28/5/20

ARGENTINA EN EL GOLFO 1990-1991




El polémico envío de medios y tropas navales fue decisión del entonces presidente Carlos Menem, que el 18 de septiembre de 1990, en su carácter de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó el alistamiento para participar del bloqueo económico a Irak en el marco de la operación "Escudo del desierto".

Llamado Operativo Alfil la participación de la Armada Argentina, en la ejecución de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irak en 1990, en el marco de la Operación Escudo del Desierto. Grupo de Tareas 88.0

Durante la Operación Escudo del Desierto, la misión era de control del tránsito marítimo y cumplimiento del embargo de materiales, mercadería y carga que fuesen a o proveniesen de Irak o Kuwait. 

Desde el 15 de enero de 1991, la misión se amplió al mantenimiento de las líneas de comunicaciones marítimas para las fuerzas de la Coalición, patrulla de área en soporte de dichas fuerzas y escolta del tren logístico desde Omán hasta la costa kuwaití, donde estaban en estación permanente los buques capitales (portaaviones, cruceros, portahelicópteros) de la coalición. Compuesto por el destructor ARA Almirante Brown (D-10) y la corbeta ARA Spiro (P-43), más dos helicópteros Alouette III (matrículas 3-H-109 y 3-H-112), a las órdenes del Capitán de Navío Eduardo Alfredo Rosenthal.

Las estadísticas totales de misión dejan un total de 570 interceptaciones y 17 misiones de escolta, cubriendo escolta de 29 naves de la coalición. Estas misiones implicaron que el GT abriese 4 veces fuego. 

En cuanto a la sección destacada de la 1º Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, ésta realizó 67 vuelos. Un accidente operativo (falla de turbina), afortunadamente sin víctimas, redujo el parque aéreo del GT a un solo aparato. 

La aeronave accidentada fue rescatada pero se consideró su reparación demasiado onerosa.Grupo de Tareas 88.1 Compuesto por la corbeta ARA Rosales (P-42) y el transporte ARA Bahía San Blas (B-4), a las órdenes del Capitán de Navío Rodolfo Hasenbalg. 

La corbeta P-42 cumplió misiones de patrullaje y escolta, agregada al comando naval multinacional. Dicha nave logró unas 326 intercepciones. Posteriormente, realizó maniobras combinadas con las Armadas Española, Inglesa y Estadounidense. La Rosales recibió apoyo logístico de buques franceses y australianos.
El "Bahía San Blas" transportó elementos de ayuda humanitaria, como víveres, agua, trigo, etc.

SADDAM HUSSEIN DIRIGIÉNDOSE POR TELEVISIÓN DURANTE LA GUERRA 1990-1991


SADDM HUSSEIN



El territorio de Kuwait perteneció históricamente a la provincia otomana de Basora en Irak. Protectorado británico de 1899 a 1961, desde su independencia tropas británicas y de la Liga Árabe impidieron su anexión por parte de Irak, país que nunca reconoció su independencia ni las fronteras que separaban a ambos estados.


Tras la cruenta guerra que enfrentó Irak a Irán, el dictador iraquí, Saddam Hussein, reclamó a las "petro-monarquías" árabes, como "precio por la sangre árabe derramada" en su lucha contra los iraníes, la condonación de su deuda externa, el aumento de su cuota de producción petrolífera y facilidades para crear un puerto de aguas profundas en territorio kuwaití.


Tras el fracaso de las negociaciones y mal informado de la actitud americana (el embajador estadounidense en Bagdad manifestó que un conflicto entre Irak y Kuwait sería considerado por Washington como un "problema bilateral"), el 2 de agosto de 1990 las tropas iraquíes invadieron Kuwait.


El fin de la guerra fría permitió el liderazgo norteamericano y el consenso en la ONU para frenar el expansionismo iraquí. El mismo día 2 de agosto, la ONU exigió una retirada "inmediata e incondicional" y la Liga Árabe condenó la agresión. 

El 6 de ese mismo mes, el Consejo de Seguridad decretó un embargo contra Irak, el 25 autorizó el uso de la fuerza para hacer a Irak evacuar sus tropas y, finalmente, el 29 de noviembre, fijó el día 15 de enero como fecha límite para la evacuación de Kuwait.


El 8 de agosto comenzó el despliegue de tropas norteamericanas y británicas y el 12, en medio de importantes divisiones, la Liga Árabe decidió el envío de tropas.


Saddam Hussein intentó diversas tácticas para frenar el ataque militar: toma de rehenes entre los extranjeros que vivían en Kuwait, vincular su retirada a la de Israel de los territorios palestinos ocupados, llamar a la "guerra santa" contra el infiel...


Finalmente el día 16 de enero se desencadenó la operación "Tormenta del Desierto" en la que participaron 800.000 hombres, de los que más de 500.000 fueron norteamericanos. Tras brutales y continuos bombardeos, el 24 de febrero las tropas de la coalición avanzaron alcanzando sus objetivos en sólo cuatro días.


Los EE.UU. no se decidieron a acabar con el régimen de Saddam Hussein y permanecieron inmóviles ante la represión de las rebeliones internas que surgieron en Irak contra su dictadura (kurdos en el norte y chiítas en el sur). En adelante, Irak quedó sometido a un régimen de sanciones de la ONU condicionado al desmantelamiento de su potencial de construcción de armas químicas y nucleares, y parte de su territorio al norte y el sur quedó como "zona de exclusión aérea" patrullada insistentemente por aviones anglonorteamericanos.


La falta de una solución definitiva al problema que planteaba el Irak de Saddam Hussein no menoscaba la importancia histórica de la Guerra del Golfo. Estados Unidos lideró totalmente la coalición como única superpotencia salida de la guerra fría, países como Alemania y Japón no enviaron tropas pero costearon de forma importante la operación, la comunidad internacional y el Consejo de Seguridad de la ONU tuvieron una gran unanimidad a la hora de enfrentar la crisis. El presidente Bush hablaba del nacimiento de "un nuevo orden mundial".

23/5/20

LAS FUERZAS ARMADAS CANADIENSE Y LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO

LA FUERZA DE TAREA CANADIENSE  LE AGRADECE LA COLABORACIÓN A LOS COMANDANTES Y DOTACIONES DE LAS FUERZAS ARGENTINA Y UN ORGULLO OPERAR CON ESA FUERZA LATINOAMERICANA UN GRAN SALUDO.
VETERANOS




La Guerra del Golfo de principios de la década de 1990 fue una lucha que muchos conocen. Más de 4,000 miembros de las Fuerzas Armadas canadienses sirvieron en la región del Golfo Pérsico en 1990-1991 como parte de la Coalición internacional de países que se unieron para expulsar a las fuerzas invasoras de Irak de Kuwait. A raíz del conflicto, los canadienses continuarán prestando servicios de mantenimiento de la paz y de aplicación del embargo en la región durante varios años.
El golfo persa

Irak y Kuwait son países árabes ubicados uno al lado del otro en el corazón del Medio Oriente rico en petróleo, una región del mundo llena de historia. De hecho, muchos historiadores dirían que la civilización humana en sí nació en la "Media Luna Fértil", la tierra entre los ríos Tigris y Éufrates en el actual Irak.

En la 20 ª siglo, tanto en Irak y Kuwait lograron la independencia. La relación entre los dos países, sin embargo, no ha sido fluida. Iraq había sentido durante mucho tiempo que Kuwait era realmente una parte de Iraq y que las plataformas petroleras kuwaitíes estaban explotando ilegalmente los campos petroleros iraquíes. A fines de la década de 1980, las tensiones crecieron y las relaciones empeoraron. El 2 de agosto de 1990, la situación llegó a un punto crítico cuando las fuerzas iraquíes invadieron Kuwait, tomando rápidamente el control de su vecino mucho más pequeño.

El mundo responde

Muchos en la comunidad internacional condenaron el audaz acto de agresión de Irak y Canadá pronto se unió a una Coalición multinacional liderada por 35 países y liderada por Estados Unidos para restaurar la libertad en Kuwait. Al funcionar bajo el mandato de una resolución de las Naciones Unidas (ONU) que aprobó el uso de la fuerza, la Operación Escudo del Desierto vio la acumulación de fuerzas de la Coalición en la región del Golfo. La participación de las Fuerzas Armadas canadienses en los esfuerzos militares allí se llamaría Operación Fricción .

Las primeras contribuciones militares de Canadá llegaron al mar en agosto de 1990, cuando tres de nuestros buques de guerra navegaron hacia el Golfo Pérsico para formar parte de una flota de la Coalición que protegería las aguas de Irak y ocupaba Kuwait. Los aviones de combate canadienses CF-18 fueron enviados a Oriente Medio en octubre de 1990 para ayudar a tomar el control de los cielos sobre el Golfo. También se estableció una sede central conjunta de las Fuerzas Armadas canadienses en la región en Manamah, Bahrein, en noviembre de 1990. Las unidades médicas, de comunicaciones, logísticas y de seguridad canadienses también desempeñarían valientemente funciones de apoyo en la Guerra del Golfo.

Del 16 al 17 de enero de 1991, comenzó la Operación Tormenta del Desierto cuando las fuerzas de la Coalición lanzaron una devastadora campaña aérea después de que se ignorara el plazo final para la retirada de Irak. Esto fue seguido por una ofensiva terrestre blindada e de infantería que comenzó el 24 de febrero y que rápidamente expulsó a los iraquíes de Kuwait. 

Esto cumplió su mandato de liberar a Kuwait, y las fuerzas de la Coalición cesaron la ofensiva el 28 de febrero y ofrecieron un alto el fuego que Irak aceptó el 3 de marzo. El final de la guerra dejó a Irak derrotado pero el líder del país, Saddam Hussein, retuvo el poder. Permanecería en control de Irak por más de 12 años hasta que la segunda Guerra del Golfo de 2003 finalmente lo expulsara del poder.

ACA EN MANIOBRA DE COMBUSTIBLE

Después de que terminó la Guerra del Golfo, las tropas canadienses permanecieron en la región como parte de la misión de mantenimiento de la paz de la ONU a lo largo de la frontera entre Irak y Kuwait, monitoreando la zona desmilitarizada entre los dos países, investigando las violaciones del alto el fuego y despejando minas terrestres. Canadá también tuvo un papel en los años que siguieron en la comisión especial para buscar las instalaciones de producción de armas biológicas, químicas y nucleares de Irak. En el agua, los buques de guerra canadienses ayudaron a hacer cumplir las sanciones económicas que se habían impuesto a Irak después del conflicto.

Hechos y cifras

El hecho de que Irak poseía armas químicas y biológicas, así como grandes misiles que podrían usarse para atacar a los países vecinos, tensó toda la región en 1990-1991.

El número máximo de miembros de las Fuerzas Armadas canadienses en la región del Golfo Pérsico en un momento fue de unos 2.700 miembros del personal.
El grupo de trabajo naval canadiense, formado por los destructores HMCS Terra Nova y HMCS Athabaskan , y el buque de suministro HMCS Protecteur, ayudó a apoyar los esfuerzos de la flota de la Coalición en la región. Cinco helicópteros Sea King con el Escuadrón No. 443 también fueron parte de esta fuerza.

Los escuadrones de aviones CF-18 con aproximadamente 500 personas operaban desde las bases 'Canada Dry' en la nación del Golfo Pérsico de Qatar, realizando misiones de control aéreo, escolta y reconocimiento de combate. Por primera vez desde la Guerra de Corea, se produjeron ataques canadienses de aire a superficie durante el conflicto.

