenses –no de Naciones Unidas- para que atendiendo a procedimientos ATO y tras la adaptación de sus sistemas de señales y comunicaciones, sus dotaciones operaran de forma conjunta y combinada con otros grupos navales proveyendo servicios aeronavales en una determinada área de las aguas del golfo.


Las tareas encargadas al grupo argentino se hallaban dentro de los planes organizacionales de aquella “Coalición” y que, al igual que las demás fuerzas navales no estadounidenses presentes en el golfo, cubrirían puestos de servicios vitales para el desempeño de las operaciones que propondieron al éxito de la organización toda (Coalición).


De ese modo y en pleno de la fase bélica, mientras algunos grupos navales se centraron en proporcionar apoyo de fuego naval, inteligencia y cobertura electrónica para los aviones que incursionaban sobre Kuwait y el sur de Iraq, otros como el grupo argentino proveyeron apoyo logístico, vigilancia y custodia a los convoyes de aprovisionamiento que se dirigían a los puertos sauditas de “Al Jubail” y “Dammam” los cuales por encontrarse dentro del Teatro operativo podían ser blanco de una sorpresiva ofensiva iraquí.


La función del grupo naval argentino fue vital para proveer los medios a las fuerzas de la Coalición necesarios para satisfacer las exigencias de la guerra planificada. Por medio de la prestación de este servicio se determinó cómo y dónde debía concentrase la fuerza de batalla que se desplegaría en tierra bajo la protección esencial de fuerza aérea la cual estaba sometida a su propio comando operacional. Sin éste servicio proveido mayormente por una ruta marítima segura no se habrían podido establecer los centros y bases de abastecimiento logístico más al oeste de “Wadi Al Batin” en Arabia Saudita. Tal como lo enseña el diseñador de la logística para ésta campaña “la logística proporciona la capacidad de poder de combate” dejando en claro, que sin la prestación de este servicio –como una condición sine quanon- no se habrían podido cumplir con los objetivos estratégicos y tácticos trazados en aquella oportunidad.


Pero a pesar del plan presentado, el mismo estuvo bajo constantes observaciones y retoques realizados de parte de los especialistas en logística de cada comando involucrado, quienes asesoraban a sus comandantes quienes a su vez se veían obligados a realizar reuniones de información para ir actualizando a cada uno de los Comandos que operaban en el Teatro.


Visto a la distancia y considerando lo escencial de una gigantesca logística como la quí puesta en marcha, imprescindible para movilizar a esta mega fuerza militar que se estaba concentrando a más de 500.000 hombres en el territorio saudita, de haber sido los iraquíes más audaces en su iniciativa y aprovechando los recursos con los que contaban (entre ellos los misiles SS-SCUD y sus variantes reformadas), de haber atacado la ruta naval y en particular los puertos de “Al Jubail” y “Dammam” a comienzos de octubre o incluso noviembre, hubieran retrasado críticamente las operaciones de la Coalición aliada creando la incertidumbre entre los aliados y poniendo en jaque los planes políticos de la Casa Blanca. Esto obviamente no ocurrió por una decisión que estuvo sometida a consideración y análisis del rigido Comando militar y político iraquí en Bagdad basado esencialmente en una doctrina netamente soviética.


Por lo pronto hay que remarcar, que todas las naves que desde septiembre de 1990 ingresaron al Golfo Persico, estaban poniéndose en una situación potencial de conflicto dado que (más allá de las resoluciones de Naciones Unidas) la implementación de tareas de bloqueo comercial a los puertos y rutas comerciales iraquíes, la interceptación de naves comerciales en ruta a dicho país y su captura representaban acciones hostiles que podían generar una respuesta legitima y no amistosa por parte de Iraq. Asimismo y visto a la distancia la comprobada determinación de Washington por ir a la guerra contra Iraq, quedo claro que el bloqueo implementado fue parte funcional a la estrategia militar estadounidense, destinada a crear el debilitamiento material y moral en el bando iraquí que buscaba esencialmente una definición rápida que evitara una extensión de la guerra más allá de lo conveniente para La Casa Blanca y el Pentágono.




El gobierno argentino se dio cuenta tarde de aquello y ante la inminencia de las acciones bélicas y sin poder discutir lo planificado, su Congreso debió sancionar una ley para autorizar el legítimo uso de la fuerza por parte de sus tropas.


De más estar mencionar que dentro de estas tareas venían ínsitas las propias correspondientes a cada una de las unidades que componían al grupo. 

En este sentido el destructor “Almirante Brown” (D-10), por su clase (MEKO-360) y tal como estaba acondicionado, se hallaba preparado junto a la corbeta “Spiro” (P-43) para proporcionar la tarea de protección en todo tiempo contra incursiones de embarcaciones menores (DHOWS camuflados como de pesca)para el sembrado de minas con gran potencia de fuego, o de hombres rana que se movían en botes de goma y de posibles ataques aéreos contra la ruta logística. 

En este sentido y por último abunda tener que señalar que estos buques debían estar listos para el combate abierto y por ello autorizados de tomar las decisiones necesarias acordes a la situación del momento a fin de proteger los objetivos asignados. 

 Con todos estos elementos a la vista, concluir que las unidades navales argentinas habrían participado en una “misión de paz” (Peacekeeping o Peacemaking) es pretender alterar la verdad de los hechos de la historia contemporánea.

23/6/21

"ALFIL DOWN"







Las peligrosas circunstancias a las que Argentina sometió sus barcos en 1990-1991 a malas intenciones Londres.

Una vez finalizada la Guerra los hijos P..... nos siguieron hasta la salida del Gibraltar espiándonos con su submarinos.


Es bien sabido que los británicos son tan o más celosos que los estadounidenses a la hora de guardar sus secretos de estado y, sin embargo, no han podido ocultar toda su ropa sucia de manera muy eficaz. Basta recordar que lo que la Cancillería denominó el "Sujeto Malvinas" (GCHQ) en el que se expresan los verdaderos objetivos de la guerra con Argentina, que consiste en un voluminoso expediente que se encierra desde el final de la guerra de 1982 con crípticos dentro noventa.

El dossier estará fuera de la vista de los profanos el tiempo suficiente para que cualquiera pueda ejercer un juicio crítico y menos histórico aún contra la Corona británica. Justo ahí, cuando hay un solo testigo sobre todo los argentinos de esa guerra y los libros de historia han contado solo los aspectos generales y muy bien arreglados lo que fue una inesperada guerra convencional de apariciones,

Bueno, lo creas o no, los británicos tienen otros informes del mismo tenor y con una reserva similar término se refiere a la participación de Argentina en la campaña llamada "Tormenta del Desierto" en 1991 en el área de la Guerra del Golfo Pérsico.
Si lee esto, dirá que Argentina no era un aliado de los Estados Unidos y, por lo tanto, Gran Bretaña para luchar contra la Coalición de Irak.

