31/8/15

COMPROMETEDORAS REVELACIONES SOBRE EL ALCANCE DE LA CONTAMINACIÓN QUÍMICA Y BIOLOGICA



VETERANOS DE AYER



DESCLASIFICADO: CONSECUENCIAS DE LAS ARMAS NUCLEARES Y BIOLÓGICAS EN EL TOK 1991.


Dentro de los entretelones que rodearon a la llamada “Tormenta del Desierto”, hubieron muchos factores que además de actuar invisibles en medio de la campaña, fueron mantenidos muy bien silenciados luego de ella por dos décadas y media.

Con ese prudencial paso del tiempo y que es necesario para analizar fríamente los hechos que constituyeron esta mega operación militar de finales del siglo XX, el estudio de aquellos factores que en ese entonces fueron considerados como “clasificados o secretos” y sujetos a la censura informativa, hoy se hacen vitales para entender que ha dejado este conflicto para los participes.

Las versiones sobre “posibles usos de armas químicas” por parte de Saddam Hussein contra las tropas de la Coalición nunca quiso ser confirmada por los organismos oficiales estadounidenses ni menos aún sus obsecuentes y dependientes agencias de la ONU. Tal como se menciona, solo han sido parte de especulaciones por medio de las cuales, se ha tratado de desvirtuar semejante posibilidad dado que si Washington acepta esto, vería una presión no solo de sus propios veteranos sino también de los que han estado involucrados en aquella guerra que se extendió lo suficiente como para que cualquier organismo quedara expuesto a los agentes dañinos a la salud.

En investigaciones más cercanas en el tiempo, se han encontrado que a esa versión –de la cual creemos fue real- hubo un gran aporte de los estadounidenses para soltar en el medio ambiente del Golfo un coctel tóxico tan o más venenoso que los químicos que el ejército iraquí les lanzó en al menos sesenta ocasiones –Conforme a documentos de la inteligencia iraquí de la época- tanto sobre las fuerzas terrestres que avanzaban desde Arabia Saudita como sobre las fuerzas navales en las aguas próximas a Kuwait.

En las bodegas de los buques de transporte logístico que entraron al Golfo Pérsico entre 1990 y 1991 se trajeron todo tipo de municiones para aviones, helicópteros, artillería y bombas inteligentes con uranio enriquecido. A pesar de que estos elementos para ese entonces estaban bajo total reserva, no fueron los únicos y más temibles armamentos que se movilizaron al teatro de operaciones. Según fuentes británicas de la época, el Comando de operaciones conjuntas habían considerado la posibilidad de utilizar cabezas nucleares tácticas para lanzar desde aviones B-52 y los misiles crucero navales “Tom Hawk”.

Si bien estas cabezas nucleares no fueron usadas, el volumen de las bombas y municiones con uranio empobrecido utilizado fue tan masiva (320 toneladas de residuos radiados), que el grado de contaminación causado en todo el teatro de operaciones y por el pésimo sistema de descontaminación implementado, fue como si se hubiesen usado tres dispositivos nucleares W88 “Trident”. Para los estrategas de esta operación, el uso indiscriminado de estas municiones en sus tanques, ametralladoras pesadas y bombas guiadas, no tomaron en consideración los efectos secundarios que podrían afectar a sus propios hombres.

De esta manera, un proyectil de artillería de un tanque Abrahms podía desde una distancia de una milla atravesar limpiamente el blindaje de un T-72 de la Guardia Republicana como si fuese manteca. El resultado a la vista era contundente: la tripulación iraquí quedaba reducida a cenizas pero, los incautos que festejaban esa hazaña no se imaginaban que ellos serían afectados por los gases venenosos de esa detonación.

Pese a que no se dejo traslucir al público hubieron varias críticas de varios estrategas militares por el uso indiscriminado de este tipo de municiones radiactivas. La colocación del isotopo 235 en sus cabezas armadas para bombas, misiles y cañones navales multitubo, representaba lo que hoy se conoce como “bombas sucias” dado que, pese a no ser fisionables, son terriblemente contaminantes y muy dañinas para los organismos vivos.

Para los generales y asesores militares a favor del uso masivo de estas municiones, la efectividad de estas sobre el blindaje de los Tanques y portentosos puntos fuertes de los iraquíes, reivindicaba el sacrificio de consecuencias que no estaban probadas a esa época.


 Al mismo tiempo, Informes de sectores opositores a exponer a las tropas a los humos y los gases que soltarían las detonaciones de estos explosivos, argumentaban que una vez detonados dejarían en el aire –y por ende aspirable por las tropas y civiles en la región- microparticulas que pulularían por largo tiempo y por efecto de los vientos, se extenderían por toda la región. Tal como lo refleja la foto del artículo, la población de Iraq se encuentra y lo estará por mucho tiempo, gracias a los efectos acumulativos y dañinos de estos elementos tóxicos.

Estos informes culminaban advirtiendo sobre los efectos y la sintomatología que acusaría un organismo humano invadido por estos elementos. Tal como lo señalaban y por efecto de la oxidación de estas partículas que irían acumulando en los sectores donde habían detonado y trasladándose por el aire, las consecuencias sobre el organismo humano serían degradantes y fatales.

En términos técnicos precisos, la utilización masiva de estas municiones genero las llamadas radiaciones “Alfa” que además de crear una degeneración celular progresiva de los tejidos expuestos, produce una neoproliferación celular atípica. Estas partículas a su vez se dividen en solubles e insolubles ambas invasivas y factores determinantes para la degeneración celular en los órganos blandos como Pulmones, riñón y tejido linfático.

Tras el regreso de las tropas, se comenzaron a denunciar muchos casos de canceres y problemas neuronales que se vinculaban con tumores en la cabeza. El cuadro clínico que vinculaba estos problemas, relacionaban a los pacientes a exposiciones a un ambiente tóxico que les desató problemas respiratorios similares al efisema y/o fibrosis pulmonar, problemas neurológicos con pérdida de la memoria, déficit neuromuscular, estrés postraumático, disfunción hepática y/o renal, inmunodeficiencias, infertilidad, fibromiopatias, malformaciones congénitas, y neoplasias.


El tema fue tapado durante el transcurso de la década de los noventas y cuando se filtraron extraoficialmente datos sobre estos casos, solo fueron tratados como casos aislados más dignos de la ciencia ficción que de estudios científicos. Para 1994 el ex Secretario de defensa William Perry y el Jefe del estado Mayor el general John Shalikavilli, aseveraron que “no había ninguna información, clasificada o no clasificada, que sugiera que se hubieron utilizado armas químicas o biológicas en el Golfo Pérsico”, obviamente confiando que nunca aparecerían piezas informativas –y menos aún de los servicios de inteligencia iraquíes- que darían cuenta de ello.

Los veteranos que regresaron a sus casas, llevaron consigo un recuerdo letal en su sangre y que trasmitirían a sus mujeres mediante el llamado “semen ardiente” las cuales a su vez dieron a luz a hijos con malformaciones físicas y neurológicas que no pudieron ser explicadas por argumentos coherentes.

Por supuesto que esto comenzó a ser un tema de preocupación para Washington pero no para buscar una ayuda a sus veteranos, sino para encubrirlo de manera efectiva y permanente. A tal grado llegó el gobierno por detener o distorsionar lo que estaba ocurriendo, que el Departamento de Defensa (DD) interfirió en los estudios del Centro de Investigación Médica de Uranio (UMRC), amenazando con cortar los fondos para investigaciones y más aún, cesar a los especialistas que trabajaban en dicha institución.

Incluso por el año 1995 se denunciaron casos de adulteración y/o destrucción de las historias médicas de varios veteranos que acudieron a los hospitales militares para que les examinaran de sus dolencias (v. Magazine “Army Times”, del 24 de abril de 1994 publicó una nota sobre la destrucción de historias médicas de marineros enfermos por efectos contraídos en el Golfo Pérsico). Esto se dio en el marco de las investigaciones que por entonces llevó adelante la Capitán de reserva naval Julia Dickman, que al tratar de averiguar las causas de una serie de afecciones que al día de hoy aún la aquejan, recibió fuertes presiones de la Marina estadounidense la cual, le corto la paga. Igualmente, Dyckman gracias a un buen bufete de abogados pudo revertir la situación y poner límites a la arbitrariedad gubernamental.

Según artículos del año 2004, los casos por afecciones relacionadas con agentes contaminantes en el Golfo Pérsico revelaban que los porcentuales de chance para contraer canceres se elevaba a “1000 por ciento”, dejando a la vista una catástrofe sanitaria para EEUU dentro de su población de veteranos y de sus familias.

El tema recobró fuerza en medio de la desastrosa ocupación comenzada en 2003, donde informes médicos independientes y del llamado “Proyecto Censurado” de la Universidad de Sonoma, dejaban en claro que tanto militares como civiles que estaban en Iraq –y obviamente los iraquíes- estaban absorbiendo niveles de radiación y polvo de uranio que traerían consecuencias a mediano plazo.
Estudios realizados en 2007 dieron cuenta la estremecedora cifra de hombres afectados por estos elementos y por las develadas armas químicas que los iraquíes lanzaron en el frente de batalla que ascendía a unos 541.000 veteranos norteamericanos y unos 50.000 británicos. Para la actualidad, los casos se han incrementado. Como bien señalaba, tanto tanquistas como infantes de a pie presentaron las mismas afecciones por las combinaciones tóxicas que habían invadido sus organismos.

Sin dudas de que las cifras más altas son las de las tropas de tierra (sin distinción entre infantes y personal transportado) pero varios expertos no han discriminado a los embarcados y personal de vuelo quienes muy seguramente estuvieron expuestos a las intoxicaciones de este metal..que traerian consecuencia a mediano plazo...

30/8/15

LA PELIGROSA TAREA DE LOS HELICOPTEROS EN EL TOK 1991


VETERANOS DE AYER


La llamada primera guerra del Golfo Pérsico no fue tal sino que más bien, fue el inicio de una guerra que aún continua en nuestros días.

Tras una continuidad en la hostilidad durante trece años mediante un cerco naval y aéreo que sumió al país árabe a uno de los embargos más terribles de la historia del siglo XX, los EEUU y sus aliados buscaron que por el peso de las insoportables circunstancias Iraq se fragmentara. Para cuando ello ya no sirvió para derribar al gobierno de Saddam Hussein se concretó la sangrienta invasión en 2003 que sigue teniendo consecuencias nefastas sobre la región y con perspectivas de ir más allá.

