18/6/19

“LAS CONFERENCIAS DE DHAHRAN”


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE




Una prueba más de que la Crisis de 1990 entre Iraq y Kuwait tenía un final previsto y bien planificado del cual Buenos Aires no tenía la más mínima idea ¿Estuvieron presentes representantes navales argentinos en aquellas conferencias?




ARA SPIRO

Cuando George Bush y Collin Powell fueron notificados de lo que había ocurrido en Kuwait, ninguno expreso sorpresa por lo sucedido y con una metódica parsimonia, cada uno por su parte, comenzaron a telefonear a sus respectivos asesores. Como lo hemos dicho anteriormente, la crisis entre Iraq y Kuwait de 1990 se había venido gestando silenciosamente con mucha paciencia desde el final de la guerra contra Irán en 1988 y su desenlace buscaba cortar definitivamente los lazos con Bagdad.


Eso en lo político, pero en el resto de las áreas que más involucradas estuvieron en la preparación del desarrollo de la crisis, tuvieron una intensa actividad hasta llegar a concretar lo que ya estaba planificado desde hacía tiempo y ello era, entrar a la región. El inducido fracaso de las conversaciones en “Jeddah” de julio de 1990 fue el detonador de los eventos por venir. Que a nadie le queden dudas de que la crisis sirvió magníficamente a dicho propósito y a la distancia queda también claro que Arabia Saudita fue parte (al menos sus núcleos vinculados a la inteligencia) en este plan. En realidad la familia real “Al Saud” siempre fue parte del Establishment político de Washington y haría cualquier cosa que se ajustaran a los intereses de la geopolítica del momento.


Cuando se comenzaron a esbozar las primeras sugerencias de lo que Washington debería hacer para tratar de contrarestar una potencial (o más bien imaginaria) expansión del ejército de Saddam Hussein sobre los campos petroleros sauditas, muchos ingenuamente susurraron -incluyendo por supuesto al estamento político argentino- “los árabes no toleraran que los infieles cristianos, y mucho menos los demonios estadounidenses, pisen el suelo donde se asientan las dos principales ciudades santuario del islam”. Ciertamente que el mundo árabe islámico se sacudió con la masiva llegada de tropas angloestadounidenses (y ello fue muy bien censurado por la prensa occidental) pero, no en Arabia Saudita que curiosamente tiene la responsabilidad de custodiar La Meca y Medina.



EX-PRESIDENTE MENEM


En aquellos momentos, el gobierno peronista de Carlos Menem trataba de congraciarse con Washington y con esta crisis encontró la oportunidad de oro. Con una gran ingenuidad, creían que con esto enmendarían el vergonzoso papel adoptado antes de finalizar la Segunda guerra mundial y pasarían sin pausa a ser parte de la OTAN. Desde la distancia, una muestra de candidez política imperdonable que reflejo en parte, el grado de improvisación de sus decisiones. Pero lejos de haberse asesorado con tiempo y compromiso y mucho menos contemplar todas las instancias que un compromiso semejante podrían producirse, los funcionarios (políticos y militares) argentinos se dejaron guiar por las versiones oficiales de la Casa Blanca que los medios norteamericanos difundían día y noche por satélite a todo el globo.


La campaña mediática de demonización del gobierno de Saddam Hussein y de Iraq fue una canallada que Washington y sus aliados reiterarían en otros complots por venir. Ciertamente que Iraq había ocupado Kuwait pero las motivaciones que estuvieron detrás de ello y las propuestas para la resolución pacífica de la cuestión fueron despreciadas por Washington y deliberadamente ocultadas a la opinión pública en general (incluyendo claro, a la Argentina). Lo imperdonable de esto no es solo la tendenciosa –pero entendible- propaganda televisiva de la CNN o de los medios gráficos como “The Washington post” y “The New York Times”; eso era esperable.
Lo que no puede esperarse y mucho menos explicarse es que un gobierno (en este caso el argentino) se haya dejado llevar de las narices por toda esta intoxicación informativa y por medio de ella haya metido a su país en una guerra completamente ajena a sus intereses soberanos.


Detrás de todo el telón mediático de aquel entonces, los estrategas y asesores de defensa del Pentágono trabajaron día y noche para poner en movimiento una campaña que de no haber sido planificada décadas antes, hubiera sido imposible de montar en unos meses como lo hicieron. En razón de verdad la planificación para desplegar una monstruosa fuerza militar como la vista en aquel entonces, había sido concebida para la hipótesis de enfrentamiento con el Pacto de Varsovia en épocas de la Guerra Fría. Pero esta planificación no servía en su concepción original y hubo que remozarlo a las necesidades políticas y estratégicas de la ocasión y adaptarlo para hacer frente a un enemigo mucho más geográficamente limitado y pequeño.


Las fuerzas estadounidenses por si solas no podían afrontar el desafío de una operación militar tan compleja, incluso con el apoyo de sus aliados británicos. Fue por el ello que a instancias del Comando en jefe del Comando Central de los Estados Unidos USCINCCENT a la par de que desde La Casa Blanca se distraía a la opinión pública con supuestas gestiones de paz y esfuerzos de Naciones Unidas por distender la situación, los asesores y generales del Pentágono que ya estaban en Arabia Saudita preparaban las operaciones para el movimiento de un gigantesco ejército compuesto por los más variados sistemas de armas de varios países. En dichas planificaciones no estuvieron invitados los representantes de Naciones Unidas o alguna delegación de “Cascos Azules” de la UNPROFOR o unidad similar por el simple motivo de que quienes dirigirían las operaciones sería el USCENTCOM y respectivos comandos de operaciones tácticas a determinar en dichas conferencias.



No solo había que justificar la conformación de una Coalición internacional con una capacidad ostensiblemente ofensiva, algo para lo cual Naciones Unidas colaboro escandalosamente sino que había que armarla, coordinar sus operaciones y determinar objetivos dentro del TOK. Para ello y a instancias de EEUU se llevaron adelante dos conferencias importantísimas para establecer el grado de participación, capacidades, roles y objetivos a cumplir. Dichas reuniones se efectuaron entre el mes de octubre y noviembre de 1990 bajo un total hermetismo y lejos de la prensa en la ciudad saudita de Dhahran donde acudieron los representantes de cada fuerza armada que se había plegado a la iniciativa norteamericana ¿Acudieron representantes navales argentinos? No hay ninguna referencia o documento que dé cuenta de esto, no al menos que se conozca oficialmente.

Lo cierto que en la primera de estas reuniones, realizada a mediados del mes de octubre se discutió cuál debía ser la entidad de la fuerza para proteger a Arabia Saudita y al resto de los emiratos ante una hipotética ofensiva iraquí. Aunque Saddam no tenía la mínima intención de hacer algo así, el rumor servía a los propósitos de Washington. La primera conferencia denominada MAPEX realizada el 4 de Octubre en la ciudad de Dhahran, se discutió junto a los jefes de varias Armadas, como se desplegaría una defensa aérea, terrestre y naval sobre la región. Allí se determinó que dichas operaciones se denominaría “Escudo del Desierto” dejando en claro que se requerían de más fuerzas para llevar adelante otra fase que no era otra que la que luego se conocería como “Tormenta del Desierto”. Haberlo dicho públicamente en ese momento habría sido contraproducente e incluso podría haber espantado a varios de sus “espontáneos aliados” que como Argentina solo buscaban una mera participación figurativa.


Recordemos que para esos momentos, las naves argentinas que conformarían uno de los grupos de tareas de las operaciones, no habían llegado al Golfo Pérsico y se desconoce si oficiales o agregados del Estado Mayor de la Armada Argentina haya asistido las conferencias que aquí estamos tratando y mucho menos que hayan producido documentos referentes a dicho evento.


Para el 14 de noviembre se llevó a cabo la segunda conferencia en la cual solo asistieron los comandantes de las armadas de los países más relevantes (en la cual no estuvieron con seguridad los argentinos), donde se les revelo los planes y objetivos para una operación ofensiva posterior. Allí se definieron los grupos operativos (Task Forces) roles de combate, orientación y resolución de asuntos que durante las operaciones podrían sucederse y por supuesto, definir la protección, asistencia y apoyo de las rutas y vías de abastecimiento para una de las fuerzas militares desplegadas más grandes desde finales de la segunda guerra mundial. Recién para comienzos del mes de diciembre, EEUU y el Reino Unido comienzan a informar a sus principales aliados (en particular a Egipto) de cuáles serían los planes reales.


Sin dudas que esto demuestra que en Buenos Aires y mucho menos en la Casa Rosada, estaban al tanto de lo que implicaba su participación en aquella “fuerza multinacional. A la luz de esto, queda en evidencia que nadie sabía que esto iba mucho más allá que una operación de bloqueo naval a instancias de Naciones Unidas. Fue por ello que cuando vence el ultimátum para que las tropas iraquíes se retiraran de Kuwait y ya sin poder un paso atrás, la misión naval del grupo de operaciones T.88 quedo atrapada y sometida a los lineamientos de estos planes operativos que habían sido concertados en dichas conferencias.

8/6/19

“LOS PARTIDOS POLÍTICOS ARGENTINOS Y EL ENVÍO DE TROPAS AL GOLFO PÉRSICO (1990-1991).

VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

DEBATES Y POSICIONES DEL OFICIALISMO Y LA OPOSICIÓN

ESTO ES UN PEQUEÑO ANÁLISIS DE LOS RESPONSABLES DE ENVIAR BUQUES DE GUERRA AL GOLFO PERSICO, SIN AUTORIZACIÓN DEL CONGRESO DE LA NACIÓN, PERO EL FINAL DE ESTO ES QUE SE APROBÓ EN SESIONES DEL SENADO.
(HAY CONSTANCIAS)

ACÁ NO HUBO MISION DE PAZ, NI TAMPOCO SE ENVIÓ ESTAS NAVES PARA MEDIAR ENTRE DOS PAÍSES, ESTABA CLARO Y LO TENÍAN YA EN SU AGENDA QUE IBA A SUCEDER DE ACUERDO A LOS PENSAMIENTO DE EX-PRESIDENTE CARLOS MENEM, Y SUS MINISTROS. ÍBAMOS A UNA GUERRA, Y SE OCULTO HASTA EL ULTIMO MOMENTO AL PAÍS. 

ME LLAMA LA ATENCIÓN QUE ESTO ES HECHO HISTÓRICO, Y QUE CADA MINISTRO DE DEFENSA NO HAYAN ANOTADO EN EL HISTORIAL DE LA MARINA. 

ACÁ SE QUEDARON TODOS PARALIZADOS EN ESTA BREVE RESEÑA " MISION DE PAZ" QUE NO EXISTIÓ. QUE NO EXISTE EN EL HISTORIAL DE LA MARINA. 


EX-PRESIDENTE CARLOS S. MENEM

A casi veinte y ocho años de la participación argentina en el conflicto bélico desatado en Kuwait en agosto de 1990, resulta válido analizar desde una perspectiva histórica más amplia los profundos debates sobre la inserción internacional que aquélla situación suscitó. Fundamentalmente porque algunas de las racionalizaciones y construcciones ideológicas allí aplicadas dieron el tono a más de diez años de política exterior y continúan siendo objeto de discusión y análisis.
La primera Guerra del Golfo fue muy significativa a nivel mundial y también a nivel local. Respecto de la economía norteamericana representó una respuesta a la crisis económica del país y el triunfo de los sectores vinculados a la industria de armamentos y manufactureros de punta que buscaban restablecer el su predominio en el mundo a través de una política internacional agresiva, que creara las condiciones para la profundización de su hegemonía en el Tercer Mundo (avanzando por ejemplo en la subordinación de América Latina a los Estados Unidos) y montándose sobre la debilidad militar de Europa y Japón y en el repliegue soviético, desplazando así a otros ligados al mercado interno y a las viejas manufacturas fondista, defensores del proteccionismo y de la re industrialización.
Asimismo, el conflicto demostró que la clase dirigente norteamericana había superado el síndrome de Vietnam y que los Estados Unidos estaban dispuestos a intervenir militarmente en todas partes del mundo. Así, una guerra de intervención en un país del Tercer Mundo re ordenaba las relaciones de fuerza en la economía internacional.
Lejos ya de los primeros planes de la presidencia de Reagan, el objetivo central de la guerra en el contexto de la crisis económica norteamericana era el de controlar recursos y negarles mercados a los demás, ganando tiempo para la recomposición de la economía interna, representando un cambio de estrategia global para lidiar con la crisis del capitalismo norteamericano. Fue justamente luego de que estallara esa guerra, que el presidente George H. W. Bush invocó la existencia del “Nuevo Orden Mundial”. Lo hizo pocos días después de la invasión, el 11 de septiembre de 1990, en un discurso pronunciado ante las dos cámaras del Congreso.

Respecto de las transformaciones del sistema internacional, la guerra hacía visible esa racionalización posterior. Era la primera vez que los Estados Unidos, junto con las potencias occidentales actuaban sin la oposición del bloque de países soviéticos. La potencia del norte obtuvo el apoyo de treinta y dos países.

 EX MINISTRO DOMINGO CAVALLO



EX MINISTRO GUIDO DI TELLA


En cuanto a la coyuntura local argentina, el conflicto en Kuwait provocó una serie de intensas discusiones al interior y entre el Partido Justicialista (oficialismo) y la Unión Cívica Radical (oposición) referidos a distintas posiciones sobre la política exterior y el rol de la Argentina en el escenario mundial. Aquí se abordarán esas discusiones, porque su implicancia trascendió el conflicto puntual y constituyó un hito histórico, no sólo por la ruptura de una tradición neutralista sino porque la construcción discursiva que legitimó el envío de tropas traducía una nueva concepción respecto de la inserción internacional del país.
Este artículo constituye una aproximación al análisis de las posiciones políticas de los partidos con mayor representación parlamentaria en el país (UCR y PJ), a través del estudio de caso de la Guerra del Golfo Pérsico desatada en 1990. La pregunta central es en qué medida los debates parlamentarios fueron reflejo de dos modelos de inserción internacional diferentes y contrapuestos. Para ello deben inscribirse en la coyuntura política y económica nacional ampliada. Aquí reside la importancia del enfoque histórico de esta problemática.
Si bien la problemática estudiada aquí pertenece al área de estudio de las relaciones internacionales, “ninguna teoría de las relaciones internacionales es posible si ella no se sitúa en la perspectiva dinámica, en la del movimiento” (Duroselle, 1992:177).
Identificar el objeto de estudio implica un recorte cuyo objetivo es, en este caso, analizar en profundidad la dinámica política del período, pero esa esfera no puede interpretarse en forma autónoma respecto del resto de las dimensiones de la realidad social. Hay una instancia propia de lo político, pero no auto referida, o auto explicativa. Sólo la historia permite vincular los elementos propios con los otros movimientos en la sociedad, y por lo tanto, no sólo explicar los movimientos particulares de la dinámica política sino también su inscripción en los procesos totales, que a su vez son constitutivos, condicionantes y condicionados por la dinámica política.
El objetivo de este trabajo es, en primer lugar, reconstruir los debates en torno al envío de tropas al Golfo Pérsico, y en un segundo momento, interpretar las concepciones o tendencias más profundas que reflejaron.
La percepción del cambio en el escenario internacional es una variable que puede explicar en parte los virajes y ajustes que fue realizando la política económica de Carlos Saúl Menem entre 1989 y la implementación de la convertibilidad en 1991.
Sin embargo, aún antes de la caída del muro, durante la década de los ochenta, junto con la crítica al modelo de industria sustitutiva y a la intervención del estado en la economía, también se habían comenzado a poner en cuestión los intentos de formular una política exterior autónoma incluso dentro del partido radical.

Esa crítica que sustentaba elementos pro positivos que también analizaremos, provenía de las clases dominantes argentinas y comenzaba a hacer pie en dirigentes políticos radicales y justicialistas.
A pesar de la construcción de una campaña basada en postulados que apelaban a la justicia social y al nacionalismo empresario, y de aglutinar un frente de apoyos alrededor de ellos, Carlos Menem llevaría a cabo, durante diez años, un programa económico neoliberal en línea con lo propuesto por el Consenso de Washington.


Junto con dicho programa se propuso una nueva orientación en política exterior, cuyo sustento ideológico venía forjándose desde la década de los ochenta. A diferencia de otros gobiernos anteriores, el nuevo enfoque de las relaciones internacionales priorizó los vínculos políticos con los Estados Unidos y los gestos de alineamiento, sin descuidar los importantes lazos económicos con la Europa Comunitaria Los hitos del “alineamiento” fueron, el envío de tropas al Golfo Pérsico en septiembre de 1990, la desactivación del proyecto misilístico Cóndor II, la ratificación del Tratado de Tlatelolco o de No Proliferación Nuclear, la firma en forma conjunta con Brasil del Acuerdo para el Uso Exclusivamente Pacífico de la Energía Nuclear y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), el retiro del Movimiento de No Alineados y la modificación de los votos argentinos en la ONU pueden comprenderse en el marco de estos objetivos

El gobierno de Carlos Saúl Menem fue el período donde se firmaron la mayor cantidad de convenios entre la Argentina y los Estados Unidos.

Estas tácticas de política exterior no pueden comprenderse en forma separada de una política económica orientada a obtener el visto bueno del Fondo Monetario Internacional y de la banca acreedora. Recordemos que los sucesivos planes económicos desde la asunción de Menem, en especial la aplicación del ajuste con paridad fija a partir de la Ley de Convertibilidad en 1991, se orientaron a responder a los condicionamientos de dichos organismos, lo que culminó en el ingreso al Plan Brady en 1992.

Hay que agregar aquí que la nueva vinculación con los Estados Unidos no eliminó un rasgo que constituye una tendencia de largo plazo en la historia argentina: la competencia entre intereses asociados a distintas potencias por el predominio dentro del aparato económico y estatal. El paradigma de las “relaciones carnales no significó necesariamente un retroceso para los intereses económicos vinculados con la Unión Europea, como quedó demostrado en el proceso de privatización de las empresas públicas.

La segunda parte de esta publicación, de septiembre de 1991, se refiere en especial a la Guerra del Golfo y al Nuevo Orden Internacional. Allí se destaca el carácter particular de los intereses que movilizaron el avance sobre el Golfo, puntualizando que los fines del Estado norteamericano eran la destrucción del sistema militar e industrial de Irak y la instalación de una fuerza armada permanente en la zona, con dos objetivos políticos: cierta capacidad para controlar el petróleo y advertir al Tercer Mundo y sus aliados los límites de la disputa del poder o del cuestionamiento del orden establecido.


Finalmente, caracteriza al período como “desorden estratégico”, donde la Argentina debía ubicarse defendiendo sus “intereses nacionales”, estableciendo políticas que nos proveyeran de un sistema defensivo apto.