Bueno la respuesta o simplemente no se puede resumir si y al menos en un simple no. Para la mentalidad británica y la lógica política no existen respuestas lineales; se ve negro es realmente blanco y luego con el paso del tiempo puede variar al gris más variado; Lo mismo con lo que consideran blanco es negro puede variar al gusto y conveniencia de las situaciones que se presenten. Pero no los confunda con divagaciones o inconstancia que es el razonamiento político británico.

ARA BROWN


La historia oficial suele contar que tras la "invasión de Irak" al Emirato de Kuwait en agosto de 1990, el gobierno argentino encabezado por el presidente Carlos Saúl Menem, decidió "mandato de la ONU" la implicación de su país en una campaña militar sin precedentes desde la culminación la segunda Guerra Mundial. Pues bien, sobre esto último ya quedó claro que ese mandato nunca existió y menos que urgir a la Argentina a tomar las armas contra otro país.

Si quedó claro que los buques argentinos acatan voluntariamente la Resolución No. 665, adherida al embargo marítimo contra Irak que en sí mismo se entiende en el derecho internacional como "un acto de guerra", entonces el gobierno argentino lo ignoró. Aunque varios funcionarios gubernamentales todavía continúan insistiendo en que la tesis que se basó en resoluciones de la ONU "no vinculantes",

Más allá de que los argentinos fueron engañados para participar en esta ocasión, lo cierto es que también se utilizaron como cebo para enfrentar una etapa muy peligrosa que terminó en una guerra encubierta de alta intensidad que había sido cuidadosamente programada en Washington.

Y recordar que en el Teatro de Operaciones (KTO), los estadounidenses y sus aliados de la OTAN se trasladaron a las bodegas de los portaaviones de mando, ojivas nucleares tácticas que a pesar de la prohibición del uso por parte de la Agencia Atómica Internacional estaban planeadas para ser utilizadas -bajo el secreto más absoluto en golpes específicos contra objetivos en Bagdad y otras fortalezas iraquíes.

¿Buenos Aires sabía todo esto, o al menos podía imaginar que tales armas estaban en danza al ver sus barcos patrullando e incluso escoltando a los barcos que transportaban? Evidentemente no, y seamos sinceros ¿Quién diablos era Argentina para saber qué estaba desarrollando Washington en esa región? El contexto político y militar que rodeaba a los EE. UU. Era tan complejo como exasperante para sus intereses y muy pocos se atrevían a indagar.

Lo que el gobierno le creía erróneamente a Menen como nota de crédito. Porque la inserción en el "primer mundo" era solo una ilusión que se acercaría fugazmente a los planes de Washington y de nadie más.

Recordemos que cuando la participación de dos barcos argentinos en el destacamento naval en el campo diplomático se encontró con los halagadores tanto de Washington como de Londres que publicaron, este último imitando una complacencia que realmente no podía sentir. Aunque los británicos habían ganado la guerra hace ocho años, no se alejaron de su cargo los precautorios argentinos y las amenazas involucradas en su subsistente armada.

Lo crea o no, para Londres y especialmente para el Ministerio de Defensa de Su Majestad, el argentino seguía siendo una amenaza latente y la participación en las "grandes ligas" podría enriquecer indebidamente el conocimiento de los marineros argentinos que podrían provocar un desequilibrio en el poder marítimo en el sur, según documentos secretos de la Royal Navy, es un área de base estratégica mucho más importante ubicada en el peñón del Atlántico de Gibraltar.


DESPUES DEL GIBRALTAR SEGUIDO POR UN SUMBARINO INGLES AL ARA BROWN

HMS CLASE ASTUTE



Contraparte, por pensar en argentinos o más bien políticos, los planificadores estratégicos de décadas que realmente existen -detuvieron a los británicos, ya habían olvidado lo que en 1982 y su implicación con Estados Unidos en una operación tan arriesgada- es cosechar su confianza y ayudar al restablecimiento de las relaciones en el país. en pie de igualdad, mostrando el preludio de la estupidez política. Ejemplos de estas estructuras mentales tan estrechas que podemos verlas en políticos como el exministro de Relaciones Exteriores Dante Caputo, una verdadera obsequiosidad probritánica en su discurso lo lleva a los límites del sinsentido.

Tan pronto como se dieron cuenta de que el argentino era realmente, Londres pasó a desarrollar nuevos planes para capitalizar la intervención de Argentina y, si es necesario, utilizarlos como conejillos de indias en beneficio de las operaciones y, si es posible, de sí mismo. Sin duda, ni el gobierno del entonces Carlos Menem y mucho menos sus máximos líderes militares iban a estar a la altura de las circunstancias y menos aún comprendieron las implicaciones de la participación en esta campaña militar, que fue el origen de todos los conflictos y la realidad actual que arrasa Oriente Medio y avanzando poco a poco en todo el mundo.

En ese momento, Washington atravesaba una severa crisis interna que se materializó con la caída en picado de la popularidad del presidente George H. Bush contra la muy criticada intervención en Panamá en 1989 -para silenciar al agente de la CIA Manuel Noriega- los inevitables recortes en el gasto militar que Parecía justificado ante la caída del enemigo soviético, que desde el inicio de la guerra fría los multimillonarios garantizaron el desarrollo anual de los programas de armas para la "defensa" que eran subsidiados por el gobierno y agregó que con la nueva realidad, todo ese negocio se venía abajo. En este contexto y como habíamos planeado el "Think Tank" de defensa e inteligencia,

Evidentemente el gobierno argentino ni podía imaginar que existiera esta circunstancialidad fáctica y es incluso bastante posible, que en su tremendo desconocimiento de la situación internacional imperante, revelando el carácter "amateur" de ese gobierno, se apresure a afirmar ser parte de él que el Los medios de comunicación se presentaban como "la invasión de Irak al pequeño emirato de Kuwait" pero en realidad, era un plan que previamente fue diseñado y guardado en los archivos de Washington.

Pero con respecto a los argentinos, para Londres la noticia de su participación en la fuerza multinacional -más allá de los comentarios negativos- representan una oportunidad para medir las capacidades de sus enemigos e incluso la posibilidad de ser utilizados como señuelos para que la Argentina cayera en una misión de emboscada. que además de las pérdidas hundiría cualquier expectativa de relaciones institucionales más estrechas con la armada estadounidense que podrían conducir a la temida reestructuración que brindan los barcos estadounidenses. Los británicos son expertos en juegos sucios o como ellos los llaman "trucos sucios" y estaban decididos a aprovechar la oportunidad que se les presentaba.

Según algunos relatos de miradas indiscretas en los archivos del Ministerio de Defensa de Su Majestad, se ha insinuado que habría un expediente elaborado por la Inteligencia de la Royal Navy de carácter "top secret" que Se refieren a la participación de la Armada Argentina en operaciones de Escudo del Desierto y Tormenta del Desierto en las que se encontrarían esbozado un plan que no pudo ser realizado por razones de decisión propia o fueron detenidos por orden de la JIC dirigida por la CIA o el Comando encargado inteligencia en el teatro o incluso en ambos.