Lo que sucedió en 1991 con la llamada Tormenta del Desierto fue desatar la primera y última gran guerra entre ejércitos nacionales y que no estuvo exenta del uso de las armas más destructivas que el mercado podía ofrecer entonces.

Poco o nada se ha contado de lo que realmente ocurrió en el ojo de la llamada “Tormenta del desierto”. Las órdenes impartidas desde el Pentágono eran claras y de estricto cumplimiento “No se mostraran bajas propias ni del enemigo”; a los ojos de los televidentes estadounidenses que veían desde sus hogares la contienda, debían creer que se trataba de una “guerra limpia y justa” donde las bombas inteligentes y la infalible inteligencia militar, solo asestaban golpes puntuales y “quirúrgicos”. Todo eso, solo fue parte de una novela muy bien relatada por la CNN de P. Arnet pero que con el paso de los años, paso a ser inaceptable.

Mediante esta gran cortina que tapo la realidad de los hechos que se fueron desencadenando en el frente, EEUU y sus aliados se esforzaron por ocultar –entre ellos- las bajas y los daños dentro de sus filas. Una de las áreas que los biógrafos de la historia y las respectivas fuerzas involucradas que se encargaron de silenciar fueron las pérdidas ocurridas sobre helicópteros navales y del ejército norteamericano.

Para los informes oficiales del Comando aliado, las bajas propias y de sus aliados fueron casi nulas. El itinerario final que acusaba oficialmente las bajas y pérdidas resultaban ridícula para muchos expertos estadounidenses. Varias pérdidas de aparatos aéreos fueron acusados a casos de accidentes por mal funcionamiento o por razones climáticas; meros eufemismos para cubrir los incómodas bajas en situación de combate.

Los hechos demostraron que los iraquíes no solo estaban mejor preparados que sus tropas, sino que además sabían manejar los diferentes juguetes que tenían de resabio de la última guerra contra Irán; uno de ellos el misil portátil SA-7.

Los EEUU entre sus fuerzas, remitió al teatro de operaciones unos 700 helicópteros tanto de ataque como de transporte y logística. Los ingleses movilizaron 12 helicópteros en su mayoría correspondientes a la “Real Royal Navy” embarcados en un portaaviones y sus dos fragatas presentes en las aguas del golfo. Para los informes oficiales los EEUU solo perdieron un par de aparatos en su mayoría por desperfectos sin haberse reconocido varios casos en los que la eficacia de las fuerzas iraquíes, fueron literalmente ocultados de la vista de la opinión pública. Los primeros choques de la fuerza aérea de la coalición registrados el 20 de enero de 1991, los reportes oficiales del Comando de la Coalición dieron cuenta de solo diez aviones perdidos en acción sin declarar bajas en sus pilotos, pero el Departamento de información de Iraq daba cuenta de ciento dos aviones derribados y varios pilotos que se habían eyectado habían sido capturados.

Algunos documentos del entonces Ministerio de Inteligencia de Iraq con carácter secreto, revelan que en las primeras setenta y dos horas del lanzamiento de las operaciones de bombardeos sobre Kuwait e Iraq, tan solo en la región de la defensa aérea de la provincia de Bagdad acusaban el derribo de cuarenta y cinco aparatos de la coalición señalando que en los casos identificables a once aviones estadounidenses, tres italianos, dos franceses, dos británicos y el resto se hacían imposible de identificar dado que habían sido despedazados en el aire o los rastros que habían caído a tierra eran fuselaje chamuscado.

En un solo día, los informes sobre la situación de peligro para los aviones de la coalición era muy alta. A pesar de que con el paso de los días se obtuvo una relativa superioridad aérea, las operaciones a baja altura se volvían muy arriesgadas para golpear blancos altamente estratégicos como eran las lanzaderas de SCUD. Algo que los reportes estadounidenses no quisieron explayar fue la alta eficacia de las baterías antiaéreas móviles que cambiaban de lugar en forma constante y con inusitada audacia. En varias ocasiones operaciones tácticas dirigidas a destruir supuestos sistemas de misiles SCUD defendidos por formaciones de baterías antiaéreas de tubos y misiles SAM, terminaron destruyendo meras maquetas inflables que ingeniosamente simulaban ser éste tipo de equipos.

En otras operaciones similares, las misiones aéreas de la coalición terminaron en desastre. Los hechos revelaban que a pesar de que para el mes de febrero la aviación iraquí se había desbandado a Irán, los aviones no podían operar con la impunidad esperada.

El caso de los helicópteros fue quizá el más encubierto de toda la operación. En los medios se presentaban a los “Apache” como los cazadores de tanques, con formidables sistemas de armas y guías inteligentes; sus pilotos podían ver en la noche más cerrada gracias a los más poderosos lentes de visión nocturna que no necesitaban baterías y se alimentaban de la luz de las estrellas. La propaganda ofrecía una visión de triunfalismo que solo fue para los medios.
Además, no solo había este tipo de helicópteros operando. Hubieron otros, que no presentaban el poder de fuego de aquellos ni menos aún la tecnología que disponían los estadounidenses. Pero, a pesar de las características del “Apache” como el cazador de tanques, tuvieron serios problemas ante tácticas ingeniosas y un buen uso de viejos sistemas portátiles antiaéreos.

Según un reporte de inteligencia del IIS fechado 6 de febrero de 1991 que recopilaba informes en Al Samawah al suroeste de Bagdad, en horas nocturnas la inteligencia informaba que una escuadra de unos catorce aparatos enemigos provenientes desde el noroeste avanzaban a baja altura. Los defensores de la localidad tomaron acción para repelerles. Según continua el reporte, los atacantes eran diez “A1-Apache” que escoltaban a cuatro Bell UH-60 “Black Hawk” que tenían como aparente objetivo tomar el complejo eléctrico o asesinar a los comandantes de la Guardia republicana que estaban en una reunión secreta y a la cual asistía el entonces vicepresidente Izzat Ibrahim Al Douri.

Según detalla el reporte, la primera línea defensiva dejo pasar el cortejo y se mantuvo oculto. Cuando llegaron a unas tres millas de las afueras dos unidades de “Fedayin” –guerrilleros de Saddam- abrieron fuego frontal mientras desde dos flancos y mediante un juego de cohetería y ametralladoras hicieron que los atacantes se dispersaran para formar tres grupos mientras que dos de los cuatro aparatos que transportaban tropas, giraran violentamente para regresar por donde habían venido. Al regreso y desde atrás los misiles “SA-7” y fuego concentrado tomaron por sorpresa a los intrusos causando pese a las contramedidas tres aparatos derribados y dos averiados que pudieron escapar rumbo al noroeste en dirección a la frontera con Arabia Saudita. Dos “Apache” y un “Black Hawk” derribados fue el saldo de la incursión. Según señala finalmente el reporte, “solo se recuperaron del aparato más grande tres “US Ranger” seriamente heridos y trasladados para interrogación”. Este hecho no aparece en ninguno de los informes de la Coalición ni se alude a una misión a esa zona. Lo cierto es que testimonios de varios veteranos norteamericanos y británicos pudieron ver en más de una oportunidad en momentos que avanzaban a territorio iraquí, los restos de algunos de sus helicópteros y en algunos casos hasta los restos de cuatro “Chinook” desperdigados junto a equipos, armas y piezas de artillería en unas quinientas yardas a la redonda a unas trescientas millas al oeste de “Ar Rutbah” en la provincia de Al Anbar. Algunas expresiones de aquellos al ver estos paisajes eran “Dios, si en casa vieran esto”.

Según los relatos de varios “vets”, en lugares como ese los desechos del uso de lanzadores manuales del “SA-7 MANPAD” yacían por el suelo. Uno de los relatos de un ex “Seal” que se adentró con sus compañeros hasta Umm Qsar, relato que los efectos de los sistemas antiaéreos que usaban los iraquíes habían sido terribles.

En el frente de Kuwait y sus aguas adyacentes también hubieron días negros para los aparatos navales de la coalición. Para los generales y los encargados de dar la información de las “casualties” –bajas- no hubo más incidentes que algún helicóptero de transporte del tipo “Chinook” o los “UH-60 A” venidos abajo por fallas en sus rotores producto de las tormentas de la fina y dañina arena de la región. Pero los reportes de la inteligencia iraquí y que se plasmaron en documentos del Ministerio de Información, dan cuenta de un episodio ocurrido el 18 de febrero en las inmediaciones de la península de Fao, donde la incursión de dos helicópteros “Sea Linx” británicos que atacaron a una lancha OSA que trataba de llegar a aguas iraníes, no advirtieron que en una de las orillas habían hombres de la Guardia Republicana armados con “Blowpipe” y dos baterías ZU-53 muy bien escamoteadas, que abatieron a los helicópteros sin reportarse sobrevivientes. A pesar de la pésima noticia para los británicos, y tras haber barrido el área con una pasada de aviones Tornado solicitados para eliminar al enemigo, un helicóptero de transporte “WS-61 Sea King” enviado para explorar y rescatar posibles sobrevivientes cayó abatido por un misil portátil tipo SA-7 sin posibilidad de

25/8/15

“ARMAS QUÍMICAS EN EL TOK 1991: LAs PRUEBAS ESCALOFRIANTES”


VETERANOS DE AYER



Documentos y testimonios que revelan que más de 250000 veteranos fueron infectados por elementos químicos y biológicos

En las interminables horas que duraron las operaciones de la operación “Tormenta del Desierto”, la mayoría de los efectivos que estaban involucrados en el Teatro y sin distinción de la fuerza a la que pertenecieran, no se podían sacar de la cabeza si “Saddam usaría sus famosas armas químicas”. La amenaza era real y por ese motivo los estadounidenses y los británicos llevaron sus equipos completos de guerra NQB, que iban desde las máscaras personales con filtros especiales hasta el despliegue de sus unidades móviles de descontaminación que estaban destinadas a lavar los vehículos de combate que aunque presurizados, tenían que ser limpiados antes de que sus tripulaciones salieran de ellos.

Los tanques sauditas y sus tropas contaban con estos sistemas mucho antes de que se desatara este conflicto aunque no en todas sus unidades. Los franceses que tenían su propio comando de operaciones que se denominó “Daguet”, contaba con sus propios protocolos y equipos para este tipo de contingencias.