En la misma línea Federico Storani, también Diputado Nacional por la UCR, afirmaba para 1992, que el orden unipolar constituye una aspiración de los Estados Unidos, pero que el sistema internacional se dirige hacia la multipolaridad, ante el ascenso de potencias como la Europa comunitaria y la ex URSS.


Al mismo tiempo, condenaba la intervención norteamericana en el Golfo, puntualizando también el interés estratégico y económico de los Estados Unidos en la región, en el marco de los conflictos –en oposición al diagnóstico “pacífico” del oficialismo- “Norte-Sur”, y caracterizando el accionar norteamericano como “advertencia” para el Tercer Mundo

Este diagnóstico también descartaba la “disolución” o pérdida de vigencia de la soberanía del Estado Nación.

Otro de los senadores radicales opositores a la medida fue Luis León, quien afirmó que:

nos encontramos también las falencias de un orden internacional elitista y oligárquico, un orden internacional que dicta leyes, pero que solamente puede impulsar su aplicación cuando las potencias que tienen poder económico y militar son las damnificadas por la violación de esas leyes. Se trata de un mundo que puede sancionar reglas obligatorias, pero que no obligan a nadie si no hay un ejército detrás de alguna potencia que voluntariamente decida hacer respetar esa ley 

Sin embargo, también en el radicalismo, hubo otras posiciones que daban cuenta de la existencia de corrientes internas en el mismo partido más cercanas al oficialismo en estos aspectos.

Junto con las transformaciones operadas en la política económica doméstica a partir del Plan Austral, las posiciones de los funcionarios del gobierno respecto de la inserción internacional argentina también fueron modificándose de manera sustancial.

El ministro Juan Sourrouille, por ejemplo, había sostenido ya en 1987 que la Argentina era un país que no podía modificar las tendencias económicas globales e ignorar las demandas de los acreedores, y por lo tanto, lo más conveniente era ajustar la política económica respondiendo a algunas de esas exigencias. Este enfoque consideraba que la mejor forma de superar el estancamiento era a través de una inserción más profunda dentro del orden económico internacional y de una creciente capitalización doméstica postulando un “ajuste positivo” basado en la promoción de exportaciones y crecimiento de la inversión y no a través de la expansión de la producción para el mercado interno y el aumento del consumo doméstico.continuara.()


6/6/19

LA HISTORIA QUE DESCONCES, LA VEZ QUE ARGENTINA PARTICIPO EN LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO CONTRA IRAK


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE




La Guerra del Golfo Pérsico fue un conflicto bélico que enfrentó al régimen de Saddam Hussein contra una coalición de países liderada por Estados Unidos y que sucedió mucho antes de los atentados del 11 de septiembre y la Guerra de Irak de 2003.

Este conflicto tiene una particularidad para los argentinos, ya que fue la primera vez desde las Guerra de Malvinas que nuestro país participó de un conflicto armado. La medida, por supuesto, generó muchísima polémica en Argentina. 





Argentina y su rol en la Guerra del Golfo

Para entender esta historia tenemos que remontarnos al 2 de agosto de 1990, fecha de la invasión de Irak a Kuwait. El régimen de Saddam Hussein estaba sumergido en deudas con su país vecino, con el que además mantenía una disputa por los precios del barril de petróleo.


Hussein acusó a Kuwait de robar petróleo de un campo compartido por ambos países, por lo que decidió invadirlo y anexarlo a su territorio. Como respuesta, la ONU aplicaró sanciones contra Irak y formó una coalición internacional liderada por Estados Unidos para expulsar a Irak de Kuwait.

Entre esos países, estaba la Argentina, que desde la llegada de Carlos Menem a la presidencia había iniciado una política de «integración al mundo» que al día de hoy todavía divide a la opinión pública nacional. Nuestro país fue el único país del continente que participó, excepto por Honduras.


Rechazo rotundo



De hecho, la participación argentina en la Guerra del Golfo fue tan impopular, que una encuesta reveló que el 95% de los argentinos estaba en contra del envío de buques al conflicto. A pesar de esto y los reclamos de diversos sectores de la oposición, el Congreso aprobó el envío de tropas a la guerra.

Quien dio el anuncio fue el entoncesMinistro de Relaciones Exteriores Domingo Cavallo, que esperaba que la medida atrajera inversores extranjeros. Tiempo después, Cavallo se convertiría en Ministro de Economía.


La participación del país estuvo centrada en el bloqueo naval del Golfo Pérsico, impidiendo que barcos ingresen o salieran del puerto de Kuwait. Para ello, se enviaron 500 hombres en 2 corbetas, 1 destructor, 1 buque de carga, 2 aviones de transporte y 3 helicópteros.






Durante la misión, llamada «Operativo Alfil», se realizaron cerca de 900 intercepciones, abriendo fuego más de 4 veces. Si bien no hubo víctimas durante la operación, se perdió un helicóptero debido a un accidente.

La guerra concluyó con la expulsión de las tropas iraquíes de Kuwait y debilitó seriamente la relación que Saddam Hussein mantenía con Estados Unidos, un aliado clave durante los 80 en su lucha contra Irán. Por la victoria, las tropas argentinas desfilaron junto al resto de la coalición en Nueva York.

La participación de nuestro país impulsó un acercamiento importante con los países de la OTAN y, principalmente, con Estados Unidos. Esta etapa sería denominada por muchos como la de las «relaciones carnales» con el país del norte, parafraseando una frase acuñada por el canciller Torcuato Di Tella.




Desde entonces, la participación argentina en la primera Guerra de Irak quedó para siempre asociada a un período que culminaría con la crisis de 1991 y lemas políticos como el «que se vayan todos». ¿Conocías esta historia?

4/6/19

......"LAS CONFERENCIAS DE DHAHRAN"......


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


SIEMPRE BUCEANDO POR LOS MEDIOS DE LOS PAIESES MAS AVANZADOS EN INFORMACIÓN ME ENCUENTRO DATOS QUE LOS ARGENTINO, NO TENEMOS Y MENOS ESCRITOS.
UNA PRUEBA MAS DE QUE LA CRISIS DEL GOLFO 1990/91 ENTRE IRAQ Y KUWAIT TENIA UN FINAL PREVISTO Y BIEN PLANIFICADO DEL CUAL BUENOS AIRES NO TENIA LA MAS MÍNIMA IDEA
¿ESTUVIERON PRESENTES REPRESENTANTES NAVALES ARGENTINOS EN AQUELLAS CONFERENCIAS?
RECORDEMOS QUE PARA ESOS MOMENTOS, LAS NAVES DE GUERRA ARGENTINAS QUE CONFORMARÍAN UNO DE LOS GRUPOS DE TAREAS DE LAS OPERACIONES , NO HABÍAN LLEGADO AL GOLFO PERSICO Y SE DESCONOCE SI OFICIALES O AGREGADOS DEL ESTADO MAYOR DE LA ARMADA ARGENTINA HAYA ASISTIDO, LAS CONFERENCIAS QUE AQUÍ ESTABAN TRATANDO Y MUCHO MENOS QUE HAYAN PRODUCIDO DOCUMENTOS REFERENTES A DICHO EVENTO.
SIN DUDAS QUE ESTO DEMUESTRA QUE EN BUENOS AIRES Y MUCHO EN LA CASA ROSADA, ESTABAN AL TANTO DE LO QUE DE LO QUE IMPLICABA SU PARTICIPACIÓN EN AQUELLA "FUERZA MULTINACIONAL.

A la luz de esto, queda en evidencia que nadie sabía que esto iba mucho más allá que una operación de bloqueo naval a instancias de Naciones Unidas. Fue por ello que cuando vence el ultimátum para que las tropas iraquíes se retiraran de Kuwait y ya sin poder un paso atrás, la misión naval del grupo de operaciones T.88 quedo atrapada y sometida a los lineamientos de estos planes operativos que habían sido concertados en dichas conferencias.
Cuando George Bush y Collin Powell fueron notificados de lo que había ocurrido en Kuwait, ninguno expreso sorpresa por lo sucedido y con una metódica parsimonia, cada uno por su parte, comenzaron a telefonear a sus respectivos asesores. Como lo hemos dicho anteriormente, la crisis entre Iraq y Kuwait de 1990 se había venido gestando silenciosamente con mucha paciencia desde el final de la guerra contra Irán en 1988 y su desenlace buscaba cortar definitivamente los lazos con Bagdad.




La imagen puede contener: exterior y agua

Eso en lo político, pero en el resto de las áreas que más involucradas estuvieron en la preparación del desarrollo de la crisis, tuvieron una intensa actividad hasta llegar a concretar lo que ya estaba planificado desde hacía tiempo y ello era, entrar a la región. El inducido fracaso de las conversaciones en “Jeddah” de julio de 1990 fue el detonador de los eventos por venir. Que a nadie le queden dudas de que la crisis sirvió magníficamente a dicho propósito y a la distancia queda también claro que Arabia Saudita fue parte (al menos sus núcleos vinculados a la inteligencia) en este plan. En realidad la familia real “Al Saud” siempre fue parte del Establishment político de Washington y haría cualquier cosa que se ajustaran a los intereses de la geopolítica del momento.