El Grupo de Transporte del Comando Aéreo Canadiense transportó personal y carga en la región. Uno de los aviones canadienses fue utilizado en tareas de reabastecimiento de combustible aéreo para las fuerzas aéreas de la Coalición.
En febrero de 1991 se estableció un hospital de campaña canadiense con 530 personas en Al-Qaysumah, Arabia Saudita. Este hospital atendió tanto a la Coalición como a los heridos iraquíes.

Soldados de unidades como el Royal Canadian Regiment y el Royal 22 e Régiment realizaron tareas de seguridad en instalaciones canadienses en el Medio Oriente en 1990-1991.

Héroes y valentía



En una calurosa tarde en la ciudad de Kuwait, un camión de convoy de la Coalición sobrecalentado se incendió repentinamente, provocando una serie de explosiones que hirieron a muchos soldados estadounidenses. El Capitán Fred Kaustinen, comandante interino del Primer Regimiento de Ingenieros de Combate de Canadá , y 50 de sus tropas tomaron medidas inmediatas, proporcionando tratamiento de emergencia y evacuación para los heridos.

La Guerra del Golfo marcó la primera vez que las mujeres miembros de las Fuerzas Armadas de Canadá realizaron tareas de combate. Fue especialmente desafiante para estas mujeres pioneras porque estaban sirviendo en países conservadores del Medio Oriente donde los roles de género tradicionales son muy diferentes a los de Canadá.

El HMCS Athabaskan participó en una tensa misión en febrero de 1991, cuando el barco acudió en ayuda del USS Princeton , que había sido seriamente dañado por las minas iraquíes en la costa de Kuwait. Mientras vigilaba atentamente mientras cruzaba cientos de kilómetros de aguas peligrosas y navegaba por campos minados enemigos, Athabaskan escoltó un remolcador de la flota de la Coalición que extraería con seguridad el buque de guerra estadounidense.

Sacrificios



Los teatros de guerra, como el Golfo Pérsico a principios de la década de 1990, son lugares peligrosos. Hay muchos riesgos que van más allá de los obvios del ataque enemigo o las minas terrestres. Los incidentes de incendios amigables, los accidentes de vehículos y el impacto psicológico de servir en condiciones tan estresantes pueden tener un alto costo de por vida. Condiciones médicas debilitantes han afectado a algunos veteranos de la Guerra del Golfo, incluidos síntomas como fatiga crónica, problemas respiratorios y dolor muscular.

Afortunadamente, ningún miembro de las Fuerzas Armadas canadienses murió en el curso de la Guerra del Golfo. Sin embargo, un total de más de 1.800 canadienses han muerto en el servicio militar en los años de la posguerra. Sus nombres están inscritos en el hermoso Libro de Recuerdos Al Servicio de Canadá que se exhibe en la Torre de la Paz en Parliament Hill en Ottawa.

Programa de Recuerdos de Canadá

El Canadá recuerda el Programa de Asuntos de Veteranos Canadá alienta a todos los canadienses a conocer los sacrificios y logros realizados por los Veteranos de Canadá en tiempos de guerra, conflicto militar y paz, y participar en actividades de recuerdo que ayudarán a preservar su legado para las generaciones futuras de Canadienses

16/5/20

"LA IMPORTANCIA DE LA FASE NAVAL


¿Por qué la Campaña del Golfo Pérsico de 1990-1991 no pudo haber sido concretada con éxito sin la fuerza naval?




Como ha sido una costumbre en la historia de occidente y en la del mundo anglosajón en particular, solo los resultados favorables son dignos de contar y aún así, recién cuando ellos sean debidamente retocados a conveniencia de su historia política. Incluso, aquellos episodios desfavorables, serán contados de una forma amañada que los disfrase de epopeyas. 

Es por ello que los sucesos importantes y trascendentes de la humanidad tienen dos caras y solo una ha sido contada a las posteridades ¿Por qué? Pues porque se trata de seguir manteniendo un estado de cosas que importa al poder establecido.


Es de ese modo que manipulando a las generaciones venideras con falacias y mentiras, se puede perpetuar una idea, una política y con ello una historia determinada.


La guerra del Golfo Pérsico en 1991 como parte de la historia contemporánea y desde su más estricta fase militar, ha sido abordada desde una perspectiva acotada y reducida centrándose solamente en mostrar dos fases: La campaña aérea y la campaña terrestre dejando de lado arbitrariamente a la que proporciono el factor vital para poder desarrollar aquellas dos, la naval.


Este reduccionismo arbitrario se ha debido a una clara intensión de obviar los entretelones (políticos, económicos, diplomáticos etc.) que rodearon al conflicto y a darle al evento un resultado efectista del triunfalismo estadounidense. Tal como un cuento para niños.


Pero la realidad de como ocurrieron las cosas es muy diferente a lo que un documental de la “History Channel” lo cuenta. Llendo al punto diremos que ni la Fuerza aérea ni las fuerzas terrestres reunidas en aquel momento no habrían logrado sus objetivos sin la existencia de un poder naval que hubiera contribuido y respaldado su presencia. Las razones de esta conclusión se basan ante todo en las características geográficas que presentaba aquel teatro de operaciones y la importancia geopolítica y estratégica del mismo.

Como se verá, el tema es mucho más complejo y enredado de lo que EEUU ha documentado y es necesario explicar por qué la fase naval fue preponderante para la eficacia de la Operación “Desert Storm” de 1991.

Desde el punto de vista geopolítico, el control de los espacios marítimos aledaños al objetivo planteado, era fundamental para garantizar la continuidad del flujo comercial del petróleo mundial. George H. Bush no habría podido impulsar aquellos planes sino le aseguraba al poderoso emporio petrolero (del cual participaba con “Arbusto Energy Oil Co”.), que el mercado del petróleo seguiría fluyendo sin inconvenientes desde el Golfo.


En momentos que se desato la crisis el 70 % de los recusos petrolíferos extraíbles se hallaban en la región del Oriente Medio, de los cuales dependían en diversos porcentajes Europa, Japón y los EEUU.


Recordemos que la administración de George H. Bush llegaba al poder con una Armada (US NAVY) materialmente mejorada gracias a la multimillonaria inversión de su predecesor que bajo la llamada “Doctrina Reagan”, puso en marcha –entre otras- la estrategia de Air land Battle que entre otros objetivos, tenía la de llevar adelante intervenciones en otros países siendo la marina la punta de lanza de las operaciones.


Pero si usted aún se esta preguntando cómo EEUU pudo organizar tan rápidamente su intervención en el Golfo en 1990 y golpear militarmente como lo hizo después, sepa que nada estaba abandonado al azar. Más allá de las ventajas que Washington saco de las circunstancias geopolíticas imperantes (caida de la URSS) y de su estrecha relación con el gobierno de Saddam Hussein durante la guerra con Irán, los asesores de Seguridad Nacional y sus cerebros tenían desde hacía mucho un plan de contramedidas para la región.


A mediados de la década de los setentas mientras Washington coqueteaba diplomáticamente con el gobierno del joven Saddam Hussein y su Departamento de Estado nominaba al Irán del Sha Reza Palevi como uno de los pilares estratégicos del Oriente Medio, en 1977 el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) aprobo la Decisión Directiva Presidencial n° 18 del presidente Jimmy Carter –Desclasificado el 1/06/1992- recomendando una estrategia que incluyera el uso de la fuerza en situaciones “no-OTAN” dentro del Oriente Medio en general y del Golfo Pérsico en particular.


Según algunas fuentes no oficiales, en este documento se prevé en los párrafos casualmente entintados (Censurados) un capitulo bajo el título “Middle East Contingencies” a los países estratégicos (Iraq e Irán) y el modo de intervernirlos en caso de que los intereses de EEUU se vieran en riesgo. Esta censura sobre dichos párrafos no fue casual ya que si Bagdad o Teherán se hubieran enterado de estas previsiones muy seguramente Washington no habría podido maniobrar como lo hizo durante toda la década de los ochentas.


Para occidente (EEUU y la Europa Occidental) las rutas marítimas de ingreso y salida del Golfo Pérsico eran y siguen siendo de importancia estratégica vital para las comunicaciones y el comercio. Es por ello que no hay que esperar que los portaaviones estadounidenses salgan del área. Incluso si en algún momento Washington considerase que ya no tienen propósito de operar allí, existen otros intereses en la región que no permitirán que se retiren, siendo uno de ellos los israelíes.


En 1979 la excusa para penetrar en el Golfo fue el hipotético peligro de una extensión del extremismo islámico iraní sobre la península árabiga y cuando ello dejo de ser funcional a sus objetivos, los cerebros en Washington pasaron a crear otro enemigo sacrificando a uno de sus socios como lo fue Iraq. Siempre habrá una excusa para que estas fuerzas de tareas flotantes (como el caso de la VII Flota) se encuentren allí (Al Qaeda, ISIS y el terrorismo es una de ellas). Estos fueron precisamente uno de los elementos preponderantes para desarrollar las fases tácticas que culminaron con el cese de las hostilidades en febrero de 1991.


El control de las líneas marítimas revistió –y actualmente sigue revistiendo- una importancia estratégica central para el desarrollo, preparación y ejecución de la “Tormenta del Desierto”, factor que al mismo tiempo fue torpemente desdeñado por los estrategas de Bagdad. Si Saddam Hussein y sus comandantes hubieran valorado en su debida medida el factor naval como un pilar estratégico para defenderse de una agresión externa, ciertamente que el resultado de la crisis de 1990 y su desenlace hubiera sido otro e incluso Iraq no habría sufrido la calamitosa invasión de 2003.


Se puede asegurar que el pilar naval fue decisivo para el desenlace de la guerra de 1991. Igualmente, su sola valoración no sería suficiente para lograr los objetivos tácticos y estratégicos que se pusieron en marcha contra Iraq. Las consideraciones sobre los medios para llevar la confrontación a ese escenario fueron exhaustivas y muy bien meditadas. Fue allí donde radicó como primer objetivo a concretar la “necesidad estratégica” de conformar una Coalición naval que asegurara el control total de las aguas territoriales árabes del Golfo Pérsico.


El componente de dicha Coalición estaba políticamente condicionada. La sola participación de buques de países miembros de la OTAN era no conveniente aunque ello no hubiera bastado para lo planeado. Igualmente señalemos que en aquel entonces había fuertes resistencias de varios socios de la alianza en participar de ésta aventura.


Pero ¿Cuál fue la primera señal de que habría una guerra? Precisamente, el esfuerzo diplomático de Washington ante Naciones Unidas por imponer un bloqueo marítimo.


En la guerra uno de los objetivos estratégicos primordiales es privar al enemigo de sustento y provisiones siendo necesario para ello cortar sus vías de comunicación comercial. A pesar de la pequeña costa iraquí, ampliada con la anexada kuwaití, era por donde salía una parte importante de su producción petrolera. El bloqueo naval era la táctica por excelencia para dicho fin aunque, se requería una justificación política de peso para desplegarla ex ante y que mejor para ello, que hacer participar a terceros países apoyándose en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas mediante una muy aún discutida interpretación del Capitulo VII de la Carta Orgánica.


En el caso de Iraq, cortar las ganancias de sus exportaciones petroleras y sus importaciones de bienes por mar fue el primer acto de beligerancia de EEUU y de la UEO (obviamente encubierto) como prolegómeno al ataque que se llevaría a cabo el 16 de enero de 1991. No olvidemos que entre medio de estos preparativos, los estadounidenses hicieron fracasar todas las conversaciones desestimando cualquiera de las propuestas de Bagdad y de otros países. En resumen ganar tiempo era el objetivo. Fue a instancias de la aquella funcionalidad de Naciones Unidas como Washington, con el apoyo de armadas de terceros países, que Washingotn logró establecer este primer objetivo estratégico de ahorcar el sustento económico de Iraq.