El caso de los sirios, que pese a ser parte de la coalición –postura muy criticada en el mundo árabe-, el equipamiento que pusieron sobre el terreno se asemejaba al de sus vecinos iraquíes que era de origen soviético.

Los medios de la época, en especial la CNN y la BBC no escatimaron en escenificar un marco apocalíptico por la presencia de estas armas del lado iraquí. Los analistas militares vaticinaban que de usarse los agentes químicos como el “Sarín”, el “Tambún” o el gas “mostaza”, las bajas en el bando aliado llegarían a cifras escalofriantes.

Precisamente y en previsión a esto último, se llevaron a la región unas 160000 bolsas de plástico herméticas. Acudiendo a esos análisis, algunos expertos llegaron a aseverar que la cantidad de bajas en el campo de batalla originaría un serio problema para las tareas de evacuación y depósito de los cadáveres envenenados por lo cual se desplego un protocolo de contingencias que había estado vigente ante la amenaza de un ataque del bloque del este.

Pero, a pesar de lo terrible de estos vaticinios, habían otras amenazas tan o más letales que estos agentes venenosos de origen químico y esos eran, los elementos biológicos de las llamadas armas bacteriológicas. Supuestamente, en el arsenal especial iraquí que había sido surtido por laboratorios europeos unos años antes con el respaldo de Washington, se hallaban agentes biológicos como la “toxina Botulinica” y el “Antrax” como los más conocidos. Estos podían ser lanzados por medio de los vectores SCUD e incluso del tipo FROG-7.

Según los informes de guerra de los Comandos a cargo de las operaciones, los iraquíes no habrían usado ninguna de estas armas por cuestiones metereologicas aunque, como se pudo saber los reportes no dieron conclusiones certeras sino “potenciales”. Algunos representantes de grupos de veteranos estadounidenses han cuestionado esta versión, acudiendo a una simple cuestión ¿Cómo diablos pueden asegurar que no lanzaron sobre nosotros alguna arma pestilente en alguno de los millardos de proyectiles que nos arrojaron desde que nos asomamos allí?

En aquellos momentos, los reportes militares oficiales apoyados por la maquinaria informativa de las cadenas noticiosas, dejaron en claro que sus muchachos (sus tropas) además de salir victoriosos volvían a sus hogares completamente sanos. Pero no tardo mucho para que, comenzaran a producirse graves casos de enfermedades en ex combatientes de las fuerzas que habían servido en aquella campaña.

Muchos de los primeros casos se registraron en efectivos terrestres tales como, infantes de marina, rangers y tropa rasa del ejército. No había distinciones entre rangos o posiciones en el campo de batalla.

Todo ellos comenzaron a sufrir problemas de fatiga crónica, dolor muscular, diarreas, sarpullidos sin causa detectable e incluso problemas psicológicos que complicaron a familias enteras y terceros. El problema fue creciendo durante la década de los noventas y llego a tal magnitud que se le bautizó como el mal o el “síndrome del golfo”.

La situación psicofísica de los veteranos llego a ser tan comprometida que el gobierno en Washington debió tomar intervención y comisionar una investigación para tratar de dilucidar –o para deslindar responsabilidades- lo que estaba causando estas afecciones. Para esto se le encargo a la Corporación RAND dependiente de las Fuerzas Armadas, para llevara adelante una investigación y revisión exhaustiva de los casos que se habían declarado y los que se estaban produciendo al momento del encargo.

Los resultados que arrojaron las investigaciones de la Corporación gubernamental, dieron como posibles causales a: enfermedades infecciosas; Bromuro de Piridostigimina (antídoto contra el Somán); reacciones a las diversas vacunas inyectadas; el humo de los pozos petroleros ardiendo; los efectos residuales del Uranio de las municiones empleadas por sus bombas y aceptando en forma explícita la exposición a armas químicas o biológicas. La situación que puso en evidencia este “Think Tank” militar, no dejaba lugar a dudas de que las fuerzas que se hallaron dentro del radio del Teatro de operaciones (TOK), habían sido afectados en forma directa o indirecta por lo elementos como los señalados.

El grado de afectación al grueso de los casi 700.000 efectivos remitidos al golfo más de un tercio de ellos, es decir unos 250.000 estarían afectados por el efecto de estos agentes. Lo preocupante no solo era este número de efectivos comprometidos sino, que a pesar de haber estado muy bien pertrechados para esa contingencia, se vieron afectados igualmente. Como se advierte y de las mismas cifras que los investigadores gubernamentales han ventilado oficialmente, se trata de una “estimación” que y atendiendo a los intereses políticos que se ven involucrados, tal como lo señalaron agencias extranjeras, las cifras reales pueden ser superiores y con un mayor grado de implicancia.

El escándalo desatado inmediatamente regresadas las tropas del TOK, demuestra que la entidad de las afecciones que comenzaron a ser denunciadas por los veteranos o sus familiares, fue además de preocupante, muy difícil de ocultar. Hoy en día, el estado de la Unión afronta una ola de demandas por esta situación.

Recordemos que uno de los argumentos en los que se basaron los informes del Comando de operaciones USCENTCOM y que fueron reproducidos por los analistas militares y de inteligencia del Pentágono, los iraquíes no habrían podido usar este tipo de armas dado al condicionamiento climático y de la dirección de los vientos para una efectiva acción sobre las tropas aliadas. En ningún momento, se llego a conclusiones expresas que asegurasen que en ningún momento, misiles, bombas o incluso morteros de largo alcance utilizados por el bando enemigo, transportaron material infeccioso o venenoso.

A estas incertidumbres, se agregan las investigaciones independientes de varios grupos de veteranos en los cuales, de sus experiencias y tras haber sido testigos presenciales de las más horribles visiones de lo que realmente había ocurrido allí, aportaron datos inquietantes que fueron censurados por los altos mandos militares, emplazando a los posibles responsables de filtraciones o comentarios sobre lo visto, sanciones de arresto y el inicio de un proceso de “Corte marcial” bajo los cargos de traición y conspiración, suficiente para que cualquiera en aquellos momentos mantuviera la boca cerrada.

Pero a 25 años de aquello y las consecuencias sobre la salud de los que sobrevivieron, los testimonios de muchos veteranos han venido a ser corroborados por documentos que se han filtrado, tanto del gobierno estadounidense como de los archivos saqueados en Bagdad, en donde se describen situaciones que los militares y la entonces administración de George W. Bush había tapado.

De esta manera, mapas, posiciones de vehículos lanzadores de misiles marcados como unidades NBQ iraquíes y el señalamiento de unidades especiales de infantería de Saddam con ojivas de “Sarín” y “Tambún” en la retaguardia del frente kuwaití, son la punta del iceberg de una realidad mucho más tétrica de lo que se ha publicado de aquella guerra. En un reporte que fue volcado por una patrulla que incursionó en territorio kuwaití, tras haber ubicado una unidad de lanzadores de misiles FROG-7 en “Al Wafrah” al oeste de Kuwait que apuntaban al Golfo, al llegar solo encontraron al camión lanzador que había disparado su misil y a cuatro hombres muertos por un ataque aéreo. La curiosidad de ese escenario era que los hombres y los operadores del sistema que habían muerto por las esquirlas de un proyectil, estaban con sus trajes y máscaras M85 de NBQ de origen ruso colocados. Y esos solo fueron una pequeña parte de las evidencias de que los iraquíes se prepararon para moverse en un ambiente contaminado. Los cuestionamientos surgieron casi instantáneamente: ¿Cuántos misiles habían sido disparados desde ese lugar y dónde habrían caído? Según estos testimonios, el calor que hacía a la sombra alcanzaban los 50º C y con elementos venenosos en el aire, el peligro de infección se multiplicaba por mil.

Otra prueba de que la región fue contaminada con agentes tóxicos y biológicos, fue la aparición de miles de casos de cánceres, infecciones y casos de gripes agresivas en las poblaciones que estuvieron en el radio de acción de este conflicto, agregando a ello, la esterilidad de gran parte de zonas cultivables y tumoraciones que pudren las cosechas de tomates.

Lo cierto es que de haberse lanzado misiles con cabezas armadas con este tipo de agentes, los vientos que remontaban a la desembocadura del Golfo, no solamente comprometió a los hombres que se hallaban en las costas sino también sobre una parte importante del espacio marítimo donde operaban los buques que dieron apoyo.

23/8/15

¿ES POSIBLE LA PROYECCIÓN ARGENTINA HACIA EL PACIFICO? EL DESAFIO DE CREAR UNA NUEVA INFRAESTRUCTURA





DEBATE



Cuantas veces habrá que susurrarles al oído de los políticos argentinos, que el mundo ha cambiado bastante desde el comienzo del nuevo siglo. Hoy día los argentinos de a pie siguen viendo con pasmosa pasividad, como sus administradores temporales siguen mirando para cualquier otro lado, dejando a su suerte a todo el litoral atlántico para la explotación sin control de sus riquezas ictícolas y negándose a imaginar la proyección de una salida al pacifico.

La explicación que más claramente surge de esta forma de pensar, es la de que al ser una empresa de largo alcance, no es redituable para sus intereses inmediatos y nada glamorosa para sus perfiles tan mediáticos.

Otro gran dilema que no ha sido resuelto por ésta administración –y que parece que seguirá por el mismo camino- es la situación de Brasil, que más que un socio del MERCOSUR ha seguido siendo el “estado tapón” al servicio de EEUU.

Pero también existen otras explicaciones, que se vinculan con el grado de compromiso y subordinación a otros intereses por parte de los gobiernos de turno. No es una novedad para quienes están al tanto de la realidad político-económica del país, que el gobierno de los Kirchner ha sido la de un puntal y consecuente pagador de las deudas ilegitimas que sectores de ladrones privados habían –locales y externos- contraído a cuenta de todos los habitantes de la nación. Tal como lo califican algunos brillantes periodistas, los “K son pagadores seriales”, legitimando de ese modo, aquel despojo que llenó los bolsillos no solo a los especuladores de las bancas locales sino también, a los que hoy “Cristina” denomina como “Buitres”.

Con este panorama, el desarrollo de un país con aspiraciones a mejorar cualitativamente sus relaciones comerciales y ampliar sus mercados a un mundo más diversificado, se hace muy difícil que haya un fortalecimiento del mercado nacional y una continuada pérdida de la influencia del país dentro de la región.

Como plaza de comercio y como centro de producción para proyectarse al mundo desde el cono sur, Argentina se muestra altamente apetitosa y goza de un posicionamiento territorial asombrosamente estratégico para que desarrolle su propio mercado.