Lo cierto es que los británicos tenían algo planeado contra los argentinos que no se materializó; ¿Quizás los siguió discretamente hasta su casa?

“ARGENTINA, EL GOLFO Y LA REGIÓN”






Cómo impacto la experiencia operacional de la Armada Argentina durante la Guerra del Golfo Pérsico en las FFAA de la región ¿Cuestiones profesionales o envidia corrosiva?

Aún más, en estas publicaciones se realizó un cuidadoso examen de las misiones de cada navío y de cada helicóptero embarcado, informando así la naturaleza real de aquel conflicto y el alcance en sus consecuencias que durante casi tres décadas, los gobiernos argentinos han tratado de enmascarar –para evitar reclamaciones de sus efectivos- como una “Misión de paz” de Naciones Unidas-.

El impacto de la participación argentina en la Crisis y Guerra del Golfo Pérsico en 1991 tuvo un alcance regional más allá de lo que el mismo gobierno argentino quiso revelar. En un sentido más central, el impacto de la misión se pudo ver en la atención prestada por las armadas de los países vecinos como Chile y Brasil, éste último con un importante interés en mantener un control cercano de ver cómo evolucionaba su vecino del Río de la Plata ante su crítica posición geoestratégica.




La armada chilena –bajo conducción de almirantes pinochetistas- tomo este hecho histórico como un suceso preocupante para sus hipótesis de conflicto (en particular con sus ambiciones por controlar la ruta atlántico-pacifico) y pronto la coloco como una bolilla más en sus manuales de los liceos militares. 

Para quienes conocen de la importancia que reviste la experiencia de situaciones extremas y mucho más, la vivida por una armada como la argentina con un envidiable antecedente que es el de haber sido el único país del hemisferio que peleo en el siglo XX contra una potencia de la OTAN, el haber desarrollado operaciones junto a las armadas más poderosas del globo, implicaba una sustancial enseñanza y un serio desafío para sus inexpertas tripulaciones.

El factor humano ha demostrado ser central en el desarrollo de un sector crítico como lo es la defensa. Hay en la historia amplios ejemplos de ello.
Puede dotársele a un grupo de hombres del mejor equipo y armamento de última generación pero si carecen de motivación y profesionalismo todo aquello no servirá de nada. Pues a la inversa era la situación de los argentinos. Su desempeño con el modesto equipo que tuvieron a la mano, dentro de un esquema organizacional complejo, fue formidable y destacable tal como lo evaluaran en informes dados a conocer por la Oficina de Inteligencia Naval en Washington y que durante años mantuvo inquietos a los británicos.

En el caso de los brasileros el impacto no fue menor pero, sin la particular ponzoña que tenían los almirantes chilenos al momento de abordar la experiencia argentina.
El carácter de los militares brasileros se hallaba más enfocado a criterios objetivos sin contaminación ideológica como se ve en los cuadros militares chilenos.
En aquellos momentos se comenzaron a tender puentes de entendimiento duraderos. En esos momentos las relaciones bilaterales iban en crecimiento gracias en parte, al impulso del MERCOSUR como proyecto de un mercado común con ilusiones de volverlo un bloque competitivo de cara a la globalización neoliberal que ya se había instalado en la región.




Brasil respiraba tranquilo cuando Argentina firmo el Tratado de No proliferación nuclear asegurándole que no tendría competidor en la región y ello gracias a Washington.

Pero aun así, seguía la preocupación por el desarrollo de sus fuerzas armadas que a pesar de su ya para ese entonces paupérrimo estado propiciado por la derrota en la guerra de 1982, seguían operativas. Fue allí el interés de estudiar la experiencia argentina en la guerra del Golfo.

Fue de ese modo que los militares brasileros y asesores políticos en defensa realizaron sus propios estudios de aquel acontecimiento histórico y del desempeño de la armada vecina operando tan lejos y en un teatro desconocido para sus acostumbrados entrenamientos insulares. Los antecedentes operativos de la Armada Argentina fueron materia de análisis durante la guerra de Malvinas. En lo referente a la Crisis y Guerra del Golfo, la experiencia era particularmente importante para analizar las capacidades humanas de aquellas dotaciones navales. Incluso se hicieron publicaciones en medios de círculos militares como “Seguridad & Defensa” donde se detallaban los aspectos operativos de la misión “Alfil 1”.

La individualización de cada aparato y sus correspondientes roles en las operaciones “Escudo del Desierto” y luego en plena guerra durante la “Tormenta del Desierto” no les dejo lugar a dudas de la capacidad que aún mantenían los argentinos en desplegar sus conocimientos en un teatro altamente peligroso y hasta casi imposible de delimitar atento a la existencia en ese momento, de armas de largo alcance y de precisión casi milimétrica. En éste sentido, no hay que olvidar que los iraquíes contaban en sus arsenales con los temibles misiles “AM39 Exocet”, los mismos que ellos habían usado con mortífero éxito contra los británicos en la guerra de Malvinas en 1982.

Pero eso no era todo. La variedad de misiles antibuque iraquíes con alcance suficiente para darles de lleno a cualquiera de las unidades navales desde las costas kuwaitíes o desde su propia línea costera, quito el sueño a los planificadores de la operación naval ya que, ello pudo haber cambiado el curso de la guerra extendiéndola más allá de lo deseado por Schwarzcopf y su estado mayor.
No hay que olvidar que más allá de que las batallas más importantes fueron terrestres, fue la vía marítima por el Golfo Pérsico, la ruta estratégica por la cual, se aprovisiono más del 90% de las cargas (3.000.000 de Toneladas) de pertrechos y equipamiento bélico para surtir a la misión de la Coalición. Sin aquella ruta la campaña se habría complicado y muy seguramente habría extendido las acciones bélicas más allá de lo tolerable.

Según lo ha comentado el mismo Vicealmirante Stanley Arthur y coincidiendo con los planificadores de las operaciones “Escudo y Tormenta del Desierto”, esta maniobra estratégica fue la clave del éxito militar al conceder a las fuerzas navales participantes, tareas parciales en coordinación cuya finalidad era asegurar la llegada en tiempo de los convoyes de transporte.


Pese a todo, la misión argentina cumplió con su parte y ello fue motivo de análisis de los expertos militares brasileros. Uno de los aspectos que más destacaron en sus publicaciones fue las tareas realizadas por los helicópteros embarcados SA316B provenientes de la Base Aeronaval Comandante Espora que se ubica en la ciudad de Bahía Blanca, al sur del país.

En plenas operaciones bélicas los helicópteros “Alluette” desempeñaron vitales tareas de vigilancia y rastreo de minas para proveer seguridad tanto a sus buques como al tren de convoyes que debían escoltar hasta las aguas kuwaitíes y para ello llevaron adelante operaciones combinadas con buques franceses como el Marne con el buque hospital Comfort, con los canadienses embarcados en el Athabascan y la fragata italiana Zeffiro.


