23/8/15

¿ES POSIBLE LA PROYECCIÓN ARGENTINA HACIA EL PACIFICO? EL DESAFIO DE CREAR UNA NUEVA INFRAESTRUCTURA





DEBATE



Cuantas veces habrá que susurrarles al oído de los políticos argentinos, que el mundo ha cambiado bastante desde el comienzo del nuevo siglo. Hoy día los argentinos de a pie siguen viendo con pasmosa pasividad, como sus administradores temporales siguen mirando para cualquier otro lado, dejando a su suerte a todo el litoral atlántico para la explotación sin control de sus riquezas ictícolas y negándose a imaginar la proyección de una salida al pacifico.

La explicación que más claramente surge de esta forma de pensar, es la de que al ser una empresa de largo alcance, no es redituable para sus intereses inmediatos y nada glamorosa para sus perfiles tan mediáticos.

Otro gran dilema que no ha sido resuelto por ésta administración –y que parece que seguirá por el mismo camino- es la situación de Brasil, que más que un socio del MERCOSUR ha seguido siendo el “estado tapón” al servicio de EEUU.

Pero también existen otras explicaciones, que se vinculan con el grado de compromiso y subordinación a otros intereses por parte de los gobiernos de turno. No es una novedad para quienes están al tanto de la realidad político-económica del país, que el gobierno de los Kirchner ha sido la de un puntal y consecuente pagador de las deudas ilegitimas que sectores de ladrones privados habían –locales y externos- contraído a cuenta de todos los habitantes de la nación. Tal como lo califican algunos brillantes periodistas, los “K son pagadores seriales”, legitimando de ese modo, aquel despojo que llenó los bolsillos no solo a los especuladores de las bancas locales sino también, a los que hoy “Cristina” denomina como “Buitres”.

Con este panorama, el desarrollo de un país con aspiraciones a mejorar cualitativamente sus relaciones comerciales y ampliar sus mercados a un mundo más diversificado, se hace muy difícil que haya un fortalecimiento del mercado nacional y una continuada pérdida de la influencia del país dentro de la región.

Como plaza de comercio y como centro de producción para proyectarse al mundo desde el cono sur, Argentina se muestra altamente apetitosa y goza de un posicionamiento territorial asombrosamente estratégico para que desarrolle su propio mercado.

Los intereses que hay sobre el territorio nacional no solo pasa por sus espacios vacios, recursos naturales y su innegable inserción dentro del tablero de la geoestrátegia internacional, sino también, en el aspecto que, como lo estarían evaluando desde el BRICS, puede llegar a ser un asociado interesante para extender la influencia del bloque.

Pero hay un problema. En la Argentina no hay independencia para determinar una política económica que no convenga a los intereses financieros que, por medio de sus hilos invisibles, sujetan por el cuello a la vida institucional del estado. Y no importa que los administradores de turno sean hombres o mujeres, esto a colación de los más disparatados y pseudo científicos análisis de magazines anglófilos (The economist) que buscan reavivar un conflicto sexista entre políticos hombres y políticos mujeres, remarcando supuestas faltas de oportunidades.

Sea hombre o sea mujer, eso a los “holdouts” poco les importa. Incluso con una presidenta mujer, las tratativas entre los bonistas y el gobierno no han mostrado nada extraordinario. Lo único que cambia en esta relación es que gramaticalmente los bonistas externos en sus reclamaciones dicen “SEÑORA PRESIDENTA, páguenos lo que se nos debe, gracias”.

Con este goteo interminable de dineros a los bolsillos de los estimados acreedores externos, poco alcanza para que el país pueda encarar con determinación proyectos de tan estratégica importancia; incluso y tras las inundaciones de unas semanas antes, quedo escandalosamente en evidencia como los dineros que pudieron costear obras hidráulicas en la provincia de Buenos Aires, terminaron costeando y por cifras millonarias a la campaña del gobernador.

Pero yendo a lo estrictamente estructural, las posibilidades de tender redes de comunicación que permita la salida de Argentina al Pacifico se presentan amplias y auspiciosas. La primera que se nos presenta es la alternativa de Chile, que obviamente se ve más directa y accesible para las rutas terrestres y ferroviarias que lleven a puertos desde donde se exporten productos con destino a Asia y Oceanía. Pero en este caso, sigue habiendo muchos problemas que se ven agravados por la ausencia en Argentina de una política clara y continuada que de garantías que el desarrollo de un proyecto de semejante envergadura no quede a medio camino.

Otra alternativa es la salida por Bolivia y en conjunto con su gobierno, se entablarían negociaciones con el Perú para extender un trazado exclusivo para transporte de materiales y conformar un puerto multipropósito donde además de generar un polo exportador de los productos, se solucionaría provisoriamente la salida al mar para Bolivia.

Esto último además de irritar a los “hermanos” chilenos, comprometería aún a las tensas relaciones de Buenos Aires con Washington que, según los sondeos para las próximas elecciones, los republicanos con Jeff Bush a la cabeza tienen muy buenas chances de llegar nuevamente al poder. Es en este sentido que los candidatos que aspiran a dirigir el país a partir de diciembre, deben tocar el piso y prepararse para la turbulencia que se aproxima.

Con la puesta en marcha de este tipo de proyecto, se conseguirían otros efectos benéficos para las poblaciones de la zona norte de nuestro país, afectada por una endémica situación de desempleo aprovechada por el clientelismo y las mafias de punteros al servicio de la partidocracia nacional.

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