¿Se impondrá la legalidad internacional a las maniobras desestabilizadoras que se orquestan en rededor de Venezuela?
Según está previsto en el artículo 3º inc. b, c, e y concordantes de la Carta orgánica de la OEA y los artículos 1º, 2º , 33, 34 y concordantes de Naciones Unidas, ningún país puede entrometerse en los asuntos internos de otro y mucho menos fomentar la inestabilidad con miras a llevar adelante una intervención. Incluso cabe recordar, que ambas cartas reconocen a los pueblos agredidos el derecho a la resistencia, por si alguien sigue creyendo las sandeces sobre el terrorismo. Más allá de que la letra de la ley ha sido continuamente saltada por quienes se arrogan la supremacía en las libertades y el respeto a las instancias internacionales, ellos han aprendido que el uso desnudo de la fuerza no es recomendable sin pagar un costoso precio político.
Así como lo fue ayer en el siglo XX, ha sido EEUU quien ha estado a la cabeza de las intervenciones sobre las soberanías de otras naciones, no solo desconociendo la letra de la ley internacional sino aún pero, fabricando los pretextos y las pruebas acomodadas a la ocasión que el fin lo requiriera. La única novedad en lo que va del siglo, ha sido la participación de otros polos de poder, otros actores menores –pero no por ello menos dañinos-casualmente occidentales, secundando al gran país del norte en la creación de complots para generar situaciones de caos con miras a justificar la emergencia y con ella, usar a los derechos humanos como el plafon para ingresar sin permiso y con violencia sobre otros países. Sin dudas que fue la administración Bush-Cheney el ejemplo cabal de esto y que puede verse en una somera caricatura en la película “Vice” que hoy se estrena por estos lares.
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Ello para desmontar las continuas operaciones de propaganda que desde los medios corporativos del Cono sur pero en especial de Argentina, muestran estereotipos de malvados y dictadores como si se trataran personajes hollywoodenses que calzan a la perfección con mandatarios que se contraponen temporalmente a los intereses del norte. Hoy le toca a la Venezuela de Maduro a la cual se ha llegado a amenazar con intervenir militarmente si no deja el poder. Así de democráticas han sido las amenazas de los laderos de Washington, quienes lejos están de poder sus propios problemas, buscan jugar a los aventureros internacionales. Y ¿Cuáles son los reales objetivos de EEUU? Simple, el mineral llamado “Coltán” de altísima importancia para las corporaciones tecnológicas estadounidenses y las reservas más grandes de “Petróleo” del mundo.
Tras años de operaciones para tratar de socavar la integridad de la revolución mediante infiltración de asesinos para coordinar acciones con las “guarimbas”, saboteadores para intentar asesinar con Drones al presidente e incluso un fallido intento de ataque con una fuerza de mercenarios preparados en Colombia, Washington y sus aliados han apostado por ir degradando en forma paulatina la situación económica venezolana como lo han hecho con anteriores objetivos. Tratar de crear el descontento popular para generar el caldo de cultivo insurreccional es una especialidad del Departamento de Estado y la CIA. El listado en estos procederes es largo y las consecuencias contemporáneas observadas son nefastas. Una de ellas se llevó a cabo en momentos que se desarrollaba la invasión a Iraq cuando la ciudad de Basora al sur, no rendía sus plazas y los ingleses apabullados por la tenaz resistencia de los defensores locales cortaron el agua, la luz y bombardearon almacenes donde había alimentos para debilitar a la población y se levantara contra sus propios compatriotas. Así de sucias son las tácticas que implementaron y seguirán implementando alrededor del globo.
Lo bueno es que la actual juventud pese a las adversidades de su prematura edad y la incertidumbre de un mundo cada vez más intercomunicado y complejo, no es tan fácil de manipular. Es entonces que aquellas editoriales de periodistas y medios que se jactan de ser independientes e inteligentes solo son para el consumo de aquellos intelectuales que sientan cómodamente sus traseros en cubiles pagados por los dineros de los sectores políticos del Establishment local ligado a los capitalistas en Wall Street.