Los intereses que hay sobre el territorio nacional no solo pasa por sus espacios vacios, recursos naturales y su innegable inserción dentro del tablero de la geoestrátegia internacional, sino también, en el aspecto que, como lo estarían evaluando desde el BRICS, puede llegar a ser un asociado interesante para extender la influencia del bloque.

Pero hay un problema. En la Argentina no hay independencia para determinar una política económica que no convenga a los intereses financieros que, por medio de sus hilos invisibles, sujetan por el cuello a la vida institucional del estado. Y no importa que los administradores de turno sean hombres o mujeres, esto a colación de los más disparatados y pseudo científicos análisis de magazines anglófilos (The economist) que buscan reavivar un conflicto sexista entre políticos hombres y políticos mujeres, remarcando supuestas faltas de oportunidades.

Sea hombre o sea mujer, eso a los “holdouts” poco les importa. Incluso con una presidenta mujer, las tratativas entre los bonistas y el gobierno no han mostrado nada extraordinario. Lo único que cambia en esta relación es que gramaticalmente los bonistas externos en sus reclamaciones dicen “SEÑORA PRESIDENTA, páguenos lo que se nos debe, gracias”.

Con este goteo interminable de dineros a los bolsillos de los estimados acreedores externos, poco alcanza para que el país pueda encarar con determinación proyectos de tan estratégica importancia; incluso y tras las inundaciones de unas semanas antes, quedo escandalosamente en evidencia como los dineros que pudieron costear obras hidráulicas en la provincia de Buenos Aires, terminaron costeando y por cifras millonarias a la campaña del gobernador.

Pero yendo a lo estrictamente estructural, las posibilidades de tender redes de comunicación que permita la salida de Argentina al Pacifico se presentan amplias y auspiciosas. La primera que se nos presenta es la alternativa de Chile, que obviamente se ve más directa y accesible para las rutas terrestres y ferroviarias que lleven a puertos desde donde se exporten productos con destino a Asia y Oceanía. Pero en este caso, sigue habiendo muchos problemas que se ven agravados por la ausencia en Argentina de una política clara y continuada que de garantías que el desarrollo de un proyecto de semejante envergadura no quede a medio camino.

Otra alternativa es la salida por Bolivia y en conjunto con su gobierno, se entablarían negociaciones con el Perú para extender un trazado exclusivo para transporte de materiales y conformar un puerto multipropósito donde además de generar un polo exportador de los productos, se solucionaría provisoriamente la salida al mar para Bolivia.

Esto último además de irritar a los “hermanos” chilenos, comprometería aún a las tensas relaciones de Buenos Aires con Washington que, según los sondeos para las próximas elecciones, los republicanos con Jeff Bush a la cabeza tienen muy buenas chances de llegar nuevamente al poder. Es en este sentido que los candidatos que aspiran a dirigir el país a partir de diciembre, deben tocar el piso y prepararse para la turbulencia que se aproxima.

Con la puesta en marcha de este tipo de proyecto, se conseguirían otros efectos benéficos para las poblaciones de la zona norte de nuestro país, afectada por una endémica situación de desempleo aprovechada por el clientelismo y las mafias de punteros al servicio de la partidocracia nacional.

22/8/15

“CRÓNICA DEL ESQUIVO INTRUSO A 47º 29 E”





VETERANOS DE AYER



Una ocultada táctica aérea iraquí

La historia oficial de lo ocurrido en aquel duro teatro denominado TOK, como en toda guerra, está repleta de anécdotas y vivencias que escaparon a los intereses y atención de los escribientes de los dossiers del Pentágono y del Departamento de la Marina. En muchos casos el juicio para relegar los hechos como no trascendentes, estaban más bien señalados como inconvenientes y dignos de ocultar.

Gracias al paso del tiempo y por la circulación de reveladores documentos que reflotan aquellas informaciones que en 1991, ponen más luz sobre aquellos molestos trascendidos para el interés de los militares y para el gobierno en Washington.

Según la versión oficial de la llamada operación “Desert Storm”, las fuerzas aéreas de la coalición en conjunto con sus comandos de operaciones especiales, tanto americanos como los SAS británicos y que se infiltraron en lo profundo del terreno, lograron inutilizar gran parte de la fuerza aérea iraquí, a sus defensas antiaéreas y a los temibles misiles SCUD, exponiendo así, un exitoso golpe contra “las aspiraciones de Saddam”. A todo ello, con el absoluto control y en todo tiempo del territorio por parte de los sistemas de vigilancia satelital NORAD, los comandantes de las operaciones en especial el general Normand Shwardzkopf, el Tte. General británico Sir Peter Edgar de la Cour y el general francés Michele Roquejeoffre quedaron forjados en el bronce de la historia como los brillantes directores en una guerra relámpago que no tuvo casi costes para sus filas.

Pero las historias abreviadas –y parciales- son odiosas y en el caso de una guerra como la del Golfo Pérsico esta maniobra gramatical surge claramente tendenciosa. En este sentido y según las versiones que surgen de documentos de las ex FFAA iraquíes de entonces, varios de sus aviones habían sido desperdigados por todo el territorio en función de dificultar las operaciones de los estadounidenses y de sus aliados. Incluso muchos de aquellos aviones, fueron enterrados en hangares camuflados como dunas en las arenas del desierto, siendo solo algunos ellos capturados tras el ingreso de las fuerzas norteamericanas tras la retirada de Kuwait.

Todo esto viene a cuento de uno de los incidentes – de los muchos- que fue silenciado, uno más, por el comando de operaciones aliado que involucró a tress intrusos enemigos que se lanzaron a la caza sobre las aguas del golfo.

Cuando para la fecha se aseguraba que la mayoría de los aviones iraquíes estaban destruidos o habían huido a Irán, otros aguardaban sus últimas ordenes. Este fue uno de ellos.

Según un documento revelador de las FFAA iraquíes traducido como reservado, se detalla una operación que claramente había sido planificada previamente y que estaba a cuento con el atomizado despliegue de los aparatos iraquíes por todo el territorio, tanto de Irak como de Kuwait. Según se describe, un grupo de ataque compuesto por dos aviones MIG-23 y un Mirage F1, partieron de su base secreta al suroeste de Bubiyan, en una operación fue lanzada a las 0015hs del 22 de febrero del 1991 desde un aeródromo de pista desmontable que había sido camuflada con una lona color arena que no fue detectada por los aviones ni por los satélites espía.

Ni las instalaciones ni los pilotos designados para estas misiones eran convencionales. En otra muestra de la estricta censura militar que rodeó a la campaña de la Coalición, se oculto al conocimiento público que los iraquíes habían montado al menos una docena de estos “aeródromos provisorios” dispersos entre el desierto al noroeste de Kuwait capital y el sureste de la localidad de Abdali, que estarían a salvo de los golpes aéreos de los B-52 y otros bombarderos tácticos.

Según algunas fuentes de la ex inteligencia IIS de Saddam –y que por entonces tenía muy buenas conexiones con la CIA- la mitad de estos emplazamientos habían sido montados furtivamente entre cuatro a seis meses antes de la crisis del 2 de agosto, sin que los kuwaitíes supieran que durante la noche y por sectores desguarnecidos, unidades especiales del ejército iraquí llegaban a puntos determinados y comenzaban los trabajos para montar hangares inflables semi enterrados en la arena que podían ocultar cómodamente a cualquier avión caza y sus armamentos. Las pistas eran de placas ensamblables que medían entre 800 a 1000 metros de longitud que solo podían ser reutilizadas dos veces, lo suficiente para lo que tenían planeado.

Las explicaciones de cómo Bagdad concreto estas infiltraciones llevarían un capítulo aparte. Lo cierto es que esto era parte de la variedad de tácticas que Saddam y sus más hábiles comandantes del partido “Baas” habían concebido con una sospechosa mano amiga.

Oficialmente ni La Casa Blanca ni el Pentágono estaban al tanto de estos hechos y como dicen las reservas legales “cualquier semejanza con hechos de la realidad es pura coincidencia”. Los toscos y endurecidos generales como Schwarzcopf y sus comandantes de campo solo se atenían al itinerario que bajaba de Washington y punto.

En la noche de aquel jueves 21 de febrero de 1991 y muy cerca de la medianoche, en la aparente soledad del desierto al suroeste de Bubiyan, tres aparatos de la fuerza aérea iraquí encienden sus motores mientras dos hombres despejaban la pista que se hallaba cubierta con una gruesa lona color arena. Sin balizas ni luces de señal, los pilotos de los MIG-23 y del Mirage F1 armado con un misil “Exocet”, rodaban sus aparatos para partir uno a uno a una misión suicida.

Según algunas fuentes, no todos los aviones portaban equipos electrónicos de guía de misiles ni se utilizarían las radios; es más, estas bases improvisadas no tenían ni torre ni radar dado que solo servirían para un solo uso.

En aquellos momentos, las fuerzas de la coalición estaban saturando de bombardeos la isla Bubiyan y Failaka, donde los estadounidenses creían que se emplazaban fortificaciones y minas en una maniobra por hacerle creer a los iraquíes que se preparaba un asalto anfibio. El frente de fuego era inclemente y los estadounidenses comenzaban a mostrar querer ir más allá de Kuwait. En estas circunstancias, el grupo recibe la orden de atacar el acorazado “USS Wisconsin” que se hallaba bombardeando las costas con una escolta de cinco buques aliados.

Según esta versión la escuadra emprendió su raid a las 0015hs en momentos que el horizonte se veía iluminado por los refusilos del fuego de los bombardeos navales y de las baterías antiaéreas contra las pasadas a gran altura de los aviones B-52G. Con total silencio de radio y emprendiendo vuelo a baja altura por el suroeste, el grupo de ataque salto a las aguas del mar kuwaití guiándose con lentes “nigthscope” infrarojos que permitían ver las luces de los navíos que estaban a unas cien millas de las costas, ocupados en lanzar entre otros misiles BGM-109 “Tomahawk” que estaban indiscriminadamente golpeando Bagdad.