La imagen puede contener: océano, cielo, exterior y agua

Cuando se comenzaron a esbozar las primeras sugerencias de lo que Washington debería hacer para tratar de contrarestar una potencial (o más bien imaginaria) expansión del ejército de Saddam Hussein sobre los campos petroleros sauditas, muchos ingenuamente susurraron -incluyendo por supuesto al estamento político argentino- “los árabes no toleraran que los infieles cristianos, y mucho menos los demonios estadounidenses, pisen el suelo donde se asientan las dos principales ciudades santuario del islam”. Ciertamente que el mundo árabe islámico se sacudió con la masiva llegada de tropas angloestadounidenses (y ello fue muy bien censurado por la prensa occidental) pero, no en Arabia Saudita que curiosamente tiene la responsabilidad de custodiar La Meca y Medina.

En aquellos momentos, el gobierno peronista de Carlos Menem trataba de congraciarse con Washington y con esta crisis encontró la oportunidad de oro. Con una gran ingenuidad, creían que con esto enmendarían el vergonzoso papel adoptado antes de finalizar la Segunda guerra mundial y pasarían sin pausa a ser parte de la OTAN. Desde la distancia, una muestra de candidez política imperdonable que reflejo en parte, el grado de improvisación de sus decisiones. Pero lejos de haberse asesorado con tiempo y compromiso y mucho menos contemplar todas las instancias que un compromiso semejante podrían producirse, los funcionarios (políticos y militares) argentinos se dejaron guiar por las versiones oficiales de la Casa Blanca que los medios norteamericanos difundían día y noche por satélite a todo el globo.

La imagen puede contener: océano, cielo, exterior, agua y naturaleza

La campaña mediática de demonización del gobierno de Saddam Hussein y de Iraq fue una canallada que Washington y sus aliados reiterarían en otros complots por venir. Ciertamente que Iraq había ocupado Kuwait pero las motivaciones que estuvieron detrás de ello y las propuestas para la resolución pacífica de la cuestión fueron despreciadas por Washington y deliberadamente ocultadas a la opinión pública en general (incluyendo claro, a la Argentina). Lo imperdonable de esto no es solo la tendenciosa –pero entendible- propaganda televisiva de la CNN o de los medios gráficos como “The Washington post” y “The New York Times”; eso era esperable.
Lo que no puede esperarse y mucho menos explicarse es que un gobierno (en este caso el argentino) se haya dejado llevar de las narices por toda esta intoxicación informativa y por medio de ella haya metido a su país en una guerra completamente ajena a sus intereses soberanos.

Detrás de todo el telón mediático de aquel entonces, los estrategas y asesores de defensa del Pentágono trabajaron día y noche para poner en movimiento una campaña que de no haber sido planificada décadas antes, hubiera sido imposible de montar en unos meses como lo hicieron. En razón de verdad la planificación para desplegar una monstruosa fuerza militar como la vista en aquel entonces, había sido concebida para la hipótesis de enfrentamiento con el Pacto de Varsovia en épocas de la Guerra Fría. Pero esta planificación no servía en su concepción original y hubo que remozarlo a las necesidades políticas y estratégicas de la ocasión y adaptarlo para hacer frente a un enemigo mucho más geográficamente limitado y pequeño.

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Las fuerzas estadounidenses por si solas no podían afrontar el desafío de una operación militar tan compleja, incluso con el apoyo de sus aliados británicos. Fue por el ello que a instancias del Comando en jefe del Comando Central de los Estados Unidos USCINCCENT a la par de que desde La Casa Blanca se distraía a la opinión pública con supuestas gestiones de paz y esfuerzos de Naciones Unidas por distender la situación, los asesores y generales del Pentágono que ya estaban en Arabia Saudita preparaban las operaciones para el movimiento de un gigantesco ejército compuesto por los más variados sistemas de armas de varios países. En dichas planificaciones no estuvieron invitados los representantes de Naciones Unidas o alguna delegación de “Cascos Azules” de la UNPROFOR o unidad similar por el simple motivo de que quienes dirigirían las operaciones sería el USCENTCOM y respectivos comandos de operaciones tácticas a determinar en dichas conferencias.

No solo había que justificar la conformación de una Coalición internacional con una capacidad ostensiblemente ofensiva, algo para lo cual Naciones Unidas colaboro escandalosamente sino que había que armarla, coordinar sus operaciones y determinar objetivos dentro del TOK. Para ello y a instancias de EEUU se llevaron adelante dos conferencias importantísimas para establecer el grado de participación, capacidades, roles y objetivos a cumplir. Dichas reuniones se efectuaron entre el mes de octubre y noviembre de 1990 bajo un total hermetismo y lejos de la prensa en la ciudad saudita de Dhahran donde acudieron los representantes de cada fuerza armada que se había plegado a la iniciativa norteamericana ¿Acudieron representantes navales argentinos? No hay ninguna referencia o documento que dé cuenta de esto, no al menos que se conozca oficialmente.

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A FALTA DE PAN, BUENAS SON LAS MEDIA LUNAS

Lo cierto que en la primera de estas reuniones, realizada a mediados del mes de octubre se discutió cuál debía ser la entidad de la fuerza para proteger a Arabia Saudita y al resto de los emiratos ante una hipotética ofensiva iraquí. Aunque Saddam no tenía la mínima intención de hacer algo así, el rumor servía a los propósitos de Washington. La primera conferencia denominada MAPEX realizada el 4 de Octubre en la ciudad de Dhahran, se discutió junto a los jefes de varias Armadas, como se desplegaría una defensa aérea, terrestre y naval sobre la región. Allí se determinó que dichas operaciones se denominaría “Escudo del Desierto” dejando en claro que se requerían de más fuerzas para llevar adelante otra fase que no era otra que la que luego se conocería como “Tormenta del Desierto”. Haberlo dicho públicamente en ese momento habría sido contraproducente e incluso podría haber espantado a varios de sus “espontáneos aliados” que como Argentina solo buscaban una mera participación figurativa.

Para el 14 de noviembre se llevó a cabo la segunda conferencia en la cual solo asistieron los comandantes de las armadas de los países más relevantes (en la cual no estuvieron con seguridad los argentinos), donde se les revelo los planes y objetivos para una operación ofensiva posterior.

Allí se definieron los grupos operativos (Task Forces) roles de combate, orientación y resolución de asuntos que durante las operaciones podrían sucederse y por supuesto, definir la protección, asistencia y apoyo de las rutas y vías de abastecimiento para una de las fuerzas militares desplegadas más grandes desde finales de la segunda guerra mundial. Recién para comienzos del mes de diciembre, EEUU y el Reino Unido comienzan a informar a sus principales aliados (en particular a Egipto) de cuáles serían los planes reales.

26/5/19

LA ACUSACION DE EE.UU A IRAN EL POR QUE !!


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE

EE.UU ACUSA DIRECTAMENTE A IRÁN DE LOS ATAQUES A PETROLEROS EN AGUAS DE EMIRATOS. EL PENTÁGONO ATRIBUYE LA COLOCACIÓN DE MINAS LAPA EN LOS BUQUES AL CUERPO DE LA GUARDIA .
Revolucionaria Islámica iraní

Uno de los petroleros afectados por el sabotaje es el Andrea Victory de la ciudad noruega de Bergen. 
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El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, señaló este viernes que la administración de Trump había decidido proceder con la venta de armas a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania en una medida que pasaba por alto al Congreso porque cualquier demora podría aumentar el riesgo para los socios estadounidenses en un momento de inestabilidad causada por Irán. Además un funcionario acusó directamente al Cuerpo de la Guardia

Revolucionaria Islámica (IRGC) de Irán de ser responsable de los ataques a los petroleros frente a las costas de Emiratos Árabes Unidos a principios de este mes. "Estas ventas de armamento apoyarán a nuestros aliados, mejorarán la estabilidad del Medio Oriente y ayudarán a estas naciones a disuadir y defenderse de la República Islámica de Irán", detalló Pompeo en un comunicado, agregando que la decisión de eludir al Congreso se debía a una única cuestión de tiempo".

El presidente Donald Trump eludió al Congreso el viernes al declarar una emergencia sobre Irán y avanzar con la venta de armas a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, que el Congreso llevaba bloqueando desde el año pasado.

MIRA QUE SON LAS MINAS LAPA QUE IRÁN PONE DEBAJO DE LOS BUQUES TANQUES, EN ESTE LINK   

18/5/19

QUE PAPEL ADOPTARA LA ARGENTINA ANTE LA NUEVA CRISIS QUE EE.UU HA PROVOCADO EN EL GOLFO PERSICO?.


VETERANOS DE HOY, DE AYER Y DE SIEMPRE


HOY POR HOY, COPAN LOS ÓRGANOS DE DECISIÓN ESTRATÉGICA Y APROVECHAN DE LAS CÍCLICAS CRISIS DEL PAÍS PARA PROFUNDIZAR SU EXTENSIÓN.
WASHINGTON Y TEL AVIV NECESITAN DE UNA RESOLUCIÓN DE NACIONES UNIDAS QUE DE ALGÚN MODO LEGALICE UNA INTERVENCIÓN Y HOY MAS QUE EN EL 1990, NECESITAN DE UNA COALICIÓN QUE LOS CUBRA POLÍTICA Y MILITARMENTE.
ATENDIENDO A ESTO Y LO QUE HOY ESTA SUCEDIENDO EN EL GOLFO PERSICO, LOS ARGENTINOS DEBIERAN PREGUNTARSE ¿ SEREMOS USADOS NUEVAMENTE PARA JUGAR LOS JUEGOS SUCIOS DE WASHINGTON Y Tel Aviv?