No hay nada de conspiranoico o cosa similar. Es la más pura verdad que ya no puede taparse con nada. No olviden que cuando el público norteamericano comenzó a inquirir a sus gobernantes tras el 9/11 y sus posteriores decisiones que cambiarían radicalmente el mundo, los políticos como Rumsfeld, Rise y hasta el mismo George W. Bush llamaban conspiranoicos a quienes les cuestionaban las grietas que había en sus discursos oficiales y que más tarde quedaban expuestas a la luz de todos. Tampoco olviden el papel de los popes de los medios informativos quienes como la CNN, la ABC y todo el Conglomerado Corporativo anglosajón se esforzaban por mantener el “Status Quo” informativo a la medida del poder.
De ese modo callar un ataque artero en horas de la noche a fábricas de leche en Somalia, los asesinatos preventivos de la CIA usando sus Drones “Predator” contra algún villorrio inhóspito de Pakistán o simplemente maquillar las verdaderas intenciones detrás de las campañas bélicas contra Afganistán e Iraq, fabricaron realidades que se acomodaban al elato oficial que desde Washington había comenzado a irradiarse a todo el mundo con el fin de convertirse en la única verdad y la justificación de sus acciones.
Lo mismo ha venido sucediendo con el caso Venezuela, queriendo insuflar en la opinión pública de los países del Cono sur, una visión oscura y maléfica del presidente Nicolás Maduro y de la Revolución Bolivariana.
Vemos por estas horas como uno de los ideólogos más renombrados del gabinete de Trump, impulsa medidas para reforzar las actividades subversivas que clandestinamente se llevan a cabo en torno al país caribeño. Al parecer el mismo Donald Trump ha decidido ir por la vía de reforzar las actividades del “SouthCom”, dejando a su asesor en seguridad nacional, que arbitre los medios que mejor crea para desestabilizar a la región. La revelada intensión de John Bolton por enviar otros 5000 marines a Colombia ha puesto en un brete a Colombia, país que sigue siendo la plataforma militar continental más importante para Washington en la región. En realidad esto tampoco es nuevo pero, tras la súbita muerte en marzo de 2013 de Chávez Washington y sus aliados han apretado el acelerador con la intensión de crear fisuras dentro del movimiento y las Fuerzas Armadas, algo que no han logrado pese a las fuertes inversiones que han realizado para tales fines.
La receta y los condimentos son los mismos, solo varía el lugar donde se prepara el estofado. Financiación que surge de los activos que EEUU ilegalmente confisca y con imposición de sanciones a la nación que va a agredir; operaciones de intoxicación informativa y guerra psicológica; despliegue militar en países fronterizos; infiltración de células para crear atentados contra funcionarios gubernamentales y operaciones negras con el fin de aterrorizar a la población y volcarla contra su gobierno etc,etc. Sin dudas que los militares y en particular la inteligencia venezolana a aprendido de las experiencias externas y es por ello que ha sido eficaz al momento de conjurar operaciones secretas que de haber tenido éxito hoy los medios hablarían de cambios democráticos, protestas populares o incluso como algunos insignes medios argentinos han clamado sobre “masacres cometidas por las fuerzas militarizadas del régimen”, que más bien se ajustan a las bestialidades que se llevan a cabo en Palestina contra las poblaciones civiles árabes pero que por conveniencias financieras y políticas no es de interés traer al ruedo.
Sobre esto mismo, hay que señalar que la llegada masiva de militares israelíes al Brasil pone un ingrediente más a todo esto aunque no hay que olvidar, que Tel Aviv ha sido un continuo aliado de Washington en contra de la revolución bolivariana. Una de esas participaciones tuvo lugar en el fallido intento de golpe de estado, orquestado por la CIA y el Mossad en abril de 2002, cooperación que ha seguido vigente y comprobada por diversos personajes públicos como el ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma quien era el enlace con Tel Aviv para desplegar las células en Caracas con reveladas tácticas de comunicación callejera.