La versión de la Coalición refiere que, a las 0024hs el controlador del “HMS Exeter” que se encontraba barriendo el cuadrante del noroeste de las costas de Kuwait detectó ecos imprecisos, ecos en el radar que se perdían por momentos. Inmediatamente se llamó a estaciones de batalla y ante las confusas señales de aquella amenaza, se alerto inmediatamente a las naves del sector sobre el intruso “Delta, Bravo, Charly” que se estaría moviendo a muy baja cota con lo cual, el uso de los “Sea Dart” se veía dificultado. De esta manera y mayores detalles los buques escolta informaron que se abatieron a los tres intrusos sin que registrase daños o bajas en sus unidades.
Una vez más, la versión aséptica y en apariencias coronada por la eficacia infalible de las fuerzas navales anglosajonas, anotaban un nuevo triunfo sin consecuencias de ninguna índole.

Pero según reza un documento del IIS y una traducción de un reporte de la Inteligencia naval con carácter secreto, el encuentro con “Delta, Bravo, Charly” pudo haber costado más caro que lo producido oficialmente en los informes de esa incursión. Esto señalaba que a pesar del escueto reporte oficial, se había producido un “ida y vuelta” que dejó un saldo destructivo para la Coalición. Apenas tres días antes con los incidentes del “USS Princeston” y el “USS Trípoli” frescos en las mentes de las tropas, se hacía necesario mantener este nuevo golpe que de haberse hecho público, pudo haber derruido la moral justo en momentos que se preparaba la operación de avance.

Según la pieza informativa iraquí, el grupo de ataque apenas entró a las aguas adyacentes y rodeando la isla “Al Zawr”, el Mirage F1 encendió su radar de ataque para identificar un blanco mientras sus compañeros de los MIG-23 optaron por dispersarse para confundirse con el misil que se dirigiría al frente. Según el reporte que estaba dirigido al jefe de la inteligencia de la Guardia Republicana Ayad Al Jalif, “la misión fue exitosa impactando el misil contra un buque monitor estadounidense que protegió a una fragata que se hallaba a unas dos millas de la posición. Estimación de cincuenta a cien bajas a confirmar. Dos naves pequeñas más fueron alcanzadas por los “yajid” (los pilotos de los MIG) que encontraron el martirio en proximidades del objetivo principal. Sin novedad sobre “Al Duyum” (sería el Mirage). Dios es Grande”.

Estaba claro que la férrea censura militar de ese momento y de la cual colaboraron los grandes medios informativos, no permitió que se filtraran episodios como estos y mucho menos que se divulgaran cifras –ni estimaciones aún- de bajas entre las fuerzas aliadas. Con el final de las hostilidades, obviamente los vencidos nunca serían escuchados y por supuesto los medios informativos no estaban interesados en que sus historias se dieran a conocer.

Lo cierto es que, más allá de la muy discutida verdad oficial y del tiempo transcurrido, el Teatro de operaciones en Kuwait mostro más complejidades y peligros de los que los estrategas y comandantes a cargo

21/8/15

LA NUEVA FLOTA ARGENTINA ¿RUSA?



No es una noticia para nadie, al menos de quienes forman parte de la vida institucional del país y de sus fuerzas armadas, que la Armada como fuerza no existe. Considerando las proporciones del litoral marítimo y de los intereses que el mismo representa para la nación, las existencias en las bases navales del país solo se limitan a un par de unidades que además, tienen problemas de repuestos.

Durante décadas, la Armada había venido degradándose en sus capacidades operativas en parte, por el embargo trabado tras la guerra por Malvinas y por las claras implicancias de Londres con los intereses políticos económicos nativos que reposan en el país. Tanto apretaron la horca sobre las FFAA, que varios políticos argumentaban disparatadamente que había que disolverlas para quedar bajo el “paraguas de la OTAN”; una sandez esgrimida en algún momento por el ex jefe de la SIDE memenista Miguel A. Toma.

La realidad internacional actual prueba que de haber seguido este tipo de consejos, Argentina sería la vaca echada y regordeta de la cual se saciarían sin obstáculos, cualquier potencia de ultramar, en especial Inglaterra.

Pero la historia reivindica el dicho “somos hijos del rigor”, ya que hasta que no se toca fondo, los habitantes y sus políticos no caen en cuentas hasta que todo está incendiado. En ésta última etapa con el gobierno de Cristina Fernández, la presidente ha seguido con aquella misma tendencia hasta que y por efecto de los bruscos cambios que se comenzaron a ver en la geopolítica internacional, giró el timón en una brusca maniobra por pretender emendar lo que en la realidad de los hechos, tomaría dos décadas y ello es, recomponer las Fuerzas Armadas.

¿Pero de que recomposición se puede hablar si vemos a las tropas del ejército cada vez más reducidas y sin novedades armamentísticas? Es cierto, que no se han visualizado mejoras superlativas en la operatividad de las fuerzas terrestres y menos aún de la Fuerza Aérea, solo detectándose algunos curiosos y discretos movimientos en el área de la Armada.

Los últimos lineamientos del gobierno, se han venido comprometiendo con los complicados intereses geoestratégicos de algunos de los actores más relevantes de la realidad internacional. En el caso concreto y en el marco del álgido conflicto entre los “Buitres” y la señora presidente, no ha encontrado mejor forma de tratar de contra restar posibles amenazas a la integridad territorial que acercarse atolondradamente a China y Rusia. Debe quedar en claro, que la idea no está errada pero lo que sí es muy discutible, es la forma y los tiempos elegidos para llevarlo adelante.

Se hace muy legítimo e inteligente acudir a otros mercados para rearmar nuestra flota. Reconocer que Washington y Londres no buscan lo mejor para la Argentina, menos en lo que refiere a su defensa, es un paso importante para comenzar a caminar. Pero esto se debe llevar paso a paso, algo que en los tiempos de la política no pueden ser apresurados y menos aun, improvisados.

Apenas hace un mes, una comisión naval fue despachada a Moscú para –según esos serían los planes- regresar embarcados en navíos de fabricación rusa, lo que de por sí, despierta varias preguntas: ¿Qué tipo de buques son los que llegaran a los puertos navales argentinos? Y además ¿Llegarán vacíos o con asesores militares rusos?

Para algunas fuentes, lo que llegara será una dotación de cuatro buques multipropósito para tareas en el Atlántico sur en la zona antártica, que no representan ninguna amenaza para la flota británica en Malvinas. Estos viejos buques rusos vendrían a reemplazar a los remolcadores americanos usados en la Antártida.

 Para otros, los buques serían de clase “Slava” que tienen son naves de combate con una capacidad ofensiva temible. Esta última opción es claramente imposible porque el gobierno argentino no se arriesgara a provocar a los británicos que necesitan la más mínima excusa para lanzar una represalia diplomática y de ser necesaria, una de carácter militar.

Como dice el dicho “los discursos son para la gilada” y en esa prédica, la presidente vende con las palabras una cosa que en los hechos son otras.

Igualmente la presidente no tiene un pelo de tonta y los llamados buques multipropósito –que a la vista, son viejos, feos y sin armamento- pueden ser muy buenos transportadores de una interesante carga que puede llegar a levantar comentarios y crear posibles controversias tanto internas como externas.

Concluyendo, si los buques que se traen son estos vetustos que no tienen ningún propósito para la defensa naval, la flota argentina seguirá en las mismas condiciones.

20/8/15

¿IRÁN SE ASOMA COMO EL NUEVO REGENTE EN EL GOLFO PÉRSICO?



Desde finales del año pasado, se estaban advirtiendo cambios radicales en la región y en especial, en lo que hacía a las inexistentes relaciones de Washington y Teherán que comenzaban a restablecerse por el asunto “Daesh” en Iraq. Igualmente y sin dejar los recelos y la desconfianza estadounidenses e iraníes debían cruzarse frente a frente en el Aeropuerto de Bagdad cuando los primeros contingentes militares llegaban para asesorar al endeble gobierno de Al Maliki.

Más allá de la entidad y el origen del “Estado islámico”, la intervención de Irán en la escena, puso los cabellos de punta tanto a los árabes sunies iraquíes como a los israelíes que no podían dar crédito a lo que estaban viendo, “Teherán colaboraba con Washington”. Con esto, las de por si tensas relaciones entre Tel Aviv y La Casa Blanca se ponían más rígidas e intransigentes sin que a Barack Obama le afectaran las presiones de los grupos de presión judíos como son AIPAC y CJA que tienen como caja de resonancia en el Congreso a los más recalcitrantes sectores neoconservadores y sionistas sin distinciones entre republicanos o demócratas.

Y una cosa dio lugar a la otra. Con el acuerdo tácito para que las fuerzas iraníes de “Al Quds” penetraran en Iraq para apoyar al gobierno colaboracionista de EEUU, los iraníes no dejarían pasar la oportunidad para iniciar conversaciones claras y abiertas con la Casa Blanca para culminar con las sanciones comerciales y las constantes amenazas que se venían cerniendo sobre la república Islámica. Si los estadounidenses querían que Irán se hiciera cargo de este problema, tendrían que pagar por ello. En este sentido, era claro que se aplicaba el dicho “una mano lava la otra”.

Para cuando comenzaron las conversaciones, las protestas de los sectores pro-israelies comenzaron a arreciar y cuando ello no pareció bastar, Tel Aviv saltó a escena mostrando su verdadera cara que ante la ignominia de la Casa Blanca, trató de sembrar la discordia y la desconfianza entre las partes. Para Israel y en especial para B. Netanyahu era un momento crucial. Se aproximaban las elecciones y la lucha política interna se veía sazonada con elementos externos como eran, el entendimiento al que estaba llegando Washington con los iraníes, el asunto “Estado Islámico” en la región, la situación del tema palestino y los crímenes cometidos en Gaza que habían trascendido las fronteras de aquel “ghetto a cielo abierto” y la consiguiente condena mundial.

La polarización que se produjo entre la izquierda israelí y los sectores de la derecha que encabezaba Netanyahu , llevo a que se argumentaran los spots mediáticos más ingeniosos. Uno de ellos mostraba a un grupo de “yijadistas del EI” que con sus ropas distintivas, fusiles AK-47 y montados en una camioneta “Dakota” llegaban a las afueras de Tel Aviv y no sabiendo que camino tenían que tomar, le preguntan a un israelí que pasaba por allí “cómo llegamos a Tel Aviv” y éste les señala el camino. Era una propaganda de la derecha para sugerir que la izquierda les abriría las puertas a aquella amenaza islamista. Las mismas ironías y acusaciones maliciosas se producían con el tema de Irán y su caricatura del “malvado del mundo”.