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Salida y posicionamiento del portaaviones "Abraham Lincoln"

Mientras escala la crisis en el Golfo Pérsico, en las capitales de los principales actores occidentales involucrados en el asunto, discuten junto a Tel Aviv, los pasos a seguir y cuáles pueden ser las ganancias de una nueva aventura bélica contra otra nación islámica. A diferencia de ocurrido con la crisis de Iraq de 1990 y los prolegómenos de la invasión del año 2003 EEUU no cuentan actualmente con la impunidad política y operacional como para actuar sin consecuencias.
El envío del grupo de tareas a cargo del portaaviones “Abraham Lincoln” a las aguas del golfo es un nuevo mensaje agresivo que vuelve a violar los principios sobre los que se apoya la Carta de las Naciones Unidas y la legislación internacional toda. Es una demostración acabada del desprecio por el respeto no solo a la soberanía política de un país soberano como lo es Irán sino, una afrenta contra la decisión mayoritaria de los estados y pueblos del mundo que quieren vivir en paz sin aceptar más intervencionismos basados en mentiras y subterfugios que solo traen a larga y solo para los pobladores, catástrofes humanitarias indescriptibles.

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En Argentina el gobierno para estadounidense y veladamente anglófilo de Mauricio Macri desde su inicio se alineó en esta peligrosa política, estableciendo estrechos vínculos institucionales en el área de la defensa y de inteligencia con el estado de Israel y de los EEUU, claramente impulsado y apoyado por los sectores sionistas locales que componen su gobierno y de aquellos de que desde los medios de (des) información han venido tratando de pintar a Irán como un “promotor del terrorismo” acusando sin bases ni pruebas materiales la autoría de los dos atentados acaecidos en 1992 y 1994 en Buenos Aires.

Como era de esperar, los “especialistas” de aquellos momentos –y que aún algunos siguen opinando-, sin pruebas objetivas ni indagaciones serias sobre posibles autores alternativos, no dudaron en señalar a la “conexión árabe” (orientada en primera instancia a los árabes palestinos) como los culpables de estos crímenes para ir luego –y ante la evidente conveniencia y falta de evidencias- evolucionando a un espectro más general e insidioso hablando de la “conexión islámica”.


Por ese entonces los enemigos mediáticos de moda eran Saddam Hussein que tras haber invadido Kuwait en agosto de 1990 se convirtió, gracias a la profusa propaganda mediática occidental, en el villano central de la política exterior anglosajona y por supuesto de Israel.
Otro fue Yasser Arafat, el líder la OLP quien tras años de lucha y un manejo astuto de la política para hacer visible la causa de su pueblo, pudo conseguir que los sectores moderados de la política israelí, aceptaran sentarse a conversar llegando justamente en momentos que se produce la voladura de la embajada de Israel en Buenos Aires, a unos acuerdos de paz que desagradaron a los ultraderechistas y a los sionistas más recalcitrantes dentro y fuera del estado sionista. Como se puede ver, fueron dos referentes árabes insignes que fastidiaban los intereses norteamericanos e israelíes en la región y sin dudas no había mejores chivos expiatorios –mejor aún que Irán- que ellos.
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Fragata irani en el Golfo Persico

Ese fastidio que era una posición política del entonces gobierno de Tel Aviv, se replicó desde los órganos políticos de la comunidad judía local con especial centro de irradiación a la DAIA y a organizaciones sionistas como la OSA orientando desde sus visiones claramente parciales y teñidas de intereses geopolíticos, la culpa sobre el “maldito Hesbolla” libanés, una organización política y de la resistencia armada árabe-islámica que por su pertenencia a la rama islámica chiita (como es la mayoría en Irán), ha sido continuamente calumniada con la imputación de ambos atentados.
Durante los ochentas la islamofobia mediática se vio más ligada a la estigmatización de Irán y los iraníes en particular que a los árabes en general, siendo así los chiitas, una corriente del Islam, los “fanáticos locos terroristas” de moda en aquellos momentos.
El odio de los sionistas a “Hesbolla” viene desde 1982 cuando tras invadir el Líbano, son ferozmente repelidos y empujados hasta la frontera sur y ese encono se potenció con la definitiva expulsión del sur del Líbano en mayo del año 2000 y sin dudas termino por profundizarse con la humillante derrota del 2006 que además de causar un terremoto dentro de los cuadros de oficiales de las FDI, le costó la cabeza política de Olmert y todo su gabinete. Después de esto, no hay otro argumento con elementos objetivos que compliquen al partido líbanes o a su gran inspirador, Irán.
Ha sido una irresponsabilidad aceptar en los círculos políticos argentinos y en sus formadores de opinión, estos infundios claramente islamofobos que solo buscaban y aún singuen buscando, dividir para luego, atacar. En los comienzos de la década de los noventas, el gobierno justicialista de Carlos Saúl Menem giró sin el mínimo pudor desde un actuado nacionalismo peronista al alineamiento desvergonzado con Washington lo que le valió un sinfín de críticas.
Creyendo que con exponer a dos navíos de guerra y a su país en un conflicto absolutamente injustificado y ajeno a los intereses del estado argentino, iba a lograr que Argentina trepara posiciones en las relaciones con lo que por ese entonces se llamaba “primer mundo”, demostró una candidez que nadie perdona en la alta política internacional.

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Ingresar al país a jugar en los sucios esquemas de la geopolítica norteamericana trajo sus consecuencias. Con un estado aún afectado por casi una década de desmonte y desbarajustes en las áreas estratégicas de la seguridad y defensa (y en particular de la inteligencia), fue aprovechado para que las manos negras que actúan detrás de máscaras de conveniencia, golpearan al país. Allí Argentina supo sin saberlo por ese entonces que era una operación de Falsa Bandera y pago el precio de la falta de preparación e irresponsabilidad política de sus gobernantes.
A partir de entonces ingresaron al país todo tipo de pájaros extraños que anidaron en los puntos estratégicos del estado y desde la llegada del gobierno de CAMBIEMOS sin dudas su presencia se ha consolidado.
Tras ciertos episodios (asesinato del fiscal Nisman) y rumores sin fundamento (acusación de terroristas a los hermanos Salomon), algunos sectores de los medios que sutilmente militan en favor de esas ideologías venenosas, se encargan de siempre poner como sospechosos a “Irán”, “Hesbolla” y a los “musulmanes”, quedando en claro, para quienes en realidad están trabajando.
No hay que olvidar el mismo Netanyahu en febrero de 2015 ante el Congreso norteamericano, buscando un apoyo desesperado a sus planes, arengo a los presentes a atacar a Irán porque, según él, “había bombardeado la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992”. Cuando se sucedieron aquellos atentados la migración de estos elementos se hizo mayor aún, profundizando sus propósitos con miras a controlar la región.

6/5/19

VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


La dimensión bilateral de las relaciones entre Argentina y Estados Unidos durante la década de 1990: El ingreso al paradigma de “Relaciones especiales" 


DENTRO DE ESTE PARADIGMA ENTRE EE.UU Y LA ARGENTINA Y LA DIMENSIÓN BILATERAL DURANTE LA DÉCADA DEL 1990/1991 EN TORNO A LAS RELACIONES ESPECIALES INTERNACIONALES. LA ARGENTINA SIEMPRE CORRE 
LOS PROBLEMAS DE GOBIERNO O TOMA DE DECISIONES YA SEA EJECUTIVO COMO LEGISLATIVO SIEMPRE VA DE ATRÁS, NUNCA UN PASO ADELANTE YO NO SE SI POR DESCONOCIMIENTO O NADIE ESTUDIA, COMO ES UNA POLÍTICA YA QUE NUESTRA CONSTITUCIÓN CASI PARECIDA A LOS DE EE.UU. 

A VECES PIENSO QUE COMO DIPUTADOS O SENADORES, Y AYUDANTES DEL EJECUTIVO, MAS MINISTROS NO LLEGARON A COMPRENDER LA DIMENSIÓN QUE TENIA ESTE ENVIÓ DE NAVES DE GUERRA A UN PAÍS DESCONOCIDOS POR NOSOTROS Y NO PARA EE.UU. COMO ELLOS SON LOS POLICÍAS DEL MUNDO ESTÁN EN TODOS LADOS POR SOLO HECHO DE MANTENER EN ORDEN SI ALGUIEN VENDE MAS CARO O BARATO EL PETROLEO. NO ME QUIERO EXTENDER EN MIS PENSAMIENTOS QUE SON BASTANTE LARGOS, SOBRE ESTE TEMA QUE DIJE QUE NO LO VOY A ABANDONAR HASTA TENER UNA REPUESTA DE CUALQUIER GOBIERNO DE TURNO. PERO INVESTIGANDO TODO EL TIEMPO DESCUBRO EN APARTADOS VIEJOS DE GRANDES ANALISTAS DE POLÍTICA EXTERIOR, PERO NO NUESTRAS DESDE AFUERA LA TIENEN MAS CLARAS. SEÑORES HUBO A LA FINAL UNA RESOLUCIÓN DE LEY QUE FINALMENTE EL 18 DE FEBRERO LOS LEGISLADORES APRUEBAN UN PROYECTO SIMBÓLICO DE APOYO PARA LAS ACCIONES BÉLICAS. POR FAVOR SIGAN LEYENDO.... 