También vemos como este proceder reproduce recetas pasadas con la imposición de “gobiernos en el exilio” formados por comisiones ad hoc compuestas por sujetos salidos de sectores de la oposición –incluidos criminales- seleccionados por el Departamento de Estado y sus agencias federales, siendo la misma táctica que se empleó a impulso de la ex secretario de estado Hillary Clinton en contra del gobierno de Libia y contra Siria. Así es el papel de éste desconocido llamado Juan Guaidos quien ha sido seleccionado por Washington para encabezar una especie de “gobierno paralelo” a Caracas que en caso de imponerse al legitimo gobierno de Maduro, daría a los británicos el salvo conducto de no interponerse en su ansiada expectativa de colocar una base naval en Guayana. Como se puede intuir, no hay nada legal en todo esto y es por ello que nada bueno puede salir de los planes de la Casa Blanca.
Así como lo fue ayer en el siglo XX, ha sido EEUU quien ha estado a la cabeza de las intervenciones sobre las soberanías de otras naciones, no solo desconociendo la letra de la ley internacional sino aún pero, fabricando los pretextos y las pruebas acomodadas a la ocasión que el fin lo requiriera. La única novedad en lo que va del siglo, ha sido la participación de otros polos de poder, otros actores menores –pero no por ello menos dañinos-casualmente occidentales, secundando al gran país del norte en la creación de complots para generar situaciones de caos con miras a justificar la emergencia y con ella, usar a los derechos humanos como el plafon para ingresar sin permiso y con violencia sobre otros países. Sin dudas que fue la administración Bush-Cheney el ejemplo cabal de esto y que puede verse en una somera caricatura en la película “Vice” que hoy se estrena por estos lares.
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Tras años de operaciones para tratar de socavar la integridad de la revolución mediante infiltración de asesinos para coordinar acciones con las “guarimbas”, saboteadores para intentar asesinar con Drones al presidente e incluso un fallido intento de ataque con una fuerza de mercenarios preparados en Colombia, Washington y sus aliados han apostado por ir degradando en forma paulatina la situación económica venezolana como lo han hecho con anteriores objetivos. Tratar de crear el descontento popular para generar el caldo de cultivo insurreccional es una especialidad del Departamento de Estado y la CIA. El listado en estos procederes es largo y las consecuencias contemporáneas observadas son nefastas. Una de ellas se llevó a cabo en momentos que se desarrollaba la invasión a Iraq cuando la ciudad de Basora al sur, no rendía sus plazas y los ingleses apabullados por la tenaz resistencia de los defensores locales cortaron el agua, la luz y bombardearon almacenes donde había alimentos para debilitar a la población y se levantara contra sus propios compatriotas. Así de sucias son las tácticas que implementaron y seguirán implementando alrededor del globo.
Lo bueno es que la actual juventud pese a las adversidades de su prematura edad y la incertidumbre de un mundo cada vez más intercomunicado y complejo, no es tan fácil de manipular. Es entonces que aquellas editoriales de periodistas y medios que se jactan de ser independientes e inteligentes solo son para el consumo de aquellos intelectuales que sientan cómodamente sus traseros en cubiles pagados por los dineros de los sectores políticos del Establishment local ligado a los capitalistas en Wall Street.
No hay nada de conspiranoico o cosa similar. Es la más pura verdad que ya no puede taparse con nada. No olviden que cuando el público norteamericano comenzó a inquirir a sus gobernantes tras el 9/11 y sus posteriores decisiones que cambiarían radicalmente el mundo, los políticos como Rumsfeld, Rise y hasta el mismo George W. Bush llamaban conspiranoicos a quienes les cuestionaban las grietas que había en sus discursos oficiales y que más tarde quedaban expuestas a la luz de todos. Tampoco olviden el papel de los popes de los medios informativos quienes como la CNN, la ABC y todo el Conglomerado Corporativo anglosajón se esforzaban por mantener el “Status Quo” informativo a la medida del poder.
