13/11/15

“NUEVO GOBIERNO: ¿RUSIA, EEUU O…?



Hacia donde se orientara la geopolítica y el área de la defensa nacional con cualquiera de los dos candidatos a presidente.


Por Javier B. Dal



Próximamente habrá cambios en Balcarce 50 y señales de ello se han venido viendo apenas se conocieron los resultados de la última elección. No pasaron minutos para que las cajas apiladas de documentos y papeles que no conviene que caigan en manos ajenas al FPV, comenzaran a ser abiertas para vaciarlas pacientemente en las trituradoras de documentos e incluso, algunas fuentes, afirmaron que la chimenea de la “Quinta de Olivos” comenzara a ser usada como horno para quemar pruebas incriminantes.


Para los más pensantes dentro de la línea más dura del FPV y de la CAMPORA, todo estaba acabado y era mejor ponerse a blanquear la situación antes de que los adversarios llegaran a ocupar las instalaciones y comenzaran las investigaciones sobre estos doce años de muchos y graves hechos de corrupción. El escenario no podía ser más negro para Cristina que, mientras veía con crispación por TV como el bunker de su candidato era un desierto de desolación vociferaba en el vacio “nadie se va de acá”.


Entre uno de los temas que seguramente estarán poder definir es: Fuerzas Armadas. Un tópico no solo abandonado por el FPV sino duramente atacado durante su gestión, llegando a, prácticamente a desarticular la operatividad de las mismas. Uno de los ejemplos más terribles de esto, es el estado de la Fuerza Aérea que al día que éste gobierno deja el poder, no tiene operatividad por carecer de aparatos y repuestos. Como comparación para observar el grado de deterioro de su capacidad, se puede establecer comparativamente la cantidad de aviones de transporte C-130 que tiene la Fuerza Aérea Boliviana con los que tiene la Fuerza Aérea Argentina. En la actualidad Bolivia posee 15 aviones de transporte C-130 en operaciones mientras que Argentina apenas puede a duras penas, hacer volar cuatro.


Pese a esta paupérrima situación defensiva, la cartera del ministro Agustín Rossi cree haber gestionado una política coherente a los nuevos desafíos que el mundo actual presenta para la defensa nacional, demostrando o una gran ignorancia o una total ineptitud para comprender el peligro de no tomar en serio el planeamiento estratégico para los próximos veinte años.


Con semejantes funcionarios –aficionados en su mayoría- carentes de visión y ambición estratégica, fueron los que hasta hace poco pretendían ser candidatos a presidente creyendo que los argentinos siguen siendo una párvula de ignorantes que no intuyen lo que sucede. Ciertamente que no son estúpidos, tal vez pusilánimes pero jamás idiotas.


Aunque éste gobierno y los que le precedieron han desdeñado el área por prejuicios y por posicionamientos políticos de conveniencia, se sabe –y los políticos lo saben bien- que es una materia que no es para cualquiera y guste o no, hay que ponerse los pantalones largos y gestionar con un sentido común orientado por una política de estado en la que los intereses nacionales están por encima de cualquier partido; pero, ¿Cuál es la política de estado o la geopolítica de Argentina para los próximos veinte años? Pueden estar seguros que, preguntando desde la derecha pasando por el centro hasta la izquierda, nadie tiene la más pálida idea de a dónde debe orientarse el país.


Este pendulismo en la política argentina vuelve las cosas a su comienzo, vinculado a la dependencia y el mediocre papel de seguir a los poderosos de turno. Y es en estas circunstancias que se han conocido estas nuevas adquisiones.



Para algunos, las tratativas que se habían iniciado allá por el 2013 para lograr la adquisición de aviones “Kfir” de fabricación israelí, ha logrado ser confirmada y se entregarían al próximo gobierno, unos 14 aparatos pero, sin las capacidades letales para amenazar a las instalaciones militares británicas en las islas Malvinas. Debe quedar claro que Tel Aviv es un aliado –político, militar y financiero- de Londres, por lo cual, la llegada de este tipo de aviones a la Argentina no es un hecho fortuito ni menos aún bien calculado.