 ARA SPIRO



Finalmente, el 23 de enero tuvo lugar el último capítulo de esta batalla interna. La Cámara de Diputados aprobó por 117 votos contra 99 la permanencia de las naves en la zona del Golfo Pérsico en términos de "apoyo logístico" a las fuerzas de la coalición liderada por Estados Unidos. El Ejecutivo consiguió la ratificación parlamentaria con el respaldo de la liberal Unión del Centro Democrático (UCD), los demos progresistas, el Movimiento Popular Jujeño, el Partido Federal, los liberales correntinos y el Partido Provincial Rionegrino, entre otros. Votaron en contra de la iniciativa oficial los radicales, los disidentes peronistas enrolados en el Grupo de los Ocho y el Partido Provincial Bandera Blanca. También lo hicieron varios diputados justicialistas, entre ellos Eduardo Ferreyra, Julio Badrán, Jaime Martínez Garbino y Raúl Rodríguez. Entretanto, y en oposición a la decisión del Congreso, las agrupaciones de izquierda MAS y PC y los peronistas del Grupo de los Ocho organizaron otra marcha, instando al regreso de las naves argentinas.



Tiempo después de esta dura victoria parlamentaria, el 8 de febrero, el presidente norteamericano Bush llamó por teléfono al presidente Menem para transmitirle su comprensión de los problemas que debe enfrentar la Argentina y su reconocimiento por la contribución del país a la presencia de las fuerzas aliadas en el Golfo Pérsico.

b) La posición asumida por la administración menemista en las sucesivas crisis entre los gobiernos de Estados Unidos e Irak



Durante la nueva crisis suscitada entre los gobiernos de Irak y Estados Unidos que tuvo su inicio el 13 de enero de 1993, el gobierno argentino renovó su apoyo a la posición de Washington. Pocas horas después que un centenar de aviones norteamericanos, ingleses y franceses bombardearan objetivos estratégicos en territorio iraquí, Menem sostuvo que la Argentina está "totalmente de acuerdo con la actitud adoptada por las Naciones Unidas




ARA BROWN




A partir de la asunción de Carlos Menem a la presidencia en julio de 1989 y muy especialmente tras la decisión presidencial de participar en la Guerra del Golfo, adoptada en agosto de 1990, los vínculos entre Argentina y Estados Unidos ingresaron al paradigma de "relaciones especiales". 

Dicho ingreso completó el inconcluso "giro realista" iniciado por su antecesor Raúl Alfonsín. Asimismo, constituyó un paso vinculado al esfuerzo de la administración peronista por concretar los siguientes cuatro objetivos de política económica interna y externa: la eliminación de la hiperinflación y el logro de la estabilidad y el crecimiento económicos, la renegociación de la deuda externa y la búsqueda de credibilidad y capitales externos. 

Desde la percepción del gobierno, estos objetivos sólo podían concretarse a través de la construcción de una alianza a la vez estratégica y económica con los Estados Unidos y los países desarrollados de Occidente y de una integración primordialmente económica con Brasil y los países del Cono sur.

Para mejor comprensión del lector, el presente capítulo se subdivide en tres ámbitos diferenciados que constituyen las tres partes del trabajo. Dichas partes, diferenciadas pero la vez fuertemente relacionadas entre sí, son las siguientes:

1) la correspondiente al ámbito estratégico;

2) la vinculada con el ámbito de las cuestiones político-diplomáticas de la agenda bilateral; 

3)la correspondiente al ámbito económico.





PRIMERA PARTE 



EL ÁMBITO ESTRATÉGICO DE LA AGENDA BILATERAL 

Durante los años de gobierno de Menem, este ámbito adquirió una particular densidad, como fruto del patrón de "relaciones especiales" adoptado y de la centralidad de los vínculos con Estados Unidos en dicho patrón. Dentro del mismo cabe destacar la existencia de cuatro tipos desmedidas:

1) las adoptadas por el gobierno argentino respecto de cuestiones estratégicas vitales para el gobierno norteamericano;

2) las adoptadas por el gobierno norteamericano en el apartado estratégico de la agenda bilateral;

3) las medidas de cooperación bilateral en materia estratégica; y

4) la persistencia de cuestiones no resueltas en esta sección de la agenda.Dentro de las primeras, es decir, las adoptadas por el gobierno argentino respecto de cuestiones estratégicas vitales para las autoridades de la Casa Blanca, cabe señalar la participación argentina en la Guerra del Golfo y la posición asumida por la administración menemista en las sucesivas crisis entre los gobiernos de Estados Unidos e Irak; las medidas adoptadas por las autoridades de la Casa Rosada y el Palacio San Martín en materia de política nuclear, no proliferación y tecnologías sensibles; la desactivación del misil Cóndor II; las medidas adoptadas por el gobierno argentino para revertir las falencias de seguridad en el aeropuerto de Ezeiza; y la posibilidad de la participación argentina en un esquema de intervención multilateral en Colombia -"Plan Colombia"- auspiciado y dirigido por el gobierno de Estados Unidos. Respecto de las medidas adoptadas por Estados Unidos en el marco estratégico de la agenda, vale destacar el levantamiento de la enmienda Humphrey-Kennedy de embargo de venta de armas norteamericanas a la Argentina; las negociaciones por la compra de los radares estadounidenses para los aviones A4 M y por la venta de los aviones de entrenamiento argentino.


 La participación argentina en la Guerra del Golfo

Así como las medidas de apertura económica y reforma del Estado adoptadas desde julio de 1989 fueron la manifestación interna del ingreso al patrón de "relaciones especiales" con Estados Unidos, la participación argentina en la Guerra del Golfo a partir de septiembre de 1990 constituyó la primera medida trascendente que demostró la adopción de dicho patrón en el ámbito de la política exterior. Fiel a su perfil  occidentalista, pero no automático, el gobierno argentino se mostró inicialmente renuente a la alternativa de un envío inmediato de tropas a la zona en conflicto hasta que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas así lo requiriese. Esta posición de bajo perfil, más humanitaria que política, respecto del conflicto en su primera etapa puede rastrearse, con diversos matices, en las declaraciones que durante agosto de 1990 efectuaron al respecto el presidente Carlos Menem; su hermano, el senador Eduardo Menem; y el entonces canciller Domingo Cavallo. Por cierto, esta reticencia inicial estuvo íntimamente ligada a dos factores:

 CONGRESO DE LA NACIÓN ARGENTINA



1.la existencia de una óptica liberal wilsoniana en versión periférica  en los responsables de la política exterior del gobierno de Menem, de enfático apoyo a las intervenciones multilaterales en defensa de los derechos humanos y las libertades democráticas (elemento que compartía con la versión original del liberalismo wilsoniano), pero a la vez reticente respecto de las acciones unilaterales de Estados Unidos; y

2.la percepción del alto grado de resistencia que presentaría en las bancadas radical y peronista la aprobación del envío de fuerzas sin resolución previa del Consejo de Seguridad.Frente a las voces reticentes dentro del gobierno, los funcionarios cercanos al entorno presidencial y los oficiales de las Fuerzas Armadas sostuvieron la conveniencia del envío inmediato de tropas al Golfo como un "gesto" destinado a la Casa Blanca. Señalaban que la necesidad de que se produjese ese gesto había sido sugerida por Washington al menos en dos ocasiones: durante la entrevista pedida de modo urgente al presidente Menem por el vicepresidente norteamericano, Dan Quayle, en Colombia, durante la asunción del presidente César Gaviria Trujillo, y en una reunión que altos funcionarios de la Cancillería mantuvieron con representantes de la Embajada de Estados Unidos, entre ellos, el consejero político, James Walsh. Este sector proclive a una respuesta inmediata en favor de la participación de efectivos remarcó la necesidad de aprender de las "lecciones del pasado", es decir, las derivadas de la tardía declaración de guerra por parte de la Argentina al Eje, en 1945, que le costó a Argentina un tratamiento muy diferente que el que tuvo Brasil, premiado con inversiones productivas por los miles de brasileños muertos en Europa durante su participación en la Segunda Guerra.

Tras el envío de dos cartas al presidente Menem (la de su par norteamericano, George Bush, del20 de agosto, agradeciéndole su preocupación por la situación en el Golfo Pérsico; y la del jefe de Estado de Egipto, Hosni Mubarak, del 13 de septiembre, en la que éste explicaba al mandatario justicialista las razones por las cuales el mundo debía reaccionar en bloque ante la agresión de Irak a Kuwait), el presidente argentino abandonó su bajo perfil inicial y adhirió a la posición norteamericana, partidaria del envío de tropas aún sin la aprobación de la ONU. 



Así, el 16 de septiembre, Menem señaló que su gobierno "enviará tropas al Golfo Pérsico sin ningún tipo de consulta "si el objetivo perseguido es consolidar la paz". En ese caso, anunció el primer mandatario, "sólo consultaré a sectores de la comunidad. Pero si se tratará de tropas de intervención (...) tendría que resolver el Congreso". Hasta ese momento, el discurso del Gobierno había consistido en afirmar que no se enviarían fuerzas militares si no lo pedían las Naciones Unidas, pero el presidente no aludió en sus declaraciones del 16 de septiembre a la  ONU cuando admitió la posibilidad de que "tropas para consolidar la paz" -integradas sólo por oficiales y suboficiales- sean despachadas sin consulta legislativa. Acorde con el cambio en la posición del presidente Menem, su canciller, Domingo Cavallo, anunció en un mensaje difundido por radio y televisión el 18 de septiembre de 1990, la partida de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas argentinas para "ayudar a restablecer la paz y evitar una tragedia de imprevisibles consecuencias en la zona en conflicto". Cavallo aclaró que los efectivos argentinos "no van a emprender acciones bélicas" y justificó la decisión de enviar tropas, remarcando que 

“Si la Argentina quiere participar de los beneficios del proceso de gestación de un nuevo mundo de paz y progreso, debe asumir las responsabilidades. Frente a la actitud del régimen de Bagdad, la indiferencia implica atraso y aislamiento." El 19 de septiembre, el presidente Menem justificó el envío de tropas al Golfo Pérsico, al asegurar que"(…) al pedirlo un país integrante de las Naciones Unidas (Kuwait) es como si la UN lo hubiera pedido. (…) la Argentina no puede darse el lujo, en este momento que estamos emergiendo de una crisis, de quedar aislada del resto del mundo (…) 



Estamos en otro mundo, en el que la neutralidad no existe (...) no son tropas intervencionistas sino para consolidar la paz, para evitar las consecuencias de un enfrentamiento". Sobre la decisión tomada Menem reconoció que él se había manejado "con la Cancillería" y al preguntárselo si fue sometida a consulta alguna dijo que"(…) esto es una cuestión del Gobierno y no de los partidos políticos." 

