28/4/19

¿QUÉ LE HICIERON A PAPÁ EN LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO CONTRA IRAK?



VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


HE AQUÍ UN NIÑO DESCENDIENTE DE UN SARGENTO QUE TUVO QUE TRAGAR HUMO Y ALGUNAS DROGAS CONTRA EL GAS NERVIOSO, Y PASA ESTAS COSAS LA PAGAN LOS HIJOS. PERO ESTE SEÑOR YA MURIÓ Y EL HIJO NACIÓ CON SUS PIERNAS MUEREN EN LAS RODILLAS MUÑONES . JAYCE HANSON TIENE 11 AÑOS EN SU TIEMPO....ACÁ LA HISTORIA

Su trágica imagen y su vida truncada, son todo lo para los más de 200.000 soldados que sufren e llamado “síndrome del Golfo”. Para ello y sus dramáticos interrogantes no han terminado.



Ocho años después de aparecer en la portada de la revista Life, Jayce Hanson no es muy diferente de cualquier otro chico de 11 años. Le gusta jugar en la calle con sus amigos, los vídeo-juegos y los programas de ordenador. “Lo que quiere hacer en el futuro cambia cada día, depende de cuál sea su nuevo interés ese día -comenta su madre, Connie-. No ve nada como imposible”.

Lo que hace a Jayce diferente de otros chicos de su edad es que tiene dos muñones en lugar de brazos y no tiene piernas más allá de sus rodillas. Las actividades cotidianas son un desafío diario. No puede ir al servicio ni darse un baño sin la ayuda de un asistente, pero consigue vestirse solo con unos palos de madera diseñados especialmente. Su mayor preocupación, y la de su madre, es que, al carecer de brazos, no puede agarrarse a nada cuando se cae.


La causa de las discapacidades físicas de Jayce Hanson enfurecerían y asustarían a cualquier padre. Nació con los problemas de los niños calificados como “bebés talidomida” de los años 50 y 60, pero su madre nunca tomó drogas.

Cuando conocí a los Hanson por primera vez en el otoño de 1994, creían saber por qué Jayce había nacido con tantos problemas.

Su padre, Paul Hanson, sargento del 16 Batallón de Ingeniería del Ejército de Estados Unidos, luchó en Kuwait durante cuatro meses en 1991 como parte de la Operación Tormenta del Desierto contra Irak, la Primera Guerra del Golfo.

No sólo inhaló una gran cantidad del humo que procedía de los oleoductos incendiados por las tropas iraquíes, sino que Paul tomó una droga experimental que le dio el mando militar norteamericano para protegerle de la amenaza del gas nervioso. Cuando regresó a casa, sufrió constantes dolores de cabeza, náuseas y dolor en el pecho. Tras el nacimiento de Jayce, Paul y Connie confirmaron que algo iba mal.


En los 12 años posteriores al conflicto en el Golfo Pérsico, miles de soldados y sus familias se han enfrentado a una serie de enfermedades inexplicables que les han lisiado a ellos y, en algunos casos, a sus hijos.

De los 700.000 hombres y mujeres procedentes de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Francia que intervinieron en la contienda de 1991 en Kuwait, más de una tercera parte se han quejado de diversas complicaciones de salud, conocidas popularmente como “el síndrome de la Guerra del Golfo”.

Hoy todavía no se ha encontrado una causa identificable de este síndrome, a pesar de que Estados Unidos ha gastado más de 200 millones de dólares, ya desde la presidencia de Hill Clinton, para financiar diversos proyectos de investigación sobre este asunto. Los veteranos de la guerra del Golfo y sus abogados, sin embargo, sospechan que las causas pueden ser una combinación del humo de los incendios de los pozos petrolíferos, los tanques de uranio empobrecido, la vacuna contra el carbunco y el antídoto experimental que tomaron Paul Hanson y muchos otros, llamada “bromo piridostigmina”.


Desde el final de aquella contienda bélica, unos 100.000 veteranos han participado en los registros y estudios del Departamento de Defensa para hacer un seguimiento de los síntomas y el impacto del síndrome. Una docena de comisiones y multitud de estudios han fracasado en su intento de dar una explicación plausible para el hecho de que tal cantidad de soldados sufran serios trastornos de salud después de haber estado en Kuwait hace 12 años. La mayoría de las comisiones gubernamentales americanas apuntan a que el responsable es el estrés psicológico derivado de tener que enfrentarse a un potencial ataque químico y biológico, pero la explicación no convence a los veteranos. El síndrome de la guerra del Golfo podría quedar como uno de esos misterios médicos sin causa ni cura.