BUQUE HOSPITAL CONFORT Y EL CANADIENSE 
 ATHABASCAN
BUQUE DE GUERRA LA FRGATA ITALIANA F577 MARNE


Los aparatos argentinos realizaron dentro de la zona de operaciones y en pleno de la guerra 28 vuelos de búsqueda de minas, las cuales cobraron sus bajas entre la flota de la Coalición; unos 14 vuelos de transporte y 2 vuelos de evacuación médica, todos ellos lanzados desde la fragata “ARA Almirante Brown”.

A la par de esto, las armadas aliadas también interactuaron con los buques argentinos y en este sentido el destructor “Almirante Brown” recibió en su cubierta de vuelo a los helicópteros SA316 franceses, el sobrevuelo de los SH-3 “Sikorsky” y SH-60 “Seahawk” de la armada estadounidense, los AB212 italianos y un fluido contacto con el Alto mando naval situado en Darham desde donde se coordinaban los movimientos de la flota de la Coalición que más allá de haber operado con relativa independencia operativa, debían cumplir con lo planificado por el “MarCent” (Comando Central Naval) dirigido por Almirantes y generales estadounidenses, británicos y franceses.

Se reconoció la experiencia como inédita destacando la pertenencia regional de dicha misión militar, la cual tuvo su paso obligado para reabastecimiento en puertos brasileros. Sin perder el hilo de las consecuencias -Realpolitik- que ello tuvo, no huelga en nada tener que recordar que detrás de la decisión de permitir las operaciones de reabastecimiento de víveres, pertrechos y alije de combustible fue permitido por Washington y bajo la atenta observación de Gran Bretaña que monitoreo todo el procedimiento desde sus aguas e incluso en los mismos puntos por donde tocaron los navíos argentinos.

En conclusión y a la vista de estos documentos históricos que dan cuenta de una experiencia tan importante para el desarrollo de una arma como la marina de guerra, se puede ver que son los brasileros quienes más saben de este acontecimiento que los mismos argentinos, protagonistas históricos de aquellas jornadas.


22/6/21

DESFILE EN JUNIO EN BROADWAY EN NUEVA YORK

 



En junio de 1991, una delegación de la Armada argentina participa del desfile llamado "Broadway Ticker Tape Parade" en la ciudad de Nueva York.

El motivo es el triunfo de la coalición de naciones encabezada por Estados Unidos en la Guerra del Golfo.
Sobre el final de la cobertura se produce un altercado entre los periodistas de ATC, entre ellos Daniel Mendoza, y la policía local.








Entrevista a un militar argentino que estuvo en la guerra del Golfo
Cuando el Golfo estaba en llamas:

Hace diez años el capitán de navío Alejando José Tierno, junto a 225 hombres del destructor "Almirante Brown", cumplía delicadas misiones frente Arabia y los emiratos. Abordó 500 buques para comprobar que no llevaran carga a los puertos de Irak. El mayor sinsabor fueron las larguísimas horas de insomnio.

El capitán de navío (R) Alejandro José Tierno, de 56 años, se considera un privilegiado por haber participado en la guerra del golfo Pérsico. Fue el comandante del destructor ARA "Almirante Brown", con 225 hombres bajo su mando.

Fue distinguido por la Armada Argentina y condecorado por los gobiernos de Arabia Saudita y de Kuwait, medallas que se suman a una distinción por la guerra de Malvinas.

Nunca olvidará las noches de insomnio, el ballet de los cazas norteamericanos y los festejos con que lo recibieron los kuwaitíes. -¿Cuándo fue informado de que debía partir hacia el golfo? -Diez días antes de zarpar.

Salimos el 25 de septiembre de 1990 y fue un verdadero logro haber zarpado en buenas condiciones con un plazo tan corto. Fíjese que los buques de Estados Unidos tienen un tiempo de preparación de seis meses.

-¿Actuar bajo el mandato de Naciones Unidas podía significar una multiplicación de órdenes diversas? ¿Eso aumentaba la incertidumbre? -No. Desde el momento de zarpar siempre recibimos órdenes desde Buenos Aires. El comando superior era ejercido por el comando de operaciones navales.

Todas las indicaciones sobre cómo proceder fueron preparadas por el comando de operaciones navales, teniendo en cuenta las recomendaciones que al respecto recibía del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 -En ese momento existía un debate político sobre el alcance que tenía la misión argentina... -Yo siempre recibí órdenes muy claras.
Es cierto que al principio hubo una disidencia política sobre la cuestión. Pero el gobierno tenía una idea muy firme y el Congreso aprobó después una ley que autorizaba específicamente la operación de los buques bajo determinadas condiciones. -¿Cuánto tiempo tardó en llegar al golfo?

-Cruzamos el canal de Suez -es decir, entramos en el teatro de operaciones- a fines de octubre.

Quiere decir que tardamos casi un mes. Durante el traslado debimos detenernos durante cuatro o cinco días en un polígono que tiene la OTAN en Italia para ajustar nuestros equipos magnéticos de defensa contra las minas, que estaban calibrados para el hemisferio Sur.

Es un sistema que modifica el campo magnético de las minas y depende de la latitud a que uno se encuentre. -¿Cuál fue su ubicación en la zona? -
Hasta el comienzo de la guerra, el 16 de enero de 1991, estuvimos en las proximidades del estrecho de Ormuz para garantizar la interdicción que pesaba sobre los buques que se dirigían a Irak. Era una interdicción, no un bloqueo, porque no había sido declarada la guerra.

Después nos desplazamos a una zona situada frente a las costas de Arabia Saudita, Qatar, Bahrein. -¿Ustedes se integraron a una flotilla en particular? -En el área operaban cuatro grupos de portaaviones, más todas las escoltas de esos cuatro grupos, y buques de doce naciones.

Había en total unos 170 barcos de guerra y otros 500 buques de apoyo logístico, es decir, los que transportaban municiones, combustible, víveres a la flota aliada, y dos buques hospital completos.

Por otra parte, hasta que comenzó la guerra, pasaban muchos buques comerciales con petróleo, cereales y otros productos. El tránsito marítimo era entonces muy intenso.

 Era un enjambre.

El radar estaba lleno de ecos. -¿Cuál era la tarea de las naves argentinas? -En la primera etapa teníamos asignado un sector dentro del cual debíamos inspeccionar buques para verificar que no llevaran cargas a los puertos de Irak, en contravención a las resoluciones de Naciones Unidas. En ese período inspeccionamos junto con la corbeta ARA Spiro unos 500 buques.

A partir del comienzo de la guerra nuestra función fue la de brindar seguridad a los trenes de reaprovisionamiento logístico de la flota aliada.

Cada noche se armaba un convoy para llevar municiones, combustible y víveres hasta los portaaviones o grupos anfibios, y nosotros debíamos darle custodia.

-¿Llegó a disparar con el "Almirante Brown"? -Hicimos disparos con armas menores, que fueron intimidatorios.