Asimismo la importancia de controlar el espacio marítimo no solo radicaría en la necesidad de establecer una ruta de aprovisionamiento logística segura para las tropas terrestres que irían acumulándose sino también, una política de control estratégico de todo el espectro más amplia y compleja, que se extiende hasta nuestros días. En ese marco, toda la ayuda posible era bienvenida e inestimable ya que la ocupación marítima era la plataforma sustentadora de las acciones aéreas y terrestres por venir.


Amen a ello, hasta ese entonces no se tenía plena información de las capacidades antibuque de los sistemas iraquíes quienes en apariencia contaban con misiles costeros (Chinos y franceses) y baterías costeras fijas que podrían complicar en alguna medida las tareas de la Armada de EEUU. En lo referente a la capacidad de la Armada iraquí, poco había para considerar como una amenaza real aunque si, con los buques capurados a la pequeña armada real kuwaití que se hallaba compuesta por lanchas misilisticas modernas (Lanchas “Lürssen FPB-57”) que además de veloces, tenían montados misiles MM-40 “Exocet”.


VII Flota camino al Golfo Pérsico 1990

Con anterioridad y hasta 1990, EEUU tuvo límites en el control marítimo del Golfo Pérsico dedicándose a custodiar a los superpetroleros de los ataques iraníes. El confuso incidente del “USS-Stark” en 1987 dejo en claro los riesgos existentes. Solo Arabia Saudita proveía una cooperación apática y limitada a los movimientos estadounidenses, justificados en su interesado apoyo a Iraq contra Irán. Y no hay que perder de vista que dicho apoyo no estaba centrado en el “peligro del chiismo” o la “virulencia revolucionaria” de Khomeini promocionado con entusiasmo por los medios occidentales, no nada de eso. Lo único que querían los monarcas de la Casa real Hachemita era continuar gozando de sus privilegios y opulencia que proveía las ganancias del negocio del petróleo del cual participaban las Corporaciones y empresas estadounidenses entre las que se contaba “Arbusto Oil Energy.Co”.


Para cuando el 2 de agosto de 1990 estalló la crisis, la flota estadounidense en la zona bajo el comando COMMIDEASTFOR, no estaba a la altura de las circunstancias y hasta tanto se trasladara la VII Flota al Golfo Pérsico, convocar a una Coalición naval multinacional cubriría el vacío que se sumaría junto aquella a las primeras instancias de las operaciones tácticas de bloqueo contra Iraq. Hasta tanto llegara la VII Flota, la flota del “Miedio Oriente” realizaría las tareas de interceptación junto a los aliados que iban llegando.


Como puede verse, el celo de EEUU por centrar sus esfuerzos en consolidar un pilar naval en aquella oportunidad, estaba preconcebido. Fue por ello que Washington permitió a Iraq el acceso irrestricto de armamento terrestre y aéreo pero casualmente nunca alentó el crecimiento y modernización de su pequeña flota. Seguramente bajo el argumento de que la Armada de EEUU protegería su litoral contra las amenazas iraníes, convenció a Bagdad de no preocuparse por construir un poder naval propio. Como vimos, ello fue un error fatal para Iraq.

 ARA SPIRO

ARA BROWN


Pero fue este paulatino dominio del mar en el Medio Oriente y en particular del Golfo Pérsico que permitió a los EEUU, establecer el primer escalón de sus objetivos geopolíticos y estratégicos en la región, como hemos visto planificados con antelación siendo la Armada EXTRA NO OTAN A LA ARGENTINA CON SUS BUQUES ARA BROWN Y ARA SPIRO el factor gravitante para concretarlos.

10/5/20

“LOS BOLSOS DE ABU DHABI”


Curiosidades y entretelones secretos que rodearon el envío de la misión naval argentina al Golfo en 1990



La visita del Ministro de Agua y Electricidad de Kuwati

Como lo hemos comentado en varias oportunidades, la historia en rededor de la actuación de la fuerza naval argentina denominada por los jefes del CENTCOM como “Op. Bishop” (OPERACIÓN OBISPO) y que la Armada Argentina conoció como “Alfil 1” llevada a cabo en las aguas del Golfo Pérsico entre 1990 y 1991, estuvo rodeada de todo tipo de situaciones y entretelones que por no haberse dado nunca a conocer no significa que nunca sucedieron.


El caso de los marinos de las dotaciones del Grupo de Tareas 88.0 (GT.88) esta enmarcado en un largo olvido administrativo en lo que significo su destacada actuación en las operaciones de interdicción que se dieron dentro de la Operación “Escudo del Desierto” y mucho más, en su participación en las tareas de apoyo logístico en plenas hostilidades durante la Operación Tormenta del Desierto.


Pero todo lo que hizo a los movimientos de los hilos políticos y las gestiones para que Argentina tuviera una participación en la Coalición Multinacional, más allá de las argumentaciones políticas (alineamiento automático) y diplomáticas ventiladas en aquel momento a la opinión publica, tuvo un precio en lo más estricto del término.


Esta claro que las Fuerzas Armadas son el brazo armado de un país y como parte del estado al que sirven, sus recursos y materiales se hallan a disponibilidad de las decisiones del gobierno para servir a los planes que respondan al supremo interés nacional. La decisión del gobierno de enviar una fuerza de intervención el 25 de septiembre de 1990 respondio a esa funcionalidad, pero algunos se beneficiaron indebidamente con esto.


Más allá de la institucionalidad, del deber de cumplir con las órdenes impartidas y los fundamentos políticos que obligaron al traslado de esta fuerza naval, hubo varios temas que no quedaron claros y por supuesto, lejos del conocimiento, de la revisión y las debidas explicaciones a sus verdaderos protagonistas.


En Argentina la corrupción siempre ha sido una marca registrada aunque cierto es, que no es el único lugar donde existe esta problemática. Pero en lo que concierne a las negociaciones para insertar al país en aquel entuerto geopolítico que devendría en una guerra abierta, lejos de las cámaras de TV y de los micrófonos de las radios, los funcionarios menemistas negociaron con las autoridades árabes de las petromonarquias, el cobro de ciertos emolumentos por debajo de la mesa para costear sus esfuerzos por defender sus intereses en el Golfo.


En aquellos momentos, las Fuerzas Armadas se encontraban en pleno proceso de desguace y su operatividad había caído al minimo gracias en parte, a los acuerdos secretos impulsados y aceptados por el flamante presidente Carlos Menem con el Foreign Office británico conocidos como los “Tratados de Madrid”. No hay que olvidar que por medio de estos entre otras cuestiones se entrego al “Minsitry Of Defense” (WhitehHall) el control operativo encubierto de las FFAA.


Por eso, aquella excusa de que la participación del país en “los esfuerzos de paz” servirían para modernizar y capacitar a las FFAA para reinsertarlas en un nuevo marco, solo fueron excusas vacías para gestionar la concreción de éste envío que obviamente, tendrían una recompensa para sus gestores políticos y algunos intermediarios.


Los supuestos beneficios a largo plazo como sería de inserción del país en la OTAN y participación en la reconstrucción de Kuwait (con multimillonarios contratos), nunca se concretaron. Pero esto no evito que algunos “bribones” aprovecharan sacar beneficios propios en medio de las tratativas para el envío de los buques e incluso cuando ya se hallaban en acción en el Teatro de Operaciones; como dice el dicho “la oportunidad hace al ladrón”.


Estaba claro que la movilización tenía un costo que la Argentina no podía afrontar. Washington no tenía ese problema ya que contaba con un cheque en blanco de las petromonarquías, en especial de Arabia Saudita. Esta fue la veta de negocios que vieron los “halcones” de Menem -en especial algunos de ellos- y aprovechando la oportunidad –improvisando y sin contar con la capacidad real- sugirieron cooperar con lo mejor que disponían en ese momento.


Menem y sus funcionarios no realizaban estas gestiones para insertar al país en el “primer mundo” o para “asegurar la paz” mediante las OMP; un gran negocio se escondía detrás de toda la tragedia que estaba por venir –y que potencialmente podía alcanzar a sus propios hombres- si entraban en los asuntos pesados como fue involucrarse en los preparativos para la guerra contra Iraq. Y aunque ninguno de los objetivos esperados se concretarían, algunas pistas revelarían que igualmente –no en la magnitud de lo esperado- para algunos, hubieron beneficios en dinero contante y sonante que nadie reclamaría.


Cuando los buques por el mes de noviembre llegaron al área de operaciones y se avocaban a las tareas que les asignaba el CENTCOM, los canales diplomáticos y los movimientos de algunos de sus funcionarios acrecentaban sus actividades. Quienes estaban muy atentos a ellos era el MI-6 quienes querían controlar estrechamente las tratativas que Buenos Aires establecía con los países árabes en especial, con los Emiratíes. Con acceso a información de sus colegas estadounidenses y fuentes propias en los dos extremos del planeta, monitoreaban desde la embajada en Buenos Aires como progresaban las gestiones diplomáticas por un lado y las actividades de sus buques en el Golfo por el otro.


Fue en medio de estas actividades que varias piezas de información revelaron que el gobierno de Menem había estado negociando el pago de sumas de dinero en efectivo del Reino de Kuwait que debía costear el armado de cada buque y las compensaciones de sus tripulantes. Con los sauditas tuvieron menos suerte ya que los jeques, asesorados por los estadounidenses, pidieron documentar cualquier tipo de cooperación dineraria solicitada para gastos.



Tras varias tratativas previas, con la visita de un importante funcionario kuwaití a Buenos Aires a mediados del mes de septiembre de 1990, (según documentos extraoficiales) se acordó a puertas cerradas el pago mediante una entidad bancaria extranjera de 22 millones de dólares en agradecimiento de la ayuda extendida ¿Qué sucedió con ese dinero? Nadie lo sabe. 




Estos son los que viajaron al Reino Unido a visitar el Banco donde se deposito la plata.


Pero allí no terminaría la recaudación. Según reportes de fuentes de la inteligencia naval británica (NID) en EAU –operando dentro de la estructura de SRIG- (con estrechos lazos con el Mutkhabarat), los jeques estaban complacidos, en particular los viejos jeques Rashid Ben Saeed Al Matkoum (Emir de Dubai) y Zayed bin Sultan Al Nahyan (Emir de Abu Dhabi) con la llegada de los argentinos y por fuera de las tratativas oficiales estaban dispuestos a compensar a sus exóticos visitantes con dinero fresco (Una costumbre tribal).


Para ello a mediados de diciembre la gobernación de Abu Dhabi resolvió que una legación representativa visitaría a las unidades que estaban en el puerto. Ello coincidiría con la visita de altos funcionarios argentinos que llegarían para la Navidad en momentos que la dársena se veía movilizada por la algarabía y los festejos de los marinos españoles.


El 24 de diciembre representantes del emirato habrían tenido un encuentro previo con la comitiva argentina recién llegada a Abu Dhabi. Según una fuente de ese momento, la intensión del Emir era la de subir junto a los visitantes al buque comando del “Grupo Alfil” anclado en puerto para otorgarles un “reconocimiento” en agradecimiento por la protección que estaban brindando al emirato.


Según el reporte, la comitiva árabe llevaba consigo un maletín con unos US $300.000 dolares estadounidenses que estaban destinados (como gratificación) a repartir entre los hombres de cada buque. En ese momento la visita fue pospuesta y los únicos que concurrieron a visitar a los marinos fueron los tres funcionarios argentinos quienes no llevaron ese maletín. Por supuesto que nunca dijeron nada sobre esto, salvo a parte de la oficialidad a cargo de la misión. Fue así que pasada la cena de Navidad, dos de esos funcionarios se retiraron y en unas horas estaban rumbo a Europa.