La falta de explicación sobre las causas del síndrome sólo contribuyen a perpetuar el miedo. En la actualidad, con los ejércitos de Estados Unidos y Gran Bretaña todavía desplegados en Irak, miles de soldados y sus familias se preocupan no sólo por las bajas que los enfrentamientos con grupos iraquíes afines a Sadam causan cada día, sino también por los potenciales riesgos para la salud que esas operaciones ha demostrado conllevar. Los que fueron soldados allí hace una década se preguntan si su gobierno habrá aprendido la lección.


La que fuera la última unidad de Paul Hanson, el 16 Batallón de Combate de Ingeniería está ahora destacada en Irak. Connie Hanson sigue con detalle la información sobre el batallón, aunque Paul Hanson no está con ellos. El 12 de agosto de 2002, en un nuevo y terrible azote para la familia, el sargento de 39 años se ahogó en un accidente de submarinismo cuando residían en Fort Lewis, Washington, dejando a Connie a cargo de su hija Amy, de 13 años, y de Jayce.
Le faltaban 22 meses para retirarse del ejército. “Si Paul estuviese aquí para contarle a Jayce sus experiencias en la guerra, le haría sentirse mejor”, afirma.

Ni Jayce ni su padre tendrán ya la oportunidad. Está por verse si habrá otros casos como el suyo. Aparentemente, el Departamento de Defensa ha aprendido alguna lección de la última guerra con Irak, aunque quizá no la más adecuada.


Las unidades de combate desplazadas ahora cuentan con expertos en salud mental para lidiar con el estrés del combate y la baja moral. El Ejército y el Departamento de Veteranos han registrado los datos médicos de los 200.000 soldados en el Golfo antes de partir, de forma que si se produce cualquier enfermedad se pueda hacer un exhaustivo seguimiento sobre su origen.

Además, urgidas por el Congreso, las Fuerzas Armadas han mejorado notablemente su capacidad para detectar armas químicas y biológicas a través de un entrenamiento especializado que se lleva a cabo en Fort Leonard Word, Missouri. El Pentágono se ocupa de monitorizar todas las muestras de agua, aire y tierra a las que son expuestos los soldados americanos e informa de los medicamentos que les son administrados y su propósito. Paul Hanson, según su propio testimonio, y muchos de los soldados participaron en el conflicto de 1991 no fueron informados sobre las drogas que tomaron ni sobre sus efectos secundarios.

Los veteranos norteamericanos afectados ni siguiera han conseguido una compensación del Ejército de su país para mitigar su sufrimiento. Más esperanzados en este sentido están sus colegas británicos. En junio del año pasado, la Corte Suprema de Londres ratificó una sentencia que formalmente reconocía la existencia del síndrome de la guerra del Golfo, decisión instada por un sargento del Regimiento Paracaidista, Shaun Rusling, quien reclamó una pensión al Ejército por padecer una enfermedad contraída durante su servicio en la guerra de 1991.

Pero no todos los riesgos se han descartado. A pesar de la controversia que rodea a las vacunas del carbunco y el bromo, el Ejército norteamericano continúa inoculando a sus soldados con estas sustancias y el uranio empobrecido se sigue utilizando en las bombas.

El pasado mes de mayo, una inmigrante polaca que acababa de conseguir la ciudadanía de Estados Unidos, fue expulsada de las Fuerzas Armadas por mala conducta al negarse a tomar la vacuna del carbunco. La soldado Kamilar Iwanowska explicó a los fiscales militares que sentía que esa vacuna tendría efectos sobre los niños que pudiese tener en el futuro.

Tras la publicación del artículo de Life en 1995, los Hanson y las otras familias que parecían en la revista recibieron todo tipo de apoyo, donaciones, regalos y asistencia médica de todos los rincones de Estados Unidos. La reacción con los periodistas que revelamos la existencia del síndrome de la guerra del Golfo fue menos entusiasta. Desde los medios conservadores fuimos desacreditados por sensacionalistas. La información no fue validada por ciertos medios hasta que el Departamento de Defensa hizo pública una investigación interna en la que reconocía que factores como las vacunas o el uranio empobrecido podían estar relacionados con el síndrome.