Recordemos que Netanyahu fue a comienzos de año al Congreso norteamericano con la intensión de malograr las conversaciones, lanzando una arenga anti iraní en la cual no faltaron todo tipo de acusaciones, epítetos y las tan gastadas argumentaciones sobre el antisemitismo.

A pesar de toda la presión, amenazas y gestiones impulsadas por Tel Aviv para distorsionar las conversaciones, La Casa Blanca y Teherán lograban llegar a un primer entendimiento mediante un memorando que sentara las bases de un acuerdo que comienza a mostrar sus primeros frutos en estos días. El levantamiento parcial de los obstáculos comerciales y el restablecimiento de los contactos con su vecino ruso, comenzó a desesperar aún más a Israel, quien ya a mediados del año pasado cuando se rumoreaba que se entregarían los portentosos sistemas S-300 a Irán, llevó a que Netanyahu corriera al teléfono y llamara a su par ruso para pedirle explicaciones ante lo cual Vladimir Putin le respondió “explicaciones… ¿de qué?” Obviamente, que amenazar como acostumbraba “Bibi” no daría los resultados esperados.

Tan enfurecidos como los israelíes estaban los sauditas, quienes habían vendió siendo la pata árabe de la alianza de Washington en la región y que con la nueva realidad de un Irán blanqueado, comenzaron a sentir que el tratamiento privilegiado del que habían venido gozando, se trasladaba a su archi enemigo chiita.

Pero con el paso de las semanas y ante la imperante realidad, el Consejo de Cooperación del Golfo liderado por Arabia Saudita y Turquía debieron ajustarse a estas circunstancias y mordiéndose los dedos debieron dar la bienvenida a Teherán.

A esto hay que sumar que Riad se halla aún enfrascada en una guerra con Yemen que fue alentada por los cantos de sirena de Washington quien con augurios de que pasaría a ser el gendarme de la región en previsión de un pronto retiro de fuerzas, terminó en una bochornosa paliza de los pobres pero gallardos “Huties”, quienes, cabe recordar, acusan a EEUU e Israel por la agresión abierta por su vecino del norte.

Y si el escenario se presentaba negro para las aspiraciones de Tel Aviv, pronto se toparían con las malas nuevas que se referían a las tratativas diplomáticas entre Ankara y Teherán para comenzar a fijar puntos de mediación en las luchas que estaban llevando adelante las bandas mercenarias que azotan Siria y que EEUU denomina como “rebeldes moderados”. Con ello, los asesores militares iraníes e incluso grandes números de tropas se hallan presentes a pocos kilómetros de Israel demostrando que, el uso táctico de infiltrar mercenarios en Siria para tratar de derruirlo como estado, puede llegar a ser contraproducente.

Hoy por hoy, las aspiraciones de Washington por derrocar al gobierno de Bachar Al Assad se han abortado. Prueba de ello ha sido los giros de la Casa Blanca no solo con Irán sino también las desautorizaciones que se realizaron a funcionarios como Ashton Carter que, por sobre los lineamientos del presidente Obama, buscaron hacer la suya con Turquía, algo que quedo patente a mediados del mes de julio con la ofensiva turca sobre los kurdos en el norte de Siria e Irak. Tan pronto ocurrió ello y tras haberse filtrado que Carter le había hecho promesas imposibles de cumplir y no autorizadas al primer ministro turco, el mismo Barack Obama llamó a Carter a su despacho para desautorizarle.
Aparentemente, la intensión de Ashton Carter había estado en combinación con los intereses de Tel Aviv en búsqueda de ampliar y complejizar el escenario donde las fuerzas chiitas iraquíes y de la Guardia Revolucionaria iraní estaban operando. El único efecto logrado con esto, fue que los kurdos en Turquía comenzaran a plegarse al PKK y con ello comenzaron a verse cruentos atentados y asesinatos de funcionarios turcos.

Ante esta situación de revulsión que se aproxima peligrosamente a las fronteras iraníes, Teherán a sabiendas que hay un enemigo agazapado, no duda en fortalecer sus defensas cerrando los acuerdos con Rusia para la adquisición de los poderosos sistemas anti aéreos S-300 que blindarían los cielos de Irán. Con estos sistemas de misiles en suelo iraní, las chances de que una operación táctica montada por Tel Aviv para agredir al país se reducían sensiblemente.

Lo cierto es que y por efecto de lo que se trató de crear en Siria y por la instalación de aquel “Califato” en Mosul, Irán se ha visto favorecido y hoy por hoy, tras el acuerdo nuclear con EEUU, puede moverse por la región para auxiliar de las más variadas formas a sus aliados en Damasco.

Pepe Beru.

18/8/15

REVELACIÓN: LOS POTENCIALES PELIGROS DEL FUEGO AMIGO Y SUS CONSECUENCIAS EN EL TOK 1991.

“USS Jarrett”



VETERANOS DE AYER





Develando la verdadera situación del USS Jarret en el incidente D96

En el artículo anterior, habíamos pasado revista al incidente ocurrido en pleno de las operaciones navales llevadas a cabo por el “HMS Gloucester” y el acorazado estadounidense el “USS Missouri”, por el cual se puso en evidencia que a pesar del adelanto tecnológico de la guerra electrónica, había una situación de vulnerabilidad que el enemigo pese a sus limitaciones, dejo en evidencia. 


 En ese mismo episodio, se habían producido otros hechos que también habían sido discretamente obviados por los biógrafos e historiadores navales como una costumbrista forma de contar una historia que además de victoriosa tenía que presentarse aséptica a los ojos de la opinión pública, donde como en las películas, los buenos no se equivocan.

Se trató de otro hecho ocurrido en aquel estresante episodio en el que se vieron involucrados dos misiles “CSSC-2 Silkworm” iraquíes y los heroicos “Sea Dart” británicos, tal como se lo dejó en los record de la historia naval occidental. En este episodio también participó la fragata “USS Jarrett” que navegaba aquella mañana en el grupo de tareas, más precisamente junto a los involucrados en las operaciones sobre las islas Bubiyan y Failaka.

La versión oficial de lo ocurrido como habíamos visto, era que dos misiles iraquíes habían sido exitosamente desviados por uno de los custodios del “USS Missouri” sin más detalles. Pero como lo expusimos y en base a nuevos elementos documentales que demostraban una mayor implicancia del enemigo sobre los blancos seleccionados y un plan de combate asimétrico en el teatro naval, se podía ver como los nervios y fallas inconfesables en los sistemas de guerra electrónica, pudieron haber causado un dilema en los estrategas y almirantes que coordinaban las operaciones desde el centro de comando de guerra naval electrónica NAVCENT.

La fragata “USS Jarrett” se hallaba a cinco millas aproximadamente del Missouri cuando fue advertido de la activación de un sistema misilistico costero. Como lo habían ensayado durante años, los procedimientos de protección de un buque líder, se ordenó máxima velocidad y realizar una maniobra de cierre para el lanzamiento de sus sistemas SRBOC Chaff, que había que mencionarlo, no había sido probado en mucho tiempo. Según la versión oficial, el capitán de la fragata ordeno disparar sus Chaff y cubrir con fuego de sus cañones el cuadrante por donde se acercaba la amenaza.

Pero, tal y como surgía de los elementos que reconstruyen aquella mañana, el capitán del Jarrett apenas pudo reaccionar al histérico –y tardío aviso- del operador del HMS Gloucester que no dio más chance que la de, ordenar la apertura de fuego de sus cañones Vulcan “Phalanx” de 12. 7 mm en dirección de la costa adyacente. Por algún motivo –y en similar situación a lo ocurrido con los demás buques en el área- sus sistemas de radar ESM/ECM y de identificación IFF fallaron peligrosa y misteriosamente, lo que nunca fue materia de estudio por los encargados de aquellas naves.

Por fortuna y coincidiendo con el fuego de los otros buques, los tripulantes del Jarrett vieron como, en medio de una verdadera pared de fuego y señuelos de aluminio, muy cerca del buque británico estallaba el vector lanzando miles de pedazos de metal y aluminio que, a una velocidad supersónica, dieron de lleno contra uno de sus costados cerca de la proa. Ni bien habían inspirado un sorbo de aire, reciben la nueva alerta de acercamiento de otro misil que había sido disparado desde la costa, para lo cual el capitán sosteniendo la marcha y en una maniobra peligrosa por cubrir al “USS Missouri” comienza el procedimiento de fuego de cobertura y lanzamiento de sus CRBOC que lejos de haber servido para desintegrar al “Silkworm” que se acercaba sigzageante, terminaron impactando de lleno sobre la cubierta superior y el mamparo del Missouri produciendo un vistoso chisporroteo que termino dejando como recuerdo de aquel frenético diluvio de munición especial, más de trescientos agujeros y desgarros del tamaño de un puño entre la borda y la regala que se extendían unos quince metros.

Como detalle a mencionar, es el tema de esa “munición especial” la cual, se trataba de proyectiles de 12.7 mm con un “micrón de UE” (Uranio) en sus puntas que podía desintegrar a un misil a 300 metros.

Los detalles de los daños fueron pasados por alto y reparados inmediatamente al retornar a puerto sin dejar reportes sobre los mismos. A pesar de que en la versión oficial, esto había sido un pequeño incidente producido en el marco de una situación de “fuego amigo” y en la cual no se reportaron bajas ni heridos. Algunos informes extraoficiales refirieron que de regreso de aquel incidente y tras los daños producidos al Missouri en el puerto saudita de Dammam, se contabilizaron unos siete marinos que bajaron con vendajes de heridas en cabeza, extremidades e incluso dos de ellos transportados en camillas discretamente para más tarde ser trasladados a Europa.

A pesar de que nunca trascendieron estos detalles, los mismos fueron motivo de análisis por parte de los encargados de la estrategia naval y para lo cual, se impartieron directivas referidas a la necesidad de ajustar algunas formas de despliegue, coordinación en las comunicaciones que, pese a ser compatibles –por ser aliados OTAN- se presentaron fallas que pudieron haber causado la perdida de una de las unidades y la necesidad de un protocolo adicional de apoyo aéreo más aceitado con un soporte de inteligencia electrónica más minucioso provisto por los A-6.