17/6/21



PERSONAL MILITAR

Decreto 1901/2002

NOS DEBEN BASTANTE DOLARES, NADIE SALE AL PASO PARA CHARLAR ESTE TEMA Y ACA ESTA ESCRITO, POR MAS QUE ESCONDAN TODOS LOS PAPELES DE QUE FUE "GUERRA DONDE FUIMOS"

Reglamentación del Título II (Personal Militar en Actividad) Capítulo IV (Haberes) de la Ley para el Personal Militar N° 19.101. Modificación del cómputo de los días de duración de misiones o comisiones transitorias destacadas a los cuerpos militares especiales, fuerzas de emergencia o grupos de observadores de la Organización de las Naciones Unidas.

Bs. As., 25/9/2002

VISTO lo informado por el señor Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, lo propuesto por el señor Ministro de Defensa, y

CONSIDERANDO:

Que en virtud de los compromisos internacionales asumidos, la REPUBLICA ARGENTINA en forma regular destaca personal militar en misión o comisión transitoria, a los cuerpos militares especiales, fuerzas de emergencia o grupos de observadores de la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS.

Que cuando la misión o comisión demanda una permanencia superior a los CIENTO OCHENTA (180) días, corresponde abonar una compensación por gastos de traslado e instalación en el exterior, establecida para el personal militar sin miembros de familia, prevista en el artículo 2423, apartado 1.b., de la Reglamentación del Título II (Personal Militar en Actividad) – Capítulo IV (Haberes) de la Ley para el Personal Militar N° 19.101.

Que la ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS durante su mandato cuenta los días de duración de la misión a partir del día de presentación del personal militar en la zona de operaciones y hasta el día del cese de funciones en la mencionada zona; mientras que la REPUBLICA ARGENTINA los cuenta desde el día de salida del país y hasta el día de regreso.

Que el estricto cumplimiento de los compromisos contraidos implica asumir el cómputo de días de duración de la misión como lo realiza la ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS.

Que por tal motivo es necesario adecuar las normas legales que regulan tales misiones, a fin de satisfacer el pleno cumplimiento de los compromisos internacionales, sin producir incrementos en las retribuciones a abonar al personal militar designado.

Que la presente medida encuadra en las facultades otorgadas al PODER EJECUTIVO NACIONAL por el artículo 99, inciso 2) de la CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA.

Por ello,

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA

DECRETA:

Artículo 1° — Sustitúyese el Título del Artículo 2430 de la Reglamentación del Título II (Personal Militar en Actividad) Capítulo IV (Haberes) de la Ley para el Personal Militar N° 19.101, por el que se aprueba mediante el Anexo I, integrante de este Decreto.

Art. 2° — Sustitúyese el inciso 4°, apartado b) del Artículo 2430 de la Reglamentación del Título II (Personal Militar en Actividad) Capítulo IV (Haberes) de la Ley para el Personal Militar N° 19.101, por el que se aprueba mediante el Anexo I, integrante de este Decreto.

Art. 3° — El régimen que se aprueba tiene carácter de único y será de aplicación común para las TRES (3) Fuerzas Armadas.

Art. 4° — Comuníquese, publíquese, dése a la DIRECCION NACIONAL DEL REGISTRO OFICIAL y archívese. — DUHALDE. — Alfredo N. Atanasof. — José H. Jaunarena. — Carlos F. Ruckauf.

ANEXO I

ARTICULO 2430: Haberes y compensaciones del Personal militar en Misión o Comisión transitoria, menores o iguales a DOSCIENTOS (200) días y mayores hasta TRESCIENTOS OCHENTA Y CINCO (385) días, destinados en los cuerpos militares especiales, fuerzas de emergencia o grupos de observadores de la ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS.

4° Compensaciones.

b. Gastos de Instalación y Traslado.

El personal destacado por más de DOSCIENTOS (200) días, percibirá una compensación por gastos de traslado e instalación, equivalente a UN (1) mes a la ida y MEDIO (1/2) mes al regreso, del Haber Mensual que surja de aplicar los porcentajes que para cada jerarquía establece el MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES, COMERCIO INTERNACIONAL Y CULTO, según el lugar que corresponda.




ARA BROWN

ARA SPIRO

“LA NUEVA LUCHA”




BUQUE REBASTECEDOR CANADIENSE Y EL USS CONFORT



Por años la situación de los marinos argentinos en la guerra del Golfo Pérsico de 1991 había quedado oculta bajo la alfombra de la historia. Según últimos trascendidos, la justicia estudia un caso referido a esto ¿Habrá llegado la hora del reconocimiento oficial?

Tras una investigación realizada en varios casos de los gobiernos que enviaron efectivos a la guerra del Golfo Pérsico en 1991, solo hay un país que increíblemente aún no ha reconocido la condición de veteranos a sus hombres y ese es el caso de la república Argentina. Este particular caso había venido siendo un tema para nosotros entendiendo que a más de 25 años de aquella terrible guerra y de las implicancias que la rodearon y las consecuencias que aún siguen palpando miles de aquellos veteranos que consideramos camaradas (más allá de las nacionalidades), se hace necesario resaltar cuando nos llegan novedades alentadoras sobre su situación.

Hasta donde nos habíamos enterado, solo algunos contados casos habían sido puestos al conocimiento de las autoridades gubernamentales de este país para que se les diera el tratamiento correspondiente enfocado al reconocimiento de la condición de veteranos de guerra, inentendiblemente relegado por su gobierno.

Según nos comentan, hace unos días se interpuso ante la justicia federal argentina el primer pedido formal ante la justicia de un caso de los más de 500 marinos que participaron en el denominado grupo “Alfil 1” ( Derecho y justicia. “La cuestión, Veteranos del Golfo Pérsico”. Pese a lo misérrimo del número, pareciera ser la punta de flecha de un reclamo que más tarde o más temprano debiera masificarse.

Por lo pronto y más allá de cuanto tarde en procesarse este reclamo judicial, hay algo que aún no se logra entender, desde la lógica claro, de otras legislaciones que no han dudado en ningún momento reconocer a sus hombres de armas los derechos que por ley de servicio les corresponde.

El caso de los argentinos no se entiende. Algunos de sus colegas y compañeros de tareas como fueron los marinos canadienses quienes operaron en el marco de la que denominaron “Operación Fricción”, prestaron junto a los argentinos y españoles, tareas vitales para el desarrollo y preparativo de lo que sería la llamada “Operación Tormenta del Desierto” que se dividió en varias fases.

Tal como lo señalan los veteranos navales canadienses, uno de los objetivos encargados a estos grupos de tareas estaba el asegurar el tránsito de las aguas del Golfo y mantener ininterrumpido el abastecimiento del material bélico que debía desembarcarse, especialmente en los puertos sauditas. Sin una fuerza naval de respaldo como la actuante, el desarrollo de las otras fases de la misión hubiera fracasado ya que como lo señalaron los entonces jefes militares a cargo del USCENTCOM, de los mandos aéreos agrupados en el CINCCENT y el mando naval NAVCENT, el tren logístico era crucial para el éxito de la campaña planificada la cual, debía ser lo más rápida posible.