Sorprendente mente, Connie Hanson no expresa ira ni indignación hacia el Ejército norteamericano por el riesgo al que expuso a su marido y por la condición física de su hijo. Incluso después de la muerte de su marido, el Pentágono continúa enviándole cartas y ofreciendo asistencia para Jayce. Después de la muerte de Paul el año pasado, Connie y sus hijos se trasladaron de nuevo a su ciudad de origen, Charlottesville, Virginia.

A título póstumo Paul Hanson recibió la medalla al mérito en servicio, el más alto honor en tiempos de paz, y un entierro militar en Fort Lewis, Washington. Después, Connie organizó otro servicio religioso en Virginia, para que pudiese estar enterrado en el cementerio familiar de Scottsville. “Mucha gente temía que estuviese haciendo las cosas demasiado deprisa, pero no quería estar lejos de mi familia”, explica Connie sobre su decisión de dejar Fort Lewis. Ahora está considerando volver a trabajar como esteticista, aunque la paga de Paul es suficiente. “No eres responsable por la situación en la que estás, pero eres responsable sobre cómo te desenvuelves con ella”, reflexiona.

Hasta cierto punto, Jayce entiende porqué nació con el aspecto físico que tiene. Su madre y él hablan de Paul y de su participación en 1991 en la Operación Tormenta del Desierto. Connie, de profundas convicciones religiosas, le recuerda que algunos niños nacen con diferencias más obvias que otros.

“Sabe que es diferente pero hace todo lo que puede para no serlo”, asegura. Su fuerza interior le permite soñar con poder dedicarse a cualquier actividad en el futuro y empeñarse en ello en el presente, mientras se desliza en su monopatín por las calles de Charlottesville como cualquier otro adolescente. Su capacidad, sin duda, le permitirá ser muchas cosas. Lo que parece muy claro es que no será soldado.

27/4/19

La enfermedad de los veteranos de la Guerra del Golfo está en sus mitocondrias


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego han demostrado por primera vez que los veteranos de la Guerra del Golfo Pérsico 1990-1991, que sufren de la "enfermedad de la Guerra del Golfo", tienen deteriorada la función de las mitocondrias, las centrales de energía de las células. 

La investigadora principal, Beatrice A. Golomb, y su equipo utilizaron la tecnología de imágenes de resonancia magnética para comparar a siete veteranos con la enfermedad de la Guerra del Golfo con siete personas sanas. 


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La técnica utilizada, 31P-MRS, reveló las cantidades de compuestos que contienen fósforo que hay en las células. Tales compuestos son importantes para la producción de energía celular, en particular la fosfocreatina (PCr), que disminuye en las células musculares durante el ejercicio. La recuperación lleva más tiempo cuando la función mitocondrial está alterada. 

Los veteranos de la Guerra del Golfo afectados muestran un retraso significativo de la recuperación de la PCr después de un ejercicio físico. Todos ellos tardaban más de 35 segundos (hasta 70), mientras que los sanos tardaban como mucho 31. 

"La expresión clásica de la enfermedad mitocondrial implica múltiples síntomas que abarcan muchos ámbitos, de forma similar a lo que vemos en la enfermedad de la Guerra del Golfo. Estos síntomas suelen ser fatiga, problemas cognitivos y otros problemas relacionados con el cerebro, problemas musculares e intolerancia al ejercicio, y problemas neurológicos y gastrointestinales". 

Los investigadores recuerdan que los veteranos del Golfo estuvieron muy expuestos a inhibidores de la acetilcolinesterasa, una clase de producto químico encontrado en pesticidas organofosforados y carbamatos, en el gas nervioso y en pastillas de pretratamiento de gas nervioso dadas a las tropas, que es tóxico para las mitocondrias. 