(Por cierto, esta última afirmación del presidente hacía referencia a la existencia de voces contrarias al envío de tropas tanto dentro de las filas de la oposición como del partido entonces gobernante. Ejemplo del primer caso fue la iniciativa del ex-canciller radical y entonces diputado Dante Caputo de interpelación a los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores, Humberto Romero y Domingo Cavallo, para que informaran verbalmente en la Cámara Baja las razones del envío de tropas. Aunque esta iniciativa de Caputo, propuesta por el diputado de la UCR César Jaroslavsky, tuvo el respaldo de los diputados provenientes del Partido Socialista Unificado, del Partido Federal-Otra importante señal de divergencia en las filas del oficialismo tuvo lugar días después, cuando mientras el presidente del bloque justicialista de Diputados, José Luis Manzano, aseguraba que Argentina podría enviar más efectivos militares al Golfo "si lo piden las Naciones Unidas o los países que están participando en el embargo", el propio presidente de la Cámara de Diputados, el justicialista Alberto Pierri, criticó la decisión presidencial de enviar tropas al Golfo Pérsico, opinando que las naves argentinas iban a realizar "un viaje turístico, porque estos dos barquitos no pueden modificar nada" -aunque poco después sostuvo que su afirmación no implicaba dejar de apoyar la decisión del gobierno de enviar tropas al Golfo-. Asimismo, el secretario general dela central sindical, la Confederación General del Trabajo (CGT), Saúl Ubaldini, señaló también su rechazo al envío de tropas, destacando que"nunca fuimos una nación mercenaria o una colonia proveedora de carne de cañón paradefender intereses ajenos. 

No obstante estas voces divergentes dentro del propio oficialismo, el 27 de septiembre de 1990, los senadores del PJ, en un nuevo giro, abandonaron su posición contraria al envío de tropas y la respaldaron, rechazando el intento del bloque radical de condenarla. En este sentido fue notorio el cambio en la posición del senador Eduardo Menem, el presidente provisional del Senado, quien originariamente se oponía al envío de tropas y se convirtió en la sesión del 27 en el principal defensor de la medida adoptada por el Ejecutivo.

En dicha ocasión, el hermano del presidente justificó la medida, sosteniendo que "hemos resuelto apoyar la decisión del Gobierno de enviar fuerzas de paz, por entender que esto se enmarca dentro de la resolución delas Naciones Unidas". Dijo que, por tratarse de fuerzas de paz, "no necesitaban de la autorización del Congreso" para salir del país. El senador Menem agregó que, con la actitud asumida por el Presidente, la Argentina "deja de ser un espectador y se convierte en protagonista" de las relaciones internacionales. Consciente del tenso clima interno generado por la decisión gubernamental de enviar tropas al Golfo Pérsico, el ministro de Defensa argentino, Humberto Romero, sostuvo que los buques argentinos a ser enviados al Golfo Pérsico llevaban precisas instrucciones de no participar en misiones ofensivas y solamente podrían responder a un ataque en defensa propia. La decisión adoptada por el gobierno argentino provocó el elogio verbal de las autoridades norteamericanas. Ese mismo día 19 de septiembre, el embajador norteamericano en Buenos Aires, Terence Todman, y el vocero de asuntos exteriores de la Casa Blanca, Roman Popaduak, notificaron el beneplácito de Washington por la decisión del gobierno argentino de enviar tropas a la zona del Golfo Pérsico.  

Al día siguiente, 20 de septiembre, Menem recibió una felicitación por carta de su colega Bush, redactada de la siguiente manera: 

“Me sentí muy complacido al conocer su decisión de participar en la fuerza multinacional en la región del Golfo Pérsico. Su franca posición en contra de la intolerable agresión y de la flagrante desobediencia al derecho internacional por parte de Saddam Hussein es sumamente apreciada. Constituye un ejemplo de su firme determinación de que la Argentina desempeñe un papel preponderante y destacado en los asuntos mundiales. Deseo profundamente que la creciente nómina de países dispuestos a defender nuestros intereses comunes en la región del Golfo Pérsico induzca a Saddam Hussein a retirarse de Kuwait.

Al día siguiente, 20 de septiembre, Menem recibió una felicitación por carta de su colega Bush, redactada de la siguiente manera: 

“Me sentí muy complacido al conocer su decisión de participar en la fuerza multinacional en la región del Golfo Pérsico. Su franca posición en contra de la intolerable agresión y de la flagrante desobediencia al derecho internacional por parte de Saddam Hussein es sumamente apreciada. Constituye un ejemplo de su firme determinación de que la Argentina desempeñe un papel preponderante y destacado en los asuntos mundiales. Deseo profundamente que la creciente nómina de países dispuestos a defender nuestros intereses comunes en la región del Golfo Pérsico induzca a Saddam Hussein a retirarse de Kuwait

. Espero verlo el 1º de octubre en Nueva York. Sinceramente, George Bush.

El 24 de septiembre, fue el subjefe de la Junta de Jefes del Estado Mayor norteamericano, almirante David Jeremiah, quien expresó, en una reunión que mantuvo con el ministro de Defensa argentino, Humberto Romero; con el jefe del Estado Mayor Conjunto de la Argentina ,vicealmirante Emilio Ossés, y con el embajador norteamericano en Buenos Aires, Terence Todman, la satisfacción de las fuerzas armadas norteamericanas por la participación de la Argentina en la fuerza internacional de bloqueo contra Irak. Jeremiah señaló que la actitud del Gobierno "pone a la Argentina en la más alta consideración". Durante el encuentro que sostuviera con Menem en Nueva York el 1º de octubre de 1990, Bush nuevamente agradeció a su colega argentino.

La participación en el bloqueo contra Irak en los siguientes términos: "He planeado decirle al presidente Menem que estoy muy agradecido por su solidaridad. 

Es un hombre de coraje y entiendo que los argentinos están apoyando lo que usted hace, señor." Estimulado por las favorables repercusiones que en la Casa Blanca tuvo la decisión de enviar tropas al Golfo, el gobierno, a través del canciller Domingo Cavallo, admitió el 21 de octubre la posibilidad de reforzar la presencia militar argentina en la zona del Golfo. 

Al visitar la base naval de La Spezia a la corbeta misilística Spiro -una de las naves argentinas que viajó a la zona del conflicto- Cavallo explicó al respecto que" Estamos estudiando el envío de aeronaves que sirvan como apoyo logístico al contingente y que permitan, de paso, evacuar a argentinos y a latinoamericanos de la zona, si se desatase el conflicto bélico (...) la misión es importante, no sólo porque significa apoyar en el plano diplomático-práctico el embargo económico decidido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino porque el objetivo final es fundar un sistema de seguridad mundial, tal como lo establece la misma carta de la UN". 

Por su parte, el Ministerio de Defensa argentino emitió el 22 de octubre un comunicado que señalaba como "de destacada importancia" que el pabellón nacional argentino estuviera presente “en una región importante del mundo", al tiempo que expresaba que sus habitantes” quizá por primera vez, incorporarán a la República Argentina dentro de una consideración prioritaria y nuestros connacionales que allí residen tendrán la tranquilidad de que buques de su país estarán allí prestos a apoyarlos". 

Finalmente, el 1° de diciembre, fue el secretario legal y técnico de la Presidencia, Raúl Granillo Ocampo, quien adelantó que el Poder Ejecutivo enviaría al Congreso una iniciativa para que las tropas argentinas enviadas al Golfo Pérsico participaran activamente en una eventual guerra. Frente a esta declaración, tanto los diputados radicales como los representantes de posturas de izquierda (Movimiento al Socialismo -MAS-, Partido Intransigente (PI) y Partido Socialista Unificado (PSU)- anticiparon su postura desfavorable  

A su vez, otros legisladores, como ucedeísta Adelina de Viola, solicitaron mayor información para tratar de precisar en qué medida dicho conflicto anunciaría una guerra convencional o nuclear, antes de fijar una posición definitiva. 

MAS DE 30 AÑOS DE DEMOCRACIA

Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, optó por la cautela y se abstuvo de comentar cuál sería la posición del bloque justicialista. Junto a la reticencia parlamentaria tuvo lugar un importante debate académico respecto de este tema, que se centró en dos cuestiones: 

a) el costo de adoptar una decisión sin el previo respaldo del Congreso en términos de credibilidad externa ; y 

b) la crítica a la vinculación mecánica que los funcionarios del gobierno hicieron entre el gesto de enviar naves y su contrapartida en términos de beneficios económicos para la Argentina.