El transporte de material y pertrechos fue en lo que respecta a la Campaña Tormenta del desierto, un desafío extraordinario que estuvo muy bien pensado y que resulto al final de cuentas una empresa muy bien calculada, pese a los márgenes de probabilidades de error existentes y posibles contingencias no programadas en dichas operaciones.

En ese marco uno de los suplementos vitales para el funcionamiento del tren logístico era el combustible y más precisamente, el combustible naval que no podía ser reemplazado por el existente en los emiratos del golfo. Ningún buque en operaciones en ese momento y menos aun los portaaviones, podían prescindir de éste aprovisionamiento ya que una de las características que había que mantener era la dinámica operativa (movimiento continuo).

Si bien Arabia Saudita aprovisiono con su combustible a las unidades terrestres norteamericanas y británicas, las necesidades del combustible naval como el aéreo (Despachado por buques tanque) fueron necesarios traerlos por los convoyes marítimos que el plan logístico tenía previsto. Hacerse con éste elemento tenía sus complicaciones.

Simplemente habían dos factores que entorpecía esta provisión: Una era la poca disponibilidad del tipo de combustible útil (Navy Special) y el otro, el peligro latente que suponía el movimiento de atraque y salidas de la gran cantidad de buques operando en aquella oportunidad.

Entre las contingencias que preocuparon a los cerebros que coordinaba las operaciones desde Dharhan y Riad, estaba la libertad y seguridad de paso por el estrecho de Ormuz, que pudo haberse visto alterada por un repentino vuelco de Irán hacía su vecino que dicho sea de paso (y para no olvidar), pese a la cruenta guerra que tuvieron (1980-1988), Teherán permitió que mucho material del ejército y la fuerza aérea iraquí pudiera ser evacuado a su territorio.

De haberse producido este vuelco en la configuración del teatro, el movimiento de esas miles de toneladas de material que se transportó por agua hasta los frentes en Kuwait simplemente hubiera cortado el abastecimiento y el desastre hubiera sido asegurado. Solo para tener en cuenta una de las finalidades de la logística implementada, fue que por vía marítima se transportaron miles de toneladas en alimentos (39 a 40 millones de raciones), agua mineral y conservantes para unos 679.700 hombres de la Coalición (contando tropas de infantería y tripulantes de vehículos) reunidos en Arabia Saudita.

Si lo iraquíes hubieran tomado la iniciativa y tan solo hubieran comenzado a realizar ataques aislados sobre las primeras tropas que llegaban a territorio saudita y desplegado equipos de sabotaje en toda la península, no solo no hubieran podido cortar esas líneas de suministros sino que incluso estaríamos hablando de otra historia.

La fase logística debía ser como una cadena en movimiento continuo que entraba y salía por el estrecho de Ormuz, debiendo la flota aliada compuesta por diversos grupos de tareas (conformados por navíos de combate), prestar asistencia, custodia y seguridad para que ninguno de los buques de transporte y las naves hospital fueran blanco de un ataque por parte de unidades enemigas que pudieran infiltrarse en la noche.

Fue de ese modo que el grupo “ALFIL 1” compuesto por dos naves de guerra de la Armada Argentina, trabajaron codo a codo con las naves del grupo español compuesto por la corbeta “Cazadora”, el buque de transporte “Aragón” y la fragata “Santa María” las cuales a pesar de los anuncios de su gobierno que aclararon que sus unidades solo mantendrían posición en una “segunda línea de guerra” (como una forma de calmar las ansias de las familias y la oposición política interna), fueron parte vital de las operaciones de apoyo logístico a las operaciones que se desarrollarían desde Ormuz hasta las costas de Kuwait.

No hay que olvidar que otra de las funciones tácticas encomendadas a estas fuerzas de tareas fue la de proteger el litoral marítimo de Arabia Saudita que, según el Pentágono era el próximo objetivo de Iraq. En ese marco las naves argentinas y sus colegas canadienses y españoles, patrullaron regularmente los espacios acuáticos mencionados estando enmarcados junto a los EEUU, Gran Bretaña y el resto de países de ésta Coalición Aliada en la llamada Operación Escudo del Desierto que se extendería hasta las postrimerías del 16 de enero de 1991.

En lo que respecta a las actividades del grupo de tareas “Alfil 1”, parte de sus operaciones estuvieron dirigidas a hacer cumplir con lo resuelto por las resoluciones de Naciones Unidas pero, para ello, y en el marco de las estrictas directivas del mando militar de la Coalición con base en Riad, llevaron adelante un bloqueo naval con la finalidad táctico-militar (que se coordinaba con el plan estratégico general) de cortar el suministro de materiales y apoyo que pudiera llegar a Iraq por mar.

Fue por ello, que dichas tareas fueron a posterior del final de la guerra calificadas por los mandos navales estadounidenses como “destacables”. Todo esto y un cumulo informativo más fue parte de la demanda judicial presentada por un familiar de uno de éstos veteranos el 3 de agosto último.


Para concluir, no hay que olvidar que el desarrollo de la fase logística fue la condición sin la cual, no se hubiera podido implementar ni las acciones hostiles de bloqueo, las interdicciones y mucho menos la misma operación “Tormenta del Desierto”.
El 95% del material llevado a los puntos Alfa en Arabia Saudita y luego en Kuwait pasaron por las aguas del Golfo Pérsico y para ello, Washington solicitó a la OTAN que pusiera a su disposición sus unidades navales compuestas por 140 buques de transporte que movilizaron 119 convoyes los cuales, fueron custodiados entre otros, por el grupo de tareas “Alfil 1” que involucro nada menos que más de 500 hombres, una dotación superior a la provista por España pero con una notable diferencia:

A estos si se les reconoció su condición de veteranos.

16/6/21

DIARIO DE LA GUERRA



"LA ONU EN PELOTAS, NUNCA ACTUO PARA SER MISION DE PAZ, AVIONES Y BUQUES MAS LOS BUQUES ARGENTINOS QUE HACIAN DE LOGISTICA"

Bombas sobre 15 ciudades iraquíes

La coalición pierde tres aviones y asegura haber destruido 1.300 carros de combate del Ejército de Sadam Husein



14 FEB 1991 - 21:00 GMT-2






Las reacciones de horror y de protesta en todo el mundo, y en especial en los países árabes, tras el ataque de la aviación de la fuerza multinacional a un refugio repleto de civiles en Bagdad, donde murieron al menos 288 personas, marcaron ayer el 29º día de la guerra del Golfo. El mando estadounidense en Riad cifró en 1.300 los carros de combate iraquíes destruidos por la aviación hasta el momento. La coalición perdió tres aviones: uno de EE UU, cuyos dos pilotos murieron; otro saudí, cuyo tripulante también falleció, y un tercero británico. La fuerza multinacional hizo 2.800 salidas en 24 horas y fueron bombardeadas la capital, Bagdad, y otras 14 ciudades, entre ellas, las poblaciones santas para el islam de Kerbala y Najaf. Irak lanzó misiles contra Arabia Saudí.