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24/4/19

EL GOBERNADOR SCHIARETTI UN ADELANTADO, MAS QUE LOS PROPIOS VETERANOS DEL GOLFO PERSICO

VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


SCHIARETTI Y LA MISION DIFERIDA DE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO.
LA BENEVOLENCIA FINANCIERA DEL EMIR DE KUWAIT SE EXPLICA POR SU ENORME AGRADECIMIENTO A LA ARGENTINA -ENTRE OTRAS TANTAS NACIONES- POR HABER PARTICIPADO DE LA COALICIÓN INTERNACIONAL QUE LIBERÓ AL PAÍS EN LA LLAMADA LA MADRES DE LAS BATALLA, DURANTE EL SEGUNDO SEMESTRES DE 1990 Y LOS PRIMEROS MESES DE 1991. COMO VERÁN QUE NADIE DEL MINISTERIO DE DEFENSA Y LA MARINA HABLO O EL CONGRESO NO LE INTERESO LA PRESENCIA QUE DA GANANCIAS A PROVINCIAS QUE SE ANIMAN A PEDIR. Y NOSOTROS PIDIENDO A LOS DEL CONGRESO POR UNA LEY. Y APARTE ESA FECHA DEL INICIO DE LA GUERRA DONDE KUWAIT FESTEJO CON EL EX-PRESIDENTE Y VARIOS LEGISLADORES EN EL SHERATON MIENTRAS LOS SOLDADOS DE ACERO ESTABAN EN GUERRA .


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El gobernador Juan Schiaretti acaba de firmar un contrato en Kuwait para financiar la construcción (un tanto paradójica, considerando el origen de los fondos) de seis acueductos troncales en la provincia de Córdoba.

Las condiciones de financiamiento obtenidas son, decididamente, extraordinarias: 50 millones de dólares, 24 años de plazo, cuatro años de gracia y una tasa de interés del 3%. Si se considera el riesgo país que ostenta la Argentina por estos días, podría especularse con que algún jeque kuwaití se haya equivocado de papeles.
Pero no, no es ningún error. La benevolencia financiera del emir de Kuwait se explica por su enorme agradecimiento a la Argentina -entre otras tantas naciones- por haber participado de la coalición internacional que liberó al país en la llamada Guerra del Golfo Pérsico, librada durante el segundo semestre de 1990 y los primeros meses de 1991.

El 2 de agosto de 1990,el ejército de Saddam Hussein invadió Kuwait pretextando antiguas reivindicaciones territoriales. El entonces presidente George Bush organizó, rápidamente y bajo el paraguas de las Naciones Unidas, una coalición internacional para enfrentar al dictador iraquí y liberar al pequeño reino de su yugo.
Carlos Menem, entreviendo una oportunidad histórica para reposicionar a la Argentina en el mundo occidental, decidió unirse la entente y ordenó el envío del destructor ARA Almirante Brown y la corbeta ARA Spiro para que integraran la fuerza multinacional (como nota de color, el operativo fue denominado “Alfil”). Su gesto fue debidamente reconocido, tanto por Bush como por el jeque Yaber Al-Ahmad Al-Yaber Al-Sabah.

El estadounidense y el argentino fueron los invitados más celebrados por los kuwaitíes en los fastos del décimo aniversario de la liberación, llevados a cabo en febrero de 2001.

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Algunos años después de la guerra, Kuwait decidió establecer una línea de créditos especial como un gesto hacia los países árabes en desarrollo que habían integrado la coalición y, por gratitud, la extendió a la Argentina. Aunque esta línea estuvo disponible desde principios de siglo, prácticamente nadie la utilizó. Germán Kammerath, en los albores de su mandato como intendente, llevó a cabo decididas gestiones para obtenerla, pero la crisis de finales de 2001 pulverizó cualquier posibilidad de endeudamiento, por más benéfica que ésta hubiera resultado.
Para un país como el nuestro, el hecho de que exista un préstamo blando esperando durante tanto tiempo y que casi nadie lo haya gestionado es, cuando menos, un desatino, especialmente considerando las circunstancias que rodearon la decisión kuwaití.

En la Guerra del Golfo, tanto la Argentina como su presidente jugaron cartas fuertes, del tipo que comúnmente no se arriesgan. Colaborar con una fuerza de tareas internacional dispuesta a entablar combate con las fuerzas armadas iraquíes no era una agenda estrictamente nacional, ni sus beneficios evidentes en lo inmediato.
Vale destacar que, más allá de que las unidades de la Armada se limitaron a tareas de patrullaje y brindar cobertura al tren logístico que abastecía las fuerzas en el teatro de operaciones, lejos de la batalla terrestre, la decisión de Menem significó el reingreso del país a la escena internacional, un talante que el riojano mantuvo a lo largo de sus diez años de gobierno.