Al parecer los emiratís nunca supieron de este desvío y creyendo que sus huéspedes (los tripulantes de los buques) habían recibido aquella primera gratificación, una semana después se acercaron a los buques en puerto para entregarles un segundo maletín conteniendo otros 300.000 dolares. La ofrenda habría sido entregada al “CGT R” y a sus oficiales quienes se comprometieron a guardarla para posterior reparto a imputar en sus viáticos.


La versión que se hizo correr para que no se despertaran sospechas entre los presentes –especialmente entre las tripulaciones- sobre la visita de los emiratíes fue que “los jeques querían comprar una de las unidades”, algo que era muy poco creíble.


ALTE.(R) EMILIO OSSES

El militar de aquella comitiva que se quedó a bordo de uno de los buques era nada menos que el Comandante del Estado Mayor Alte Emilio Osses quien según fuentes en el puerto emiratí de “Fujaira” desembarcaría 48 horas más tarde para regresar a Buenos Aires. No se supo que papel jugo en la suerte de esos maletines aunque no debió ignorar la entrega del primer maletín.




Sobre que sucedió con esos 22 millones de dólares entregados por los kuwaitíes y los 600 mil dólares emiratíes que contenían esos maletines, nunca se supo nada, al menos no lo supieron sus verdaderos destinatarios.

8/5/20

HELICOPTEROS DE LA FLOTA RUSA EN EL PACIFICO



Los helicópteros de la Armada rusa 'destruyen' buques enemigos


Un Ka-29 de la Armada de Rusia

Los pilotos de helicópteros de la Flota del Pacífico rusa pusieron a prueba sus habilidades a la hora de pilotar los Kamov Ka-29 y emplear su armamento contra buques enemigos.


Durante las maniobras, que se celebraron en la región de Kamchatka, los militares efectuaron más de 15 ataques con misiles contra lanchas enemigas, que simulaban el desembarque de tropas en la costa de Rusia.




Para contrarrestar al enemigo, los pilotos de los helicópteros de transporte militar emplearon misiles no guiados y cañones suspendidos bajo sus alas. Según la leyenda, parte de las tropas enemigas logró llegar a la orilla, razón por la cual los helicópteros volvieron para efectuar un ataque contra blancos terrestres.

MAS DE 60 BUQUES DE GUERRA PARA RUSIA AÑO 2023


Más de 60 buques de guerra se habrán incorporado a la Armada rusa para 2023



Más de 60 buques de guerra se habrán incorporado a la Armada rusa antes de finalizar el año 2022, dijo el viceministro de Defensa Alexéi Krivoruchko.

"Las empresas de construcciones navales han alcanzado el ritmo necesario para entregar este año a la Armada 22 buques de guerra [submarinos lanzamisiles estratégicos y multipropósito, corbetas, buques lanzamisiles, dragaminas y lanchas de combate], así como 15 embarcaciones auxiliares", declaró Krivoruchko a la revista Natsionalnaya oborona 

[Defensa nacional] cuyo número de mayo saldrá a la luz en los próximos días.

En el año 2021, según el viceministro, la Armada recibirá 20 buques de guerra y 20 embarcaciones auxiliares.

Un buque de guerra (imagen referencial)

7/5/20

UN GRUPO DE ATAQUE DE LA OTAN SE ACERCO A LAS FRONTERAS RUSAS.


¿Por qué un grupo de destructores de EEUU se acercó a las costas del norte de Rusia?




Un grupo de ataque naval de la OTAN se acercó a las fronteras rusas al entrar en el mar de Bárents el pasado 4 de mayo, por primera vez desde la Guerra Fría. ¿Qué objetivos persiguen los destructores estadounidenses en el Ártico?
El grupo de ataque está compuesto por los destructores de misiles USS Donald Cook, USS Porter y USS Roosevelt, todos de la clase Arleigh Burke, y la fragata británica HMS Kent, que navegan acompañados de un buque de apoyo USNS Supply.


El Pentágono explica para qué envió sus buques a las costas del norte ruso
Según el Pentágono, los buques navegan para "asegurar la libertad de navegación y demostrar una integración entre los aliados".
Estados Unidos aseguró haber notificado con antelación a Rusia que sus buques de guerra entrarían en el mar de Bárents.

El 5 de mayo, Rusia cerró parte de la zona del mar de Bárents para los ejercicios de disparos de artillería del crucero de misiles Mariscal Ustinov. Uno de los buques más poderosos de la flota fue a saludar a los barcos del grupo naval de la OTAN con unos fuegos artificiales, comenta el columnista de la edición en ruso de Sputnik, Andréi Kots.

Según el experto militar ruso, Víktor Murajovski, la entrada de los destructores estadounidenses en el mar de Bárents es un perfecto entrenamiento para el sistema ruso de vigilancia de la situación aérea, submarina y de superficie.
"En tales situaciones, una o dos naves deben acompañar a un grupo de probables adversarios. La aviación también vigila a los visitantes. Por lo general, los submarinos también están involucrados", comentó Murajovski, editor jefe de la revista Export Vooruzheni.

Según el analista, el Pentágono está cambiando su estrategia general.
"Después del final de la Guerra Fría, los estadounidenses no consideraron a la Armada Rusa un digno oponente. (...)

 Pero en los últimos años se ha vuelto a hablar en Washington de la necesidad de centrarse en la confrontación con las grandes potencias de Rusia y China. Y están cambiando el concepto de la preparación operacional y de combate, la estructura de las fuerzas armadas, incluso las armas y la maquinaria bélica. Y uno de los elementos del nuevo concepto es el ingreso de un grupo naval en el mar de Bárents", analizó.

6/5/20

TENSION AEREA ENTRE GRECIA Y TURQUIA


Cazas griegos interceptan y ponen en su mira a naves turcas

Caza Dassault Mirage 2000 (archivo)


Dos cazas polivalentes de la Fuerza Aérea Helénica Mirage 2000-5EG Mk2 despegaron el 3 de mayo de su aeródromo para interceptar dos cazas turcos F-16 que sobrevolaban el espacio aéreo sobre el mar Egeo. La Fuerza Aérea de Grecia publicó el vídeo del altercado entre los aviones de combate visto desde los ojos de uno de sus pilotos.


Los cazas turcos presuntamente persiguieron al helicóptero NH-90 que llevaba a bordo al ministro de Defensa de Grecia, Nikos Panagiotopoulos. El vídeo fue grabado con la cámara de visualización frontal o HUD (visualización cabeza-arriba, por sus siglas en inglés) por uno de los pilotos griegos pertenecientes al regimiento 331 Mira Thiseas.


"Lo tengo", dijo el piloto que desafió al F-16 turco.

Según el vídeo, los cazas griegos iniciaron la interceptación de las naves turcas a una altitud de 7.600 metros y bajaron hasta los casi 3.950 metros de una manera moderada y dando una vuelta que cambió su dirección de vuelo.

Sin embargo, no se observan virajes con altos niveles de sobrecarga ni maniobras excesivamente agresivas. Por lo cual se puede llegar a la conclusión de que los dos cazas no están luchando de una manera tan dura como uno podría esperar de un real combate aéreo.



Debido a que el caza turco no maniobra de manera enérgica (o, tal vez, debido a un mal manejo por parte del piloto turco), el F-16 no reacciona cómo se esperaría que lo hiciera esta aeronave bajo estas condiciones.


"Se parece más a un entrenamiento con un blanco cooperante que a una verdadera pelea", comentó al portal el piloto Alessandro Gonzo Olivares.

Mientras tanto, en las imágenes se puede apreciar que el HUD estaba en modo de combate aéreo cerrado, en el cual el piloto puede usar tanto su cañón como los misiles guiados por infrarrojos de corto alcance. De hecho, en el vídeo se ve una línea que calcula continuamente la trayectoria de impacto en caso de usar el cañón. También se oye la señal que indica el funcionamiento de las ojivas infrarrojas de los misiles. 




A pesar de que ambas naciones son aliados de la OTAN, Grecia acusa frecuentemente a los aviones de la Fuerza Aérea turca de violar el espacio aéreo sobre las islas disputadas del mar Egeo. El país helénico reclama 10 millas de espacio aéreo alrededor de una cadena de islas griegas alineadas a lo largo de la costa oeste turca, mientras que Turquía reconoce tan solo seis millas.

24/4/20

“LLEGANDO AL TEATRO”


Micelaneas y algunas anécdotas de como fue la travesía del G.T.88 de la Armada Argentina en su camino al Golfo Pérsico en 1990





Son muchos los aspectos que pueden describir la preparación de una fuerza de hombres para dirigirse hacia una contienda bélica, pero pocas son las oportunidades que aquellos (sus protagonistas) tienen para poder expresarlas más, cuando poco o nada sabían hacia donde se dirigían y cuales serían las consecuencias.


La campaña naval argentina al Golfo Pérsico enviada el 25 de septiembre de 1990 es una de esas ocasiones que ha quedado grabadas a fuego en la historia contemporánea y también en la memoria de sus protagonistas. Fue la inserción brutal de la Argentina y un modesto aporte al llamado “nuevo orden mundial” que la administración republicana de George H. Bush inauguraría desde el final de este conflicto. Quienes sino sus protagonistas recuerdan como si fuera ayer los entretelones y los pormenores de aquellas jornadas de nervios e incertidumbres en las calurosas y peligrosas aguas orientales.


“A pesar de que sabíamos lo que ocurría, nunca hubiera imaginado estar involucrado en esta campaña”, comento uno de los suboficiales aeronáuticos que pronto sería incluido en la “División Víctor” para formar parte de la misión.


El grupo naval “G.T. 88.00” compuesto por el destructor “ARA Almirante Brown” y la corbeta “ARA Spiro” que zarpo de su base en Puerto Belgrano en la primavera de 1990, tuvieron una extensa travesía para poder cumplir con las ordenes que se le impartieron en un primer momento, “llegar a la zona de operaciones y ponerse a disposición del Comando a cargo”. Ninguno de sus tripulantes abordo, incluyendo a la misma oficialidad tenían certeza sobre cuál sería dicho comando y bajo que normativa se desenvolverían.


En rasgos generales lo único que sabían a ciencia cierta era lo que escuchaban por los medios de aquel entonces (radio y televisión) y lo que les había comunicado sus propios mandos, resumiéndose en que irían en una misión enmarcada en el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas en particular la n° 661 sin por supuesto, explicarles sus alcances y naturaleza jurídica.

Mecánicos "Aluette" a bordo del "ARA Ate Brown" 1990



Una cosa si había quedado clara, no había señales de que personal de Naciones Unidas (observadores o algún representante) estuviera al pendiente por reunirse con ellos antes de su salida del país o que estuvieran esperándoles en aquellos lugares. Ni antes de la zarpada ni en el embarque y mucho menos en la navegación, se presento algún miembro de esa organización para dar una charla o recibir instrucciones de despliegue en sus funciones de “mantenimiento de la paz” como se solía hacer cuando una unidad era puesta bajo la autoridad de uno de sus comandantes (Cascos Azules).