Solo con la seguridad de que los pilotos argentinos no los usaran para agredir a los aviones británicos y previa consulta con Londres, Tel Aviv daría luz verde a esta entrega.


Para tener bien en cuenta, la historia nos dice como los israelíes jugaron a dos puntas con Buenos Aires en momentos que se desarrollaba la guerra en 1982, dándoles a los argentinos por un lado una supuesta ayuda, mediante el envío de aviones F-1C Mirage que debían llegar a Perú y por otro, sus servicios de inteligencia enquistados en la capital, coordinaban operaciones de inteligencia con el MI-6 británico. Solamente con la seguridad de que el próximo gobierno será “pro-británico” se concretaría esta operación.


Entre tanto y yendo a los aspectos más técnicos, según ha trascendido, entre las variantes que se proponían para “reestructurar” la operatividad de la Fuerza Aérea, estaba la compra de los aviones Mirage F-1 españoles, los F-1 franceses, los JF chinos o incluso F-16, éstos últimos absolutamente boicoteados por Londres.


Pero una de las propuestas que en la Casa Rosada nunca se atrevieron a considerar fue la de la adquisición de aviones MIG-31 rusos, lo que apenas llegó a conocimiento del Ministerio de Defensa británico, fue reportado como URGENTE al Foreing office suscitando una fuerte presión por los canales oficiales y extraoficiales sobre el gobierno kirchnerista. Las razones no podían ser más obvias, dado que en capacidades técnicas y operatividad de combate un solo avión MIG-31 puede batirse en el aire contra dos “Panavia tornado” siendo además, por la autonomía de vuelo y la variedad de armas que despliega una amenaza naval de temer. En ese sentido si Moscú lo entregaba con los nuevos “juguetes” de guerra electrónica que hoy por hoy, perturba las operaciones de la OTAN en el Mar Negro, en el Caspio y el Mediterráneo, desataría las protestas airadas de Londres y EEUU.


Lo que si trascendió con bombos y platillos y como adquisición para la Armada serían unos cuatro remolcadores polares rusos que, además de tener un buen uso, no tienen la más mínima capacidad ofensiva.


Con esto se puede comprobar que los “K” tienen de revolucionarios, lo que el café instantáneo lo es al café. El supuesto gobierno y autopromocionado “revolucionario” K, que en teoría orientaría sus negociaciones con gobiernos políticamente afines, lo único que se atrevió a comprar para fortalecer el brazo armado de la república, fueron estos trastos.


La confirmación de la entrega de los aviones israelíes se presenta al mismo tiempo en que se han conocido algunos lineamientos de los funcionarios de “Cambiemos” para el área de la defensa. Según algunos comentarios del posible ministro de justicia Guillermo Montenegro con algunos colegas del muy posible gobierno macrista, se debería reestructurar y cambiar la planificación de las FFAA sugiriendo incluso, el desmantelamiento de las actuales bases navales para submarinos en Mar del Plata para ubicarlas en lugares más australes, algo que en verdad, suena más a fantasías que a un realismo practico del que siempre han carecido los políticos por estos lares. Además, que no queden dudas que si Londres pone el grito en el cielo, Buenos Aires se echara para atrás.


Con la vía libre para que ingresen los aviones israelíes, se está dando una clara señal de la orientación que el país tomara con respecto a las políticas que la Casa Rosada deberá atenerse. Queda claro que cualquiera de los dos candidatos, hará la vista gorda a las inmoralidades del estado de Israel que desangra impunemente al pueblo palestino y comenzaran a estrechar aún más los lazos de cooperación militar y peor aún, con los siniestros servicios de inteligencia Shin Bet y Mossad. Sea Scioli o Macri, el sionismo nacional –nexo necesario con el internacional-forma parte de ambos sectores. También es prueba de que Washington y Londres han dado el visto bueno para esta adquisición ya que, al estar bajo el condicionamiento de mantenimiento, repuestos y asesoramiento técnico israelí, no habrá lugar a posiciones políticas contra los intereses de Tel Aviv.

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