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La reciente (y, por cierto, magnífica) reunión del G20 en Buenos Aires es, si se quiere, el certificado póstumo de aquellos años en los que Buenos Aires se cordaba con las principales potencias del mundo.

No es casual que uno de los advertidos de esta posibilidad crediticia haya sido Schiaretti. El gobernador está empeñado en llevar adelante un ambicioso programa de infraestructura y en gestionarlo sin fisuras. Detrás de esta “política del cemento” se esconden recursos provenientes de fuentes diversas, la mayoría de ellas fruto de créditos y colocación de deuda, sin dejar de mencionar a una serie de compromisos financieros de la Nación que, por ahora, no se han cumplido.

La oposición suele advertir por el nivel de endeudamiento que esta política supone.
No obstante, y aunque sea razonable preocuparse por los pasivos -especialmente cuando lo que se intenta es reemplazar al gobernador el año próximo- no debe olvidarse que, por definición, la obra pública es intergeneracional, es decir, que su goce no estará circunscripto a quienes la disfrutarán en lo inmediato. Esto es bastante básico, y es de suponer que hasta los críticos de Schiaretti aceptan el principio, aunque, tácticamente, deban callarlo.

La gran dificultad, sin embargo, no deviene en reconocer esta característica, sino en las condiciones financieras de los montos que se comprometen. No es lo mismo un crédito de un organismo multilateral que la colocación de deuda en divisas extranjeras a través de un bono provincial. Como siempre, en la decisión de utilizar uno u otro mecanismo pesan muchos factores, entre ellos el tiempo. Así, las condiciones ventajosas que ofrece, por ejemplo, el BID, suelen estar penalizadas por una serie de procedimientos que trascienden a un gobierno determinado y que, de tan sinuosos, conspiran contra el corte de cintas en el momento oportuno, cosa que no ocurre cuando se toma deuda en el mercado.

El hecho de contar con un financiamiento como el logrado con Kuwait -claramente uno del tipo político, en el mejor sentido del término y que contrasta vivamente con la “generosidad” de Hugo Chávez hacia su aliado Néstor Kirchner en 2008(3% contra 15% de interés en dólares)- permite calzar lo mejor de dos mundos.

No hace falta insistir en que contar con dinero fresco y barato para ejecutar obras de infraestructura en plazos acotados es el sueño de cualquier gobernante.

En este sentido, debe dársele a Schiaretti la derecha por haber persistido en un insospechado camino iniciado en un conflicto lejano,tanto en el tiempo como en la geografía. Los dinares kuwaitíes estuvieron siempre esperando por los audaces que quisieran salir de la zona de confort financiera.

Hubo pocos, poquísimos, argentinos que lo intentaron; el cordobés fue uno de ellos. Es, si se quiere, un protagonista de la misión diferida de una política argentina muchas veces vilipendiada y de una guerra que, más allá del petróleo y de los intereses en juego, la comunidad internacional libró exitosamente contra un dictador sangriento.

23/4/19

FUTURO: DAÑOS COLATERALES DE LA GUERRA DEL GOLFO PERSICO.




VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE




------------------FUTURO-----------






SÁBADO, 24 DE ENERO DE 2009






---------RESABIOS DE GUERRA----------






----------DAÑOS COLATERALES-----------




ESTO ES PARA QUE LOS POLÍTICOS ARGENTINO TENGAN EN CUENTA, LOS DAÑOS COLATERALES DE ESTA GUERRA LLAMADA ( MISION DE PAZ) Y POR QUE SADAM HUSEIN INVOLUCRO Y USO VARIOS QUÍMICOS PARA RESOLVER EL ATAQUE DE COALICIÓN INTERNACIONAL.


Sumado a los “pecados de guerra” cometidos durante la ocupación de Irak, bajo la sospecha de que ese país contaba con armas de destrucción masiva, después de 28 años de finalizado el conflicto bélico, el Síndrome de la Guerra del Golfo sigue marcando a fuego a los veteranos norteamericanos.