Como era de esperarse, la presencia de Bush en la Argentina, a principios de diciembre de 1990, fue una ocasión para que los legisladores disidentes con la posición del gobierno se hiciesen oír. Así, el diputado Luis Zamora (MAS-Izquierda Unida) elevó ante la Cámara Baja un proyecto de declaración que solicitaba que el cuerpo legislativo expresara su rechazo a la visita de Bush “por constituir un salto adelante en la colonización de América Latina y en el intento de promover un sólido frente de apoyo a la agresión contra el pueblo iraquí". 

Por su parte, los diputados integrantes del peronista Grupo de los Ocho también expresaron su oposición a que Bush concurriese al recinto de la Asamblea Legislativa. Lo propio hicieron los diputados Jacinto Gaibur (peronismo), Simón Lázara (socialismo unificado) y Rafael Pascual(radicalismo), quienes señalaron su oposición a la visita de Bush. 

De acuerdo con la óptica de estos legisladores, el presidente norteamericano venía a la Argentina para promocionar su Iniciativa para las Américas, que "no es una propuesta seria". El Partido Humanista consideró a su vez que "la visita de Bush es oprobiosa, porque se hace cuando la desocupación, la miseria, la desnutrición y la mortalidad infantil son lo único que crece en la Argentina" y señaló que el mandatario norteamericano era "el principal respaldo del gobierno nacional y su política económica". 

Asimismo, el 4 de diciembre de 1990, el diputado nacional Guillermo Estévez Boero (Partido Socialista Popular - Santa Fe) entregó en la Embajada de los Estados Unidos una carta personal dirigida a Bush, en la que expresaba sus disidencias con diversas actitudes de la administración republicana, señalando que "No estamos contra el pueblo de los Estados Unidos de América ni contra el gobierno que elige dicho pueblo, Estamos sí decididamente en contra de políticas opuestas a los intereses de nuestros pueblos, a los intereses de nuestra Nación y a los intereses de nuestros hermanos de América Latina". 

Finalmente, el 5 de diciembre de 1990 -el mismo día del arribo del presidente Bush a Buenos Aires- el MAS organizó una marcha de repudio a la presencia del mandatario norteamericano. Frente a estas expresiones de repudio, el presidente Menem sostuvo que"(...) Es bueno que los argentinos entendamos que los ideologismos y todo aquello que lleva a la confrontación (...) en estos momentos no sirve ni para la Argentina ni para ninguna parte de la tierra, por eso me dan pena algunos ideologismos, tratando de hacer una demostración en contra del presidente de los Estados Unidos (...) en realidad, tendría que salir todo el pueblo a la calle para saludar a este hombre que representa a un gran país de la Tierra". 

El 5 de diciembre, Bush comenzó su estadía en Buenos Aires agradeciendo a su colega Carlos Menem el alineamiento de la Argentina con los grandes objetivos del mundo occidental. Al analizar la cuestión del Golfo y plantear Menem que el Congreso decidiría si las naves argentinas intervendrían en caso de guerra, Bush sostuvo que el gran argumento para aprobar esa participación era la resolución que hacía poco había aprobado del Consejo de Seguridad dela ONU, que había autorizado el uso de la fuerza. 

En una conferencia de prensa conjunta, ambos presidentes reiteraron que la única solución posible para la crisis en el Golfo Pérsico era el retiro iraquí de Kuwait "sin condicionamientos". El mandatario norteamericano reiteró su agradecimiento a la contribución argentina en la Guerra del Golfo en el discurso que efectuara ante el Parlamento ese mismo día 5:"(…) 

Traducción: En la actual crisis del golfo, también ha demostrado fortaleza y visión ayudando a liderar los esfuerzos internacionales para detener la agresión brutal de Saddam. "Su contribución a la fuerza cultural en el golfo es una declaración de su compromiso con la paz y el estado de derecho, y una clara señal de que está asumiendo el lugar que le corresponde como líder entre las naciones amantes de la libertad".

Al día siguiente, y tras despedir al presidente Bush, Menem anunció el envío al Parlamento del proyecto de ley sobre la eventual participación de las Fuerzas Armadas en caso de una guerra en el Golfo. Dijo Menem que de aprobarse el proyecto respectivo las unidades navales argentinas podrían prestar apoyo logístico y no intervenir en las acciones bélicas. 

Finalmente, el 13 de diciembre, el canciller Cavallo anunció que las naves argentinas que se encontraban en el Golfo Pérsico regresarían al país a fines de enero "por una necesidad de rotación natural y de recambio de personal". Consciente de las reticencias existentes en el Parlamento, el ministro subordinó el envío de otras naves argentinas a la autorización del Congreso para su intervención en un eventual conflicto bélico.


El mes de enero de 1991 fue testigo de la batalla entre el Ejecutivo y el Legislativo por la permanencia o el retiro de los efectivos argentinos presentes en la zona del Golfo. El 11 de enero, Menem reiteró a los miembros del Parlamento la necesidad de un urgente análisis parlamentario por la presencia de las tropas argentinas en el Golfo Pérsico, pero el afán presidencial chocaba en Diputados no sólo con la reticencia de los legisladores en este tema sino también con la sombra de las denuncias vinculadas al escándalo del "Swiftgate", obstáculos ambos que dificultaban las sesiones en la Cámara Baja. 

Tres días después, los bloques de diputados y senadores del radicalismo exigieron al presidente Menem que "ordene el inmediato regreso" de las naves argentinas enviadas al Golfo Pérsico, en tanto el comité nacional de la UCR atribuyó al gobierno de Menem el actuar con "frivolidad"ante la profundización del conflicto y consideró "inconstitucional" mantener las tropas Argentinas en la zona.



El día 17 de enero, las voces en contra de la presencia argentina en el Golfo dentro del Congresos hicieron oír con particular intensidad. Los diputados de la oposición aprobaron en minoría en él un proyecto de declaración que instaba al Ejecutivo a disponer el regreso de las naves. Dicha sesión incluyó duras calificaciones de los diputados Federico Storani (Unión Cívica Radical) y Juan Pablo Cafiero (Grupo de los Ocho) y la presentación, por parte de los diputados bonaerenses del Partido Intransigente (PI) Gustavo Moccero y Jorge Drkos, de un proyecto de declaración de juicio político contra el presidente Menem y el canciller Cavallo, por decidir, sin consultar al Legislativo, la participación argentina en la Guerra del Golfo. 

El bloque de diputados justicialistas, ausentes del recinto principal, se reunieron en el anexo con el fin de unificar la posición a favor de la permanencia de dichas naves. En la Cámara Alta, se destacaron las críticas del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, quien señaló que “con esta intervención inconsulta hemos roto una tradición de independencia internacional”. Mientras las Cámaras parlamentarias discutían la continuidad o no de la participación de las naves argentinas, fuera del recinto parlamentario se hicieron oír las voces a favor y en contra dela misma. Entre las primeras, cabe destacar la posición de distintas entidades empresarias –las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME); la Unión de Entidades de Servicios (UDES); la Unión de Entidades de servicios (UDES); la Unión de Entidades Comerciales Argentinas (UDECA); y el Consejo Argentino de la Industria (CAI)-, quienes el día 23 de enero emitieron un comunicado conjunto, al cual se sumó la CGT San Martín, liderada por Guerino Andreoni. El texto de la declaración fue similar al presentado el mismo día por la Unión Industrial Argentina (UIA) y decía lo siguiente:

"1) La presencia de naves argentinas se fundamenta en la resolución de las Naciones Unidas que procura preservar el derecho internacional y la paz mundial, alterados por Irak al invadir Kuwait.

2) Por tal razón, el respaldo que otorgamos a la permanencia de las tropas argentinas tiene como objetivo colaborar con los esfuerzos dirigidos a una urgente solución del conflicto".

Entre las voces opuestas a la presencia argentina en la zona del Golfo, vale mencionar las agrupaciones de izquierda (Movimiento al Socialismo -MAS-, Trabajadores por el Socialismo-PTS-; Partido Obrero -PO-; Partido Comunista –PC), Partido Obrero (PO)) y de algunos sectores aislados del peronismo y del radicalismo (grupo peronista Descamisados, Grupo de los Ocho y Mujeres Radicales) quienes, en los días 15 –el del vencimiento del ultimátum de la ONU a Saddam Hussein para que retire sus efectivos de Kuwait- y 23 de enero organizaron sendos actos en el Congreso bajo las consignas "Fuera yanquis del Golfo Pérsico" y "Regreso delas tropas argentinas". Una posición similar de repudio a la guerra e intervención del Congreso para exigir al Ejecutivo el retorno de las naves argentinas adoptó la Juventud Radical y las agrupaciones de derechos humanos Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). 

Ese mismo 18, Menem enfrentó a los sectores críticos de su propio partido señalando que la Guerra del Golfo "va a beneficiar a la Argentina". Utilizando el viejo argumento del pragmatismo comercial argentino en el marco de un contexto bélico, sostuvo que la Argentina podía aprovechar la necesidad de alimentos y combustibles del mundo como lo había hecho el general Juan Domingo Perón durante la Segunda Guerra Mundial, en los siguientes términos: “Los peronistas que se rasgan las vestiduras no se acuerdan ahora de que fue el general Perón el que le declaró formalmente la guerra al Eje y nuestro país proveyó de alimentos y combustibles al mundo".

PALOMA DE LA PAZ, QUE NUNCA HUBO, FUE GUERRA..