17/8/15

CLARO OSCUROS DEL INCIDENTE D96 GLOUCESTER DE 1991


VETERANOS DE AYER



Crónica oculta de un episodio naval que pudo cambiar la balanza del conflicto

Como dice un viejo proverbio “el tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”. Propiciado por la realidad ineludible de la cruenta geopolítica que se está desarrollando en el Medio Oriente y en especial en el área del Golfo Pérsico, la materia estratégica en el campo naval se ve hoy día muy solicitada en los claustros de las escuelas de guerra de los países de la OTAN y de sus oponentes como son Rusia, China e Irán.

Se dice que la experiencia es el mejor maestro y la realidad el mejor entrenamiento en una situación de guerra. En la llamada operación “Desert Storm” de 1991 en su fase naval poco tuvo de la pasividad que los autores anglosajones han querido reflejar en sus dossiers de aquella guerra. Lejos de la idea de una relajada actividad y más allá de la función que se le otorgo a la coalición naval, sus hombres pasaron por situaciones de máxima adrenalina que les valió a muchos –y a su regreso- enfermedades terminales.

Con la aparición de varios documentos extraoficiales del Departamento de la Marina estadounidense, de la inteligencia naval y del hallazgo de valiosas piezas informativas de sus contrapartes iraquíes del IIS que pululan por el internet, muchos episodios que se registraron como “oficiales” de aquella campaña realizada en dos etapas entre 1990 y 1991, surgen discutibles ante éstas nuevas evidencias documentales que dejan a la vista una férrea política de censura militar que pretendió ocultar desatinos, incompetencias y daños que fueron mucho más graves que los volcados en la bibliografía de sus documentos oficiales.


Uno de estos –entre muchos otros- hechos que paso a la historia como una efectiva y exitosa acción en el “TOK”, referida a un episodio que involucro a la marina británica en las aguas del norte de Kuwait.

Más precisamente, la historia oficial cuenta de que en momentos que el acorazado estadounidense USS “Missouri” se preparaba para lanzar una campaña de bombardeos de saturación sobre objetivos marcados por la inteligencia y en momentos que se posicionaba para enfilar sus cañones de 406mm sobre las costas orientales de Kuwait, recibió una advertencia de posible agresión en momentos que era escoltado por el USS “Curts” y por el destructor HMS “Gloucester” de la Real marina británica en prevención de posibles ataques aéreos o misilisticos.

Para tener en cuenta, la aviación iraquí no había sido neutralizada sino hasta la primera semana de febrero cuando la mayoría de sus cazas se refugiaron en Irán.

Otro dato para tener en cuenta, era que este destructor británico HMS “Gloucester” tenía embarcado en un hangar presurizado NBQ un par de helicópteros “Sea Lynx”, lo cuales tuvieron vuelos combinados con los “Alouette III” de la Armada Argentina embarcados en el destructor ARA “Alte Brown” en donde incluso llegaron a aterrizar para intercambio de personal.

Yendo al hecho que paso a la historia naval británica como un éxito de sus sistemas de defensa contra una amenaza iraquí, estos novedosos documentos que refieren a ese mismo episodio, dan cuenta de una bastante diferente versión que no encajaría en el clamado éxito reclamado y que fue claramente morigerado por las autoridades navales y políticas de la época.

La crónica oficial narra que el 29 de enero en horas de la mañana el USS “Missouri” escoltado por el “HMS Gloucester” rechazaron exitosamente un ataque con misiles iraquíes “CSSC-2 Silkworm” –Gusano de seda”- de fabricación china, que de no haber sido por la intervención de los misiles “Sea Dart” hubiera redundado en la pérdida de ambas naves.

Para coronar esta acción, se informó que la batería de misiles “Silkworm” que había sido empleada para el ataque, fue destruida por un bombardeo aéreo inmediatamente posterior al hecho.
El hecho recibió amplia cobertura y el comandante británico Philips Wilcocks fue reconocido tanto por la Marina de los EEUU como por la Real Marina de Guerra de su Majestad mediante la “Distinguished Service Cross”, hecho que fue volcado a los libros de gabinete de estudio en la “Britannia Royal Naval College” en Dartmount, Gran Bretaña.

Pero los hechos, según varios documentos clasificados no fueron tan claros ni tan victoriosos para los marinos anglo americanos. Según reportes de la mujabarat al iraqiya (inteligencia iraquí) de esa fecha, revelan que la inteligencia humana iraquí había estado observando cercanamente la travesía del poderoso acorazado desde su salida del puerto saudita de Al Khobar y retrasmitiendo sus reportes por postas a sus mandos en Um Qassar y Fao. Este material surge de miles de papers de documentos oficiales del régimen de Saddam Hussein, provenientes de los archivos del Ministerio de inteligencia de Bagdad saqueado tras la invasión y ocupación.