Los eventos por aquel entonces, se movieron a gran velocidad y cada uno de los seleccionados para componer las dotaciones de cada buque, experimentaron en sus propias personas, todo lo que implicaba la suerte de aquella designación. No solo el estado material del buque debía estar preparado para sortear posibles contingencias en una zona –que hasta esos momentos pensaban- solo era de un potencial conflicto, sino también su personal embarcado. El estado psico-fisico de cada uno de los tripulantes era imprescindible para cubrir las tareas que estarían por venir. Las características de la región a la que serían enviados requerían protecciones “extra” para reforzarles sus sistemas inmunológicos. Las vacunas que se les inyectaron a cada tripulante contra varias enfermedades tropicales y exóticas como la Malaria, combinadas con otras –de las cuales nunca fueron informados- para prevenir la posible acción de agentes tóxicos y/o biológicos (ej.: Botulismo; Antrax; Viruela etc) de armamento presente en la región, fue un prologo inconsciente de qué se trataba aquel asunto y la magnitud en lo que se iban a meter.


A lo lejos el Portaaviones "USS-Midway"

Así como en la faz política y diplomática aún se mantienen muchos secretos detrás de la crisis que se desató el 2 de agosto de 1990, en cuanto a la operación naval argentina enviada a una región del planeta en la que jamás sus buques y hombres habían operado, poco o nada se sabe. A medida que fueron acercándose a su destino, ambas tripulaciones comenzaron a sentir el rigor del clima y de la tensión que flotaba en la atmósfera. Como lo expreso uno de estos tripulantes, el asombro ante parajes tan extraños y a la vez maravillosos, le daba otra dimensión a las rutinarias tareas de la navegación.


Tras cruzar el atlántico y llegar a las costas africanas, comenzaron a darse cuenta que estaban muy lejos de casa y a medida que avanzaban por el Mediterráneo con ese sentimiento a cuestas las preguntas afloraban en la mente de muchos de ellos ¿Saddam Hussein arrugará y no sucederá nada?, ¿Quedará como una anécdota como en la crisis de los misiles soviéticos a Cuba en la década de los sesentas? O ¿Nos veremos en el medio de una situación alejada a las tareas de bloqueo naval? Y es que a pesar de la poca información a la que estaban expuestos, los supuestos y los rumores sobre la inflexibilidad diplomática y la complejidad de la situación volaban con el viento. Y es que las especulaciones que algunos de ellos realizaban no estaban erradas ya que Iraq tras una larga guerra contra su vecino Irán –y con la ayuda de Occidente y EEUU a la cabeza- había armado un gigantesco y capacitado ejército que lo posicionaba en el 4° lugar de los más poderosos del mundo.


Ciertamente que si estaban yendo a hostigar a una nación con una tamaña capacidad bélica y extensa experiencia en combate –máxime cuando no existía mandato de paz alguno-, las probabilidades de una respuesta con consecuencias dañosas se magnificaban en grado sumo. Es más, los preparativos que fueron realizando en navegación informaban de que debían estar listos para posibles enfrentamientos armados. Los ejercicios de tiro, la calibración de los cañones automáticos (OTO MELARA y BREDA BOFORS), la calibración de la firma magnética de cada buque para evitar minas, el armado de los helicópteros embarcados, y los ensayos de abandono de la nave lo dejaban más que evidente.


En aquellos momentos, las amenazas potenciales que existían en el Golfo eran variadas y fatales. La guerra entre Irán e Iraq apenas había culminado dos años antes (1988) y aún persistía la inestabilidad entre ambos países. Aquella guerra fue uno de los campos de ensayo para los más variados sistemas de misiles tanto tierra-tierra como los antibuque en sus más ingeniosas adaptaciones (MM-38 y SS-N2-Styx). Para quienes estaban familiarizados con noticias de lo que ocurría unos años antes en esa región, recordarían uno de los episodios que les costo muy caro a los estadounidenses cuando navegaban confiadamente por la misma ruta que más tarde transitarían ellos.


El 17 de mayo de 1987 la fragata de clase Oliver Hazard Perry, el “USS Stark” (FFG-31) cuando patrullaba sin novedad las aguas del norte del Golfo recibió sorpresivamente dos impactos de misiles “AM-39 EXOCET” lanzados desde un avión Mirage F1 iraquí que los operadores del puente nunca vieron venir. Según las crónicas de aquel momento, el piloto iraquí confundió a la fragata con un petrolero iraní, excusa que la Casa Blanca acepto por conveniencias políticas del momento. A pesar de los sofisticados sistemas de contramedidas electrónicas y defensa del buque (PHALANX), no pudieron siquiera captar el lanzamiento de los misiles. Con semejante episodio como antecedente, las preguntas afloraban por si mismas ¿Qué podrían hacer con sus modestos sistemas de radar si algo similar los amenazara? El resultado de aquel ataque fue la inutilización y la salida de servicio del buque, 28 marinos muertos y más de 10 heridos. El incidente había sucedido apenas tres años antes y ello dejaba a la vista la posibilidad de que ello se repitiera con el agravante de que habrían otros sistemas más modernos a disposición de los iraquíes.


Pero la rutina de la navegación ayudaba a matar esos pensamientos aunque había otras amenazas más silenciosas y desconocidas que podían acecharles durante la misión. Recuerdan algunos de ellos y a la distancia, que aquellas aburridas clases sobre guerra Química, Biológica y Nuclear (N.B.Q.) tenían un propósito que a medida que se aproximaban al Teatro, comenzaban a volverse más palpables con la realización de ejercicios que precisamente simulaban la contaminación tras un ataque con estos elementos.


Cuando estaban llegando al Mar Rojo sin saberlo, estaban ingresando a una parte del Teatro de Operaciones de un conflicto que (sin que ellos lo supieran) ya se estaba diagramando en las “mesas de planificación estratégica” y de ejercicios simulados en computadora (INTERNAL LOOK 90) en los cuarteles del CENTCOM y MARCENT en las ciudades sauditas de Riad y Darham y que más tarde iba a estallar sin remedio bajo la denominación “Desert Storm”. Fue en esas aguas que además de asombrarse por el incesante tráfico de esos gigantescos buques mercantes atiborrados de conteiners y de buques de guerra de varias nacionalidades, tuvieron aquel accidente de uno de sus helicópteros embarcados “Aluette” (3H112) que además de hacer traspirar a los capitanes del grupo, les quito el sueño a los mecánicos aeronáuticos de abordo.


cruzando al portaaviones USS-Midway 1990

De ese evento los tripulantes sacaron el aspecto positivo y el ánimo no se vió afectado. Además de no haber pérdidas humanas, la experiencia sirvió para ensayar una situación que podría llegar a darse en medio de las operaciones reales como es un amarizaje forzoso, rescate de la tripulación y el izado de la nave, maniobras que podían complicarse en medio de una zona bajo situación de guerra. Dos días después (el 3 de noviembre) tras cruzar el estrecho “Bab Al Mandab” que por lo que pudieron ver, estaba controlado por los franceses, ingresarían a las aguas del Golfo de Adén que baña las costas del Yemen (en esos momentos un aliado político de Iraq) para dirigirse al Mar Arábigo.


El 5 de noviembre el grupo alcanzaba las 10.000 millas de navegación y ya en ruta final tras llegar al Golfo de Omán se aprestaban para girar hacia el norte y pasar por el estrecho de Ormuz y de ese modo ingresar en las aguas del Golfo Pérsico que dicho sea de paso, no todos los navíos que compondrían la “fuerza multinacional” se atreverían a incursionar.


Recién para comienzos del mes de noviembre de 1990 llegaban al Golfo Pérsico, epicentro de las operaciones navales que dirigían los norteamericanos desde Riad y una vez allí, comenzarían a tomar dimensión y real conocimiento en la que se estaban metiendo. Fue en esos momentos y tras pasar por las costas del Sultanato de Omán y bordear las costas de los Emiratos Árabes Unidos comenzaron a tomar contacto directo con quienes realmente estaban a cargo, los estadounidenses. Fue así como los oficiales a cargo se reportaron a sus pares norteamericanos del Comando Central Estadounidense (US CENTCOM) y a partir de ahí, tras recibir instrucciones iniciales de un oficial estadounidense, fueron asignados como unidad de operaciones tácticas bajo la denominación “Alfil 1”, pasando a conformar la estructura de la primera fase operativa denominada “Desert Shield” pero esa, es otra historia.

1/4/20

"COMBATIENDO AL CORONAVIRUS"


¿Puede la OTAN y la Infantería de Marina de los EEUU combatir una pandemia?



El 2 de abril mientras en Argentina se cumplía un nuevo aniversario de la recuperación de las islas Malvinas, Sandwiches y Georgias del sur ocupadas por Gran Bretaña, en Europa se celebraba una conferencia virtual por video entre los 30 ministros de Asuntos exteriores de los miembros de la OTAN para encargarle al Comandante Supremo Aliado (ACO) el General estadounidense Tod Wolters tomar las medidas necesarias para combatir al Coronavirus. 

Al conocer esta noticia nos preguntamos ¿Combatir a un virus?


Casualmente dos semanas antes, 20.000 efectivos estadounidenses y variado equipamiento llegaban discretamente a Europa desperdigadas en 7 aeropuertos con la intensión de no causar alarma entre la opinión pública de la Unión Europea. 

 Las mismas se sumaron a otros 10.000 que ya estaban desplegados en suelo europeo. La movilización coincide con los ejercicios de guerra “Europe Defender 20” que comenzaron en abril y pese a la pandemia declarada por la OMS, se extenderán hasta junio (tal vez para combatir el virus).


Pero más allá de las órdenes que salen de la sede central de la OTAN en Bruselas, estas tropas salieron de EEUU y para ello necesitaron ser autorizadas por el presidente Donald Trump quien mantiene una muy compleja relación “amor-odio” con los generales del Pentágono que por sus contrariedades, ha venido degradando su imagen entre la influyente comunidad militar que en algunos estratos –en actividad y retiro- lo han catalogado lisa y llanamente como “ignorante y caprichoso”.


No olvidemos como Trump ha estado despotricando continuamente contra sus aliados europeos –entre otras cuestiones- por no cooperar en el mantenimiento dinerario de las operaciones de la organización atlántica, algo que llevo a discusiones épicas con sus generales dentro del “Tanque” en el Pentágono, especialmente con el general “Mattis” que al ser respaldado en sus posiciones por el entonces Secretario de Estado Rex Tillerson termino costándole el puesto a este último.


Si éste despliegue se ha producido pese a las advertencias de la OMS sobre la compleja situación sanitaria en Europa, algo muy importante se prevé.


Al parecer aquel mandato impartido al Comandante Supremo Wolters vino a coincidir con este conveniente despliegue militar en las fronteras de la Federación rusa (Aliado de China). Sospecho que detrás de este movimiento, hay un objetivo estratégico que va más allá de contener a Rusia y que se relaciona con la actual situación con China.
Como de costumbre este tipo de noticias no circula por los medios (democráticos) con la misma transparencia y velocidad que debiera requerir, máxime con la saturación informativa existente sobre la “pandemia” y las consecuencias “catastróficas” que la misma está causando.


Pero como ya lo habíamos dicho antes, los asuntos geopolíticos prosiguen sin pausa solamente, que pasan desapercibidos y enmascarados detrás de las diversas interpretaciones mediáticas sobre ésta pandemia. El envio de buques de guerra estadounidenses a las aguas del Caribe en la última semana –con apoyo de los miembros de la OTAN- se enmarca en estos asuntos aunque, como se pudo ver, tuvo un abrupto desenlace. En este marco es que se llevo a cabo esta conferencia que termino con este criptico “mandato” poco claro y en cierta medida, nada entendible desde un punto de vista del sentido común ya que ¿Cómo diablos la organización atlántica con misiones eminentemente militares y comprobadamente ofensivas puede contribuir a combatir un virus? El contingente que se ha desplegado en Europa no es de médicos sino de soldados. Sin dudas, esto huele muy mal.