El hotel Al-Rachid de Bagdad, donde se alojan muchos de los periodistas extranjeros que cubren la guerra del golfo Pérsico desde Irak, esconde un gran centro militar de comunicaciones en un sótano secreto, según publica el diario The New York Times. El hecho de que decenas de civiles, muchos de ellos periodistas extranjeros, vivan allí pone al hotel a cubierto de un eventual bombardeo de la aviación de la alianza, añade el periódico citando a responsables del Pentágono.Cientos de soldados están ya desplegados en la frontera saudí septentrional, preparando su material de combate en espera del día que debe marcar el comienzo de la ofensiva terrestre contra Irak, llamado G (por ground, tierra), clave equivalente a la que se utilizó en 1944 durante en desembarco en Normandía (el día D). La agencia de noticias iraquí, Ina, afirma que las fuerzas de la alianza han bombardeado de madrugada una quincena de poblaciones iraquíes: Bagdad, Al KahIa, Amara, Al Ozair, Al Qorna, Nasliva, Tanuma, Sehib, Basora, Fao, Abu Jasib, Naciriya y Az Rubair. Se denuncia que las ciudades de Kerbala y Najaf, consideradas santas por el Islam también son bombardeadas por la coalición.












Bagdad anuncia que al menos 288 personas han muerto en el bombardeo del miércoles contra un refugio antiaéreo repleto de civiles. Las operaciones de rescate continúan más de 24 horas después del ataque realizado con bombas guiadas por láser. Los corresponsales occidentales, citando en un principio fuentes oficiales iraquíes, cifraron en 400 las personas muertas, principalmente mujeres y niños.

Ola de furia






El ataque contra el refugio, pese a que Estados Unidos insiste en que era objetivo de guerra legítimo ya que desde allí se enviaban mensajes a los jefes militares iraquíes en el emirato ocupado de Kuwait, provoca una ola de furia árabe. Jordania decreta tres días de luto, Túnez una jornada de duelo nacional; los argelinos guardan un minuto de silencio; los palestinos de Líbano llaman a la venganza, y las ciudades palestinas de Cisjordania inician un paro de tres días.

Las imágenes de televisión, con niños calcinados, incrementan la inquietud en todo el mundo acerca de las tácticas de la fuerza multinacional encabezada por Estados Unidos. Una fuente militar en Riad anuncia que Washington está revisando, después del ataque al refugio, su lista de objetivos en Bagdad.

Tarek Aziz, ministro iraquí de Asuntos Exteriores, envía a Javier Pérez de Cuéllar, secretario general de las Naciones Unidas, una carta en la que califica el bombardeo del refugio como de "horrible crimen". El embajador ante la ONU, Abdul al-Anbari, dice que Irak está preparada para una "guerra galopante" pero guarda la esperanza de un "verdadero diálogo". Radio Bagdad transmite: "Le decimos a Cheney [el secretario de Defensa de Estados Unidos] que las sorpresas de Irak continuarán, y le prometemos que esas sorpresas se multiplicarán y crecerán. Serán sorpresas devastadoras".

Abdulah Al-Bakri, portavoz del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak, que agrupa a 20 movimientos opositores, dice en Munich que el refugio bombardeado servía de cobijo a familias escogidas, parientes de oficiales y de miembros del partido gubernamental Baaz.

Irak lanza por la mañana dos misiles -seis, según Bagdad- contra la población de Hafar Al Batin, situada al noreste de Arabia Saudí y principal base de las fuerzas árabes de la alianza antiiraquí. Según los residentes, los proyectiles causan cuatro heridos: uno de ellos cae sobre un taller en el edificio. de un hospital y el otro en el desierto.

Pilotos de Estados Unidos dicen que han alcanzado con proyectiles tres lanzadores móviles de misiles Scud en el oeste de Irak el miércoles por la noche.

El Consejo de Seguridad de la ONU comienza una reunión a puerta cerrada sobre la guerra. El consejo se reúne sólo a puerta cerrada para estudiar su informe anual y para la elección de secretario general; tan sólo en otras tres ocasiones lo ha hecho para tratar otros temas, la última en 1975 sobre el Sahara occidental.

La agencia kuwaití Kuna afirma que unos 65 kuwaitíes, entre ellos mujeres y niños, "asesinados por las fuerzas iraquíes", fueron encontrados el miércoles en las calles de Kuwait capital. La agencia acusa a las fuerzas de ocupación iraquíes de proceder a asesinatos masivos de civiles en Kuwait, 200 desde el Inicio de la guerra, para aterrorizar a los resistentes. Las acusaciones kuwaitíes se producen horas después del bombardeo del refugio en Bagdad por la alianza.

El ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Velayati, dice en Génova (Italia) que algunos de los pilotos iraquíes que volaron a Irán han pedido asilo político.




El ejército iraquí ha perdido 1.300 carros de combate, 800 vehículos blindados y 1. 100 piezas de artillería como consecuencia de los bombardeos de la alianza, según anuncia en Riad el portavoz de las tropas de Estados Unidos, el general Richard Neal. Según estos datos, Irak ha perdido el 30% de sus carros de combate.

Neal dice que en 24 horas se han realizado 2.800 misiones aéreas. Anuncia que en acción de combate se ha perdido un avión norteamericano EF-111A, y que los dos pilotos han muerto.

Las defensas iraquíes derriban un cazabombardero británico Tornado y un avión UF-15 saudí se estrella cuando regresaba de un ejercicio de entrenamiento. Muere el piloto de este último aparato.

* Este artículo apareció en la edición impresa del jueves, 14 de febrero de 1991.

13/6/21

"ALIADOS EN LA MISMA LUCHA"




Participación de la Armada Argentina

Como consecuencia de la invasión militar iraquí a Kuwait producida el 1º de agosto de 1990, el Consejo de Seguridad de la ONU emitió la Resolución Nº 661/90, que imponía el embargo total al comercio mundial con lraq, la Resolución Nº 665/90, que autorizaba el uso de la fuerza en caso de necesidad para imponer sanciones económicas y, por último, la Nº 678/90 que permitía el uso de la fuerza militar contra lraq.

Para contribuir al cumplimiento de los requerimientos de la ONU, el Poder Ejecutivo Nacional argentino emitió el Decreto Nº 1871/90 y fue promulgada la Ley Nacional Nº 23.904/91. Ambos instrumentos legales autorizaban la intervención de la Armada en el Golfo Pérsico.

La casuística internacional de los reclamos de veteranos demuestra que no hay reconocimientos sin una lucha sostenida.




Monumento a veteranos de Malvinas

C uando los gobiernos han necesitado emprender políticas riesgosas más allá de los límites de sus fronteras que están entre la vida y la muerte, echan manos a sus Fuerzas Armadas que son la herramienta para la cual los políticos se valen para concretar planes en los cuales, sean necesarios ejecutar con el uso de la fuerza. Más allá de las consideraciones políticas, su movilización desata una serie de consecuencias que hace una condición de militares regulares.