Según traducen los documentos en forma de memorandos que eran dirigidos a un funcionario llamado Hani Al Abn Latif Tilfah jefe de la SSO y al mismo Saddam Hussein Al Tikriti, la red de inteligencia montada alrededor del golfo era basta y compleja. Es claro que será un capítulo aparte el tema de la lucha clandestina que se llevó tras bambalinas mientras las informaciones oficiales decían otra cosa. Un ejemplo de esto fue el hallazgo de entre estos documentos, de una descripción precisa de los buques que estaban pasando por la puerta de Ormuz e incluso, los que estaban llegando al sultanato de Bahrein donde se hallaba una de las bases navales más importantes de EEUU.
Uno de los documentos refiere al evento de aquella acción contra el temido acorazado estadounidense que en un principio se había descartado un ataque aéreo usando un misil MM-39 “Exocet” no solo por la superioridad aérea de la coalición, sino también por el peligro de ser derribado por sus propias defensas aéreas.

En este documento, el puesto de defensa y observación iraquí identificado con un código inteligible destacado en “Sabah Al Ahmad” (Al Fintas), daba la novedad de que siendo las 0449hs habían detectado y al alcance de tiro al apetitoso acorazado USS Missouri y una docena de otros navíos dispersos entre 2 a 5 millas entre sí. Algo que no se dijo mucho, era que los iraquíes tenían un plan de combate previamente ensayado y del cual quedaron bastantes pruebas en el terreno. Sabiendo que todas sus comunicaciones estaban interceptadas, realizaban deliberadas comunicaciones con información adulterada e incluso, habían montado falsas baterías de “CSSC-2 Silkworm” y algunas aparatosas plataformas simulando ser baterías de “MM-40 Exocet” con radares fabricados con chatarra pintada, tubos y latón.

Según los informes del comandante del HMS “Gloucester”, los controladores británicos detectaron que una batería de misiles “CSSC-2 Silkworm” en “Al Fintas”, Kuwait, se había activado y disparado un vector con rumbo a su sector. Pero, algunas fuentes británicas son más precisas e inquietantes de lo que ocurrió en esa mañana.

Uno de los encargados de la sala de guerra electrónica (AAWO) del Gloucester, gritó histérico que una amenaza estaba acercándose presurosamente desde el norte, causando una verdadera histeria colectiva que retumbaba por los radios en las dotaciones de todos los buques que se hallaban en el grupo de trabajo. Casi sin pensarlo, los buques lanzaron todo lo que tenían en sus sistemas de señuelos anti misiles e incluso comenzaron a disparar frenéticamente los cañones multitubo de sus cubiertas. Una verdadera lluvia de “Chaf” comenzó a llover en los alrededores de los navíos mientras las sirenas de alerta resonaban al unísono.

Según esta versión, el acercamiento del primer misil fue confundido por aviones estadounidenses que regresaban de sus campañas de bombardeo sobre las islas Bubiyan, lo que a una falla súbita en las comunicaciones y del sistema “IFF”, estuvo a segundos de haber perdido uno o dos de los buques que se vieron más afectados.

Según algunos testimonios de tripulantes de varios de los buques que formaban el grupo de tareas, vieron y escucharon impactos sobre el agua no muy lejos de sus posiciones e incluso demasiado cerca para el gusto de algunos. Algunos hasta pudieron oír el silbido característico de los llamados cohetes “Grad” que son de utilización para bombardeo terrestre lo que causó confusión entre los espectadores. Más tarde se sabría que los iraquíes habían adaptado varias armas –entre ellas los BM 21- para cualquier uso e incluso, montado varias reformas que, aunque sacrificando la precisión, les daban mayor alcance. En las costas de Khafjy, en Arabia Saudita, al finalizar la contienda se hallaron algunos restos de sistemas de cohetería que habían sido desmontados de sus camiones y anclados en el suelo que dispararon por única vez toda su ronda (40 proyectiles de 122 mm) para rechazar una posible operación anfibia, accionados a distancia por un par de hombres usando una simple batería.

Artificios como los descritos poblaron el teatro de operaciones y algo de lo cual merecería un capítulo aparte en esta campaña.

En lo que respecta al incidente que tratamos, el primer misil llegó aproximadamente a unos ciento cincuenta metros antes de estallar por efecto de la cortina de fuego de los cañones multitubo y del “chaf”; demasiado cerca incluso para un acorazado. La detonación fue tan fuerte que la onda expansiva sacudió al buque británico, lanzando esquirlas que causaron daños en los sistemas de banda de babor y perforaciones en el segundo nivel de la Gloucester que dieron inicio a pequeños incendios. Recién a la llegada del segundo misil el buque británico pudo lanzar dos “Sea Dart” que intercepto al “Silkworm” por muy poco pero sin dejar de mencionar la potencialidad de peligro que demostraron aquellos vectores.

Fue una cuestión de segundos donde la suerte y la frenética pared de fuego que detuvo al primer misil dio una chance para que el controlador de armas pudiera golpear el tablero donde se hallaba el.

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