Fue por éste motivo que el Alto mando de la Coalición decidió que las naves que no compatibilizaban con los sistemas de comunicaciones OTAN o que adaptadas no estaban ampliamente familiarizadas, se quedaran en una segunda línea de respaldo al tren naval ofensivo encabezado por estadounidenses y británicos. Tal como lo habían diseñado los creadores de ésta fuerza naval, a partir del comienzo de la operación “Desert Storm” (0000hs del 17/01/1991) su misión más importante pasaría por asegurar que se mantuviera el flujo de materiales, pertrecho, municiones y combustible para aprovisionar la primera línea y en especial, para proteger a los cinco portaaviones que eran el pilar marítimo desde el sur de las operaciones para el desalojo de las fuerzas iraquíes.

Fue por ello y quizá en previsión de que este tipo de incidentes, se determinó que podían producirse –especialmente por posibles confusiones por los acentos idiomáticos- que se relegó a las naves francesas y australianas para cumplir con la vital tarea de proteger la principal línea de abastecimiento de las operaciones. Este aspecto de la logística había sido vital para poder prestar efectivamente, el apoyo necesario y distractivo que requerían los planes que llevaron adelante sus camaradas de las fuerzas mecanizadas de Tanques “M 1 A1 Abrahms” norteamericanos y los “Challenger FV4030-4” británicos entrando por el oeste para realizar una semi-pinza que obligaría a la salida de los invasores.

A pesar de lo destructivo de aquella operación, los iraquíes pudieron salvar las mejores unidades mecanizadas y mantuvieron intacto su potencial misilistico, en especial sus sistemas SS-SCUD que tras demostrar su alcance y en algunos casos su mortífera precisión, pudieron haber causado más dolores de cabeza que los registrados oficialmente. Sobre esto último, hubo versiones que como últimas medidas, se habían lanzado al menos una docena de estos misiles sobre los cuadrantes marítimos donde hallaban los navíos que proporcionaban cobertura de fuego naval, luego de que se abrieran las válvulas de crudo al golfo.

Algunos expertos habían especulado que los SCUD traían cabezas reactivas para que al contacto con el agua y el petróleo que cubría el mar, desatara un incendio que además e impedir una operación anfibia, levantaría una cortina de humo negro que dificultaría la visión de los pilotos en operaciones.

Para otros, los SCUD que cayeron sin producir este efecto, traían cabezas con elementos químicos que al caer en la zona de operaciones navales, buscaban comprometer a las tripulaciones en operaciones. Igualmente sobre esto último, no se ha hallado información que respalde esta hipótesis.

Según algunos de los documentos de la ex inteligencia de Saddam fechados el 20 de febrero de 1991, horas antes de que se lanzara esta ofensiva, los principales batallones de la Guardia republicana recibieron desde Bagdad –en algunos casos por señal de fax- la orden de discreta retirada dejando a su suerte a las tropas regulares y la dispersión de la red de inteligencia que se había mantenido activa en la región. Sobre esto último, los vencedores de la Coalición se encargaron de que no se revelara la existencia de un “ejército invisible iraquí”, que tras acatar las órdenes abandonó abundante material explosivo e ingeniosos dispositivos que de haberse extendido la guerra, pudieron haber causado serios problemas y daños cuantiosos en varios puntos donde las unidades navales desembarcaban toneladas de municiones y equipos para las tropas en tierra.

17/8/15

CLARO OSCUROS DEL INCIDENTE D96 GLOUCESTER DE 1991


VETERANOS DE AYER



Crónica oculta de un episodio naval que pudo cambiar la balanza del conflicto

Como dice un viejo proverbio “el tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”. Propiciado por la realidad ineludible de la cruenta geopolítica que se está desarrollando en el Medio Oriente y en especial en el área del Golfo Pérsico, la materia estratégica en el campo naval se ve hoy día muy solicitada en los claustros de las escuelas de guerra de los países de la OTAN y de sus oponentes como son Rusia, China e Irán.

Se dice que la experiencia es el mejor maestro y la realidad el mejor entrenamiento en una situación de guerra. En la llamada operación “Desert Storm” de 1991 en su fase naval poco tuvo de la pasividad que los autores anglosajones han querido reflejar en sus dossiers de aquella guerra. Lejos de la idea de una relajada actividad y más allá de la función que se le otorgo a la coalición naval, sus hombres pasaron por situaciones de máxima adrenalina que les valió a muchos –y a su regreso- enfermedades terminales.

Con la aparición de varios documentos extraoficiales del Departamento de la Marina estadounidense, de la inteligencia naval y del hallazgo de valiosas piezas informativas de sus contrapartes iraquíes del IIS que pululan por el internet, muchos episodios que se registraron como “oficiales” de aquella campaña realizada en dos etapas entre 1990 y 1991, surgen discutibles ante éstas nuevas evidencias documentales que dejan a la vista una férrea política de censura militar que pretendió ocultar desatinos, incompetencias y daños que fueron mucho más graves que los volcados en la bibliografía de sus documentos oficiales.


Uno de estos –entre muchos otros- hechos que paso a la historia como una efectiva y exitosa acción en el “TOK”, referida a un episodio que involucro a la marina británica en las aguas del norte de Kuwait.

Más precisamente, la historia oficial cuenta de que en momentos que el acorazado estadounidense USS “Missouri” se preparaba para lanzar una campaña de bombardeos de saturación sobre objetivos marcados por la inteligencia y en momentos que se posicionaba para enfilar sus cañones de 406mm sobre las costas orientales de Kuwait, recibió una advertencia de posible agresión en momentos que era escoltado por el USS “Curts” y por el destructor HMS “Gloucester” de la Real marina británica en prevención de posibles ataques aéreos o misilisticos.

Para tener en cuenta, la aviación iraquí no había sido neutralizada sino hasta la primera semana de febrero cuando la mayoría de sus cazas se refugiaron en Irán.

Otro dato para tener en cuenta, era que este destructor británico HMS “Gloucester” tenía embarcado en un hangar presurizado NBQ un par de helicópteros “Sea Lynx”, lo cuales tuvieron vuelos combinados con los “Alouette III” de la Armada Argentina embarcados en el destructor ARA “Alte Brown” en donde incluso llegaron a aterrizar para intercambio de personal.

Yendo al hecho que paso a la historia naval británica como un éxito de sus sistemas de defensa contra una amenaza iraquí, estos novedosos documentos que refieren a ese mismo episodio, dan cuenta de una bastante diferente versión que no encajaría en el clamado éxito reclamado y que fue claramente morigerado por las autoridades navales y políticas de la época.

La crónica oficial narra que el 29 de enero en horas de la mañana el USS “Missouri” escoltado por el “HMS Gloucester” rechazaron exitosamente un ataque con misiles iraquíes “CSSC-2 Silkworm” –Gusano de seda”- de fabricación china, que de no haber sido por la intervención de los misiles “Sea Dart” hubiera redundado en la pérdida de ambas naves.

Para coronar esta acción, se informó que la batería de misiles “Silkworm” que había sido empleada para el ataque, fue destruida por un bombardeo aéreo inmediatamente posterior al hecho.
El hecho recibió amplia cobertura y el comandante británico Philips Wilcocks fue reconocido tanto por la Marina de los EEUU como por la Real Marina de Guerra de su Majestad mediante la “Distinguished Service Cross”, hecho que fue volcado a los libros de gabinete de estudio en la “Britannia Royal Naval College” en Dartmount, Gran Bretaña.

Pero los hechos, según varios documentos clasificados no fueron tan claros ni tan victoriosos para los marinos anglo americanos. Según reportes de la mujabarat al iraqiya (inteligencia iraquí) de esa fecha, revelan que la inteligencia humana iraquí había estado observando cercanamente la travesía del poderoso acorazado desde su salida del puerto saudita de Al Khobar y retrasmitiendo sus reportes por postas a sus mandos en Um Qassar y Fao. Este material surge de miles de papers de documentos oficiales del régimen de Saddam Hussein, provenientes de los archivos del Ministerio de inteligencia de Bagdad saqueado tras la invasión y ocupación.

Según traducen los documentos en forma de memorandos que eran dirigidos a un funcionario llamado Hani Al Abn Latif Tilfah jefe de la SSO y al mismo Saddam Hussein Al Tikriti, la red de inteligencia montada alrededor del golfo era basta y compleja. Es claro que será un capítulo aparte el tema de la lucha clandestina que se llevó tras bambalinas mientras las informaciones oficiales decían otra cosa. Un ejemplo de esto fue el hallazgo de entre estos documentos, de una descripción precisa de los buques que estaban pasando por la puerta de Ormuz e incluso, los que estaban llegando al sultanato de Bahrein donde se hallaba una de las bases navales más importantes de EEUU.
Uno de los documentos refiere al evento de aquella acción contra el temido acorazado estadounidense que en un principio se había descartado un ataque aéreo usando un misil MM-39 “Exocet” no solo por la superioridad aérea de la coalición, sino también por el peligro de ser derribado por sus propias defensas aéreas.

En este documento, el puesto de defensa y observación iraquí identificado con un código inteligible destacado en “Sabah Al Ahmad” (Al Fintas), daba la novedad de que siendo las 0449hs habían detectado y al alcance de tiro al apetitoso acorazado USS Missouri y una docena de otros navíos dispersos entre 2 a 5 millas entre sí. Algo que no se dijo mucho, era que los iraquíes tenían un plan de combate previamente ensayado y del cual quedaron bastantes pruebas en el terreno. Sabiendo que todas sus comunicaciones estaban interceptadas, realizaban deliberadas comunicaciones con información adulterada e incluso, habían montado falsas baterías de “CSSC-2 Silkworm” y algunas aparatosas plataformas simulando ser baterías de “MM-40 Exocet” con radares fabricados con chatarra pintada, tubos y latón.

Según los informes del comandante del HMS “Gloucester”, los controladores británicos detectaron que una batería de misiles “CSSC-2 Silkworm” en “Al Fintas”, Kuwait, se había activado y disparado un vector con rumbo a su sector. Pero, algunas fuentes británicas son más precisas e inquietantes de lo que ocurrió en esa mañana.

Uno de los encargados de la sala de guerra electrónica (AAWO) del Gloucester, gritó histérico que una amenaza estaba acercándose presurosamente desde el norte, causando una verdadera histeria colectiva que retumbaba por los radios en las dotaciones de todos los buques que se hallaban en el grupo de trabajo. Casi sin pensarlo, los buques lanzaron todo lo que tenían en sus sistemas de señuelos anti misiles e incluso comenzaron a disparar frenéticamente los cañones multitubo de sus cubiertas. Una verdadera lluvia de “Chaf” comenzó a llover en los alrededores de los navíos mientras las sirenas de alerta resonaban al unísono.