Por Esteban Magnani y Luis Magnani

Después de la Guerra del Golfo (ver recuadro), los veteranos inundaron los consultorios con quejas variadas. Protestaban por fatiga crónica, erupciones cutáneas, migrañas, dolores musculares, de problemas cuyo origen debían ser desórdenes neurológicos, como por ejemplo “se me duerme el brazo” o pérdidas de memoria, alteraciones del sueño, dificultades respiratorias, gastrointestinales, menstruales y cardiovasculares. Sin embargo, y pese a la variedad, los médicos en general atribuyeron las quejas a causas psicológicas y al estrés.

Ahora, y después de haber sido negado como si fuera una enfermedad vergonzante, el Síndrome de la Guerra del Golfo (SGG) ha hecho su entrada triunfal en el sendero de la aceptación que el gobierno de los EE.UU. le debía. Si se recuerda que la Guerra del Golfo ocurrió hace casi dos décadas, se tendrá una idea de lo que le ha costado a ese gobierno reconocer su existencia.

Como era de esperar, la causa es el dinero, aunque esto no deja de ser curioso: reconocer la existencia del SGG llevará a autorizar importantes sumas para el tratamiento de los sufridos veteranos, mientras que mantener la creencia de que todo se debe a un estrés post-traumático, la excusa más común entre las que se alegaron, no conduce a tal erogación. Por lo visto, según un punto de vista bastante peculiar, una enfermedad orgánica es más “real” –y merece ser tratada– que una psicológica.

El informe que ha venido a cambiar el status quo sobre el tema proviene del Comité Consultivo de Investigación de las Enfermedades de los Veteranos de la Guerra del Golfo. La creación de este comité no fue sencilla. El Congreso la decidió en 1998 porque los veteranos no estaban recibiendo los cuidados que merecían y recién en el 2002 quedó constituido por 15 miembros. De ellos, dos tercios son científicos y el resto veteranos.


--------EL INFORME GUSTAVO PELICANO------


Las conclusiones del informe, aparecido en noviembre del 2008, no dejan lugar a dudas. El mentado SGG es real y afecta a alrededor de una cuarta parte de los 700 mil estadounidenses que intervinieron en el conflicto bélico.

La causa principal se debió al contacto de los soldados con dos sustancias químicas: el bromuro de piridostigmina y ciertos pesticidas usados sin mayor control para defenderse de jejenes y mosquitos. Tan belicosos eran los insectos, que la desesperación indujo a rociar también carpas –donde los combatientes se alimentaban– y uniformes. Por su parte, el bromuro se daba a las tropas para contrarrestar los efectos del gas nervioso en caso de que se usara en un ataque.

Es que la convicción de que los iraquíes desatarían una guerra química llevó, según el informe, a una precaución que resultó tan dañina como el presunto elemento a combatir. Sin embargo, lo que a primera vista parecería exagerado, se justifica cuando se conoce que las alarmas detectoras de ese gas sonaron con frecuencia en las acciones de esa guerra. Claro que los gobiernos dijeron que fueron falsas alarmas.

Otra causa apuntada por el comité, aunque con menos probabilidades, proviene del bombardeo y destrucción de un depósito de armas cerca de Khamisiyah. La nube de gas sarín (ver recuadro) llevada por el viento habría afectado a unos 100 mil soldados.

A la luz de estos datos, muchos de los que se negaban a caer en la necedad total pudieron hablar. Lord David Craig, mariscal de la Real Fuerza Aérea Británica, dijo que aceptar la gravedad que tenía el SGG para los veteranos era una obligación, una deuda contraída con mucha anterioridad. Con lógica pura, afirmó que eran tan víctimas de la guerra como aquellos alcanzados por una bala o una esquirla.

Por su parte, James Binns, veterano de Vietnam y presidente del comité, afirmó que lo trágico de la situación recaía en que, por las idas y vueltas del asunto, no existe hoy un tratamiento eficaz; e instó al Congreso a asignar 60 millones de dólares anuales para la investigación con el fin de encontrar la cura. Sin embargo, no cargó las tintas sobre los errores pasados; más bien, afirmó que el tema debía ser considerado como un proyecto primordial para el nuevo gobierno.