Como suele decirse “nada es casual”. El encargo de los miembros de la organización se produce en un momento muy peculiar en el cual, además del estado de excepción instaurado a nivel global, se están produciendo profundas reformas y recortes presupuestarios en el área militar de las Fuerzas Armadas de los EEUU –el pilar de la OTAN- que a la vista de algunos expertos, estarían siendo orientadas para operar en breve en ciertos escenarios en particular. Si alguien sospecha que uno de esos escenarios es Asia, no se equivoca.


Aunque Rusia e Irán siguen siendo escenarios de posibles incursiones militares a mediano plazo, las actuales circunstancias (vinculadas a la pandemia) habrían llevado a poner atención en otras prioridades inmediatas que se vínculan con la región de donde apareció.



CH-53 de la USMC

Se sabe que para llevar adelante operaciones en un determinado terreno, se deben considerar los aspectos escenciales operacionales como son el transporte de tropas, la logística y el equipamiento necesarios para realizarlo. En este sentido, un batallón de marines con equipamiento de vehículos blindados, vestimentas y armas adaptadas a combates en zonas desérticas con temperaturas de 50° C no será muy útil en terrenos irregulares y escarpados, de visibilidad entrecortada por la topografía poblada de selva, condiciones climáticas húmedas como las que podrían encontrar en el centro y sur de Asia. Y adivinen que escenario combina con estos detalles. Así es, China Meridional.


Para estos menesteres es la infantería de marina la fuerza requerida aunque con urgentes cambios.


Pero las reformas que se estarían implementando en el Cuerpo de Marines (USMC) iniciadas en 2019 y con miras a extenderse paulatinamente hasta 2030 tenderían a reducir el uso de componentes innecesarios (obuses remolcados, tanques, aviones y cuerpos de ingenieros entre otros) y dotarles de nuevos medios de transporte para llevar adelante operaciones de intervención anfibia en zonas muy alejadas y con las característica acorde a como serian los islotes del Mar Meridional de la China. Esto no significa que Washington termine con sus operaciones en Siria e Iraq y mucho menos desconecte su colaboración con los esfuerzos sauditas por derrotar a los yemenitas. No, en estos últimos casos será responsabilidad absoluta del ejército estadounidense y sus aliados británicos mantener la situación.


Solo estaríamos ante una compactación del Cuerpo de Marines para que recuperen sus operaciones originales (mar-tierra) con mayor eficiencia y velocidad.


El nuevo objetivo estratégico demanda una fuerza de infantería renovada y abocada a las tareas anfibias propias, revelando que hay un escenario de interés prioritario para Washington.


Una de las reformas en vista, es la de retomar su función táctica original como es el típico desembarco en una costa o playa, solo que utilizando nuevos medios. Sus acciones estarán centradas en operaciones aerotransportadas rápidas -con Convertiplanos Osprey y helicópteros CH-53E- con equipos más reducidos y dotados de mayor autonomía operativa (dejando en la historia el apoyo blindado y la movilidad motorizada).


Si bien entre sus recortes existe un plan de reducir el número de blindados (que seguramente se los venderán a Iraq y los sauditas), ello no significa que no los vaya a utilizar entre sus filas. Solo que se está hablando de una profunda reforma del arma de la infantería de marina para que pueda operar con mayor eficacia contra los intentos de China por ocupar islotes y franjas de tierras en zonas de países cooperadores con Washington.


Situación para las operaciones en el Mar Meridional

Para ello los “marines” deben poder intervenir en forma rápida y eficaz en un escenario martimo complejo compuesto de unas 250 pequeñas islas con atolones y cayos en las cual no serán de utilidad para su neta función expedicionaria el desembarco de blindados, piezas de artillería y equipo pesado. El control de una porción de estas islas dará un control estratégico del Mar Meridional buscando degradar las rutas comerciales chinas.


Como sea y a la par de estos cambios, tras el encargo al Comandante Supremo, la OTAN ha intensificado sus operaciones aéreas en los países nórdicos en particular en Noruega demostrando que cuenta con una amplia libertad de movimiento de sus aviones utilizando las rutas aéreas civiles –actualmente sin tránsito- lo que ha alertado a Rusia. 

Igualmente todo este ajetreo estaría estrechamente vinculado a devolver gentilezas a China por el primer episodio con consecuencias globales que se enmarca en lo que para muchos es la III guerra mundial en marcha y que lamentablemente continuara ¿O es que acaso, Ud sigue creyendo que el COVID-19 es de origen natural?

31/3/20

EL DOCUMENTO LLEVA FECHA DEL 29 DE AGOSTO PASADO, EL Nº 125/90 CALIFICADO COMO SECRETO

KUWAIT: LA GUERRA DEL "MUNDO NUEVO" OSCAR RAUL CARDOSO (Periodista especializado del Diario "CLARIN")


Nadie puede asegurar que la crisis del Golfo Pérsico no haya devenido en este final de 1990 en una ruleta global sobre cuyo paño tanto Saddam Hussein como George Bush realizaron sucesivas apuestas de alto riesgo, embarcando en ellas al resto del planeta en forma tan masiva como no se presenciaba desde la II Guerra Mundial. Menos aun, nadie -esté de un lado o del otro de la cuestión- puede hoy, con un grado mínimo de seriedad, vaticinar en cual casillero se detendrá la bolilla. Toda decisión humana se mide por sus resultados y a esta regla no escapan las que adoptaron hasta aquí, y deberán seguir adoptando, los jefes de estado de los Estados Unidos e Irak. 

Es bueno tener presente también que la historia enseña que la instancia de los resultados suele, muy frecuentemente, dejar espacio solo para el lamento. Desde que Descartes formuló su contribución al desarrollo del pensamiento occidental se sabe que, antes de conocer aquellos resultados, las decisiones se hacen fuertes o débiles en los argumentos que las informan y en el hilo conductor que une a estos. La primera prueba de cada acción humana es la de la razón. Hussein y Bush transformaron al mundo en un gran escenario en el que el pie para la intervención de cada actor proviene del exterior.

 El mismo carácter de la crisis global hace que las distancias se desvanezcan y que intereses naciónales diversos den la ilusión de ser repentinamente homogéneos. A esta altura del desarrollo de los hechos parece haber espacio solo para esperar que la destrucción de las armas diseñe el escenario sobre el cual podrá comenzar a ensayarse un balance con aspiración de ser definitivo. Pero el modo en que se desarrollo hasta aquí la crisis, los cien días que median desde la invasión de Kuwait por parte de Irak, hace que las pruebas parciales de la razón solo puedan aplicarse a las primeras decisiones políticas y económicas. 

La propia blietzkrieg iraquí del pasado 2 de agosto constituyó poco más que un desfile de doce horas(1), con algunos disturbios. Esto la convierte más en una acción política que militar. En un sentido que no pretende pecar en la ironía, y teniendo en cuenta solo las acciónes cotidianas, sr. decirse que la ocupación iraquí se encuadra mejor en un marco delictivo de escala gigantesca (saqueo, secuestros extorsivos, crisis de rehenes, etcétera) que en una operación militar. 

Por lo demás, el despliegue militar de Occidente y, en especial, el masivo emplazamiento de tropas norteamericanas en la región del Golfo Pérsico solo puede ser juzgado hasta ahora en términos políticos. Sobre la capacidad bélica norteamericana existen grandes interrogantes. 

Algunas de las polémicas más intensas que hoy se registran en Estados Unidos están referidas precisamente a la eficacia real de esa demostración de fuerza, si la confrontación se vuelve inevitable. Uno de los interrogantes mayores que debe despejar el conflicto es aquel referido a la inteligencia del elefantiásico programa armamentista norteamericano de la pasada década, El billón de dólares(2) invertido en el fortalecimiento militar norteamericano por Ronald Reagan está por rendir su primer examen de magnitud y algunos expertos advierten que no es seguro, ni mucho menos, que lo pase con las mejores calificaciones. Es interesante apuntar aquí, sin embargo, que más allá de los resultados estrictamente militares que arroje en acción el aparato bélico renovado y multiplicado en los años 80, éste aportó ya a Washington un significativo rédito político al enfrentar a la superpotencia socialista y a su antiguo bloque de influencia con una creciente tensión en la carrera armamentista que en mucho contribuyó al colapso de la economía comandada de estos países.

 En forma independiente del resultado final de la crisis del Golfo, lo cierto es que la decisión de Hussein ha tenido ya un impacto determinante en las relaciones internacionales y transformo en verdad inapelable el lugar común que vaticina que nada volverá a ser igual que antes. 

Como la crisis está en pleno desarrollo y varios de sus protagonistas viven hoy en ascuas por el nivel de incertidumbre -notoriamente Bush y Hussein están jugando su suerte personal y política en esta confrontación-, el presente papel se limitará a examinar solo aquellos aspectos políticos del conflicto sobre los cuales sea total la certeza de su potencial transformador para elsistema de relaciones globales de poder.

 Aunque Hussein no sobreviva en el poder, ni logre conservar el territorio que tomó por asalto y aun cuando Bush no pueda articular -tal y como lo imagina hoy- un nuevo perfil para la hegemonía norteamericana en aquellas relaciones, el escenario político internacional ya ha sido modificado.

 La crisis del Golfo Pérsico no es solo una guerra potencial. Si se acepta la, premisa -proclamada por el propio Bush después de su última cumbre con Mijail Gorbachov(3)- de que hay un nuevo orden internacional en gestación, éste aspirará a ser convalidado por todas las regiones del globo. 

El problema de Bush no es entonces solo jurídico, militar y económico, sino también -y muy especialmente- uno de construcción de legitimidad política capaz de perdurar en el tiempo. Este proceso de cambio es aun más poderoso que los ejércitos que intentan conducirlo. 

Supone la reformulación de dogmas viejos y aceptados durante generaciones y de otros mucho más nuevos que, sin embargo, habían comenzado a ser convalidados por ese malentendido que se llama sabiduría colectiva.

 II 

El primer efecto del conflicto del Golfo Pérsico fue el de despertar a Occidente de su fantasía poshistórica. Para ponerlo en las palabras uno de los editorialistas de The Economist en el primer análisis tras la invasión:

 "Todo era un poco demasiado ensoñador. La guerra fría había terminado, el dividendo de la paz estaba camino del banco. Todo lo que restaba era un poco de desprolijidad en la periferia. En trozos del Cercano Oriente, de Africa y de Asia aun era necesario ganar unos cuantos conversos más para las grandes ideas de la paz, los mercados libres y la democracia. Aquí y allá -y especialmente en el mundo árabe- pervivían pequeñas y medianas dictaduras. Pero no retrasarían mucho más la inevitable marcha de la historia. 

Despierta, mundo, después de tus festejos pos-guerra fría y enfrenta tu resaca.

"(4) ¿Qué sostenía la fantasía poshistórica según su principal téorico, Francis Fukuyama(5)

? La idea de Occidente - la organización política según la democracia y la económica según las leyes de propiedad privada y del mercado- había derrocado a sus tres grandes enemigos en este siglo: los restos del absolutismo, elfascismo y el marxismo.

 Lo que el mundo enfrentaba, luego de la caida del muro de Berlin y lo que este derrumbe encarnó, era según Fukuyama el límite de la posibilidad de desarrollo ideológico de la humanidad. Enarbolando las ideas que Hegel había desarrollado en su Fenomenología del Espíritu, luego del triunfo de Napoleón sobre Prusia, Fukuyama arribó hace un año en Washington a la misma conclusión que pensador alemán extrajo de su realidad en lena en 1806: la historia, entendida como la evolución de las ideas, había llegado a su fin. Fukuyama vaticinó un mundo en el que generales y filósofos serían apenas un remanente curioso -y ahora ocioso- del pasado, un mundo en el que no habría causas por las cuales pelear o morir.