ARA BROWN

ARA SPIRO

Desde el más alto oficial de sus estados mayores hasta el último de los soldados rasos responden a las órdenes impartidas por el gobierno que a su vez y en teoría responde a la voluntad popular y que legaliza sus actos mediante las deliberaciones de un parlamento el cual a su vez, ha reglamentado la situación de las fuerzas de su nación.


En este marco las fuerzas militares, sean del país que sea, se ajustan al mandato de su gobierno y sus comandantes las transforman a su vez en órdenes y sin discusiones se llevan a la práctica. 

Pero aunque el lema en el servicio sea "obedecer sin cuestionamientos", los precedentes de varios hechos de la historia demuestran que ello ha sido utilizado con un amplio abuso por los que se acomodan en los gobiernos "democráticos", a tal punto que han tratado de recortar derechos a esos mismos que usaron para sus propósitos políticos que enmarcan en rótulos convenientes como “temas de estado”, “seguridad nacional”, “paz internacional” y muchas otras argucias que no significan nada. A lo largo de la historia del siglo pasado y del que estamos transitando.



Pero no solo eso. Muchos de esos hombres fueron hechos como “invisibles” a sus reclamaciones cuando se dieron cuenta que han sido expuestos a situaciones que sus gobiernos han mantenido como “TOP SECRET” y para lo cual, no había la mínima probabilidad de que se pudieran exponer a registraciones o expedientes que pudiesen dejar rastros. 


En los casos de los veteranos australianos que regresaron del Japón, sus hijos actualmente y hasta sus nietos sufren de deformaciones congénitas y canceres diversos que, pese a los incansables reclamos, el gobierno de Sidney ha venido haciendo la vista gorda olvidándoles en el laberinto burocrático. En el caso de los norteamericanos la presión ha sido sostenida y creciente pudiendo obtener ayudas del gobierno que les otorgó cuando menos el reconocimiento de la condición de veteranos y los beneficios que como la pensión conlleva el reconocimiento.


Para finales del siglo XX, en las postrimerías de una circunstancialidad política mundial cambiante, Washington convoca a una alianza multitudinaria para remontar una campaña militar en el Golfo Pérsico sin advertir a sus propios miembros y menos aún, a los que se plegaron esta alianza que en aquel Teatro de Operaciones está en poder de los iraquíes ya su vez llevaban en sus propias bodegas de carga, todo tipo de armas químicas y radiactivas que comprometerían a posteriori a la salud de los pobladores y de cada uno de los miembros uniformados. La historia se repetía y aquellos que prestaron servicio en la llamada Tormenta del Desierto de 1991, al poco tiempo de regresar empezar a mostrar extrañas afecciones a la salud que fueron encubiertas por el Pentágono y la Casa Blanca.


Uno de los casos contemporáneos de la lucha por el reconocimiento de los derechos de aquellos que han combatido en una guerra de intensidad es sin dudas, el caso de los argentinos tras la guerra de las Malvinas.


Para algunos analistas Argentina es el paradigma difícil de entender. Único en todo el cono sur en su experiencia en una guerra moderna nada menos que contra un miembro de la OTAN, dejó en claro en la guerra de Malvinas de 1982 que sus hombres eran tan o más valiosos que cualquier máquina de guerra que los británicos movieron a las aguas australes, pero al regreso a sus hogares, fueron poco menos que despreciados por sus gentes, una situación que se extendió desde el primer gobierno democrático de posguerra hasta hace unos años.




Cuando llego el gobierno neoliberal de Carlos Saúl Menem, lejos estuvo de rectificar este camino ominoso para este sector y llegó incluso, a negar expresamente el reconocimiento a los tripulantes sobrevivientes bajo argumentos comprobadamente arbitrarios. A su vez y contradictoriamente a esa posición, Menem envía un grupo naval para participar en las operaciones que desembocaran en la guerra del Golfo Pérsico.


Con el paso de los años, los reclamos administrativos se fueron acumulando y los combatientes de todas las fuerzas se fueron uniendo a los mismos y organizados en sociedades civiles, direccionaron las solicitudes para asistir recíprocamente ante las necesidades que surgían de propio reclamo. 


Pero la casuística argentina sobre el reconocimiento de sus veteranos no se acaba con este caso. Cuando sube el gobierno de Carlos Saúl Menem, la Argentina toma un rumbo geopolítico inesperado y sin escrúpulos –e incluso inconscientemente- se acomoda a los lineamientos de la Casa Blanca que se aprontaba a llenar los vacíos que dejaría el derrumbe de la URSS.

 Una de las fases de esos planos se concretaría el 2 de agosto de 1990 cuando Iraq “invade” Kuwait, lo que sirvió de excusa para construir una de las fuerzas militares más grandes de finales del siglo XX. El gobierno argentino se apresuró a ofrecer su participación y sin evaluar contingencias de la magnitud de su decisión o las posibles consecuencias políticas-militares y sociales que podrían devenir.


Tal como temieron algunos, la guerra se desató –tomando por sorpresa al gobierno argentino-y no hubo límites para su desarrollo. Las ciudades con civiles fueron blancos indiscriminados de los aviones de la coalición. 

Misiles crucero “TomaHawk” disparados desde los buques en el Golfo y los lanzados desde aviones enriquecidos con Uranio, devastaron barrios enteros. A todo esto, la voladura de plataformas petroleras y el incendio de los pozos en Kuwait genero un medio ambiente venenoso que entre otras, causaba una lluvia negra producto del aceite que se quemaba en los desiertos a más de 50ª C.

 Como contra parte, los iraquíes lanzaron todo lo que tenían en sus arsenales y entre sus más temibles armas, estaban proyectiles con cabezas químicas (vgr. Gas Sarín, Tabún, Cloro e incluso gas Mostaza) que fueron vehiculizadas - según testimonio de oficiales y documentos iraquíes-desde morteros pesados ​​hasta en cabezas de los misiles balísticos más poderosos.


Sin dudas, ésta guerra no reviste el mismo carácter que la de Malvinas, pero eso no influye en lo que hace al fondo del reclamo de cada miembro remitido al golfo. La legislación internacional agrupada en los Convenios y Protocolos no dejan lugar a dudas y ello solo deja en evidencia que se los está estafando.


Hoy por hoy ya diferencia de los casos anteriores, el de los argentinos que fueron en las operaciones “Escudo del Desierto” y “Tormenta del Desierto” aún ni siquiera se les reconoció la condición de veteranos y sin eso, es muy difícil que puedan luchar por que reconozcan la potencialidad a las afecciones producto de aquel medio ambiente venenoso al que fueron expuestos.


Sin dudas, los argentinos que operaron en el Golfo Pérsico están respaldados por la casuística de sus propios camaradas y por incoherencias tales como es, el reconocimiento de VTG de Malvinas a un ciudadano ingles que argucias mediante, hoy cobra su pensión en 
$ que no cobra un argentino que si prestó servicio para su país.