--------LA CARACTERIZACION DEL SINDROME----- 

Es al epidemiólogo Robert Haley, de la Universidad de Texas, que se debe gran parte del conocimiento del SGG. Ya por el 2003, al advertir que los tests diseñados por las autoridades buscaban demostrar –porque era lo que esperaban– la presencia de un estrés post-traumático, y no el hallazgo de un diagnóstico “abierto”, encaró el problema con su propia metodología. “Lo que hay que hacer es lo que se hace frente a una nueva enfermedad: definirla. Si se le pregunta a la gente si tiene dolores o achaques, dirá que sí. Pero si se le pregunta si tiene dolores en las articulaciones que le impiden dormir y duran meses, la gente sana dirá que no; mientras que los veteranos del Golfo contestarán que sí”, dijo. Su manera de encarar las cosas tuvo éxito y sus hallazgos fueron luego confirmados por otros laboratorios, como el de Han Kang del Departamento de Asuntos de Veteranos, en Washington, que comparó los síntomas de 10 mil veteranos del Golfo contra 9 mil veteranos que no eran de esa guerra.

Robert Haley logró definir tres grupos de síntomas entre los que afectan a los veteranos del Golfo. El Síndrome 1 abarca los que afectan el sueño y las alteraciones de memoria. El Síndrome 3 contempla los dolores musculares y articulares. El 2 es el más serio y abarca los trastornos cerebrales, muchos manifestados en forma de confusiones y mareos.

Fueron necesarias casi dos décadas. Probablemente poco quede para recuperar a estos veteranos, a esta altura en la que el Estado norteamericano muestra tan poca piedad por propios y ajenos por igual.



La guerra y sus consecuencias 

La Guerra del Golfo Pérsico, o Guerra del Golfo, ocurrió entre 1990 y 1991. En ella, Irak combatió contra una coalición internacional compuesta por 34 naciones y liderada por los EE.UU. Surgió como respuesta a la invasión y anexión del Emirato de Kuwait por parte de Irak. También se la conoce como Operación Tormenta del Desierto, en Estados Unidos, y como Um M’arak, “La Madre de todas las batallas”, en Irak.

El gas sarín es un arma química de guerra creada por el hombre y clasificada como agente nervioso. Las personas que han entrado en contacto con él pueden experimentar síntomas (que no causa sólo el sarín) diversos como flujo nasal, dolor en los ojos, sudor excesivo, presión en el pecho, diarrea, mareo y dolor de cabeza, entre otros. Si el contacto fue prolongado pueden ocurrir convulsiones, parálisis y una falla respiratoria que lleva a la muerte.La guerra y sus consecuencias
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La Guerra del Golfo Pérsico, o Guerra del Golfo, ocurrió entre 1990 y 1991. En ella, Irak combatió contra una coalición internacional compuesta por 34 naciones y liderada por los EE.UU. Surgió como respuesta a la invasión y anexión del Emirato de Kuwait por parte de Irak. También se la conoce como Operación Tormenta del Desierto, en Estados Unidos, y como Um M’aarak, “La Madre de todas las batallas”, en Irak.

El gas sarín es un arma química de guerra creada por el hombre y clasificada como agente nervioso. Las personas que han entrado en contacto con él pueden experimentar síntomas (que no causa sólo el sarín) diversos como flujo nasal, dolor en los ojos, sudor excesivo, presión en el pecho, diarrea, mareo y dolor de cabeza, entre otros. Si el contacto fue prolongado pueden ocurrir convulsiones, parálisis y una falla respiratoria que lleva a la muerte.

Pagina 12 2008



LA NUBE DE GAS SARÍN LLEVADA POR EL VIENTO HABRÍA AFECTADO A UNOS 100 MIL SOLDADOS.

21/4/19

GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO 1991


VETERANOS DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE


Pérez de Cuéllar: "Esta no es la guerra de la ONU, pero es legal"


París 9 FEB 1991


La guerra del golfo Pérsico "no es la de las Naciones Unidas", pero es "legal, afirma el secretario general de la ONU, el diplomático peruano Javier Pérez de Cuellar, en una entrevista publicada  por el diario francés Le Monde.
"Las hostilidades", dice Pérez de Cuellar, "han sido autorizadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Ésta no es, sin embargo, una guerra de la ONU. 
No hay cascos azules ni la bandera de la ONU y yo estoy informado del desarrollo de la contienda tan sólo por los informes públicos de los aliados".

Pérez de Cuellar asegura que él no puede efectuar un llamamiento al alto el fuego, porque ésa es competencia del Consejo de Seguridad.