 Los soldados que hoy cavan trincheras en el desierto parecen estar haciendo añicos con sus palas el impecable razonamiento de este teórico nipo-americano al cual, quizá por su posición como planificador del Departamento de Estado, muchos identificaron como un intento por racionalizar la era Bush. 

Fue 1989, al que muchos comentaristas coincidieron en bautizar con el pretencioso título de annus mirabilis(6), el año que trajo consigo la promesa del triunfo definitivo de la idea de Occidente. Esta promesa es la que se derrite hoy bajo elsol de la región del mundo conocida como el Golfo Pérsico. 

El Golfo Pérsico (233.100 km2) es una extensión de poca profundidad del Mar Arábigo conectada con el Golfo de Omán a través del Estrecho de Ormuz. Entre sus muchas islas, Bahrain es la más extensa. Su importancia geopolítica se originó como antigua ruta comercial. 

Las primeras conquistas europeas y las rivalidades de las potencias del viejo continente en la región datan del siglo XVII, específicamente con la captura de la ciudad portuguesa de Ormuz por parte de tropas británicas.

 El denominado Tratado Marino Perpetuo de 1853, celebrado entre británicos y árabes formalizó la superioridad delReino Unido en la zona y obtuvo una suerte de reválida internacional en 1907, a través de un nuevo acuerdo. 

El descubrimiento de ricos depósitos petroleros en los años 30 dio al Golfo la relevancia que posee hasta el presente. Luego de la declinación británica y su retiro de la región, tras la II Guerra Mundial, solo los Estados Unidos y la Unión Soviética quedaron sobre el escenario del Golfo Pérsico como competidores extraregionales.

 Las décadas del 60 y del 70 con sus guerras entre árabes e israelies, disturbios fronterizos y disputas por los derechos petroleros dieron al área un perfil de conflicto del cual el iniciado por Bagdad en agosto pasado es apenas la confirmación. Es llamativo que sea un pequeño país como Kuwait (apenas 16.058 kilómetros cuadrados de superficie, dos millones de habitantes y una densidad considerable de 125 personas por km2), aunque inmensamente rico (casi U$S 14.000 dólares de ingreso per capita estimado para 1990 antes de la crisis del Golfo Pérsico), el que halla actuado como detonante de la amenaza de un derrumbe anticipado del orden posguerra fría en gestación. 

Hasta la invasión iraqui, el Emirato de Kuwait era, más que un estado nacional en la definición clásica, una empresa transnacional que asignaba a sus habitantes la nacionalidad o la residencia según un criterio muy similar al que las corporaciones manejan para distinguir entre su personal de planta o permanente y el temporario. Al igual que muchas empresas transnacionales, la política de Kuwait era la de mantener una planta lo más reducida posible y la de apelar a personal temporario en gran cantidad. 

Solo el 41 por ciento de los habitantes del reino gozaba derechos generales y del total de residentes solo poco más del 9% tenía el uso pleno de derechos, entre ellos el de la propiedad. Este antiguo y otrora paupérrimo asentamiento de beduinos, pescadores y nadadores de profundidad en busca de perlas, ubicado en el extremo occidental del Golfo Pérsico fue fundado como entidad estatal feudal -bajo soberania del Imperio Otomano- a mediados del siglo XVII por la dinastía al-Sabah que lo gobernó hasta el pasado 2 de agosto en forma continuada. 

La familia al-Sabah cultiva una larga tradición de apelar, y de su subordinarse, a la protección de potencias extranjeras(7). En 1899 cedió el manejo de sus asuntos exteriores alReino Unido a cambio de la protección por parte de este de su territorio. La independencia plena de Kuwait, que llegó en 1961, es un antecedente importante del presente conflicto.

 Poco tiempo después de haberla proclamado, Irak reclamó formalmente el territorio kuwaití. Fueron entonces tropas británicas -cuya presencia se fundamentó en aquel acuerdo del siglo pasado- las que cumplieron elrol de limitar en los hechos las aspiraciones iraquíes. 

A lo largo de toda su historia, Kuwait ha conocido solo el totalitarismo en su versión árabe, particularmente opresiva, y el gobierno de una dinastía que se ajusta más a la identidad tribal que al molde occidental de monarquía.

 David Pryce-Jones, un autorizado experto, explica este fenómeno tan característico de la región en los siguientes términos: "Convertido por un tratado en el gobernante de un nuevo estado, la cabeza de una familia beduina, o un sheik tribal, se descubre a si mismo como un anacronismo, acostumbrado a prácticas que no ofrecen ayuda alguna para enfrentar las urgentes cuestiones políticas, sociales y económicas del presente. La autoridad despótica no es substituto para las demandas técnicas del gobierno moderno. 

Pero la vida tribal no provee otra forma de institución de gobierno. Arabia Saudita, Bahrain, Kuwait, las siete pequeñas entidades que conforman a los Emiratos Arabes Unidos del Golfo son tribus y aun familias agrandadas y estados solo en el más tenue de los sentidos que da el poseer un nombre, una bandera y un voto en las Naciones Unidas.

 De estos estados solo Kuwait y Bahrain han experimentados con alguna forma no tribal de legislatura y en ambos casos sin éxito y brevemente."(8) Uno de los signos más claros de la tradición de poder de los al-Sabah ha sido el nepotismo, disfrazado de prerrogativas reales. 

Lo sigue siendo aun hoy en que la dinastía carece de territorio nacional fuera del que le presta un Hotel Sheraton de Arabia Saudita al cual elrey Fahd le concede las prerrogativas de la Convención de Viena, en materia de inmunidad. 

En este Sheraton hay un piso sumamente importante para el gobierno de Kuwait en el exilio, que no es el piso en el cual reside el Emir. Es el quinto piso que está completamente dedicado a la administración financiera de los depósitos que tiene Kuwait fuera de su territorio. Kuwait es mencionado -desde las crisis petroleras de los años 70- como la tierra dorada del ingreso per capita más alto del mundo. Puede que se incurra en verdades de perogrullo cuando se sostiene que no todo el brillo proviene del oro y que también es posible medir por estadística.

 Es interesante entonces comprobar como, según el Indice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Kuwait ocupa un lugar inferior al de la Argentina según esa suerte de patrón internacional que mide la forma en que la riqueza y el progreso de los países efectivamente alcanzan a los individuos que los habitan. 

El ingreso per capita kuwaití contrasta con fuerza con los de Egipto, U$S 650, Turquía, U$S 1200, y Jordania U$S 1500, desigualdad que le ha dado a Hussein una de las herramientas propagandísticas regionales más poderosas. La inserción internacional de Kuwait puede establecerse comprobando que es miembro de los principales organismos internacionales, comenzando por la Organización de las Naciones Unidas que lo tiene reconocido como miembro pleno, y en el marco regional pertenece al Consejo de Cooperación del Golfo Pérsico, una suerte de embrión de OTAN del Golfo Pérsico creada, a impulso de Arabia Saudita, en febrero de 1981(9).

 Es además fundador y destacado integrante de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP). ElConsejo debía ser el ámbito para gestar un esquema regional de seguridad pero todos los intentos fracasaron hasta el presente.

 Los mismos motivos que llevaron a su creación -el avance delfundamentalismo islámico a fines de los 70 y la guerra entre Iran e Irak (1980-1988)- resultaron los principales impedimentos para concretar aquel esquema en forma operativa, confirmando el impedimento histórico de los árabes para integrar y actuar en organizaciones colectivas.

 La Liga Arabe de 1945, un catálogo de frustraciones, es quizá el mejor ejemplo histórico de esta imposibilidad árabe. Lo único que el Consejo pudo crear en materia de esquema de seguridad es una institución de ejercicios militares conjuntos, realizados hasta el momento de la invasión del que participaba el pequeño ejército kuwaití(10) y una fuerza de despliegue rápido- o el embrión de una futura fuerza de esas características- cuyo asiento es Arabia Saudita, país que ha aportado el grueso de sus integrantes y también de los fondos necesarios para su manutención.

 Desde 1986 el emir Jamir al-Ahmad al-Jabir al-Sabah -una personalidad poco respetada en el mundo árabegobernaba Kuwait con la suma del poder público, dado que ese año disolvió la Asamblea Nacional de 50 miembros que, en la letra constitucional, debía compartir el poder. Una vez que la tentación parlamentaria fue dejadas atrás, el emir pudo volver a cogobernar solo con su gabinete de dieciséis miembros de los cuales por lo menos la mitad pertenecía a la familia real. En cuanto a los restantes, muchos de ellos estaban unidos a aquella por razones matrimoniales.

 Aunque elConsejo fracasó en sus diseños globales, encontró en Saddam Hussein una suerte de estado-escudo contra la expansión del islamismo shiita -el que subordina la autoridad temporal del estado a la religiosa -que desveló, y aun desvela, a los gobiernos de la región desde el derrocamiento del Sha de Iran en 1979. Durante los ocho años de enfrentamiento entre los ejércitos de Bagdad y de Teherán y aun cuando el Consejo de Cooperación del Golfo intentó mantener una posición de aparente neutralidad, sus miembros aportaron fuerte en asistencia financiera al dique de contención iraquí. 

Solo Kuwait concedió en créditos sin intereses, diez mil millones de dó1ares a Hussein cuya condonación lisa y llana exigió hasta horas antes de la invasión. La cifra impacta -es casi una sexta parte de la deuda externa argentina- pero, hasta donde están contabilizadas las inversiones extranjeras de Kuwait, estas suman 100.000 millones de dólares.

 Otros 50.000 millones de la misma divisa que también están invertidos en Occidente, generalmente en empresas productoras de alta tecnología y vinculadas con el turismo (hoteles, líneas aéreas), pertenecen a la familia al-Sabah. 

La ocupación iraquí de Kuwait ha retirado del mercado mundial de petró1eo cuatro millones de barriles - aproximadamente la misma merma que produjo las crisis de 1973 y 1979-, generando incertidumbre y una consecuente escalada de precios pero, ese mercado ha cambiado mucho desde entonces y las posibilidades de una disrupción prolongada son remotas. 

El cálculo hecho por Hussein parece haber sido errado. Ignora los cambios estructurales en los intereses, domésticos e internacionales, del principal aliado iraquí, la Unión Soviética; los intereses norteamericanos en la región -de los cuales el libre acceso a petróleo barato es el exponente más acabado- y la existencia de garantías explícitas de Washington a estados como Arabia Saudita(11), cuya seguridad se vería seriamente amenazada si Bagdad tuviese éxito en retener el territorio de Kuwait y el control del 20 por ciento de la producción de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y el 25 por ciento de las reservas petroleras mundiales comprobadas. 

Entre los motivos para el escalofrío de Occidente está la posibilidad de que Hussein emerja como un nuevo Saladino -el heroico paladín árabe delsiglo XII- de una derrota militar en la que enfrentó y resistió hasta elfinal a la fuerza más poderosa acumulada en la historia de la humanidad contra una única nación.

 Este es un lujo que la nueva pax americana global que está en gestación desde el colapso delsocialismo no puede permitirse. 