De ese modo callar un ataque artero en horas de la noche a fábricas de leche en Somalia, los asesinatos preventivos de la CIA usando sus Drones “Predator” contra algún villorrio inhóspito de Pakistán o simplemente maquillar las verdaderas intenciones detrás de las campañas bélicas contra Afganistán e Iraq, fabricaron realidades que se acomodaban al elato oficial que desde Washington había comenzado a irradiarse a todo el mundo con el fin de convertirse en la única verdad y la justificación de sus acciones.
Lo mismo ha venido sucediendo con el caso Venezuela, queriendo insuflar en la opinión pública de los países del Cono sur, una visión oscura y maléfica del presidente Nicolás Maduro y de la Revolución Bolivariana.
Vemos por estas horas como uno de los ideólogos más renombrados del gabinete de Trump, impulsa medidas para reforzar las actividades subversivas que clandestinamente se llevan a cabo en torno al país caribeño. Al parecer el mismo Donald Trump ha decidido ir por la vía de reforzar las actividades del “SouthCom”, dejando a su asesor en seguridad nacional, que arbitre los medios que mejor crea para desestabilizar a la región. La revelada intensión de John Bolton por enviar otros 5000 marines a Colombia ha puesto en un brete a Colombia, país que sigue siendo la plataforma militar continental más importante para Washington en la región. En realidad esto tampoco es nuevo pero, tras la súbita muerte en marzo de 2013 de Chávez Washington y sus aliados han apretado el acelerador con la intensión de crear fisuras dentro del movimiento y las Fuerzas Armadas, algo que no han logrado pese a las fuertes inversiones que han realizado para tales fines.
La receta y los condimentos son los mismos, solo varía el lugar donde se prepara el estofado. Financiación que surge de los activos que EEUU ilegalmente confisca y con imposición de sanciones a la nación que va a agredir; operaciones de intoxicación informativa y guerra psicológica; despliegue militar en países fronterizos; infiltración de células para crear atentados contra funcionarios gubernamentales y operaciones negras con el fin de aterrorizar a la población y volcarla contra su gobierno etc,etc. Sin dudas que los militares y en particular la inteligencia venezolana a aprendido de las experiencias externas y es por ello que ha sido eficaz al momento de conjurar operaciones secretas que de haber tenido éxito hoy los medios hablarían de cambios democráticos, protestas populares o incluso como algunos insignes medios argentinos han clamado sobre “masacres cometidas por las fuerzas militarizadas del régimen”, que más bien se ajustan a las bestialidades que se llevan a cabo en Palestina contra las poblaciones civiles árabes pero que por conveniencias financieras y políticas no es de interés traer al ruedo.
Sobre esto mismo, hay que señalar que la llegada masiva de militares israelíes al Brasil pone un ingrediente más a todo esto aunque no hay que olvidar, que Tel Aviv ha sido un continuo aliado de Washington en contra de la revolución bolivariana. Una de esas participaciones tuvo lugar en el fallido intento de golpe de estado, orquestado por la CIA y el Mossad en abril de 2002, cooperación que ha seguido vigente y comprobada por diversos personajes públicos como el ex alcalde de Caracas Antonio Ledezma quien era el enlace con Tel Aviv para desplegar las células en Caracas con reveladas tácticas de comunicación callejera.
También vemos como este proceder reproduce recetas pasadas con la imposición de “gobiernos en el exilio” formados por comisiones ad hoc compuestas por sujetos salidos de sectores de la oposición –incluidos criminales- seleccionados por el Departamento de Estado y sus agencias federales, siendo la misma táctica que se empleó a impulso de la ex secretario de estado Hillary Clinton en contra del gobierno de Libia y contra Siria. Así es el papel de éste desconocido llamado Juan Guaidos quien ha sido seleccionado por Washington para encabezar una especie de “gobierno paralelo” a Caracas que en caso de imponerse al legitimo gobierno de Maduro, daría a los británicos el salvo conducto de no interponerse en su ansiada expectativa de colocar una base naval en Guayana. Como se puede intuir, no hay nada legal en todo esto y es por ello que nada bueno puede salir de los planes de la Casa Blanca.