Según esta versión, el acercamiento del primer misil fue confundido por aviones estadounidenses que regresaban de sus campañas de bombardeo sobre las islas Bubiyan, lo que a una falla súbita en las comunicaciones y del sistema “IFF”, estuvo a segundos de haber perdido uno o dos de los buques que se vieron más afectados.

Según algunos testimonios de tripulantes de varios de los buques que formaban el grupo de tareas, vieron y escucharon impactos sobre el agua no muy lejos de sus posiciones e incluso demasiado cerca para el gusto de algunos. Algunos hasta pudieron oír el silbido característico de los llamados cohetes “Grad” que son de utilización para bombardeo terrestre lo que causó confusión entre los espectadores. Más tarde se sabría que los iraquíes habían adaptado varias armas –entre ellas los BM 21- para cualquier uso e incluso, montado varias reformas que, aunque sacrificando la precisión, les daban mayor alcance. En las costas de Khafjy, en Arabia Saudita, al finalizar la contienda se hallaron algunos restos de sistemas de cohetería que habían sido desmontados de sus camiones y anclados en el suelo que dispararon por única vez toda su ronda (40 proyectiles de 122 mm) para rechazar una posible operación anfibia, accionados a distancia por un par de hombres usando una simple batería.

Artificios como los descritos poblaron el teatro de operaciones y algo de lo cual merecería un capítulo aparte en esta campaña.

En lo que respecta al incidente que tratamos, el primer misil llegó aproximadamente a unos ciento cincuenta metros antes de estallar por efecto de la cortina de fuego de los cañones multitubo y del “chaf”; demasiado cerca incluso para un acorazado. La detonación fue tan fuerte que la onda expansiva sacudió al buque británico, lanzando esquirlas que causaron daños en los sistemas de banda de babor y perforaciones en el segundo nivel de la Gloucester que dieron inicio a pequeños incendios. Recién a la llegada del segundo misil el buque británico pudo lanzar dos “Sea Dart” que intercepto al “Silkworm” por muy poco pero sin dejar de mencionar la potencialidad de peligro que demostraron aquellos vectores.

Fue una cuestión de segundos donde la suerte y la frenética pared de fuego que detuvo al primer misil dio una chance para que el controlador de armas pudiera golpear el tablero donde se hallaba el.

15/8/15

CAUSAS Y CONSECUENCIAS NO CONOCIDAS DE LA INTERVENCIÓN ARGENTINA EN LA GUERRA DEL GOLFO



Promediaba los comienzos del mes de agosto de 1990 cuando una comitiva del Ministerio de Defensa de Argentina de visita en Estados Unidos se ve causalmente inmiscuida en los eventos que se comenzaban a desandar en las lejanas latitudes de la península arábiga.

Por aquel entonces la comitiva estuvo presidida por el ministro Humberto Romero y el Contraalmirante Emilio Osses, ambos encargados de poner en conocimiento de Washington, la voluntad de la república Argentina por participar más activamente en los incipientes lineamientos políticos y estratégicos que encabezaba la Casa Blanca.

Los documentos de la época reflejan el carácter y la euforia de los enviados por haber obtenido una muy buena predisposición de los funcionarios norteamericanos, de tomar en serio la propuesta que llevaban a nombre del entonces gobierno del Doctor Carlos Menem.

Sobre esto último, cabe recordar las circunstancias que dominaban la época. Para Washington un gobierno peronista era algo problemático y sin garantías. Solo basta recordar documentos periodísticos de los diarios más importantes como el The Washington Post donde se prevenía de la historia de los gobiernos peronistas con un “marcado fascismo y efervescente nacionalismo”. Fue por esta desconfianza el circulo de Menem ya había venido realizando contactos con los republicanos meses antes de que triunfara en las elecciones.

Para cuando fue oficialmente elegido, los contactos se hicieron más concretos y con propuestas de cumplir una agenda estratégica bilateral. Fue así como por causalidad, la comitiva argentina de visita en Washington fue pillada el 1º de agosto con las novedades de lo que se transformaría en una crisis internacional.

Según documentos clasificados los funcionarios argentinos llamaron telefónicamente antes de volver a Buenos Aires para adelantar las buenas nuevas que llevaban consigo, pese a haberse visto frustrada la entrevista pactada mano a mano en la Casa Blanca, con el presidente George W. Bush y su vice Dick Cheney.

Ni bien bajaron del avión, la comitiva llevó las noticias al presidente Menem y a su staff del Ministerio de Defensa donde comenzaría de inmediato, consultas y continuos llamados a las diversas unidades militares para una revista general que les diera una pormenorizada información del estado de las FFAA y cuál de las tres, estaba en las mejores condiciones para participar.

Algunos documentos de la época reflejan la ambiciosa intensión de Menem y sus asesores, por asombrar a Washington y a su vez, dar una buena señal a Londres sobre su cambio de actitud por la cuestión Malvinas. Sobre la mesa de trabajo, se pusieron varias propuestas para colaborar con la operación militar que ya se había puesto en marcha desde los países centrales. Solo para dejar en claro cuál era la situación al momento, la 82º Aerotransportada de EEUU para el 9 de agosto ya estaba desplegada en Arabia Saudita.

A este despliegue aerotransportado, se unió una flota de ataque compuesta por dos portaaviones con el apoyo del acorazado “USS Wisconsin” que para el 22 de agosto ya fondeaba en las aguas del golfo.

Mientras La Casa Rosada mantenía incesantes preparativos para seleccionar la fuerza que sería enviada a las operaciones que ya se encontraban en marcha, el canciller Domingo Cavallo realizaba una procesión por el Medio oriente en búsqueda de mostrar la buena predisposición de Argentina por luchar contra Irak. Uno de los argumentos que usaría el canciller era el compromiso que tenía el estado con las reformas democráticas en la región y su voluntad de cooperación con la nueva realidad internacional. Especial énfasis en esta postura puso cuando llego a Tel Aviv donde aseguró que Argentina estaba del lado de los que lucharían contra Irak, recordando que por ese entonces Israel estaba enfrascado en una cruenta lucha contra la OLP que veía en Saddam Hussein un benefactor.

Lo que el canciller Cavallo expresaba era nada más ni nada menos, que algunos de los lineamientos con los cuales se había comprometido unilateralmente el gobierno de Menem con Washington apenas asumió el poder en 1989.

Entre tanto y con las opciones sobre la mesa, llegaría el momento de evaluar cual de las tres fuerzas estaba en condiciones de participar en una crisis que podría desembocar en una lucha directa y terrible. En este sentido, al estudiar el envío de una Brigada mecanizada se vio que se presentaban varios inconvenientes, tales como: Falta de equipamiento para la guerra Química, Bactereologica y Nuclear (NBQ), posibles problemas mecánicos por no estar adaptados para el áspero terreno desértico de aquellas latitudes y una clara vulnerabilidad ante los tanques T-55 y T-72 irakíes –de origen ruso- con consecuencias mortales. Se descarta el envió de infantería por cuestiones de costo político.

Con respecto a la Fuerza Aérea se presentaban varios problemas operativos y comprometer a sus pocos aviones de transporte en un teatro con armas sofisticadas, elevaba las probabilidades pérdidas materiales y de bajas humanas.

La opción naval se presentaba como la más viable y lista para ponerla a disposición. A pesar de la crisis presupuestaria que ya apremiaba a la Armada, estaba en mejores condiciones operativas que sus dos fuerzas hermanas. Como señaló un agregado de la real inteligencia naval en una conversación de camaradas llevada a cabo por el mes de septiembre de 1990 en la Real Base naval de “Faslane”, en la que asistía el entonces Almirante Sir William Staveley, comento al selecto grupo de asistentes “los argentinos pondrán sus joyas más caras para impresionar a los americanos”, como una forma de describir la calidad de las unidades que Argentina involucraría y con las cuales interactuarían en la campaña.

Pero más allá de las anécdotas entre tanto, Buenos Aires apuraba sus aprestos para dar una señal concreta de su participación en la reunión de fuerzas que estaba organizando Washington.

En dos semanas, el Estado Mayor de la Armada tenía preseleccionadas las posibles naves a enviar. Según documentos extraoficiales, el vicealmirante Jorge Ferrer y su equipo, tenían a seleccionar a los posibles candidatos entre las corbetas clase “Drumon” a la ARA Guerrico y la ARA Granvile; entre las clase “Espora” a las ARA Spiro y Rosales; a la Corbeta clase Meko-360 ARA Alte. Brown y por último a las unidades logísticas clase “Q-42” ARA Cabo San Antonio y “Q-43” ARA Cándido Lasala.

Tras el estudio de situación de cada una de estas unidades y tras advertir que algunas podrían presentar dificultades técnicas para una larga travesía en mar abierto, se opto por las dos piezas más modernas del lote, la Meko 360 que tenía capacidad para transportar helicópteros para guerra anti-submarina y dotado de tecnología para guerra NBQ y la corbeta Spiro, una pieza complementaria para un buque como el Brown. Eran sin dudas, dos unidades de alta tecnología para su época y como tales, tenían un alto costo para su operatividad.

Sobre este particular y tras serle informado por memorando interno al ejecutivo sobre el costo de las operaciones de ambas dotaciones, el entonces presidente Menem no hizo reparos en los números y ordenó el inmediato apresto para la salida de ambas naves.

En lo referente a cuanto había ascendido el costo del envío de la dotación, según documentos clasificados de la época y que luego sirvieron para fundar los decretos que el poder ejecutivo expidió al respecto, sumaban más de 20 millones de dólares los cuales y por la urgencia con que el ejecutivo ordenó la salida, fue costeado del propio bolsillo nacional. Ante esto, Menem y su cancillería establecieron contactos con los reinos de Arabia Saudita y Kuwait para tratar el tema presupuestario que habría quedado en promesas de reembolso al culminar las operaciones.

Un dato que también muy poco se conoció, era el de cuánto material habría insumido el armado de ambas dotaciones para una operatividad optima en situación de combate. Según documentos clasificados, el alistamiento habría vaciado literalmente el pañol de repuestos de los talleres de la Armada sumando a ello, el embarque de munición de guerra validada y en condiciones para su uso.

Tal como lo señalan varios documentos reservados de la ONI sobre el desempeño del grupo ALFIL 1, demuestran la muy buena impresión que se recabo en el “TOK” y que a posterior fue volcado en los informes que elaboraron los observadores navales estadounidenses.