III 

En términos de derecho constitucional y derecho internacional público, la decisión que adoptó el Gobierno argentino respecto del Golfo Pérsico casi puede reducirse a un juego de ingenio político para elegir cuáles artículos se aplican. Un orden mundial en estado de convulsión desaconseja esa ligereza porque lo que está en juego es la forma de insertar al país en un sistema global de seguridad aun en proceso de elaboración. 

La Argentina no escapó -no era razonable esperar que lo hiciese- a la tendencia global de modo que su situación es en esta crisis tan complicada como la de, por ejemplo, Japón.

ARA BROWN

 El Japón pertenece a una región distante y diferente, cuyo poder nacional acumulado es infinitamente mayor y cuya dependencia energética del golfo Pérsico es real(importa de esa zona el 64% del petróleo que consume). América Latina dio una respuesta compleja al desafío. Respaldó, sin fisuras, a la razón y al derecho condenando la agresión iraquí, pero no llegó a ofrecer aun el testimonio que en realidad más interesa a los forjadores de aquel nuevo orden: el concurso -aun simbólico- al esfuerzo bélico. 

Los gobiernos de los grandes, como México y Brasil no están convencidos de que ese camino sea el mejor. Los protagonistas de la crisis y las circunstancias históricas de la Argentina concurrieron para elegirlo como el primer país de este continente que cruzaría la linea de la historia, sumándose a la nueva coalición pos guerra fría.

 Carlos Saúl Menem será juzgado -en algún momento futuro- por la claridad para identificar intereses nacionales y por la eficiencia para servirlos, con la decisión que adoptó. Como gobernante demandó al país el riesgo de vidas y patrimonio. Nadie en su circunstancia puede pedir más y -lo quiera o no- enfrenta elriesgo de convocar a un sacrificio inútil. 

Una vez que se comprende que esta es su esencia, puede analizarse el marco formal de la decisión. Sus elementos centrales son: * El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas legalizó el bloqueo naval -que se extenderá seguramente al espacio aéreo- contra Irak aplicado. 

También autorizó a los estados participantes a solicitar ayuda a otros países recomendando -sin demandar- una respuesta favorable.





ARA SPIRO

 * La Carta Orgánica de la ONU es ley de la Nación Argentina. Las obligaciones que fija -en especial las referidas al mantenimiento y restablecimiento de la paz internacional (Capítulo VII)- son de vigencia plena para el país. El artículo 43 establece con claridad que los miembros del sistema de la ONU se obligan a proveer al organismo la ayuda necesaria. 

* Pero el Consejo no ha demandado -según los términos de la Carta de la ONU- tal contribución ni a la Argentina, ni a ningún otro país. No ha decidido la integración de fuerza de paz alguna y sigue invocando en sus resoluciones la acciones y previstas en el artículo 41, que son no militares. Solo abrió la puerta para el uso de la fuerza para hacer cumplir las sanciones sin mencionar explícitamente la posibilidad y aplicando la limitación de un criterio de razonabilidad. 

* Para que una solicitud de contribución bélica tuviese fuerza plena el Consejo debería haber hallado justificación -hasta ahora no lo hizo- para invocar el artículo 42 (empleo de la fuerza) y aun así la obligación de contribuir estaría condicionada a la elaboración de uno o más convenios especiales. 

El Comité de Estado Mayor (artículo 47) sigue sin ser convocado desde la guerra de Corea y Washington parece ser el más interesado en dejarlo dormir su sopor histórico, porque no quiere transformar en multilateral una cadena de mando que ahora le es exclusiva en esencia. 

Uno de los motivos que llevó ayer a Bush a relevar al jefe de su fuerza aérea fue que éste decidió sincerar la intención de su país de no compartir el mando. 

* La fuerza multinacional desplegada en el golfo no es una fuerza de paz y no todas las posibilidades de acción al alcance de su comando se inscriben en el marco de la ley internacional. 

Puede convertirse, en un abrir y cerrar de ojos históricos, en una fuerza beligerante. * Si existiese una solicitud delConsejo de Seguridad, formulada de acuerdo a derecho, o si la fuerza del golfo se inscribiera en la caracterización denominada de paz la Argentina estaría obligada y el Poder Ejecutivo debería dar cumplimiento. Propios y ajenos en el Congreso no podrían reclamar participación. 

Pero como ninguno de esos requisitos se cumplen en este caso los legisladores tienen las facultades plenas que les concede la Constitución Nacional para autorizar el ingreso a territorio argentino de tropas extranjeras o la salida de efectivos propios al exterior. 

La decisión de enviar tropas argentinas al golfo Pérsico recorrió un sendero jurídico sinuoso como lo demuestra un memorando de la Consejería Legal de la Cancillería que afirma que "por tratarse de una medida facultativa para el Gobierno argentino, el Poder Ejecutivo debería recabar la autorización del Congreso para la salida de fuerzas nacionales que se destaquen en caso de producirse una solicitud de los Estados mencionados en el párrafo 1 de la resolución 665/90 delConsejo de Seguridad.(12)

ARA SPIRO AL ACECHO

 Hubo luego un ensayo de cura en salud. En otro documento distribuido el jueves 20 del mismo mes la Cancillería, para atenuar el hostigamiento político a que fue sometido el envío, se sostiene que en el primer texto, al que se alude pero no se identifica, la Consejería Legal "no hizo un análisis exhaustivo de todas las posibilidades ofrecidas por la resolución 665, sino que se limitó a responder a la pregunta que le fue planteada." 

Tampoco aclara cuál fue ese interrogante. En los dos momentos las necesidades de la conducción política de la diplomacia parecen haber sido sustancialmente distintas. En la primera se reclamó a la Consejería Legal un asesoramiento, en tanto en que en la segunda se le instruyó para que construyera una lógica jurídica que respaldara la decisión política de enviar tropas al golfo. 

Una fuente diplomática cercana al canciller admitió al autor de este papel que "tenemos media biblioteca a favor y media en contra... Usamos la que está a favor. Una situación similar se produce en casi cada instancia decisiva trascendente del Gobierno, pero este contraste motivó también críticas señalando que los organismos del Estado no pueden producir dictámenes que "sirvan tanto para un fregado como para un cocido", según la gráfica descripción de otro veterano miembro del servicio exterior. 

Las normas legales que se consideraron en este proceso fueron muchas -constitucionales y de derecho público internacional- y no pueden sintetizarse con facilidad. 

Pero es útil pasar revista a algunas definiciones centrales de ambos documentos. El primero sostiene entre sus argumentos que: * Un análisis de la resolución 665/90 que lleva al autor a la conclusión de que "introduce la posibilidad concreta que la República Argentina reciba un pedido de ayuda en virtud del punto 3 de la resolución citada. 

Esto plantea -agrega- interrogantes fundamentales relacionados, por una parte con la naturaleza del compromiso internacional (..) y por la otra con las competencias respectivas de los Poderes Legislativo y Ejecutivos (...) * Afirma también que la resolución "no (...) pretende imponer a los Estados la obligación de contribuir con fuerzas militares, lo que exigiría (...) la celebración de los convenios especiales descritos" en el artículos 43 de la Carta de las Naciones Unidas, uno de los que regula el empleo de fuerza militar para la preservación y restablecimiento de la paz.

 Esos convenios son mandatorios en el caso de que la ONU decidiera la intervención. Una de las corrientes de análisis de la crisis del golfo considera que la actual fuerza está realizando ya una intervención militar. * El memorando menciona un pronunciamiento anterior -numerado como 122/90 de la Consejería en el que se dictaminó que el Poder Ejecutivo sr. disponer el envío de tropas sin la participación delCongreso si el Consejo de Seguridad lo realizara invocando -algo que no ha hecho- el citado artículo 43. 

USS COMFORT

La forma en que se llega a esta conclusión es compleja pero alcanza con decir aquí que la Carta de la ONU es ley de la Nación y por lo tanto el Poder Ejecutivo estaría en este caso dando cumplimiento a las obligaciones que la Organización impone a los estados miembros. Los legisladores no podrían reclamar porque como puntualiza el documento "el Congreso habría implícitamente autorizado la salida de tropa al aprobar la Carta de las Naciones Unidas".

 Pero aun en ese caso, agrega, "el Congrcso debía intervenir para establecer la: modalidades, número y tipo de tropas, a través de la aprobación de convenios especiales" ya que la propia Carta establece que estos "estarán sujetos a ratificación por los Estados signatarios de acuerdo con sus respectivos procedimientos constitucionales" (artículo 43). 

* El primer documento afirma que "el análisis anterior no parece aplicable, sin embargo, al requerimiento formulado en los términos de la Resolución 665/90" y en consecuencia "no se está en presencia de los mecanismos colectivos de cumplimiento obligatorio". 

Reconoce finalmente que "resulta (...) abusivo pretender que existió una autorización anticipada delCongreso para la salida de tropas". El texto más reciente -que tiene el mismo origen- desautoriza implícitamente al anterior y sostiene , en cambio, que "la decisión que el Gobierno adoptó poco tiene que ver con esta variante de 'maxima' ya que no se pretende contribuir con un eventual uso de la fuerza e la región." En esto el nuevo ensayo de argumentación legal también se da de bruces con la posición política explicada por el presidente Menem quien afirmó que "si hay que tirar se tira".

 O de su canciller, Domingo Cavallo, que suele reconocer, por ahora en privado, que si la guerra estalla el Gobierno buscará mantener sus tropas en la región del conflicto.

 Más que estas formalidades -por importantes que ellas sean- está la sabiduría de sumarse con mayor o menor reflexión a un orden internacional aun incompleto y sobre cuyo contenido se consulta poco, si acaso algo, a quienes deben contribuir a forjarlo. 

NOTAS (1) 

Ver los relatos de las invasión en las ediciónes número 33 de TIME (IRAQ on the March) y NEWSWEEK (Bagdad's Bully) del 13 de agosto de 1990 y The New York Times del 4 y 5 de agosto de 1990.

 (2) Estimación del Departamento de Defensa de Estados Unidos-.

 (3) Ver ediciónes No. 38 y 39 de TIME y NEWSWEEK de septiembre 17 y 23 de 1990. 

(4) Who willstop Saddam? The Economist agosto- 4 de 1990 

(5) Fukuyama, Francis The End of History- The NationalInterest No. 16 septiembre de 1989.

 (6) Un análisis interesante de las implicancias de 1989 para las relaciones internacionales puede encontrarse en From Cold War Towards Trusting Peace de McGeorge Bundy en Foreign Affairs- Anuario America and the World- Vol 69 No.1 

(7) Ver Shimoni, Yaacob Political Dictionary of the Arabe World- The Jerusalem Publishblg House Ltd. 1987. (8) Pryce-Jones, David The Close Circle (An interpretation of the Arabs) - Grafton Books- Londres 1990. 

(9) ElConsejo de Cooperación del Golfo tiene su sede en Riad y pertenecen al mismo Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrain y Oman. Irak no integra el organismo. Sus objetivos declarados son promover el desarrollo de la cooperación económica, política, militar, social, y cultural.

 (10) Kuwait gastaba el 5.2% de su PBN (estimado en u$s 28.832.000.000 para 1990) en la defensa.

 (11) Un antecedente importante es la carta de 1950 enviada por el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman alRey Saud de Arabia.

 (12) El documento lleva fecha del 29 de agosto pasado, el No. 125/90, la firma del Consejero legal, Horacio Basabe y fué calificado como "secreto". 

(Describe una realidad jurídica diferente de la que sirvió para informar la determinación final. El gobierno adujo que la inclusión de un contingente argentino en la fuerza multinacional que bloquea a Iraq y Kuwait ocupado no implica intervención militar y por tanto no está sujeto a la jurisdicción legislativa establecida por la Constitución pero al final fue una Guerra.)