Según el secretario general de la ONU, él no se quejó ante Sadam Husein de la actitud norteamericana en esta crisis.
 "Lo único que le dije es que no estaba de acuerdo con la prohibición norteamericana del aterrizaje del avión de Tarek Aziz en Nueva York al comienzo de la crisis". El ministro de Exteriores iraquí ha pedido que la transcripción de las conversaciones de Sadam Husein y Pérez de Cuéllar sea considerada documento oficial del Consejo de Seguridad y hecha pública.
ASI ESTA HOY ESTE SEÑOR:

Fecha de nacimiento: 19 de enero de 1920 (edad 99 años), Lima, Perú


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CUANDO LOS POLITICOS MENOS DE 45 AÑOS NO TIENEN NI IDEA.


VETERANOS  DE AYER. DE HOY Y DE SIEMPRE

BASTANTE TIEMPO VENGO PREGONANDO PARA QUE NOS RECONOZCAN COMO VETERANOS DEL GOLFO, HE TOCADO O LLENADO CON TEXTO QUE TIENEN IMPORTANCIAS Y ESCRITO EN EL DERECHO INTERNACIONAL YA QUE NUESTRO PAÍS, SE UNE E INCLUSIVE LO DICE EN NUESTRA CONSTITUCIONAL NACIONAL, PERO PARECE QUE NINGÚN DIPUTADO O SENADOR NACIONALES LES INTERESA QUE LES PASA A CIERTA GENTE QUE PERTENECE A LAS FF.AA.
SOLAMENTE BUSCAN A LAS EMBARAZADAS, MADRES SOLTERAS, ETC, POR SOLO HECHO DE BUSCAR VOTOS PARA SEGUIR PERDURANDO EN SU VIDA COMO POLÍTICOS QUE NO TIENEN NADA. SOLAMENTE PIENSAN EN BUSCAR TODOS LOS AÑOS PUESTOS DE DISTINTOS CAMISETAS PARA PODER JUBILARSE CON UNA BUEN DINERILLO Y ES OBVIO QUE MANTIENEN BUENOS RÉDITOS DE COMISIONES, DESARRAIGO, PASAJES TANTO EN COLECTIVOS COMO AVIONES. 
PREGUNTEN CUANTO ES EL DESARRAIGO.

(Desarraigo El término desarraigo se utiliza en el ámbito de la sociología para referirse a aquellas personas que se marchan de su lugar de origen para establecerse en un nuevo lugar. De este modo, se compara a estos individuos con árboles que han sido arrancados de una tierra para ser plantados en otra. Las situaciones de exilio, de migración, de desplazamientos suelen estar relacionadas con el fenómeno de desarraigo.)

DE CADA HOMBRE QUE ENTRO A LAS FF.AA DE PROVINCIAS LEJANAS A DONDE EXISTE LAS FF.AA Y HABLO DE LA MARINA DE GUERRA, NO DEL EJERCITO POR QUE ESTO HAY EN CUANTAS PROVINCIAS NO ES LO MISMO.

A LO QUE QUIERO LLEGAR Y CONTARLES A CUANTOS DIPUTADOS Y SENADORES LES ESCRIBÍ Y LA CONTESTACIÓN DE UNA SOLA DIPUTADA ALLEGADA AL EX-MINISTRO DE DEFENSA MARTINEZ. ESTA FUE SU CONTESTACIÓN DE VARIOS DÍAS DE ESPERA.
ESTO TODO POR TWITER Y DESPUÉS ME PONE LA SECRETARIA SE FUE, CLARO TERMINO SU PERIODO.
ACÁ SU CONTESTACIÓN: 👇👇

Buenas tardes señor Julio , hemos estudiado tu caso, y consultado con las fuerzas armadas. Los cuerpos de paz no tienen status de combatientes, como ya sabes. El ministro de Defensa quedo con la diputada de analizar la cuestión. No es fácil .
ACÁ LES PONGO A QUIENES LES MANDE MIREN BIEN EL GRÁFICO QUE ME TOME EL LABURO DE AGRUPARLOS PARA IDENTIFICARLOS Y NO IR PERDIENDO TIEMPO A QUIENES LES ESCRIBÍ. LES DIGO QUE NO PIERDO LA ESPERANZA SEGUIRÉ Y ALGUIEN ME DARÁ BOLA.